Hola, hoy les traje una actualización :)


DONEC ERIS FELIX, MULTOS NUMERABIS AMICOS

(Mientras seas feliz, contarás con muchos amigos)


Agosto de 2000

Harry recogió sus cosas del escritorio, listo para ir a otra sesión de campo para su clase de Ocultamiento. Ron ya lo esperaba ansioso en la puerta del laboratorio.

—Señor Potter, si me permite un momento. Señor Weasley, regrese al aula —les dijo su maestra con tono impaciente—. Me tomé la molestia de comunicarme con la directora Mcgonagall para solicitar sus calificaciones escolares, ustedes saben que en la Academia de Aurores la admisión es bajo exigentes estándares. No hallo la necesidad de decirles lo mal que les está yendo en mi curso, y descubrí que tampoco les iba bien en Hogwarts. Lo que me lleva a preguntarme, ¿cómo pueden asistir a esta Academia si no han rendido las pruebas correspondientes a los EXTASIS?

—Disculpe, pero Shacklebolt hizo que tanto a Ron como a mí se nos permita estudiar sin haber terminado Hogwarts, usted ya sabe, hubo una guerra que nos impidió estudiar el séptimo año —se defendió Harry.

El pelirrojo se encogió en su lugar, con el rostro sonrojado.

—Claro que lo sé, estuvo ocupado salvando el mundo mágico. Aún así, creo que por decencia humana aprovecharían esa oportunidad para destacar en esta clase, sabiendo que muchos magos y brujas se quedan atrás por ese requisito que a ustedes se les obvió tan libremente, haya sido el Ministro el mismo Merlín. Es la segunda vez que están tomando esta clase, y como van hasta el momento, parece que habrá una tercera.

—Maestra…

—Es todo, los están esperando en el aula de maestros, sinceramente espero que se den cuenta de cuán grave es esto que se tuvo que pedir la intervención de la directora McGonagall. Buenas tardes, señores.

Cinco minutos después se vieron bajo el mismo discurso por parte de la persona que los conocía desde los once años y los miraba con la misma decepción que cuando los encontraba involucrados en problemas desafortunados durante sus años escolares.

—Serán retirados de la clase hasta que termine este año académico —les comunicó la directora McGonagall con una voz firme, mientras hacía círculos en su sien con dedos inquietos—. Veré si pueden admitirlos en algún curso de Pociones, y espero sinceramente que aprovechen esta oportunidad, señores. No puedo creer que aún tenga que lidiar con ustedes cuando ya no pertenecen a Hogwarts.

Ron no tenía idea de qué hacer, si esconderse de la furia de McGonagall, o enojarse por ser regañado como un niño de primer año. Todo esto era estúpido, había una razón detrás de por qué no le iba bien en Pociones, de por qué no se esforzaba en lo más mínimo en ninguno de los otros cursos.

Ya no estaba seguro de querer ser un Auror.

Hundido en clases y tareas había perdido el entusiasmo por querer aventuras y atrapar más Mortífagos que cualquier otro Auror. Todas sus dudas se incrementaron cuando por ayudar a salvar Sortilegios Weasley, en honor a Fred, se vió obligado a cubrir a George luego de que esté estuviese perdido en sus borracheras y lamentos. Desde entonces solo había buscado más excusas para ocuparse de la tienda, le gustaba, era un ambiente alegre y lleno de vida, además George ya estaba mejor y cada vez trabajaba en creaciones nuevas.

Sin embargo, no encontraba valor para decirle a Harry. Y así se halló atrapado en un estúpido curso de Pociones, Godric sabrá dónde y con quién.


20 de septiembre de 2000

Draco fue incapaz de alejarse de Hermione cuando la acompañó a su habitación, por suerte se dio cuenta que su novia tampoco quería dejarlo ir tan pronto. Así, terminaron recostados en su cama frente a frente hablando de todo y nada a lo largo de la noche.

Sorprendentemente no fue extraño despertar a su lado a la mañana siguiente, parecía como si lo hubiese hecho siempre y Draco realmente no se oponía a la idea de despertar así cada día del resto de su vida, y eso sí que fue sorprendente.


—¿No se suponía que el rector nos debería estar esperando? —inquirió Harry.

—No lo sé, yo tengo frío y hambre, odio este lugar —Ron pateó una piedra—. Además, ¿por qué en Londres era de tarde y aquí parece haber amanecido apenas? ¿Eh?

