Kokoro y compañía estaban viendo un hermoso espectáculo ya que el cielo estaba bañado de color dorado como si de repente había llegado una hermosa mañana, posiblemente todo el reino de Edo era testigo de un hermoso fenómeno nunca antes visto y exactamente a horas cercanas a la medianoche.
Luego de unos minutos que parecieron horas como uno de los mejores momentos de la vida de cualquiera, el cielo retornó a su tono azul y negro habitual exceptuando a dos luces doradas que descendían de él. Kokoro y compañía fueron a ver que pasaba hasta que de repente la pelinegra, los dos bomberos y la Pandilla Alpha ahora fueron corriendo como si hubieran visto algo increíble.
Las dos luces doradas habían aterrizado en tierra cuando Kokoro y compañía fueron hacia ellas, bueno hacia una.
Las dos luces finalmente se manifestaron en dos formas humanas y ambas femeninas pero la que era totalmente rodeada era una joven de cabello rosa, la cual estaba vestida de camisa larga blanca con detalles negros en sus mangas, falda corta morada, medias largas negras y zapatillas marrón y por supuesto su ancho sombrero de bruja.
-Kokoro, chicos, ¿Cómo están?- La pelirrosa habló- Lamento haberlos preocupado.
Kokoro, Suneo y Genzo como la Pandilla Alpha estaban con lagrimas graciosas en los ojos y se lanzaron hacia la pelirrosa.
-¡SHIN-SAN!
Y la otra chica que estaba con Yoshimune era Candy. Pero lo importante aquí era que Yoshimune estaba finalmente a salvo y eso importaba.
-No puedo creerlo...- Kokoro miró de pies a cabeza a la pelirrosa- ¿En verdad eres tú, Shin-san?
-Que bueno que llegaste, Shin-san
-Que gusto verte de nuevo, Shin-san- Decían los dos bomberos quienes lloraban al estilo anime.
-¿Cómo estás Shin-san? Estábamos muy preocupados por ti- Dijo Úrsula quien se limpiaba las lagrimas al ver a la hija adoptiva de su mejor amiga con vida.
-Yo también quería verlos, chicos- La pelirroja dibujó una sonrisa.
Un chasquido de dientes se escuchó detrás de Yoshimune y compañía.
-Tsk, ¡¿Por qué solo le dicen cosas lindas a ella?!- Candy estaba sentada en el césped, de espaldas y cruzada de brazos- ¡Al final yo fui quien sacó a esta niñita mágica de ahí y rescaté a los niños que la idiota esa lunática secuestró! En serio, ¿qué demonios es esa loca?
Al escuchar las palabras de la rubia, la shogun se volteó para verla sin dejar de lado esa sonrisa.
-Candy...- La pelirrosa le dedicó una sonrisa genuina- Gracias...
-¿Eh?
-Dije que muchas gracias, Tsuna.
-¡...!- Esas palabras dejaron en completo shock a la rubia.
La rubia se volteó rápidamente hasta estar al frente de la shogun, la cual le dio el muñeco Akita de peluche y las dos pequeñas cápsulas a lo que la rubia estaba sin palabras. El muñeco tenía los números Cuatro y Cinco en cada costado respectivamente y el kanji 綱 en la barriga. Las manos de la raijin comenzaron a temblar.
-T-Tú... ¿Cómo sabes qué...?
-Tu madre, Otsuta... sigue viva.
El ambiente estaba tenso. Nadie sabía de que hablaba Yoshimune, pero Candy sintió una punzada en el corazón y más cuando tomó a la pelirrosa de los hombros.
-¿Qué sabes de mi madre? ¡¿Dónde está?! ¡Dímelo ahora mismo o juro que diré que...!
-Ella vendrá por ti pronto... solo eso dijo.
La rubia soltó a la shogun, guardó las dos cápsulas en su caja pero sin soltar el peluche y decidió marcharse de ahí, aunque unas lágrimas caían de sus ojos sin que nadie se diera cuenta.
-Candy...
