LA CRUDA REALIDAD, EL DEBER DE LOS CABALLEROS

Habían pasado ya días desde el altercado en el centro de la zona poblada, pese a la destrucción ocurrida la ciudad regreso a la normalidad como si aquella explosión jamás hubiese ocurrido. Aunque las vidas cotidianas de la mayoría transcurriesen con normalidad, para cierta persona… era todo lo contrario; parado en alguna calle concurrida de la ciudad en plena lluvia, se encontraba aquel castaño con la mirada puesta en el cristal de alguna tienda de peluches.

Todas las personas que pasaban por la avenida hacían todo el esfuerzo por no mirarlo a los ojos, incluso los dueños de la tienda pensaban pedirle que se retirase del lugar amablemente pero… el valor se les esfumaba con tan solo apreciar aquel gesto vacío y apático. Ese hombre llevaba ya un buen tiempo parado frente a esos peluches con la mirada puesta en aquel conejo en especial, pudo seguir así de no ser por la presencia de aquella mujer que había llegado al lugar recientemente.

Sintiendo como la torrencial lluvia del lugar ya no le golpeaba el rostro, Seiya ladeo levemente la mirada encontrándose con aquella peli plata quien lo cubría con su paraguas -volvamos a casa… Seiya- tomándolo por el brazo, Reine se retiró con lentitud del lugar junto a su compañero quien parecía no tener problemas con que esa mujer lo guiase.

Todos los presentes de la zona lo vieron; el cómo esa simple dama sin ningún tipo de arma o amenaza, logro que ese hombre que lucía peligroso se transformara en alguien tan dócil y manso como un cachorro frente a ella. Pero lejos de suspirar en alivio, lo hicieron en pena ¿Por qué? Por tener que lidiar con alguien tan depresivo como ese castaño aunque… con un clima como el que tenían seguramente… muchos terminarían como ese hombre solo que, no todos tendrían la suerte de contar con tan bella señora a su lado.

LOS SUBURBIOS

Como era de esperarse, todo el camino de vuelta a casa fue en silencio, después de todo no es como si Seiya tuviese alguna palabra que decir; pero claramente Reine sí que las tenía –si continuas así… solo te harás más daño- aun estando frente a frente sentados en la mesa, la mirada gacha del castaño dejaba mucho que desear –la muerte de ese peluche no fue tu culpa-

Levantando la cabeza levemente, fue que Reine aprecio con amargura el rostro cansado y agotado de ese hombre, a duras penas se podía ver que estaba consiente con aquellas enormes ojeras en sus ojos. De haberlo sabido a tiempo, no habría permitido que la salud de Seiya declinase hasta ese punto, eso explicaba porque la había estado evitando todo este tiempo –ese peluche… era lo único que mantenía cuerda a esa niña. Yoshino no perdió un juguete; perdió a un ser querido, quizás… el único que tenía; y todo por mi culpa-

Habiendo tocado ese tema, ambos adultos no evitaron ladear levemente la mirada hacia las escaleras; desde lo ocurrido en aquel día, algo dentro de esa niña se rompió algo… se quebró. Bien Seiya y Reine pudieron haberla dejado a su suerte o en custodia de la organización Fraxinus pero no, Seiya no tuvo el valor de hacer eso. En lugar de ello decidió traerla consigo e increíblemente Reine pareció convencida de que eso fue lo mejor, ella más que nadie sabía los métodos de Kotori y su organización así como también que no les importaría el estado mental de un espíritu si con ello podrían tenerla bajo control.

Conociendo a su antigua jefa, de seguro planearía cientos de formas con tal de que su querido hermano mayor enamorase a Yoshino a como dé lugar –con este, ya van 7 días que no sale de su habitación; una semana sin comer, sin beber, sin hablar… si no hacemos algo pronto ella…- no queriendo ni terminar su oración, Seiya se mordió la lengua intentando no pensar en ello pero, tal y como iba la situación, las cosas en su cabeza podrían volverse realidad con el pasar del tiempo.

-ella estará bien; recuerda que te tiene a ti y a mí- queriendo tranquilizar de alguna manera a Seiya, a esta no se le ocurrió mejor forma que sujetarlo por el hombro en un intento de brindarle alivio pese a la situación –quizás no seamos lo que ella quiere, pero… somos todo lo que tiene en este momento-

Aquel comentario tomo desprevenido al castaño, lo que solo le origino una mueca de burla –eso es lo que me preocupa- no quería reconocerlo pero, Seiya sabía perfectamente que alguien como él no tenía nada que ofrecer a una niña dolida, literalmente. Dado que nunca tuvo una figura paterna y mucho menos alguien que lo confortase en su niñez, pues este mismo creció sin aquel calor maternal.

Claramente tuvo la compañía de su Maestra Marin y consejos muy importantes por parte de Aioria pero todos ellos estaban relacionados con la realidad en la que creció, guerras y batallas. Se le era casi imposible imaginar el poder decirle algo a esa pequeña con respecto al dolor por el cual estaba pasando, aunque por suerte, no estaría solo en aquella cruzada –ahora que lo mencionas, me preocupa tu estado de salud actual. Si no te conociera y ese es el caso, diría que no has tenido un chequeo médico desde la otra vez que me desobedeciste-

Dando en la diana, Seiya rio para sí mismo no sin antes sentir como Reine lo arrastraba hacia el sótano donde se suponía estaba todo el equipo médico de su acompañante –Ya eres un adulto así que espero no grites mientras te lo hago, no queremos alertar a Yoshino en el proceso con esos sonidos- tales palabras solo consiguieron provocar un poco de nervios al castaño… convivir con esa mujer, de verdad que sacaba facetas extrañas de él.

AL DÍA SIGUIENTE/MADRUGADA 4:00 A.M

Dormida y sin ninguna señal de despertar al menos por unas buenas horas debido al insomnio y la fatiga que su cuerpo experimentaba, se encontraba Yoshino quien parecía no querer abrir los ojos por nada del mundo, mas sin embargo un fuerte jaloneo en su cuerpo la obligo a volver en sí; pese a estar con la vista cansada y borrosa, fue su olfato lo que le dio un indicio de donde podía estar.

-esta… salado- apenas si murmuro esas palabras, el oído de la pequeña capto el extraño sonido de olas en la costa. Parpadeando un par de veces más, fue que sus ojos le brindaron la imagen completa del gran océano y como poco a poco se alejaba más y más de la costa para adentrarse en las aguas de altamar.

-¿ya despertaste?- mirando a su lado, Yoshino dio con la figura de aquella mujer quien siempre acompañaba al castaño –Si buscas a Seiya, se encuentra por allá- indicándole en dirección de la proa, fue que Yoshino dio con la imagen de ese hombre quien al parecer trabajaba junto a otros tipos en lo que respecta a la ruta del barco… ¿barco?

Tardando un par de segundos en entender su situación, y antes de que hiciese una locura como hundir el navío por error; Reine actuó en son de tranquilizar a la pequeña entregándole una hogaza de pan –no te alarmes, nadie en este barco tiene idea de quién eres- aceptando con un poco de dudas las palabras de esa mujer, fue que Yoshino se dio cuenta al ver como varios marineros pasaban por su costado saludándola como si fuese solo una simple niña.

-iré al grano pequeña, por motivos de mi trabajo nos encontramos en esta situación. No podía dejar a Seiya solo y él no quería dejarte sola por lo que nos vimos en la obligación de zarpar todos juntos, espero entiendas las circunstancias… estaremos fuera de casa un tiempo- tratando de explicarle lo más sencillo posible sobre lo sucedido, Reine esperaba que Yoshino aceptase sus palabras y no hiciese nada peligroso… afortunadamente así sucedió.

-¿adónde vamos?- como si aceptase las palabras de esta, Yoshino dirigió su mirada hacia el horizonte con desinterés, no le importaba en lo absoluto el destino fijo de ese barco, ya sea que la abandonasen o la llevasen con ellos, para ella todo eso se le era indiferente en esos momentos; y eso, Reine lo podía ver perfectamente.

-eso depende ¿te gusta la nieve?- Para mal o para bien, Reine esperaba que ese viaje ayudase a Yoshino en algo, todavía no podía creer que Seiya la convenciese para venir todos juntos cuando en realidad solo ella debía zarpar, pero bueno, ya habría tiempo para pensar en eso.

1 SEMANA DESPUÉS

Después de aquello, el viaje siguió con normalidad donde Seiya se desempeñaba en el trabajo duro junto a los otros marineros como pago por dejarlos a bordar a él y a las chicas, Reine revisaba documentos y libros con respecto al trabajo que tendría que realizar una vez llegado a tierra firme junto a Yoshino quien al ya no contar con una habitación donde encerrarse, se la pasaba junto a la peli plata acompañándola o bien perdida en el horizonte del inmenso mar a sus anchas.

Así pasaron varios días donde al final tocaron puerto con un clima… no muy agradable que digamos -¡Ah desembarcar!- con la orden del capitán dada, todo mundo abandono la nave solo para salir a un clima totalmente hostil siendo el gélido frio el que les dio la bienvenida.

-(Me pregunto si… Hyoga…)- teniendo la fe en que él no fue el único quien llego a ese mundo, Seiya trato de percibir algún cosmos en los alrededores pero sus ilusiones se vinieron abajo cuando Reine empezaba a cubrirlo con diferentes suéteres.

-No me importa si ambos pueden resistir el cero absoluto, pero mientras estén bajo mi cuidado se protegerán como es debido- No haciendo nada en contra de las acciones de su compañera; Seiya regreso a la realidad al ver como Reine hacia lo mismo con Yoshino; tal escena le trajo viejos recuerdos, de los que cuando Mioh también hacia lo mismo con los niños del orfanato

-No hay nada- tal y como comento Yoshino, no había rastro alguno de algún pueblo por las cercanías y mucho menos algún atiz de vida en todo ese paramo de nieve; lo único resaltante era el muelle que parecía ser la única estructura de ese lugar abandonado además de aquellos almacenes abandonados a la distancia.

-este puerto solo se utiliza como un punto fijo para repartir suministros a los diferentes pueblos que yacen en las montañas, la única manera de movilizarse es a través de trineos- llamando la atención del trio en frente, un hombre con edad avanzada se presentó frente a todos –mucho gusto, soy el guía-

Tal y como se mencionó, los caminos a recorrer por las montañas solo eran posible gracias a los perros de trineo, tardaron alrededor de un par de horas antes de notar la existencia de algún pueblo siendo ese su destino –Bienvenidos al rincón más frio de Alaska, el pueblo de Nome- dándoles la bienvenida, el viejo guía solo suspiro en el proceso pese al entusiasmo al presentar a su tierra natal; y la razón no era más que el deplorable estado en el que se encontraba la gente del lugar.

Niños y adultos enfermos por igual aunque siendo los menores los más afectados, uno diría que solo se trataría de una simple gripe que había surgido por los cambios bruscos de temperatura pero ese pensamiento se extinguía cuando veías a un padre destrozado cargando en hombros el ataúd de su hijo –ya es el octavo en este mes- con ese leve comentario del señor, Seiya comprendió mejor la crítica situación del lugar, de seguir a ese paso… todos…

-llegamos- frenando a puertas de una vieja casa, el viejo hombre parecía temeroso por cómo estos reaccionarían frente a lo poco que podía ofrecer el pueblo.

-denme unos días, es todo lo que pido- entrando adentro, Seiya miro disimuladamente como aquel hombre se arrodillaba frente a Reine como si depositase todas sus esperanzas en ella.

Ya adentro, nadie dijo nada con respecto a la situación en la que se encontraban hasta que fue la propia Yoshino la que decidió romper el silencio –aquel niño…- recordando a ese pequeño siendo cargado por su padre; Seiya y Reine solo tragaron duro por lo que esta preguntaría –ese niño… ¿Por qué no habría los ojos?- pese a mantener su semblante apagado y sin brillo, la curiosidad de Yoshino salió a la luz con una pregunta que tomo por desprevenidos a ambos adultos.

Hasta que uno de ellos decidió tomar la responsabilidad –estaba durmiendo- guardando silencio ante esa declaración, Reine parpadeo queriendo entender lo que Seiya estaba haciendo –es normal que cualquier padre cargue a un hijo cansado ¿no te parece?- enfatizando su mejor sonrisa para la pequeña, Reine vio como las palabras del castaño disuadieron la curiosidad de la pequeña quien solo se retiró.

Quién sabe cómo reaccionaría esta en caso se deprimiese más –sigo sin creer que… que esa pequeña gema que ella conserva…- dirigiendo su completa atención hacia el castaño –…sea capaz de controlar su poder- Reine parecía estar entre la duda y el miedo por el riesgo que conllevaba el traer a Yoshino con ellos, un solo llanto y todo el pueblo podría terminar bajo el hielo.

-tienes el beneficio de la duda; y lo comprendo, traerla solo representaría un riesgo no solo para nosotros sino para toda esta gente. Pero créeme cuanto te digo, que sus poderes están completamente sellados- enseñándole la respectiva gema dorada que contenía su armadura dorada, Seiya se la entrego –sucedió justo en el momento de aquella explosión, todo el poder que desprendió de golpe fue absorbido por la armadura de Pegaso, desde ese momento no he podido descubrir la razón de todo ello, ahora la armadura ni siquiera responde mi voluntad-

Con todo lo dicho, Reine apretó la gema entre sus manos con la impotencia de estar estancada al igual que Seiya –por lo que me dices, suena a que la armadura de Pegaso este invernando- percatándose de la preocupación de su compañero, esta decidió cerrar el tema –¿Sabes? podría darme a la fuga y volver a mi antigua organización con esto que me acabas de entregar- saliendo a relucir su expresión de todos los días.

Reine esperaba que le arrebatasen esa gema de sus manos o por lo menos un gesto de desconfianza por parte de ese hombre, aunque el resultado no fue lo que esperaba –eso es imposible- Riendo levemente para sí mismo, Seiya negó con la cabeza en son de burla.

Por supuesto, olvide que ustedes los caballeros dorados pueden moverse a la velocidad de la luz; siendo así, podrías cogerme en cualquier momento y yo no podría hacer nada para impedirlo- Pese a ello, Seiya solo levanto una de sus cejas con sarcasmo

-de donde vengo; conocí todo tipo de personas y he visto un poco de cada quien, comparada con ellos… tu dejaste una vida de lujos y comodidades, tu trabajo, le diste la espalda a un futuro primoroso por alguien a quien a duras penas conoces…creo que puedo confiar en alguien así- caminando aun lado de esta, Seiya le dio una palmada en la espalda como gesto de ánimo antes de retirarse rumbo al pueblo.

Con un bufido, Reine se sentó en una de las pocas sillas de madera de la casa mirando con detenimiento el arma de destrucción masiva que colgaba en su mano –ni siquiera se molestó en pedírmela de regreso… tonto-

Con Seiya, este se encontraba fuera de la casa admiranda el gélido paisaje a sus anchas, con todo lo ocurrido hasta ahora, este quiso sumergirse por un momento en el pasado; en sus años cuando aún era un caballero de bronce novato donde rara vez visitaba a su compañero de armas, Hyoga.

