Los personajes de Inuyasha no me pertenece a mi si no a Rumiko Takahashi, esto es sin ningún fin de lucro.
Rin y Sesshomaru.
En otro mundo.
Capitulo uno.
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Prologo.
Era una mañana de Octubre, las hermosa hojas de otoño caían por el suelo febril y amarillesco,la brisa era tenue y dulce, apenas una caricia en el tiempo y aunque era una mañana maravillosa, para aquella pareja no lo era tanto. El tiempo de despedirse se acercaba, por más que el gran daiyokai mas invencible de las tierras de Oeste hubiera hecho hasta lo imposible por prolongar el tiempo de su amada en vida, ni los mejores médicos, youkai o humanos, tenían un remedio para curar la enfermedad de su amada esposa y misma que se la estaba arrebatando de sus manos.
Pero no era un misterio que cuando los humanos llegan a una determinada edad, su cuerpo busca cualquier excusa para lograr por fin el descanso eterno y por ello, y a pesar de vivir más que el promedio normal de las mujeres comunes con buena salud, Rin estaba por irse. Sesshomaru estaba desesperado a pesar de su estoica apariencia, impotente, angustiado, jamás en su vida se le había negado nada, y ahora lo único que anhelaba se le iba de las manos. No había nada que pudiera hacer para detener el tiempo, para sujetar su vida a la de su esposa, para abrazarla hasta la eternidad. Sesshomaru sabía que tarde o temprano ese momento llegaría, que su amada Rin tras vivir algunos años a su lado llenándole de las más puras alegrías, en algún momento se desvanecería,"Setsuna y Towa", instante y eternidad, así era lo que sucedía entre ambos mientras Sesshomaru se aferraba a Rin entre sus brazos. Sesshomaru la miro con una calidez y ternura particular que solo dedicaba a ella mientras el mokomoko se enredaba mas en ella para mantenerla caliente en su elegante kimono real. Bajo aquel árbol, Sesshomaru la sostenía entre sus brazos con dulzura y aunque había más personas a su espalda, ese momento era de los dos.
A su espalda a escasos metros de ambos, sus hijas ligeramente más maduras en sus ropajes y apariencia, llorando muy silentes mientras A-Uhn y Jaken se mantenían juntos, sollozando con suma melancolia y sintiendo el sol abrazador en sus rostros, consolándolos en su despedida. Y a su vez, un poco más lejos, amigos profundos y familiares como Inuyasha se reunian para su despedida, asi como algunos hijos de sus amigos sollozaban su futura perdida respetando la privacidad de ellos. Sin duda Rin era tan amada, tan rodeada de amor, como siempre lo soñó que hasta en su despedida, era algo que todos padecerían. Su ausencia no solo llenaría de dolor el corazón de el gran daiyokai y sus hijas, si no de otros más.
Sesshomaru jamás se imagino que la persona que sostenía en sus brazos le daría una familia, desterrando su soledad, y lo haria cambiar sus convicciones, lo que siempre soño, lo que tanto desprecio, lo que nunca imagino, solo ella le había hecho cambiar el rumbo de ello a lograr algo totalmente diferente. Solo ella habia logrado penetrar su corazón, solo ella le había despertado el verdadero amor y las ganas de proteger, ella y solo ella era su alma entera y corazón puro y ahora, estaba por abandonar su cuerpo y llevárselo con él.
-Sesshomaru-sama-suspiro Rin entre sus brazos mientras su mano ligeramente arrugada, se apretaba suavemente entre las garras pálidas y lozanas de su amado. Sus mejillas pequeñas y arrugadas aun mantenían su color rojizo al mirarlo mientras él, quien parecía solo un poco más maduro, pero con la misma belleza y perfección de años atrás como si el tiempo jamás hubiese pasado por su esculpida piel de nácar, le sonreía acariciándola como el más precioso tesoro. Sesshomaru miro a Rin con dulzura y suma devoción, como su vida misma y suspiro.
-¿Esperaras por mi Rin donde quiera que vayas?
Rin asintió moviendo su cabeza débilmente mientras sonreía.-Si, recuerda mi promesa, por siempre junto a Sesshomaru-sama.
Sesshomaru sonrió y acaricio su flequillo con suavidad.-No tardare por ir por ti Rin, en cualquier destino te encontrare y te protegeré, nunca más estarás sola. Solo llama por mi o silba entre tus dedos, yo vendré a ti.
-Sesshomaru sama…-suspiraba Rin con una dulce sonrisa mientras sus hijas se acercaban arrodillándose a su lado con hermosas flores en su regazo. Las palabras más dulces y delicadas brotaron de sus labios de las gemelas mientras apretaban la mano de su madre y se acercaban al calor de su padre, tratando de contener sus sentimientos para no mortificar a su madre y hacer su despedida en paz expresándose lo mucho que se amaban y lo mucho que se extrañarían. Jaken y A-Uhn por su parte se acercaron lo suficiente para admirarla una vez mas mientras Rin les sonreía con una hermosa sonrisa brillante, una que jamás se desvaneció con el tiempo a pesar de lo mucho que ella había sufrido.
Las horas pasaron lentas, como si el tiempo se hubiera detenido y Rin entonces, cuando sintió que el momento había llegado, sujeto un poco más fuerte la garra de Sesshomaru y miro a daiyokai a los ojos con sumo amor. No necesito palabras para entender que pronto se entonces acerco sus labios a ella y los beso con suma ternura.