La raijin no dijo una palabra mientras se iba pero posiblemente estaba pensando en su madre llamada Otsuta. Pero no solo ella pensaba en su madre, Yoshimune también. La shogun pensó en su madre biológica, además de Nico que era una madre para ella.
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Kirameku hoshi no kanata kara
inochi todokeru nagareboshi
Hanasaku daichi o mamoru tame
Hagemashi utau, Otsuta Oka-san wa
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Candy... Tsuna yo...
Hikari no you ni
Candy... Tsuna yo...
Uchuu no hate made
...
Kagayaku hoshi no kanata kara
namida tsutaeru komoriuta
Anata no chichi wa yozora no hoshi
Kanashimi Utau, Otsuta Oka-san wa
.
Kinjishi yo...
Honoo no you ni
Kinjishi yo...
Inochi o moyase
...
Midori no hoshi no kanata made
yuuki ataeru inazuma sain
Itsuka heiwa no sono hi made
tatakai utau Otsuta Oka-san wa
...
Raijin... Ietsuna yo...
Asahi no you ni
Raijin... Ietsuna yo...
Oozora kakero...
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Candy dormía plácidamente en un futón, exactamente en su casa ubicada en la zona de tolerancia del distrito de Yoshiwara, el famoso distrito rojo. La rubia estaba durmiendo cuando de pronto sentía algo ya que estaba frunciendo el ceño.
En eso una mano femenina acariciaba su cabeza logrando que la chica rubia dibujara una sonrisa en su rostro.
No era la primera vez pero desde aquel día sabía quien era esa hermosa mano que la hacía sentir mejor.
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Hace algún tiempo...
Candy abrió los ojos y estaba en lo que parecía ser un lugar lleno totalmente de luces amarillas como si estas fueran luces que adornaban y ambientaban todo el lugar. La rubia miraba por todas partes hasta que de pronto quedó congelada al escuchar una voz.
-Está bien... Puedes quedarte
-¿Eh?
Frente suyo estaba una mujer de cabello rubio y ojos azul claros, vestida en un kimono azul con decorados a su alrededor. Al igual que Candy, esa mujer tenía una especie de listones tirando a antenas pero de color azul que hacía juego con sus ojos. La mujer miraba con una sonrisa cálida a la raijin.
-Me da gusto verte... Candy
-¿Eh?- La rubia menor alzó una ceja por la extrañeza de encontrarse a alguien que conocía y también que sabía su nombre- Oye, ¿Qué haces en un lugar como este? ¿Y cómo sabes mi nombre?
-Es cierto, ¿Cómo lo sé?- La mujer dibujó una pequeña pero radiante sonrisa- ¿Por qué no tratas de adivinar, Candy?
-¿Qué?- La raijin como la mujer se estaban mirando fijamente.
La extraña mujer de kimono azul como la raijin estaban mirándose fijamente, Candy frunció el ceño mientras que la mujer solamente estaba sonriendo como si estuviera disfrutando del momento o queriendo probar a la menor.
La extraña mujer se dio una pequeña risita, cosa que prendió alarmas de seguridad en la mente de Candy.
-No puede ser...
-¿Ya lo sabías?- La mujer comenzó a emocionarse como si fuera un niño queriendo saber la respuesta de una adivinanza.
La raijin comenzó a señalar con el dedo hacia la mujer.
-¡¿Acaso eres un monstruo que vino a matarme?!
-¿Eh? ¿Un monstruo?- La mujer comenzó a reírse mientras señalaba con el brazo derecho a Candy, se reía tan estruendosamente que para Candy, esa mujer estaba burlándose de ella.
La rubia ya estaba empezando a cabrearse.
-Tsk, ¿Por qué mierdas te ríes así? ¿Acaso te burlas de mí?- La raijin apretó su puño derecho mientras éste cargaba electricidad- ¿Crees que me vas a engañar con ese disfraz de loca?
De repente, la mujer dejó de reírse y rápidamente como si fuera un relámpago, encestó un certero golpe en la cabeza a la rubia la cual chilló de color ante el golpe.
-¡Au! ¡Duele! ¡¿Qué comiste maldita loca?!
