Monte Olimpo.
La noticia del embarazo de Hera fue inesperada para todos los Kronadas, incluida la misma Rhea que no lo tenía previsto.
Naruto y Hera lo hablaron con todos, y todos estaban felices de que ya iban a ser tíos, aunque la situación del mundo para ellos no era de beneficio.
Zeus fue el único neutral ante la noticia. Le molestaba que Hera esté con su hermano, ya que el la había visto como una potencial pareja, incluso sobre Metis, pero no actuó ni se molestó por dos motivos.
Su madre, y una mezcla de miedo y respeto a Naruto.
Su hermano no tenía el miedo que el tuvo en un momento antes de encontrarse con Cronos. Era un gran estratega, sanguinario, con un nivel de brutalidad impresionante pero con el mayor índice de efectividad.
Todos los hermanos tenían en mente ver a Naruto partir soldados No muertos convocados por los Titanes como si fuesen una rama.
Los Titanes y algunos Gigantes que entraban al campo de batalla y se enfrentaban a Naruto sufrían la peor muerte de todas.
En este momento, Naruto estaba de pie en lo más alto del Monte Olimpo, abrazando por detrás a Hera, que ya tenía su estómago abultado.
Habían pasado ya 6 meses, y la Diosa había decidido gestar los 9 meses, ya que le agradaba la sensación del niño creciendo en su vientre.
Naruto no lo demostraba de forma muy expresiva, pero estaba emocionado de conocer ya a su hijo.
Él no tuvo el mejor padre, y de hecho toda su familia parece tener un futuro de derroque de un rey tras otro.
Él no quería eso para su hijo. Naruto había decidido ser el mejor padre posible, darle a su hijo todo lo que el no tuvo, y una vida lejos de esta guerra estúpida.
Una guerra que no terminaría hasta que Cronos y Atlas den la cara, y el sabía que eso estaba lejos.
"¿Ya has pensado un nombre?"
Naruto asintió, pero sonrió levemente.
"Si, pero te lo diré cuando nazca".
Hera hizo un puchero, cosa que hizo reír a Naruto. El rubio besó la mejilla de la castaña, que se apegó un poco más a Naruto.
"Eres malo".
Naruto se rió en su garganta y volvió a mirar hacía el horizonte, a través de las nubes.
Ser un Dios le hacía posible esto. Podía ver todo el terreno a miles, sino millones de kilómetros.
El Monte Olimpo también estaba creciendo a medida que crecía el poder de todos ellos.
Los Titanes sabían que ellos estaban por estos lados, pero no se atrevían a atacar. No se animaban a pelear más allá del campo de batalla, donde supuestamente tendrían más ventaja al ser más grandes, "más poderosos".
No entendían la verdadera guerra.
No en la forma en que sus ojos la veía.
"¿Ves eso?"
Hera señaló con su dedo unas zonas específicas, donde residían muchos mortales, cerca de zonas montañosas.
Toda la guerra traía problemas no solo a Grecia, sino a todo el mundo en general.
El rastro de destrucción y los daños colaterales eran demasiados.
Naruto enfocó sus ojos en los niños.
Niños llorando. Algunos cerca de los cuerpos de sus padres, sin vida, y otros escondidos mientras veían a algunos No Muertos metidos en sus terrenos.
Algo dentro de él se sintió… extraño.
Una llama lenta creció en sus ojos.
Ya tenía sus brazaletes puestos, no se los había sacado. Sin embargo, las Espadas del Exilio se formaron en su espalda, y con ello, las cadenas en sus brazaletes.
"Espérame".
Hera sintió la perdida de calor, y miró a Naruto pararse al borde de lo más alto del monte.
Levantó un pie, inclinó su cuerpo hacía adelante, y cayó.
Su corazón tembló, y corrió un poco para acercarse, y miró con preocupación a Naruto bajar en picada y a alta velocidad hacía… Ese lugar lleno de esos No Muertos.
"Hera…"
La diosa se giró, viendo a Hestia llegar corriendo, pero se detuvo cuando notó que no estaba Naruto.
"¿Y Naruto?"
La menor de las hermanas señaló hacía el acantilado, y Hestia abrió sus ojos con sorpresa.
Se acercó, y al igual que sus hermanos, miró a Naruto llegar a ese lugar lleno de huérfanos.
Se quedó en silencio junto a Hera.
……..
Un fuerte estruendo resonó.
