30 / 10 / 2024
Prompt: Primera Vez (Sexual)
Warning: Lemon, Smutt, se recomienda la discreción del lector.
Retorno
El sol de Sinnoh se avistaba por última vez en el departamento de Kieran y Scarlet, trayendo consigo una nostalgia extraña mientras la pareja terminaba de guardar su ropa. Era su último día en Sinnoh, en la madrugada partirían de nuevo a su región natal, y el ambiente frío del lugar no hacía más que exaltar el sentimiento de sosiego que los dos tenían en la boca.
Había silencio, un silencio reconfortante el cual ambos disfrutaban, al menos hasta que alguien irrumpió esa paz. Platinum Berlitz entró en escena, desconcertando a ambos. La chica sonrió de manera sutil, trayendo consigo algunas bolsas de regalo.
—Son algunos pequeños recuerdos que me gustaría que se llevaran a Paldea —el tono de Platinum era muy gentil, elegante.
—No nos gustan las cosas regaladas, Berlitz —dijo Scarlet con un tono serio, intimidando un poco a Platinum. Sin embargo, una sonrisa sutil se divisó en su rostro al revisar el contenido de una de las bolsas—. Solo por esta vez… gracias.
Kieran miró confundido a Scarlet, intrigado por lo que había encontrado en su bolsa de papel, pero la chica no dijo nada sobre eso.
—Gra-gracias, Platinum —Kieran sonrió con un poco de timidez— ¿Quieres un poco de té?
—No, gracias, tengo algunos asuntos y no quisiera interrumpirlos —Platinum se hundió de hombros—. Solo querían tuvieran unos recuerdos de la región, y que vuelvan cuando quieran, Diamond, y… —la chica hizo una pequeña pausa incómoda— y yo estaremos felices de recibirlos otra vez.
Scarlet arqueó la ceja, de inmediato pudo deducir que Platinum le ocultaba algo, se ponía demasiado a la defensiva, una técnica que ella había perfeccionado y que Berlitz usaba torpemente. En cualquier otra situación la hubiera ignorado, pero si era honesta, tenía genuina curiosidad. Se acercó a ella, sin miedo.
—¿Rompiste con él? —pregunto Scarlet sin filtro, avergonzando a Kieran.
Platinum se sorprendió por la pregunta, dudando en responder. Sin embargo, el poco tiempo que llevaba de conocerla sabía que nada se le escapaba a su escrutinio, por más que intentara de manera torpe ocultarlo.
—Si… —respondió con un tono derrotista— Si soy honesta, no quiero hablar mucho de eso, necesito procesarlo.
Scarlet asintió con calma, cosa que desconcertó a Kieran.
—Respeto eso, lo siento si fui muy personal —admitió Scarlet, hundiéndose de hombros.
—Está bien, no se preocupen —Platinum sonrió de manera calmada, llevándose las manos al pecho—. Espero que tengan un buen viaje, quizás un día vaya a Paldea o Kitakami.
—Puedes visitarnos cuando quieras —agrego Kieran con una sonrisa—. El amigo de Scarlet podrá hacerte comida deliciosa.
Scarlet asintió. Platinum lo tomó como una promesa para el futuro. Luego de despedirse, Platinum se marchó deseándoles un buen viaje. Scarlet al verla pensó en Diamond, lanzando una pequeña risa sarcástica al pensar en cómo se le habían acomodado las cosas. Pensó en preguntarle si Diamond le había dicho algo, pero decidió no meterse más en su vida, después de todo, las noticias viajan rápido.
—Que amable fue Platinum dándonos esto —dijo Kieran una vez que volvieron al departamento, mostrando una gran sudadera negra de una marca que no conocía.
—Es del tipo que expresa gratitud con regalos, típico de personas con dinero —admitió Scarlet, guardando celosamente la bolsa que le había gustado.
Kieran volvió a verla, esa extraña bolsa que guardaba le hizo sentirse más curioso.
