Título: Dulce o Truco en el Mundo de los Espíritus.

Género: Aventura / Sobrenatural.

Mundo Canon.

Resumen.

Especial de Halloween. Izuka (Fem Izuku) accidentalmente atraviesa un portal que la lleva al mundo de los espíritus mientras se dirigía a una fiesta de Halloween en la mansión de Yaouyorozu. En este mundo, los espíritus celebran Halloween de una manera muy diferente. Izuka debe usar su ingenio y determinación para ganarse el favor de los espíritus y encontrar el camino de regreso a casa.

Disclaimer: El manga y anime de Boku no Hero Academia no me pertenecen, todo crédito a su creador Kohei Horikoshi.

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Capítulo 1: Portal al Mundo de los Espíritus.

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El aire fresco de octubre agitaba los árboles casi desprovistos de flores y verdes hojas, con las pocas que quedaban siendo una paleta de tonos amarillos, naranjas y rojos. Una mezcla de hojas secas crujían bajo los pies de los transeúntes y luces brillantes decoraban cada rincón de la ciudad. Las casas estaban adornadas con calabazas talladas, murciélagos, esqueletos y telarañas falsas, creando una atmósfera perfecta para el Halloween. Esa fría noche, la joven Midoriya Izuka, vestida con un bonito disfraz de maga que había confeccionado ella misma con mucho esfuerzo, caminaba alegremente hacia la mansión de Yaomomo, la cual había sido muy amable en invitar a varios de sus amigos de la U.A. incluyéndola a una fiesta de disfraces en su mansión, informándoles de la fiesta a finales de septiembre para que les diera suficiente tiempo de conseguir sus disfraces.

Todos habían estado muy entuciasmados de asistir y se la habían pasado buscando los disfraces perfectos o los materiales para hacerlos como ella.

Divertida veía a los niños acarriando a sus padres o hermanos, pidiendo el Dulce o Truco de casa en casa con sus bonitos disfraces y sus bolsas llenas de dulces a pesar de ser aún temprano. Notó sonriente que habían muchos pequeños All Might por todos lados.

Mientras se adentraba en una calle particularmente tranquila, decorada con calabazas y muñecos de monstruos y esqueletos algo perturbadores a causa de su tétrico aspecto, la atmósfera se tornó extraña. Las risas de los niños,el sonido de los autos y demás sonidos se desvanecían gradualmente a medida que avanzaba, sustituidos por un silencio inquietante.

—Vaya, esto es un poco... raro. —murmuró para sí misma, mirando aprensiva sus alrededores. No pudo evitar sentir que algo en el aire había cambiado.

Intentó regresar por donde había venido, pero, de repente, una niebla espesa comenzó a envolver todo, haciendo que la visibilidad se redujera a unos pocos metros. El aire se volvió pesado e Izuka se mordió el labio nerviosa, un escalofrío recorriendo su cuerpo.

Pudo ver la silueta de una persona a la distancia y caminó más rápido para tratar de alcanzarla y pedirle ayuda, pues se sentía desorientada, no obstante, debido a la niebla la perdió de vista.

Su corazón comenzó a latir con fuerza. Tragando audiblemente, preguntó temblorosamente en un intento de llamar la atención de aquella persona si todavía seguía por allí: —¿Hay alguien ahí? —pero su voz sonó lejana, casi como un eco en un abismo. Ella necesitaba salir de ahí, tenía un muy mal presentimiento de todo esto.

Continuó caminando, buscando sola la salida al perder totalmente de vista a aquella figura, aunque pensó también que no sería una idea tan buena acercarse a ella y pedir ayuda.

Tras unos minutos, la joven de ojos verdes pudo vislumbrar a la distancia una extraña luz morada y en un estado casi hipnótico, comenzó a caminar hacia ella.

En pocos segundos, cortó la distancia entre ella y aquella luz que había llamado su atención y sin poder controlar sus movimientos, Izuka extendió la mano, atraída por el brillo de lo que parecía un vórtice de energía luminosa que giraba lentamente, una especie de círculo de neblina con tonos morados y verdes. En un abrir y cerrar de ojos, el portal la envolvió en un torbellino de luces brillantes y suaves ráfagas de viento. En un breve instante en el que logró recuperar sus sentidos, intentó luchar contra el portal, sin embargo, ya era demasiado tarde. Con un destello final, Izuka desapareció dentro de él.

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Cuando finalmente despertó, se encontró en un lugar completamente diferente al de su ciudad. Era una especie de ciudad abandonada salida de una película de terror. Las deterioradas calles estaban llenas de enormes calabazas flotantes, cada una con caras grotescas y sonrisas maliciosas que brillaban en la oscuridad. Las casas, en su mayoría, eran edificios de aspecto antiguo, como castillos góticos, con puertas y ventanas que crujían al viento. La neblina cubría el suelo y extrañas sombras se deslizaban por las paredes, como si el lugar estuviera lleno de presencias invisibles.