Los grupos de No Muertos dejaron de hacer lo que estaban haciendo, limpiar la zona de todo ser vivo.
Se giraron, viendo un hombre rubio de ojos azules caer en una rodilla, y levantarse lentamente, viéndolos a todos con una expresión llena de seriedad e ira.
Los No Muertos solo gruñeron como animales, acercándose poco a poco a esa amenaza que llegó.
Naruto sacó sus Espadas, que se volvían más poderosas a medida que el también lo hacía.
El fuego en las mismas era más anaranjado, como si tuviese más calor.
Lanzó su Espada derecha, y cortó la cabeza del primer No Muerto que quiso venir hacía el. No había sangre, ya que el No Muerto desapareció en humo negro a donde pertenecía.
Movió la espada izquierda, lanzando otro corte que partió a la mitad a tres No Muertos que aceleraron el paso.
Giró sobre su eje, arrastrando las dos espadas por el suelo. Las levantó sobre su cabeza, y con un gruñido, las golpeó contra el suelo con fuerza, creando una pequeña explosión de fuego y una onda de choque que asesinó finalmente al grupo de No Muertos.
Debido a los sonidos, los niños se escondieron. Los más valientes asomaron por sus escondites, viendo un hombre rubio vestido solo con una toga en sus piernas, unos brazaletes y unas espadas en mano. El mismo estaba asesinando de verdad a los No Muertos, que venían en grupos de 10 desde todos los rincones del territorio.
Por las siguientes 2 horas, Naruto se encargó de limpiar a todos los No Muertos, absorbiendo toda la fuerza que pudo, impulsándose por su ira al sentirse reflejado por un corto tiempo en esos niños.
La Espada atravesó el abdomen del No Muerto, y con un tirón fuerte, el mismo se partió a la mitad.
Cuando el No Muerto se esfumó en polvo y Naruto absorbió en silencio la fuerza vital del mismo, hubo silencio en todo el lugar.
Un niño salió lentamente de su escondite, viendo a Naruto con algo de curiosidad y temor a la vez.
El rubio giró su mirada al mismo, que se tensó en su lugar y no se movió. Su cuerpo quedó estático.
"No temas, niño".
El mismo niño se relajó un poco cuando el tono de Naruto se relajó bastante de la ira que recientemente lo había impulsado. El niño se acercó a Naruto, que notó en silencio como tanto el como todos los otros niños solo tenían harapos.
"G-gracias... N-nos salvó…"
El niño empezó a llorar. Naruto se puso en una rodilla, y estiró su mano para acariciar el cabello del niño.
El mismo se acercó de un salto y lo abrazó. Y lloró en su hombro.
Naruto no lo alejó. Le devolvió el abrazo, y dejó al niño descargar su tristeza, su frustración, su miedo.
Emociones que siempre habían sentido sus hermanos cuando pensaban en el día que salgan del estómago de Cronos. Del miedo de volver a ser tragados, la tristeza de no poder tener una vida normal, y la frustración de no tener libertad.
Otros niños y niñas salieron, y se acercaron poco a poco a Naruto, que estiró sus brazos y abrazó a los otros tres niños que se lanzaron a abrazarlo.
"Yo los cuidaré desde hoy".
Esas palabras hicieron brillar los ojos de todos los niños, que eran más de 300.
Naruto se puso de pie, y con un chasquido de dedos, apareció en un espacio libre una plataforma de más de 100 metros de largo.
Tenía espacio para que entren todos, sin estar apretados.
"Suban ordenados, sin empujar. Los llevaré a un lugar seguro".
Hicieron caso a las palabras de Naruto, y en menos de 10 minutos, todos los niños estaban subidos a la plataforma. Lentamente, una barrera mágica rodeó por los lados a los niños, que no podían verla, pero si sentirla.
Naruto enganchó dos cadenas a la parte delantera de la plataforma, y empezó a tirar sin problema.
Empezó a caminar tranquilamente, sintiendo con su poder que no había Titanes o enemigos cerca, así que aumentó un poco el paso.
En menos de 4 horas, llegó al Monte Olimpo, a la parte baja del mismo.
Ahí estaban Hera, Hestia, Rhea y otra mujer que Naruto no conocía.
"¡Naruto!"
Rhea corrió hacía su hijo, y lo empezó a revisar preocupada. Naruto suspiró al ver que su madre volvía a preocuparse por nada.
"Estoy bien. Solo necesito ayuda con estos niños".
