Este fanfic es del género Romance, Amistad, Drama, Superhéroes y Fantasía.

Los personajes pertenecen a Toei Animation, yo solo creé una historia con estos puesto que me gusta mucho la serie de las Chicas Súperpoderosas Z.

He obviado los honoríficos en esta historia para facilitar la lectura.

Ya dicho esto, disfruten del fic :3.

Amanecer

Miyako despertó lentamente, primero los sonidos de la ciudad, luego el cálido tacto de las sábanas, al abrir los ojos estos tardaron unos segundos en acostumbrarse a la luz y al poco tiempo vio el rostro de Boomer a unos 10 centímetros del suyo, esto la sobresaltó y rápidamente los borrosos recuerdos de lo que había sucedido en la noche anterior plagaron su mente.

Ella y Boomer estaban teniendo una batalla de prueba ya que estaban probando su nuevo traje de súpervillano… Miyako no sabía cómo sentirse al pensar que Boomer era un villano, con el tiempo había decidido ignorar ese hecho y así ser imparcial a la hora de juzgarlo, pero ahora… el nuevo poder destructivo que había adquirido la hacía dudar si ese tierno y dulce chico volvería a sus orígenes algún día.

Miyako tragó saliva, ¿Si Boomer elegía volver a ser un villano cómo podría detenerlo? No se sentía capaz de tener una batalla real con ese chico que (aunque no le gustara admitirlo) había robado su corazón.

La chica miró el tranquilo rostro del joven que aparentaba ser todo menos un monstruo, un magnetismo la hizo acercar una mano con ganas de acariciar su mejilla pero dudó, ¿Era correcto? ¿No recordaba que hace un minuto estaba debatiéndose sobre qué haría si él tomaba el mal camino?

"No soy tan fuerte" dijo una voz en su interior "pero tampoco estoy sola" agregó su fuerza interior "Debo hablar con Kaoru, por más ilógico que suene, ella probablemente puede ayudarme a entender qué tengo que hacer a partir de este punto".

La rubia miró al chico con infinita ternura y se permitió por un segundo dejar salir esa parte de ella que le rogaba dejar de ser insegura y simplemente ceder a esa hermosa y cruel emoción que era el amor.

Con mucho cuidado de no despertarlo Miyako suavemente le estampó un beso en la mejilla a Boomer, queriendo, deseando, que todo fuera más sencillo. Luego se levantó lentamente de la cama y fue a agradecerle al profesor por cuidarla esa noche para luego pedirle que lo despidiera de Ken.

El sol estaba alzándose en el firmamento, el frío de las noche calaba los huesos, pero Miyako no le prestó atención, ella solo quería llegar lo antes posible (sin transformarse) a la casa de Kaoru.

Kaoru estaba soñando con ser nombrada campeona nacional de lucha libre por el comité de lucha libre nacional cuando sintió un golpe en la cara.

Con frustración y somnolencia la chica de pelo gris miró su celular, por milésima vez admitió que la idea de Momoko de poner una repisa sobre su cama y ahí dejar su celular en vibrador era una idea sacada del infierno mismo ya que era imposible no despertarse cuando te caía en la cara un celular en vibrador.

Kaoru miró su celular, en la pantalla estaba un nombre "Miyako", esto la sorprendió ya que aún dormida sabía que ese día no le tocaba patrullaje matutino, por eso respondió.

- ¿Hola Miyako? -preguntó no muy segura de qué esperar.

- Por favor vístete y ve al parque donde siempre nos juntamos, necesito hablar algo muy importante contigo -pidió su amiga.

Kaoru miró su reloj, eran las 7:12.

- ¿No es muy temprano para ser sábado? -preguntó tratando de evadir la situación y seguir durmiendo.

Un hipido sonó por el micrófono, eso dispersó todo el sueño que le había estado nublando la mente.

- Espera ahí, llego en 10 minutos o menos -aseguró Kaoru antes de cortar.

Kaoru estaba tan preocupada que por poco se le olvida escribir una nota a su mamá explicando que iba a salir un rato y volvía para el desayuno. Tomando su abrigo bajó las escaleras (sip, a ella le encantaba calentar en las mañanas bajando 15 pisos a toda velocidad sin tropezarse ni morir) y salió del edificio donde un cansado conserje se debatía entre la vigilia y el sueño.

Ya afuera la chica de cabello gris corrió los dos kilómetros que la separaban del parque (para que se hagan una idea, este parque queda cerca de la escuela y de la casa de Momoko) y rápidamente localizó a Miyako sentada en una banca que a simple vista no era visible desde la calle.

- ¿Qué pasa Miyako? -dijo su amiga tratando de recuperar el aliento.

La rubia miró a su amiga directamente a los ojos y en un segundo se llenaron de lágrimas, la chica se llevó las manos a los ojos tratando de parar el llanto pero esto más que ayudarla parecía empeorar las cosas.

Kaoru se sentó junto a su amiga y le dio unas palmaditas en la espalda, ella no estaba acostumbrada a estas cosas de chicas a pesar de que hacía un par de meses había roto a llorar frente a su madre.

Miyako se calmó poco a poco, cuando ya pudo hablar Kaoru la enfrentó.

