Hola a todos
Aquí os dejo otro capítulo.
Disfrutad.
Estaban otra vez en Gringotts, esta vez sólo Sirius, Ginny y Harry. Remus y Narcissa estaban ocupados con las clases. Sirius se había escapado del trabajo para poder asistir a la "operación" que iban a hacerle a Harry, y para saber cómo iban a gestionar las clases de idiomas
-. Buenos días a todos – dijo Ragnok
-. Buenos días – contestaron los tres. Hoy sólo estaba Ragnok con ellos en la sala
-. Si me acompañan, por favor, vamos a otra sala – les dijo Ragnok. Los tres le siguieron a otra sala blanca con un biombo y una cama en una esquina y un par de sofás en un lateral – Les presento a Kontor, es nuestro especialista en maldiciones como la suya señor Potter
-. Buenos días, señor Potter – dijo Kontor – me gustaría primero hacer un examen, si es tan amable venga conmigo al centro de la sala – Harry acompañó al duende mientras Ginny y Sirius se sentaban en los sofás, al igual que Ragnok.
Mientras Harry estaba de pie en la sala, Kontor le rodeaba moviendo las manos y murmurando cosas en su idioma, cuando hubo dado un par de vueltas se puso enfrente de Harry y siguió con los gestos y murmuraciones
-. Bien señor Potter – dijo Kontor – quiero que se cambie de ropa, le he dejado una bata encima de la cama, una vez cambiado, por favor túmbese
-. De acuerdo, señor Kontor – Harry fue a hacer lo que le pidieron y vio como Kontor salió. Cuando se tumbó en la cama, apareció con tres duendes más que llevaban varias cosas en las manos
-. Señor Potter, quiero que se tome esta poción – le volvió a decir Kontor – es lo que los muggles llaman anestesia, creo que los magos llaman una poción para el dolor
-. ¿Le va a doler? – preguntó Sirius
-. No lo sabemos, cada criatura o ser vivo es distinto, por lo que preferimos no arriesgarnos y tomamos estas medidas de seguridad – dijo simplemente. Harry miró la poción y le bebió de un trago, cuando se la devolvió al duende que se la había dado ya estaba dormido
En cuanto se quedó dormido, Kontor y los tres duendes, desplegaron el biombo y "cegaron" la visión de Ginny y Sirius, pero aún los escuchaba. No había pasado ni dos minutos, cuando Sirius notó que Ginny, empezó a temblar y cada vez estaba más blanca
-. Ragnok – medio gritó Sirius angustiado – algo va muy mal con mi hija
-. ¡Ahh! El vínculo – dijo simplemente - ¡Kontor! – gritó – su pareja vinculada está sintiendo los síntomas
Nada más gritar eso, uno de los duendes salió del biombo, apuntó a Ginny que levitó y se tumbó en una cama que apareció en la habitación. Una vez colocada en la cama, le dio de beber la misma poción que a Harry. En cuanto se durmió los temblores disminuyeron y empezó a recobrar el color. Cuando el duende le dio el visto bueno, se fue con sus compañeros y Harry. Sirius se fue corriendo al lado de su hija
Ya había pasado una hora desde que habían comenzado. Sirius alternaba su mirada del biombo a la cara de Ginny, y no veía ningún cambio en ninguno de los dos. No sabía si era una buena señal o era mala, pero la ansiedad poco a poco estaba apoderándose de él.
Quince minutos después, Sirius ya estaba desesperado y estaba abriendo la boca para empezar a despotricar y lanzar maldiciones, cuando notó que la mano de Ginny se movía.