-¡¿Maldita loca?! ¡¿Cómo te atreves a decirme así?! ¡MALDITA IDIOTA!- La mujer estaba enfurecida con una vena en una de sus sienes mientras su puño derecho estaba cargado de electricidad mucho más grande que la de Candy.
La raijin se tumbó de culo sobre el suelo amarillo mientras que la mujer decidió calmarse haciendo un ejercicio de relajación mental hasta relajarse. La mujer extendió su mano izquierda hacia la cabeza de Candy la cual sentía que de repente el dolor de aquel golpe desaparecía aunque la joven notaba algo y es que la mano derecha de la rubia mayor desprendía unos destellos eléctricos.
La mujer nuevamente dibujaba una sonrisa genuina mientras ahora extendió las dos manos a la raijin la cual aceido y fue puestas de pie.
Candy señaló la mano derecha de la mujer mientras señalaba la suya propia.
-Oye, ¿Tú también eres una raijin?
La mujer se miró la mano por unos segundos.
-Ah, ¿Eso?- Unos destellos eléctricos salieron de la mano a lo que la mujer se rió ante- Jajaja, lo siento. Creo que me excedí un poco. De hecho, yo era una pelinegra.
-¿Pelinegra?
-Exacto. De hecho, mi cabello y mis ojos eran de color negro y era bajita de estatura. La gente se burlaba de mi estatura y otros me deseaban lo peor. Fueron tantas cosas que me dijeron que un día me deprimí mucho y pensé en quitarme la vida, pensé en morirme a lo que me tiré desde un puente pero resultó que me caí en uno de esos contenedores de electricidad y bueno, desde entonces soy una rubia de ojos azules aparte de ser sexy y poderosa.
-¿Entonces no eres una raijin?
-Más bien me transformé en Raijin. Después de todo, absorbí toda esa electricidad y bueno... No fue tan fácil pero tuve que hacer mucho para dominarla incluso si entrenara mucho hasta quedar cansada. Al ver los alcances de mis poderes, decidí volverme en una peleadora callejera y en una buscapleítos y también una ladrona muy conocida en varios pueblos hasta fui a la cárcel muchas veces por eso mismo... Todo eso hasta que conocí a un hombre que me cambió la vida... Ese viaje a Kioto fue lo mejor que me pasó en la vida.
-Wow... Eso explica porque eres rubia y de ojos azules como yo.
-Y bien pero bien sexy.
Candy como la rubia mayor se echaron a reírse.
-Lo del coscorrón, lo lamento- La mujer guiñó el ojo derecho y sacó la lengua- Jajaja, siempre he sido muy temperamental desde que recuerdo. Trato de evitarlo pero me emociono y me descontrolo. No sé si eso es por la electricidad de ese contenedor o por la experiencia.
-¿Experiencia?
-He combatido contra muchas cosas desde tipos hijos de puta hasta monstruos bien mamadísimos. Lo mismo me pasa cuando peleo, me emociono mucho que hasta no termino siendo yo misma- La mujer mantenía esa sonrisa mientras se cruzaba de brazos- ¿Y cómo estás, Candy? Espero que no hayas heredado esas extrañas costumbres.
-¿Costumbres?- De repente, los listones rojos de Candy se movieron a la par que los azules de la mujer frente suyo.
La raijin comenzó a sentir una punzada en su corazón mientras veía a la mujer frente suyo, rubia, de ojos azules, buen cuerpo femenino, la misma piel y raijin al igual que ella. La mujer en cambio estaba viendo fijamente a la menor que también era igual físicamente que ella y raijin como ella.
-Oye, ¿Acaso no has oído de Tsuta Chidori?
-¿Tsuta Chidori?- La raijin no pudo evitar emocionarse ante esa mención- ¡Claro que sí! ¡Escuché de una majokko que hizo muchas hazañas en Edo y alrededores, de hecho me inspiré en ella para volverme más fuerte! ¿Por qué lo dices?
-Pensé que nunca se habían olvidado mis hazañas por lo menos en Edo pero veo que no- La mujer hizo un gracioso bufido- Aunque... Hubiera querido que mi Takenoshin-sama estuviera aquí ya que estamos en familia.