Ahora que lo pensaba ¿Cómo estaría el viejo santo del Cisne? ¿Seguiría vivo? Por supuesto que sí, su generación había demostrado ser que eran un duro hueso de roer hasta con el más fuerte rival, lamentablemente… esas heridas causadas en su cuerpo por Marte; el Dios de la Guerra, eran un claro recordatorio de su mortalidad, de que no eran invencibles y que hasta el más fuerte de ellos, podría morir en cualquier momento.

Como si su cabeza estuviese hundida en la preocupación de su estado, Seiya parpadeo un par de veces antes de darse cuenta de la pequeña compañía a su lado –¿Yoshino?- mirando en dirección a donde esta tenia puesta su mirada, y así el castaño descubrió el "Porque" esta había salido a fuera.

Sin que dijera nada, Seiya logro ver en el rostro de la pequeña un gesto muy diferente al triste y deprimente de hace días… "Confusión" una confusión rozando casi la conversión en algo "Sublime" por la maravillosa vista que el mundo le ofrecía de entre sus blancas montañas y el vasto valle que se esparcía hacia el horizonte. No lo sabría expresar, pero aquella sensación Seiya la interpretaba como el sentimiento de estar frente a algo "Nuevo" "Desconocido" pero a pesar de intentarlo, este no lograba entenderla en lo absoluto, seguramente porque ambos venían de mundos opuestos.

Aunque la respuesta se le fue dada cuando de entre los arbustos salto un pequeño conejo tan blanco como la nieve lo que de alguna manera lo obligo a bajar la cabeza con vergüenza.

Pero ese no iba a ser una excusa para deprimirse así como así –voy hacia el pueblo ¿me acompañas?- tratando de sonar amigable frente a la niña, fue la pequeña explosión a sus espaldas lo que motivo a Yoshino a considerar la idea del castaño dado que la casa misma estaba de humareda por lo que encerrarse en su cuarto a llorar no era una opción.

Sin decir ni una palabra, Yoshino empezó a caminar por delante de Seiya mientras este miraba en dirección a la cabaña notando que Reine no querría que la molestasen al menos hasta que lograse instalar su equipo.

CALLES/PUEBLO

Pese a que el pueblo no era relativamente grande, para Yoshino fue casi como perderse nuevamente en la gran ciudad siendo Seiya su guía quien le agarraba de la mano para no extraviarla. Pasaron unos buenos minutos en los que ambos caminaron por los alrededores hasta que finalmente llegaron al centro del pequeño poblado, y lo único que ambos compartían era un rostro deprimente.

¿Quién hubiera pensado que aquella enfermedad hubiese afectado de esa manera a esa comunidad? Negocios cerrados, casas en deterioro y casi ninguna alma rondando por los alrededores, un poco más y Seiya pensaba que se encontraba en algún lugar Inhóspito alejado y olvidado por la mano de Dios.

Lo único resaltante en todo ese lugar aparte de la nieve, era ver aquella singular estatua de un perro de trineo –a juzgar por su deterioro, paso mucho tiempo desde que alguien la limpio- con solo ver el óxido en el desgaste del metal, era fácil deducir que aquella estatua era de una época antaño a la que se encontraba, ni siquiera era posible leer la inscripción en el grabado ya desgastado por el frio –debió… ser un lobo muy importante como para que le rindieran tal tributo-

-¡no es un lobo, es un perro!- siendo el primer sonido que escuchaba desde que entro al pueblo, Seiya dirigió rápidamente la vista en busca del dueño de esa voz no encontrando nada más que solo a un par de niños escondidos detrás de un gran montículo de nieve; quienes pensando que no los habían descubierto, se atrevieron a arrojar una bola de nieve hacia el desconocido.

Creyendo haberse salido con la suya, ambos menores se asomaron para ver la reacción de aquel adulto aunque lo único que encontraron fue a esa niña mirándolos con un semblante apagado cosa que los extraño –de hecho…- asustándolos sin querer, ambos niños saltaron de pánico al ver directamente a ese hombre ¿En qué momento se les había colado atrás? -…quien se encargó de hacer la estatua, se aseguró de mesclar los rasgos tanto de perro como lobo, basta con verlo un poco más de cerca-

Queriendo dar una buena impresión hacia el par de menores, Seiya no espero que uno de ellos saliera corriendo dejando a su amigo atrás quien solo cerro los ojos mientras tragaba duro por saber cómo terminaría la anécdota. Solo que en este caso, no hubo dolor de por medio –Ese amigo tuyo sí que tiene buen cardio- basto con abrir los ojos para ver como ese adulto en lugar de reprenderlo o golpearlo por su travesura, se le quedo viendo a la distancia a su amigo que había salido del lugar.

-Aunque… supongo que lo asuste- encaminándose a salir del pueblo junto a Yoshino, el castaño freno en seco al mirar de reojo al niño a sus espaldas notando de inmediato la situación del menor. Ropa vieja y sucia, indicios de desnutrición y claramente una palidez producto de una baja hemoglobina –dime pequeño ¿te apetecería cenar con nosotros?- no pensando en las consecuencias de sus actos, Seiya no tuvo reparos en invitarlo a pesar del considerable regaño que se llevaría por parte de Reine por estar invitando cuando apenas si tenían para ellos mismos.

HORAS DESPUES

Cabe decir que después de la conmoción sufrida minutos atrás, aquel pequeño niño se encontraba junto a aquel par de desconocidos regresando luego de une pequeña "cacería" donde aquel castaño los llevo; si bien al principio no le tomo confianza en lo absoluto, el acompañarlos resulto más beneficioso que perjudicial al tener en sus manos un par de liebres mientras que… ese tipo cargaba un alce como si nada.

-no te lo quería decir en plena caza pero…- saliendo de sus interrogantes, aquel joven le llamo la atención que aquel adulto tuviera tanta confianza con él -…no parece ser la primera vez que haces esto ¿vienes a menudo?- si bien Seiya no esperaba que el muchacho le respondiera, tampoco esperaba que Yoshino voltease su rostro como si mostrase interés en la respuesta del joven.

-la verdad es que…- no terminando sus palabras, fue el pequeño sonido de los alrededores lo que de inmediato los alerto al tener una leve idea de lo que posiblemente los estaría acechando -…lobos- temblando por tan solo mencionarlos, Seiya se percató del miedo del pequeño hacia esos predadores.

-no te preocupes, el sol aún no se ha escondido por completo y el pueblo está cerca, no nos los toparemos- siendo la voz de la calma, el joven trago en seco mientras su vista se posaba en aquella pequeña encontrando un rostro apagado casi como si no le importara encontrarse con una manada de esos carnívoros ¿Tanta fe le tenía a su "Padre"?

EN LA CABAÑA

Un rostro cansado, de reclamo y la exigencia de una explicación por parte de Reine no se hicieron esperar al ver como Seiya había traído consigo a un niño del pueblo –¿Y bien? Estoy esperando tu excusa- demostrando una seriedad que pocas veces mostraba, Seiya empezó a ponerse nervioso sabiendo de ante mano que cuando la peli plata estaba mal humorada lo mejor era no llevarle la contraria.

-Bueno, lo que sucedió en sí fue que…- antes de que continuase en una explicación en vano, el ruido del estómago de ambos menores llamo la atención de los 2 únicos adultos que se les quedaron viendo en silencio.

Al parecer las explicaciones estaban de sobra; y el suspiro de Reine parecía dar a entender eso –Si es por esta vez no tengo problemas…- pareciendo que todo estaría bien, ambos niños entraron bajo el techo seguidos por Seiya quien antes de dar un paso dentro de la cabaña, fue detenido por su amiga quien lo sujeto del hombro con dureza –…tu y yo; a nuestra habitación… Ahora- esto último lo dijo pegando sus labios lo más cerca de la oreja de Seiya para que solo este pudiese escucharla.

Algún par de horas después, Seiya salía del tercer y último cuarto de al fondo un tanto lloroso y desarreglado por como este se tapaba los ojos con su antebrazo dirigiéndose hacia la pileta de agua sin decir una sola palabra mientras evitaba que los niños mirasen aquellas extrañas marcas rojizas en su cuello, seguido de una Reine totalmente relajada con una expresión satisfecha siendo aquella sonrisa boba la más notaria en su rostro junto a su desordenado cabello –Oye, algo malo parece pasarle a tus padres, están todos rojos y sudorosos- creyendo que serían los síntomas de una fiebre violenta, aquel pequeño que acompañaba a Yoshino se limitó a mirar el raro comportamiento de aquel par de viejos.

-¿Padres?…- no pensándolo 2 veces antes de hablar, la peli azul parecía estar reflexionando en el significado de esas palabras mientras el otro menor a su costado no sabía cómo interpretar el estado de aquella niña, era como verla en un trance o ver alguna TV sin señal.

-Eh… ¿si? me refiero… ¿Acaso ellos no…?- antes de poder continuar, ambos infantes miraron como la mujer mayor paso a sentarse al otro lado de la mesa, solo que con la gran diferencia de que ahora en lugar de una expresión cansada y ojerosa, mostraba una más tranquila y relajada… ojerosa, pero relajada.

-Y bien ¿Qué es lo que tenemos aquí?- apoyando su mentón sobre uno de sus brazos, Reine parpadeo un par de veces antes de comprender el asunto como tal –dime pequeño ¿Cuántos días llevas ya con los síntomas?- el ambiente antes tranquilo y confortable paso a ser uno parecido al de un interrogatorio; uno silencioso y frio donde el menor entendió que debía actuar ahora y no cuando todos durmiesen.

Quebrando con una piedra el foco y lanzando una especie de bomba de hollín en el lugar todo al mismo tiempo, es que el chiquillo logro escapar por la ventana a gran velocidad perdiéndose en la oscuridad de la noche. Yoshino quien no esperaba algo como eso, solo llego a taparse el rostro cerrando fuertemente los ojos en un intento de defenderse al ya no poder contar con sus poderes pero el daño nunca llego.

-tranquila, ya estamos a salvo- abriendo los ojos lentamente, Yoshino miro con timidez como 2 cuerpos más grandes y tibios habían envuelto el suyo otorgándole un calor que ella desconocía por completo. Para cuando todo termino, se podía apreciar como Seiya cargaba a ambas mujeres siendo Reine la que estaba entre sus brazos mientras Yoshino reposaba en el vientre y pecho de esta –Seiya y yo no vamos a permitir que nada malo te pase- hablando en un tono sumiso casi rozando lo maternal, Reine atrajo el cuerpo de la pequeña contra el suyo como si le otorgase protección mientras que Seiya solo apreciaba el momento entre ambas mujeres.

Pero todo lo bueno tenía su final –Reine… el muchacho...- cabizbajo por lo sucedido y siendo él responsable por lo ocurrido, Seiya dudo un poco en continuar, pero el suspiro de su compañera lo relajo de cierta manera.

-no te preocupes, estoy segura que en su situación tanto tu como yo habríamos hecho lo mismo, aunque con la enfermedad… no llegara muy lejos- mirando aquel liquido rojo impregnado en la nieve, ambos adultos supusieron lo peor, sobre todo Reine quien ya tenía un pronóstico sobre la situación precaria de aquel muchacho.

PUEBLO/BARRIOS BAJOS

Corriendo a toda prisa por uno de los tantos callejones de la zona, aquel muchacho freno en seco al pensar que había recorrido la suficiente distancia como para perder a sus seguidores, el solo ver su botín le hizo formar una sonrisa por ver que no pasaría hambre al menos durante unos días, pero esa felicidad se vio interrumpida por una severa tos que surgió de la nada, cualquiera diría que eso no sería un gran problema pero si se viera más de cerca, las manchas de sangre fresca en sus guantes daban a entender que sus pulmones le estaban pasando factura por todo el camino recorrido en una noche tan gélida como esa.

-los fármacos que tome, están perdiendo su efecto más rápido de lo que pensé- tratando de recuperar el aliento al apoyarse con una pared, fue que sintió un gélido presentimiento recorrer su columna; y no era para menos, pues al voltear lentamente sus ojos dieron con la sorpresa de aquel castaño que dejo minutos atrás al otro lado del pueblo.

-Por fin te encuentro- con solo decir eso, el menor intento tomar nuevamente carrera, pero el ardor en su espalda y pulmones se lo impidieron haciendo que este cayese torpemente en la nieve.

-(¿Por qué ahora? Solo por esta vez, ignora el dolor)- tratando de darse ánimos así mismo para salir de ese apuro, fue que el pequeño niño se levantó en un intento de correr; lamentablemente la figura de otra adulta acompañada de su niña le interrumpió el paso. Con sus opciones disminuidas, el menor pensaba a full sobre alguna ruta para escapar de ahí pero de un momento a otro cayo inconsciente.

Claramente a la vista de todos esa situación podrían malinterpretarla pero sorprendentemente nadie hacia nada, las pocas personas que miraban lo sucedido hicieron la vista gorda –Seiya- con solo pronunciar su nombre, el castaño miro a un costado ante la advertencia de Reine encontrando a un puñado de niños temblorosos siendo el del medio el único que portaba un cuchillo dirigido hacia él.

-su… suéltenlo- se notaba que había requerido de toda su determinación para decir eso, sin embargo la acción de aquel adulto los dejo perplejos dado que este se les acerco lentamente con el cuerpo de su compañero en brazos.

-escuchen; tienen que confiar en mí, la vida de su amigo podría correr un grave peligro- pese al gesto serio, el puñado de niños quedo inmóviles por cómo se les dirigía. Era la primera vez desde hace mucho que un adulto del pueblo les hablaba sin empezar a insultarlos de por medio, y como tal no sabían cómo reaccionar.

Felizmente Reine llego para ayudar un poco –necesito que me digan si hay más niños en su misma condición, si los hay les pido que nos lleven adonde están- expresando la misma preocupación que la de Seiya, ambos adultos demostraron no tener malas intenciones y sumado a la inocencia de los pequeñines, estos aceptaron guiarlos adonde todos se refugiaban.

Para empezar, una vez que llegaron ni Reine y ni Seiya se mostraron sorprendidos por las condiciones en las que todos esos niños Vivian; una enorme casa que a simple vista parecía abandonada e incluso daba la sensación de caerse en cualquier momento, la misma Yoshino parecía mostrarse natural frente a lo que veía lo que daba a entender que en su pasado ya había pasado por ciertas circunstancias parecidas lo que de alguna manera preocupo únicamente a Seiya.

Una vez dentro, la única que mantuvo su semblante serio fue Reine caso contrario a Seiya quien expreso tristeza y pena por lo que veía; mientras que con Yoshino, esta se mantuvo quieta tratando de asimilar las nuevas emociones que sentía, toda su vida había estado casi sola por lo que ver el dolor y sufrimiento de los demás en su versión más cruda era algo nuevo y perturbador para ella, si no tuviera aquella extraña gema en su cuello que Seiya le dio, hace mucho que ya habría perdido el control sobre sus emociones y por ende habría enterrado el pueblo bajo un hielo eterno por accidente.