-. ¡Ginny! – susurró para ver si respondía. No lo hizo, pero notó que realizaba algunos ruidos, como si empezara a despertarse - ¡Ginny! – lo intentó de nuevo, y ahora sí notó como sí se despertaba más
Cuando parecía que ya estaba abriendo los ojos, los duendes retiraron el biombo. Sirius vio que Harry estaba en las mismas condiciones, en camino de despertar. El mismo duende que había atendido a Ginny, se acercó para revisarla de nuevo
-. ¿Cómo está Harry? ¿Salió todo bien? – preguntó Sirius y se acercó a mirar a Harry
-. La magia oscura ha sido eliminada – dijo Kontor – el proceso ha llevado más de lo habitual, el "parásito" por llamarlo de alguna forma no quería abandonar el cuerpo donde estaba, nos ha costado sacarlo
-. Pero ¿está bien? ¿los dos están bien? – preguntó Sirius
-. Sí – contestó Kontor – pero hoy recomendaría que descansaran todo el día, y debido al vínculo que comparten, que lo hicieran juntos. Si lo hacen así, lo más seguro es que mañana estén bien, recuperados completamente
-. Menos mal – susurró Sirius y vio como Kontor y sus ayudantes abandonaban el cuarto
-. Señor Black – dijo Ragnok – mientras los jóvenes se recuperan y se despiertan, podemos hablar de las clases que querían tomar ¿está al tanto de ello? – Sirius asintió – Comenté la propuesta del señor Potter y de la señorita Weasley a nuestro consejo mayor. Estaban impresionados por la solicitud, sobre todo viniendo de seres tan jóvenes, por lo que están dispuestos a realizar la prueba. Han decidido que van a prestar a uno de nuestros lingüistas, para estas clases
-. ¿En serio? – dijo Sirius asombrado
-. Sí, pero tiene una condición – a lo Sirius frunció el ceño – El consejo quiere que el primer idioma que aprendan sea el nuestro, duende. Y quieren ponerlos aprueba, por lo que la semana de Navidad, quieren tener una conversación con ellos. Si pasan con ellos la prueba, nuestro lingüista pasará a estar contratado por ustedes para aprender las lenguas que quieran
-. Ya veo… - dijo Sirius - ¿cuántas clases recibirán a la semana?
-. Tres, la primera opción sería lunes, miércoles y viernes. La segunda sería martes, jueves y sábado. Por ahora tendría que será por la tarde-noche, si pasan la prueba, nuestro lingüista será contratado por ustedes, por lo que estará a su disposición – terminó Ragnok
-. Bueno – Sirius miró a los chicos que estaban sentados en la cama atentos a la conversación – hoy van a estar indispuestos, y sólo tienen 4 meses para dominar un idioma, por lo que nos quedamos con la segunda opción. Si pudiera decirle a su lingüista que empezaremos mañana…
-. Un momento, entonces – Ragnok se levantó del sofá y salió de la habitación. Apareció unos cinco minutos junto a otro duende bastante más joven de aspecto – Señor Black, señorita Black, señor Potter, les presento a nuestro mejor lingüista Gringotts IV – las caras de los tres eran de puro asombro ante la revelación
-. Buenos días – dijo Gringotts a lo que le contestaron
-. El señor Black, me estaba informando del horario, Gringotts – dijo Ragnok
-. ¡Eh! Sí – dijo Sirius recuperando un poco la compostura – nos han recomendado que hoy Harry y Ginny descansen, pero nos han informado que mañana estarán bien. Dado que tienen 4 meses para poder hablar su idioma, nos gustaría empezar mañana mismo si no es problema
-. No, no es problema – dijo Gringotts - ¿Dónde quieren que se realicen las clases? Si quieren aquí, tengo un despacho para ello
-. Si no le es mucha molestia, nos gustaría que fuera en la Mansión Potter – continuó Sirius – por desgracia, queremos que Harry y Ginny pasen lo más desapercibido posible. Sé que el banco es muy seguro, pero preferimos evitar riesgos
-. Entiendo, no habrá problema – contestó Gringotts
-. Sé que los duendes tienen su forma de viajar – continuó Sirius – pero al ser la primera vez tendré que llevarlo yo. Una vez que pasemos, le habilitaremos en las barreras para que pueda acceder cada vez que venga a dar las clases por su cuenta, ¿le parece correcto?
-. Es su casa señor Black, las medidas de seguridad que usted imponga me parecen correctas – dijo Gringotts – Ahora mismo el horario que dispongo libre es d de la noche
-. Perfecto – dijo Sirius – entonces vendré mañana unos 10 minutos antes para el primer viaje
Ya estaban en casa. Sirius llamó por polvos flu a Arthur al ministerio, y le explicó lo que había sucedido, por lo que le dijo que se iba a tomar el día para cuidarlos.
