Este fanfic es del género Romance, Amistad, Drama, Superhéroes y Fantasía.

Los personajes pertenecen a Toei Animation, yo solo creé una historia con estos puesto que me gusta mucho la serie de las Chicas Súperpoderosas Z.

He obviado los honoríficos en esta historia para facilitar la lectura.

Ya dicho esto, disfruten del fic :3.

Mini-capítulo 13

"Desde que tengo memoria siempre me han dicho que tengo un aura intimidante, crecí escuchando a los niños de mi clase rogar a las profesoras para no hacer grupo conmigo, para cuando entré a la escuela media no había hecho ni un solo amigo en mi vida hasta que…

- Hola Iwazaki-san -dijo una chica de pelo rubio cafesoso, sus ojos eran enormes como se lo esperaba de una niña de recién 12 años.

- Hola… -logré responder yo no muy entusiasmada.

- Dime, ¿Qué estás leyendo? -preguntó la chica sentándose frente a mi banco.

Yo cerré el libro y se lo pasé.

- Es sobre psicología -le respondí.

- ¡Sabía que había reconocido la portada! -dijo la chica y por fin me interesé en ella, sus rasgos eran redondeados, podía darme cuenta que era muy linda para su edad- A mí también me interesa la psicología, ¿Me puedes contar qué temas se tocan en ese libro?

Su nombre era Sakura Hino, al comienzo creí que ella solo buscaba hacerme una broma pesada pero con el tiempo me di cuenta de que realmente era una buena persona.

A Sakura la molestaban en la escuela por su rostro redondo y su gran timidez, ella me contó que cuando entró a la secundaria y se dio cuenta de lo sola que estaba algo en ella la motivó a acercarse y supo que entre todo ese cabello negro habían dos ojos rojos que la miraban sin prejuicios.

Nos graduamos de la secundaria y entramos a la preparatoria, las dos sabíamos que nuestra meta era estudiar psicología aunque nuestros motivos eran muy diferentes.

- Quiero ayudar a las personas como yo -me explicó un día de regreso a casa al atardecer-, sé que hay gente en este mundo que sufren de ansiedad social y quiero poder ayudarlas a superar sus miedos como tú me ayudaste a mi -y acto seguido me sonrió.

Yo solo quería aprender de la mente humana, quería saber qué era lo que hacía que me temieran y cuando lo descubriera quería arreglar las cosas para redimirme con el mundo.

Fue justo después de rendir la prueba de ingreso cuando las cosas empeoraron.

- Vamos a celebrar -me dijo Sakura.

No sé por qué acepté, estábamos muy cansadas, pudimos haber esperado hasta el día siguiente, pero de todas formas nos dirigimos a nuestro restaurante familiar preferido.

Me acuerdo claramente, la luz del paso peatonal estaba en verde, no habían autos en la calle por lo que cruzamos tranquilamente, de repente una luz nos encandiló y lo siguiente que recuerdo es estar tirada en el suelo rodeada de personas, miré a todas partes y detrás de mí vi una escena que hasta el día de hoy veo en mis pesadillas, un auto destrozado contra un poste de alumbrado y el olor metálico de la sangre.

- Sa… ¡Sakura! -grité cuando comprendí lo que había pasado, me levanté del suelo pero Blossom me retuvo.

- Por favor cálmese -pidió la heroína.

Con desesperación miré a la chica que era mucho menor que yo.

- Sakura, ¡Ella estaba conmigo! ¿Qué…? -pregunté a la heroína, pero al ver cómo sus ojos se apagaban y apartaba la vista supe que Sakura ya no estaba con nosotros.

Los siguientes días fueron como un torbellino de emociones, supe que el conductor del vehículo había sufrido un paro cardio-respiratorio manejando y que el auto había seguido por la inercia, al final al hombre lo lograron reanimar pero el auto había chocado contra un poste de alumbrado y Sakura me había empujado de su trayectoria en sus últimos momento de vida, Blossom llegó 6 minutos después, yo estuve inconsciente durante 10 minutos.

La batalla legal en la que me vi inmersa fue aterradora, me pidieron múltiples veces contar qué había sucedido y cada vez era mayor la agonía. Había personas que defendían al conductor puesto que él no había pedido tener un paro cardiaco por lo que el típico veredicto de sentencia perpetua por matar a un transeúnte era difícil para el juzgado de definir.