—¿Qué fue lo que te dio? —pregunto Kieran.
—¿Hmm? Nada interesante —Scarlet giró su rostro, pensó que aquello serviría para que Kieran no preguntara más, sin embargo, este se le quedó viendo de manera extrañada. Luego de suspirar, la chica decidió ser honesta.
De la bolsa sacó un conjunto de ropa oscura. Una camiseta negra con letras góticas, una falda negra corta de tela fina, unas botas oscuras, y unas mallas de red. Scarlet se sintió avergonzada, culpable de que, la verdad, le causaba curiosidad como se vería en esa ropa. Se sonrojó, hundiéndose de hombros hasta que volteó a ver a Kieran, quién clavo sus ojos en las mallas, embobado y ligeramente sonrojado.
—¿Te gustan? —pregunto Scarlet, arqueando la ceja.
—Bu-bueno —Kieran comenzó a temblar, nervioso—. Creo que se te verían lindas.
Scarlet se quedó mirando a Kieran por unos segundos, observando cómo sus mejillas estaban completamente rojas, su cuerpo temblaba y un poco de sudor aparecía en su rostro. Una idea apareció en su mente, una a la que quiso reusarse de inmediato, sin embargo, mirar el rostro de Kieran le hizo cuestionarse si era el momento de hacerlo o no. Le gustaba verlo temblar por ella, sentir esa especie de "control" sobre él. Además, tenía curiosidad de hasta dónde podría llegar.
—¿Te gustaría verme con esto? —preguntó Scarlet, arqueando la ceja.
Aquello no hizo más que aumentar el nerviosismo de Kieran, temblando ante las extrañamente provocativas palabras de Scarlet.
—S-si…
Eso era todo lo que necesitaba, haciendo un movimiento con su mano, Scarlet tomó la bolsa y se fue a su cuarto, ignorando a Kieran que le hablaba desde la sala, nervioso por lo que estaba a punto de hacer. Scarlet se puso la ropa: se ajustó la falda, las mallas de red, las enormes botas negras, las pulseras y el chocker con picos. La altura de las botas le hicieron sentirse extraña, sin embargo, cuando se miró en el espejo, sus ojos se agrandaron de golpe. Si, tal vez era demasiado revelador en algunas partes (si era honesta no esperaba que Platinum hubiese comprado eso), pero algo dentro de ella le hizo sentirse linda, suelta, como si fuera ella misma. Le gustaba la versión que miraba en el espejo, nunca se había tomado la molestia de darse un elogió por la ropa que vestía. Le gustaba, y su curiosidad aumentó cuando pensó en cómo es que Kieran reaccionaría al verle. Abrió la puerta y caminó con un andar calmado, atrayendo de inmediato la mirada de su pareja.
La reacción fue rápida, Kieran se levantó de golpe, su rostro se volvió completamente rojo y sus piernas parecían fallar ante el fuerte golpeteo de las botas de Scarlet. Tragó saliva, incrédulo, sin apartar su mirada un solo segundo del cuerpo de Scarlet. No podía negar que, aunque le irritaba que la viera así, sentía un orgullo extraño al verlo babeando por ella.
—Cierra la boca, se te meten las moscas —dijo Scarlet con un tono entre coqueto y serio.
—L-lo siento, me sorprendí —Kieran tragó saliva, intentando desviar la mirada—. Te vez… espectacular.
—Yo diría que demasiado vulgar —Scarlet se dio una vuelta, mostrándole la falda—. Se supone que Berlitz es una mujer conservadora, y esto es demasiado revelador.
—Bu-bueno… si no te sientes cómoda puedes cambiarlo —Kieran arrastró las palabras, no sabía cómo hablar con Scarlet sin sentir que todo su cuerpo se paralizaba.
Scarlet miraba sus reacciones, y vaya que le encantaban, tenerlo así, en la palma de su mano.
—Pero supongo que a ti te gusta que me vea con ropa tan reveladora, ¿verdad? —preguntó con un tono serio.
