Capítulo 15: Eleanor


Terry se estaba dando paseos de un lado a otro, preguntándose por qué Candy de nuevo se había ido son despedirse, estaba enojado, pero se sentía más dolido; Pronto él también volvería a la desdicha que tenía en su casa, que en realidad no era su casa, pero era lo más cercano que podía llamarse así. Era un tormento y por eso no se podía concentrar en su papel.

La obra estaba apunto de comenzar, entonces, como era costumbre, Terry no aparecía hasta que era la tercera llamada, pero antes de que saliera a escena se apareció Robert.

— ¿Estás bien, Terry?

— No… digo sí, tengo que salir ahora. — Contestó Terry sin prestar atención.

— A mi me parece todo lo contrario —. Volvió a decir Robert.

— Estoy bien, Robert —. Contestó Terry sobresaltado.

Nunca había estado tan nervioso en una presentación, y Robert conocía poco de su pasado y presente, sabía que de nuevo había estado atormentándose, y como un padre cariñoso que era, aunque en realidad no lo fuera, se acercó a él. Hacia mucho tiempo que no lo hacía, pues creía que él sólo sabía cómo salir adelante.

— Me parece que de nuevo tienes dudas —. Comentó Robert en un hilo de voz, como si no quisiera que Terry escuchase.

— No lo son. Pero si te tranquiliza, iré con todo el elenco ahora — Concluyó Terry.

A final de cuentas, lo que menos quería era llamar la atención, ya todos sabían que siempre se demoraba en llegar, pero Robert fue el único que lo vio en ese estado, sabía que podía confiar en él.

— En realidad, no estoy listo —. Comentó Terry dandole la espalda a Robert.

— No entiendo cómo te sientes, Terry, pero eres un profesional, y debes demostrar que tú eres más fuerte que tus problemas. — Lo animó él.

— Sí, lo sé, pero los problemas del corazón son más fuertes que yo en este momento —. Contestó con un hilo de voz, aún dandole la espalda a Robert.

Robert no sabía qué decirle, había confirmado todas sus sospechas. De lo poco que sabía de su situación con Susana, no era nada bueno, pero no sabía a qué grado era la angustia de Terry por regresar con ella.

Nunca en su vida profesional se había encontrado en una situación así, ni en su vida personal, quizá lo que ahí estaba pasando sí era digno de una obra de teatro, así que a Robert, se le ocurrió una idea. Y antes de que Terry saliera a escena le dijo:

— Un vez alguien dijo que la solución a los problemas es convertirlos en literatura. — Robert se puso delante de Terry y se fue.

Terry se quedó pensando en las palabras de su colega, pero hizo un mohín, al principio lo juzgo de loco, pero después reflexionó.

Tal vez esa sea una buena solución a todos sus problemas, pero en ese momento la prioridad era salir a escena.

Después de todo, como siempre salía bien, y después de ese final, el elenco se despidió, pues era la ultima noche que se presentaban en Florida. Terry miraba al publico, como esperando ver la dulce cara de Candy, aunque sabía que en el fondo no estaba ahí. Otra de sus desdichas, es que no había visto ni una sola vez la obra de teatro. Así que Terry supuso que no era momento de lo viera en pleno apogeo.

Se sentía nuevamente dolido por todo lo que pensaba, pero sería la ultima vez que se veía en esa situación.

Durante la presentación, se le había ocurrido tomar la decisión de dejar la casa de Susana en cuanto llegara a New York. ¿Por qué lo había decidido así? Por Candy. Se había dado cuenta de muchas cosas otra vez, y una de esas es que seguía profundamente enamorado de ella; ni Susana ni su madre impedirían que volviera con ella, pero necesitaba el apoyo de alguien.

Antes de regresar a la casa de Susana, Terry, al llegar a New York, fue directo a la casa de su madre; ya había pasado muchos años viviendo cerca de ella, pero el trabajo de ambos impedía que se vieran. Aparte, Terry había perdido muchos años de su existencia así que no se preocupaba mucho por irla a visitar, era extraño y a veces incomodo.

Pero esa noche, cuando todo el elenco regresó a sus hogares, Terry estaba parado frente al porche de la casa de su madre, no regresó directo a su hogar, ni siquiera sabía exactamente qué le iba a decir una vez que se vieran, pero estaba sólo seguro de una cosa: esa era la última noche que vería a Susana.

