Monte Olimpo.
Zeus, Hades y Poseidón estaban frente a los Ciclopes, con Hestia, Deméter y Rhea detrás de los varones.
Los únicos que no estaban presentes eran Naruto y Hera.
Brontes se acercó, con una mirada tranquila.
"Hemos forjado sus armas. Naruto fue de mucha ayuda, aunque el esté ocupado ahora, él pensó en lo más apto para cada uno de ustedes".
Arges se acercó a Zeus, y sacó una caja de plata que mantuvo en el aíre para Zeus. El menor de los hermanos abrió la caja, y miró con los ojos brillando su arma.
"El poder del Rayo. Con esta arma, podrás controlar todos los rayos, truenos y relámpagos".
Zeus lo tomó, sintiendo como si se conectara con su propia esencia. El arma desapareció en chispas doradas, y luego convocó un rayo en sus manos.
Estéropes se acercó a Poseidón, y en un brillo azulado, apareció en sus manos un tridente dorado, con detalles de piedras azules en la separación de las tres puntas.
Se lo entregó a Poseidón. El tridente se rodeó de un aura azulada cuando tocó sus manos, y Poseidón sintió su misma esencia mezclarse con el poder del tridente.
Líneas azules aparecieron en el cuerpo de Poseidón, que miró eso en silencio.
"Este tridente tiene el poder de crear tormentas eléctricas, fuertes mareas, terremotos… Tempestades en general".
Brontes se acercó a Hades, que se veía frío y tranquilo como siempre. Sacó una caja cuadrada, algo grande si lo pensaba.
"Para usted, principalmente teníamos pensado esto".
Brontes abrió la caja y le mostró a Hades un casco, cosa que lo hizo alzar una ceja levemente. Esperó una explicación, que no tardó en llegar.
"Este Yelmo le puede hacer invisible a los ojos de los demás. Como dije…"
Hades tomó el Yelmo y se lo puso, y cuando el mismo se juntó con su esencia, se volvió invisible.
Casi todos abrieron sus ojos con sorpresa, hasta que Hades se sacó el Yelmo y volvió a verse.
"Pero Naruto no creía que esto fuese suficiente, así que hicimos un trabajo extra".
Una caja con varias almas alrededor apareció en las manos de Brontes, y le dio la caja a Hades, que sintió la emoción crecer en el.
Abrió la caja, y lo vio.
Dos armas en forma de gancho, que no tenían brillo.
Las tomó, y metió su esencia en las mismas.
Un brillo violeta se formó en los ganchos, y eso hizo sonreír casi maniáticamente a Hades.
Un juego de cadenas se formó en los brazos de Hades, que enganchó a las Garras con su magia.
"¡Prueba conmigo!"
Poseidón sonrió emocionado al ver las armas de su hermano, que lo miró con una ceja alzada, pero se encogió de hombros.
Rhea miró preocupada a sus hijos por la idiotez que estaban por hacer.
Zeus miró con curiosidad las armas de Hades, que tenían un poder… Escalofriante, debía decir.
Hades lanzó las garras y las clavó en Poseidón.
Algo dentro de el le hizo tirar hacía su cuerpo.
Una figura espectral empezó a salir de Poseidón, y eso hizo abrir los ojos de todos.
Hades dejó que el alma de su hermano vuelva a él, que lo miró emocionado.
Los demás lo vieron como si estuviese loco, pero Poseidón se estaba riendo. Notaron que parecía nervioso, pero simplemente lo dejaron pasar.
Brontes miró a las mujeres, que alzaron una ceja.
"Naruto nos dijo que no les preguntó a ustedes si querrían un arma. Si es necesario, no tardaremos más de 5 minutos".
Hestia y Deméter negaron. Rhea mantuvo el silencio porque ella no iba a pelear.
Brontes se encogió de hombros y se giró para ver nuevamente a los hermanos varones.
"¿Y para Naruto?"
La pregunta de Rhea hizo que vieran a Brontes, que sonrió misteriosamente.
"Oh… Eso es algo que él me pidió mantener oculto".