- ¿Qué pasa Miyako? ¿Está bien tu abuela? -en todo ese tiempo había llegado a la conclusión de que algo le había pasado a la abuela de Miyako.

- Mi abuela está bien -dijo recuperando lentamente la fuerza en su voz.

En ese momento Kaoru se dio cuenta que toda la charla de que a "todos les va a llegar su hora" no iba a servir de nada.

- Entonces ¿Qué te molesta? -preguntó tratando de sonar lo más empática posible.

- Boomer… -empezó, a Kaoru las cosas le empezaron a pintar mal- creo que estoy enamorada de él.

"Bueno, bueno, ¡Bueno!, ¿Me explicas por qué p*a me estás diciendo esto?" eso es lo que quería decir pero se lo guardó, tenía que ser empática.

- El corazón no elige de manera lógica de quien enamorarse -dijo tratando de sonar como si no hablara un poco de sí misma.

- Lo sé -dijo ella ya un poco mejor-, pero… ¿Un villano? ¿Por qué un villano?

- ¿No era que estabas enamorada de ese chico Takaaki desde pequeña? Admítelo, te gustan los chicos malos -dijo Kaoru quien decidió ser franca.

- Takaaki no es un chico malo -se excusó Miyako-, al menos no cuando lo conocí. Después de volver a verlo me di cuenta de que solo estaba enamorada del recuerdo de ser protegida, no del chico real en quien se convirtió.

Kaoru encontró esto muy interesante por lo que siguió.

- Debió ser muy complicado rechazarlo cuando este se declaró -dijo la PPGZ verde.

Miyako la miró asombrada.

- ¿Cómo…?

La chica de pelo gris se encogió de hombros.

- Estaba pasando cuando eso sucedió, luego pasaste un par de días muy desconectada con la realidad y finalmente te recuperaste de la noche a la mañana -dijo como si estuviera narrando una novela romántica.

- Mi abuela me ayudó en ese momento… -dijo más para si misma, luego retomó el tema- Pero fue relativamente sencillo en ese momento, quiero mucho a Takaaki como amigo, pero a Boomer… -se puso cabizbaja nuevamente- es como perder cada día una batalla con mi corazón, en especial desde que decidimos darnos una oportunidad.

- Y si te molesta tanto estar enamorada, ¿Por qué hiciste eso? -preguntó Kaoru.

- La verdad es que no lo pensé mucho, y luego… -frunció el ceño pero una nueva luz brilló en sus ojos- fue como si todo empezara a tener sentido, estoy enamorada, soy feliz cuando estoy con él. Boomer es atento y considerado conmigo, sabe cómo sacar lo mejor de mí y también me ayuda a curar viejas heridas que nunca cicatrizaron del todo, es como encontrar en él algo que siempre debió estar presente en mi vida pero que por algún motivo no fui capaz de ver en nadie más.

A Kaoru le dieron ganas de reír, por poco no se contuvo.

- ¿Qué pasa? -preguntó la rubia.

- Estás muy enamorada, tanto como yo debo admitir -dijo la chica quien se retorcía por mantener la risa controlada.

- ¿Así te sientes cuando estás con Butch? -preguntó su amiga, con esta pregunta la chica de pelo gris pudo salir del círculo de la risa.

- La verdad -estaba un poco avergonzada de hablar de sus sentimientos-, cada día es más difícil bloquear las ganas de estar con él, de tenerlo cerca y practicar algún deporte, ir a comer helado o simplemente quedarnos toda una noche viendo una maratón de alguna serie que arrendamos antes de que cerraran el blockbuster que queda entre nuestras casas. -Miró a Miyako con una genuina sonrisa- Yo también siento que encontré a esa persona con la que me siento cómoda y complementada.

Miyako por un segundo sintió envidia, ¿Por qué ella no podía ser así? Luego se acordó del motivo por el que había pedido específicamente a Kaoru que la ayudara.

- ¿No te importa que Butch sea un villano? -preguntó ella.

- Eee… -la chica dudó un momento sobre qué responder- Esa es una pregunta un poco más difícil de responder.

Miyako modificó ligeramente su posición para escucharla mejor.

- ¿A qué te refieres? -preguntó.

- Prefiero pensar que nunca me lo encontraré en las calles robándole a una persona o participando en una pelea clandestina -esto lo dijo un poco nerviosa, luego se recuperó-. Pero si llegara a pasar seré la primera en tomarlo de una oreja y arreglar todo lo que arruinó.

A Miyako esto le pareció muy Kaoru, pero luego recordó la noche anterior.

- P-pero… -la PPGZ verde miró a su amiga interesada, esta evadió sus ojos, mala señal- ¿Q-qué pasaría si él adquiriera un nuevo poder? Un nuevo poder capaz de hacerte frente y dejarte, no herida, pero sí fuera de combate.

La chica de pelo gris abrió mucho los ojos, no podía creer lo que insinuaba su amiga.

- ¿Es que acaso Boomer se cayó a un barril de químicos radioactivos y está tratando de hacer lo mismo con sus hermanos? -preguntó.

Miyako se puso a reír, no podía creer que Kaoru lo dijera de verdad pero ahí estaba su amiga con cara de desconcierto.