— Joven, Terrence, pase, pase —. Ordenó la ama de llaves que en su rostro reflejaba confusión.

La señora, estaba extrañada, ya que no esperaba ver al hijo de Eleanor en una noche tan fría, aparte todos sabían y conocían la relación de éstos, no era muy buena después de todo, así que la extrañes era evidente.

Terry se quedó parado en la recepción de la mansión, sin mostrar ninguna emoción, sólo suspiró, sabía el escándalo que se había armado, además, recordó que varios años atrás, cuando conoció a Candy, días antes había estado con Eleanor, donde ella lo había corrido, no por que quisiera si no porque ella creía que Terry debía conservar ese honor del apellido Grandchester. El joven, al recordar todo aquello se sintió aún más dolido, sólo que trataba de no mostrarlo mucho.

Se quedó esperando a que la ama de llaves anunciara su estadía, y no tardó mucho tiempo en aparecer su famosa madre. Terry cambió por completo su expresión; había pasado el tiempo, sí, y muchas cosas también habían pasado para ambos.

Eleanor se veía igualmente extrañada, pero tenía una enorme sonrisa en el rostro, pasaran los años sin verlo, y aunque él no quiera verla a ella, ella estaba completamente segura de que lo amaba más que su propia vida, era su único hijo.

— ¡Terry! — Exclamó ella muy contenta.

Corrió a abrazarlo, aunque él no hizo ningún movimiento, sólo le regresó el abrazo después de un minuto, cuando reaccionó.

— Mamá, ¿cómo estás? — Preguntó él saliendo de su trance, una vez que la pudo ver de frente.

Claramente él ahora era mas alto que ella, así que se veía cómica la escena.

Eleanor sólo le sonrió y se separó de él.

— Carió, estoy bien, no te preocupes por mí — Respondió con una sonrisa — Ven, siéntate cerca del fuego, estás helado.

Ella lo había tomado de las manos, fue cuando se dio cuenta de que afuera ya estaba comenzando a nevar, por una parte también estaba preocupada por su hijo, había escuchado y leído muchas noticias.

La compañía de teatro en la que ella trabajaba (claramente más grande y conocida) hablaban muchas cosas de su hijo, todas y cada una de ellas parecían mentira, pero Eleanor no hacía caso a ninguna de ellas. Por alguna razón, sabía que su hijo tarde o temprano le llegaría a contar la verdad.

Pudo confirmar, que Terry no era feliz, la última vez que lo había visto, había sido cuando él había regresado a New York para comenzar a trabajar en el grupo Stanford, y eso había sido todo, sólo que pudo ver un poco de esperanza en su rostro y mucha felicidad. Luego se enteró de lo de Susana Marlowe.

Eleanor no conocía mucho de las personas que trabajaban con Terry, sólo a Robert y eso porque habían trabajado hacia ya muchos años juntos; pero el problema era que ella no había nunca aceptado la relación de Susana con Terry. Sabía lo mucho que Terry amaba a Candy, y al enterarse de que ya no estaban juntos se sorprendió muchísimo. Pero ella jamás podría interferir en los sentimientos de su hijo, sabia que si metía su cuchara, Terry desmentiría cualquier cosa y se enojaría con ella. Es por eso que había guardado distancia desde entonces. Y tal y como lo había predicho, él llegó a ella sin ningún aviso, y eso la puso muy contenta, sólo que pensaba qué lo había llevado a llegar ahí.

— Terry, ¿tú cómo estas? — Quiso saber ella, regalándole una sonrisa para calmarlo.

Terry aún no podía salir de su trance, se había sentado en un sofá cerca del fuego, dejando sus cosas a un costado.

— Estoy bien, mamá — Contestó con seriedad.

— Terry, no por nada vienes a verme después de tanto tiempo — Aseguró ella.

— Tienes razón — Dijo rendido al fin. — No sé qué estaba pensando al llegar aquí. La gira terminó el día de hoy, y la verdad decidí primero venir a verte. Ha pasado el tiempo, mamá.

Cada que Terry decía "mamá", para Eleanor era como una hiriente palabra, no porque fuera malo, sino que él lo pronunciaba con rencor, pensaba que las cosas con su hijo a un no estaban muy arregladas del todo.

