¡Aquí tienen mi regaló!


Matrimonio por mutuo acuerdo.

Capítulo 1: ¡Sorpresa!

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Las personas pululaban por las calles de la ciudad de Tokio entre ruidos y movimientos acelerados temprano por la mañana. Inuyasha Taisho Subdirector en jefe de Shikon News, una de las revistas periodísticas más serias e importantes del país, se dirigía rumbo a su oficina justo después de dejar su auto en el estacionamiento subterraneo del edificio, presionando el botón del asensor no pudo evitar notar que cada piso en el que se detenía la gente que también estaba esperando para subir a sus áreas correspondientes decidía no abordar cuando veían quien estaba dentro.

Sinceramente no le importaba, prefería tratar lo menos posible con los idiotas con quienes trabajaba. No tenía la paciencia para ello, sabía que lo llamaban "el perro del infierno", poco tenia que ver con su herencia Inuyokai y más por su mano dura a la hora de tratar con su empleados y escoger artículos que serían impresos en sus páginas todas las semanas, era un trabajo dificil y definitivamente no era un trabajo para los débiles mentales. Por algo eran uno de los mejores, un medio de comunicación serio, sin mancha en los 5 años que llevaba trabajando sin descanso desde que llegó.

Mientras seguía subiendo por el asensor revisaba detenidamente los correos electrónicos en su teléfono, tenía una enorme cantidad de articulos por publicar, editores que necesitaban una revisión y nuevos proyectos para autorizar.

Cuando se abrieron las puertas en la recepción y salió a la vista de todos pudo escuchar a los empleados en pánico comenzar a susurra "esta aquí", todos dejaron de hacer lo que sea con lo que estaban perdiendo el tiempo y comenzarón a correr como pollos sin cabeza. Puso sus ojos en blanco, todos los días eran lo mismo, montón de idiotas sin remedio, pocos eran lo suficientemente competentes, pero necesitaba empleados.

Caminó sin dirigirles una sola palabra o mirada, su oficina era su destino.

Justo al abrir las puertas se encontró con la única persona tolerable en todo el maldito edificio, su asistente, Kagome Higurashi llevaba tres años trabajando con él y ella había demostrado tener talento para practicamente todo. Aguantaba su ritmo y sus exigencias. Nunca se quejaba y anticipaba muchas de sus necesidades.

Kagome estaba parada junto a su escritorio vestida con una falda lápiz negra y una camisa de vestir rosa suave, completamente impecable como todos los días. Una botella de agua sobre su escritorio, al igual que su café negro. Ella tenía una agenda en sus manos e inmediatamete cuando lo vió comenzó a hablar sin esperar indicaciones.

— Buenos días señor Taisho. Tiene una cita a las 9:00 con el editor en jefe de la sección de deportes. A las 10:00 tiene una reunión para hablar con los periodistas sobre el artículo de la tala de arboles y la contaminación causada por el conglomerado Hishikawa. A las 11:30 tiene una video conferencia con el fotógrafo que ha estado haciendo las portadas para la sección de política. También el jefe de redacción y la directora quieren que les haga espacio en la agenda para hablar con usted. Es la tercera vez que recibe una llamada de la oficina de migración, dicen que es urgente que se comunique con ellos a la brevedad.

Inuyasha tomó su café mientras se sentaba y escuchaba con atención lo primero en el orden del día antes de comenzar a revisar los últimos detalles de los artículos y noticias que saldrían el dia de mañana.

— Bien. ¿Hiciste cita con la señora Kagura Yamada para hablar sobre su artículo de moda sustentable? Hay algunos puntos que me gustaría que puliera antes de darle luz verde a su publicación.

— Si señor, tiene una cita con ella a las 2:00 de la tarde.

— De acuerdo, dile a Bankotsu y Midoriko que los atendendere a las 4:00, que sean puntuales por favor. Trae los correos y todo lo que tenga que revisar que sea de mayor urgencia. Si llama el abogado de inmigración dile que puedo atenderlo la próxima semana. Concierta una cita despues del martes, pueden esperar un poco más.

— De acuerdo señor Taisho.