-Te amo Rin…-susurro a su oído tras soltar sus labios mientras el último suspiro se desvanecía en su respiración. Ella sonrió, lo había escuchado. Fue entonces que Sesshomaru cerró sus ojos fuertemente oculto por su flequillo y por primera vez, emano lágrimas. Y así como muchos que se habían adelantado, Sango, Miroku, Kagome y otros mas, fue entonces el turno de Rin justo cuando el ocaso llego a su clímax a través de las montañas.
Los días pasaron, Sesshomaru acompaño un día después a sus hijas en su duelo tan solo consolándolas con su compañía y con escuetas palabras, y luego se aparto unos días en soledad, reflexionando sobre su destino. Fue entonces que se decidió. Con su preciosa caligrafía, comenzó a escribir una carta para sus hijas y se la entrego a Jaken. Las propiedades y espadas se repartirían a partes iguales y Jaken y A-Unh les acompañarían hasta el final. Su madre, Irasue les ayudaría y si no, aquel hanyo estúpido que tenia por hermano les asistiria. No había nada más que pudiera hacer por ellas que ellas mismas no aprenderían, después de todo eran sus hijas. No había manera en que tuviera duda y poca fe en ellas.
Jaken entonces lo acompaño en su decisión y aunque lo cuestiono ante lo que vendría, no pudo negarse, pues así como se había prometido hasta el final, velaría por su señor Sesshomaru y sus bienes.
El día llegó, era su decisión. Frente a aquel árbol donde había conocido a su amada por primera vez, tomo Tenseiga acariciándola un instante con sus finas garras, agradeciéndole por llevarle hasta Rin y luego tomo su Bakusaiga y la miro con cariño mientras Jaken suspiraba en llanto. –Entrégaselas al término de todo, Jaken.
-Si, mi amo bonito.-sentenció Jaken con la voz entrecortada. Jamás creyó que presencia este final.
Sesshomaru miro a Jaken una última vez y con una sonrisa, muy inusual en el, susurro.-Fuiste el más leal de todos, gracias por tu compañía Jaken.
El pequeño demonio verde se estremeció ante las palabras de su amo. A su modo, le extrañaría y él por siempre le querría.
-No mires Jaken.-suspiro Sesshomaru mientras el pequeño demonio se daba la vuelta envuelto en llanto.
Fue entonces que en un hábil movimiento con su Bakusaiga, Sesshomaru se clavo la espada en su pecho y la retiro de si mismo mientras emanaba un quejido, apenas un gruñido.
Jaken entonces tras unos segundos de espeso silencio, giro sus ojos y miro una escena que jamás imagino. Los ojos apagados de su amo en tan solo un instante y su esencia desvaneciéndose en el aire debido al efecto destructivo de su espada desapareciendo lo que un día fue. Nunca nadie podría haberle dado muerte al gran rey bestia, nadie más podría haberle vencido, nadie excepto que él mismo.
Y entonces todo se volvió negro mientras avanzaba al sendero del Inframundo.
Sesshomaru tras perderse en el tiempo un instante, lentamente abrió sus ojos y se apareció en el camino del infierno.
Siguió aquel sendero oscuro que ya conocia sin miedo ni preocupación, no había más vacilación. Fue entonces que olfateo aquel olor que había estado buscando desde ue su esencia mortal se había ido y que buscaría pesar de cualquier destino. Las almas caminaban por el sendero hacia el halo oscuro de la eternidad, y fue ahí que la vio. Y sin dudar, Sesshomaru corrió hasta ella para sujetar su mano, no la perdería, y tan pronto llego a escasos pasos de ella, sujeto su mano y cruzaron juntos hacia la eternidad.
Fue entonces que sus almas se quedaron suspendidas en el tiempo, abrazadas una junto a otra hasta que el destino les enviara al mundo terrenal nuevamente a reencontrarse.
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Quinientos años después…
El café estaba listo en aquel elegante departamento con grandes ventanales que permitían la entrada de luz en todo su esplendor por la enorme sala. Decorado de colores blanco y negro, sin otro matiz distante ni color, con los muebles precisos y refinados y sin ningún ruido molesto aparente en el exterior, aquel hermoso hombre de negocios terminaba de ajustarse su elegante camisa blanca en su esculpido torso y corbata satinada color rojo con estampados discretos de sakuras. Sus impenetrables ojos color ámbar lucian vibrantes en el espejo mientras acomodaba sus largos mechones en la espalda y sacudía en un movimiento firme su traje ajustando sus mancuernillas.
Aquel día era particular pues era el día que había estado anhelando con demasiado furor desde niño, el día en que por fin la empresa de su padre fuera manejada completamente por él y fuera nombrado director y presidente de todas las inversiones del gran consorcio japonés de tecnología y tiendas departamentales del grupo Inu Taisho.
Al fin su padre se retiraría de la vida comercial y él, como su gran hijo heredero y primogénito, por fin dejaría de ser el vicepresidente de la compañía, para asumir su papel como director y presidente general. Era claro que tenia gran maestría por los negocios, era sagaz y el más tenaz para alcanzar sus metas sin importar lo que tuviera que hacer o sobre quien tuviera que pasar, la palabra éxito siempre iba acompañada de su nombre, incluso más que su padre, y aunque el dinero no era su prioridad, el ser el mejor y aplastar a las demás compañías de la competencia, era su anhelo más preciado, asi como crear su propio imperio empresarial de toda la región asiatica. Todos sabían que era el más despiadado hasta con los empleados a quien solo veía como un recurso para explotar sin importar sus familias, ni su propia vida. Nada importaba más que la máxima producción y el éxito empresarial.