—N-no, claro que no… o sea, no me refiero a que no te veas linda, pero… me refiero a que… —se tropezaba con las palabras, negando con la cabeza y sintiendo que la presión en el ambiente le impedía pensar, un calor intenso en su cuerpo que hacia parecer que humeaba.
Una sonrisa traviesa se dibujó en el rostro de Scarlet, relamiéndose los labios, acercándose a Kieran. Lo tomó de las manos con fuerza y esperó a que Kieran la volteara a ver, sonrojado, para atacar sus labios. Los labios de Scarlet se movieron de manera lenta, coordinándose lentamente con los movimientos torpes de los de Kieran. El beso lo tomó por sorpresa, pero poco a poco se acostumbró a él, tomando a Scarlet por los hombros y sintiendo el espasmo que recorrió su cuerpo. Así continuaron por unos segundos hasta que Scarlet llevó a Kieran al sofá y lo tiró, subiendo arriba de él.
—Sca-scarlet, yo…
—Shh —Scarlet le puso el dedo sobre los labios—. Sé un buen cachorrito para mami —dijo con un tono travieso.
Kieran se sorprendió, jamás creyó escuchar ese tono en Scarlet, menos tenerla sobre ella con aquella ropa que resaltaba tanto su figura. Por un momento sintió que estaba en un sueño, uno con el que tanto había fantaseado, pero sentir el peso de Scarlet en su entrepierna le hizo saber que era la realidad.
Scarlet se inclinó y volvio besarlo con mucha mayor intensidad. No quería un simple beso, deseaba explorar la boca de Kieran con su lengua, jugueteando con la de su amado lentamente, dominándolo incluso en ese jugueteó mientras sus manos se fundían en el pecho caliente de Kieran, quitándole la camisa.
Las manos de Kieran, por instinto, acariciaron sus hombros, se deslizaron por sus omoplatos y llegaron a su cintura, provocando que Scarlet temblara un poco al sentirlas, pero aquello no hizo que se separara de él, solo se fundió aún más en él, esperando a que Kieran metiera sus manos en su blusa para despejarse, solo un poco, para quitársela de encima, revelando un brasier oscuro con encajes blancos. Scarlet estaba completamente sonrojada, pero su mirada se mantenía firme, segura.
Kieran nunca la había visto sin camisa, y eso le hizo darse cuenta que su piel blanca estaba repleta de pequeñas heridas que habían cicatrizado. Scarlet se quedó quieta, la intensidad del momento la había hecho olvidar aquello, y su sorpresa solo aumentó cuando sintió las yemas de los dedos de Kieran tocándolas. Las tomó con fuerza, como acto reflejo, clavando una mirada furica en él.
—Lo-lo siento, no quería… —Kieran se hundió más en el sofá, algo asustado— Creo que son lindas…
Scarlet se le quedó mirando un rato hasta soltarlo. Salvo Nemona, nadie más había visto sus cicatrices, Kieran era el segundo al que le confiaba su ser, y él no pudo evitar sonrojarse y tocarlas con sutileza, haciéndola sentir extraña otra vez, vulnerable, una sensación que le hizo retraer su cuerpo al ver como Kieran la miraba con un profundo amor que le hizo sentirse pequeña. Como amaba a este chico.
—Entonces te encantara esto.
De un golpe, Scarlet se deshizo de su sostén. Kieran se quedó congelado al ver los senos de Scarlet al descubierto, cubiertos de algunas heridas, de un color blanco y oscurecido en los pezones. Scarlet tragó saliva, aunque le gustaba mantenerse en control, verse tan expuesta físicamente le hizo apretar los dientes, al menos hasta que Kieran se acercó a ellos. Sentir su respiración le hizo sentirse más excitada, y todo solo aumentó cuando Kieran comenzó a besarlos, tomándola de la cintura.