Harry no pudo hacer más que negar con la cabeza. Nuevamente fue a comprobar las rejas y no cedieron.

—Tenemos que hacer algo, Ron.

Discutieron algunas ideas y varios minutos más tarde, la gran puerta se iluminó e hizo un sonido al abrirse.

—Por el amor de Godric, al fin —suspiró el pelirrojo, más que ansioso por cruzar las puertas—. Creo que a partir de aquí se cómo llegar a… no sé como lo llaman pero es dónde viven todos.

Junto a la guía de Ron se perdieron un par de veces pero llegaron; era un impresionante edificio de piedra, con su arquitectura clásica y majestuosa que al igual que todo el campus estaba rodeado de mucha vegetación ofreciendo un ambiente tranquilo. La fachada simétrica estaba adornada con múltiples ventanas y buhardillas, mientras que la entrada principal, accesible a través de una amplia escalera de granito, se destacaba por sus arcos y columnas imponentes.

A medida que subían la escalera sintieron el peso de la historia bajo sus pies, como si se estuvieran acercando a conocer historias ocultas en ese lugar, historias llenas de alegría, dolor y perdón.

Aparentemente también había un patio trasero, porque Neville se acercaba desde allí sosteniendo un macetero con alguna especie de planta, objeto que casi deja caer al ver a sus dos viejos amigos.

—¿Harry? ¿Ron?

Se apresuró a dejar el macetero en el suelo para poder abrazarlos con comodidad.

—Pasen, pasen, ¿cómo llegaron aquí? —los invitó a pasar luego de pronunciar la contraseña en voz baja.

—Mcgonagall nos envió —respondió Harry viendo a Neville moverse por lo que parecía la sala de estar.

Por dentro el lugar también era impresionante, solo que era un poco más hogareño. Tenían una cocina y comedor, además de la sala de estar en la que hallaban cómodos sofás, algunos estantes, un piano, una chimenea y un tocadiscos.

—¿Aquí funcionan cosas muggles?

—Sí, oh, casi lo olvido —Neville se acercó a la esquina y resbuscó entre los discos—Perdón, chicos, es que tenemos una tradición y… ¡aquí está!

Al instante "Everybody wants to rule the world" empezó a sonar aligerando el ambiente.

—Pónganse cómodos por favor, en diez minutos llegará el desayuno.

Finalmente, Harry y Ron se acomodaron en el sofá, absorbiendo cada pequeño detalle de la estancia, por lo menos allí dentro no hacía frío. Desde su lugar vieron que la mesa del comedor estaba desordenada y había varias decoraciones desperdigadas por varias partes, como si la noche anterior hubieran celebrado algo.

Mientras eso ocurría en el primer piso, Blaise iba saliendo de su habitación dos pisos arriba, no había entrenamiento, aún así solo en dos días iban a viajar Canadá para el primer partido de la temporada y no podía perder físico antes de un juego tan importante. Bajó las escaleras, únicamente enfocado en cual era el camino que debía elegir para su carrera matutina.

Primero creyó estar viendo mal, que tras su conversación con Ginevra había caído en esta pesadilla aunque no sintió que estuviese soñando. En segunda instancia, tuvo que reírse de los jodidos juegos del destino, ¿cuál era la probabilidad de que Potter aparezca en Elysian cuando Ginny acababa de darle una oportunidad?.

—Vaya Potter, de todos los lugares del mundo este es el último en el que esperaba verte —dijo con amargura llamando la atención de los nuevos invitados, ignorando a Neville—. ¿A qué se debe tu desafortunada visita?

—No te importa, Zabini —respondió Weasley.

Blaise estuvo a punto de tentarlo llamándolo cuñado. De pronto, cómo si viera la luz luego de un largo tiempo, se dio cuenta que esto no solo significaba peligro para él sino para también para Draco.

—¿Alguna vez les dijeron que aparecen en los momentos más inoportunos? —soltó al borde de la ira.

—¿Qué quieres decir?— se atrevió a preguntar Potter.

El moreno no respondió y se apresuró a buscar a Draco. Con "Everybody wants to rule the world" sonando por todos lados, no faltaba mucho para que cualquiera que tenía clases temprano comenzara a moverse por la residencia.

—Oigan tortolitos, necesito hablar con Draco —tocó la puerta de Granger, al no encontrar respuesta en la habitación de su amigo.