Todavía estábamos en el pleito legal cuando me avisaron que había sido aceptada en la Universidad de Tokio, arrugué el papel y lo tiré a la basura, ¿Cómo podía ir a la universidad sin mi única amiga?

En un arranque de rabia tomé la espada de mi bisabuelo y me dirigí a la casa del que mató a Sakura, ya no me importaba qué me sucediera solo quería tomar venganza, fue entonces cuando una voz desde lo alto de una muralla me habló.

- ¿Vas a matar a alguien? -preguntó esa voz, por la oscuridad de la noche solo veía su silueta.

- … -no respondí, no tenía nada que explicar.

- Sabes que si matas a alguien te pueden condenar a muerte -dijo el chico.

- No me importa, ya no quiero vivir de todas formas -dije sin vacilar.

- Entonces por qué no vamos a algún lugar y te hablo de negocios -dijo este.

Yo estaba muy sorprendida, pero la conciencia me decía que no debía matar a nadie y consideré que era mejor seguir a un completo desconocido que bien pudo haber sido un asesino serial, a través de las calles semi-iluminadas.

Caminé tras en chico hasta que llegamos a un parque, él se sentó sobre las barras estáticas, todavía no podía ver sus rasgos faciales pero por su voz supe que todavía no había llegado a la adolescencia.

- ¿Qué me quieres proponer? -pregunté sentándome en un columpio.

- Estoy reclutando personas para mi pandilla -dijo el chico.

- ¿Eres una Yakuza? -pregunté sin rodeos.

- No, yo no me rebajaría a ese nivel -respondió con soltura el chico.

- Entonces ¿Qué quieres hacer? ¿Por qué necesitas reclutar gente? -pregunté.

- Quiero ganar dinero -dijo sin más el chico-, normalmente solo robaría a la gente que pasa por las calles, pero eso ya se me hizo aburrido, quiero nuevos retos ¿Y qué representa un mayor reto que trabajar con un grupo de delincuentes mentalmente desequilibrados siguiendo la ley?

Eso me hizo sentir ofendida.

- ¿Quién crees que soy yo para empezar? -dije muy molesta.

- Aizo Iwazaki -dijo el chico y me dio miedo porque no se equivocaba-, egresaste de la escuela media Asuka, sabes inglés y siempre fuiste de las mejores de tu generación, hace poco entraste a la carrera de psicología en la Universidad de Tokio como el séptimo mejor puntaje de tu generación, no sé tú, pero para mí eres ideal para cumplir un cargo administrativo.

Yo en ese momento me pregunté qué podía hacer, escapar no era una opción, además, me había visto portando una espada y había admitido que me dirigía a la casa de alguien a asesinarlo, resignada me di cuenta de que no me quedaban muchas alternativas.

- ¿De qué se tratará tu compañía? -pregunté sin vacilar.

- Mmmm… un tono amenazante, tu fama te precede -dijo el chico y no pude evitar sentirme enojada, pero lo aguanté, mi ira en primer lugar me había llevado a esta situación-. Quiero formar una inmobiliaria, una línea de minimercados y más a futuro mi propio centro comercial.

Esto me impactó profundamente, ¿Un niño podía tener tan grandes sueños?

- Pero… -el chico agregó- siempre se debe empezar pequeño por lo que estoy buscando jóvenes talentos tan enojados con el mundo como yo para dar inicio a nuestra primera inversión y de ahí seguir avanzando.

- ¿Tendré un rol administrativo en esta empresa? -pregunté pensando que al menos sería tan amable como para explicarme qué tenía que hacer.

- Sí -dijo él- y si haces bien tu trabajo podrás llegar a ser mi mano derecha. Actualmente no aparento más de 13 años por lo que sería perjudicial para nuestra empresa que se corriera la voz de que alguien tan joven está detrás de un proyecto tan revolucionario como el nuestro.

- Entonces… -me tomé una pausa para dar orden a mis ideas- si cumplo tus expectativas seré el rostro de tu compañía hasta que alcances la mayoría de edad, de lo contrario solo cumpliré roles administrativos.

- Sabía que eras inteligente -me elogió el chico.

- Bueno… -suspiré- nunca tuve una opción en primer lugar y de todas formas, el mantener mi mente alejada de las ganas de asesinar al conductor que asesinó a Sakura tendrá mejores repercusiones para mi vida que seguir con mis planes para esta noche. -Lo miré desafiante- Acepto tu oferta, ¿Puedes mostrar tu rostro?