No había nada que se interpusiera en su camino, y tampoco tenía la bondad ni la delicadeza de intervenir en la vida e sus empleados, si alguien no servía para desempeñar su trabajo, estaba despedido y sin más, lo echaba a la calle sin piedad, no había segundas oportunidades para él. Y tan pronto asumiera el poder, la cuerda del éxito, se tensaría aún más.
Fue entonces que el sonido de la puerta llamando en su apartamento, lo hizo fastidiarse al ser interrumpido en sus divagaciones.
Su mucama Sara, se apresuro a abrir la puerta con la mirada baja y sin una expresión aparente, tan parca y resilente como su empleador, quien justamente la había contratado por eso. La mujer que entro al apartamento tras una reverencia de Sara la miro con desden y le indico que le recibiera con el mismo licor de siempre. La hermosa mujer de piel de porcelana, facciones casi tan inmaculadas como las del mismo Sesshomaru y presencia imponente y elegante, penetro con su vestido negro de diseñador y joyas delicadas en el apartamento y echo con la mirada a la sirvienta mientras esta le dejaba un trago de whisky que la mujer acostumbraba beber al visitar el lugar.
Sesshomaru desde su habitación, con aquel fino olfato que tenia, olio el perfume abrazador de la mujer que había llegado y con un gesto estoico, salió de la habitación a encontrarse con ella. Era su madre.
-¿Qué haces aquí?-suspiro Sesshomaru sin nada de amabilidad de su parte.
-¿Necesito razones para ver a mi hijo?-suspiro la hermosa mujer casi tan parecida al mismo Sesshomaru, a la que todos conocían como Irasue.
-No estoy de humor para visitas y no quiero llegar tarde a la reunión de mi padre.-atendio Sesshomaru mientras se sentaba al borde del comedor tomando un trago del café recién servido por Sara.
-Vine porque necesito prevenirte.-soltó ella bebiendo el whisky a pesar de la hora de la mañana.
-Habla ahora o vete.-dijo Sesshomaru irritado. Parecía que su visita no eran alentadoras noticias.
-¿Tu padre ha estado trabajando este último año con el bastardo que tuvo con su nueva esposa Izayoi, ese tal Inuyasha, no?-suspiro la bella mujer.-Se que aunque ese joven quiere dedicarse al arte y a las labores sociales, al final tu padre lo involucro lo suficiente en los negocios como para suplirlo, ¿no?.
Sesshomaru siseo entre dientes y luego dijo con arrogancia.-Ese idiota no tiene idea de nada, jamás podría llevar el mando ni si quiera de su propia vida, incluso mi padre es tan débil cuando se trata de tomar decisiones que afecten a las empresas e inversiones de nuestra familia, ni si quiera entienden la importancia de nuestro poder y dominio comercial, así que no veo porque el atrevimiento de tu parte de venir hasta aquí a arruinarme la mañana si ya esta mas que dicho quien tomara su papel. Ese idiota de Inuyasha no es alguien quien merezca atención.
-Sesshomaru..-dijo ella con arrogancia y algo de sarcasmo en su voz-Aun sigues siendo un joven de veinticinco años muy impulsivo, como dijo tu padre.-sentencio ella, haciéndolo irritar.-Tu padre va a ponerte a prueba, él aun no cree que tienes la suficiente capacidad para llevar el negocio solo, y si no me crees, puedes llamar ahora a tu estúpido secretario, el tal Jaken, para que te informe quien está ahora en la sala de reuniones esperando a tu padre.
Sesshomaru le miro intrigado, tomo su celular y llamo. Al instante, una voz temblorosa resonó en el teléfono.
-Señor.
-Habla, ¿quien más está en la sala de juntas esperando a padre?-replico Sesshomaru desde el teléfono.
La voz en el teléfono resonó asustada.-Mi señor, el joven Inuyasha está aquí, su padre aun no ha llegado, aun falta una hora para la reu….-Sesshomaru ni si quiera de molesto en seguir oyendo y colgó poniéndose de pie y dirigiéndose a la puerta mientras tomaba sus llaves.
-Debe ser una estúpida broma…
La mujer se levanto y exclamó mirando la espalda de su hijo, llamándolo antes de irse.-Debes ser cuidadoso Sesshomaru, tu padre no tomara una decisión inútilmente sin un plan aparente.
Tras sus palabras, Sesshomaru cerro con fuerza la puerta, bajo al estacionamiento de su apartamento y comenzó a manejar rápidamente al corporativo Inu Taisho donde se llevaría a cabo la reunión
No tardo mucho en llegar, pues desde su apartamento, podía ver el gran emblema del edificio donde se ubicaba la matriz de sus inversiones. No había gran distancia entre un lugar y otro. Un hermoso perro demonio furioso decoraba el elegante edificio de la corporativo Inu Taisho. Era el aniversario de la empresa, un día muy indicado para un ascenso y todos los empleados lucían con sus elegantes trajes de oficina, una diadema con orejas de perro, idea de su padre para celebrar el aniversario y globos rojos por doquier.
Sesshomaru bufo molesto al ver la alegría de sus empleados mientras celebraban ante los regalos que les había otorgado el presidente Toga entre aparatos electronicos y dinero, sin embargo, al verlo llegar, de inmediato, el silencio aguardo, todos bajaron la cabeza y lo reverenciaron sin si quiera mirarle. A kilómetros se notaba su mal humor de esa mañana, más sombrío de lo habitual. Sesshomaru subió sin mucho ruido por el elevador hasta la zona alta del edificio y al abrir la puerta, observo en la amplia habitación de juntas, tras los paneles de cristal esa molesta sonrisa despreocupada de su hermano Inuyasha. Su puño se cerró mientras escuchaba tras de si a la secretaria de su padre Kagura posarse tras de él y exclamar-Mi señor lo esperábamos mas tarde.