Sin embargo, fue el agarre de aquella mano lo que de alguna manera la saco de ese trance siendo la peli plata la que la sujetaba con fuerza por su hombro –tenemos que ayudarlos- a partir de ahí si bien fue difícil ganarse la confianza de todos los niños huérfanos del lugar, una vez que les mostraron comida caliente, la desconfianza desapareció.

Claro que había algunos pequeños que se mostraban alertas ante cualquier intento de ese par de adultos, no por nada la calle les había enseñado que confiar en cualquiera podría ser fatal, pero el hambre era más fuerte. Una vez Reine reviso a cada niño y niña del lugar, llego a la conclusión de que llevarlos a su cabaña sería imposible, la cantidad de niños excedía su capacidad y además de que llevarlos en tales condiciones solo empeoraría la salud de aquellos que demostraban síntomas de la enfermedad muy avanzados.

Felizmente Reine tenía a Seiya a su lado siendo este el que se encargó del trabajo pesado al transportar su equipo desde la cabaña hasta donde se encontraban evitando así el tener que movilizar a los niños y empeorar la situación, solo Yoshino se mantenía al margen permaneciendo sentada en una esquina del lugar con la mirada gacha mientras que ambos adultos atendían a todos los infantes del lugar.

Pese a la situación y la crisis con la que tenían que lidiar, Yoshino miraba atentamente como aquel dúo con el que había estado conviviendo los últimos días hacían todo lo posible para apaciguar y tranquilizar a esos niños ¿No sentían miedo? ¿De dónde sacaban ese valor para actuar sin romperse? Como niña sentía admiración hacia esos adultos, si su fiel amigo Yoshinon aun estuviese con ella de seguro le diría que hacer.

Mas esos pensamientos fueron interrumpidos por los quejidos de una niña a unos pasos de ella, demostrando tener la garganta bastante severa por como en lugar de expulsar flema, tosía sangre. Esta acción fue vista por Seiya y Reine quienes a punto de intervenir, miraron un tanto sorprendidos como Yoshino ayudaba a la pequeña limpiando la sangre de la comisura de sus labios con una de sus mangas –sé que no ayudara mucho, pero ayudara a soportar el dolor en tu espalda- ofreciéndole agua caliente, aquella niña le tomó la palabra al aceptar el vaso mientras tomaba aquel liquido lentamente.

Agradeciendo la ayuda de la peli azul, Yoshino no supo cómo interpretar aquel nuevo sentimiento; apenas si pudo corresponderlo con un leve asentimiento de su cabeza –Yoshino- levantando su rostro hacia su costado, la mencionada vio como ese castaño le entregaba algunas mantas mientras el cargaba un Botiquín –¿me ayudarías a atender a los que faltan?- incitándola a actuar, Yoshino parpadeo un poco antes de asentir con su cabeza.

Pasaron los minutos y el trio había atendido a todos, a la vista de Yoshino parecía que habían cumplido su objetivo al mirar como ya no habían llantos ni quejidos de dolor, de alguna manera eso le provoco formar una diminuta sonrisa al contemplar como sus acciones habían ayudado de una u otra forma, lamentablemente esa sonrisa fue borrada cuando dirigió su mirada hacia las escaleras del piso superior donde yacían Reine y Seiya quienes contrario a ella, este par demostraban estar alterados

-A que te refieres con que no llegara a tiempo- pese a que los que lo conocían como alguien optimista no importa que tan duro sea la situación, el Seiya de ahí solo desprendía pánico por como la situación había cambiado para peor.

Lo mismo se podría decir de Reine, quien contraria a su habitual expresión cansada, ahora solo expresaba frustración -el compuesto que requiere la vacuna no llegara hasta pasado mañana al medio día; no importa que ruta utilicen, la tormenta de nieve bloquea todos los caminos y entradas hasta aquí- rechinando los dientes, ambos adultos presentes solo se limitaron a guardar silencio para no alertar a los más jóvenes de abajo.

-Reine, estos niños no aguantaran hasta mañana… apenas si pueden respirar- los había revisado a todos, y Seiya estaba seguro que esos pequeños habían luchado con todas sus fuerzas para no sucumbir ante la enfermedad… hasta ahora. No quería ni pensar en aquellos que no pudieron continuar, aunque el solo pensar en la puerta del sótano lo abatió en instantes, con solo oler el aroma putrefacto que desprendía era evidente… cadáveres; carne en descomposición, seguramente de aquellos niños que no lo lograron.

Y fue ahí donde por primera vez, Seiya contemplo la imagen de una mujer a punto de quebrarse; literalmente había visto casi de todo a lo largo de su carrera como Santo de oro, pero nunca había visto a nadie en esas condiciones, siempre le dijeron que mantuviera la esperanza sin importar la dura prueba frente a él; no, mentiría si no dijera que el también sucumbió ante la desesperación, sin embargo… eso se debió gracias a la ayuda de sus amigos que al igual que él, nunca perdían la fe, ese había sido el combustible y su motor que los había llevado a innumerables victorias en el pasado.

Pero ahora, todo era distinto, ya no se trataba de pelear contra oponentes fuertes y salvar el mundo, su misión ahora era salvar las vidas de esos jóvenes sin importar el costo –bien, entonces yo lo hare- dando media vuelta, Seiya prosiguió a retirarse del lugar pero el agarre en su brazo lo detuvo –suéltame- pese a la delicadeza con la que lo dijo, se notaba la seriedad y dureza en Seiya.

La responsable no fue otra más que Reine –No hasta que me digas que es lo que harás- ejerciendo más fuerza en su agarre, Seiya comprendió que no lo dejaría salir hasta que le dijera algo convincente o simplemente le cortase el brazo –te lo volveré a preguntar ¿Qué planeabas hacer?-

Limitándose a solo verla por el rabillo del ojo, Seiya creyó encontrar enojo o algún gesto de disconformidad por sus acciones pero, en su lugar encontró intranquilidad y recelo; una mirada que le trajo recuerdos tanto felices como tristes. Sin embargo, no tenía tiempo para pensar en el pasado -¿Qué no es obvio? Iré a por la medicina- solo esas palabras bastaron para que un sonido en seco reinase en la habitación para posteriormente dar paso al silencio.

Al final de todo, Seiya yacía con la mejilla roja mirando a otro lado mientras la mano de Reine temblaba como si hubiese golpeado algo más duro que el concreto… aquella bofetada lo habían sentido ambos por igual, la tención del lugar era tan fina que hasta un cuchillo oxidado podría cortarla –deja de actuar como si fueras invencible ¿o es que acaso tengo que recordarte la condiciones en las que te encuentras?- metiendo su mano por debajo de la camisa de Seiya, este libero un gemido áspero por como solo el rose de los dedos de Reine le había provocado tanto dolor –estoy harta de repetírtelo; estoy cansada de siempre ver como antepones a otros antes que a ti ¿crees que me gusta ver cómo te rompes los huesos? ¿Acaso pensaste que soy yo la que tiene que ver cómo te desangras y hierves en fiebre todas las noches?… ¿lo pensaste? No, por supuesto que no-

Desviando su mirada levemente hacia otro lado, la actitud de la mujer mostraba irritación y enojo, pero fue justo la voz del castaño lo que la devolvió en sí –tienes razón- esas simples palabras, provocaron que la cansada mujer recuperase cierta tranquilidad, mas eso duraría poco –fui egoísta; y deje que cargaras con esa carga tu sola, lamento… haberte hecho pasar por todo ello sin embargo, solo yo tengo el derecho de imponer hasta donde llegan mis límites. Ya sea en este mundo o en cualquier otro eso… es lo que significa ser humano-

Esta vez, fue el turno de Seiya en levantar su brazo y tocar el pecho izquierdo de Reine, justo a la altura donde se encontraba su corazón –pero por favor confía en mí, como yo confió en ti… somos todo lo que tienen- claramente lo que a continuación se daría, sería un fuerte punta pie por parte de Reine hacia Seiya al ver como este había tenido la entera libertad de tocarla en una parte íntima y Kotori podría dar fe de ello.

Aunque eso jamás sucedió; imitando el actuar del castaño, la ojerosa mujer poso la palma de su mano en el pecho del castaño donde se ubicaba el corazón pero a diferencia de su compañero que la miraba de frente, ella tenía la mirada gacha sabiendo que hiciese lo que hiciese no detendria a ese hombre -no quiero… volverte a ver postrado en una cama ¿entendiste?- frente aquella respuesta, el semblante de Seiya se volvió uno más comprensible y relajado; se sentía como un niño pidiendo permiso para ir a explorar al bosque –es una promesa-

Viéndolo salir del edificio sin hacer el menor ruido, Reine solo podía observar por la ventana a la lejanía la dirección por la cual su compañero se iba a toda marcha no sin antes dedicarle una de sus mejores sonrisas; una similar a la que se le dedicaba a Athena antes de partir hacia una nueva aventura junto a sus amigos pero a la vez, una completamente diferente pues al parecer… esta era exclusiva solo de ella.

LIMITES DEL PUEBLO

Pese a haber corrido una buena distancia en tan poco tiempo, frente a Seiya yacían aquel par de niños como si lo hubiesen estado esperando -¿Qué están haciendo aquí? se supone que deberían estar en cama… a salvo- tratando de imponer orden, la serenidad de aquel niño lucia intacta, muy al contrario del nerviosismo de Yoshino.

-Escuche lo que usted y su esposa conversaron… Iré contigo- sin vacilación alguna, ese pequeño lo miro desafiante; y eso fue algo que Seiya no paso por desapercibido –los caminos de las montañas son engañosos, algunos incluso traicioneros. Quizás puedas llegar a tu destino pero sin mi ayuda, no lo lograras a tiempo; ambos queremos lo mismo y tal y como yo lo veo, soy tu mejor opción- teniendo una competencia de mirada; fue Seiya quien al final desistió al desviar su mirada hacia las montañas donde se puso a pensar en lo peor.

-¿sabes lo que estas poniendo en riesgo pequeño?- pronto el gesto de Seiya se tornó a uno más decadente como si le costara hablar lo que diría a continuación –embarcarte en este viaje solo acortaría tu vida, de entre todos tu estado de salud es el más crítico. Un paso en falso y será el fin ¿comprendes a lo que me refiero?- puede que no conociese a ese niño en lo más mínimo, pero aquel brillo en esos ojos los conocía perfectamente lo que de cierta manera lo hacía recordar vagamente a un viejo y ya cansado Dragon

Pero la diminuta sonrisa de ese pequeño se aseguró de traerlo en sí –ni una sola vez planee vivir una vida larga, estoy consciente que no viviré mucho, lo sé mejor que nadie- dando un par de pasos hacia adelante, ese niño se arrodillo frente al adulto, una súplica… la primera en toda su vida… y la última.

-permítame ayudarlo, permítame… salvar a mi hermana- era humillante, inclinar la cabeza de esa forma sin duda alguna significaba hincarse y mostrar tu debilidad ante el mundo, eso es lo que dirían todos… o bueno, casi todos. Saliendo en ayuda de ese niño, Seiya abrió levemente sus ojos sorprendido por aquel accionar de Yoshino al ponerse delante de él –por favor, te prometo que no seremos un estorbo, déjanos ayudar… Seiya-

Por muy débil que fuese aquel leve brillo, no había duda alguna, dejar que Yoshino viniese con ellos para mal o para bien… había dado sus frutos –comprendo- pareciendo haberle convencido, Yoshino miro con triunfo al otro menor solo para sentir como Seiya pasaba a un lado suyo -escucha, Reine y tú se quedaran aquí con los niños; nosotros iremos a recoger la medicina, regresaremos pronto- dándole unas palmaditas en la espalda, Seiya freno en su caminar al sentir como Yoshino lo sujetaba de su ropa lo que de cierta manera le intrigo.

-puedo ayudar- yendo al grano, Seiya abrió levemente los ojos por tal comportamiento de la pequeña, no hace poco Yoshino había demostrado un comportamiento apático con respecto a su entorno y ahora… parecía querer involucrarse más de lo debido, queriendo intervenir; fue el gesto del otro menor lo que lo detuvo.

-¿estas demente? Sería muy peligroso para ti, piensa en tu madre- queriendo ser la vos de la razón, al pequeño no le funciono para nada al fijarse en el Mohín enojado que la peli azul hizo.

-quiero ayudar; además, puedo soportar el frio mucho mejor que tu- dando su punto de vista, el niño no tardó mucho en tildarla de chiflada mientras que Seiya sabía de ante mano que esa pequeña en efecto, soportaba el helado ambiente casi… como lo hacía Hyoga en su niñez. Pero aun así no estaba para nada convencido de que viniese con ellos hasta que…

Miro aquel pendiente que colgaba del cuello de Yoshino, confirmando sus sospechas. El cosmos que desprendía la armadura de Pegaso era diferente; como si, se hubiese mesclado con otro tipo de energía ajena a ella, lo más raro era que la fluctuación de esa energía cambiaba durante el transcurso del día especialmente cuando esta se expresaba; quizás sus poderes estén ligados a las emociones que esta experimentaba pero ahora lo había hecho completamente sola

-(para mantener su poder a raya, es que la armadura absorbe su energía sin embargo… ese no parece ser el caso en estos momentos, pero es como si Pegaso respondiese solo a ella)- perdido en sus hipótesis por tal acontecimiento, el castaño regreso a la realidad al dejar eso de lado y concentrarse en el presente –de todas formas no iras, aun cuando tu condición te favorece en este entorno hostil no puedo permitir que te expongas al peligro-

Apretando los nudillos, Seiya sintió como el aire alrededor de Yoshino cambio a uno más pesado –en verdad quiero hacerlo, quiero ayudarlos… a los niños, a Reine… a ti- pronto el aire frio comenzaba a expandirse por el lugar, algo que no paso por desapercibido por parte del castaño quien en un instante estaba frente a Yoshino solo que… este le acariciaba su cabellera.

-tus intenciones son buenas, ayudar a los demás es muy noble de tu parte pero…- parando en sus acciones, el rostro de Seiya volteo hacia el pueblo, exactamente en el edificio donde estaba su cansada y ojerosa compañera –…ella te necesita ¿comprendes a lo que me refiero?- queriendo ser gentil y razonable con la pequeña, Seiya no logro nada más que el rechazo de la pequeña al sentir como Yoshino aparto su brazo con brusquedad

-se lo debo a él- confrontando al adulto en su delante, los ojos antes cristalinos y tranquilos de Yoshino como un lago en calma, cambiaron completamente a uno más feroz como si se tratase de un océano embravecido –quiero ser alguien mejor, quiero superar a Yoshinon. Demostrarme a mí misma que… puedo salir adelante, de lo contrario ¿Qué habría significado perderlo a él? Si no me vuelvo más fuerte… yo- ese fue el detonante, tales palabras solo inundaron de culpa al único adulto presente haciéndole comprender algo.