-. ¿Cómo os sentís? – preguntó Sirius
-. Con dolor de cabeza – dijo Harry – tengo la sensación de que han estado removiendo mi cerebro, y ahora se está recuperando de tanto jaleo
-. Lo mismo, es la misma sensación que tengo – dijo Ginny
-. Bueno, hagamos lo que nos han recomendado. Echaron un rato los dos en la cama y descansad, os avisaré para el almuerzo. Si para entonces, no notáis mejora, se lo comentamos a Andy para que os de algo – dijo Sirius, y vio como Harry se levantaba – No Harry, os echáis los dos juntos, ¿recuerdas lo que comentó Poppy? El vínculo os enferma juntos y el vínculo os cura juntos – dijo Sirius, a lo que los chicos se sonrojaron – además, sé cómo os sentís, y sé que no haréis nada más que dormir
-. ¡Papá! – gritó Ginny indignada
-. En serio, estoy muy agradecido de que el vínculo os haya de vuelto la inocencia y que tengáis la edad que tenéis, me hubiese vuelto loco con unos adolescentes – y vio cómo se reían – ahora descansar, nos vemos en almuerzo
Sirius pasó la mañana poniéndose al día con algunos papeles y con algunos casos que tenían en este momento. A la hora del almuerzo, avisó a Max, y le dijo que preparara la comida para ellos tres y la sirviera en el saloncito que había en la planta de la habitación de los chicos, y que por ahora siguiera sin avisar al resto de los estudiantes de que no habían vuelto. Sirius ya había hablado con los adultos, pero no quería preocupar a los chicos.
Subió a la habitación de Harry y cuando entró sonrió ante la vista. Puede que fueran chicos de siete años, pero el vínculo sabía lo que quería. En medio de la cama Harry tenía a Ginny en sus brazos, mientras Ginny descansaba la cabeza en el pecho de Harry y uno de los brazos rodeaba la cintura de Harry. En otra vida, pensó Sirius, con Gin y con James y Lily, puede que esta escena lo hubiese alterado, hubiese corrido a buscar a James y entre los dos hubiesen mortificado a los niños mientras sacaban de quicio a sus mujeres. En esta vida, la vida que estos niños le habían dado. La escena le enternecía, y daba gracias a Merlín por ella, por que significaba que iban en buen camino.
-. ¡Harry! ¡Ginny! – susurró mientras los movía ligeramente. Vio como poco a poco se despertaban, menos confundidos que esta mañana en el banco
-. Hola – le dijeron los dos medio dormidos, mientras se incorporaban en la cama y se separaban sin darse cuenta de cómo habían estado durmiendo
-. ¿Cómo os encontráis? – preguntó Sirius
-. Mejor – contestó Ginny – aún algo revueltos aquí – dijo tocándose la cabeza – pero mejor que antes
-. Sí, el dolor de cabeza ha desaparecido – dijo simplemente Harry
-. Me alegro oír eso. Vamos a comer, y podéis dormir de nuevo. Os volveré a avisar para la cena
Estaba de vuelta en su despacho. Los chicos estaban otra vez dormidos y Sirius hacía media hora que ya había terminado de repasar los papeles del trabajo, por lo que ahora estaba sentado en el sofá leyendo un poco relajándose. Iba a pasar la página cuando llamaron a la puerta
-. Adelante – comentó Sirius, y puso un marcador en el libro. Escuchó la puerta abrirse, y se sorprendió de quién entró – Buenas tardes
-. Buenas tardes, señor Black – dijo Stella - ¿puedo pasar? – Sirius señaló el sillón enfrente de su escritorio
-. ¿En qué puedo ayudarla? No la he visto desde que vinimos de su país – dijo Sirius
-. Lo sé, he estado con mi familia poniéndome al día – dijo simplemente Stella – y de eso quería hablarle – Sirius la miró extrañado – Mis tíos y yo hemos estado discutiendo de esto durante días, al principio yo no estaba segura, pero la verdad es que entiendo sus por qué y sus motivaciones, y la verdad, estoy de acuerdo con ellos
-. Disculpe – interrumpió Sirius – no entiendo lo que quiere decir
-. Es normal – y soltó una risita nerviosa, a Sirius le pareció encantadora, pero lo pensó mejor y decidió que mejor no – Señor Black – dijo seria, recuperando un poco el control – estoy realizando los trámites para ser auror aquí en Inglaterra, Arthur Weasley y Amelia Bones están intentando acelerar el proceso con el MACUSA, al igual que mi tía con los contactos que tiene allí – Sirius estaba sorprendido, muy sorprendido
-. ¿Por qué? – es lo único que Sirius pudo preguntar
-. No quiero separarme de Rolf – dijo Stella muy seria – y aunque allí están mis hermanos, la relación con mis tíos y Rolf es distinta
-. Tendrá que trabajar bajo mis órdenes, se ha dado cuenta ¿verdad?