Mientras comenzaba a revisar documentos en su computadora, Kagome seguía escribiendo furiosamente en su agenda, la escucho salir de su oficina unos minutos después para traer nuevos documentos que tenía que revisar. El sonido del timbre del teléfono rompió su concentración, estaba a punto de darse la vuelta pero su eficiente asistente ya estaba ahí.

— Oficina del señor Taisho. Si claro, enseguida señora. — colgó. – La señora Midoriko quiere hablar con usted, dice que es importante.

Inuyasha suspiró y se puso de pie, Midoriko Takahashi era la directora. Otra de las pocas personas eficientes en su trabajo, el único problema era que la mujer es demasiado indulgente con los idiotas que solian equivocarse con regularidad.

Saliendo de su oficina seguido de cerca por Kagome vió como todos en sus cubículos y mesas comenzaban a fingir que estaban haciendo algo de provecho. Si no fuera por él, la maldita empresa se hubiera convertido en una revista de chismes hace tiempo.

— Señor, ¿Tuvo tiempo de revisar mi articulo sobre las deficiencias en la educación en las escuelas rurales?

Correcto, a pesar de que Kagome era hasta el momento su asistente, lo cierto es que había estudiado periodismo, quería escribir articulos y tener su propia columna en Shikon News. Era realmente buena, concisa, su forma de escribir era atrayente para el lector. Pero si era sincero consigo mismo aún no le había dado una oportunidad porque sabía que cuando ella se fuera nadie llenaría sus zapatos. No existía en el mundo una asistente más competente y sobre todo que lo aguantara. Tenía una personalidad difícil por lo que antes de que ella llegará ninguna asistente, hombre o mujer había durado más de tres meses en el puesto.

— Si, le dí una breve lectura, aún hay algunos detalles que se pueden pulir, sigue intentando y tal vez la próxima vez tengas un artículo lo suficientemente bueno para dedicarle una cuartilla en alguna publicación futura.

No pudo evitar notar el puchero y el ceño fruncido en el rostro de la chica, era un argumento débil y él lo sabía. Pero era egoísta, quería conservarla más tiempo.

— Cambia esa expresión Kagome ya llegamos.

Abriendo la puerta dejó pasar a la pequeña mujer primero, inmediatamente la siguió. Midoriko estaba teclenado de manera rápida frente a su computadora, sin levantar la vista les dio un asentimiento en reconocimiento a su presencia. Esperaron unos segundos hasta que la directora los miró.

— Inuyasha, Koga acaba de venir furioso a mi oficina, alega que lo despediste ayer en la noche por medio de un correo electrónico. Puedes decirme ¿Cuál es el problema?

— Es un incompetente, las dos últimas ediciones tienen varios errores en los diseños, los márgenes no son consistentes con nuestros mejores trabajos. Le toleré anteriormente sus equivocaciones, pero varios días seguidos es demadsiado, no sé cual es el problema que lo distrae pero si no puede con el trabajo encontraremos otro diseñador apto.

— ¿Cómo piensas encontrar un nuevo jefe de diseñadores tan rápido? — la mujer suspiro y comenzó a frotarse las sienes con cansancio. – La revista no puede detenerse.

— Shippo puede tomar su lugar por el momento, es joven pero ha demostrado ser más hábil que Koga. Kagome puede ayudarme a buscar diseñadores disponibles. Bankotsu y yo haremos las entrevistas la próxima semana.

— De acuerdo, pueden retirarse.— los despidió con una mano y regreso la vista a la pantalla de su computadora.

Se dieron la vuelta con perfecta sincronización para salir de la oficina pero no esperaban ver a Koga viniendo por el pasillo prácticamente cargando como un toro.

— ¡Tú maldito imbécil!, ¡¿Cómo te atreves a despedirme?!

Inuyasha apretó la mandibula y suspiró ya cansado con el inútil intercambio que estaba a punto de llevarse a cabo. Solo a Koga se le ocurría armar una escena enfrete de todos.

— Basta Koga.

— Eres un maldito tirano Taisho, te crees dueño del mundo y de todos los plebeyos a tu alrededor. Nos esclavizas hasta el cansancio y cuando no te servimos simplemente nos desechas.