Ella necesitaba esto, necesitaba probarse así misma sim importar el riesgo y eso era un sentimiento que Seiya entendía a la perfección. El querer demostrarle no solo al mundo, sino a ti mismo que podías ser mejor que tu "yo" del pasado; no más que eso, tener la determinación de abrazar al cambio, no estancarse en un punto fijo sino seguir con tu rumbo… sin importar cuanto pueda doler, él y sus compañeros lo experimentaron de primera mano desde que nacieron.

Y ahora era el turno de esa pequeña, le había llegado el turno de florecer a la nueva generación solo que ql contrario de él, en esta ocasión esa niña, tendría a alguien que la guiase de la mano –en verdad, los jóvenes como ustedes no dejan de sorprenderme-

Y sin tapujo alguno, Seiya tomo a ambos pequeños en cada brazo para luego salir a toda marcha de ahí para sorpresa incluso de los menores que no creyeron que este aceptase sin más reclamos su petición –Señor, de verdad usted…-no cabiendo la sorpresa del niño en su rostro, la sola mueca de Seiya basto para tranquilizarlo.

-en lugar de planear una muerte hermosa ¿Por qué no vivir hermosamente hasta el final? Estoy seguro que tu hermana… debe pensar lo mismo- tras decir eso, el pequeño pudo notar cierta tristeza en las palabras de aquel adulto, casi… como si lo dijese por experiencia propia. Aunque su semblante decaído desapareció poco después de posar sus ojos sobre Yoshino que desvió la mirada cual nerviosa –y tu…- creyendo que le diría algo acerca sobre su comportamiento desafiante que tuvo hace rato, la peli azul no sabía cómo reaccionar que no sea temblar por lo que le dirían –jamás pienses que eres débil, no importa lo que los demás digan de ti y tampoco quien seas en el interior. Tus actos son, lo que te definen, y a mis ojos eres incluso mucho más fuerte que yo… continua así- la sola expresión de confusión en el rostro de la niña fue más que suficiente para Seiya, Yoshino estaba creciendo.

MONTAÑAS

Tal y como pensó, la ayuda brindada por aquel joven resulto en verdad más útil de lo esperado, con solo mirar hacia atrás era evidente, había cubierto más terreno en poco tiempo de lo esperado. Y todo gracias a los caminos y laderas escondidas que solo pocos aldeanos conocían –Sujétense- ejerciendo fuerza en el agarre de sus nudillos, Seiya logro por fin escalar el profundo risco que separaba los valles respirando entre cortado mientras ponía a salvo a ambos infantes.

-Señor ¿Se encuentra bien?- preocupado por este, el joven no podía creer que ese hombre había podido escalar uno de los acantilados más profundos de su región en tan poco tiempo y con ellos 2 en su espalda con apenas un poco de sol en el ocaso dando paso al anochecer –le dije que no era necesario haber escalado todo esa subida, podríamos haber cortado camino en…- no pudiendo continuar, fueron las señas de Yoshino las que lo silenciaron al despejar un par de arbustos dando paso a unas pequeñas luces en el horizonte apenas visibles por la ventisca helada.

Pero que sin duda alguna alegro el corazón de los más jóvenes, ver que cada vez estaban más cercas de la meta de verdad que los entusiasmaba –falta poco- queriendo recomponerse para seguir con el trayecto, fue que el cuerpo lo traiciono. Cayendo contra el suelo para temor de los 2 niños, la respiración del castaño demostraba una enorme fatiga, seguramente del sobre esfuerzo para haber llegado hasta ahí.

-tranquilo, estará bien- intentando tomarlo por uno de los brazos para reincorporarlo, Yoshino tuvo que soportar un considerable ardor por solo tocar la piel del castaño ¿Por qué estaba ardiendo? ¿La respuesta? Fiebre. Entonces Yoshino recordó brevemente las conversaciones y regaños que Seiya tenía con Reine; en cierta medida eso la asusto.

Queriendo hacer algo al respecto por más mínimo que sea, Seiya se lo negó al levantarse con un poco de dificultad mientras que cubría su tos con su antebrazo –yo estoy bien, pero necesitamos apresurarnos- hablando con dureza, ninguno de los infantes quiso atreverse a decir algo pero la curiosidad de Yoshino la empujo a descubrir algo, fue leve pero ella podría jurar haber sentido algo tenebroso y oscuro clavado justo a la altura del corazón del castaño.

Si pudiera describirlo, lo más cercano seria a una oscuridad que parecía había manchado la piel de su víctima, quiso preguntar al respecto por curiosidad, sin embargo, el agarre del viejo hombre se lo impidió al retomar nuevamente la ruta hacia el pueblo a lo lejos.

Y asi sucedió, tardaron aproximadamente una hora en llegar a la estación de trenes y recoger el paquete, afortunadamente los encargados del lugar recibieron un telegrama por parte de Reine que alguien vendría a por su pedido, aunque nunca esperaron que fuera un hombre con 2 niños en sus brazos, claramente hubo un poco de disputa en el momento debido a que varios trabajadores de lugar no evitaron en reprocharle al castaño por tal estupidez de traer a 2 infantes en tales condiciones.

Sorprendentemente, fue el comportamiento de ambos niños lo que les cerró el hocico a todos pero antes de que abriesen la boca Seiya simplemente se los impidió al negarles con la cabeza. Estando a punto de salir, Seiya diviso a lo lejos un vehículo que quizás podría facilitarles el viaje… una vagoneta de tracción manual que se usaba para limpiar las vías, lucia ya algo antiguo y viejo así que quizás estaba abandonado, por lo que nadie lo notaria.

Poniéndose en marcha, Seiya se aseguró de poner en funcionamiento el desgastado vehículo solo que no espero que tanto Yoshino como el muchacho le ayudaran a empujar por las vías hasta que por fin pudieron agarrar impulso necesario y salir de aquella estación, a partir de ahí el viaje parecería más suave pues la ventisca había disminuido y aunque no fuera lo suficiente para que los trenes salgan, si era más tranquilo comparado horas atrás.

Sin embargo… -esas nubes… no me agradan- mirando hacia el cielo, ambos menores tragaron en seco por las malformaciones que el cielo formaba, dado que daba indicios de una tormenta de nieve más brusca que la anterior.

-Tenemos que llegar antes de que el clima empeore- haciendo caso a las palabras del menor, Seiya hizo el esfuerzo de por lo menos dar el impulso suficiente hasta llegar a una zona donde el resto del camino sea empinado y poder descansar.

Al parecer el resto del tramo solo era el descenso por los montes y sin ningún tren a la vista parecería que al final de cuentas todo había salido bien, llegaría en menos tiempo de lo estimado y ninguno parecía presentar algún síntoma severo ¿verdad? No, claro que no.

Empezando a actuar de manera somnolienta, Seiya se percató del estado del pequeño para luego descubrir lo que temía –tu corazón, está dejando de latir- desabrigándose de lo poco que tenía, Seiya arropo al pequeño tratando de por lo menos mantener el calor corporal, pero sabía que eso no sería suficiente –escucha, esto te va a doler pero podrás resistir hasta llegar al pueblo- el leve asentimiento del joven fue más que suficiente para que Seiya se pusiese manos a la obra.

Yoshino esperaba algún típico medicamento, alguna hierba medicinal que ayudase a ese niño con respecto a su corazón… no, eso. Solo se había descuidado un segundo y… había sucedido aquello.

Seiya había atravesado el cuerpo de aquel joven usando su brazo como lanza justo donde se situaba aquel órgano indispensable para la vida –resiste solo un poco más- entonces fue cuando el miedo de Yoshino paso a convertirse en tranquilidad al sentir como un tipo de energía dorada envolvía el cuerpo del castaño para posteriormente trasladarse a aquel joven.

Sacando su brazo de inmediato, fue corto pero aquella sensación fue la misma que sentir el calor del sol -¿Qué me hizo?- luciendo absorto por lo ocurrido, aquel joven no sabía cómo reaccionar pues aquello había parecido más magia que medicina –usted ¿no es humano?- aquella pregunta hizo clic en la generosidad de Yoshino, pronto todos esos recuerdos de su pasado volvieron a ella, cuando el gobierno le daba caza como animal.

-soy humano como el que más, pero a diferencia vuestra yo poseo cierta peculiaridad que en este mundo es inexistente, lo mismo podría decirse de una piraña en un estanque- no quiso decir exactamente que era de otro universo o línea temporal, pero en estos momentos era el único tema en mente que Seiya tenía para llamar la atención del niño y así no cayese en la Hipotermia

-entonces usted… ¿es un súper héroe?- se notaba la alegría del muchacho al hablar, después de todo aún seguía siendo un niño y era grato ver ese comportamiento infantil en los jóvenes.

-no creo poder llamarme un héroe, aún estoy muy lejos de tener ese título- riendo para sí mismo, Seiya logro entablar un ambiente más ameno pese a la situación a la que se encontraba –pero conozco a personas que sin duda alguna podrías llamarles héroes- aquello no provoco más que la curiosidad del pequeño e incluso la de la misma Yoshino que parecía tener toda su atención sobre él.

Yoshino quizás fuese una niña, pero incluso ella sabía perfectamente que tanto ella como Seiya eran un tanto "especiales" por así decirlo -¿también eres un espíritu?- no había tenido la oportunidad de preguntárselo antes pero; Yoshino guardaba curiosidad en lo que correspondía a ese hombre, no era común toparse con otro en su misma situación, por supuesto sabia o por lo menos había escuchado de la existencia de otras de su misma clase pero jamás pudo interactuar con alguna de ellas –yo… tu, somos…- moviendo la cabeza en negación, comprendió el mensaje por lo que esta agacho la cabeza en derrota por pensar incorrectamente

-Yoshino, presta atención y mira hacia el cielo- obedeciendo las palabras de este, la pequeña dirigió su mirada hacia arriba encontrándose con el gran firmamento iluminado por la gran aurora boreal, cientos y miles de estrellas estampadas en aquel distante vacío dando vida a aquel negro vacío del espacio, algo insólito considerando que hace poco todo estaba cubierto por las nubes pero tal imagen dejo maravillado a los pequeños –imagina todos los mundos que haya a ya fuera, múltiples y miles de universos entrelazados entre sí en el infinito del cosmos, albergando a seres de diferentes razas, culturas e individuos fuera de lo común… la sola idea de pensar que no estamos solos en el universo… las posibilidades son infinitas-

La teoría en sí era ridícula, sin embargo ahí estaba la prueba viviente de semejante disparate; Seiya tan solo expreso una risilla al mirar como la peli azul parecía querer comprender la situación maravillada por imaginar un mundos lleno de fantasías donde criaturas mitológicas, espíritus, guerreros con brillantes armaduras coexistían –de dónde vienes ¿Quién eres?- inocente en su pregunta, Seiya no evito posar su vista sobre un grupo de estrellas en particular ante las interrogantes de la peli azul.

-en mi mundo, soy uno de los 88 caballeros que protegen y velan por Athena, la Diosa de la Guerra. Actualmente soy el caballero dorado que protege la novena casa del Santuario, soy Seiya de Sagitario- tales palabras dejo boquiabiertos a ambos pequeños, aunque más aun a Yoshino debido a que ella literalmente se lo imaginaba como una especie de caballero medieval con capa azul montado en su fiel corcel mientras cargaba en su brazos a una hermosa princesa que curiosamente se asemejaba mucho a Reine

-dijiste algo acerca de Sagitario ¿es tu apellido?- alzando la mano para llamar su atención, Seiya se rasco el cabello entre risas por sentir como en verdad le tomaron importancia a lo que había dicho –¿en tu familia todos son caballeros? ¿Usan armaduras? ¿Pelean con espadas?- eran muchas las preguntas que el joven hacia y por lo visto parecían venir más.

Así que para detenerlo y dejarlo satisfecho en su interrogatorio Seiya manifestó una pequeña parte de su cosmos en la punta de sus dedos asemejándose más a una flama –Sagitario… es la constelación que me protege, nosotros los caballeros estamos protegidos por aquellas estrellas bajo las que nacemos, algunas son estrellas de buena suerte, otras… son de mala suerte- tocando un punto sensible en su carrera, Seiya no creyó que de la alegría pasaran a la reflexión; no quería engañarlos y decirles que ser un caballero fue lo mejor que le había pasado en su vida -cualquiera que sea el caso uno debe dar lo mejor de sí; incluso si el mundo te da la espalda- Considerando lo que tuvo que pasar; no odiaba su vida, pero no se la recomendaría a los demás, no a niños que tenían la posibilidad de tener una vida más alegre y mejor que la suya.

-¿y su familia? Al ser un caballero debieron contar con muchos lujos y dinero- creyendo que tener ese título significaba felicidad y comodidad, el pequeño niño no imaginaba lo herrado que estaba, pero no es como si Seiya pudiese culparlo. Con lo dicho hasta ahora cualquier niño fantasearía con ser uno de esos caballeros del zodiaco; pero todos ya sabemos la verdad ¿No?

Ese leve gesto lo noto Yoshino quien nuevamente puso su curiosidad en aquel adulto, puede que por fuera demostrase una actitud fuerte y oportuna pero por dentro… un gran agobio lo carcomía, uno acompañado de un sentimiento agrio y triste como si estuviese relacionado a una perdida ¿Cómo lo supo? Pues ella estaba pasando por algo similar en esos momentos solo a que diferencia suya, Seiya parecía ocultarla muy bien Siendo una espíritu Yoshino podía percibir cosas que los simples humanos no, pero sin duda la que más la atraía era aquella energía que desprendía ese castaño, no era como ninguna otra que sintiera en su vida, pero tal sentimiento podríamos compararlo a la de una polilla atraída a la luz solo que esa Luz parecía extinguirse poco a poco.

Cuando todo parecía ir bien, y que parecía que no tendrían problemas en regresar al pueblo, la "vida" se aseguró de hacerles recordar que el mundo era un lugar cruel y sin moral. Sin previo aviso, 3 enormes relámpagos dorados impactaron justo encima de ellos destruyendo todo a su alrededor ocasionando que los rieles y las rocas se viniesen abajo considerando que la ruta estaba al lado de un acantilado cerca al mar.

Abriendo los ojos con miedo y temor, ambos pequeños tardaron en divisar el páramo helado solo para observar con horror como el transporte en el que habían estado viajando ardía en llamas a la distancia mientras 3 individuos caminaban hacia ellos de entre las brasas como si el fuego no les afectase en lo más mínimo.

Pero sin duda lo que los dejo helados fue aquel resplandor dorado que emitían esos 3, era como el oro, un dorado que recubría sus cuerpos asemejándose a una armadura -pero miren quien tenemos aquí, la leyenda en persona, debe ser nuestro día de suerte al toparnos con semejante pez gordo- divertido en sus palabras, el más corpulento se alzó al disipar las flamas a su alrededor con solo el hondear de su capa.