Sesshomaru ni siquiera la miro mientras el sonido del elevador resonaba y Jaken, su secretario, un hombre maduro, pequeñito y de aspecto pulcro pero anticuado salía del elevador junto a su padre Toga, un imponente hombre de belleza dotada, de hermosa y sonrisa cálida.
-Mi señor…-dijo Jaken a Sesshomaru mientras Toga tomaba del hombro a Sesshomaru y lo encaminaba a la sala de juntas.-Hijo, bienvenido, hoy es el gran día.
Sesshomaru se mantuvo erguido y tenso, a pesar de las palabras de su padre al saludarlo, algo no olía bien, algo no estaba bien, el día apenas empezaba y ya el ambiente estaba extraño para él, sobretodo cuando su hermano apareció en aquella sala de juntas donde solo él y su padre deberían estar.
Toga invito a sentarse a Sesshomaru a su lado junto mientras Inuyasha saludaba a ambos. Pronto los demás socios comerciales, el director Koga, la inversora Kikyo y hasta el idiota de Kirinmaru, elsocio mas grande de su padre, y sus abogados, se sentaron en la mesa de socios.
Toga lucia radiante, con su sonrisa de siempre animosa mientras miraba a sus ambos hijos. Fue entonces que tras pequeños saludos y charlas vánales, la junta comenzó con la masculina voz de Toga hablando sin rodeos.-Los he reunido aquí para nombrar al nuevo presidente del corporativo Inu Taisho.
Los presentes se prepararon para felicitar a Sesshomaru, las miradas estaba totalmente centradas en el, todo mundo lo esperaba, el gran anuncio del primogenito y su ascenso en la gloria empresarial. Fue entonces que Toga exclamó tras unos segundos de tensión.
-Como saben este corporativo se ha llevado mi vida, su éxito es el legado más importante que puedo dejarles a mis hijos en vida, por ello he decidido que sean mis dos hijos, tanto Inuyasha como Sesshomaru sean quienes queden al frente manejando nuestro corporativo en conjunto.
Sesshomaru se irrito con tan solo la idea, no, un bastardo como Inuyasha quien no tenía ni idea donde estaba parado no podría ser digno de llevar las riendas del negocio y sobre todo, a su lado.
Toga continuo con su sonrisa calmada.- Sesshomaru manejara la parte comercial y de inversiones con los socios más grandes, el tomara las decisiones principales de la ruta a seguir en el negocio, mientras que Inuyasha puede manejar la gestión del personal y gestión de bienes de tesoreria. Ambos deberán trabajar en equipo para que todo marche a perfección, es decir, ninguna decisión pasara sin que el otro la autorice y sobretodo deberán consultarse para cualquier decisión critica que decidan tomar.
Sesshomaru se levanto de su asiento, la solo idea de consultar todo con Inuyasha le resultaba humillante, por lo que sus ojos se fijaron con irritación en su familiar. Todos aguardaron en silencio sepulcral la aparente humillación que estaba sufriendo Sesshomaru.
El director del grupo Koga, exclamó.
-Disculpe mi atrevimiento señor Taisho, pero , pareciera que el joven Sesshomaru es suficientemente capaz de llegar el negocio solo ,¿no?, los rendimientos al menos en mi inversiones han traido grandes frutos.
El comentario más que resultar alentador, solo aumento más la humillación de Sesshomaru frente al , el socio más importante de su padre, entonces señalo.
-Creo que Toga aun cree que Sesshomaru necesita aprender un poco sobre las relaciones cordiales con los empleados, después de todo, son parte esencial de nuestras empresas, no solo un recurso. Todo mundo sabe lo despiadado que se ha vuelto Sesshomaru en ese aspecto, a pesar de que hay un rendimiento muy favorable, lo cierto es que también pareciera que el grupo Taisho tiene esclavos en lugar de empleados, a diferencia del joven Inuyasha que es más flexible con ellos en los establecimientos que se mantienen a su cargo. -Kirimaru continuo.-Debe haber un equilibro en todo.
Toga sonrió ante el comentario de su socio mientras el resto de socios aceptaban lo dicho.
-Entonces será así, ambos hijos quedaran a cargo de la dirección ejecutiva del consorcio, hasta que tengamos una mejor resolución de todo.-sentencio la ejecutiva Kikyo.-yo no tengo problema.
Los directores uno a uno fueron felicitando a ambos hijos de Toga, sin que dejara de existir esa tensión en el ambiente. Tan pronto quedaron solos, Toga, Inuyasha y Sesshomaru junto a Jaken, Kagura y el secretario Miroku , por parte de Inuyasha, la situación tensa, se rompió. Sesshomaru por fin abrió la boca.
-Padre, no voy a permitir esta humillación mas, la supremacía solo sigue el camino hacia delante, si solo querías tirar a la basura tu compañía era mejor regalarla, pues lo estas haciendo, dejando que Inuyasha se involucre en el corporativo, debiste tan solo hacerte a un lado y dejar todo en mis manos.
Inuyasha en su perfecto traje azulado de elegantes proporciones, suspiro con una sonrisa sarcástica.
-¡Jah!, hablas como si fueras el mejor en todo, si padre pudiera confiar plenamente en ti definitivamente dejaría todo en tus manos, pero todos saben que eres un engreído y petulante de lo peor, de ser por ti tendrías a los trabajadores trabajando contigo 24/7 todos los días hasta que mueran y seguirías derrochando dinero en apartamentos de lujo para ti y los tuyos, aumentando tus propiedades.