Todos los niños estaban dormidos, como si no hubiesen pegado ojo en muchos días.
Hestia se acercó, y miró con tristeza el estado de muchos.
Sucios, descuidados, y había algunos signos de desnutrición.
"¿Por qué has ayudado a esos niños?"
La mujer desconocida preguntó a Naruto. El mismo la miró con una ceja alzada, por la confianza con la que le hablaba, cuando no la conocía de nada.
"Porque quería. Y supongo que si yo hubiese estado en la situación de ellos, también me gustaría que los Dioses acudan en mi ayuda si yo no puedo defenderme. En este caso, mi deber como Dios es salvar estos niños que son almas inocentes y no han hecho mal alguno".
Rhea sonrió hacía su hijo. Hestia sintió su corazón calentarse un poco.
Hera sonrió suavemente, acariciando su estómago levemente.
La otra mujer no dijo nada.
La barrera alrededor de los niños desapareció. Naruto miró a uno de ellos despertar lentamente, y mirar alrededor confundido.
Pasó de las mujeres y se enfocó en Naruto. Sus ojos se iluminaron y se levantó rápidamente, pasando de un salto fuera de la plataforma y corriendo para abrazar una pierna de Naruto, que lo miró con tranquilidad.
"¡Señor! ¡Muchas gracias por salvarnos! ¡Usted es nuestro héroe!"
El niño le sonreía con mucho júbilo, y eso hizo reír un poco a Naruto.
"¿Cómo te llamas, niño?"
"Philon, señor. ¿Y usted?"
Naruto asintió, acariciando el cabello del niño, que sonrió felizmente.
"Soy Naruto, niño".
Al ser llamado otra vez niño hizo un puchero, pero se le olvidó cuando miró en la espalda de Naruto las espadas flotando.
Abrió su boca con sorpresa.
"¿¡Es usted un Dios!?"
Al ver el asentimiento de Naruto, el niño se separó, afirmó su postura, y puso una mano en su pecho.
"¡Quisiera ser un guerrero para usted!"
Naruto se rió, viendo a todos los niños despertarse poco a poco, y oír que el era un Dios.
Las mujeres detrás de él mantuvieron el silencio, viendo a los niños tan… felices, alrededor de Naruto.
Rhea miró a la mujer a su lado, que estaba curiosa de ver a Naruto llamar con un chiflido a los Cíclopes, que asustaron por un segundo a los niños.
"¿Qué opinas de él, Madre?"
Gaia, la Diosa Primordial de la Tierra, mantuvo el silencio por unos segundos.
Su cabello fluye mucho, con el color del césped más puro. Su forma tan desnuda y cubierta de musgo verde brillante deliciosamente saturado en su pecho y parte superior de los brazos, cintura delgada, caderas curvilíneas y muslos gruesos. Su culo era tan firme y redondo en esta forma como antes. Su piel no es menos resplandeciente que la más saludable de las raíces de la tierra, y sus ojos floreciendo con un verde radiante que rivalizaba con la vegetación más floreciente.
La diosa primordial de la tierra sonrió, viendo a su nieto guiar a los Cíclopes para construir junto a el un hogar rápido para los niños.
Con una leve risa, hubo un rebote de sus grandes pechos de copa G. Su cara es tan hermosa, y su figura de reloj de arena tan apilada y perfectamente proporcionada como la de Rhea, sino más.
Sus montículos flexibles y redondos de carne de la naturaleza son quizás los más llamativos, ya que el dúo alegre descansó de su rebote anterior sobre el pecho de la diosa, con sus pezones parduscos, al menos para él, sobresaliendo tan orgullosos y verdaderos como las plantas en ciernes que crecieron de su cuerpo más terroso.
"Estoy sorprendida, debo decir. Tenía razón sobre él".
Rhea se rió levemente, viendo al igual que Hera, Hestia y Gaia a Naruto hacer desaparecer sus espadas para cargar dos niños en sus hombros y uno en su espalda.
"Iré a ayudar".
Hestia corrió hacía Naruto, viendo que el mismo usaba sus espadas para hacer fuego, cosa que sorprendió a los niños.
Hera quería ir a ayudar al padre de su hijo, pero cuando el la miró ella entendió que no hacía falta.
Era una Diosa, no perdería el embarazo por trabajar un poco, pero… Apreció el gesto de Naruto. Simplemente se retiró a sus Aposentos a descansar, sintiendo el bebé en su estómago patear un poco.