—Será mejor que me despiertes por algo bueno —Malfoy cerró la puerta a sus espaldas—. Porque si no, te haré correr el doble en el próximo entrenamiento.

—Sabes que sería el más contento en dejarte retozar con tu chica, pero tenemos una situación de emergencia —Blaise dejó el humor de lado—. Potter y Weasley han llegado, no sé para qué pero están allá abajo.

—No me jodas —se pasó la mano por su cabello ya alborotado—. Zabini, si este es otro de tus juegos, te juro que…

—Qué más quisiera yo, por lo menos tú ya tienes a Granger. No puedo creer que esto esté pensando en el momento exacto en el que Ginevra está cerca de apostar por nosotros.

—Cerca no Zabini, estoy apostando por nosotros —dijo Ginny desde su lugar al lado de la escalera.

Como atraído por una corriente, Blaise acortó la distancia y presionó a la pelirroja contra su pecho, encerrándola entre sus brazos.

—Dime que esto no cambia nada, por favor —le susurró.

Al instante, Ginny supo que algo andaba mal. Conocía a Blaise y eran pocas las razones que lo llevaban a actuar de forma seria.

—¿De qué hablas? —preguntó en el mismo tono bajo.

—Tu hermano y Potter acaban de llegar. Están abajo con Longbottom.

Oh, mierda. Pensó Ginny.


Harry sintió que llevaba una eternidad en ese lugar cuando apenas habían pasado treinta minutos. Por un instante, un corto segundo, creyó que podía utilizar la repentina cercanía con Ginny a su favor. Solo bastó verla bajar las escaleras totalmente enojada, exigiendo respuestas y decidida a alejarse de él una vez más.

Y cuando habían desayunado y la mitad de la gente que vivía allí sabían qué hacían él y Ron allí, el rector apareció.

—Disculpen por no esperarlos, tuvimos una reunión Alumni ayer y no recibí a tiempo el mensaje de Minerva. Soy Frederick Ekman, soy el rector encargado de los estudiantes provenientes de Hogwarts dentro de Elysian y me da gusto darles la bienvenida a esta institución. Como ya les habrán explicado, serán parte de un taller de Dominio de Pociones, que es un programa de educación continua; a diferencia de otros participantes ustedes tendrán la suerte de poder alojarse en la Residencia durante este tiempo —el resto de estudiantes empezaron a regresar a sus asuntos, no era como si no hubiesen escuchado el discurso de Ekman antes—. El desayuno y la cena se sirven aquí, pueden preparar su almuerzo aquí también pero la cafetería está abierta todos los días. Los miércoles compartimos la cena en el comedor principal de manera obligatoria. Sus compañeros reúnen méritos para gozar de ciertos privilegios académicos, ustedes no contarán con esa opción al pertener a otro tipo de estudios. No estoy seguro de estar olvidando algo más, si ese es el caso no duden en consultar a sus compañeros o a mí. Aquí tienen sus llaves, ahora tomen su equipaje y acompañenme.

El pasillo del segundo nivel era tan sorprendente que Harry esperaba que su habitación fuera igual.

—Las habitaciones se han dividido por orden alfabético, aquí se encuentra desde Abbott a Nott, por ello a ustedes les corresponde el tercer nivel.

El rector estaba centrado en no tropezar con algún escalón y Ron estaba tan perdido en sus pensamientos que ignoró su plática. Y escuchar habría sido mejor a ver cómo el estúpido hurón salía de la misma habitación que Hermione.

—Ron, apresúrate —le pidió Harry, varios pasos más arriba.

Tomando un respiración, Ron lo siguió, asegurándose para sí que había visto algo que no era. Es decir, ¿Malfoy saliendo con Herms, con su Herms?, era lo más gracioso que podía imaginar, era como si Ginny estuviese saliendo con Nott o Zabini. La simple idea era imposible, propia de una locura.

—Por este lado tenemos las habitaciones de Parkinson, las señoritas Patil y usted señor Potter —Ekman señaló al lado izquierdo del pasillo—. Su habitación es la que está al lado de la señorita Parkinson, la 17-X, una vez inserte la llave aparecerá una placa con su nombre en la puerta, al igual que en todas las demás. ¿Alguna duda?

—¿Dónde están los baños? —preguntó. Porque todo era tan maravilloso hasta ese momento y estaba desesperado por buscarle algo malo a este lugar.