Sesshomaru lo miro con irritación.-¡Un blando como tú que se codea con los empleados como si fuera sus amigos no es más que una mediocridad con piernas andante!-Sesshomaru exclamo mientras su padre observaba preocupado la tension.-¡No tienes idea de los negocios, ni inversiones, no tienes ni si quiera las formas mas propias de dirigirte a los socios o negociar un tratado, y ahora pretenden que te consulte la forma en que condicionare a los empleados a trabajar y a pedirte permiso para cada decisión al disponer de los bienes del consorcio?, estas muy equivocado si creen que voy a consultarte como gasto cada recurso de este maldito lugar. Tendría que estar loco o ciego , tal como está mi padre imponiéndome esto.
-¡Ya basta, no permitiré que hables así de mi padre!-dijo Inuyasha con irritación golpeando con su puño el escritorio.
-Basta..-dijo Toga, sin embargo Sesshomaru continuo.-No, no dejare que un bastardo como tú, que no tiene derecho a nada se encargue de lo que ha estado por años en nuestras familias, maldito sangre sucia.
Inuyasha sin más, se lanzo contra Sesshomaru y aunque lo esquivo ante el primer golpe, ambos hermanos comenzaron a pelear en el suelo de aquella oficina, Sesshomaru entonces sujeto a Inuyasha y lo lanzo contra un vidrio rompiéndolo y luchando con él a puño limpio aun entre vidrios rotos mientras Toga veían la escena incrédulo al igual que los asistentes Miroku, Kagura y Jaken.
-¡Basta ya!-gimió Toga mientras separaba con facilidad a ambos hermanos empujándolos lejos a cada uno mientras se colocaba en medio. Las elegantes ropas de ambos ahora lucían desordenadas y arrugadas, incluso rotas por los vidrios que se habían esparcido y roto las camisas y trajes, así como su piel en ambos hermanos, quienes tenían pequeños cortes en algunas partes de su cuerpo.
Toga miro a ambos hermanos en el suelo mientras un hilo de sangre emanaba de las bocas de sus dos hijos. El silencio se hizo presente mientras ambos hermanos se ponían de pie.
-¡¿Cómo, como pueden comportarse de esta manera incluso frente a su empleados, como pueden ser tan estúpidos y orgullosos para no aceptar mis condiciones, como pueden humillarme así, acaso yo los eduque de esta manera?!-Toga lucia sumamente molesto.
Sesshomaru e Inuyasha se miraron el uno al otro con sumo rencor.-Vamos, lárguense ya, y no vuelvan aquí a menos que decidan dejar a tras su estúpido orgullo y trabajar como hermanos en conjunto para esta mi empresa, hasta entonces no quiero saber nada de ustedes, ¡fuera!.
Sesshomaru fue el primero en salir. El pálido hijo salió de la oficina desaliñado, con los nudillos rojos y algunos cortes en su muñeca a traves de la camisa y aunque Jaken quiso seguirlo, mejor se hizo a un lado y lo dejo ir hacia el estacionamiento.
Sesshomaru tomo su hermoso carro negro de lujo, totalmente furioso y comenzó a manejar por la ciudad sin rumbo fijo a máxima velocidad, necesitaba distraerse y olvidar lo que había sucedido, eso haría o era capaz de matar a alguien del coraje.
Las horas pasaron, Sesshomaru entonces manejo hasta un bosque solitario local a las afuera de Tokio, ahí en la soledad de los arbustos, donde por fin pudo calmar su frustración e impotencia ante la decisión de su padre. ¿Porque, porque su padre le había hecho esto?, se pregunto durante muchas horas, ¿Acaso no confiaba en el, acaso no había demostrado estos años lo bueno que era, que sus capacidades eran las mejores, que no había otro como él que pudiera superarlo?, esataba roto de decepción.
Luego de hora sin respuesta, Sesshomaru decidió irse a dar un respiro y dar una velta por l ciudad para no pensar, pues aun no tenía idea de si volvería o no al día siguiente a la empresa de su padre.
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Por otro lado, en un humilde barrio de Tokio, una hermosa jovencita de ojos chocolate, cabello largo a la cintura, coleta de lado y fina figura cubierta por un vestido corto de flores rojas, suéter largo café y medias y zapatos escolares, colocaba sus libros dentro de su mochila algo rota de color naranja mientras sacaba otros tantos de ella. Su pequeño apartamento de estudiante de apenas 4 por 4 metros, de dos habitaciones contando el baño, apenas tenía espacio suficiente para un futon en el suelo junto a algunos peluches de perro y una silla para sentarse así como un pequeño escritorio, un microondas , cafetera y parrilla pequeña , así como estantes que usaba tanto para colocar su ropa, libro y despensa. Y aunque era sencillo y pequeño ,aquel lugar era acogedor y silencioso.
Aquella jovencita abrió la ventana de su habitación y permitió que el delicioso rayo del sol cayera sobre sus delicadas mejillas mientras estudiaba un poco, escuchando muy a lo lejos, el bullicio bajo su edificio de la gente logrando su vida diaria. La hermosa joven entonces saco una estuchera de lápices color rosa y con estampados de perritos, afelpada y sin querer saco su credencial de estudiante con sus llaves, misma que mantenía la leyenda."Persona vulnerable", así como su nombre y dirección.
Fue entonces que el sonido de su pequeño teléfono celular llamo la atención de aquella joven cuyo nombre respondía al nombre de Rin. En la pantalla resaltaba el nombre de "Ayame" en sus contactos al recibir el mensaje. Rin entonces abrió el mensaje y leyó.