- No, tal vez Butch no te lo contó pero parte del trato que los llevó a ser estudiantes fue que les iban a crear unos nuevos súpertrajes y como Boomer se ofreció para probarlos -no le gustaba pensar que era el conejillo de indias- descubrió que estos activaban una serie de poderes y habilidades similares a las nuestras transformadas. -Luego recordó cómo se sentía la noche anterior, esto le drenó la energía- Ahora puede invocar un arma, creemos que es diferente en cada uno de los tres miembros del grupo pero no se podrá confirmar hasta que aprendan a invocar sus armas.

A Kaoru no le gustó nada la idea de que Brick tuviera un arma nueva que parecía asustar a Miyako.

- ¿Nos pueden herir esas armas? ¿Aún estando transformadas? -preguntó la PPGZ verde.

- No exactamente -respondió Miyako-, ayer estábamos haciendo una batalla de prueba y él me tiró una bomba con su bate de baseball -a Kaoru le dieron ganas de comentar que era graciosa la forma que tomó el poder del RRBZ azul pero luego recordó que su arma era un gran martillo para aplastar topos- y fue como… como si todo el mundo diera vueltas a tu alrededor, te sientes débil y casi no puedes hablar. Me quedé dormida antes de calcular cuánto tiempo duraba el efecto.

En la cabeza de Kaoru eso no sonaba tan mal, pero ver la frustración en el rostro de Miyako le hizo entender que para ella no había sido agradable esa sensación.

- ¿Y antes por qué estabas…? -empezó Kaoru quien creyó haber perdido el hilo de la conversación.

- No quiero enfrentarme a él en batalla -por fin admitió la chica-, mi corazón nublaría mi visión, y él sabe que soy débil a sus ataques por lo que… si se vuelve malo… yo… -escondió la cara entre sus manos, no quería admitir lo débil que era en esos momentos.

La chica de pelo gris de verdad trató de empatizar con su amiga, sí, para ella no sería agradable enfrentarse en batalla a Butch pero…

- ¿Estás segura de que estás enamorada? -preguntó sin mucho tacto.

Miyako la miró con una mezcla de sorpresa y espanto.

- ¿Por qué preguntas eso? -respondió incapaz de comprender.

- Cuando yo descubrí que Tatsuya era Butch fue angustiante, pero cuando pensé seriamente cuánto lo quería y cuánto miedo tenía a enfrentarlo la respuesta fue obvia -dijo mirándola con los ojos muy abiertos-. Si tengo que enfrentarlo será porque lo quiero y deseo hacerlo volver a sus cabales, no voy a dudar, no voy a temer, porque estoy peleando por la persona que amo.

Kaoru trató de mantener esa aura genial de sus palabras, pero un ligero rubor hacía ver que una parte de ella no se sentía cómoda hablando de amor.

- E-entonces -la rubia estaba un poco descolocada por la respuesta- ¿Dices que deje de temer y piense seriamente las cosas buenas y malas de salir con Boomer?

La chica de pelo gris ladeó la cabeza rápidamente con una mueca en el rostro.

- No es exactamente lo que estaba pensando pero puede funcionar -dijo con sinceridad.

Una chispa de esperanza y seguridad surgió en el corazón de Miyako, esto le devolvió la sonrisa.

- Gracias Kaoru, lo pensaré y después te diré cuál es mi resolución -dijo esta y levantándose de la banca se despidió de su amiga y emprendió el camino de vuelta a su casa.

Mini-capítulo 12

Miyako pasó todo el fin de semana pensando en lo que le dijo Kaoru, analizó las cosas, sin miedo, sin amor, solo lógica. No fue fácil en un comienzo pero para el día Lunes ya tenía su respuesta y estaba segura de que era la correcta.

Con paso decidido la PPGZ celeste entró en la sala del Club de la Noche, todos los miembros se encontraban reunidos ya que estaban discutiendo los hechos sucedidos el viernes anterior, no obstante, todos enmudecieron al ver a su princesa entrar en la sala del club.

- Gotokuji-san -saludó el líder del Club con un movimiento de cabeza- ¿Qué la trae por aquí?

Miyako cerró la puerta del Club, esto alarmó a todos.

- Jones-san, ¿Me permites decir un par de palabras a los miembros de tu club? -preguntó, más bien exigió, la princesa del Club de la Noche.

Lord Agustus (Agust Jones) miró al resto de los miembros, podía decirle que no a la chica, que estaban ocupados, pero la idea de ese club era proteger he idolatrar a la Princesa de la Noche (Miyako Gotokuji) por lo que tuvo que ceder.

- Está bien -respondió queriendo agregar un "su majestad".

Miyako sonrió agradecida, luego se puso seria.

- Desde hace tiempo los miembros de este club me han estado siguiendo a la vuelta a casa -todos tragaron saliva al escuchar esas palabras-, al comienzo no le presté atención, a fin de cuentas no me estaban haciendo ningún mal -por un segundo los chicos se relajaron alabando la eterna piedad de su princesa-. Pero luego llegó Ryo Mojo a esta escuela y ustedes lo empezaron a seguir también.

Esto no sonó muy dulce o amable, casi como si les tuviera rencor y eso fue un trago amargo para los chicos del Club.