Todos miraron a los Cíclopes en silencio, y aunque Zeus quería saber porqué, no dijo nada.
Su hermano no era alguien a quién le podía faltar el respeto porque si, menos a los Cíclopes que básicamente trabajan para él.
"De todos modos, el material que usamos para hacer estás armas es probablemente el mejor que habrá en toda la historia. Confiamos plenamente en que los guiarán a la victoria".
Hades asintió, al igual que Poseidón y Zeus.
"Muchas gracias".
Rhea sonrió cuando miró a Hades y Poseidón agradecerles a los Cíclopes, aunque su sonrisa vaciló un poco cuando miró a Zeus hacerlo casi a regañadientes.
Solo esperaba que ese poder que ganaba no lo consuma.
Su hijo se estaba volviendo muy… Arrogante.
……
Horas después, Templo de Rhea.
La madre de los Olímpicos estaba junto a Hestia cocinando un enorme trozo de carne, con Deméter sentada viendo a las mismas cocinar.
La puerta se abrió de repente, donde entró Hera con una expresión tranquila.
La leve cojera que tenía hizo alzar una ceja a Hestia, pero Rhea sonrió divertida.
Deméter la miró con leves celos.
"Hola querida, ¿Cómo has estado?"
Hera sonrió suave y casi brillantemente. Se sentó, e hizo una leve mueca cuando sintió su trasero dolerle un poco.
"Bien, madre".
Rhea sonrió casi con complicidad, como si supiese que había pasado.
Como una Titanide con milenios de edad, podía identificar una cojera de una pelea, y una cojera después de una buena sesión de sexo.
Hera y Naruto eran los únicos que no habían estado, y no tardó en conectar los puntos. Incluso podía sentir algo de la esencia de su hijo en Hera.
"Oh, me imagino que bien, querida. ¿Hablaste con Naruto?"
Hera se tensó levemente, cosa notada por Deméter y Rhea, pero no por Hestia que la miró después de eso.
"Oh, yo… Si. A veces olvido que puede ser bruto y… Bueno, a veces".
La risita de Rhea hizo que Hestia levante una ceja. La mayor hermana miró a Deméter, que parecía algo…¿Celosa?
Los ojos marrones rojizos de Hestia miraron a Hera, que tenía las mejillas… doradas…
'Por Tártaro...'
No tardó en conectar los mismos puntos que su madre.
……..
Naruto entró a la forja de los Cíclopes con una expresión totalmente relajada, ahora vestido con una parte inferior de la toga que cubría hasta sus rodillas, y una parte que bajaba hasta el suelo.
Se acercó a su forja, viendo que su nueva arma estaba lista.
"El fuego Primordial no causó problemas. Están imbuidas en el mismo. Solo queda en ti probarlas".
Brontes entró en la forja hablando, acomodándose la manta que cubría sus partes, ya que había salido a orinar.
Naruto lo miró y asintió en silencio.
Estiró sus manos y las tomó.
Sus ojos las vieron fijamente, con apreciación total.
Un diseño con cuernos y caras de demonios en la empuñadura. Un gancho en el borde inferior, y un patrón de rayas en ambos lados de las cuchillas.
Su poder mágico y su esencia salieron de sus manos y rodearon las espadas poco a poco.
El patrón de rayas brilló en un naranja fuerte, y el oro del resto de la cuchilla brillo con más fuerza.
"Las Espadas del Exilio".
Naruto apoyó las espadas en la mesa de mármol donde apoyaban todo, y tomó unos brazaletes de bronce que estaban sobre la mesa.
Se puso los mismos en los antebrazos, y estos se ajustaron al mismo, pero sin apretarlo con fuerza, solo para que quede justo.
Eran mágicos, después de todo.
Más cadenas salieron de sus manos, rodeando los brazaletes. Al terminar, las mismas rodearon una parte de la empuñadura y el diseño de la espada, para terminar fijadas en el gancho.
Naruto volvió a tomar las Espadas, y sonrió. Las puso cruzadas en su espalda, y las cadenas aparentemente desaparecieron.