Apenas captando lo que estaba pasando, Yoshino sintió como era apartada hacia atrás por Seiya quien en ningún momento le dirigió la mirada al estar completamente centrado en el peligro frente a él -¿Quiénes son ustedes? ¿Por qué están portando las armaduras doradas?- ¿Qué diablos estaba ocurriendo? 3 caballeros dorados apareciendo de la nada; nunca los había visto en el santuario y aun así sus cosmos eran sumamente poderosos, no en vano portaban esas armaduras –¿Cómo es que llegaron hasta aquí? ¿Quién los envió?- en esos momentos eran muchas las preguntas que rondaban por su cabeza y si sus sospechas eran ciertas, entonces la situación en su mundo estaba mucho peor de lo que pensaba.

Agachando la cabeza en señal de respeto, el tipo con el casco de cuernos puntiagudos hizo acto de presencia pareciendo ser el más racional de todos –antes que nada, debo decir que es un honor conocer en persona al "Asesino de Dioses" de esta generación, ciertamente no eres el Pegaso que conocí en mi época pero tu cosmos y voluntad son los mismos, quizás no me recuerdes pero en una de tus vidas pasadas combatimos codo con codo, me presentare soy Ionia de Capricornio- demostrando educación y compostura, aquel hombre anciano con cabello largo y canoso daba a entender que su encuentro no sería para nada amistoso.

Mirando hacia el otro lado, Seiya poso su vista en aquel peli verde que hasta ahora no había hecho ningún movimiento más que simplemente observarlo –ahora comprendo porque nos enviaron a nosotros 3, aun cuando tu luz haya sido contaminada por la oscuridad no ha perdido su poder; al contrario, tu cosmos intenta brillar con más y más intensidad… digno de un caballero legendario, pero…- desviando su mirada hacia a aquel par de niños, el peli verde los miro con compasión y pena en especial a aquella niña –…me temo que no estás en condiciones de luchar, mucho menos contra 3 caballeros dorados. En lo personal preferiría evitar un derramamiento inútil de sangre en presencia de tu protegida- posando sus ojos sobre Yoshino, esta sintió un enorme escalofrió solo por estar en presencia de ese hombre, era un sentimiento mesclado entre calma y miedo; algo muy característico de los caballeros de Virgo.

No solo él, los otros 2 también estaban enfocados en ella especialmente en el pendiente que colgaba del cuello de la peli azul –la energía que desprende esa mocosa… debe ser algo propio de este universo; y aun así puedo percibir un pequeño cosmos dormido en su interior- puede que fuese el más impulsivo de los 3 presentes ahí pero hasta él podía distinguir el potencial oculto de esa niña –si lograra controlar ese poder, no habría duda de que sería alguien sumamente letal; alguien con la capacidad de controlar ambas fuerzas… podría crecer hasta rivalizar e incluso superar a un caballero dorado- en lugar de demostrar preocupación por ver que alguien del bando enemigo tuviese tal poder, el santo dorado de Tauro solo formo una mueca de agrado por tal descubrimiento.

Esa niña era como el vino, solo tendría que ponerla a añejar y el tiempo haría su trabajo –Harbinger, Fudo no olviden cual es nuestra misión. Lidiaremos con la menor después; primero hay que vencer al enemigo que tenemos por delante- estando al tanto de las habilidades de aquel hombre, Ionia sabía perfectamente que las posibilidades de salir victoriosos de aquel encuentro eran 50/50 no en vano Seiya había dejado en claro que sin importar quien fuese su oponente este podía construir un milagro.

-de modo que viajaron hasta aquí solo para matarme- elevando su cosmos dorado, esto puso en alerta a los 3 santos de oro quienes miraban sorprendidos como pese a estar limitado en su poder, podía emanar tal presión y calor –pero antes de empezar, quiero saber que buscan de ella ¿Qué quiere Marte de este Mundo?- tajante en sus palabras, Seiya demostró completa tranquilidad pese a tener las probabilidades en contra.

-Te seré sincero Pegaso, a diferencia de ellos 2. Yo estoy aquí con el único propósito de pelear contigo; no me importa lo demás lo único que quiero, es escuchar la melodía de tus huesos triturándose con mis puños- igualando al castaño, Harbinger se vio envuelto en un cosmos dorado plantándole cara al sujeto al que incluso los Dioses temían y odiaban

Mientras que con los otros 2 infantes; poco o nada sabían del peligro que se avecinaba, pero sin duda Yoshino era quien más sentía la amenaza que esos sujetos representaban –(ese poder, es como el de Seiya pero… es más violenta como si… pudiese acabar con todo a su paso)- no lo podía soportar, el solo estar parada en ese lugar parecía asfixiarla, sin embargo…

Aquel gesto fue lo suficiente para traerla de vuelta a la realidad; sin percatarse en que momento lo hizo, Yoshino se encontraba abrazando la pierna de Seiya mientras su cuerpo temblaba del miedo y confusión, una acción que Seiya interpreto como un instinto de los niños en buscar protección y refugio del peligro –no te preocupes, no dejare que los hombres malos te hagan daño, te lo prometo- ofreciéndole la mejor de sus sonrisas, Seiya acaricio la melena de la pequeña en un intento de confortarla de alguna manera.

No tenía idea de que querían con una espíritu, pero si Marte y sus esbirros lo habían seguido hasta ahí, significaba que ese mundo corría peligro y por ende… era su responsabilidad evitar que eso sucediese –en estos momentos, la misión de ambos es llevar la medicina hacia el pueblo, sin importar lo que pase- apartándola con gentileza, Seiya se puso delante de ambos menores –confió en ustedes-

No pudiendo moverse de su lugar, Yoshino quiso dar un paso al frente para alcanzar la mano de ese hombre, no obstante su cuerpo fue jalado en la dirección contraria producto del agarre del otro infante quien se la llevaba rápidamente de ahí dejando atrás a Seiya; pero contrario a él, Yoshino si miro hacia atrás no pudiendo evitar sentirse nuevamente una cobarde, quería quedarse a ayudar, ser de utilidad y aun así… su cuerpo sintió alivio al moverse en contra de su voluntad, una razón más para odiarse a sí misma.

Sin distracciones en el campo de batalla, Tauro fue el primero en atacar al abalanzarse con ferocidad sobre Seiya generando el resquebrajar de la tierra a su alrededor –no hay duda de porque eres el santo dorado más fuerte de esta generación, eso hará aún más gloriosa mi victoria- pese a haber atacado con todas sus fuerzas, su puño había sido detenido a mano limpia por el castaño quien forcejeaba contra su adversario.

Agachándose en un instante, Seiya había evitado el ataque por la espalda por parte de Capricornio –ahora, Fudo- apareciendo al costado de él, la palma del peli verde toco el estómago de su adversario generando un destello luminoso que mando a revolcar a Seiya contra el piso hasta que unos montículos de piedras frenaron su cuerpo.

-como me temía, apenas si lo hemos rasguñado- afilando la mirada, Fudo y los demás distinguieron como de entre los escombros yacía ese hombre con los brazos cruzados demostrando haber bloqueado el ataque un segundo antes del impacto –sin embargo, él sabe que no aguantara mucho tiempo contra 3 caballeros dorados, no en esas condiciones- en efecto, los brazos de sagitario empezaban a presentar severas hematomas y la sangre saliendo de sus labios demostraron que había sido herido.

-de esta manera, solo nos queda luchar al máximo de nuestro poder- avivando su cosmos hasta la cúspide, Ionia deshielo el páramo al hacer arder su poder mientras que su cuerpo poco a poco parecía recuperar su juventud –¡Ataquen!- tan veloz como la luz, el caballero dorado de Capricornio desapareció de su lugar para estar a solo milímetros de impactar su puño contra el rostro de Seiya.

Lo cual no ocasiono más que la destrucción del lugar por semejante fuerza ejercida, pero para su sorpresa, Seiya había contestado de la misma manera al haber chocado sus puños solo que con cierta peculiaridad –mi brazo- gruñendo por el dolor, tanto Ionia como sus demás compañeros miraron como los músculos y arterias del castaño habían explotados al haber sido ejercidos por tal presión.

No teniendo tiempo para eso, Seiya diviso como por detrás de Ionia venia Tauro cual toro en una embestida y antes de que pudiese hacer algo, aquel peli verde extendió sus manos hacia él -Shogyo Danzai (諸行断罪, Shogyou Danzai, Condena Mundana)- extrañas cuerdas lo amarraron de pies a cabezas dejándolo indefenso ante brutal golpe que le dio de lleno en su mejilla –es fuerte- apretando los dientes en un intento de seguir reteniendo al castaño, Fudo hacia uso de todo su cosmos con tal de restringir los movimientos de su enemigo.

Mientras tanto, Seiya había sido envuelto en una lluvia de golpes por parte de Harbinger e Ionia que no perdieron la oportunidad de acabar con la batalla, sin embargo… con cada golpe que daban, más rápido se daban cuenta que, la carne antes frágil se volvía más y más dura como si estuviesen golpeando el acero –(se supone que apenas puede encender su cosmos, entonces porque… ¡¿porque aún está de pie?!)- rematándolo de un gancho junto a Tauro, ambos caballeros dorados miraron como el maltrecho cuerpo de ese hombre había sido azotado contra varios árboles y aun asi este nunca cayo pese a la brutal golpiza que le habían propinado.

Fudo quien hasta ahora solo había servido como soporte en su equipo, noto la incertidumbre en su compañero de armas más veterano -ese hombre ha participado en varias guerras a lo largo de su vida, no debemos subestimarlo- invocando una espada dorada en la palma de su mano, el cosmos de fudo se enardeció como el fuego por un solo motivo, Pegaso estaba sonriendo y eso no significaba nada bueno… para ellos –(un solo error podría costarnos la vida, por lo que debemos acabar con él cuanto antes)- fugaz en sus pensamientos, Fudo volvió a invocar aquella cuerdas sagradas logrando nuevamente inmovilizar el cuerpo tambaleante de Pegaso.

Tal acción solo genero el despliegue de Harbinger quien no pensaba contenerse en el siguiente ataque -no me gusta usar trucos sucios en una pelea, pero tratándose de un oponente como él supongo que no hay opción- en efecto; antes de partir en su misión, se les había dado estrictas instrucciones de acabar con Pegaso costase lo que costase… no importa que métodos utilizasen, el objetivo era matarlo. Algo que no termino por gustarle a Harbinger, pero que sin duda Ionia y Fudo comprendieron a la perfección.

Sin importar que su enemigo estuviese contra las cuerdas y tuviese todas las de perder, debían tener en claro que se estaban enfrentando al sujeto que en más de una ocasión se había enfrentado a los Dioses más poderosos del Olimpo –¡llego tu fin!- reuniendo una gran cantidad de cosmos en su puño, Tauro libero una terrible fuerza contra su indefenso oponente atado de pies y manos tiñendo en el transcurso la nieve de sangre.

Lamentablemente, era la suya –Harbinger ¿verdad?- levantando levemente la mirada, Seiya rio por lo bajo al mirar el rostro sorprendido de esos 3. Y no era para menos, el brazo con el que Tauro había atacado había sido frenado por un cabezazo del castaño teniendo un resultado absurdo pues la extremidad de Harbinger es la que había sido destruida –lamento decirlo pero no pienso morir en este lugar, le prometí a una mujer muy especial para mí que volvería a casa con ella- como si de un milagro se tratase, el cuerpo de Seiya nuevamente fue envuelto por un cosmos resplandeciente solo que en esta ocasión era de un color dorado logrando asestarle un duro golpe en el pecho al caballero tuerto que lo mando hacia atrás.

-No solo le rompió el brazo, sino que además también pudo pulverizar la armadura dorada de Tauro- no había duda, Ionia pudo atestiguar que ese poder era el mismo que había llevado a cientos de victoria al ejercito de Athena, casi… a la par de un Dios, no obstante los 3 santos dorados aun tenían una ventaja –Ya debiste haberte dado cuenta pero si sigues emanando esa cantidad de poder, esas heridas solo empeoraran y como si no bastara. Tu cuerpo debe estar pagando un alto precio por estar rompiendo las reglas de este universo, no imagino el dolor que debes sentir por estar obligándote a generar un poder que se supone no existe en esta Dimension, contrario a nosotros tu no posees la bendición de un Dios que te permita liberar todo tu poder… sin contar, que tu armadura no vendrá en tu rescate, de seguir asi… tu existencia se deteriorara hasta desaparecer-

Como dijo el santo dorado de Capricornio, el cuerpo de Seiya mostraba heridas pero no unas comunes y corrientes; no, esas lesiones esparcidas en todo su cuerpo daban a entender que el cosmos de Pegaso solo adelantaba lo inevitable y para rematar, esa enfermedad parecía ir extendiéndose poco a poco conforme el cosmos de su víctima se incrementaba –no es la primera vez que tengo el tiempo en mi contra, y aun si mi cosmos se extinguiera en este lugar… juro que ninguno de ustedes dará un paso más-

Tal afirmación solo genero la seriedad de los caballeros dorados –Pegaso, no eres el único que tiene una razón para pelear, por el bien del nuevo mundo, por el futuro del joven príncipe y el sueño de mi amigo… ¡vas a caer!- cambiando de expresión, el rostro antes tranquilo de Fudo se tornó perverso liberando grandes cantidades de poder haciendo que el lugar retumbe por semejante presión -Bodai Shōgo (菩提証悟, Bodai Shōgo)- elevando su brazo derecho este había invocado una Espada Flamígera Dorada enviando un poderoso rayo de energía hacia el cielo mientras el ambiente cambiaba a un infierno ardiente, y sin ninguna advertencia aquel rayo resonó entre la tierra y los cielos del lugar hasta golpear a su oponente enterrándolo varios metros bajo tierra y dejándolo en grave estado.

Al final, el santo dorado de Virgo cayo de rodillas mientras tomaba grandes bocanadas de aire por la desmesurada energía usada y no era para menos, aquel ataque sin duda había sido letal y el destino de cualquier ser vivo que la hubiese recibido sin duda seria la muerte –no bajen la guardia, esto aún no acaba- como dijo, de entre todo ese desastre, la figura de un magullado y herido castaño salió disparado en su contra a tal velocidad que ni siquiera Ionia pudo ver –(semejante monstruo… ¿si quiera es posible vencerlo?)- teniendo ese fugaz pensamiento, capricornio estuvo por intentar algo en defensa del siguiente ataque pero algo lo detuvo

-oye, oye el golpe de hace un rato en verdad me dolió- interceptando el ataque de Seiya, Harbinher había frenado en seco el golpe de Seiya y para consternación de todos lo había hecho con su brazo completamente roto –déjame devolverte el favor- juntando ambos brazos en una posición de descanso, el cosmos de Tauro parecía ascender hasta el infinito -Great Horn (グレート・ホーン, Gurēto Hōn, Gran Cuerno)- mandando un golpe a la velocidad de la luz, la figura de un toro embravecido formado de descargas eléctricas se hizo presente en el campo de batalla embistiendo en su camino a aquel castaño quien sentía como sus huesos se hacían mil pedazos.

