—Granger…—dije a modo de saludo sorprendido con la familiaridad con que mis labios ponunciaron su apellido después de tanto tiempo.
Y ahí estaba ella…Con cara de animalillo indefenso mirándome con los ojos abiertos como platos e intentando aparentar una tranquilidad que yo sabía que no tenía.
Estaba nerviosa. La conocía demasiado bien para mí gusto; haber pasado años observándola en silencio me había dado la ventaja de saber leer entre lineas y Granger estaba tan sorprendida de verme como asustada.
No entiendo porqué; no es que hubiéramos tenido ningún conflicto tras el séptimo año, es más, fuimos buenos compañeros esos meses de Academia…
—Dichosos los ojos…—sonreí abiertamente, mostrando mi impecable dentadura pues todas las mujeres siempre caían rendidas a mis pies cuando lo hacía ( o eso decía Astoria).
—Ma-Malfoy qué inesperado verte aquí— dijo ella mientras noté cómo se retorcía las manos nerviosa.
—Podria decir lo mismo de ti pero ¡oye! No te recordaba tan maleduada...¿No hay un abrazo de saludo para un antiguo compañero de clase?
Joder sí, dije eso porque quería tocarla de alguna forma y no sé porqué... pero quería saber cómo olía su pelo, me había dejado fascinado desde que vi esos bucles por la cristalera…parecían muy suaves y no me malinterpreten, pero tenía que comprobar por el bien de todos los insultos en los que la llamé pelo arbusto lo equivocado que estaba el niñato que había sido en mis años de colegio.
Ella me miró más bien confundida pero tras unos traspiés se acercó torpemente y me dio un pequeño abrazo sin llegar a tocar del todo mi tórax y extendiendo las palmas de sus manos hacia mi espalda. Pero no se aferró a mi, ni estrechó sus pechos contra el mío…era como un abrazo de choque de hombros y palmadas en la espalda.
Joder Granger… ¿qué mierda de abrazo era este?
Así que la agarré por la cintura y la atraje hacia mí. Porque habré cambiado con los años pero sigo siendo un grandísimo hijo de puta y en ese momento lo único que quería era sentir sus pechos contra mí; su pelo había pasado a un segundo plano cuando vi a través de la blusa que llevaba y esa falda de tubo que se ceñía a sus curvas que Granger se había convertido en toda una mujer. ¡Y cómo no! Habían pasado demasiados años…la ultima vez que la vi en la Academia vestía pantalones jeans,( esos que tanto le gustaban a ella) y jerseys que no dejaban ver nada de los atributos que tenía… y ahora, a sus treinta se veía mejor que cualquier joven de veinte.
¡Por Merlin!, nunca habia visto a Granger así de sexy...es cierto que en el baile de cuarto año me había dejado sin respiración cuando entró en el Gran Comedor con ese orangután de Krum...pero ahí se veía preciosa, inocente...
Ahora no sabría explicar lo que provocó en mi cuerpo al verla tan crecida y tan apetecible. Como cuando pides tu plato favorito y no puedes esperar a hincar el tenedor...
Pero si Granger se veía bien…sentirla era mucho mejor.
Ella estaba tensa pero tampoco me rechazó así que me atreví a darle un pequeño beso en la coronilla. No me preguntéis porque hice eso, ni yo mismo lo sé…pero eso hizo que ella se separase de inmediato de mi agarre.
—¿Qué crees que estás haciendo Malfoy?—preguntó descolocada y con razón…me había emocionado de más.
Reí para intentar calmarme y salir airoso de mi metedura de pata. Mi comportamiento había sido excesivo…nunca habíamos sido tan íntimos como para abrazarla o besarle así.
—Vaya pensé que los años te habían hecho una bruja más abierta…solo me alegré de ver a una antigua compañera de academia y llevo tantos días solo aquí en este país, sin poder hablar con un amigo que quizás me excedí—puse una cara de pena, de esas que ponía a madre cuando quería salir airoso de alguna travesura—perdóname, estuvo fuera de lugar.
Ella me miró fijamente y pude percatarme que en sus ojos había tristeza. Si no hubiera estado tan absorto en su cuerpo también me hubiese dado cuenta las ojeras que intentaba disimular con maquillaje, o sus uñas tan cortas de tanto haberlas mordido por los nervios.
Granger no estaba bien.
— Está bien…pasaré por alto esta demostración de afecto. En realidad estoy más sorprendida de verte aquí que de tu efusividad—me dijo mientras me regalaba una sonrisa.
—He venido a buscar un maldito café, llevo horas buscando algo que no sea veneno para ratas.—ella río y me hizo un gesto con la mano para que la siguiera.
—Aquí sirven el mejor café…confía en mí. Pero no me refería a eso, sino a qué haces en New York.
No sé porqué pero esa frase hizo que sintiese un vértigo enorme.
¿Le confesaba que en unas horas debía marcharme porque Astoria me esperaba en casa? ¿Sabría ella si quiera que estaba comprometido con la pequeña de las hermanas Greengrass?
¿Por qué sentía el impulso de faltar a la verdad y quedarme más tiempo junto a ella?
Finalmente opté por retrasar mi viaje unas horas más, podría llegar a Londres para la cena y así tomar un café y quizá almorzar con Granger.
Aunque en realidad lo que deseaba era saldar la deuda pendiente que tenía con Granger y así quizás, no volvería a soñar con esa noche en la torre de astronomía.
Así que decidí hacerme el tonto, algo que no me pegaba para nada, pero ya daría explicaciones más adelante.
—Ya te he dicho que vengo por un café…si quieres saber más cosas sobre mí tendrás que darme algo a cambio.
No sé qué estaría pasando por su cabeza pero el leve rubor que se asomó a sus mejillas hizo que mi imaginación volara y una parte de mi se regocijó como un niño al que acababan de comprarle un helado.
La otra parte, la que con los años había ido forjándose y dando paso a un Draco más honesto y responsable se escondía en lo más hondo de mi ser para no recordarme que estaba comprometido y que Astoria me esperaba en casa.