Koga prácticamente estaba escupiendo en su dirección completamente furioso, lo cuál lo estaba haciendo enojar, asi que tuvo que respirar hondo antes de perder la paciencia y darle un puñetazo. No quería hacer todo esto más grande. Toda la oficina estaba en silencio sepulcral mirando con los ojos bien abiertos en su dirección. Kagome estaba rígida a su lado, obviamente incomoda.

— Koga te despedí porque últimamente solo has mostrado incompetencia, es obvio que estas cómodo y seguro de tu puesto por lo que has dejado de esforzarte. Tus errores son cada vez más recurrentes y aún más notorios, estás más atento a acosar con tus coqueteos a las empleadas, entre ellas mi asistente, lo cual es completamente intolerable. Ahorranos la vergüenza y vete en silencio, antes de que decida llamar a seguridad.

— ¡Eres un hijo de puta solitario que no quiere ver feliz a nadie! ¡Moriras solo Taisho y nadie derramara ni una lagrima en tu maldito funeral!

Puso los ojos en blanco y estaba a punto de replicarle a Koga cuando su asistente dió un paso frente a él, con los puños apretados a los costados.

— Basta Koga, te has excedido.— habló entre dientes.

— ¡No puedes hablar en serio Kagome! — el aludido la miro con cara de horror— ¡No puedes estar de parte de este idiota que te explota todos los días!

— ¡Koga!

La fuerte voz de la directora llamó la atención de todos a su alrededor. Estaba parada en la puerta de su oficina con una mirada furiosa.

— ¡A mi oficina, ahora! — se dió la vuelta dejándolos solos de nuevo.

Koga regresó su mirada furiosa a Inuyasha y le siseó entre dientes.

— No creas que esto ha terminado.

Se giró y caminó rumbo a la oficina de la directora. Todos comenzaron a trabajar de nuevo entre susurros tratando de ignorar la vergonzosa escena que acababan de presenciar. Inuyasha se dió la vuelta como si nada hubiera pasado para regresar a su oficina, Kagome le siguió de cerca como siempre.

— ¿Estás bien?

— No es lo peor que alguien me ha dicho, no es nada.

— Inuyasha…

Kagome raramente lo llamaba por su nombre en horas de trabajo, solo cuando quería que se tomará las cosas en serio o estaba preocupada por algo. Con un suspiro cansado se giró a mirarla cuando entraron de nuevo en la santidad de su oficina.

— Estoy bien Kagome, Koga es un idiota y no me interesa lo que diga, piense o amenace. Lo que importa es ser los mejores en el trabajo. ¿De acuerdo?

— De acuerdo. – asintió con desición.

— Bien. Necesito que me ayudes este fin de semana en la busqueda de diseñadores, comienza a concertar entrevistas para la próxima semana. Avisa a Bankotsu.

— Ehm… – la vacilación en la voz de su asistente llamó su atención, ella nunca vacilaba- este fin de semana no puedo. Es el cumpleaños de mi abuelo, el año pasado no pude asistir por lo que prometí que este año no faltaría.

Inuyasha la miró con atención sin decir una sola palabra, ¿un cumpleaños era más importante que su trabajo? No entendía que tenía de especial. Su silenco debió indicarle algo a la chica porque de inmediato se puso firme y comenzó a escribir en su inseparable agenda.

— Bien, en seguida señor.— asintió y salió.

Tenía que admitir que se sentía un poco culpable por truncar sus planes, pero si ella quería trabajar como escritora para él tenía que aprender que su trabajo era su prioridad.

Estuvo algunas horas trabajando en su computadora con completa tranquilidad despues de su última cita cuando Kagome volvió a entrar.

— Midoriko quiere hablar contigo dice que es urgente.

Eso le parecio extraño, esperaba que Koga no estuviera dando muchos problemas.

Asintiendo se levantó de su silla y regresó por el camino que habían transitado no hace mucho. Se giró en la puerta para darle a Kagome nuevas indicaciones.

— Si en 10 minutos no he salido por favor sácame de ahí, tengo muchas cosas pendietes.

Kagome asintió y se quedó afuera de la oficina como un centinela, mientras él entraba, se dió cuenta de que no estaban solos. Midoriko estaba sentada en la pequeña sala de su oficina tomando un café con el jefe de redacción Bankotsu Hinata.