- De todas formas yo confiaba en que al ver que Mojo-san no era una amenaza para mi ustedes lo dejarían en paz -dijo ella, la culpa se empezó a extender lentamente entre los miembros del club-, pero en vez de eso lo empezaron a seguir más y más seguido, lo observaban a todo momento y sentía sus miradas asesinas cuando éste hablaba conmigo. De todas formas traté de seguir positiva, de pensar que no lo hacían con malas intenciones ya que siempre supe que ustedes estaban tratando de protegerme -algunos chicos quisieron ponerse a llorar en ese mismo momento, su princesa era muy buena, muy amable, muy…-. Pero luego se enteraron que tendría una cita con Mojo-san…

Todos se miraron extrañados por lo grave que sonó la voz de su princesa en ese momento.

- No sé por qué lo hicieron -dijo con ese extraño tono de decepción-, quiero pensar que hubo un problema de comunicación, yo fui la que organicé esa cita, pero ustedes insistieron una y otra vez en arruinar las cosas -ahora todos sudaban frío.

No soy una persona rencorosa, no les pediré que disuelvan el Club de la Noche, tampoco les pido que dejen de seguirme, creo que son suficientemente maduros como para ver que eso no está bien. -La chica miró a cada uno de los miembros a los ojos- Yo solo les quiero pedir que dejen de intervenir en mi vida amorosa. No sigan a Mojo-san, no interfieran en nuestras citas, y si las cosas no funcionan tampoco tomen represalias contra él. Es muy, muy raro que me enamore de alguien por lo que les pido que no interfieran con estas emociones y me dejen seguir el camino que yo misma estoy decidiendo con cada paso.

Ya dicho esto abrió la puerta y los miró desde el umbral.

- Por favor les pido que tomen en consideración mis palabras.

Dicho esto, Miyako salió del salón del Club de la Noche cerrando la puerta suavemente.

Cuando Miyako volvió a su salón de clases los que la vieron notaron que algo había cambiado, tenía un aire de fuerza e independencia, algo que contrastaba profundamente con su común aura de delicadeza y amabilidad.

- ¿Por fin los pusiste en su lugar? -preguntó Kaoru cuando esta llegó a su lado.

- No fue sencillo -admitió haciendo ver su cansancio-, pero lo hice.

- Felicitaciones Miyako -dijo Momoko dándole un abrazo.

Miyako devolvió el abrazo sumamente aliviada.

- ¿Ahora qué vas a hacer con esta nueva libertad? -preguntó Momoko separándose lentamente para mirarla a los ojos.

Miyako sabía exactamente qué tenía que hacer, pero no era el lugar para dar una respuesta directa.

- Seguir mi corazón -respondió la rubia dejando a todos los que la estaban escuchando extrañada.

Tercera Cita

La última cita entre Miyako y Boomer era la prueba de fuego, la idea siempre fue ir a un parque de diversiones pero como era invierno tuvieron que elegir un parque que abriera en aquellas fechas y fuera techado. Mientras buscaban parques por la web Miyako encontró un anuncio del Sanrio Puroland, un parque de diversiones muy kawaii basado en los personajes de Sanrio como Hello Kitty y otros. La verdad es que le propuso la idea a Boomer pensando que él iba a decir que no le interesaba pero se sorprendió cuando él le dijo que había estado pensando proponerle ir por lo que ese fue el lugar que eligieron.

El día de la cita Boomer tenía muchas cosas en la cabeza, ¿Por qué los chicos del Club de la Noche habían dejado de seguirlo? ¿Era correcto ir vestido con su característico color azul rey en un lugar que era todo rosa? y lo más importante ¿Miyako le iba a romper el corazón ese día?

Aquella mañana, cuando despertó y Miyako ya no estaba sintió que el mundo se le cayó en los pies, muy para su pesar pensó qué tan asustada tenía que estar Miyako de él como para irse sin decir nada. Este miedo se intensificó con el hecho de que cuando llamó a la casa de Miyako la abuela de esta le dijera que Miyako había estado pasando mucho tiempo sola encerrada en su habitación y no quería contarle qué es lo que estaba pasando.

El día Lunes estaba sentado en su escritorio cuando una dulce voz lo sacó de su ensimismado.

- Buenos días Ryo -dijo Miyako y este al levantar la cabeza vio una amplia sonrisa en el rostro de su amiga, acto seguido un gran alivio se apoderó de él, al parecer sus deducciones habían sido incorrectas.

El resto de la semana los dos hicieron su vida normal y planificaron juntos su última cita, Miyako se veía alegre y confiada con su elección, y él tenía que admitir que siempre le había llamado la atención la ropa y el maquillaje que le ponían a los simples dibujos de Sanrio por lo que viendo un par de fotografías en revistas supo que el nivel de producción de la decoración del lugar valía la pena ser visto.

Boomer y Miyako se encontraron en la estación, ella llevaba puesto una chaqueta rosada de poliéster con los bordes de los bolsillos y las mangas blancas, además llevaba puesta una corta falda de invierno gris con cuadrillé rosado, calzas térmicas de color azul desgastado, guantes rosados de algodón y una boina rosada que se le veía muy bonita.

