Hola, hola. Qué tal?

He regresado, bueno estoy feliz de haber escrito esto.

Espero les guste tanto como a mí. Enserio me alegra mucho leer

los comentarios que me dejan, aunque algunos no los puedo responder.

Sepan que sí los leo, es lo mejor.

En fin, para la próxima juro que les responderé al final de cada

capítulo.

Qué disfruten este hermoso cap.


Capítulo 10: Dos amantes corazones

Parte 1


Candy y Terry habían olvidado por completo que estaban acompañados, no le daban importancia a eso, sino a cosas de mejores, habían pasado al menos tres años sin saber uno del otro, tanto tiempo sin comunicación ni siquiera sabían qué había pasado con la vida del otro durante todo ese tiempo.

El joven actor sólo pensaba en lo feliz que se sentía en ese momento, pero no podía abrazarla, era como si todo el peso de Susana y sus problemas le impidieran seguir, por esa parte estaba un poco molesto y triste.

Por su parte, Candy pensaba en la promesa que se habían hecho, que los dos serían felices sin importar qué, a pesar de estar lejos. Pero ella miró, a su adorado Terry, toda la tristeza que en sus ojos reflejaban, era como si una cortina estuviera cubriendo los hermosos ojos azules, entristeció de sólo pensar que no era muy feliz del todo, a pesar de seguir en el teatro.

— Terry, eres tú…— Candy volvió a susurrar.

Las palabras le salían de la boca solas, sin pensarlo, estaba muy emocionada y no podía decir más que sólo pronunciar el nombre de Terry.

— Candy…

Los dos ya estaban suficientemente cerca, pero había algo que impedía que se abrazaran. Ambos estaban atónitos, pero se sentían contentos.

— Oye, Candy — dijo Edward sacando a los jóvenes de su transe. — ¿qué pasa?

Candy no contestó de inmediato, pero miró a Terry por última vez para procesar lo que había pasado. Terry también echó una mirada a Edward, esto le provocó un vuelco en el corazón, como sí alguien hubiera disparado con un arma.

— Edward, no pasa nada. — Afirmó Candy sin más que decir.

Edward echó también una mirada a Terry, mostrando inseguridad, sólo arrugó su frente y trató de que no pareciera tan molesto. Sacó sus propias conclusiones y era más que obvio que ellos dos se conocían desde antes. Era un reencuentro.

— Hola, soy Edward. — El joven ofreció su mano a Terry.

Terry no sabía si tomar la mano de Edward, para empezar, ¿quién era ese tipo? ¿El esposo de Candy? No era tonto, hasta hace tres años había leído en una nota del periódico que Candy había estado comprometida, y esa había sido la razón por la cual los había dejado de leer. No quería saber más de ella, no quería leer como la vida de su ama cambiaba y menos con un marido a un lado. Era tormentoso de sólo pensarlo.

Sin decir nada, Terry tomó la mano de Edward, ambos se dieron cuenta de que no eran del agrado del otro, un tipo de conexión negativa.

Por otro lado, la distraída de Letty, quien se dio cuenta muy tarde de lo que estaba sucediendo, ella ya tenía su helado en la mano, pero cuando se dio cuenta de la escena sintió un poco de nerviosismo. Así que se acercó.

— Terry, ¿qué pasa? — Letty le llamó la atención tomándolo del brazo.

Edward quien estaba un poco molesto, miró a la chica, al menos fueron unos cuantos segundos, para después no prestarle atención, y seguir con la mirada retando a Terry.

— Letty, no pasa nada, me he encontrado con una vieja amiga, Candy. — Contestó Terry con voz dulce.

Candy miró también a la chica, y su admirable belleza le había llamado la atención; No era Susana quien estaba con Terry, así que supuso que era un amiga solamente.

— Mucho gusto. — Dijo Candy regalándole una sonrisa.

— Hola, yo soy Letty… y ¿tú eres? — Se dirigió a Edward.

— Me llamo Edward Foster, mucho gusto, Letty. — Contestó saliendo de un trance en el que se encontraba.

El silencio incomodo empezó a invadir el ambiente.