El chico se puso a reír.

- Créeme, todavía no estás lista para ver quien soy, por ahora solo llámame Jefe Ikki, más adelante te llamaré a la primera reunión de equipo por lo que contesta a números desconocidos cuando te llamen al celular.

Yo sonreí, ¿En qué me había metido?

- Estaré esperando -dije-, si me disculpa, ahora voy a volver a mi casa, espero no tener que dar explicaciones.

- Muy bien dicho Iwazaki-san -dijo el chico.

Acto seguido hice una pequeña reverencia y me alejé del lugar.

Las semanas pasaron y mi ansiedad aumentó, pero un día el Jefe Ikki llamó a mi celular y me reuní con un grupo muy disparejo de personas que, como él había dicho, tenían serios desequilibrios mentales, raramente sentí que estaba rodeada de gente similar a mí y después de múltiples reuniones empecé a sentirme más en casa con esas personas que con mi propia familia, de a poco volví a sonreír, me sorprendí riendo en algunas reuniones de equipo.

Hoy, planificando la apertura de nuestra primera tienda física de arriendo y confección de disfraces, siento que si Sakura pudiera ver en la mujer que me convertí se sentiría muy orgullosa y todo es por el Jefe Ikki, alias Brick.

Confesión

Brick llegó a la escuela como todos los días solo que traía en su mochila una sorpresa que nadie esperaba, cuando llegó al Club de Historietas con una sonrisa de satisfacción les mostró a sus compañeros los folletos que estaba pensando repartir ese día a la salida de la escuela.

- "Vengan a la gran apertura de la tienda de arriendo y confección de disfraces Reddoredi Cosplay" -leyó Michi más sorprendido por el hecho de que Ikki le pasara el folleto más que por su contenido.

- Es una empresa nueva fundada por un comité encabezado por Aizo Iwazaki, me contrataron para repartir folletos -dijo entusiasmado.

Los miembros del Club se miraron extrañados, siempre habían pensado que el primer trabajo de Ikki Mojo sería algo ilegal como traficante de armas o un miembro oficial de alguna banda yakuza, en cambio, repartir folletos no parecía desde ningún punto de vista algo malo.

- ¿Tienes permiso del comité escolar? -preguntó Majime quien ya veía por dónde estaba la trampa.

- No -respondió el chico-, pero si no estoy en territorio privado solo es cosa de pedir permiso a la policía local y de eso ya se encargó el comité administrador del evento.

Todos se miraron incapaces de comprender cómo es que Ikki estaba trabajando en algo legal.

- Entonces… -Sakamoto trató de asegurarse de que estaba entendiendo bien- vas a repartir folletos y es completamente legal.

Ikki pareció ofendido.

- ¿Qué esperaban, que mi primer trabajo fuera algo como traficar armas o ser un mercenario a sueldo? -el chico de pelo naranjo se encogió de hombros- Esa idea es muy infantil, yo ahora soy un miembro honorable de la sociedad.

Otra vez las miradas corrieron de un lado a otro, nadie creía que Ikki fuera un miembro honorable de la sociedad pero tenían que admitir que su conducta violenta y mezquina se había apaciguado bastante en los últimos meses.

- ¿Y después de entregar los folletos recibirás el dinero y listo?, ¿Trabajo terminado? -preguntó Joji.

Ikki nuevamente se vio ofendido pero luego negando con la cabeza respondió.

- Me sorprende su falta de confianza en mi carisma natural -dijo este lo cual confundió a los miembros de club-, este será un trabajo estable, se podría decir que este es mi primer trabajo como miembro oficial de la empresa.

Ya, ahora más de un par tenía la boca abierta puesto que nunca, y repito, nunca habían pensado que alguien como Ikki tendría un trabajo antes que el resto de los miembros del club.

La puerta del salón del Club de Historietas se abrió de par en par y desde el umbral apareció Daruma.

- ¡Hola chicos! -dijo la enorme chica, fue aliviante para el resto de los miembros del club ver a su veterana compañera.

- ¡Daruma! -gritó Majime y rápidamente se lanzó a ella para darle un gran abrazo.

Los saludos no se hicieron esperar, todos los miembros (hasta Ikki) saludaron a la chica con gran entusiasmo.

- ¿Qué haces por aquí? -preguntó amablemente Sakamoto.