-. Lo sé, por eso estoy aquí
-. Lo siento, pero estoy perdido – dijo finalmente Sirius. Stella miró a Sirius fijamente un par de minutos y después suspiró derrotada
-. Quería pedirle perdón, no – dijo – quiero pedirte perdón – tuteándole por primera vez – Fui grosera, fui ruda, y me precipité en mis conclusiones. Debería habérmelas guardado para mí, hasta tener toda la información, pero en lugar de eso, te culpé y me desquité contigo – ahora fue el momento de que Sirius mirara fijamente a Stella
-. ¿Por qué? ¿Qué te ha llevado a cambiar de opinión? Que yo sepa en la reunión no se dijo nada que te pudiera hacer cambiar de opinión – y vio con asombro como Stella se sonrojaba - conozco esa cara ¿me has espiado? – y notó, si eso era posible, como se sonrojaba más
-. Tenía curiosidad – susurró bajito Stella
-. ¿Cuándo? ¿Dónde? – dijo Sirius
-. En el apartamento del señor Lupin, cuando se lo llevó tan rápido al cuarto, tuve mucha curiosidad – decía con la cabeza agachada, por la vergüenza sin querer mirar a Sirius
-. No es posible que escucharas, puse un hechizo para ello, al menos… - y de repente se acordó, James y él, se habían aprovechado de ello unas cuantas veces, el oído humano es distinto al de los animales, y los hechizos al ser hecho por humanos, no afectan a los animales, al menos que se hagan apropósito. Miró fijamente a Stella una vez más asombrado, menuda caja de sorpresas. Debería estar indignado, pero estaba curioso con ella – Enséñame qué eres
-. ¿Perdón? – dijo Stella, la petición la había sorprendido
-. Quiero saber que animago eres, enséñamelo – Vio como Stella boqueaba un par de veces y al final bufaba, unos segundos después ante él había un perro muy pequeño muy mono de tonos castaños, de raza bagel, si la memoria no le fallaba – ¿no es muy pequeño? – volvió a aparecer Stella
-. La verdad es que me ha servido mucho como auror, los bagel son unos animales increíbles para rastrear, ya sean objetos, sustancias o personas. Hasta los muggles lo saben y los utilizan sus policías
-. Eso no lo sabía – dijo Sirius – Así que, nos espiaste a Remus y a mí con tu forma de perro
-. ¡No! – gritó indignada, pero al ver la cara de Sirius que le alzaba una ceja – bueno… esa no era mi intención. Juro que solo tenía curiosidad de saber por qué me apartaba – Stella se frustró al explicase, y se retiró el pelo de la cara – En serio, fue sin maldad, pero sí que es cierto que cuando comenzó a hablar y contar lo que había pasado, no pude retirarme – Sirius miró a Stella durante mucho tiempo sin hablar. El nerviosismo de Stella aumentaba a cada minuto de silencio - ¿Puedes decir algo?