Izuka se levantó lentamente y miró a su alrededor, totalmente asustada.

—¿Dónde… estoy? —murmuró para sí misma.

Una ráfaga de viento gélido le acarició el rostro, y en ese momento, notó que no estaba sola. Frente a ella, flotando en el aire, había una figura etérea, con un cuerpo translúcido y una túnica oscura que ondeaba como si no tuviera peso. Sus ojos brillaban como dos pequeñas estrellas, y su boca formaba una sonrisa torcida. No era el tipo de espíritu amistoso como los que salían en los cuentos.

—¡Vaya, vaya! ¡Un humano en la noche de Halloween! —dijo el espectro con voz grave y distorsionada, su tono repleto de diversión—. ¡No muchos se atreven a cruzar al otro lado, especialmente esta noche!

Izuka dio un paso atrás, nerviosa, pero decidió mantener la calma. Como futura heroína, sabía que siempre debía mantener la cabeza fría en situaciones peligrosas.

—Ehh, disculpa, pero no creo que esté en el lugar correcto… ¿Cómo… cómo llegué aquí?

El espíritu se rió, un sonido gutural y oscuro que hizo que un escalofrío recorriera la espalda de Izuka.

—Mala suerte, supongo —respondió simplemente, encogiéndose de hombros tras parar de reirse-. Oh, pero que grosero de mi parte, permíteme comenzar de nuevo —dijo esbozando una gran sonrisa—. ¡Bienvenida al mundo de los espíritus, joven maga! —exclamó el fantasma, haciendo una reverencia exagerada—. Soy Shiro, el guardián de este reino.

—¡¿El mundo de los espíritus?! —preguntó Izuka, horrorizada—. ¡Yo solo iba de camino a una fiesta de Halloween! ¡Cómo puedo volver a casa? —preguntó claramente angustiada.

—¡Ah, las fiestas! Un verdadero placer para estas fechas —dijo Shiro, moviendo las manos como si estuviera encantado—. En fin, no podrás salir de aquí tan fácil, querida. Si realmente deseas volver al mundo de los vivos tendrás que ganar el favor de los espíritus. Aquí, el Dulce o Truco no es solo cuestión de dulces, sino de ingenio, valentía y, por supuesto, sentido del humor. Si juegas bien, podrás encontrar el portal de vuelta. Pero si fallas…

Shiro hizo un gesto con la mano, como si desapareciera algo.

—Podrías quedarte aquí… para siempre.

Izuka tragó saliva. ¡No podía quedarse atrapada en este mundo! Tenía que regresar, sin importar lo que eso implicara. Se armó de valor, tratando de ocultar el miedo en su corazón.

—¡De acuerdo! ¡Acepto el desafío! ¡Voy a encontrar una forma de regresar a casa!

El espíritu se inclinó con una sonrisa burlona.

—¡Eso es lo que me gusta oír! Pero no será tan fácil. No todos los espíritus serán tan amables como yo. ¡Prepárate para un Halloween… verdaderamente aterrador! ¡Buena suerte, Izuka-chan!

Con un gesto de la mano, Shiro hizo desaparecer su forma etérea, disolviéndose en el aire como una nube de polvo plateado. Izuka miró a su alrededor, sintiéndose aún más perdida. Los colores del mundo se intensificaban, y las calabazas flotantes parecían observarla, sus cuencas vacías brillando con una luz sobrenatural.

En ese momento, un par de figuras aparecieron frente a ella: dos criaturas de aspecto humanoide, el más alto, con una piel de un tono verdoso casi radiactivo y el otro ser, más pequeño y delgado, con la piel de un gris ceniciento, ambos de ojos completamente blancos. Sus vestimentas eran ropas desgarradas y harapientas, y sus cadavéricos rostros tenían expresiones de pura travesura, con sonrisas amplias, mostrando dientes puntiagudos y desproporcionados.

—¡Hola, chica! —dijo uno de ellos, el más alto, esbozando una mueca burlona. ¿Nueva por aquí, eh?

La joven peliverde intentó sonreír, sonrisa que más bien le salió como una mueca nerviosa.

—Sí... ¿pueden indicarme por donde debo ir ahora? -les preguntó, tragando en seco. "¡Shiro no le había dado ninguna indicación de por dónde comenzar!"

El otro ser se acercó para incomodidad de Izuka, olfateándola como si fuera un animal.

—Hmm... claro —dijo éste último. Tras compartir una maliciosa mirada, los dos seres se echaron a reír a carcajadas, mientras la niebla que los rodeaba aumentaba en intensidad. El Halloween en el Mundo de los Espíritus prometía ser mucho más complicado de lo que Izuka había imaginado.

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Fin del Capítulo.