-¿En familia? ¿A que te refieres con eso?
La rubia juntó sus manos mientras destellos de electricidad se manifestaban hasta dar con un peluche de un perro Akita en cuya barriga estaba un kanji y un número en cada costado. La raijin quedó en shock al ver ese muñeco, pues era su peluche desde que era bebé, de hecho, era el único recuerdo de su madre.
La joven al ver ese peluche comenzó a temblar mientras veía a ese peluche y luego a la mujer rubia la cual mantenía esa sonrisa calmada pero divertida. Luego miró al peluche y luego a la mujer y continuó así hasta que de repente la raijin tenía sus ojos azules llenos de lágrimas y apretaba sus dientes mientras veía a aquella mujer ante sus ojos.
-¿T-tu... Tu eres mi...?
-Sí... En efecto, eres mi pequeña Tsuna.
-...
-Soy tu mamá... Otsuta...
Candy al escuchar su verdadero nombre se lanzó hacia Otsuta y la abrazó fuertemente mientras comenzaba a llorar. La mujer al sentir el contacto de su hija correspondió el gesto envolviendo la espalda como sentir los cabellos de su hija.
-Siempre... Siempre quise conocerte, mamá...
Otsuta no evitó reírse mientras envolvía más a su hija.
-Si, es verdad... Realmente eres mi pequeña Tsuna.
Y ambas siguieron estando así, abrazadas la una a la otra por mucho tiempo.
(...)
Candy finalmente soltó a Otsuta y comenzó a emocionarse mientras apretaba sus puños, se sentía como alguien que conocía a su ídolo en persona pero era creíble. Esa mujer era su ídolo y a la vez su propia madre, no se lo podía creer.
-¡Hay muchas cosas que quiero contarte y preguntarte!
La raijin mayor no evitaba sonreír al ver a su hija tan emocionada, de hecho, era como verse en un espejo pues exactamente su hija se parecía a su yo de joven.
-Bien, puedes preguntarme cualquier cosa.
Las dos rubias se sentaron en el suelo amarillo y contaron de sus vidas, de sus hazañas, de todo.
Finalmente, Candy se puso las manos sobre la cabeza y se acostó sobre el suelo amarillo, lo mismo que Otsuta. Madre e hija estaban disfrutando ver el color amarillo que las estaba rodeando en estos momentos.
-¡Estoy tan feliz de que seas tan hermosa, mamá!
-¡Jajaja, gracias por el cumplido!
-Bueno... Si heredé el aspecto de mi mamá, eso me hace, ¿Igual de sexy y poderosa?
-Quizás pero no tanto como yo.
-¿Eso crees? Al igual que tú tuve que sobrevivir y pelear desde que era una niña...- La rubia menor miraba a su madre, en eso extendió una mano a su cabello- Wow, tienes un bonito cabello, rubio y liso y tienes muy bonito cuerpo.
-Tú tampoco te quedas atrás, Tsuna. Eres igual que yo cuando era joven pero sinceramente eres muy diferente a mí, muy diferente en todo.
-¿Muy diferente?
-Sí- Asintió la rubia mayor- Así es, realmente me siento orgullosa viendo como es que a pesar de las dificultades has salido adelante. Y mírate, te has vuelto una persona fuerte y al final eres mucho mejor que lo que fui yo en mi juventud. Eres mi orgullo, Tsuna.
-Guau... realmente me has dejado sin palabras, madre.
-¿Sabes, Tsuna? Eres la segunda persona que le hace un cumplido a mi cabello.
-¿En serio?
-Sí.
-¿Y quién la primera persona?- La raijin hizo una mirada coqueta a su madre quién se sonrojó y se rió.
-¡Jajajajaja! ¿Quién más? Tu padre.
-¿Papá?
-Sí... Mi Takenoshin-sama- La mujer respiró y suspiró como una enamorada- Oye, ¿Quieres saber cómo nos enamoramos tu padre y yo?
-¿En serio? ¿Que no se supone que ese tipo de cosas son vergonzosas? Ya sabes.