Y aun así, Seiya había logrado contener aquel formidable ataque con ambas manos pero siendo empujado hacia atrás durante el proceso -¡no! ¡aun no termino!- deshaciendo su postura, Harbinger se adentró en el interior de su propia técnica llegando así en instantes hasta Pegaso quien solo abrió los ojos de la sorpresa por tal osada jugada –¡arde¡ ¡enciéndete cosmos!- inaudito, Tauro estaba creando una pequeña esfera de cosmos entre sus manos mientras una gran corriente eléctrica recorría su cuerpo; aquella esfera de cosmos se fusionaba con los rayos creando una esfera mucho mayor que recubría completa y totalmente el cuerpo del Santo de Tauro. En el interior de esa esfera, Harbinger seguía intensificando su cosmos haciendo que esta continúe aumentando de tamaño y se vaya extendiendo

-(increíble, el cosmos que proviene de él brilla como el oro, su imagen… es la de un toro dorado)- queriendo reaccionar frente a aquel ataque, el cuerpo de Seiya jugo en su contra al hacerle recordar las repercusiones que tendría si elevaba aún más su cosmos –(no, es demasiado tarde)- no teniendo las fuerzas suficientes para defenderse o esquivar, Seiya tan solo alcanzo a mirar un leve destello dorado para luego sentir un inconmensurable dolor en su cuerpo.

-El Greatest Horn (グレイテストホーン, Guretesusto Hōn, lit. "Cuerno Colosal")- extendiendo en línea recta por el campo de batalla, el cosmos de Tauro arraso todo a su paso destruyendo a quien se encuentre en su camino. Tal despliegue de poder fue a parar al océano a la distancia donde estallo en una cúpula de energía incluso era comparable una súper nova titánica que hizo temblar a toda la costa y con ello los demás pueblos cercanos; aquello había sido el ataque mas letal de Tauro

PARAMOS DEL PUEBLO

Habiendo recorrido un gran tramo de regreso al pueblo, aquel par de niños se vieron envueltos nuevamente en un violento movimiento de la tierra lo que ocasiono que cayesen al suelo solo para luego ser golpeados por una onda de viento, proveniente del océano la cual mostraba en el horizonte la detonación de al parecer una bomba nuclear, ninguno de los infantes miro a la lejanía, tan solo se limitaron a apretar los dientes por la impotencia de no poder hacer nada.

¿Quién iba a decir que un par de mocosos encontrarían un día a unos sujetos con el poder destructivo de las armas modernas? Su agobio y miedo era comprensible, a tan corta edad y tenían que ser testigos del desastre y despliegue de tales fuerzas de la naturaleza en tan precaria situación. Pero la más afectada de todo esto era Yoshino; aquella energía en el ambiente era hostil y brusca, los humanos quizás no podían sentirla pero ella como espíritu era más sensible, nunca en sus años de ser perseguida y cazada como animal por las fuerzas militares de los países, sintió el miedo que sentía en esos momentos. Ni siquiera teniendo sus poderes de vuelta podía sentir que ganaría.

De repente, Yoshino paro en su caminar mientras ladeaba su cabeza ligeramente para mirar como su compañero se había quedado inerte –porque… te detuviste- estando por dar un paso hacia atrás, la peli azul miro como ese joven depositaba la caja de medicina en el suelo mientras daba marcha atrás, marcha hacia el epicentro de todo aquel desastre.

-siento ser egoísta pero, antes de irme quisiera pedirte un favor- tales palabras tomaron por sorpresa a la pequeña quien solo abrió de lleno los ojos, no era tan inocente como para no saber que ese joven planeaba ir adonde esos monstruos.

-el pueblo está cerca, si nos apresuramos y pedimos ayuda estoy segura que…- siendo silenciada por aquel liquido rojo en la nieve, Yoshino empezó a sentir pánico por lo que estaba viendo.

Sangre, aquel liquido escarlata rebalsaba de la boca de ese joven, claro síntoma de su enfermedad terminal en su clímax –dile a mi hermanita… que su hermano lamenta no poder cumplir su promesa- riendo para sí mismo en un ataque de tos seca y sangrienta, el pequeño niño tan solo miro sus manos cubiertas de fluidos no pudiendo evitar sentirse como un perdedor al no poder llegar más lejos por su cuerpo enfermo

-¡entonces ve y díselo tú mismo maldito egoísta! ¡Estoy segura que ella te está esperando! ¡No renuncies a tu vida!- habiendo gritado con todas sus fuerzas, Yoshino lucia agitada por cómo se había expresado demostrando que había recurrido a todo su coraje para hablar así… sin embargo.

El cuerpo de Yoshino fue tumbado hacia atrás producto de aquel golpe que se había incrustado en su mejilla por parte de un moribundo muchacho quien parecía estar ahogándose en su propia respiración entrecortada –yo ya lo perdí todo una vez… a mis padres, a mis amigos… no me quedo nada por lo que luchar; no pienso pasar por ello de nuevo- caminando hasta llegar a una llorosa Yoshino, el pequeño no dudo en levantarla por el suelo con un brazo mientras le dirigía la mirada más dura, tosca, severa y áspera que la espíritu recibiese en su vida –me sentiría igual si fuera tú, pero ya no tenemos la opción de llorar y sentir lastima de nuestras vidas… Una vez que nacemos, que nos reímos, que lloramos, caímos y nos levantamos… se lo debemos a la gente que arriesgo y dio su vida por nosotros; debes seguir viviendo… aunque tengamos que vivir el resto de nuestras vidas sin poder controlar nuestras extremidades-

Soltándola y no teniendo ni una palabra más que decirle, ese pequeño se retiró del lugar con dirección de donde vino dejando atrás a una llorosa y penosa niña que solo apretaba los dientes… contraria a las otras veces, esta era la primera en la que otro de su semejante… enfermo, cansado y con los minutos contados… actuaba con valor y madures en lugar de ser un completo cobarde como ella; no, más que eso. En esos momentos lo que Yoshino sentía era envidia, envidia de aquel temple y coraje que ese niño desbordaba pese a estar entre la vida y la muerte.

Fue así como en un grito alzado de ira, Yoshino cargo con aquel cajón de madera en sus manos ignorando el peso excesivo para ella con la vista fijada hacia el pueblo, todos estaban dispuestos a jugarse la vida ¿Por qué ella no? lo mínimo que podía hacer… era llevar la medicina costara lo que costara.

EPICENTRO DEL COMBATE/ACANTILADO

Después de aquel ataque demoledor por parte de su adversario, Seiya se encontraba boca arriba con la vista al cielo completamente herido y magullado no creyendo que siguiese con vida, la potencia de aquel golpe por poco y acababa con él –de no haber sido por ti, hubiera muerto sin lugar a dudas- cualquiera que lo viese en esos momentos, lo tacharía de loco por estar hablando solo; pero no, había alguien o mejor dicho algo que yacía tirado a un lado del castaño –cuantas veces más vas a terminar salvándome amiguito- desintegrándose poco a poco, aquel sucio pedazo de tela con forma de conejo termino por hacerse cenizas junto a la pequeña escarcha que yacia en su cuerpo.

Lo había estado guardando desde aquel día que sucedió el incidente, había querido dárselo una vez encontrase la forma de traerlo de regreso pero… parecía que eso ya no sería posible –lamento no poder reunirte con tu preciada amiga, pero si sirve de algo… te prometo que protegeré la vida que dejaste en mis manos- levantándose como pudiese, el castaño logro reincorporarse para dar marcha a terminar lo que empezó, todo ello mientras las cenizas de aquel peluche eran barridas por el gélido viento.

Como si se tratase de un milagro, un leve cosmos podía percibirse en aquel tramo destrozado, Pegaso… seguía vivo –lo di todo y aun así… no fue suficiente- mirándolo caminar hacia ellos, Harbinger reía cansadamente por mirar como aquel hombre se les acercaba torpemente con su ropa hecho jirones dejando al descubierto la parte afectada en su pecho, justo en la parte donde se podía apreciar como aquella herida provocada por el puño de Tauro había rozado a un costado del pectoral de Seiya estando solo a milímetros de perforar su corazón.

en verdad es poderoso, la llama de su cosmos se está apagando y ni siquiera se dignó a portar su armadura dorada y aun así… 3 caballeros dorados no son lo suficientemente capaces para acabar con él- era vergonzoso, pero ni siquiera siendo la reencarnación de Fudō Myō-ō podía hacerle frete a ese hombre, lo mismo iba para Harbinger. Era la primera vez en su vida que no se sentía capaz de poder quebrar el espíritu de un oponente, podía partirle los huesos pero no su espíritu

Sin embargo uno de los 3 aún se mostraba sereno, implacable como si guardase un haz bajo la manga –Harbinger, Fudo, ya deberían haberse dado cuenta. Desde el momento en que caminamos en estas tierras heladas Pegaso no estaba pensando en ganar sino en morir; él está listo para morir bajo sus ideales- ladeando levemente sus ojos hacia sus compañeros más jóvenes, Ionia asintió a lo que los otros 2 comprendieron el mensaje.

-entonces ya lo comprendieron; la única forma de matarme es haciendo uso de la única técnica actualmente que existe para derrotarme. Aquella técnica oscura prohibida por Athena… la poderosa exclamación de Athena- aquella arma que combinaba el cosmos de 3 caballeros dorados y su cosmos combativo aumentando a su cima… se concentra en un solo punto. Su poder, independientemente de su tamaño es comparable con el Big Bang que creo el universo ya que es inmensamente destructiva, esa técnica oscura fue prohibida por Athena desde la época del mito, la exclamación de Athena, la prohibida… y la ultima

-Entonces, así es como terminara todo- habiéndose posicionado para ejecutar dicha habilidad, Seiya miro como Capricornio estaba entre Tauro y Virgo mientras elevaban su cosmos más allá de sus límites –deberán acabar conmigo antes que mi puño los alcance- imitando a sus contendientes, Pegaso empezó a arder su cosmos sin importar que su cuerpo se deteriorase en el proceso.

No habían hecho ningún movimiento y pese a ello, tanto el cielo como la tierra asi como el mar parecían querer partirse a la mitad por estar atestiguando la destrucción del mundo y el final de sus días –(hermana, Athena, cosmos, muéstrame tu poder… solo por esta vez permite a mi cosmos subir tan alto como el de los caballeros dorados, incéndiate hasta el infinito ¡permíteme obrar un milagro!)- locura o no, el cosmos de este había iguala dado al de los 3 caballeros dorados enemigos -Meteoro de Pegaso (ペガサス流星拳, Pegasasu Ryūsei Ken)- habiendo trazado su constelación guardiana, el cosmos acumulado en el puño de Seiya se convirtió en una lluvia de fugaces estrellas.

-Athena Exclamation (アテナエクスクラメーション, Athena Ekusukuramēshon)- no quedándose atrás, los 3 caballeros dorados no se contuvieron en desatar todo el basto poder el cual colisiono con la técnica del contrario generando una cúpula de energía mucho más grande que la anterior la cual se había concentrado en un solo punto de los polos apuestos para enfrascarse en una lucha de poder para ganar terreno.

-no esperaba menos de ti Pegaso, aun en tus condiciones fuiste capaz de lograr esta hazaña pero…- ejerciendo más potencia en la técnica, Ionia y los demás estaban logrando hacer retroceder a su adversario quien poco tenía que hacer ante semejante poder, a cada segundo la situación lo desgastaba y aquellas heridas en su ser iban agrandándose por todo su cuerpo, de continuar así…

-pero que…- sintiendo como una navaja se enterraba en su cuello, el santo dorado de Capricornio empezó a ahogarse en su propia sangre pero no por ello iba a dejar de presionar en su técnica, la menor desconcentración provocaría que todo ese poder acumulado en el centro los golpearía y los mataría en el proceso –(estaba tan concentrado que ni siquiera note su presencia ¿Quién pudo haber sido?)- ladeando levemente sus ojos, Ionia miro con estupefacción como aquel niño que dejaron escapar había sido el responsable de todo ello.

-hoy es un gran día para morir- con la carne enrojecida por el calor y los huesos hirviendo por debajo de su piel y no temiéndole a ser calcinado por esa cosa luminosa del centro, ese pequeño volvió a apuñalar la garganta de Ionia solo que estaba vez parecía querer abrírsela de un tajo más nunca considero que la piel de ese hombre fuese más dura que la roca

-este niño- mirándolo detenidamente, Fudo comprendió del porque ese pequeño rebozaba de agallas, pasase lo que pasase iba a fallecer.

No siendo el único, Tauro también lo noto solo que este carcajeo en el proceso –me agradas mocoso, no esperaba que hubiera más tipos locos como yo en este mundo. Sera un placer guiarte por el infierno- a tales palabras, aquel pequeño solo contesto con la misma sonrisa pese a tener la mitad de su rostro calcinado al ver que pudo congeniar con uno de esos sujetos.

De igual forma, Seiya entendió el mensaje y cargando con ese pesar… hizo uso de toda su fuerza para aprovechar aquella oportunidad que ese niño le ofreció ejerciendo todo el cosmos que le restaba hasta que llego a un punto, donde simplemente toda esa masa de poder empezó a dirigirse en dirección arriba casi saliéndose de la atmosfera donde sin aviso alguno… estallo… tal estruendo incluso sacudió la tierra debido al gran poder destructivo de esta.

Pero así como apareció; también se esfumo, ningún país supo lo que sucedió ni cuando comenzó solo que… el responsable de aquel acontecimiento sin duda alguna tenía un poder y potencial destructivo mucho mayor al de las espíritus.

Mientras que en el lugar del conflicto… todo había terminado, si bien había una gran destrucción cerca del abismo, los cimientos y las piedras parecían haber sido lo suficientemente fuertes a pesar de seguir ardiendo en brazas, incluso la nieve empezaba a teñir de blanco la zona poco a poco y con ello también el moribundo cuerpo de aquel castaño que parecía haber llegado a su límite.

No sabía si había salido victorioso, solo que estaba con vida y a juzgar por su entorno supo que los otros 3 debían estar en sus mismas condiciones o por lo menos inconscientes… pero el niño, no podía sentir su presencia y mucho menos algún rastro de aquel pequeño hasta que… pudo verlo. Recostado contra una gran piedra yacía lo que quedaba del cuerpo calcinado y sin vida de ese pequeño… como si alguien hubiese salvado sus restos segundos antes de la colisión.

Con todo lo ocurrido hasta ahora ¿Cómo diablos iba a lidiar con aquella desconocida? una hermosa mujer adulta de largos cabellos ondulados y de color verdoso se había presentado ante él. Sus ojos eran azules y su piel nívea, además de ese maquillaje como sombra oscura y lápiz labial; vestía un largo vestido negro cubierta con una capa azulada adornada por diferentes joyas y accesorios como anillos, collares, cinturones ornamentales, y dos pequeñas piedras preciosas en su cabellera.

