terminar la clase de la maestra castrosa, todos salieron a comer. No solo era esa clase, había más, pero ni para qué moverle. La Border Collie, el Blue Heeler y el labrador azul lloraban, porque la profesora había usado dos veces el silbato que podía destruir su tímpano. No era nada agradable el momento en el que estaban, tanto Jean-Luc como Mackenzie veían al Blue Heeler con rabia.

—¿Hasta cuándo dejarás de ser tan irresponsable? —preguntó.

—Lo siento, Macky, pero tuve que ir al baño y por fin logré hacer pipi con este cuerpo —comentó el Heeler azul doblando el labio inferior y humedeciendo los ojos.

—Bluey, nada de hacer ojos de perrito —atacó Mackenzie reventando la burbuja de Bluey.

—¿Qué hice para que me trates así, Mackenzie? —preguntó Bluey confundido de lo que hacía la Border Collie.

—Eres mi mejor amigo, Bluey. Y es todo lo que te voy a decir, solo puedes ser esto.

Al oír esta confesión, Jean-Luc sonrió iluminándose sus ojos. Era su oportunidad de enamorar a Mackenzie. Pero entendía que Bluey sentía algo por Mackenzie a pesar de no ser correspondida, no quería decir que Bluey dejara a Mackenzie en paz. El Blue Heeler no estaba dispuesto a dejar ir, sería capaz de sacrificar a sus amigos a fin de ver a la Border Collie con alguien más que no sea de él, pero esto era una guerra de caballeros. Jean-Luc, entonces, se le acercó a la Border Collie.

—Bueno, yo creo que Mackenzie tiene razón —dijo poniendo una mano en el hombre de la chica.

—Gracias, Juan —respondió Mackenzie poniendo su mano sobre la del labrador, ocasionando que a Bluey le hierva la sangre, pero no podía hacer una escena en la escuela, no desde el último día de los inocentes. Solo se limitó a sonreír, fingiendo estar bien con lo que estaban haciendo los dos chicos. Mackenzie conocía a Bluey desde la infancia, por lo tanto, le pido con amabilidad a Jean-Luc que fueron por algunas cosas a la tienda de autoservicio saliendo de las instalaciones. Con esto, Mackenzie podía conversar con Bluey sin que Jean-Luc se sintiera incómodo o fuera de lugar por ser un asunto privado entre ellos.

—¿Estás celoso, Bluey? —cuestionó Mackenzie al ver a Bluey a los ojos.

—¿Por qué debería estar celoso? Jean-Luc es un buen amigo —se defendió Bluey desviando su mirada para cruzarse de brazas. No estaba desacuerdo con la Border Collie.

Mackenzie suspiró pesado, sabía que Bluey mentía, algo en su mirada le decía que sí estaba celoso de Jean-Luc, pero no quería aceptarlo. La chica se levantó de su silla para caminar hacia donde estaba la mirada de Bluey que era su lado derecho. Con la mano derecha tomó al Heeler de la barbilla para que los ojos de ambos se encontraban. Una vez que el chico se encontraba con la Border Collie, sus brazos que estaban cruzados volvieron a su posición normal al prestar toda su atención a su amada.

—No seas celoso, no te cambiaría por nada en el mundo.

—¿Lo dice en serio? —indagó moviendo la cola como loco.

Bluey comenzó a acercarse a la Border Collie para besarla cuando ella le habló.

—Claro, tonto, eres mi mejor amigo, nunca encontraré a alguien mejor que tú cuando estamos en una fiesta, los Heelers están locos, y eso me agrada mucho.

Como si de un espejo romperse se tratase, Bluey sintió su corazón; estaba perdido. Mackenzie solo lo veía como un amigo y no más.

—¿Por qué?

—¿Eh?

—¿Por qué, aun sabiendo lo que siento?, ¿me tratas como un amigo?

—Porque es lo que somos, Bluey, no creo el amor verdadero que me vende Disney, yo estoy aquí para seguir adelante, sin necesidad de tener una pareja para ser feliz. Quiero verte como lo que eres, mi amiga, por eso que ni tú ni Coco tuvieron oportunidad en ningún momento.

—No creas que te vas a salir con la tuya, Mackenzie. Jean-Luc no se va a rendir, él vino por una australiana, y no se irá sin ella, ya sea Bluey Christine o Mackenzie.

Al escuchar eso, Mackenzie vio la determinación de su amigo. No estaba jugando, esto iba en serio y los dos chicos serían capaces de enamorarla, aunque a ella no le gusta esta idea, sabía que esto sería un caos si no usaba la razón. Bluey con sus palabras no se dejó vencer, teniendo más esperanza en que a ella algún día le correspondieran sus sentimientos, pero también Jean-Luc. Buscaría la oportunidad de conquistar su corazón, y tendría quizá el mismo efecto que Bluey al ser rechazado. «Estoy en problemas, gracias al medicamento que, me permite estar en paz y no pedirle a Bluey que me toque un solo cabello», reflexionó al ver al Heeler meter sus brazos entre los suyos, sintiendo sus manos pasar por su espada atrayéndola hacia él, Mackenzie le gustaba esa sensación que le hacía sentir el chico, le regresaba a aquella vez que se pelearon por culpa a un Bulldog inglés que los condeno a casarse, pero solo era un juego de niños, ¿O no? Mackenzie de manera automática correspondió al abrazo de su amigo, y no solo eso, sino que también le dio un beso en la mejilla.

—Sabes que te quiero, pero no pudo corresponder a tus sentimientos, Bluey, espero que me des, por lo menos, tiempo para saber qué es lo que quiero en mi vida.

—Está bien, pero sabes que no te dejaré en manos de Jaen-Luc —dijo Bluey, para separarse del abrazo para robarle un beso en el proceso. Mackenzie lo miró con seriedad—. ¿Es en serio?

—Lo siento, no puede resistir la tentación de probar tu boca.

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