- Te ves bien -dijo ella analizando su chaqueta gris azulada y sus pantalones de jeans.

- Tú te ves muy linda -dijo él incapaz de contenerse.

Por una vez Miyako no apartó la vista y sonrió sin pudor ante ese comentario.

- Muchas gracias Ryo -respondió mientras llegaba el tren.

Esa era otra cosa que había notado de Miyako, estaba más segura de sí misma después de aquel fin de semana, Boomer no entendía el porqué del cambio pero le gustaba esta nueva faceta de Miyako.

En el viaje hablaron de diversos temas y cuando llegaron al parque no pudieron evitar sentirse fuera de lugar entre tantas familias con niños.

Al entrar al establecimiento quedaron sorprendidos por la cantidad de adornos con distintas formas y colores, sin decir ni una palabra tanto Boomer como Miyako sacaron un cuaderno de su mochila y empezaron a dibujar una lluvia de ideas que se iba expandiendo a través de las hojas del cuaderno mientras avanzaban su recorrido.

Ya para la hora de almuerzo ambos pidieron el menú de su personaje de Sanrio favorito (Chococat para Boomer, Kuririn para Miyako) y se sintieron muy a gusto de recibir la comida en sus estómagos ya que habían pasado muchas horas explorando los tres pisos del parque temático.

- ¿Qué quieres hacer ahora? -preguntó Boomer.

Miyako tomó un sorbo de su té helado.

- ¿Me muestras tus dibujos? -preguntó ella.

No voy a negarlo, esos dos estuvieron más de dos horas comparando dibujos y analizando la inspiración detrás de cada uno de ellos, se dieron consejos puesto que aunque uno hablaba el lenguaje del maquillaje y la otra del diseño de moda de alguna manera eran capaces de pulirse mutuamente las ideas que compartían a través de aquella conversación.

Por los altavoces sonó un anuncio diciendo que iniciaría en 10 minutos una presentación en el anfiteatro del parque y al poco tiempo la pareja estaba viendo cómo Hello Kitty bailaba al son de canciones junto a bailarinas con trajes dignos de una banda de J-pop. Cuando terminó la obra los aplausos inundaron el anfiteatro y los chicos salieron, Boomer miró su reloj.

- Ya es hora de volver a casa -dijo este bastante decepcionado.

Miyako no dijo nada, cuando Boomer se giró a verla notó que estaba pálida lo cual lo preocupó mucho.

- ¿Estás bien Miyako? -preguntó este.

La rubia cerró los ojos y respiró profundamente luego lo miró con determinación mientras el color volvía a su rostro.

- Tomemos el tren. -Respondió sin más.

El viaje de vuelta fue tranquilo, silencioso, Boomer quería hablar, quería saber por qué Miyako estaba tan callada, pero la respetaba y consideraba que si ella no quería hablar tenía que ser por algo.

Al llegar a la estación Miyako se detuvo y miró a Boomer con un poco de nostalgia.

- Ryo, ¿Me acompañarías hasta el parque más cercano? -preguntó esta.

Ahí fue cuando Boomer se empezó a preocupar, el miedo de que le rompieran el corazón lo empezó a invadir hasta el punto que deseaba nunca llegar hasta ese maldito parque, pero no podía hacer eso, no podía evadir esta situación.

Ambos llegaron al parque, estaba desolado ya que la noche había caído y el cielo amenazaba con nevar. Miyako fue hasta una zona donde los faroles eléctricos no alumbraban y dejó en el suelo su mochila, inesperadamente ella sacó de su interior el cinturón que activaba la transformación de Boomer.

- Por favor transfórmate, tengo algo que comprobar antes de que pueda darte mi respuesta -dijo esta.

Boomer no lo pensó mucho y se transformó, ya con su traje vio como Miyako a su vez se transformaba.

- Sígueme -pidió cuando ésta alzó el vuelo.

Boomer la siguió en silencio sorprendido de que aún nevando ella parecía no tener problemas en estar con aquella delgada capa de ropa, al final llegaron a un claro cubierto de nieve en la base del Monte Fuji.

- Por favor atácame -pidió la chica cuando ya habían dejado sus cosas resguardadas de la nieve.

- Q-¿qué? -Boomer casi se atragantó con sus palabras por la sorpresa.

- Quiero ver de qué eres capaz -dijo ella sin más.

Boomer no sabía qué hacer, él tenía mucho miedo de herirla nuevamente.

- Miyako, yo no… -dijo este tratando de hacerla entender.

- Piensa solo en mi como Bubbles -le pidió fríamente-, quiero que saques toda esa ira que sientes hacia mi como heroína.

Boomer tenía la sensación que le estaban rompiendo el corazón de una manera egoísta e injusta por lo que se abrazó a ese dolor para darle exactamente lo que quería.

- Como tú quieras Bubbles -dijo este alzando el vuelo.

Boomer atacó con rabia a Bubbles, trató de evocar cada uno de esos momentos donde ella lo venció, trató de pensar en las veces que esta lo dejó en ridículo frente a una multitud por su tonta debilidad a las muestras de afecto, trató de recordar la vergüenza que sentía de haber nacido a partir de su ADN y el de Mojo Jojo.