Pero sin duda lo más resaltante era aquel cosmos oscuro y hostil hacia él –y tú ¿Quién demonios eres?- Claramente tenía intenciones de matarlo; apenas si había salido con vida de su lucha contra 3 caballeros dorados y ahora tenía que sobrevivir a esa mujer –¿eres la responsable… de todo esto? contesta- Seiya intentaba ganar tiempo para pensar en cómo salir de ese apuro aunque…

Nunca considero que aquella dama tuviese un mal temperamento pues con solo uno de sus chasquidos, había provocado que la gravedad entorno a Seiya aumentase desmesuradamente al punto en que el castaño sintiese como su cuerpo se hundía en la tierra como si fuese lodo -9 años…- con solo esas palabras, aquella mujer logro llamar la completa atención del hombre a sus pies

-a que te refieres… con eso- demostrando que aun tenia fuerzas para pelear, Seiya logro reincorporarse torpemente pues su cuerpo no es como si le ayudase mucho en esas condiciones.

-disculpa si me presente de manera vulgar, soy Medea… esposa de Marte, y respecto a lo que dije anteriormente. Han pasado 9 años desde que desapareciste, nunca creí que vendrías a parar a otro universo- tales palabras helaron la sangre de Seiya quien quedo en Shock por lo escuchado, 9 años… tanto tiempo en tan poco tiempo –después de tu pelea contra mi esposo, desapareciste sin dejar rastro alguno, ni siquiera Athena supo de tu paradero y he aquí, el hombre que proviene de otro tiempo y espacio-

No quería admitirlo, pero Seiya requería de la cooperación de esa mujer para volver a su mundo aunque en su situación muy difícilmente podría hacerlo -¿y qué quieres? ¿Por qué buscarme? Se supone que conmigo y mis amigos fuera del juego, pueden gobernar el mundo a su entero placer ¿Por qué venir hasta aquí?- mirándola de frente, Medea pudo atestiguar de la inocencia y estupidez aun intacta de Pegaso pese a haber participado en varias guerras.

-¿Qué no es obvio? Somos gobernantes, conquistar y gobernar lo llevamos en la sangre además… este mundo está lleno de vida, repleto de una energía ajena y completamente diferente; comprenderás mi curiosidad en tu pequeña protegida… aquella niña que te acompañaba, muero por investigar su poder- habiendo conseguido lo que quería al provocar a Pegaso, aquella mujer sonrió fríamente al mirar como el cosmos de ese hombre volvía a expandirse y con ello también aquel glitch que afectaba todo su cuerpo.

Solo que en lugar de transmitir seguridad y bondad, ahora expresaba una desbordante ira -si te atreves a ponerle un solo dedo encima… te matare- si bien no golpeaba y mucho menos mataba mujeres; Seiya estaba por hacer una excepción en esos momentos siendo aquellas venas palpitantes en su rostro una clara señal de que se contenía para no atacar a la mujer en su delante.

-¿y cómo se supone que harás eso? un muerto… no puede matar a otro muerto- tardando un poco en captar esa indirecta, la mejilla de Seiya había sido incrustada por un rodillazo severo que lo obligo a tomar la defensiva –veo que ya tuviste el agrado de conocerla; Pegaso, te presento a la hija mayor de tu enemigo… Sonia- habiendo sembrado la duda en el castaño.

La recién mencionada aprovecho el momento para tratar de matar a su contrincante pero… con cada segundo que pasaba, Seiya se acostumbraba a su ritmo pese a tener la gravedad aumentada en su cuerpo maltrecho. Cualquiera diría que la joven tenía la ventaja en el combate pero… solo un ojo hábil para las batallas podía ver como Pegaso iba ganando terreno.

A simple vista, Seiya dedujo que aquella joven apenas si tenía 16 años, bastante hábil pero inexperta a la vez; largo cabello de un color rosado suave, piel un poco oscura y un rostro cubierto por una máscara. A juzgar por su manera de atacar esta demostraba tener una personalidad fuerte y combativa… -mandar a tu propia hija a hacer el trabajo sucio; eso es bajo aun para ustedes- desviando el puño de la joven, Seiya se concentró en ir a atacar a esa mujer más tuvo que deshacerse de esas ideas al sentir un punzante dolor en su cuerpo al mirar como había sido atravesado por varios aguijones rojos de energía los cuales detonaron con violencia

Aquel estruendo mando a revolcar a Seiya contra el pavimento hasta estamparlo contra el duro suelo mientras recuperaba el aliento, en su estado cualquier ataque podía ser fatal. Más no tendría ni el privilegio de pensar al tener a esa chica a solo milímetros de él. A continuación solo escucho un estruendo donde rápidamente revelo tanto a Seiya como Sonia forcejeando, una para matar y el otro para detenerla

-detén todo esto ¿no te das cuenta que esa mujer solo te está utilizando?- intentando ser razonable con ella, Seiya empezó a sentir como el cosmos de esta aumentaba poco a poco sobrepasando el suyo –eres mejor que esto- no teniendo efecto sus palabras, Seiya quiso dejarla inconsciente… no obstante.

Tanto él como la joven abrieron de lleno sus ojos al sentir el frio acero atravesando sus cuerpos simultáneamente; una mirada hacia atrás rebelaba a la culpable de todo ello, esa mujer –aun estando en tan lamentable estado, no fuiste capaz de acabar con un hombre que apenas si puede sostenerse en pie… que decepción Sonia, al final tuve que intervenir- no teniendo ni el más mínimo remordimiento por lo que había hecho

Medea retiro aquella espada mientras el cuerpo de la moribunda joven empezaba a desangrarse lentamente junto al de Seiya quien no creía lo que estaba pasando, aquella mujer estaba dispuesta a matar a cualquiera con tal de cumplir su objetivo ¿Qué tan podrido se necesitaba ser para matar por la espalda a una hija? –Por favor, deme solo una oportunidad, le prometo que no volverá a suceder… terminare… la misión- el miedo y la esperanza eran dueños de aquella joven, pero ni aun con eso pudo persuadir a aquella mujer la cual ya había preparado un centenar de lanzas de oscuridad de todo tamaño en dirección de esos 2.

-deberías sentirte honrada, con tu muerte una de las grandes amenazas en contra del sueño de nuestro señor habrá desaparecido. Por cierto, tu padre sugirió usarte como carnada, si no me crees, míralo tú misma- materializando unos orbes de energía, Sonia reconoció al instante la silueta detrás del cristal no siendo más que su padre la cual apenas si le dirigió la mirada; como si no esperase que aun estuviese con vida –debo admitir que eso incluso fue cruel hasta para mí, pero las ordenes de Marte son irrefutables, tu destino es morir aquí y servir como mártir para el nuevo mundo de nuestro señor- demostrando un poco de gentileza, Medea se aseguró de acertar en puntos vitales para así brindarle una muerte rápida e indolora.

Mientras que con Sonia, esta estaba en trance por lo sucedió, aunque si nos pusiéramos en su situación era comprensible ¿Cómo reaccionaríamos cuando descubrieras que al parecer tu padre nunca te amo y que solo te veía como un peón desechable? se negaba rotundamente a aceptar que ella no tenía cabida en esa familia… que triste que fuese así, a veces la realidad era decepcionante; con todo ello encima… ¿Para qué seguir luchando? Más fácil era morir ahí mismo y por lo menos consolarse con las palabras de esa mujer.

Que su muerte por lo menos había servido para vencer a uno de los enemigos más poderosos de su "Padre" quizás con ello, demostrase que su vida si sirvió de algo al final de cuentas, siendo así solo cerro los ojos esperando su desenlace, lamentablemente… alguien no pensaba lo mismo

-Pegaso…- frunciendo el ceño por lo ocurrido, Medea no podía comprender la estupidez que ese hombre había cometido; aunque viniendo de él resultaba muy predecible

-jovencita, ya puedes abrir los ojos… descuida, no te pasara nada- haciendo caso a aquella voz, Sonia parpadeo con lentitud asimilando la imagen borrosa frente a ella; mientras más rápido parpadeaba, más rápido se daba cuenta de lo que había sucedido –Ya no tienes de que preocuparte… porque ya estoy aquí- se trataba de ese hombre el cual había ofrecido su cuerpo como escudo para protegerla de todas esas lanzas de masa oscura al darle la espalda a su enemiga por el bienestar de la peli rosa, y aun con ello le mostraba un semblante alegre y seguro

-¿Qué estas esperando? acabalo- fría y estricta en sus palabras, Medea le había dado una orden solo que… Sonia no se movió en lo absoluto. Tenía la oportunidad de matar a ese hombre frente a ella y aun así, su cuerpo jamás reacciono –por lo visto te sobreestime, eres aún más incompetente de lo que yo creí pero descuida, una vez acabemos aquí, se te impondrá un entrenamiento mucho más eficaz y con suerte, puedas sernos de utilidad en el sueño del nuevo mundo- segura de sus palabras, el brazo de Medea se meció dando advertencia que acabaría con la vida de Pegaso en unos segundos… pero.

Ladeando su rostro levemente, un veloz objeto rozo la mejilla de aquella malvada mujer terminando por impactar en la corteza de algún árbol de por ahí demostrando ser un pequeño cuchillo, más específico un bisturí bastante afilado –interesante, tú debes ser alguien proveniente de este mundo; apenas si note tu presencia pero… esas ganas de matar son demasiadas reveladoras- pese a lo sucedido, Medea mantenía su fría mirada importándole poco o nada quien interviniese

Mirando en dirección hacia los escombros; todo los presentes ahí divisaron la figura de una mujer que se avecinaba lentamente con total tranquilidad con ambas manos en sus bolsillos –siento ser inoportuna en vuestra conversación pero el hombre al cual intentas asesinar…- llegando a estar frente a frente contra la peli verde, la nueva invitada parecía no inmutarse con la figura de Medea en lo absoluto; ni siquiera Seiya quiso interferir en el duelo de miradas de aquel par de mujeres -…me pertenece- y todo por la sencilla razón de que era la primera vez que veía a Reine totalmente encabronada

FLASH BACK/20 MINUTOS ANTES

Siendo la única de los 3 que se quedó en el pueblo, la cansada mujer ojerosa hacia todo lo posible para poder mantener con vida a los niños afectado por aquella enfermedad; pero de continuar así, ni siquiera ella podría hacer algo por la vida de los infantes… quizás tuviese el poder para hacerlo pero no ahora, no se arriesgaría, al menos no por el momento.

Inyectando el último fármaco vía intravenosa a una niña, un fuerte sonido se escuchó a la distancia como si se tratase de la detonación de algún misil a lo lejos en las montañas. Ya desde hace rato se había podido sentir todo tipo de temblores al punto en que los pobladores pensaron que algo malo estaba sucediendo o que incluso esto era un castigo de Dios.

Supersticiones que no estaban muy lejos de la verdad; pero de improviso, unos pequeños sonidos se hicieron presentes en el ambiente. Alguien estaba golpeando la puerta de madera, eran débiles pero continuos; creyendo que se trataba de Seiya y los demás, Reine fue rápidamente hacia la entrada abriendo la puerta esperanzada que todos hayan llegado sanos y salvo… que inocente resulto ser.

Frente a ella, yacía una Yoshino completamente agitada sosteniendo entre sus manos peladas y sangrantes por el hielo la caja con la medicina –lo… logre- cayendo en la inconciencia, Reine atrapo el cuerpo de la pequeña antes que tocase el suelo solo para mirar con horror como la espalda de la pequeña tenia insertado varios pedazos de madera como astillas, seguramente producto de los árboles que reventaron por aquellas ondas expansivas.

No solo ello, estaba ardiendo en fiebre y si no recibía atención rápido… su situación empeoraría; pero el hecho de que haya venido sola hasta ahí; significaba que Seiya se había quedado atrás ¿pero la pregunta era para qué? ¿Por qué dejar que Yoshino continuase sola? fue entonces que lo comprendió, aquellos estruendos y movimientos bruscos en la tierra eran producto del choque de dos bandos y seguramente Seiya estaría involucrado al respecto

FIN DEL FLASH BACK

No, estaba totalmente cabreada y una prueba irrefutable era el ver la vascularización presente en el rostro de la peli gris –hay algo en ti que realmente me llama la atención, quizás una vez conquistado tu mundo pueda experimentar contigo, indago que no eres la única de tu clase- apenas si dijo eso, Reine arrojo varios bisturí al rostro de la tranquila mujer que sin mover un dedo pudo repeler el ataque en su contra como si un campo de fuerza la protegiera de todo daño –desaparece- haciendo uso de su cosmo, 2 grandes columnas de oscuridad salieron disparadas hacia la peli plata quien parecía haber recibido el impacto por la enorme polvareda del lugar.

Sin embargo, una vez disipado la tierra, la figura de Reine tomo impulso contra la otra mujer quien sin esfuerzo alguno la detuvo a solo centímetros de que la peli plata le acertara una apuñalada en su garganta, al parecer con telekinesis; pero ello no evito que la ojerosa mujer perdiese los estribos, al contrario, mantenía su serenidad como si todo estuviese calculado y así fue.

Aun estando inmovilizada, Reine había logrado herir la mejilla de esa mujer con una navaja la cual esta nunca noto que le arrojasen. Y todo ello mientras Reine dejo salir una mueca de risa burlona por haber hecho irritar a esa tipa; aunque para ello tuvo que soportar un considerable dolor al haber sido azotada contra las rocas en pago por haber hecho enojar a la esposa de Marte –serás la primera en morir- sujetando entre sus dedos el bisturí con el cual la habían herido, Medea lo apunto y disparo como bala en dirección hacia la ojerosa mujer quien apretó los dientes en frustración al verse obligada a usar nuevamente aquel poder suyo… no obstante

Aquel proyectil jamás la toco; en su lugar, aquel castaño se había interpuesto recibiendo de lleno aquella plomada solo que en lugar de gruñir o tocarse la parte afectada, este empezó a reírse confundiendo a las demás por ese acto –ni siquiera me dolió- teniendo una sonrisa burlona en su rostro, Seiya se dignó a por fin tocar uno de sus ojos –debes de saber que si vas a matar a alguien, debes de hacerlo bien porque como vez… no me has hecho nada- arrancándose el bisturí encajado en su ojo, este lo arrojo a un lado mientras unas gruesas lágrimas de sangre salían del lado izquierdo de su rostro.