— ¿Qué sucede ahora?

— Inuyasha hemos recibido una llamada de un abogado de migración quién nos ha notificado que no te has comunicado con ellos para la renovación de tu visa de trabajo, recuerda que eso lo tienes que hacer cada año.

— Si lo recuerdo, tengo un mes para hacer los trámites antes del vencimiento de la visa anterior.

— La visa expiró hace tres meses— agregó Bankotsu con sorpresa— ¿Cómo es que no te habias dado cuenta de eso?

Se quedó sin palabras. Recordaba vagamente a Kagome hablando del tema y recordandole que debía ir a las oficinas correspondientes, pero no tenía ni idea de cuanto tiempo había transcurrido desde que comenzaron los recordatorios.

— De acuerdo ire el día de mañana— habló pero Midoriko levantó una mano interrumpiéndolo.

— No puedes, al parecer el año anterior omitiste algunos detalles en tu información y la demora de este año ha causado que te den algún tipo de suspensión, necesitas salir del país por 6 meses antes de comenzar de nuevo el trámite de tu visa.

— ¡¿Qué?! ¡¿6 meses?!

Inuyasha definitivamente no quería regresar a China. Aunque su familia tenía raíces japonesas, todos habían nacido en China. La familia de su padre había fundado su dinastía ahí y lo odiaban. Su padre y su madre habían muerto en un accidente aéreo cuando él tenía 17 años. La familia Taisho practicamernte lo repudió, su medio hermano más que nadie, por lo que habia salido adelante con la herencia que le dejó su padre y cuando terminó la universidad y se hizo un nombre en el mundo periodístico y editorial migró a Japón tratando de dejar todos esos recuerdos y sentimientos atrás. En unos años más esperaba poder conseguir la ciudadanía y olvidarse por completo de su pasado.

— ¿Cómo esperan que haga mi trabajo desde China? Las videoconferencias tienen un límite de utilidad.

— Durante estos 6 meses Bankotsu se quedará a cargo de tu puesto de forma provisional. – Midoriko explicó — una vez que tu papeleo este en orden puedes regresar.

— Lo siento Inuyasha — Bankotsu parecía levemente apenado, aunque no demasiado — te prometo que cuidaré de tu puesto y de tu asistente.

Lo último había picado algo en el interior de Inuyasha, ¿Qué se supone que significaba eso? Estaba por replicar algo grosero cuando tres golpes suaves en la puerta antes de abrirse llamaron la atención de todos los que se encontraban dentro.

Inuyasha se giró para mirar con ojos de pánico a Kagome.

— Señor Taisho le recuerdó que tiene un compromiso en 15 minutos.

Se quedó mirandola sin saber que decir, tenía que abandonar durante 6 meses el trabajo que tanto le había costado conseguir, prácticamente se mató estudiando toda su vida, y ahora querían que se fuera y dejará que el periódico que ayudo a erigir. 6 meses bastaban para que todo ardiera y cayera en cenizas. Confiaba en Midoriko pero no podía decir lo mismo de Bankotsu.

Kagome seguía quieta mirándolo atentamente con sus enormes ojos de cierva, si él se iba era seguro que cuando por fin regresará ella no fuera su asistente y ese definitivamente era uno de los aspectos que más le aterraban. ¿De qué otra forma podía conservarla a ella y su trabajo?

La miró detenidamente por un minuto cuando una idea terrible cruzo su mente, era malo… muy malo, pero el pánico lo estaba dejando sin alternativas. Le hizo señas con la mano para que entrará y se parará a su lado.

— Yo no quería hacerlo de esta manera, pero creo que es el momento de que lo sepan — rodeó con un brazo los hombros de la chica a su lado— bueno, ¡Kagome y yo vamos a casarnos!


Habia prometido publicar esta historia desde hace meses, pero la vida se empeña en ponerme el pie. Espero que les guste esta versión de mi película favorita en todo el mundo, cada que la veo pienso en mi hermoso Inukag.

Díganme si saben cual es!!!

La historia esta completamente terminada, solo corrijo los horrores ortográficos, lamento si alguno se me escapa. Espero no tardar tanto en actualizar capítulos nuevos.