-. Sé que me repito, pero ¿por qué? ¿por qué te quedaste escuchando? Me dejaste bastante claro tu opinión sobre mí, y lo que opinabas – y vio ante sus ojos como se desmoronaba en el sillón que estaba
-. Adoro a mis padres– dijo tras unos minutos, estaba recostada en sillón, y miraba al techo mientras hablaba – quiero que eso quede claro. Mi padre era un muggle encantador, que se tropezó con la magia, pero le fascinó este mundo. Mi madre era una bruja, pero era una legeremante natural y durante mucho tiempo fue para ella tanto una bendición como una maldición, por lo que a veces odiaba este mundo – Stella suspiró y cerró los ojos sin cambiar la postura – Mi tío Newt, es una fuerza de la naturaleza – y sonrió – su torpeza, su despiste… pero de alguna forma su personalidad te invita a seguirle, y mis padres lo hicieron. Gracias a mi tío, mis padres se conocieron y se casaron – Volvió a abrir los ojos, pero siguió mirando el techo, no quería ver a Sirius – Mis padres tuvieron a mis hermanos y a mí, yo soy la pequeña y mis hermanos son mucho más mayores que yo. La naturaleza de mi padre desinhibida, más abierta, extrovertida podríamos decir, chocaba a veces con la naturaleza cohibida, retraída e introvertida de mi madre. Y así es como se criaron todos mis hermanos. Mis tíos, cuando por fin se casaron, sólo tuvieron a mi primo. Mi primo y yo, prácticamente nos criamos juntos, teníamos la misma edad, y hacíamos todo juntos, éramos en realidad hermanos. Yo pasaba la mayoría del tiempo con mi primo y mis tíos. Mis padres, sobre todo cuando me tuvieron a mí, decidieron unir fuerzas, y dedicarse en la pastelería de mi padre, el lado muggle lo gestionaba papá y el lado mágico lo gestionaba mamá. – volvió a sonreír al recordar – Cuando mi primo se casó, no tuvo padrino de bodas, me tuvo a mí, fui su madrina de bodas. Él fue el primero en apoyarme para ser auror. También soy la madrina de Rolf, y yo soy su tía consentida – Cerró de nuevo los ojos y borró la sonrisa – Cuando mi primo y su mujer murieron, quise la custodia de Rolf. Por desgracia, mi trabajo y estar soltera no me lo permitieron. Peleé, hice hasta berrinches, gracias a Merlín la tía Tina vino y me dijo que ella y el tío Newt, pedirían la custodia. La tía entendía que el MACUSA, no quisiera darme la custodia por mi trabajo y por estar soltera, pero ellos tendrían a Rolf, y yo podría seguir siendo su tía. Mis padres habían fallecido hacía poco, pero el problema fue mis hermanos – suspiró cansada – ninguno movió un dedo por Rolf. Todos están casados y con hijos, e imagino que añadir un extraño, aunque fuera familia, no estaba en sus planes – Abrió los ojos y se incorporó para mirar a Sirius – Te cuento esto porque odio a mis hermanos por dejar a Rolf tirado, aunque al final saliera bien todo. Los odio, porque no se molestaron en pensar en una pobre criatura que había perdido todo de la noche a la mañana. Cuando leí tu expediente, y leí que dejaste a Harry para ir tras esa rata, te odié como a mis hermanos, por ir tras tu venganza en lugar de por el bien del niño, y eso me cejó. Al hablar con Remus y decir que esa ira fue impuesta por Dumbledore, me sentí horrible, te juzgué mal. Te medía con la misma vara que a mis hermanos y por eso lo siento muchísimo – suspiró – La tía Tina, me dice que mis hermanos son sólo así, que no puedo juzgarlos tan duramente – y Stella bufó en desacuerdo – que son el resultado de una crianza de dos personas muy enamoradas, pero muy desorganizadas
-. Puedo entender el punto de vista de tu tía – dijo Sirius, sorprendiendo a Stella
-. ¿Cómo lo puedes entender? Yo sigo sin comprenderlo, son mis hermanos, pero para mí son extraños – dijo Stella
-. Las familias son complicadas – dijo Sirius – Mis padres me criaron a mí y a mi hermano pequeño creyendo en la supremacía de la sangre, creyendo que los muggles deben ser erradicados, y los mestizos y los nacidos de muggles, deberían ser castigados por "robar" la magia a los verdaderos magos
-. Eso es horrible… - Stella iba a seguir hablando, pero Sirius levantó la mano para que le dejara hablar
