¡Actividad de un grupo de Facebook! Un reto de 30 días para dibujar o escribir de Koisuru Boukun.
Personajes: Morinaga Tetsuhiro y Souichi Tatsumi.
Amé este día AJAJAJAJ 😜😜
oxoxoxo
- Se lo ruego, Tatsumi-san, ¡solo por una semana! - uno de los profesores de biología rogaba a Souichi su ayuda, que fuera una niñera no remunerada de último minuto.
- Que no... debió planear mejor sus fechas y no estar sufriendo por encontrar un cuidador de último minuto. -
- ¡Le pagaré! ¡Lo juro! Seré generoso, por favor, son bien portados. - insistió.
- A que la... ¡no! Punto. No tiene nada que a mí me interese. - le dio la espalda, volviendo a sumirse en los exámenes que calificaba con enfado.
El biólogo sacó su última carta.
- Y si... ¿te consigo aquello que siempre has querido? - vio a Souichi detenerse, sonrió, ¡había dado en el clavo!
- ¿Sería legal...? - preguntó.
- Yo correré con todo, no te preocupes, pero deberás cuidarlos por una semana y sin paga... ¿qué dices? - le extendió la mano.
Souichi la miró con recelo, no muy seguro.
- Y te incluiré lo necesario para el mantenimiento. -
Souichi le regresó el apretón.
- Hecho. - a pesar de su cara seria, pudo ver un poco de emoción en sus ojos.
- Un placer hacer negocios, joven Tatsumi. - abrió la puerta del despacho del más joven. - Los dejaré hoy después del trabajo, hasta el rato. -
Souichi siguió calificando los exámenes, un poco de preocupación lo invadió.
Nunca había cuidado de tantos a la vez, pero no creía que fuera la gran cosa.
Había cuidado de sus hermanos cuando era niños, no podría ser más difícil que eso.
oxoxoxo
Morinaga había antes del trabajo, al fin sin tiempo extra; decidió ir a tomar un frappé en una cafetería cercana a su departamento. Los dueños eran una pareja de extranjeros muy amables, y a diferencia de otras cafeterías, allí se podía hablar en voz alta, hacer videoconferencias o hablar por teléfono. Muy distinto, pero fue muy bien recibido.
Tomó asiento en su lugar habitual, la dueña le saludó con gusto, sabiendo lo que debía llevarle.
Decidió llamar a Souichi. Marcó como video llamada, esperando que contestara, con éxito.
Del otro lado podía ver a Souichi, quién parecía estresado.
- Hola senpai... ¿está todo bien? -
- Cometí un error... - se escuchó como alguien tocaba la puerta. - ¡Dante, ahora no...! -
Morinaga se quedó helado... ¿quién estaba con su senpai?
- Sen... - pudo ver un poco de negro cuando la cámara de Souichi se movió hacia abajo.
- Como eres molesto, Tom, quédate en mi regazo pues... - Souichi se llevó una mano, frotándose las sienes en señal de enfado.
¿Qué?... ¡¿Qué?!
- ¿Qué demo..- de nuevo interrumpido.
- ¿A ti quién te dejó salir? Te me regresas a la jaula - un "no" se escuchó de fondo.
Morinaga solo sentía confusión y un poco de enojo.
¿¡Acaso Souichi le estaba siendo infiel?! ¡y con más de uno!... ¿Cómo que una jaula? ¿Era algo de BDSM?
- ¡Romeo, deja a Dante en paz! El único no problemático es Dan, ojalá fueran más como Dan... - Souichi dejó el celular en la mesa, solo escuchó un pequeño jaleo, pero ninguna voz.
Morinaga estaba al borde de la histeria.
- Tú te quedas aquí, tu allá y llevaré a Dante a mi habitación, ¡carajo, me van a volver loco! -
Mil y un escenarios llegaron a la mente de Morinaga, hombres más guapos que él sometiendo a su dulce Souichi... ¡Debía volver lo más rápido posible!
Hasta no ver no creer, hasta no ver no creer.
Colgó la llamada.
La chica llegaba con su pedido, para llevar, pudo ver como la dueña le hizo una seña para que se fuera.