- Vengo a despedirme -anunció Daruma, no era tan evidente pero se podía leer en su voz una gran tristeza.

El silencio se extendió por el grupo, sin muchas palabras todos volvieron a sus puestos y esperaron a que Daruma estuviera lista para hablar.

- Chicos, cuando entré a este club tres años atrás yo no sabía muy bien cuales eran mis intereses, me divertía profundamente con historietas de todo tipo pero si me preguntaban yo no podía considerar a ninguna mi favorita -todos podían empatizar con las palabras de la chica-. Eso cambió cuando el anterior líder me invitó a unirme al Club de Historietas y gracias al apoyo de los antiguos y nuevos miembros puedo decir que me encontré como persona mientras leía y compartía con ustedes.

Joji y Majime estaban a punto de ponerse a llorar.

- Les quería dar las gracias a todos ustedes por acompañarme en este viaje y les quería decir que fui aceptada para estudiar artes plásticas en la Universidad de Kyoto.

La sorpresa y orgullo de los miembros de club se hizo evidente, pero Daruma no había terminado de hablar por lo que se mantuvieron en su lugar.

- Con esto dicho, espero que nos mantengamos en contacto, voy a estar un poco ocupada con los estudios pero si alguno me invita a ir al karaoke o simplemente tomar una malteada haré todo lo posible para hacerme un tiempo en mi agenda para ir a Tokio -esto último lo dijo con una sonrisa tan genuina que todos supieron que aún con los problemas del año anterior Daruma no se arrepentía de nada y eso era muy hermoso.

- Trataré de hablar contigo todas las semanas -prometió Majime quien nuevamente peleaba contra las lágrimas.

- Gracias Majime -Daruma con lágrimas de alegría en los ojos-, estaré atenta a cuando llames.

Ya dicho esto todos se despidieron de la enorme chica y esta salió del salón del Club de Historietas por última vez.

Todos se miraron en silencio, rápidamente sus mentes habían olvidado la conversación que había interrumpido Daruma.

Brick recordó con nostalgia los momentos en que Daruma había defendido a sus personajes favoritos del resto de los miembros del club, también se acordó de esas veces en que ella lo hizo recapacitar cuando se lo encontró enfadado escondido en su rincón favorito.

Para él, contra todo pronóstico, Daruma era una persona muy buena a la que no se le debía hacer daño, por eso más de un par de veces la esperó en una esquina para acompañarla en el camino de regreso a su casa que (aunque ella no sabía) quedaba en la dirección contraria a la casa de los RRBZ.

- Joji… -Ikki volvió a la realidad cuando escuchó la voz de Majime, rápidamente se enfocó en descubrir qué le pasaba al chico de primer año cuando vio cómo este hacía todo lo posible por contener las lágrimas.

- T-tengo que ir al baño -se excusó el chico y salió del salón apresuradamente.

Todos se quedaron en silencio, Momoko y Majime intercambiaron una mirada como si estuvieran teniendo una muda conversación, al final ambas asintieron y miraron a los chicos con los brazos cruzados.

- ¿Y bien? -preguntó Momoko mirando a cada uno directo a los ojos.

- ¡¿Qué quieres mujer?! -dijo Ikki incapaz de aguantar su frustración.

- ¿Me van a decir que en todo este año ninguno de los tres ha descubierto los sentimientos de Joji por Daruma? -preguntó la chica de ojos rosados.

Los tres se miraron sorprendidos, la respuesta era sencilla, no se habían dado cuenta pero ahora podían ver que Joji no había sido especialmente sutil a la hora de expresar lo que sentía.

- ¿Están esperando que lo sigamos y le demos una charla reconfortante? -dijo Michi con su aire de sabiondo.

Momoko levantó una ceja.

- Si lo saben por qué no van tras él, hay como cinco baños en esta escuela.

Los miembros masculinos del club salieron a regañadientes del salón y fueron al baño más cercano puesto que ellos conocían bien a Joji y este no pensaba mucho las cosas cuando se ponía emocional.

Entraron al baño, este estaba vacío y en silencio, Sakamoto y Michi se miraron extrañados pensando que se habían equivocado de baño pero Ikki podía escuchar claramente los acelerados latidos del corazón de Joji, sin mucha sutileza golpeó la puerta del baño y el rubio pegó un grito.

- Atrapado -dijo Ikki mientras Michi y Sakamoto se miraban como diciendo "ese es Ikki".