—Oh, señor Potter. Las habitaciones tienen baño propio, no se preocupe en compartir, puede comenzar a instalarse. Señor Weasley, al lado derecho encontramos las habitaciones de Thomas, Weasley y Zabini. A usted le corresponde la 11-W, al lado del señor Zabini. Tome este día como un descanso y una oportunidad de conocer el campus. Estos chicos, sus compañeros, son muy unidos, más allá de sus diferencias y los motivos por los que están aquí, ellos podrán ayudarlos.

Acompañó a Ron hasta la puerta de su habitación y le deseó un buen día.

¿Buen día? Este se estaba convirtiendo en un muy mal día para Ronald. Estaba inquieto y enojado, solo quería irse de Suecia, no sin antes darle un buen golpe a Malfoy.


—¿Entonces qué? ¿Están aquí porque siguen siendo los mismos tontos que tuvieron que pedir la ayuda de McGonagall para aprobar un curso de Auror?

—Draco… —lo regañó Hermione.

—No me voy a disculpar por llamarlos tontos —el rubio quiso besarla solo para hacer que se enoje un poco más, no obstante, ya estaban llamando más atención de lo deseado.

Tracey los miró con una pequeña sonrisa y sosteniendo a su perro contra su pecho se acercó a Draco.

—Entonces… ¿es cierto? —le susurró—. Ernie me contó que los vió anoche, poco después de llevar a Coffee al baño.

Draco al instante supo a qué se refería y por el silencio repentino de la habitación, también supo que todos habían oído.

—Bueno…

—Sí, Tracey, es cierto, Draco y yo estamos saliendo —comunicó Hermione sin dejar de sonreír.

Draco sintió una calidez en su pecho con orgullo y algo más. Si no creyese que era demasiado pronto para hacer muestras públicas afecto, la besaría para poner a todos en conocimiento que ella era su novia.

Aunque no hizo falta. Ernie, Theo, Luna, Dean, Hannah, Susan y Terry, quienes tomaban desayuno junto a ellos, se acercaron a felicitarlos con sonrisas auténticas y palabras amables.

—¿Mañana tenemos entrenamiento, capitán? —preguntó Terry en tanto tomaba sus cosas.

—Sí, a la misma hora. Si ves a alguien más avísale, no podemos relajarnos a dos días del primer juego.

Terry asintió y se fue.

—¿En serio, Draco? Prefiero llegar lúcido a Canadá —se quejó Theo. Luna le tendió una taza de Earl Grey y él le agradeció con un beso en la mejilla—. No necesito un entrenamiento tan temprano.

—Lo siento Theo, si nos confiamos perdemos, y no pienso perder, menos en Quidditch.

—¿Quidditch? ¿Tienen un equipo de Quidditch? —preguntó Harry desde atrás de ellos, iba con las manos en los bolsillos y con gesto curioso.

—¡Harry! —Hermione saltó de su asiento y se acercó a saludarlo con un fuerte abrazo. Estaba un poco molesta con él por el tema de Ginny, pero ese era un tema entre sus dos amigos, y sabía que Gin podía manejarlo— No esperaba verte aquí.

—Eso es lo que todos me han dicho.

Rieron juntos bajo la atenta mirada de Draco.

—No la toques, Harry, está contaminada por un mortífago.

Todos se giraron boquiabiertos hacia Ron, la chica tuvo que correr a tomar el brazo de Draco antes de ocasionar un problema.

—Déjalo, Draco, no sabe lo que dice —calmó a su novio.

A diferencia de su amistad con Harry, se encontraba en un terreno peligroso con el pelirrojo. Desde su ruptura, su amistad sufrió un quiebre y en los últimos años desde entonces solo se habían visto un par de veces.

—Por muy difícil que lo creas Ronald, soy yo la que elige con quien compartir mi vida y tiempo, si no estás de acuerdo o si te sientes personalmente atacado, no me importa. Así que si vas a estar aquí por el resto del año, será mejor que sepas que el pasado no tiene poder aquí y que todos aprendimos a perdonar —tomó aliento—. Por ende, te pido no llamar a mortífago a Draco, ni a Blaise, Theo o Pansy o cualquier otro.

El ambiente se volvió silenciosamente tenso.

Hermione regresó a su sitio al lado de Draco y tomó un gran sorbo de café.

—Sí, Harry, los chicos hicieron un equipo de Quidditch. Ganaron el torneo el semestre anterior, ahora competirán con otras universidades —explicó Luna sonriendo—. Draco Malfoy es el capitán, y mi novio Theo también juega.