-" Rin-chan, se que tienes los apuntes de la clase de ciencias de esta semana que he estado ausente, podrías prestármelos, por favor?, anda se buena, podría verte en el pasaje corto de Roppongi después del trabajo, el que está cerca de la estación de tren después de las ocho, por favor?"-decía el mensaje en su celular.
Rin sonrio ante el mensaje y entonces tecleo en el teléfono.-"De acuerdo, te veré ahí a las ocho, Ayame."
El mensaje de Ayame, respondió.-"Gracias Rin,chan"
La hermosa jovencita sonrió tras soltar el mensaje y pronto continúo haciendo sus deberes hasta la hora acordada.
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Sesshomaru entonces camino por el barrio de Roppongi sin rumbo fijo, y pronto se alojo en un elegante y exclusivo bar, sentándose en una barra con la vista a la solitaria calle. El elegante lugar de oscuro y sombrío color con apenas unos cuantos clientes, le permitió permanecer en soledad sin la injerencia de nadie que lo molestara mientras pedía los tragos más caros al mesero, buscando olvidar lo que había sucedido en la sala de juntas esa mañana. Uno a uno los tragos amargos se deslizaron por su garganta mientras pensaba una y otra vez si volvería al consorcio de su padre o mandaría todo a la mierda sin nada que hacer.
De pronto, se encontraba sin rumbo, claro que podría hacer un imperio en los negocios por si solo sin la ayuda de su padre, pero solo el pensar en que dejaría en manos del Inuyasha todo el esfuerzo de generaciones pasadas a su cargo, le hacía hervir la sangre. No ,no dejaría atrás todo lo que él junto a su padre habían construido. Quizás con el tiempo encontraría una manera de por fin deshacerse de Inuyasha y su apestosa estirpe.
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Dieron las siete y media de la noche, la noche estaba ligeramente tranquila en el exterior y fue entonces que resonó el timbre en el teléfono de Rin mientras ella apagaba la tetera para hacerse un poco de ramen de envase para entonces observo un mensaje de Ayame, su compañera de clase en el celular y lo leyó con calma.
-"Ya estoy en camino, Rin chan, te veré en media hora más"
Rin sonrió y tomo su vieja mochila donde metió su cuaderno de ciencias,luego tomo su cartera con tarjeta del metro, llaves y se preparo para tomar el tren y salir al lugar donde vería a Ayame.
Rin entonces tomo tan solo dos estaciones de metro y salió de la estación caminando por el bullicioso barrio de Roppongi, donde los grupos de amigos y parejas caminaban por el largo pasaje lleno de bares y restaurantes nocturnos aquel viernes por la noche.
En aquel pequeño barrio de fiesta y variedad, había calles más transitadas que otras, unas mas solitarias y elegantes y otras bulliciosas y llenas de música y color entre luces de fiesta y la algarabía no eran cosas que llamaran la atención de la pequeña Rin, quien caminaba distraída por la calle solitaria que le había indicado Ayame, esperando por ella mientras veía los estantes de peluches y bebidas multicolor en una tienda.
Rin se detuvo lentamente por la calle indicada, era una calle no muy transitada, pero con algunos bares exclusivos alrededor. Rin se quedo mirando con fascinación un par de peluches de perritos mientras esperaba por Ayame y fue así que un cambio del destino se dio.
Desde la ventana polarizada de un bar exclusivo al frente de aquella tienda de peluches, Sesshomaru algo mareado debido a los tragos bebidos, abrió los ojos y observo desde su mesa a una delicada jovencita observar un estante de peluches con fascinación. No tenía una figura espectacular, ni algo propio que llamara su atención, ni si quiera su forma de vestir con ropa desaliñada le deslumbro, de hecho lucia más común que cualquiera, pero algo le hacía mantener su mirada ámbar en ella. Quizás era la forma en que lucía feliz, sonriendo anhelante ante algo tan simple como un peluche o sus amplios ojos que brillaban con las luces nocturnas, quizás estaba bebido de mas y no tenia nada más que ver a su frente, no lo supo pero por alguna razón su mirada se centro como pérgola en ella.
Sesshomaru al principio la miro sin mucho detalle, sin embargo, al no contar con alguna otra distracción en aquel bar, se quedo mirando cada movimiento de ella en el exterior, con la misma indiferencia que tendría al estar viendo un canal de televisión un domingo en la mañana.
Luego entonces cerro sus ojos un momento y una frase que ni si quiera él recordaba haber dicho, resonó en su mente con su propia voz.-"En cualquier destino te encontrare y te protegeré, nunca más estarás sola."
Sesshomaru se rio para si, quizás ya estaba alucinando debido a los tragos, por lo que se limito a pedir un vaso de agua para calmarse su ebriedad, pedir la cuenta y pronto volver a casa.
Sesshomaru entonces se mantuvo expectante de aquella jovencita solitaria y sus movimientos, y bufo fastidiado al ver a aquella jovencita de cabellos chocolate en el almacén de enfrente no se despegaba de ese sitio, mirando fascinada a los peluches de perrito, mientras él pensaba en las boberías en la que los jóvenes perdían su tiempo, anhelando cosas tan absurdas. Fue entonces que minutos después, la observo encontrarse con otra jovencita, una pelirroja y pequeña, casi al tamaño que ella, abrazándose con familiaridad.
La dulce joven le entrego un cuaderno a su compañeras y luego, tras unos momentos, la amiga desapareció tras despedirse. La dulce joven de coleta en su pelo entonces se mantuvo unos instantes mas observando los peluches mientras Sesshomaru firmaba la cuenta de su consumo en aquel bar listo para irse. La dulce joven entonces comenzó a caminar devuelta a casa, mientras Sesshomaru por su parte abandonaba el bar dispuesto a ir a apartamento.