La rabia se empezó a incrementar cuando notó que no era capaz de leer la expresión de la heroína mientras detenía sus golpes o simplemente los esquivaba, si ella llegaba a golpearlo lo hacía de tal forma para que él retrocedía o perdía la concentración, pero lo que más le molestaba era que no estaba usando su arma por lo que él quiso tomar la delantera y creando una lluvia de bombas atacó a la causante de sus males.

La nieve polvo nubló su vista, él no sabía si había logrado hacerle daño pero a los pocos segundos ella se elevó en el aire lista para soplar su varilla y así liberar las burbujas con un tremendo poder destructivo, Boomer estaba seguro de que iba a atacar, pero por la distancia tan corta que los separaba supo que no iba a ser capaz de evadir ese ataque que a diferencia del suyo tenía un amplio rango de ataque.

Ya seguro de que no iba a lograr escapar cruzó los brazos listo para recibir el ataque pero al notar que el ataque no llegaba abrió un ojo para sorprenderse al estar inmerso en una nube de burbujas, este miró sorprendido a la chica quien le daba la espalda, ahí fue cuando lo supo, esta prueba no era para él sino para ella.

Boomer se acercó a Bubbles/Miyako y dándola vuelta en el aire notó que ella estaba llorando, una punzada de preocupación recorrió todo su cuerpo.

- Mi…Bu… -no era capaz de decidir cómo llamarla.

- No soy capaz -lloró la chica y en un acto inesperado se tiró a los brazos del chico mientras escondía su cara en su pecho y lloraba en silencio.

Boomer la dejó llorar mientras lentamente acortaban los metros que los separaban del suelo, al tocar la fría nieve Miyako ya se había calmado bastante.

- Lamento pedirte esto -dijo con una voz que la hacía sonar más como una niña pequeña que como la grandiosa heroína que era.

- ¿Por qué lo hiciste? -preguntó Boomer- te pude hacer daño, yo pude…

Las lágrimas cortaron su voz, no podía ni imaginarse qué habría pasado si esa lluvia de bombas la hubiera impactado, estaba enojado, pero llegar a tales niveles de violencia lo perturbaba profundamente.

- Quería tener una pelea real, una pelea donde yo pudiera sentir esa necesidad de detenerte, de derrotarte, -explicó la chica todavía incapaz de mirarlo a los ojos- pero la culpa era muy grande y cuando realmente sentí que estaba en peligro supe que tenía que contraatacar y… no pude, no pude usar mi ataque contra ti, no porque fuera mi culpa el que estuvieras tan furioso sino porque no podía hacerte daño real.

La sorpresa hizo que Boomer la tomara de los brazos para exigirle que lo mirara a la cara.

- ¿Y eso qué significa? -preguntó, ya la ira se había extinguido y solo quedaba en su interior las ganas de escuchar lo que tenía que decir su contraparte.

Miyako trató de enfocar su vista en algo que no fuera él, pero le fue imposible, tenía que terminar con este juego del gato y el ratón.

- Que estoy profundamente enamorada de ti y que ni siquiera el calor de la batalla puede cambiar eso -dijo ella terminando con una dulce sonrisa.

En ese momento Boomer solo reaccionó a abrazarla, no lo podía creer. A veces había soñado que ella le decía esas palabras (tal vez no textuales) pero escucharlas era como si todas sus heridas sanaran mágicamente dejando una sensación de alivio y felicidad donde antes estaban.

Miyako torpemente le devolvió el abrazo, ya no había vuelta atrás y se sentía tan orgullosa como abrumada por la situación vivida.

De repente un pensamiento inundó la mente de Boomer.

- Si me hubieras logrado atacar lo más probable es que yo no te hubiera logrado atacar de vuelta -dijo este.

Miyako lo miró extrañada.

- ¿Por qué lo dices? -preguntó ella.

- Porque soy muy cabezota y si me lograbas dar una gran remecida probablemente habría encontrado que toda esta ira sin sentido no era buena -dijo él con gran madurez-. Sí, estoy enojado por todas esas veces que me derrotaste; también me molesta que posea parte de tu ADN y el de Mojo, pero si no fuera por todos esos eventos probablemente no sería la persona que soy hoy y menos alguien capaz de ser correspondido por la chica más hermosa y de buen corazón de todo japón, no, de todo el mundo.

Miyako rio por lo bajo, eso era algo que no esperaba, pero eso de ser capaz de corresponderle no había sido un camino fácil ni lo sería después de que dijera las siguientes palabras.

Con un pequeño empujón se separó de él poniendo un metro de distancia, desde ahí dijo las palabras que quedarían escritas con fuego para el resto de su vida.

- Ryo Mojo, es decir, Boomer, me gustas mucho, por favor sal conmigo -dijo y acto seguido hizo una reverencia.

El corazón de Boomer latía tan fuerte que creía que iba a explotar, copió la reverencia y dijo.

- Miyako Gotokuji, es decir, Bubbles, cuida bien de mi -dijo este sellando el ritual con su aprobación.

Luego ambos volvieron a su postura original y se miraron a los ojos riendo.