-. Yo no seguía su filosofía, fui castigado de formas muy violentas, pero no me doblegué y al final mi querida madre me repudió de mi propia familia. Mi hermano, sin embargo, lo vio todo y siguió las costumbres de mis padres. Al final, se dio cuenta de lo mismo que yo mucho antes que él, y cambió de opinión. Por desgracia para él, acosta de su vida. – Sirius miró a Stella seriamente – Conoces a mis primas – Stella asintió – pero sólo conoces a dos, lo que no te han dicho es que hay una tercera. A mis primas les pasó lo mismo que a mi hermano y a mí. A Andy el no seguir la línea de la familia, le costó castigos y ser eliminada de la familia. A Cissi, le costó que la ¿secuestraran? ¿Engañaran? En un matrimonio falso, para no perder otro miembro de la familia y que esta se extinga. Pero lo que nadie te ha contado, es que mi querida prima Bella, la tercera hermana, es la que cumplió todos los estándares de la familia, y es la que se está pudriendo en Azkaban
Sirius suspiró para tranquilizarse, y miró a Stella que estaba asombrada
-. Te cuento esto, porque todas las familias tienen cadáveres en los armarios. Algunas familias, puede tener sólo un cadáver, otras familias pueden tener miles escondidos en los armarios. Eres parte de la familia, sí, pero tu familia no te define. Soy un Black, sí, pero no soy un asesino de muggles, ni partidario de Voldemort, y créeme cuando te digo que Andy y Cissi piensan lo mismo. Bella seguro que está encantada con esa definición
-. Ya veo. Soy una Kowalski, sí, pero yo no dejo tirados a personas que necesitan ayuda o miembros de mi familia – dijo Stella
-. Por ejemplo – dijo Sirius sonriendo – Y una vez más, siento haberte comparado de nuevo con mis hermanos
-. Lo mejor es hacer borrón y cuenta nueva – dijo Sirius
-. En ese caso – Stella se levantó, y le tendió la mano – Stella Jackson, auror, he solicitado el traslado aquí en Inglaterra, espero trabajar con usted, señor – Sirius se río, pero se levantó y aceptó la mano
-. Sirius Black, jefe de aurores. Pero llámame, Sirius, y será un placer tenerte abordo señorita Jackson
-. En ese caso, llámame, Stella
Tal y como avisaron los duendes, Harry y Ginny al día siguiente estaban como siempre. De hecho, la sensaciones de Harry eran como cuando se había librado de ese trozo de alma la primera vez. Es cierto que sólo había disfrutado de esa sensación poco tiempo, pero era como si le hubieran sacado de una piscina. Es la mejor metáfora que se le ocurría. Ya no tenía la cabeza embotada, y su cuerpo lo sentía ligero. Ginny, también notó esa liberación, pero como lo había achacado al vínculo, no pensaba que fuera por el trozo del alma de Voldemort, la verdad es que se sintió liberada cuando supo que ya no estaba.
El día había pasado con normalidad. Ejercicios por la mañana, las clases con Rolf y Luna, el almuerzo, y un par de clases más. Cuando todos se habían ido, Sirius regresó para cenar con ellos. Estuvieron los tres hablando y pasando un poco el rato, hasta que llegara las ocho y que Sirius fuera a por Gringotts IV
-. Por aquí, señor Gringotts – dijo Sirius llevando al duende a la habitación que tenían habilitada como aula
-. Buenas noches – dijo Gringotts al ver a sus estudiantes
-. Buenas noches – respondieron Harry y Ginny
-. Si no le molesta – comentó Sirius – me quedaré con ustedes en el aula, aprovecharé para hacer papeleo, pero de esa forma no estaré solo en el despacho
-. No tengo ningún problema señor Black – comentó Gringotts. Esperó a que Sirius, se sentara en uno de los pupitres más alejados, sacando todos sus documentos y cuando vio que se había acomodado, miró a Ginny y Harry – Bueno, seré sincero con vosotros, la lengua de los duendes no se parece mucho a las lenguas de los humanos. Tenemos muchos fonemas que no existen en ninguna lengua humana, pero no os preocupéis – dijo al ver la cara de los dos estudiantes – siempre hay formas de hacer "trampas" o de usar "comodines" o de sortear esos problemas.
-. Menos mal – dijo Harry
-. Sí, no lo hubiese expresado mejor – dijo Gringotts, sonriendo como lo hacen los duendes, dando escalofríos – Empecemos con el alfabeto. Para que os hagáis una idea, el alfabeto inglés tiene 26 letras, el español tiene 27 letras, el alemán tiene 30 letras y el francés tiene 42 letras. Os pongo como ejemplo lenguas europeas porque son más sencillas que las asiáticas o las africanas. El alfabeto duende tiene 98 letras – y vio como los ojos de Harry, Ginny incluso los de Sirius se habrían de par en par – Esta semana y la que viene, estaremos exclusivamente con el alfabeto. Pues vamos a por ello