Sesshomaru entonces salió del bar y miro por la calle hacia donde estaba el estacionamiento donde había aparcado su auto y comenzó a caminar hacia él, respirado el aire frio de la noche.
Para su mala suerte, la jovencita que había visto durante ese rato en el bar fascinada por los peluches de perrito, caminaba varios pasos lejos de él, solitaria y distraída pero por el mismo camino que él.
Fue entonces que de pronto, unos tipos con una chaqueta oscura y de aspecto intimidador, jalaron a la jovencita hacia un callejón oscuro que estaba en forma perpendicular al pasaje donde ella caminaba. No había mas personas en la calle, por que algo le conmociono en el pecho al director. Sesshomaru observo aquello y aunque podría haberlo dejado pasar, indiferente como en cualquier otra ocasión, el recordar la sonrisa de la joven mirado los peluches, con esa sonrisa dulce y pensando en que ahora podría estar en peligro con esos sujetos, le hizo mover sus pies involuntariamente hacia aquel lugar.
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Rin por su parte fue jalada por un grupo de cuatro hombres hacia un callejón, quienes la rodearon y comenzaron a acecharla como un pequeño conejo en la oscuridad.
-¡Vaya, vaya pero si es una dulce niña perdida!-susurro uno de ellos en la tatuajes y su aspecto desaliñado la atemorizaron más.
Uno de los sujetos la empujo hacia su compañero, la diferencia de tamaño y fuerza era brutal por lo que apenas pudo sostenerse. Uno de los sujetos, alzo traviesamente el vestido de Rin, quien lo bajo de inmediato y empezó a sollozar asustada por lo que sucedía.
Uno de los sujetos, comenzó a reírse al ver que ella solo emitía jadeos y no hablaba.
-¡Vamos di algo estúpida!-gruño divertido uno de los sujetos, sin saber que aquella jovencita no podía hablar.
Luego entonces uno de los sujetos la empujo contra el suelo y la hizo caer estrepitosamente, mientras ella miraba a ellos con terror. Rin entonces comenzó a pensar en su maldita suerte, porque independientemente de lo que sufriría en manos de esos bandidos y quizás hasta la muerte, no había nadie con quien ella contara y pudiera defenderle. No tenía familia ni nadie que la esperara, nadie quine la auxiliara, la noticia de su muerte sería algo que nadie lamentaría y que si salía en las noticias, seria una más. Ella era una huérfana que había salido de su orfanato al cumplir 17 para estudiar la escuela prepatoria debido a una beca, y con al cual ahora arrendaba un pequeño departamento y pagaba sus alimentos, pero en realidad no contaba con nadie. Pocos eran sus amigos en la escuela debido a que ella perdio el habla desde que presencio la muerte de sus padres por unos asaltantes a los diez años y por lo cual había parado en un orfanato, sin recordar a algún pariente más. Rin en algún punto había podido hablar, sin embargo el trauma fue tan grande que ahora no podía emitir ningún sonido, pero si podía escuchar y entender y aunque gracias a la tecnología podía darse entender, aquella vulnerabilidad, le había hecho ser más introvertida y no involucrarse con casi nadie en su entorno.
Y ahora, estaba ahí ella, en el suelo llorando esperando el mismo destino que sus padres tras un tortuoso final. Solo en su mente deseo que todo acabara pronto,
Uno de los sujetos, se acerco a ella lascivo y rompió su suéter revelando su pequeño vestido, Su manera de reír y sus dientes le recordaban la mirada de un lobo a punto de atacar. Ellos eran los lobos y ella la presa. Aquel mismo sujeto saco una navaja y la deslizo por el vestido de Rin aun sin romperlo mientras los demás sujetos se disponían a decir quien sería el primero que la tomaría.
Fue entonces que Rin cerró sus ojos asustada, no habia salida y de pronto, algo sucedió.
Un hombre cayó al suelo mientras otro luchaba y lanzaba puñetazos certeros a otros dos como una danza mortal en maestros movimientos. De pronto, el sujeto lascivo que se posaba sobre ella fue separado de ella violentamente mientras era pateado con violencia en su cabeza.
Rin abrió sus ojos y observo a "su salvador" quien se había agachado hasta ella para mirar si estaba bien o si estaba dañada. Un imponente hombre de elegante, piel pálida, ojos ámbar, cabello largo y blanco pero aspecto ligeramente desaliñado le miro curioso y la verla consciente para andar, señalo con semblante estoico -Vámonos.
Rin aun aturdida, torpemente tomo sus cosas en el suelo tras ser soltada por Sesshomaru y se levanto caminando al ritmo de aquel hombre que le había defendido.
Los hombres que le habían atacado yacían en el suelo totalmente inconscientes mientras Rin los miraba ansiosa al borde del miedo por si despertaban. Fue entonces que Sesshomaru y Rin caminaron por el callejón hasta volver nuevamente al pasaje y ahí a metros alejados del callejón, ella se detuvo con la mirada curiosa y nerviosa. ¿Por qué, porque ese sujeto la había salvado, porque ese sujeto se había arriesgado por ella y la había salvado del un destino peor?, se pregunto.
Aquel hombre tras avanzar unos pasos adelante, se detuvo al no escuchar sus paso pequeño a su lado y la miro fijamente mientras el aire le mecía los cabellos a ambos.
Sesshomaru entonces pensó.-"Al menos debería haberme dado las gracias, chica tonta" mientras la miraba, sin embargo, Rin lo miraba de una forma brillante y melancólica que le hizo sentir "vulnerable" ante ella.