Brontes miró con diversión a las espadas flotando en la espalda del rubio, que lo miró con tranquilidad.
"¿Has pensado en algo para proteger tu cuerpo? ¿Cómo una armadura o algo así?"
Naruto lo pensó un poco y asintió, pero luego se encogió de hombros.
"No ahora. Creo que es mejor entrenar de momento, antes de la próxima batalla".
Brontes asintió con una leve sonrisa, viendo a Naruto salir de la forja rumbo a quién sabe donde.
Tanto el como el resto de Cíclopes le juraron lealtad eterna al rubio, en la vida y en la muerte.
No solo los había liberado, sino que los respetaba, les prestaba atención cuando le enseñaron de forja, herrería, metales, etcétera.
Entendió al instante el Arte de la Herrería.
Estaban del lado del mejor Dios que habían conocido en su vida.
……..
"¡Sufre, mortal!"
El Titán Perses lanzó un manotazo al hombre de cabello rubio que se balanceaba gracias a sus Espadas y sus cadenas en sus brazos.
Sin embargo, el mismo hombre clavó sus espadas en la mano de Perses y se impulsó con la fuerza del golpe para pasar por arriba del manotazo.
Se balanceó con fuerza, y rodeó la mano con sus Espadas y sus cadenas.
Un gruñido de esfuerzo resonó en los oídos de Perses, que rugió de dolor cuando su mano fue cortada a la mitad por esas Espadas.
Lanzó un manotazo con su única mano, pero solo golpeó el aíre.
Una Espada se clavó en su barbilla, y miró con miedo como el hombre llegaba del balanceo y el salto hacía su frente.
La espada que anteriormente se había clavado en su barbilla volvió a las manos del hombre, que saltó hacía su ojo derecho, con las mismas rodeadas de fuego, y las clavó en el ojo del Titán.
"¡AAAAAH!"
Perses se golpeó el lado derecho de su cara, cuando nuevamente sintió que alguien saltaba al otro lado de su cara.
"¡NOOOO! ¡AAAAAH!"
Su ojo izquierdo también quedó cegado.
Perses cayó de rodillas, agarrándose la cara con las dos manos.
Las espadas volvieron a clavarse en su frente, y las cadenas se ampliaron cientos de metros cuando el hombre saltó de su frente al suelo.
Cuando sus pies tocaron el suelo, bajó las cadenas y las Espadas con fuerza.
La cabeza de Perses fue golpeada con fuerza contra el suelo, y se tambaleó cuando sintió que también habían perforado su cerebro.
Perses cayó de cabeza al suelo, totalmente derrotado.
El hombre saltó 200 metros en el aíre, y cayó con fuerza sobre la cabeza de Perses, con las espadas sobre su cabeza, dejando una estela de fuego a su paso.
"¡GRRRAAAH!"
Perses empezó a gritar de dolor cuando su cabeza empezó a llenarse de fuego, uno que le estaba quemando hasta el alma.
De repente, su cabeza estalló, y la sangre voló de su cuerpo en cientos de litros.
El hombre, que salió disparado por la explosión, giró en el aíre y cayó sobre una rodilla, con las espadas en mano, antes de ponerse de pie.
"¡Naruto!"
El mencionado se giró, sintiendo que había absorbido una enorme cantidad de fuerza, más cuando Perses no se movió ni un milímetro más.
Hades cayó al lado de Naruto, junto a Poseidón y Zeus, viendo a los Titanes desaparecer en un brillo azulado, a excepción de Perses y el resto de Gigantes y titanes muertos.
"Volvamos".
Todos se veían algo cansados, puesto que llevaban casi dos días peleando, pero no había aparecido ningún Titán de importancia.
Naruto puso sus espadas en su espalda y caminó al lado de Hades y Poseidón, con Zeus al otro lado de Poseidón.
Habían pasado unos pocos días desde que recibieron sus armas, y ya habían hecho un avance el doble de rápido que antes.
Sabían que Atlas y Cronos, los más importantes para ellos, no iban a aparecer sino hasta que la guerra esté por terminar, y no tengan más defensas.