—"Pareces un niño, ¿por qué a los hombres les gustan tanto?" —pensó para sí. Tomó el rostro de Kieran, sujetándolo del cabello. De inmediato los gemidos salieron de su garganta al sentir como su lengua jugueteaba con sus pezones, haciendo pequeños círculos que le hicieron cerrar los ojos y apretar la cabeza de Kieran con fuerza, provocando que este comenzara a succionarlos. No se quejó, le encantaba esa sensación de desesperación de Kieran mientras lentamente deslizaba sus manos a su falda, sujetando sus glúteos. Aunque le encantaba, deseaba volver a tener el control. Alejó su cabeza, mirando su rostro completamente perdido, como si se hubiera despertado. Se acercó y le dijo.
—Mamí quiere jugar, pero si rompes las mallas, te romperé las bolas —dijo Scarlet con un tono entre amenazante y coqueto.
Kieran asintió, atontado luego de hundirse en los senos de Scarlet. Scarlet volvió a besarlo con fuerza, mordisqueando suavemente sus labios y deslizándose hasta su cuello, quería probarlo, disfrutar de cada centímetro de la piel de su cuello mientras Kieran se retorcía ante su toque. Gimió, excitado, el pequeño dolor se fue difuminando entre la presión que comenzaba a sentir en su entrepierna. Sus manos se movieron lentamente hasta los glúteos de Scarlet, sintiendo sus nalgas suaves cubiertas por unas bragas oscuras. Le gustaba la sensación, hundía sus dedos en su piel y las apretaba con fuerza, aquello solo hacía que Scarlet le mordiera más el cuello, como si fuera una especie de botón que ambos disfrutaban. Tocaba sus muslos, sus nalgas, las acariciaba y apretaba, y ella sintió su interior arder, bajando sus manos hasta a dentro del pantalón de Kieran, liberándolo de la presión de estar atrapado y tocándolo.
—Scar-scarlet —Kieran se retorció ante el toque de Scarlet, apretando las nalgas de su pareja con fuerza. Scarlet le miró con una mirada erótica, susurrando.
—Eres mío y de nadie más, Kieran —dijo, lamiendo el borde de su oreja—. Espero que estés preparado para la gran final.
—Pe-pero no tenemos…
—¿Y quién dijo que lo necesitamos? —dijo Scarlet, mordiéndose el labio—. Solo disfrútalo.
Scarlet le quitó los pantalones a Kieran, revelando su miembro completamente erecto. Kieran estaba avergonzado, pero Scarlet solo se relamió los labios y comenzó a masturbarle. Cierto era que, esto era completamente nuevo para Scarlet, jamás había pensado en llegar a este punto, sujetando el pene de su amado y sintiéndose mojada, pero lo quería, lo deseaba dentro de ella, una excitación que no supo de dónde venía, pero no le importaba, solo quería hacerlo, estar con Kieran de esa forma tan íntima, dándole rienda suelta a sus instintos más primarios, a sus deseos más ocultos. No quería quitarse las mallas, y aunque sabía de las consecuencias, solo apartó su calzón y comenzó a rosar el miembro del chico en sus labios, deleitándose con el temblor y gemidos de Kieran hasta que, finalmente, le dejó entrar dentro de ella.
Kieran había soñado con aquel momento por mucho tiempo, en sus más alocadas fantasías se miraba a junto a Scarlet, uniéndose, poseyéndose en un ritual que juntara sus labios y sus cuerpos, pero ninguna de esas fantasías se comparaba con la sensación que estaba sintiendo en ese momento, acostada en el sillón, con Scarlet sobre él, tomándolo de las manos y sintiendo todo el interior de su pareja apretando su miembro. Le encantaba esa sensación de estar con ella, sentir sus nalgas en sus muslos, y como ella comenzaba a gemir conforme sentía la presión de su cuerpo rebotando contra el suyo.