Adoraba a esa chica, realmente podía leer a sus clientes. Tomó su pedido, y salió corriendo a la estación de trenes, prometiendo pasar a pagar después.
oxoxoxo
- Tu puedes Souichi, tres días más de infierno... - había logrado calmar la situación, aunque Tom insistía en dormir en su regazo. - Valdrá la pena una vez que... -
Se oyó el timbre en la puerta, no esperaba a nadie esa noche.
Vio a un Morinaga con una mirada de enfado absoluto.
- ¿Qué rayos haces aquí? Aún no es fin de semana... - se le hizo raro ver a su ex kohai allí.
- ¿Puedo pasar? - se oía el rencor en su voz.
Souichi abrió más la puerta, dejándolo entrar. Morinaga entró rápidamente, como buscando algo.
- ¿Qué te pasa, Morinaga? - preguntó Souichi en confusión pura.
- ¿Quién es Dante? - se cruzó de bracos, mirándolo de manera desaprobatoria.
- … ¿qué? - fue lo único que pudo decir.
- ¿Quién, es, Dante? - ahora lo dijo de manera lenta, haciendo énfasis en cada palabra.
Souichi lo miró extrañado, hasta que algo hizo click en su mente. Se aguantó las ganas de carcajearse y decidió jugar un poco.
- ¿Celos acaso, Morinaga? - se miró las uñas, indiferente.
- Entonces no lo niegas... - Morinaga estaba más que cabreado. - ¿Quiénes son? ¿Por cuánto tiempo? -
- Días atrás, no lleva mucho. Dante es muy exigente, parecido a ti, pero se cómo controlarlo; Tom es más tranquilo pero muy necesitado, siempre busca estar lo más cerca de mí; Romeo es una diva, el centro de atención, no deja de molestarme para que siempre le haga caso, le encanta tirar de mi cabello, bastardo insolente... y Dan es un amor, tierno y pequeño. Ojalá fuesen como Dan, serían menos problemáticos... - se detuvo cuando vio lágrimas en los ojos oscuros de Morinaga, se sintió algo culpable, pero el idiota siempre sacaba todo fuera de contexto.
- Senpai... ¿ya no...? - se sentía igual como cuando vio a Souichi abrazado de Isogai, es misma sensación de traición. ¿No era suficiente?
Souichi rodó los ojos en enfado, provocando más dolor en Morinaga, este quería correr de ahí mismo, pero no podía... Su senpai no podía abandonarle también.
Souichi iba a hablar cuando, en pánico, corrió a una esquina de la sala.
- ¡Con un carajo, Dan! Eras mi favorito, ¡te vas a caer, pedazo de hámster idiota! - Souichi trató de estirarse, pero el hámster había usado las paredes como punto de apoyo y trepó hasta lo más alto que su diminuto cuerpo podía.
Morinaga salió de su trance, confundido a más no poder.
- ¿Eh? - y si, pudo ver al hámster dorado trepado en la pared, con sus piernitas en cada pared, y sus diminutas nalguitas le dieron mucha gracia.
- ¡Ayúdame, Morinaga! No solo veas. - este se acercó, se estiró lo más que pudo y tomo al hámster, quien se dejó hacer.
Souichi tomó la jaula del bicho, volviéndolo a encerrar.
- Maldito desgraciado, ahora también tendré que vigilarte... - lo dejó en la mesa del comedor.
Morinaga se acercó y lo abrazó, aunque Souichi estuviese de espalda.
- No debí pensar mal de ti... perdón. - recargó una mejilla en la cabeza de Souichi.
- Y yo no tenía que echar más leña al fuego, también fue culpa mía... no quise hacerte llorar, solo quería cabrearte. - admitió con culpa. - ¿Quieres conocer al resto? -
-¡Si! -
Souichi abrió su habitación, dejando salir a un perro salchicha de color como café y rojo, este saludó a Morinaga como si siempre hubiesen sido amigos. Morinaga se moría de amor por lo hermoso del perrito. Ese era Dante.
Apuntó al sofá donde Tom había estado siempre, pero era su tiempo de ser haragán. Tom era un gato persa negro, le miró con superioridad. Morinaga recibió una pequeña mordida cuando trató de acariciarlo, seguido de una lamida. Cuando se sentó en el sofá, Tom lo reclamó como su propiedad y se quedó dormido en su regazo.