—No me jodas, lo que faltaba —bufó Ron ignorante a las miradas asesinas de Nott y Malfoy.


Draco percibió algo mal en su equipo en el entrenamiento a la mañana siguiente. No sabía qué era, de todas formas lo sabía.

Varios estaban fallando estrepitosamente, como cuando apenas empezaban. Theo había perdido el control de los aros, sus golpeadores se acababan de volver torpes y sus cazadores estaban desconcentrados.

Iban a perder el juego si no descubría qué estaba mal con ellos.

Descendió su vuelo y desmontó su escoba en medio del campo, no hizo falta más para llamar la atención.

—¿Qué demonios está mal con ustedes?

—Nada.

—¿De qué hablas?

—No pasa nada.

El rubio suspiró.

—Sus habilidades se volvieron mediocres, si van a competir así mejor desistimos de ir a la liga. Vamos a ir a ganar no a pasar vergüenza. ¿Qué les pasa? —volvió a preguntar.

Ginny descendió a su lado algo aburrida.

—Se sienten inseguros ahora que Harry y Ron están aquí —le dijo y cruzó los brazos adoptando una postura dura.

Draco volvió a mirar a su equipo, con una expresión entre desconcertada y enojada. Podía entenderlos, sin embargo eso se habría solucinado si solo lo hablaban.

—¿Es eso cierto? ¿Theo?

—Lo sabemos, Draco. Ellos son mejores que nosotros, solo reemplazamos ahora y ahorra el drama.

El aludido solo sonrió sin una pizca de humor. Sus compañeros comenzaron a descender a su lado, con miradas resignadas y tristes.

—¿Eso es lo que creen que haré? Porque si pensamos mejor, de acuerdo a su estúpida lógica, yo también debería estar fuera del equipo. Si creen que Weasley es mejor guardián que Theo, debo asumir que creen que Potter es mejor buscador que yo.

—No… de ninguna manera.

Draco lanzó su escoba a un lado, con una mezcla de emociones rugiendo en su cuerpo. Era fácil sentirse así, él mismo tuvo un breve pensamiento cuando se enteró que ese par estaba bajo el mismo techo. Aún así no podía olvidar todo lo que había pasado desde la guerra, todos los obstáculos y cómo los superó. No iba a venirse abajo, no era ese chiquillo miedoso del pasado.

—Recuerden todos los sacrificios que hicimos para llegar a este momento, yo lo recuerdo, las dificultades y perder ese primer juego. Entrenar sin descanso y tener el cuerpo adolorido después de horas de estar sobre la escoba. ¿Valió la pena? Sí, joder, valió la pena. ¿Y piensan renunciar a eso? ¿Creen que Potty y Weasel se merecen ese lugar más que ustedes?

—¡NO!

—Eso es lo que quería escuchar. Ustedes son mi equipo, formamos esto cuando no teníamos nada; lo que hemos logrado, lo logramos juntos. Ahora, por favor, déjense de lloriqueos y regresen al aire porque entrenaremos de forma decente. Ah, y no se acostumbren a tenerme para subirles la moral —dio un fuerte aplauso y al instante todos sobrevolaron el campo.

Entonces entrenaron con ánimo y fuerza. ¿Mediocres? No, mediocres eran sus futuros contrincantes.


Harry llegó al tercer nivel completamente agotado. Si creía que Hogwarts era grande, estaba equivocado. Elysian era cinco veces más grande. En su primer día de clases se había perdido media docena de veces entre ir al aula y al laboratorio de pociones.

De todas formas, no era tan malo. Podía entender por qué significaba tanto para Ginny y Hermione. Era un lugar tranquilo, pero a la vez era completamente diferente a Hogwarts y Gran Bretaña que les dio la oportunidad de comenzar de nuevo, además estaba la dinámica que todos tenían.

Buscaba su llave en sus bolsillos, cuando la puerta de al lado se abrió.

—Oh, Potter, he estado esperando por este momento toda mi vida —dijo Pansy con entusiasmo.

—¿Eh?

—Sí, no sabes cuántas veces he soñado con tenerte solo en un pasillo oscuro —suspiró y agitó las pestañas hacia él.

—¿En serio? —Harry levantó una ceja.

—No — dejó escapar una risa baja, casi melodiosa, mientras sus ojos chispeaban con una mezcla de diversión y desprecio.

