Mimi giró en cuanto el sol se asomó entre las cortinas y la golpeó en el rostro. Con un audible gruñido, trató de sujetar la supuestamente cálida figura a su lado…pero solo encontró un espacio frío.

Despertando de golpe, la castaña se sentó en la callada habitación, "¿Yamato?" cuando no recibió respuesta, Mimi salió de la cama para refrescarse y vestirse.

Unos minutos después, salió de la habitación enfundada en un cómodo chándal gris y camiseta blanca, sorprendiéndose cuando vio un hilo rojo unido al picaporte.

"¿Qué pasa?" musitó para sí cuando vio el hilo extenderse por el pasillo y bajando las escaleras. Ladeando la cabeza, siguió el hilo rojo y cuidadosamente tomó una foto instantánea unida ahí.

Sonrió al ver aquellos dulces que una vez Ken le regaló.

'Son los dulces más asquerosos que han sido hechos, pero son la razón por la cual te conocí. Comería cientos de esos si eso es lo que se necesita para encontrar a alguien como tú.'

Mimi rio ante el recuerdo, dándose cuenta quién era el culpable del hilo rojo. Decidiendo seguir el juego, siguió caminando, sintiéndose feliz cuando encontró otra foto. Sus cejas se alzaron cómicamente al ver la estación de bus. La giró y leyó la letra de Yamato ahí.

'Compartimos nuestro primer beso frente a un conductor de bus. Me pregunto si aún nos recuerda.'

Sonrojándose ante el recuerdo, los pies descalzos de Mimi siguieron bajando. Leyó otro par de fotos hasta llegar al primer piso, siguiendo el hilo dentro de la sala.

Otra foto llegó a sus manos; era una de un bowl de comida.

'Haces la mejor comida y mi estómago es feliz cada vez que regreso a casa.'

Sonriendo más, Mimi se preguntó a sí misma, "¿En serio, puede ponerse más meloso?" no habría tomado al abogado como alguien con afinidad al romanticismo. Yamato lucía tan serio antes que Mimi habría tenido dificultad en imaginar este tipo de escena sucediendo en su vida.

No era que se quejara, claro.

Aunque era cursi, Mimi sentía que era la persona más afortunada del mundo. Sus pasos eran ligeros y su corazón empezó a latir más rápido.

Estaba a solo unos pasos del final del hilo, y cuando cruzó la sala, otra foto la recibió. Era una de dos personas patinando sobre hielo, y los recuerdos de su primera cita de inmediato llegaron a su mente.

'Me haces hacer las cosas más tontas, como patinar. Y volvería a hacerlo en tanto esté contigo. (No, ya en serio, preferiría morir que dejar que alguien más me viera cayendo sobre el hielo).'

Tomando una nota mental de colocar en una lista las más ridículas citas que pudiera pensar, Mimi ansiosamente tomó la siguiente foto. Era una de ella y Aoi cuando fueron al parque de diversiones y se probaron disfraces de animales.

'Gracias por devolverle la sonrisa a mi niño.'

Su mano tembló cuando miró con amor la foto. Yamato tenía una forma peculiar de llegar con las palabras. Mordiendo su labio para evitar llorar, Mimi siguió caminando hasta llegar a la última foto.

'Dijiste que soy alguien fuera de tu liga. Pero ¿sabes, amor? Soy una mejor persona cuando estoy contigo. Honestamente, no puedo imaginar mi vida sin ti. Es por eso que…'

Abruptamente alejando sus ojos de la foto, Mimi caminó rápido hacia el apenas iluminado comedor.

Su corazón latió como loco, sus extremidades estaban temblando. La anticipación tenía sus nervios a flor de piel. Juró que si era una broma, no dudaría en golpear a Yamato. Pero…sabía que él no era así.

Lento pero seguro, giró hacia la sala. Y justo ahí, estaba Yamato enfundado en un chándal negro y una camiseta verde, Mimi observó sus trabajados brazos. Lucía tan atractivo, pensó por centésima vez; nunca se cansaría de ello. La vista de él era casi excitante y cálida al mismo tiempo.

Una pequeña sonrisa adornó los labios de Yamato. "¿Te casarías conmigo?"

"No es en serio, ¿no? Es una broma, ¿verdad?" los ojos de Mimi se entrecerraron.

Yamato no respondió. En lugar de ello, tomó algo tras él y presentó una caja. Un brillante anillo de oro blanco estaba ahí. "Puede que parezca apresurado, pero…nunca he hablado más en serio en toda mi vida." Se acercó. "¿Qué piensas? ¿Es muy tonto? No te preocupes; esperaré a que estés lista…aun si toma 50 o 60 años. Aunque, para ese entonces ya estaré muy viejo." Yamato la miró con tal ternura que le arrancó el aire.

"Cielos…" Mimi lo miró boquiabierta. "¡Lo dices en serio!"

Yamato rio y sentenció con firmeza, "Claro que sí. Nunca le he propuesto matrimonio a nadie en mi vida, y sí eso incluye a la madre de mi hijo. Pero pensé que…hoy era el momento adecuado."

"Estás loco." Mimi musitó sin aliento y lo abrazó. La sensación era increíble. Nunca pensó que llegaría a este punto de su relación con este increíble hombre. "¡Te amo tanto!" sujetó el rostro de Yamato y gentilmente lo besó en los labios, vertiendo cada emoción.

Yamato profundizó el beso y acercó más a la menor, riendo entre besos cuando casi cayeron. "¡Te amo!" repitió con los labios presionados contra los del otro. Yamato quería estar con ella por el resto de su vida. Eso era lo que había querido y soñado desde que empezaron su relación…y ahora estaba pasando.

"Aun no me has respondido," Yamato le dijo después de lo que pareció minutos de besos. Mimi rio y saltó un poco.

"¡Sí! ¡Me casaré contigo!" ansiosamente vio a Yamato deslizando el bonito anillo en su dedo.

Después de eso, tomó el otro anillo y lo deslizó en el de Yamato.

Lucía tan perfecto.

La vida lucía tan perfecta.


Y este ha sido el pequeño drabble para el día 9- aaaaaaunque existe la probabilidad de que en el futuro sea un long fic 😊