Gaia y Rhea vieron a Naruto meterse al bosque un minuto y después aparecer con un toro bastante desarrollado y grande.
"Te dije que el era diferente, hija".
Rhea recordó en silencio la vez que pidió ayuda a Gaia para proteger a Zeus y a ella de Cronos, y lo que fue el inicio de todo lo que estaba pasando hoy.
"No tiene miedo. Incluso Tártaro me dijo que se sorprendió de que no se haya vuelto loco al estar tanto tiempo en su dominio, sino que cada vez se hacía más fuerte y al final asesinó a Campe. Solo es algo confiado, pero parece estar aprendiendo que confiarse no es algo que le sirva".
Naruto flexionó su bíceps, y un niño tocó el mismo. Abrió sus ojos, y flexionó su propio bíceps. Apenas se le marcaba una vena, ya que solo tenía grasa y huesos, con poco musculo.
Hestia se colgó del bíceps de Naruto, y el la mantuvo ahí un rato.
"El de verdad es… Muy extraño, madre. No es por Hera, eso es normal. No es solo totalmente distinto a Zeus y el resto, sino que a veces es bastante sanguinario, y luego es como ahora… Como si fuese un padre, incluso para los demás".
Gaia sonrió cuando miró a Brontes levantar un niño y moverlo del camino de una roca. Naruto terminó de cocinar el toro, y sacó de quién sabe donde un hacha limpia con la que rebanó todo, y empezó a repartir la carne a todos los niños.
Hestia ayudó a algunos niños a comer, ya que algunos tenían los brazos heridos, y no los habían curado.
"¿Crees que él pueda cambiar como Cronos en algún momento?"
Rhea negó fervientemente, viendo a Naruto levantar a Arges para acomodar un pilar del templo grande que estaban formando para que vivan los niños.
"No… Él es muy bueno para hacer eso. No es ambicioso de forma negativa, y no tiene ese… Deseo de imponerse sobre los demás porque sí".
Rhea conocía gracias a Hera y Hestia que Naruto no tenía muchos deseos, más que terminar esta guerra con la muerte de Cronos, y formar una familia con su propio Icor en las venas.
No le interesaba el trono. Ser un rey, un dictador, un tirano… nada de eso.
Mientras ellas hablaban, Brontes, Estéropes, Arges y Naruto no tardaron más de 2 horas en hacer el templo.
De ese día en adelante, el nombre de Naruto resonó siempre en los oídos mortales.
…….
Pasaron 3 meses.
Naruto sintió su ceja temblar cuando su mano fue apretada con la fuerza divina reforzada de Hera. Sus huesos crujieron y se desacomodaron, pero no soltó la mano de su mujer.
Rhea estaba junto a Hestia, ayudando en el nacimiento del bebé, que parecía hacer sufrir a Hera.
"¡Ya sal de mami por favor!"
Unos minutos después, Naruto sacudió en silencio su mano, acomodando los huesos de su mano. Acarició la mejilla de Hera con suavidad, viéndola agarrar a su hijo con cariño, que seguía llorando.
El bebé tenía el cabello castaño de Hera, pero la forma ondulada del cabello de Naruto. Sus ojos se abrieron, mostrando el color verde de los ojos de Hera.
"Mi pequeño Hefesto…"
Rhea miró al bebé con cariño, al igual que Hestia.
Naruto tomó a su hijo cuando Hera se lo alcanzó. Lo miró a los ojos, y el bebé se rió con su boca sin dientes.
Una suave sonrisa paternal se formó en el rostro de Naruto, que acarició la mejilla de su hijo con su dedo. El bebé Hefesto agarró el dedo y se lo metió en la boca, usándolo como chupete.
"¡Da!"
Naruto se rió levemente, viendo al bebé aplaudir con sus manos, y estirar una de ellas luego para golpear su mejilla con su dedo.
"Hefesto, eh… Yo soy papá. Papá Naruto".
El bebé aplaudió y se empezó a reír con felicidad, ante la mirada amorosa de las mujeres al ver a Naruto y el bebé Hefesto tan felices.
"Ella es mamá Hera. Son iguales los dos".
Hera alzó a Hefesto, que aplaudió otra vez entre sus propias risas. La diosa lo acunó contra su pecho, con lágrimas de felicidad bajando por sus ojos.
Naruto miró a su hijo, con una sonrisa pequeña pero real y llena de felicidad.
Un hijo sano, fuerte, y sobre todas esas cosas…
Su hijo.