Bendición

La señora Kiyoko Gotokuji había estado observando a su nieta desde finales de Diciembre tratando de entender qué estaba pasando por su cabeza.

A veces Kiyoko encontraba a Miyako observando al vacío como si estuviera teniendo unos pensamientos muy profundos, luego se despertaba de aquel estado y seguía con su vida como si no sucediera nada.

Una vez Kiyoko le preguntó qué pasaba por su mente pero la chica con una sonrisa cansada le respondió que no era nada importante de momento.

La anciana un día escuchó de la misma boca de Miyako que iría a una cita con Ryo Mojo, pero rápidamente esta le pidió que no se hiciera ilusiones puesto que ella no estaba segura de si podían funcionar juntos, aquello era solo una "cita de prueba". A Kiyoko no le gustó escuchar que su nieta estaba abordando sus sentimientos de una manera tan temerosa, pero al verla volver tan feliz de la cita sintió que todo estaría bien… bueno, al menos hasta ese día donde Miyako no volvió a casa porque se quedó a dormir en el Laboratorio y Consultorio Utonium.

Utonium le dijo a la anciana que su nieta había tenido una intoxicación alimenticia y Ryo Mojo la había llevado hasta su laboratorio.

La anciana consideró que la decisión del chico había sido correcta ya que el profesor Utonium era el médico cabeza de una asociación de médicos que se dedicaban a tratar ese raro síndrome que había despertado su nieta y sus otras dos mejores amigas hacía 4 años, lo llamaba el "Síndrome Z Positivo". El profesor decía que era muy extraño que tres personas en el mismo área geográfica lo hubieran desarrollado pero que probablemente era una coincidencia de la que no se tenían que alarmar, además de que el Profesor Untonium insistía que los tratamientos médicos y todo lo relacionado era pagado por la alcaldía de Tokio por lo que tampoco se debía preocupar del impacto económico de que su nieta tuviera un raro síndrome genético.

Al día siguiente llegó temprano en la mañana su nieta, Kiyoko quería preguntarle cómo se sentía pero esta parecía estar inmersa en sus pensamientos por lo que la anciana decidió darle espacio y preguntar más tarde, pero ese más tarde llegó dos días después.

- Abuela -llamó Miyako.

- ¿Qué pasa dulzura? -respondió ésta aliviada de hablar nuevamente con su nieta.

- ¿Por qué quieres que Ryo Mojo sea tu nieto? -aquella pregunta tomó por sorpresa a la anciana.

- Él es un chico muy bien educado -empezó esta-, tiene intereses en común con nosotras dos, se podría decir que lleva la marca de nuestra familia -la anciana se sorprendió al ver que la expresión de la chica se tensaba ante su comentario-. De todas formas creo que lo más importante es lo bien que te hace estar con él.

La chica miró a su abuela sorprendida.

- ¿A qué te refieres con que me hace bien? -preguntó.

La abuela tenía muchos motivos en la cabeza pero frunciendo el ceño decidió dejar los más subjetivos para otro momento e ir directo al grano.

- Cuando Ryo viene a nuestra casa él te incita a tomarte las cosas con más calma, te distrae de tus obligaciones y te convence de disfrutar del presente más que vivir para el futuro. -La anciana sonrió al ver la expresión de sorpresa de su nieta- Desde que tomaste la decisión de ir a estudiar a Milán te has estado exigiendo demasiado y cuando trajiste por primera vez a Ryo te vi concentrada en algo que no eran tus estudios y me sentí profundamente aliviada.

Era obvio para la abuela que su nieta estaba analizando sus palabras.

- ¿Hay algo más que quieras saber? -preguntó la anciana.

Miyako analizó la propuesta y luego negó con la cabeza.

- Gracias por la ayuda abuela -dijo sonriendo por primera vez en dos días.

Ese día la anciana sabía que Ryo y Miyako estaban en una cita, por eso no se alarmó cuando su nieta llegó ligeramente más tarde de lo que esperaba, se la veía cansada pero feliz por lo que la anciana no le preguntó nada sintiendo que lo que sea que la había retrasado estaba bien.

A la mañana siguiente Miyako le avisó a su abuela que Ryo pasaría a visitarlas antes del almuerzo por lo que Kiyoko preparó comida para tres, a menos que el chico tuviera algo importante que hacer no iba a recibir un no por respuesta de parte del chico.

El reloj marcó las 11:00 y alguien tocó el timbre de su casa, Miyako fue a abrir la enorme puerta de entrada y a través de ella cruzó Ryo Mojo. La anciana saludó al chico quien feliz regresó el gesto, se lo veía más feliz de lo usual lo que hizo que la abuela de Miyako sospechara a qué había venido.

Parecía que Miyako quería decirle algo a su abuela en ese momento pero por algún motivo no se atrevía por lo que la anciana tomó la delantera.

- ¿Qué tal si pasamos al salón de té? Hoy en la mañana pasé a una pastelería cercana y compré galletas de arroz -los invitó la anciana.

Los chicos le respondieron que era una buena idea por lo que la anciana fue a la cocina y calentó agua, luego agregó hojas de té azul y finalmente dejó la tetera sobre una bandeja que había preparado previamente con galletas y tres tazas de té tradicional japonés.