Y ellos no podían ir a buscarlos, por más fuertes que sean. Eran muchos Titanes y gigantes para que peleen ellos solos.
Solo un rato después llegaron nuevamente al Olimpo, sin ser recibidos ya que todas estaban ocupadas en sus cosas, y era de noche. No es como si les importase del todo, necesitaban descansar.
"Mañana será otro día".
"No me digas. Pensé que mañana será el pasado".
Hades se rió levemente de la idiotez de Poseidón y la respuesta de Naruto, que se giró en un camino para ir a sus aposentos.
Entró al mismo, en silencio, viendo como todo se prendía cuando el entró.
Dejó las Espadas colgadas en la pared, viendo a las cadenas desaparecer tanto de las espadas como de sus brazaletes. Se sacó los mismos, y se tiró a su cama.
"Naruto".
El rubio movió un poco su cabeza, viendo a Rhea entrar a sus aposentos con una mirada preocupada.
"¿Cómo les ha ido?"
Naruto levantó el pulgar, sacando una pequeña risa de Rhea que sintió alivio al ver a su hijo no tener ninguna herida.
Se sentó a su lado en la cama, viéndolo con suavidad y cariño.
"Perses está muerto, al igual que otros que no son importantes. El resto sigue escondiéndose".
Rhea tomó una mano de Naruto, que estaba libre a su lado. El rubio acarició el dorso de la mano de su madre con su pulgar, suspirando al sentir el calor tranquilizante de la misma rodearlo.
"Ustedes van a ganar, Naruto. Los Titanes tienen miedo, están asustados de que se vuelvan lo suficientemente poderosos para vencerlos, que dejen de gobernar. Pero su miedo principal no es hacía todos tus hermanos…"
Naruto se sentó. Rhea lo miraba con suavidad, cariño puro. Sus manos seguían juntas, incluso con la expresión confundida y la expresión cariñosa de Rhea.
"Ellos te temen, Naruto. Tiemblan con tu nombre, sienten terror de verte, y eso… Me alegra y me preocupa".
Naruto frunció levemente el ceño.
"¿Qué te preocupa?"
Rhea notó el leve brillo en los ojos de Naruto, y habló con un tono un poco más tranquilo pero firme, no queriendo que se malinterprete nada.
"Ahora ustedes son Dioses. Así los están llamando en todo el Mundo, y tú te hiciste un nombre rápidamente, incluso más rápido que tus hermanos. Yo…"
Naruto no tardó en notar la preocupación en el rostro de Rhea.
"Solo quiero que tengas cuidado. Cronos no es el único líder paranoico, y aunque por este lado tengas una mejor opinión…"
Naruto tomó con cuidado las mejillas de Rhea y se acercó. Le dio un beso en la frente, y la miró a los ojos con tranquilidad.
Rhea se relajó un poco más cuando Naruto acarició sus mejillas con sus dedos. Recostó su cabeza contra una de sus manos, sintiendo el calor de las mismas.
"No te preocupes de eso, Madre. Mientras tú y los demás estén a salvo, el resto es irrelevante".
Rhea sonrió suavemente.
Abrazó a Naruto, pegando su cabeza a su pecho. Naruto la abrazó y frotó su espalda lentamente.
La Titanide sentía su corazón muy cálido.
"No se que hice para merecer a alguien tan maravilloso como tú".
Naruto no dijo nada, solo siguió frotando la espalda de Rhea, que lo apretó con un poco de fuerza.
"¡Naruto!"
El mencionado y Rhea giraron hacía la puerta, viendo a Hera entrar con una mirada entre preocupada y emocionada.
Al ver a su madre y Naruto abrazados casi se detiene, pero siguió y se paró al lado de la cama, viendo a ambos con algo de nervios.
"¿Qué pasó para que entres aquí de esa forma, Hera?"
Rhea sintió algo en sus dominios cerca, y se enfocó específicamente en Hera.
Abrió sus ojos con sorpresa.
Al ver la mirada de su madre, Hera perdió el miedo a decir lo que venía a contar en un segundo.
"Estoy embarazada".
Naruto sintió como su mundo se volvía lento.