-Tienes razón pero a veces cuando una madre y un hijo entran en confianzas, no hay tapujos.
-Pero se nota que estás emocionada.
-¡Claro que lo estoy! ¡Estoy con mi propia hija! ¿Acaso no puedo evitar contarte de que el hombre a quién conocí y me enamoré era el mismísimo Iemitsu Tokugawa?
-Iemitsu Tokugawa... ¡¿Qué cosa?! ¡¿M-Mi papá es un Tokugawa?!- La rubia con cara de WTF ante esa revelación.
-Así es, ¿tan sorprendente es?- Candy estaba sin palabras, su boca no podía articular palabra alguna al escuchar eso.
-No puede ser... ¿soy hija de los Tokugawa?
-Así es, puede que seas para ti, Inazuma Candy, pero de nacimiento, eres Tsuna Tokugawa, sin importar lo que sea.
-...
-Así es Tsuna. Eres hija mía y de Iemitsu y te hace ser una Tokugawa...- La mujer calló unos segundos y miró al cielo amarillo- Verás, todo comenzó cuando...
.
.
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Más tarde...
-Y fue así como todo pasó...
-...- Candy estaba sin palabras mientras veía el vacío.
Otsuta de repente derramó lagrimas mientras veía a su hija.
-Siento mucho haberte dejado sola, Tsuna. Por ponerte un peso sobre tus hombros, por no poder vivir a tu lado, por no haberte bañado con amor. Técnicamente por culpa de Iemitsu y mía es que viviste así.
-Oye, no tienes porque disculparte. No se si tú y papá hubieran querido que tuviera una vida normal por lo que en ese sentido... Yo soy la que debe disculparse, fui una terca porque pensé que alguien que vivía en las calles como yo no tenía un futuro claro.
-Tsuna...
-Pero ahora con lo que me has contado, puedo entender que ustedes dieron su vida por mí- La raijin menor dibujaba una sonrisa mientras veía a su madre- Yo no estoy enojada ni contigo ni con Papá, todo lo contrario, estoy orgullosa de los dos.
-¡...!- La rubia mayor quedó sin palabras ante lo dicho por su hija.
-Admito que nunca supe lo que era el amor de padres, después de todo, tú y papá nunca estuvieron. Pero acabo de sentirlo y ahora se que tu y papá dieron su vida por mí y que ahora son Ultramanes al ser asesinados por Orochi- La menor sonrió de manera muy amplia- Y ahora sé que además de ser una raijin, ¡Soy Tsunayoshi Tokugawa... No, soy la Reina Ietsuna, la hija del gran Takenoshin Tokuyama y de la gran Chidori Tsuta! ¡Estoy feliz! ¡Muy feliz! ¡Estoy feliz de ser tu hija, Tsuta Mizoguchi!
Otsuta rompió en llanto mientras su hija en repetidas veces decía lo mucho que los amaba a pesar de no estar nunca con ella. La mujer no soportando más abrazó fuertemente a su hija quién le correspondió fuertemente el gesto.
-No puedo creerlo... Aquellas palabras que Iemitsu y yo te dijimos en nuestros últimos momentos... Al fin te alcanzaron, Tsuna- La mujer mayor hundió su rostro en el hombro ajeno mientras aferraba sus manos sobre los cabellos y espalda de su hija- Gracias por dejarme ser tu mamá, Tsuna... Y gracias por dejar que Iemitsu... Takenoshin-sama, sea tu papá... ¡Gracias por haber nacido con nosotros, mi León Dorado!
La raijin estaba sonriendo, con sus ojos cerrados mientras unas lagrimas surgían de sus ojos.
Tsunayoshi Tokuyama... Ietsuna... Inazuma Candy... Entonces, ¿Significa que soy la hermana mayor de esa idiota de Yoshimune?
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TRES DORITOS DESPUÉS...
De repente, Otsuta y Candy estaban encadenadas de las extremidades mientras estaban inconscientes, lentamente la raijin mayor abrió sus ojos y luego la menor. Ambas estaban en un lugar oscuro, lugar genérico para terminar siendo secuestradas.