Morinaga sabía que no debía moverse, el gato lo había elegido.
Por último fue Romeo, una cacatúa de cresta amarilla; este al mirar a Morinaga se esponjó y abrió el pico en señal de advertencia. A Souichi se le hizo extraño, ese pajarraco era amor y ternura cuando convivió menos de 10 minutos la primera vez que se conocieron. Lo dejó en su hombro, cosa que Romeo aceptó feliz, irguiéndose orgulloso, desplegando su cresta amarilla y bailando feliz en su lugar.
- Ja... no le agradas. - acarició la cabeza de Romeo, quien se dejó hacer, regresando el favor acicalando a su manera el cabello del rubio.
Ave y ex kohai intercambiaron miradas, Romeo dejó salir algo así como un gruñido, y esos pequeños ojos oscuros transmitieron un mensaje claro.
Él es mío.
Romeo silbaba y jugaba contantemente con los anteojos o cabello de Souichi, este le estaba prestando toda la atención.
- No puedo creer que mi rival sea una cacatúa... -
oxoxoxo
Los animales fueron los primeros en caer rendidos, Dante y Tom compartían cama, Dan era nocturno, así que optaba por correr o comer, Romeo estaba en su gran jaula bien dormido. Souichi tapó con una toalla la jaula de Romero, preparó dos cafés y se sentó en el sofá junto a Morinaga.
- ¿Por qué eres niñero de mascotas? - comenzó Morinaga.
- El profesor Tanaka dio con mi precio. - Souichi se recargó en el respaldo del sofá, cansado y feliz por el silencio.
- Ohh, ¿qué...? - Souichi negó.
- Es una sorpresa. Lo verás probablemente cuando vuelvas a Nagoya. -
- Me siento estúpido por creer que me engañarías con 4 hombres... - Souichi se atragantó.
- ¡Apenas puedo contigo! ¿Cuatro? ¡Ja! No soy gay Morinaga, deja de ser ideático y pregunta antes de hacer locuras. -
Aprovechando que Romeo se había retirado, Morinaga se recostó en el sofá, apoyándose en el regazo de Souichi.
- No tú también, Tom es una cosa, ¡tú pesas más! - no hizo el amago de apartarlo.
- Acaríciame. También quiero mimos. - pidió amablemente.
Souichi encendió el televisor, dejando una película de acción. Hoy no estaba de humor para algo académico, necesitaba algo sencillo de procesar.
Morinaga no se rendiría, movió su cabeza de manera suave, frotando su cabello en el estómago de Souichi
Harto, aceptó.
Llevó ambas manos a la cabeza de Morinaga y jugó con el suave cabello, hundió sus dedos hasta el cuero cabelludo y masajeó de manera lenta. Se asombró por la suavidad y textura del cabello oscuro de Morinaga, le hacía competencia al pelo de Tom.
Morinaga cerró los ojos de gusto, suspirando de alivio. Estuvieron así un buen rato, disfrutando de la compañía y de la película. Cuando esta terminó se dirigieron a dormir, Souichi no protestó al compartir cama con su ex kohai.
A la mañana siguiente Morinaga se despidió de todos. Dante le pidió un masaje en la panza, Tom se restregó en él y dejó muchos pelos en su camisa blanca, Dan lo mordió y Romeo trató de volar hacía él para arrancarle los ojos, cosa que Souichi evitó al sacar un vaso de plástico. Romeo voló feliz a su juguete favorito, agarrándolo y gritando dentro del vaso.
Los científicos se despidieron en el hall, Souichi trató en vano de quitar los pelos de Tom. Morinaga rio, se dejó acomodar la corbata.
Morinaga se inclinó y besó a Souichi, quién correspondió el gesto; debía apurarse si quería llegar a tiempo a su departamento a cambiarse de vestimenta.
Souichi se arregló para otro día como profesor, dejó los alimentos de cada mascota a su alcance, encerró a Romeo, quien se dejó solo porque era él, y a Dan le colocó varios pasadores por donde creía que podría escaparse.
Salió rumbo a su trabajo, menos agobiado por la visita de Morinaga.