Con una sonrisa ladeada, sus labios pintados de un carmesí intenso se curvaron en una mueca de triunfo. Su mirada, que hacía unos momentos había sido seductora, ahora lo atravesaba con una frialdad que dejaba claro cuánto le divertía su ingenuidad.

Luego se alejó de él dejándolo tan desconcertado como confundido.

El chico sintió el calor subir a su rostro, un rubor de vergüenza que no pudo ocultar. Por un instante, se quedó congelado, como si el suelo bajo sus pies se hubiera vuelto inestable. El dolor en su orgullo era casi tangible, una punzada amarga que lo hizo apartar la mirada, intentando recuperar alguna dignidad perdida. Con un último vistazo, se dio la vuelta, intentando poner distancia entre él y esa risa que seguía sonando en su cabeza, como un eco que no se apagaba.


El sol de la tarde bañaba el patio trasero con una luz dorada, creando el ambiente perfecto para un picnic entre amigos. Un gran grupo se había reunido bajo la sombra de un gran roble, extendiendo mantas de colores sobre el césped suave.

Una pequeña radio mágica, cuidadosamente colocada en el centro del grupo, se convirtió en el foco de atención, esa era la única manera en la que podían seguir el juego. Estaban orgullosos de lo lejos que había llegado el equipo y a excepción de Ron y Harry todos estaban confiados que se avecinaba una victoria esa noche.

Cada uno había traído algo para compartir: bocadillos, frutas frescas, refrescos y algunas bebidas más fuertes para los que quisieran celebrar.

El sonido de la transmisión del partido llenó el aire.

—Y ahí vienen, directamente desde Suecia, el equipo de… ¡Eeeeeeeelysian!

Todos se callaron de golpe, concentrados en las palabras del comentarista.

—¡A la cabeza, su capitán y buscador Draco Malfoy!

Hermione sonrió radiantemente y algunos de sus compañeros hicieron comentarios para fastidiarla.

—Seguido del trío de cazadores más temido de la liga universitaria mágica: ¡Weasley, Greengrass y Zabini!. Ahora vemos a sus golpeadores, ¡Boot y Thomas!. Para cerrar, ¡Nott, un guardián de temer! —el comentarista hizo una pausa para nombrar a los jugadores del otro equipo—. No me gustaría estar en el lugar de ninguno de los dos equipos, y ahí tenemos la señal, ¡EL JUEGO COMIENZA, SEÑORES!

El entusiasmo crecía con cada pase, y las manos se apretaban en los momentos de tensión. Cuando su equipo anotó los primeros puntos, el grito de alegría resonó por todo el lugar.

La comida se convirtió en un festín compartido mientras seguían atentos al partido, pasando platos y comentarios entre bocados. A medida que el partido avanzaba, la atmósfera se volvió más intensa. Algunos se inclinaban hacia adelante, casi como si pudieran empujar a su equipo a la victoria con la fuerza de su voluntad. Otros, menos nerviosos, los nuevos invitados para ser exactos, disfrutaban del buen tiempo y de la compañía, independientemente del resultado.

Finalmente, cuando Draco atrapó la snitch y le dió la victoria al equipo, las risas, abrazos y brindis estallaron en celebración. El cielo ya estaba oscuro cuando el grupo, satisfecho y feliz, recogía lentamente las cosas. Había sido un día perfecto, donde la amistad y la simple alegría de estar juntos se habían combinado para crear recuerdos que durarían mucho tiempo.


N/A: Muchos tenían razón, Harry y Ron han llegado a Elysian College. Ya les dije que aquí cada uno es su propio enemigo, y como hace poco hice una votación en FB e IG, Harry y Pansy... les di un vistazo de lo que viene. Me gustaría preguntarles si quieren otra votación para Ron o prefieren que continúe con lo que tenía en mente.

Muchas gracias a giulianacontesso y a EscamaNuez quienes dejaron sus reviews en el capítulo anterior, perdón por no responder, perdí la esperanza en recibir reviews y dejé de revisar hasta hoy. Aprecio mucho sus comentarios.

Por otro lado, FINALMENTE ME GRADUÉ! Ahora solo queda la tesis y otros trámites pero al fin recibí mi grado de bachiller. De hecho, se supone que estoy trabajando en mi tesis y no escribiendo fanfics, así que shhh... guárdenme el secreto.

No olviden los reviews, actualizaré lo más pronto posible.