-Tsuna, ¿Dónde diablos estamos?
-¿Eh?- La rubia miraba todo el lugar y luego a ellas mismas- No lo sé... Pero recuerdo que hace rato peleamos contra un montón de monstruos.
-Ah cierto, esos sujetos... Wow, no puedo creer que cada uno de ellos era más jodido que el otro- La mujer estaba sonriendo mientras sus ojos brillaban de la emoción- Debo reconocerles su valor y su fuerza, todos ellos estaban empeñados en patearnos nuestros sexys culos.
-En eso te doy la razón, mamá- La rubia miró a su madre en ropa interior mientras que la adulta hacía lo mismo con su hija- Aunque... guau mamá, no puedo creer que cuerpazo te cargas. Ahora entiendo porque papá se enamoró de ti.
-Oh, me sonrojas. Aunque tú no te quedas atrás cariño, mírate, has heredado mi belleza, solo mira tus pechos, son lindos.
-Vamos, tú los tienes más grandes.
-Tú igual vas por ese camino, debes tener a muchas personas tras de ti.
-Obvio mamá, este culazo y pechos son para los que desee- Ambas rubias se echaron a reír.
-¡VAYA, VAYA! ¡MADRE E HIJA ESTÁN CORTADAS DE LA MISMA TIJERA!
-¿Eh?
-La de la voz malvada, ¿Quién eres? ¿Dónde estamos? ¿Por qué estamos en calzones?- Preguntó Otsuta- Si planeas violarnos, déjame decirte que tengo 30 años, casada, con una hija adolescente efervescente y dos hijas pequeñas, iun amigo namekiano, una niña de preescolar y una bebé que solo termina diciendo Nico.
-¿Tengo dos hermanitas?
-Exacto, una rubita y una pelinegra. Se llaman Musashi y Nico... Y sí, esa última es la bebé que siempre dice Nico.
-¿Y el namekiano?
-Es un amigo que conocí hace mucho tiempo cuando tu padre y yo viajamos al planeta Namek. Su nombre es Yasuke y desde entonces se volvió parte de la familia.
-¡Suficiente telenovela y más violenta!- Reclamó la voz femenina que las aprisionó.
-¿Que no es menos charla y más acción?- Corrigió Candy.
-¡Como sea!... Ustedes dos están dentro de mi...
-¿Dentro de ti?- La raijin se miró su entrepierna- Pero si ni siquiera tengo uno de mis dildos.
-Ni tampoco tengo un pito, ni siquiera uno grande, largo y gordo... Mierda, ya se me antojó tu padre otra vez.
-Ustedes no me...
-¡TAKENOSHIN-SAMA!- Gritó Otsuta como si estuviera aterrada estilo anime.
-¡USTEDES DOS, RUBIAS DEMENTES, SON UN CASO PERDIDO! ¡LES ESTOY DICIENDO QUE ESTÁN DENTRO DE MI NAVE!
-Ah, eso...- Dijeron las dos rubias.
-¿Espera dijiste nave?- Preguntó Candy.
-Así es Inazuma-san. Están dentro de mi nave calabaza- Aclaró la voz malvada.
-¿Calabaza?
-¿Recuerdas la semana pasada cuando un montón de niños iban en montonera y los iba a llevar al mundo de los sueños? Esa calabaza en realidad era una nave espacial que los iba a llevar al Cementerio de Monstruos pero claro, si no fuera por ustedes, yo habría logrado mi cometido.
-Espera...- Candy estaba haciendo recuento- Claro, por supuesto. Entonces tú...
-¿Así que eres Tregear?
-Que bueno que lo supiste, Ultraman Railgun...
De repente, las luces se prendieron dando con una especie de lugar con iluminación de una discoteca mientras en un sofá grande estaba sentada una persona de cabellera azul clara, sombrero ancho de bruja pero usando una especie de sotana negra y una máscara de calabaza de Halloween.
-Tregear, ya pasó Halloween- dijo Otsuta- Quítate el disfraz.