La amaba, amaba cada maldito detalle de su cuerpo, de su piel marcada, el rubor en sus mejillas, su cabello alborotado, sus afilados ojos morados entrecerrados y su voz entrecortada, disfrutando de tenerlo dentro. Era hermosa, demasiado hermosa. Apretó su trasero y acercó sus labios a su cuello, besándolo con suavidad, paseando su lengua por su piel mientras Scarlet sujetaba su cabeza y apretaba su cabello, arqueando su espalda ante las pequeñas mordidas de sus dientes.
—Me encantas —dijo Scarlet con dificultad, sujetando a Kieran—. Quiero que siempre seas mío.
—Si-siempre lo seré —Kieran intentaba sonar seductor, pero la tormenta de estímulos le impedía hacerlo, disfrutaba demasiado de aquella sensación embriagante mientras Scarlet seguía con rebotes mucho más fuertes, meneando bruscamente sus caderas mientras seguía dentro de ella, la sensación le hacía gemir, quería tirarse en el sillón, dejar que Scarlet terminara, lo hiciera suyo, pero también quiera tomar parte, aún sin experiencia en el asunto, quería hacerlo como su cuerpo le daba a entender, o al menos lo que había visto en otros medios.
Se levantó ligeramente y la besó, aprovechando el jalón para ponerse sobre ella. Scarlet se sorprendió por la iniciativa del chico, dejándose llevar por su agarre hasta que estuvo sobre de ella, abriendo las piernas mientras esperaba que Kieran la volviera a meter. Kieran lo intentó, pero falló, una y otra vez el chico intentaba, pero la verdad era que no sabía dónde, sintiendo la presión en los hombros mientras Scarlet le miraba con impaciencia y ligera molestia.
—¡Métela ya! —gritó Scarlet, molesta.
—Vo-voy, es que…
Scarlet bufó, apreciaba el intento, pero era obvio que no podría hacerlo a la primera. Kieran sintió como Scarlet tomó su miembro y lo ayudó a meterlo dentro de ella. Sintió otra vez la presión de su interior, su calor, tirándose sobre ella mientras volvía a besarla con fuerza, sintiendo como Scarlet cruzaba sus piernas sobre su torso y lo tomaba de los hombros. Era mucho más difícil, demasiado cansado dar estocada por estocada, pero su propia excitación le daba la fuerza para ir más y más rápido, sintiendo como Scarlet lo abrazaba con más fuerza conforme se acercaban más y más al clímax.
Sus lenguas jugueteaban, sus manos exploraban sus cuerpos y sus gemidos y respiración se fusionaban en aquella danza donde sentían que nada importaba, solo ellos dos, juntos, excitados, rojos. Scarlet se separó un poco, extasiada por el placer y mirando a Kieran con ojos perdidos.
—Te amo —dijo con voz excitada, sintiendo como las endorfinas se acumulaban en su cerebro.
—Y-yo te amo, Scarlet —dijo Kieran.
Podía sentir su miembro palpitar, estaba a punto de llegar al clímax. Con el calor del ambiente Scarlet solo pensó en tenerlo, sin importar el qué. Apretó su pelvis con sus piernas, sintió como Kieran entraba hasta lo más profundo de su ser y como su pene se estremecía hasta sentir la esencia de Kieran dentro de ella. Kieran sintió su cuerpo demasiado ligero, soltando un enorme gemido mientras Scarlet cerraba los ojos. Aquello duró unos segundos, donde ambos sentían que en cualquier momento sus piernas se acalambrarían, pero no lo hicieron. Scarlet pronto sintió como el cuerpo de Kieran cayó sobre el suyo, agitado, sudando.
En los momentos después sintieron una extraña calma. Sus cuerpos sudorosos, el latido de sus corazones, sus respiraciones profundas, era un sentimiento muy íntimo donde Kieran tardó un rato en recuperarse y alzar la cabeza. Scarlet sonrió ligeramente, acariciando el pelo de Kieran con cuidado.
—Eso fue intenso —admitió Kieran, acercándose un poco para estar más cerca del rostro de su novia—. ¡Espera, lo hicimos sin…!