— Me alegra saber que aún soy parte importante en tu vida, Terry — Dijo ella en forma de reclamo — No creo que sea motivo suficiente para venir a verme.

— No lo es, como te digo han pasado muchas cosas en mi vida de las cuales ya debes estar enterada.

— Supongo que sí —. Contestó ella.

— Muchas de esas cosas las he estado reservando para contarte frente a frente. Los periódicos y las personas siempre distorsionan las noticias. Mamá, debo confesarte que no soy feliz, desde que dejé al grupo mi vida ha sido un tormento, y nunca había venido a verte para que no me tuvieras lástima.

"Muchas de las razones las sabes, una de ellas es la desdicha en la vivo a un lado de Susana. Creí que al salvarla a ella yo estaría feliz, pero desgraciadamente no la amo como debería. Es más una obligación que el cariño que le tengo y su madre no ayuda mucho con eso.

"Quería contarte todo esto, por que sé que con el duque de Grandchester ya no cuento para nada, eras mi única salida y para serte sincero, extrañaba estar contigo, aunque no pronunciaremos palabra alguna. Esta noche es la excepción, por que decidí abrirme con mi madre, estoy harto de esta mentira, de ser la noticia de los espectáculos más ridícula, y estoy harto de ocultar siempre lo que siento.

Eleanor sólo sonrió en forma de consolación, puso su mano en el hombro de Terry, quería abrazarlo, pero se detuvo por pensar en que él la rechazaría una vez más, pero estaba contenta, su hijo estaba siendo muy sincero con ella y eso lo agradecía de corazón.

Sin esperar algo, ella recibió el abrazo de parte de su hijo, lo cual la dejó atónita.

— Mamá, estoy decidido a dejar a Susana y a su madre —. Confesó con miedo.

Eleanor le regresó el abrazo, pero en esta ocasión Terry pudo sentir ese manto que tienen todas las madres, como si lo estuviera protegiendo de algo.

— Puedes vivir conmigo si es lo que deseas — Dijo ella.

— No puedo hacer eso, regresaré esta noche a mi departamento, está deshabitado y es mío — Contestó él soltándose del abrazo de su madre.

— Terry, hiciste bien en venir conmigo, sé que he estado lejos de ti por muchos años, y que por algún momento llegaste a odiarme, y yo entendí, sólo que ahora estoy muy conmovida por todo esto; quiero que tú seas feliz con cualquier decisión que tomes, si dejar a Susana es la solución entonces hazlo — Comenzó a decir ella sonriendo y viendo a su hijo a los ojos. — Terry, busca tu felicidad, no sigas los pasos de tu padre ni mucho menos los míos.

— Mamá, este fue el primer paso — Terry sonrió —, el segundo es dejar ir a Susana y decirle mis razones. El tercero es recuperar mi vida.

— Eso me parece perfecto —. Confesó ella muy emocionada — Quédate esta noche, es muy fría y está por nevar.

— Susana sabe que esta noche debí haber llegado, debe estar preguntándose donde estoy, así que hablaré con ella hoy… — Contestó — Gracias por la invitación, mamá, pero debo partir.

"Me siento satisfecho por hoy, y te prometo que desde ahora en adelante vendré a verte los días que pueda. Es una promesa.

Terry de nuevo le regaló una sonrisa a su madre y ésta le regresó el gestó.

— Soy muy feliz, Terry, quiero lo mismo para ti. — Le acarició la mejilla y se levantó de su lugar.

— Mamá, debo irme, prometo venir a verte luego — Dijo —. Me siento muy agradecido de que me hayas escuchado.

— Soy tu madre Terry, siempre estaré para ti, en las buenas y en las malas, aunque no hayas querido venir a verme antes — Soltó una media sonrisa por los recuerdos.

— Descuida, no es nada personal — Terry se encogió de hombros.

Ambos estaban parados frente a frente, pero Eleanor, sin temor a lo que volviera a pensar su hijo, le regaló un abrazo más, pero esta vez no era de despedida, estaba muy contenta.

— Hasta pronto, Terry — Se despidió con una sonrisa de oreja a oreja.

— Adiós, mamá.


Hola, queridas lectoras, he aquí un nuevo capítulo un tanto emotivo. Perdón por la tardanza, he tenido muchas presiones, entre ellas estoy convatiendo con una depresión, pero yo creo que ya pronto pasará. Espero disfruten este nuevo capìtulo.