Cuando la pequeña mesa fue servida la anciana llenó las tazas de humeante té y después de soplar tomó un sorbo, los chicos la imitaron, ya terminada su rutina miró a su nieta y a su invitado.

- ¿De qué me querían hablar? -preguntó ya teniendo una idea de por dónde iría esa conversación.

Miyako estaba sorprendida y a la vez nerviosa puesto que no sabía cómo reaccionaría su abuela, estaba por decir algo cuando Boomer tomó la palabra.

- Abuela -dijo y esta vez lo decía en serio-, le quería pedirle permiso para cortejar a Miyako.

La anciana sonrió, "cortejar" tenía muchos más significados que solo salir con una chica por lo que estaba muy feliz de ver que Ryo se estaba tomando en serio la situación.

- Miyako, ¿Estás de acuerdo con las palabras de este chico? -preguntó tratando de imitar a su padre cuando ella presentó a su futuro esposo (aunque en ese momento era un pretendiente).

- Sí abuela, lo amo mucho y estoy dispuesta a seguir las tradiciones de mi familia si las condiciones son propicias -esto lo dijo con sumo respeto y la abuela sintió que se veía a sí misma en su nieta.

- Entonces tendré que aprobar este cortejo -dijo la anciana con solemnidad, luego dejó de fingir y simplemente sonrió-. Estoy muy feliz de que por fin hayan tomado esta decisión.

Miyako y Ryo (Boomer) se miraron con suma alegría incapaces de creer que todo saliera tan bien, pero la anciana tenía que decir una última cosa.

- Ustedes son muy jóvenes y les queda un largo camino que vivir, Miyako irá a estudiar a Milán y Ryo está pensando en ir a Estados Unidos, cuando ya se sientan capaces de terminar la promesa muda que hicieron hoy pueden volver a mi para que los guíe en el siguiente paso de su vida. -Terminó la anciana y ciertamente fueron palabras que cayeron pesado sobre ambos jóvenes, de todas formas Ryo no se iba a amedrentar.

- Gracias por su bendición abuela -dijo el rubio-, vamos a hacer todo lo posible para que cuando llegue ese día usted pueda sentirse orgullosa de las personas en las que nos hemos convertido.

Kiyoko sonrió complacida, eso era lo que más le gustaba de Ryo, él a diferencia de otros chicos respetaba las tradiciones y no tenía miedo a comprometerse con tal de poder estar con las personas que amaba.

- Bien dicho -fueron sus palabras.

Mini-capítulo 13

El cumpleaños de Kaoru se acercaba rápidamente y Butch por primera vez en mucho tiempo no sabía qué hacer.

Sí, normalmente el PPGZ verde siempre estaba dos pasos adelante de su enemigo pero en este caso habían sido dos meses de planes que se había concretado antes de tiempo como cuando pensó llevarla a patinar sobre hielo y supo por Shou que Kaoru lleva siendo reemplazo del equipo de hockey de su escuela desde los siete años, o cuando se le ocurrió llevarla a ver una película de la que no paraba de hablar pero su padre se consiguió pases VIP a la función de prueba, todo esto y más lo llevó a una situación de completa pesadumbre, y luego…

- Butch, tengo que hablar contigo a solas -le dijo Boomer un día de enero.

El PPGZ verde no estaba de ánimos en ese momento pero fue de todas formas.

- ¿Qué pasa arándano? -dijo sin mucha convicción.

Boomer estaba un poco nervioso, no lo quería mirar a los ojos.

- Quería que tú fueras el primero en saber, hoy fui a hablar con la abuela de Miyako y le pedí permiso para cortejarla -dijo él completamente avergonzado.

Butch sintió que su cuerpo ardía.

- ¡¿Eres idiota o qué?! ¡¿Cómo se te ocurre decirle a una anciana tan tradicional que tienes intenciones de casarte con su nieta?! ¡¿Es que no te das cuenta de que si las cosas no funcionan ella se puede morir de pena?!

- Yo no lo dije a la ligera -respondió Boomer bastante enojado-, realmente quiero hacer que las cosas funcionen y no pienso que tener una meta sea algo malo.

Butch se hizo una pinza sobre la frente.

- ¿De verdad hablas en serio? ¿Realmente un chico de esta época está pensando en matrimonio cuando apenas tiene 17 años mentales?

- Y-yo creo que no -admitió el rubio, luego lo miró con firmeza-, pero realmente creo que tomé la decisión correcta.

Butch suspiró resignado.

- Si tu lo dices idiota -respondió su hermano.

Luego se acordó de qué estaba pensando antes de que ese tipo lo distrajera.

- No puedo creer que estoy por decir esto -dijo en voz baja- Oye zopenco, ¿Qué crees que sea un buen regalo de cumpleaños para Kaoru?

- Mmm… -Boomer sopesó sus palabras- está de cumpleaños en invierno por lo que podrías llevarla a patinar… espera, no, ella está en el equipo de hockey -"¿Es que acaso era el único que no sabía que estaba en ese equipo?" pensó para su adentro el peli-gris- ¿Que tal una tranquila cena casera después de una actividad deportiva?

A Butch le gustó la idea.

- Sabes idiota, a veces tienes buenas ideas -dijo este.