—Cálmate, me tomare una pastilla y quedara zanjado el asunto —dijo Scarlet, jugueteando con sus mechones de pelo—. Solo relájate un poco, es agradable estar así.
—¿Des-desnudos? —preguntó Kieran, nervioso.
—Juntos.
Una sonrisa cálida se dibujó en el rostro de Scarlet, una que hizo a Kieran sonreír y dejar descansar su rostro en los hombros de su chica. A él también le gustaba estar ahí, luego de haber cumplido su mayor fantasía, sintiendo como Scarlet acariciaba con cuidado su pelo, su pecho se inflaba y el ritmo de su corazón le hacía sentir que se encontraba en un sueño, un sueño con el verdadero amor de su vida, de uno del que no quería despertar, al menos hasta que Scarlet dejó de acariciarlo y le susurró al oído.
—No estoy satisfecha, quiero hacerlo otra vez.
[...]
El frío de la mañana despertó a Scarlet. Lo primero que sintió al despertar fue a un cuerpo tibio junto a ella: Kieran. Estaba completamente desnuda y con una extraña sensación en la piel debido al sudor de la noche anterior. Aunque sentía un ligero dolor de cabeza, mirar a Kieran junto a ella, durmiendo tranquilamente, le hizo sonreír ligeramente, satisfecha. Recordar todo lo que había pasado en la noche, y verlo ahora dormir plácidamente le hizo sentir una extraña sensación de comodidad, se sentía muy feliz, al menos hasta que recordó que debía comprar una pastilla, y que… había perdido el vuelo.
—Maldita sea —dijo en voz baja al ver que el reloj marcaba dos horas después de que su vuelo había salido, además de que en cualquier momento vendrían a reclamar el departamento.
Intentó levantarse, pero sus piernas aún resentían lo de la noche anterior. Temblorosa, Scarlet avanzó hasta una mesa, se cubrió con la camisa de Kieran y habló por teléfono a la única persona con la que podría confiar para sacarla de este embrollo: Nemona.
La de Paldea saludó con su característica alegría, solo para después asustarse al ver la hora.
—¡¿No deberían estar en un avión?! —gritó Nemona, asustada.
—Pasaron cosas, Nemona —dijo Scarlet con una mirada seria—. ¿Crees que podrías…?
—¡Claro, yo les compro los boletos, lo que sea por mis mejores rivales! —Nemona asintió con alegría, sabía que Scarlet ocupaba su ayuda— Supongo que se les debió atravesar un combate pokémon en la noche, ¿verdad?
—Sí, algo así —Scarlet lanzó una risita que desconcertó de inmediato a Nemona.
Nemona era su amiga, y podría contarle cualquier cosa, pero prefería guardar ese recuerdo en su mente por el momento. Luego de que Nemona le consiguiera los boletos, Scarlet solo le agradeció y volteó a ver a la enorme ciudad de hormigón desde la ventana. Suspiró, aquellas vacaciones se habían vuelto una de las mejores experiencias de su vida, sobre todo por pasarla con su persona favorita en el mundo; Kieran.
Vaya, eso fue intenso, ¿no?
Si, desde que ví el prompt del 30 supe quienes serían los afortunados, y por supuesto que serían estos dos grandisismos desgraciados que tanto quiero UwU.
Realmente espero que les haya gustado este viaje, se que el shipp apenas y es conocido (Kieran aún no sale, así que entiendo si no les gusta la shipp, en especial teniendo tanto ScarNemo) pero realmente agradezco quienes hayan pasado a leerlo, siempre es divertido escribir sobre Scarlet y su noviecito.
Y recuerden, si tienes ganas de más drabbles, tengo otros retos con DynaMeister,Commoner y Delivery que les podrían interesar uwu.
Gracias infinitas a todos los que leyeron estas historias y las comentaron, en especial al buen Nadaoriginal por sus comentarios, me animaron mucho a seguir este reto.
Y nada más, recuerden seguir leyendo :D