- Joji, sal de ahí, tenemos que hablar -dijo Sakamoto tratando de no sonar fastidiado.

Joji pensó seriamente no contestar pero al sentir el aura amenazadora de Ikki supo que era pésima idea.

- ¿D-de qué quieren hablar? -dijo este tratando de hablar como si nada sucediera, pero este chico no sabe disimular.

- Sal del baño primero -ofreció el moreno tratando de hacer que eso no fuera una orden.

- E-estoy bien aquí adentro… -empezó el rubio pero se dio cuenta de que Ikki acababa de sacar su mano de la puerta por lo que supuso correctamente que este estaba enojado y si no salía volvería a golpearla pero con más fuerza- está bien, salgo de inmediato.

El chico de primer año salió del baño y fue obvio que este si no había llorado estuvo aguantando con mucha fuerza las lágrimas.

- Bien, ahora que saliste… -empezó Sakamoto pero Ikki lo cortó en el acto cuando tomó a Joji del cuello de la camisa y se lo llevó arrastrando fuera del baño.

- Ikki, ¿Qué haces? ¡Yo estaba hablando con él! -se quejó Sakamoto mientras trataba de seguirle el paso a su amigo peli-naranja.

- Un baño no es un lugar seguro para hablar -dijo Ikki en voz baja más para sí mismo que para tratar de contestar la pregunta del líder de su club.

- Tiene un punto -aceptó Michi que trataba de seguir el ritmo lo mejor posible.

Sakamoto refunfuñó, era cierto pero no le gustaba para nada.

Los tres chicos salieron al jardín, luego rodearon el edificio principal hasta quedar bajo una escalera de emergencias, luego caminaron un par de metros entre la vegetación del jardín que parecía estar espacialmente descuidada en esa zona y llegaron a un claro donde había una estatua de un enorme panda rojo con un rosario en el cuello y fuego saliendo de su pelaje.

Ikki soltó a su kohai y este cayó en sus cuatro cuartos sobre la tierra.

- ¡¿Qué te pasa?! -gritó Joji que hacía un rato estaba aguantando la frustración- Yo podía caminar por mi cuenta.

El peli-naranjo lo miró con una mirada que claramente decía "cómo osas hablarme así basura" y Joji emitió un pequeño chillido por el miedo.

- Tranquilos chicos, no es para tanto -trató de manera súper dominante calmarlos el líder del club- ¿Verdad Michi?

Michi estaba absorto viendo la estatua del panda rojo, por alguna razón sentía que lo había visto antes pero no podía recordar en dónde.

- ¡Michi! -dijo Sakamoto quien detestaba ser ignorado.

- L-lo siento, sí, tienes toda la razón -dijo sin tener ni idea de qué estaban hablando- ¿No les parece familiar esta estatua? En primer lugar, encuentro extraño que haya una estatua en este lugar, ¿Cómo la encontraste Ikki?

El peli-naranjo por un minuto se vio sorprendido.

- La verdad es que yo también tengo la misma sensación -admitió pero esto se les hizo raro al resto de los miembros del club que no veían nada raro en esa estatua- y este lugar lo encontré por accidente un día paseando por el campus.

Michi miró pensativo la estatua, no sabía de dónde la había visto, era como si todo se nublara en su mente al tratar de recordar, al final se rindió.

- Ya veo, -apartó la vista de la estatua- volviendo al tema… Joji, ¿Es cierto que estás enamorado de Daruma?

Joji sintió como si el suelo hubiera desaparecido bajo sus pies.

- D-e d-d-dónde sacaste esa idea -trató de hacerse el desentendido.

- Siempre buscas pasar tiempo con ella -dijo Ikki.

- No te gusta cuando otros chicos se acercan a hablarle -dijo Sakamoto.

- Cuando estás con Daruma todo tu atención se centra en ella -dijo Michi.

- E-eso no es porque me g-guste -mintió Joji-, no siempre busco estar con ella. Primero, me gusta pasar tiempo con todos ustedes solo que ella normalmente me dice que sí y por eso la busco. Segundo, no me gusta que otros chicos hablen con ella porque creo que la van a molestar y… ¿Cuál era el tercer argumento? ¡Ha, sí! y cuando estoy con Daruma mi atención no se centra en ella, solo pierdo la concentración en todo lo demás.

Los tres chicos de segundo año cruzaron los brazos y se vieron de reojo.