-Vamos, te llevare a tu casa, no es correcto que estés sola en un lugar como este, deberías saberlo.-soltó el sin emoción en la voz.
Sesshomaru ni siquiera supo porque dijo eso, ni siquiera quería involucrarse con ella y ahora , ahí estaba ofreciéndose hasta llevar a aquella joven de mirada brillante anhelante cuya sonrisa se iluminaba por un peluche de perro. Rin no dudo, después de todo, él la había salvado la vida, por lo que no le haría daño y siguió a Sesshomaru hasta el estacionamiento privado de aquella calle mientras llegaban hasta un elegante carro negro y ejecutivo. Pronto, él le abrió la puerta del lado del copiloto y la invito a entrar.
Tras unos segundos en silencio, Rin obedeció y se adentro al elegante auto mientras Sesshomaru le seguia. Tras unos minutos de silencio al estar dentro, él por fin hablo.-¿Y bien puedes darme tu dirección?
Rin jugueteo con sus dedos nerviosa mientras Sesshomaru miraba al frente sin escuchar nada más que la respiración de Rin a su lado. No se atrevía a mirarla, algo en ella le incomodaba, por lo que en el rabillo de su ojo, la observo mientras tecleaba algo en su celular. Entonces su mente se encendio.¿Acaso ella no podía hablar? Sesshomaru se adentro a sus pensamientos, era extraño, pues unos instantes antes de irrumpir la escena en el callejón con esos malditos violadores, no había podido oír gritos de la chica ni llamados de auxilio por lo que de no haber sido porque el observo que ella era jalada hacia ese callejon, nadie más hubiera podido ayudarla.
Rin entonces termino de escribir en su celular y se lo mostro a Sesshomaru. -Disculpeme, yo no puedo hablar, pero puedo entender y escuchar, lo siento.
Sesshomaru se erizo ante el descubrimiento y asintió, siendo parco en su reacción para no lastimarla, mientras Rin le mostraba su credencial de estudiante con el dorso expuesto junto a sus llaves de su casa que decía "Persona vulnerable" y su dirección y datos, así como el registro de su escuela.
Sesshomaru observo la dirección y exclamo atento.-¿Es aquí, tu casa?
Rin asintió y por primera vez, sus miradas se cruzaron envolviéndolos a ambos en un momento mágico , uno que detuvo el tiempo que envolvió a Sesshomaru de un sentimiento cálido al mirar su dulce sonrisa.
Sesshomaru ladeo su mirada casi al instante, algo aturdido por la situación y coloco la dirección en el GPS de su celular. Y entonces comenzó a manejar en silencio.
Durante el camino, Rin observo sus nudillos rojizos, no solo por defenderla, si no tambien por la pelea con Inuyasha, por lo que preocupada, busco en su mochila y entonces saco unas pequeñas cintas adhesivas que servia para cerrar heridas. Lentamente y sacando su lengua, concentrada en su tarea,las despego y comenzó a colocarlas en la mano de Sesshomaru.
El quito su mano un instante y exclamó con un gesto confundido.-¡¿Qué haces?!, no es necesario que hagas esto.
Rin rebatió con el , señalando hacia el frente como regañandolo para que no se distrajera o chocarian y Sesshomaru obedecio a regañadientes mientras le colocaba la cintilla en sus heridas visibles. Lo había curado.
Sesshomaru no avanzo muchos kilómetros lejos del barrio de Roppongi, llegando una calle con algunos apartamentos de estudiante que lucía algo serena debido a la hora nocturna. Fue entonces que Sesshomaru se detuvo en el edificio que Rin señalo como suyo mientras sonreía con dulzura a pesar de lo que había pasado anteriormente. Sesshomaru se estaciono y miro hacia donde Rin señala, hacia una pequeña ventana donde había un adorno que se mecía con el viento. Sesshomaru suspiro ligeramente cansado y sin mirarla mas que con el rabillo del ojo, exclamo.-Cuidate niña y no andes de noche sola, el mundo no suele ser un lugar gentil para personas como tu.
Rin asintió como despedida, atendiendo dulcemente a sus palabras y salió del auto, agitando su mano hacia Sesshomaru quien apenas la miro con el rabillo del ojo mientras corría fuera del auto hacia la acera, hasta adentrarse al edificio después de que unos estudiantes salieran del edificio. Sesshomaru entonces decidió que era el momento de irse y volver a su rutina cotidiana entre negocios y empresas, cuando al girar su mirada en el asiento del coche, observo la credencial de Rin junto a sus llaves.
Sesshomaru tomo la credencial de Rin que había olvidado y suspiro reflexivo, ni siquiera le había preguntado su nombre, por lo que al ver el dorso de la credencial, pudo ver la cara sonriente de a chica en una fotografía y su nombre.
-"Rin"-dijo en voz alta el elegante hombre de negocios.
Luego entonces sonrió para si un instante y momentos después, la vio salir de su edificio presurosa buscándolo de nuevo. Ella entonces silbo entre sus dedos para llamar su atención.
-"Si no puedes hablar, silba entre tus dedos, yo vendre a ti"- resono en su cabeza con su propia voz.
Sesshomaru desde el interior del auto la miro , mientras un sentimiento de calidez y ternura llenaban su pecho, uno que jamás imagino que podía existir en si y que le estaba descolocando. Sesshomaru alzo su mano con las llaves y credencial y bajo el vidrio para poder llamar por su nombre.
-Rin…
Ella lo miro y sonrió mientras lo miraba a distancia. Algo estaba por comenzar.
Continuará…
Muchas gracias a quien decidió leer hasta aquí, espero continuar pronto este fic,inspirado en la actualidad.