Solo dos días más y tendría su recompensa.
oxoxoxo
Pasó el mes y Morinaga volvía a Nagoya a visitar a Souichi, entró al departamento gracias a las llaves que aún conservaba.
- Estoy en casa. - dijo en voz alta.
- Bienvenido, en un momento salgo. - escuchó el grito de Souichi.
Morinaga sonrió cuando su saludo fue correspondido, caminó con intención de entrar a la cocina cuando algo nuevo le llamó la atención.
Era un terrario mediano, estaba en un nuevo mueble de metal, muchos cables y cosas que no entendía bien para que servía. Dentro de este estaba un pequeño hábitat con hojas, maderas, una pequeña fosa con agua y una especie de cueva.
- Ooh, ¿por qué no me habrá dicho que tiene una mascota? - trató de buscar al nuevo animalito. - ¿Qué clase de animal será el favorito de Souichi? Tal vez una iguana, un camaleón, un dragón barbudo... -
Lo encontró. Un bicho negro se movía tranquilamente en la base del terrario, comiendo lo que parecía un gajo de naranja.
¿Un escarabajo, enserio?
- Demonios, te me adelantaste, ¿ya conociste a mi nueva mascota? - se le veía bastante feliz, como niño con juguete nuevo.
- Es curioso, no pensé que era fanático de los insectos como Souijin-san. - el escarabajo comenzó a escalar por el cristal frontal del terrario, se agachó a la altura del bicho.
- Ja... con que aún no. - Morinaga lo vio con duda.
Cuando volvió la mirada al escarabajo, algo grande y marrón se estrelló con el cristal, comiéndose al pobre escarabajo. Morinaga dio un grito de asombro, cayendo de culo al suelo. Souichi se comenzó a reír por la escena.
- ¡¿Qué carajos es eso?! -
- Grosero... te presento al nuevo inquilino. A que es adorable, ¿no? - vio que Souichi llevaba guantes, abrió la jaula y tomó con una mano a aquella cosa horrible.
Un enorme y feo sapo que se dejó manipular, indiferente a la situación.
- ¡Aléjalo! ¡Aléjalo! - Morinaga retrocedió en pánico.
- No seas ridículo, es un inofensivo sapito. Se llama Sargento Keroro y lo amo. - Souichi miraba con mucho cariño al sapo.
Desde niño era fanático de los sapos.
Pero su favorito era el sapo de caña, uno de los sapos más grandes que podían haber, había algo en el animalito que le causaba ternura. Lo malo es que no eran tan populares como mascota y eran muy difíciles de conseguir, pero el profesor Tanaka había conseguido que le importaran uno con fines "educativos" … no se arrepentía de su trueque.
- ¡No puede ser!, ¡¿ya lo ama?! - celos e indignación por parte de Morinaga.
- Solo míralo, es bellísimo. - aquellos ojos y mirada estoica, además de las crestas sobre sus ojos le daban un look muy imponente al sapo. - Podría besarlo, pero este bastardo es venenoso. ¿A que podrías enfermarme, pequeñajo? - lo tomó con ambas manos, admirándolo con orgullo.
Morinaga sintió asco, pero no por la situación, les tenía fobia a los sapos.
- ¿Quieres cargarlo? - ofreció Souichi.
- No, no, no, no. Que no se me acerque, apenas y puedo mirarlo. - tuvo un par de arcadas. - Senpai, lo admito, me dan miedo los sapos. -
- Uy, bueno, ya ni modo. No quiero compartir a mi hijo. - regresó a Keroro a su terrario, un pequeño mimo en su cabeza y cerró.
Morinaga se levantó, acercándose a donde Souichi.
- ¿Puedes moverlo, por favor? - suplicó por la incomodidad.
- Cuando mueva un par de cosas en mi habitación, por mientras, se queda aquí. - Morinaga negó.
- Déjalo en la libre, dios, no puedo... respira Morinaga, aah... - Souichi se sintió mal por la reacción de Morinaga, pero antes lo echaba a él que a deshacerse de Keroro.
- Esto será muy incómodo por los próximos 15 años... -
-¿¡Tanto viven!? -
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Que no se note que es un oneshot pro sapos...