-Oh, vaya, Ooka...- Sonrió Candy de manera burlona- No sabía que eras bien fan del Halloween y en parte esa máscara le da un buen toque. Muy simpática, aunque posiblemente ya no golpeas tan fuerte con esas ropas puestas.
-Y bien, ¿Nos puedes decir exactamente porque demonios estamos en una puta nave?- Reclamó seriamente la raijin mayor.
La bruja malvada comenzó a reírse fuertemente.
-Estoy segura de que te mueres por conocer mi historia, ¿No sucia Ultraman?
-En realidad, solo nos interesa patearte el trasero.
-Igualmente, tuve suficiente con la historia de papá y mamá- Dijeron las dos rubias.
-No se preocupen... Les daré un resumen lo mejor posible- De repente toda la sala estaba llena de personas de igual aspecto y estatura, personas de cabellera azul celeste, ojos dorados, vestido negro de bruja de diferentes estilos, sombrero ancho.
Todas esas personas tan iguales entre sí tenían una particularidad... Tenían un número inscrito en su sombrero.
-¿Que demonios es esto? Son clones de esa tipa- Dijo la raijin menor sin creerse lo que estaba viendo.
-¿Eso o son...?
-Espejos- Respondió Rivalun- Todas ellas son mis espejos.
-¿Espejos dices?
-Verás... Para hacer el cuento más corto... Yo, Rivalun, soy Tadasuke Ooka pero a la vez no soy Tadasuke Ooka.
-¿Qué? No lo entiendo.
-Te lo explico... Una niña tonta de cabello azul de seis años salvó de morir al Ooka Echizen histórico que cayó en su universo o dimensión. El hombre y la niña se hicieron amigos pero con el tiempo, el Ooka histórico se dio cuenta de que su otra yo tenía un fenómeno donde demonios habitaban en ella y hasta la atormentaban. Fue así que el Ooka histórico quien también era un hechicero decidió crear una técnica de exorcismo y fue como surgimos nosotras, Rivalun.
-Espera... ¿Entonces son esos demonios que habitaban en Tadasuke?- Dijo Otsuta.
-Por supuesto, Ultra. Todas estas brujas que ven aquí, incluyendo a mi persona somos los demonios de Tadasuke aunque cada una de nosotras comparte una pequeña parte de ella. Ya sea un sentimiento, un gusto hasta un miedo de ella... Inazuma-san, la Rivalun con quien combatiste y que tenía fobia a la sangre era también un espejo y por lo tanto uno de los más débiles.
-¿Y cuantas ustedes son? ¿Y dónde está la verdadera Rivalun?
-Todas nosotras fuimos enviadas al mundo de los espejos y vivimos desde entonces. La verdadera Rivalun, bajo el nombre de Tregear, está gobernando el Mundo de los Espejos mientras nos ordena lo que hagamos y hacemos a nuestro alcance. Somos en total 88 espejos dispersados en todas partes desde dimensiones y mundos dentro del séptimo universo.
-¿Y que planeas hacer con nosotras, Tregear?
-Simple... He decidido secuestrar niños pero de otros planetas pero para eso necesito una gran cantidad de combustible- Las Rivalun desaparecieron solo dejando a la enmascarada- Y ustedes, por tener una gran cantidad de poder eléctrico, serán la energía que necesito para viajar hasta incluso por toda la Galaxia y hasta el resto del Universo si me plazco.
-¿Qué?
De repente, Candy y Otsuta recibieron una descarga eléctrica alrededor de su cuerpo, las dos gritaban de dolor mientras la Rivalun enmascarada estaba con sus pupilas dilatadas, la villana estaba disfrutando del dolor.
-Jajajajaja... ¡Esto es música para mis oídos! ¡No solo serán combustibles! ¡Sus cuerpos muertos serán unas perfectas armas para acabar con Edo, la Tierra, los Ultraman y la Nebula M78! ¡JAJAJAJAJA!- De repente, la Rivalun estaba en brassier y tangas negras y sin su máscara.
La villana quien disfrutaba de los gritos de madre e hija, comenzaba a frotarse la entrepierna con una mano mientras que con la otra movía uno de sus pechos.