- ¿En serio esas fueron tus mejores excusas? -preguntó Michi que no podía creer que alguien pudiera darles más motivos para creer que le gusta una persona cuando estaba tratando de hacer lo contrario.

Joji no entendía el porqué de ese comentario.

- Sí, y que les quede claro que no estuve llorando en el baño porque nunca fui suficientemente valiente como para declararme -dijo el chico con los brazos cruzados como si su argumento fuera súper válido.

Sakamoto se acercó a Joji y le puso una mano en el hombro mientras agachaba la cabeza para que no lo viera reír.

- J-joji, por favor detente, te estás poniendo aún más en ridículo -dijo este y fue ahí cuando con una gran subida de rubor el rubio se dio cuenta cuánto lo había arruinado.

Joji apartó la vista avergonzado.

- Bueno, tal vez sí me gusta… ¡Pero solo un poco! -dijo este y era lo más claro que le iban a sacar por lo que se conformaron sus amigos.

Sakamoto se recompuso y lo miró con esa penetrante mirada naranja.

- Ya, dime, ¿Qué vas a hacer ahora que tal vez no vuelvas a ver a Daruma? ¿Te declararás? ¿Tratarás de seguir en contacto?

A Joji se le fue todo el color del rostro.

- S-siento que me debo declarar, pero no sé cuándo hacerlo -dijo el chico de primer año.

Michi le puso una mano en el hombro y con el semblante serio negó con la cabeza.

- Esa es una pésima idea, ella no siente lo mismo por ti -dijo el chico siendo la voz de las malas noticias.

Pareció que a Joji se le quebró el mundo.

- ¿P-por qué dices eso? -preguntó alarmado.

- Créeme, yo he visto cómo actúa contigo y no es diferente al resto de los miembros del club -dijo él.

Joji calló derrotado.

- D-de todas formas quiero intentarlo -dijo este.

- Joji, no seas lerdo, te lo digo por experiencia propia, no te declares cuando sabes que a la chica en cuestión no le gustas -este fue Sakamoto recordando cuando se le declaró a Momoko a principios del año anterior.

- Tengo que hacerlo, o sino tendré que vivir toda mi vida como el chico que fue tan gallina que no se declaró cuando pudo. -Contraatacó Joji, cada vez estaba más seguro de su decisión.

- Joji, escucha a tus Sempai, tenemos más experiencia que tú -trató de imponer su título Michi.

- ¡Ustedes son solo un año mayores que yo! -gritó este que ya se empezaba a exasperar.

- Chicos, cierren sus p*as bocas -dijo Ikki y esto tomó desprevenidos a todos que nunca lo había oído maldecir en la escuela-. Miren, si el chico quiere que le rompan el corazón solo porque no es un cobarde está en su pleno derecho.

Sakamoto estaba con ganas de pelear.

- ¿Estás insinuando que tratar de evitar que un amigo cometa un gran error es una tontería? -preguntó el chico de tez morena y ojos naranjas acercándose amenazadoramente a Ikki- ¿Tienes una idea de cuánto duele un corazón roto?

- No, no tengo ni idea -admitió Ikki-, pero tampoco considero que dejar de hacer cosas porque tienes miedo sea algo bueno.

Todos se miraron sorprendidos, era un buen punto, ya nadie sabía cómo continuar.

- Bueno, sempais, gracias por sus opiniones pero ya debe de estar por terminar el horario para las actividades de los clubs por lo que me voy.

Joji sin más que decir salió corriendo del lugar tratando de poner toda la distancia posible con sus compañeros del club.

Los tres miembros masculinos de tercer año se miraron en silencio.

- Ikki, ¿Te molestaría que te ayudáramos a repartir los folletos? -preguntó Michi.

- Si lo hacen gratis no tengo problemas -respondió el peli-naranjo.

Quedaban muy pocos folletos por repartir, los miembros de club sentían que les ardían las piernas por estar tanto tiempo parados entre la nieve, fue entonces cuando vieron salir de la escuela a Joji quien trataba de calmar las lágrimas, fue entonces cuando los tres chicos se abalanzaron sobre él para ponerle una mano sobre la espalda.

- Estuvimos hablando y decidimos que usaríamos la paga de Ikki para llevarte al karaoke -dijo Sakamoto a su amigo.

Joji sintió cómo su corazón herido se sentía cálido envuelto en una cálida manta.

- Gracias amigos -dijo este.