Candy agachó la cabeza, nunca había estado en una situación similar, y nada la había preparado para eso, y menos si se trataba de Terry. Terry la miró, a él parecía no importarle el silencio ni la negatividad que le trasmitía Edward, él sólo veía a su amada chica, estaba a centímetros de ella y eso lo ponía muy feliz. Candy ahora lo miró, y cuando se dio cuenta de que él tenía su mirada puesta en ella, se sonrojó y sonrió.

Edward claramente sabía que Terry no era un viejo amigo de Candy, así que los celos lo invadieron de repente.

— Candy, debemos irnos. — Dijo rompiendo el silencio.

— ¿Qué? No he tomado un helado. — Contestó ella un poco indignada.

— ¿Podemos acompañarlos? Terry yo venimos aquí porque estábamos aburridos en el hotel. — Sugirió Letty con mucha emoción.

— Habla por ti — murmuro Terry molesto.

— Supongo que podemos quedarnos, Edward y yo tampoco teníamos nada que hacer. — Dijo Candy sonriendo de contenta.

Eso había sido un golpe bajo por parte de las dos chicas, y había parecido que se habían puesto de acuerdo mentalmente para atormentar a los dos hombres. Pero ya habían dicho la última palabra, las dos estaban felices y no había nada que podían hacer.

Las horas habían pasado, Letty le contó a Candy todo lo que había hecho para entrar al grupo de teatro, había mencionado que una de sus inspiraciones era la mismísima Eleanor Baker, por eso siempre estaba cerca de Terry… Aunque eso no se lo creyó el joven actor, sólo escuchaba sus palabras, y Candy estaba maravillada. En sí, le recordaba un poco a Terry cuando le había confesado que quería ser actor.

Terry se estaba aburriendo de sólo escuchar la historia que Letty les contaba a todos, una vez más, así que se levantó de su lugar y salió de la tienda de Helados. Edward también estaba aburrido, miró el movimiento de su contrincante pero no lo iba a seguir. Prefirió estar resguardando a su amada Candy.

Candy no supo qué hacer en ese momento, Terry había salido, había huido como siempre, pero ella ya estaba acostumbrada a su comportamiento tan bipolar, así que no le sumó tanta importancia y siguió escuchando a Letty.

— Letty, yo… tengo que hablar con Terry. — Soltó Candy.

Ed y Letty se sorprendieron, la chica no dijo nada, sólo asintió con la cabeza, pues se sintió un poco amenazada, aún no conocía la relación que ellos dos habían tenido antes. Mientras Edward, entendió con la mirada de Candy, que era necesario y sólo la miró regalándole una sonrisa.

Candy salió del lugar buscando con la mirada al joven inglés, pero notó que ya se estaba ocultando el sol, quizá un problema con la tía abuela, pero ya no importaba. — Ya me has encontrado, pequeña pecosa. — Dijo Terry sonriendo como siempre.

— Terry — Se quejó la rubia, pero se sintió muy feliz — ¿Qué haces aquí afuera?

— Ya sabía que me ibas a seguir. — Le dijo tan seguro de sí.

— ¡Pero qué grosero! — Candy se llevó las manos a la boca y se sonrojó.

Terry se echó a reír.

— Eres un tonto. Creí que por volvernos a ver… sería más… — Candy no sabía si decir aquellas palabras que querían salir de su corazón.

— ¿Más romántico? — Supuso el joven.

Candy sólo lo miró, no le confirmó nada, aunque era lo que realmente quería decir, pero no le contestó. Hubo un silencio.

— Yo también. — Confesó Terry.

— Te estás burlando. — Lo acusó la joven.

Terry se veía serio ahora, durante mucho tiempo se había sentido con mucha presión, y en ese momento sintió como si nada de eso existiera, como si ni las personas existieran, sólo estaba él y ella. Se sentía en paz, y si no fuera porque conocía bien a la pecosa, le hubiera dolido la acusación; no había hablado tan enserio en su vida.

— No, ya nos había pasado una vez, ¿lo olvidas? — Preguntó Terry con tristeza.

Continuará…