-¡Oh, sí! ¡Así, así! ¡Sigue absorbiendo más poder!... ¡Oh sí! ¡Hasta la última gota! ¡JAJAJAJAJA!
La malvada bruja se reía como una maniática a la par que comenzaba a estimularse como si gozara del sufrimiento que le estaba haciendo a las dos raijins las cuales sentían que hasta sus almas se las iban robando.
-Eso... ¡Sigan gritando! ¡Sigan!- Rivalun seguía con su actividad en su entrepierna.
La cosa siguió a más con ambas raijins ya que para seguir con más placer con ella aumentó el voltaje y causó más dolor en madre e hija.
-Sí... ¡sí, eso! ¡Continúen!- los dedos de la Rivalun aumentaron de velocidad y no solo eso, sino que para darse más placer usó su otra mano para manosearse el pecho y jalarse su pezón.
-¡M-Maldita... aaaaaaaaaaaaaaah!
-¡Estupida! ¡AAAAAAAAAAAAAAH!
-E-Eso... y-ya casi... ¡Me corro! ¡Puta madre, me corro!- La mano de la malvada bruja se manchó de jugos al mismo tiempo que se corría duramente y estuvo así y cayó hacia atrás con su lengua salida feliz de haber obtenido ese orgasmo sádico.
Y aún quedaban muchas rondas.
(...)
Finalmente luego de unas rondas de rápida pero entretenida diversión hacia Rivalun como de prolongado sufrimiento y tormento hacia Candy y Otsuta, luego de una hora, finalmente la nave comenzó a funcionar perfectamente. Las dos rubias estaban sin vida mientras solamente eran sujetadas por sus extremidades. Rivalun quien ya se estaba relajando del orgasmo que tuvo, chasqueó sus dedos para de repente, volver a tener puesto su túnica negra y máscara de Halloween.
La bruja caminó hacia sus victimas las cuales posiblemente ya habían dejado de existir.
-Jajaja, bueno creo que ya la nave ha absorbido toda sus energías, raijin. No me imaginaba que aquella quien fue amante de Iemitsu y su hija tuvieran todos esos poderes.- La peliazul se giró de espaldas- Ok, eso estuvo muy delicioso, me hicieron venirme muchas veces, lo disfruté mucho. Se los agradezco- Miró de reojo a sus dos victimas- Es hora de sacar la basura. De haber tenido mucha más energía esta nave se habría destruido por sobrecarga.
Como si la boca de Rivalun fuera una condena, de repente unos destellos eléctricos se manifestaron desde el hombro izquierdo de Candy, luego unos sonidos se escucharon en una de paredes de la nave para sufrir una explosión en sus circuitos. La villana quedó en shock.
-¿Eh? ¿Q-Qué está pasando?
De repente, más destellos eléctricos salieron de los cuerpos de Candy y Otsuta mientras que la nave comenzaba a temblar a la par que sonaba una alarma de autodestrucción.
-¡NO! ¡YA BASTA! ¡SE SE SUPONE QUE ESTABAN SECAS HASTA LOS HUESOS! ¡LOS CIRCUITOS DE ABSORCIÓN YA DEBERÍAN ESTAR CERRADOS!
Más explosiones ocurrían dentro de la nave hasta llegar al punto en que lente y progresivamente el ovni era destruido hasta la última parte por lo que una vez más, el plan de Rivalun fue arruinado y por dos raijin, madre e hija.
-¡MALDICIÓN, ¿USTEDES EN VERDAD SIGUEN CON VIDA?! ¡YA BASTA! ¡ESTO TIENE QUE PARAR! ¡ESTO YA EL LÍMITE!
Las dos rubias de repente comenzaron a desprender un brillo dorado que se manifestó por todo lugar mientras que Rivalun estaba con la vista nublada ante tal inmenso poder.
-¡YA BASTAAAAA! ¡DETENGANSEEEEE!
Finalmente una gran luz blanca se manifestó y un fuerte sonido de una gran y devastadora explosión...
Una vez más... Rivalun fracasó...