Tal acción por parte del único hombre presente solo le genero una risilla burlona a la mujer de cabellera verde, un gesto que molesto a Reine -aun no te das cuenta ¿verdad?- no hacía falta responder dado que el silencio de Seiya le dio la razón a Medea -Tu eres un ser que no debería existir en este universo, tu sola presencia es un peligro que podría generar el choque de cientos de dimensiones la una con la otra lo que ocasionaría una ruptura en la continuidad del espacio y tiempo-

No tenía por qué creerle, pero claramente Seiya considero las palabras de esa mujer, tenía poco conocimientos sobre el multiverso y casi nada del macroverso así que quizás lo que decía esa mujer no era del todo mentira -¿Por qué debería creerte? Hasta ahora tú y tu marido solo han intentado matarme, si lo que dices es cierto entonces todo se resolvería si desapareciese-

Tales palabras lograron que Medea formase una sonrisa arrogante ante tal propuesta por ver como Pegaso había captado la idea -en efecto, contigo fuera de la ecuación. Este Universo estaría fuera de peligro, y creo sabes perfectamente que haremos hasta lo imposible para que no regreses al nuestro- formando una sonrisa amable en esas últimas palabras, Seiya no evito temblar por tal actuación de aquella mujer, en verdad que lo querían muerto

-Porque no me llevas ante tu marido y arreglamos todo de hombre a hombre, dejemos este mundo en paz, ellos no tienen por qué involucrarse en todo esto- serio en su afirmación, la forma en como buscaba provocarla no parecía dar resultado por cómo está aún seguía con su rostro confiado

-por mucho que nos gustaría tomar tu cabeza con nuestras propias manos, me temo que eso no será posible, no cuando estas muriendo poco a poco- logrando su cometido de dejar incrédulo al castaño, Medea se regocijo viendo la tención reflejada en ese rostro. Pero esa satisfacción termino cuando miro como aquella mujer de pelo plateado se posiciono delante de Seiya con una mirada afilada que incluso Medea supo reconocer y alagar -¿es una de tus amigas que hiciste en este mundo? Parece ser que no le gusto lo que dije ¿toque alguna fibra sensible?-

No por supuesto que no; pero el hecho de haberse puesto delante de él, fue mas que suficiente para que Seiya tuviese una nueva perspectiva de Reine al verla defendiéndolo de esa manera -No te atrevas a menospreciar a Seiya, o te va a pesar- plantándole cara a esa mujer de aspecto tenebroso cual bruja, Reine no dudo ni por un momento en que debía proteger al hombre detrás suyo… de lo contrario, sus ambiciones se verían truncadas.

-él morirá, te guste o no… es el precio a pagar por estar en un tiempo y lugar determinado al que no corresponde. Por suerte para nosotros, su decadencia molecular ya ha comenzado, además… ya ha sido infectado por la oscuridad. Muy pronto ni siquiera podrá hacer arder su cosmos- sonriendo gatunamente por el semblante que Seiya traía en esos momentos, Medea se permitió regocijar por como todo iba acorde al plan -es solo cuestión de tiempo hasta que incluso su alma desaparezca. Si te quedas por mas tiempo en este Universo, tu cuerpo así como tu existencia se desintegrará capa… por capa ¿tienes idea de lo doloroso que será… Pegaso?-

Queriendo admirar el gesto de temor y agonía que pondría ese hombre; Medea no podía esperar a que llegase el momento en que todo concluiría, lo único que le restaba era ser paciente. Mientras que Reine, esta tras lo escuchado adopto una actitud fría y analítica siendo sus ojos afilados cual loba ante su presa poniéndose a pensar en cientos de formas en las que podría acabar con esa mujer sin que Seiya viese su verdadera faceta de maniaca genocida compulsiva en el proceso.

Tenía varias opciones pero claramente todas era utilizando su poder; y si lo hiciese entonces… su relación con Seiya se vería comprometida, no podía darse el lujo de perderlo. Y antes de cometer alguna locura; fue la acción de Seiya la que la detuvo por sentir como esta lo tomaba del hombro para luego verlo como este era el que se posicionaba delante de ella con la fría brisa que jugaba con el cabello de todos -cuando regreses con Marte dile… que estaré esperándolo- levantando uno de sus brazos, Seiya solo se limitó a tronar los dedos para duda de Medea quien luego comprendió la situación.

Apareciendo una especie de triángulo dorado a un lado de la peli verde, varios esbirros salieron para cargar con los cuerpos inconscientes de los 3 caballeros dorados enterrados en el lugar para posteriormente retirarse de ahí no sin antes querer darle una advertencia a ese hombre –tienes una mujer muy interesante Pegaso, procura no perderla de vista… por tu propio bien- cruzando aquel portal, Medea y sus subordinados habían desaparecido sin dejar rastro, al mismo tiempo en que un ruido ensordecedor hizo acto de presencia a lo lejos en la montaña.

-eso es… ¿una avalancha?- tal y como dijo Reine, a la distancia se podía ver como grandes cantidades de nieve se avecinaban peligrosamente hacia ellos a causa de todo el alboroto causado. Así que sin perder tiempo, esta procuro en salir de ahí lo más rápido posible con Seiya solo que este traía a alguien extra en su espalda –no hay tiempo para jugar al buen samaritano, si no nos damos prisa quedaremos enterrados- aun teniendo a la lógica de su lado; Seiya hizo oídos sordos.

Simplemente no podía dejar a su suerte a aquella joven, y ni siquiera Reine lo haría cambiar de opinión –maldición- gruñendo para sí misma, la peli plata cargo en hombros a ambos heridos para luego correr lo más rápido que sus piernas se lo permitiesen solo para encontrar un abismo que los separaba de la salvación –debe tratarse de un chiste- la distancia para saltar hacia el otro lado era absurda, ni siquiera estando ella sola podría imaginarse saltar todo ese espacio y si no lo hacía, quedarían enterrados por toda esa nieve que venía detrás de ellos para luego caer hacia el gélido mar… ah no ser, que utilizase "aquello".

Con la duda en su ser, Reine se llenó de dudas al sobre pensar en si debía revelar su secreto o… saltar. Ella era una mujer de ciencia, pero en esos momentos solo podía tener fe; no pudiendo tomar una decisión rápida, la ojerosa mujer solo alcanzo a gemir por el brusco agarre del brazo de su acompañante que sin tapujo alguno salto con ambas mujeres. Aunque en su estado solo logro aferrarse a los peñascos justo a tiempo antes de que la nieve los alcanzase, no obstante… a cada segundo que pasaba sus brazos de Seiya iba perdiendo fuerza y con ellas 2 colgando de el, difícilmente podrían salvarse los 3.

Saliendo en su ayuda, Reine también se sujeto de algunas raíces secas intentando con ello que su peso de distribuyese para no ser una completa carga para el castaño, lamentablemente, la piel de Seiya se rajo con el frio provocando que esta vez fuese su compañera la que cargase con el peso de los 3, en ese instante… los 3 estaban en un punto muerto

-suéltame- aquella declaración dejo en seco a la peli gris que dirigió su mirada hacia abajo donde sostenía al castaño dado que en sus hombros llevaba a la peli rosa -de lo contrario, los 3 caeremos- si bien estaba en lo correcto, en ningún momento paso por la cabeza de Reine el hacer eso pero tal y como estaban las cosas, uno de ellos tendría que caer.

-mírame a los ojos; mírame ok, saldremos de esta juntos… solo aférrate a mí- tratándolo de darle ánimos; esta empezó a sentir como los dedos del castaño se iban resbalando segundo a segundo

La única expresión en Seiya era la de Gratitud, jamás imagino que alguien a quien apenas si había conocido pudiese querer salvarlo arriesgando su vida en el proceso ¿Quién lo diría? Había buenas personas en ese mundo, nobles y desinteresadas –no cumplí mi promesa, Reine por favor… perdona, a tu irresponsable hermano mayor- riendo como un niño, Seiya cayó al mar envuelto entre toneladas de nieve que parecía iban a hundirlo hasta el fondo del mar.

La verdad nunca pensó en terminar así, quiero decir, siempre pensó que moriría a manos de un Dios enemigo o en el campo de la batalla no… de una manera tan pacífica. Aun cuando las heladas aguas lo recibieron con los brazos abiertos, Seiya jamás sintió el frio abrazo de la muerte, no, en esos momentos no sentía nada en lo absoluto. Tan solo podía ver como la luz de la superficie se iba extinguiendo progresivamente dándole a entender que se estaba hundiendo lentamente.

Si le hubiesen dicho que la muerte en el mar sería tan pacifica, quizás lo hubiese intentado en el pasado… rio ante ese último pensamiento, puesto que si bien nunca intento quitarse la vida, si hubo una ocasión en que la considero; fue tras aquella fatídica noticia que su mundo se volvió gris y la cual marco un antes y un después en su vida.

LUGAR DESCONOCIDO/LIMBO

Tras haber cerrado los ojos en aquel oscuro abismo, Seiya pestañeo cansadamente sabiendo de ante mano donde se encontraba. Ni siquiera quería levantar su rostro, no quería volver a ver a esa persona nuevamente; no así, no se sentía capaz… ni digno –si soy el único cliente ¿Por qué siempre limpias vasos?-

Frente a él, había una mujer adulta de contextura delgada, rostro fino y una tonalidad pálida en su piel. Cabello corto hasta los hombros semi ondulados de un castaño claro y unos ojos choco latosos casi idénticos a los de Seiya -vicios del oficio supongo, pone de nervios que una bartender este ahí sin hacer nada- dejando a un lado el vaso limpio, aquella mujer sirvió una bebida para su único acompañante que en ningún momento levanto la mirada –la casa invita- ofreciéndole la mejor de sus sonrisas, Seiya siguió en el mismo trance con los ojos clavados en la barra.

-¿porque simplemente no me dejas morir? No es como si nadie me vaya a extrañar- logrando afligir la sonrisa de su acompañante en aquel frio y silencioso lugar. Seiya suspiro con melancolía para sí mismo por haber dicho eso -¿Cuántas veces más… tenemos que pasar por esto?… Seika- tal afirmación solo rebelaba que ese no había sido el primer encuentro entre ambos

-sabes que no me gusta verte triste, jamás fue mi intención hacerte sentir culpable por lo que me paso- llegando a tener el mismo semblante que su hermano, Seika guardo silencio sabiendo que el castaño difícilmente hablaría con ella –nunca podría culparte, ya deberías saberlo Seiya- aquello no genero más que el malestar y el lagrimear por parte del menor.

-si tan solo me odiaras, harías esto más fácil para mí- empezando a derramar lágrimas sobre la barra; Seiya lloraba sujetando sus sentimientos y deseos de ir y abrazar a su querida hermana aun sabiendo que no podría hacerlo, ella no era real sino más bien un producto de su mente rota y fracturada que la creo como una opción de desahogo, una salida al no poder dejarla ir en su lecho de muerte –ni siquiera sé si podré ir al lugar donde te encuentras; a veces deseo… volver en el tiempo cuando todo era más sencillo, cuando tu aun estabas con vida-

Si ¿Quién no alguna vez había deseado con todas sus fuerzas volver en el tiempo y solucionar sus errores? Seguramente Seiya no era el primero y seguramente tampoco sería el último -tu no estas donde quieres estar- encorvándose hasta estar a la altura de su hermano menor, Seika tomo una actitud maternal como si fuese su instinto el que hablara -tu… sientes que deberías estar en otro lugar-

Mirando su reflejo en la bebida del vaso, Seiya solo alcanzo a reírse de sí mismo por como solo su reflejo era el que aparecía, contrario a su hermana -tú lo dijiste- no iba a negarlo; deseaba poder volver a su mundo y dejar atrás aquel en el que se encontraba. Suficientes problemas les había dado ya con traerles una guerra la cual no les correspondía librarla; Reine, Yoshino, todas las personas de ese mundo no merecían pasar por las penurias de la guerra santa.

-pues si… pudieras tronar los dedos y aparecer donde quisieras estar apuesto a que te sentirías igual, en el lugar equivocado- pareciendo haberlo dicho deliberadamente, aquello genero la atención del castaño quien la miro por el rabillo del ojo -Te enfocas tanto en donde quisieras estar que olvidas como sacar provecho en el lugar en donde estas… con las personas que te rodean-

Levantando la mirada por primera vez desde que inicio la conversación; Seika pudo atestiguar la duda y la interrogante en el rostro de su menor -de que estas hablando-

Dirigiendo su mirada hacia el techo, tanto Seiya como Seika observaron a través de lo que se podría decir un cristal roto como aquella mujer cargaba con ellos hacia la superficie en medio de toda la inmensa oscuridad marina –Reine…- apenas susurro el nombre de esa mujer, Seika no evito reír coquetamente mientras miraba la expresión de su hermanito, era como ver el rostro embobado de un niño maravillado por la belleza y perfección de una sirena en alta mar.

Quizás aquella mujer pueda triunfar donde ella fracaso –debes dejar de preocuparte tanto por lo que no puedes controlar… gózala- posando su mano sobre los mechones de Seiya, Seika se permitió jugar con la cabellera de su pequeño hermano mientras este sentía como su vista empezaba a sentirse pesada al punto en que los cerro

MUNDO REAL

Abriendo con fatiga sus parpados, los ojos de Seiya se toparon con el techo del refugio de los niños callejeros ¿Cómo había llegado hasta ahí? Se suponía que hasta hace poco se había estado ahogando en las profundidades del océano y ahora… estaba reposando en cama totalmente inmóvil con vendas por todo su cuerpo –(Reine…)- siendo lo primero que se le vino a la mente, el castaño quiso salir en búsqueda de su ojerosa amiga más un cálido agarre lo detuvo.

Percatándose de su estado, Seiya observo con sosiego como por debajo de las sabanas, más específicamente encima suyo reposaba una cansada y dormida oji azul; en lugar de una vergüenza comprometedora por cómo estaban, una profunda paz inundo al castaño, no le importaba que ella estuviese completamente desnuda solo, que estuviese a salvo –eres una completa tonta ¿lo sabias?- aprovechando que esta no lo pudiese escuchar, Seiya dejo salir sus palabras con total normalidad provocando que el agarre de su compañera en la cama fuese un poco más apretado.

-debería golpearte en estos momentos- aun cuando lo susurro, Seiya pudo escucharla fuerte y claro; no es como si pudiese elegir como sentirse en esos momentos pero el miedo afloro en él cuando noto como esta seguía aferrada a él –casi haces que te maten- literalmente estuvo muerto por 5 minutos, su corazón había dejado de bombear y su pulso se había reducido a cero.

-lo siento- fue lo único que este dijo ¿Qué otra cosa más podría hacer? La había expuesto al peligro y por si no fuera poco la había involucrado en sus asuntos en lo que respecta a iniciar una nueva guerra contra algún Dios genocida que vendría a esa Dimension quien sabe cuándo y que muy probablemente los mataría.

Nuevamente el silencio parecía querer reinar en el lugar pero Seiya tenía que discutir lo sucedido con su compañera –Reine, escucha… tenemos que separarnos, no puedo seguir aquí… contigo- no eligió bien las palabras para comenzar, eso es seguro -los que me atacaron… ellos… son muchos más… la tierra corre peligro… tu tierra; Marte, él… él quiere- haciendo un gran esfuerzo para forzar a su garganta, el castaño quería seguir con su explicación de vida o muerte pero el gruñido de la mujer encima suyo lo interrumpió.

-cállate- al principio fueron apenas unos susurros, unos casi ahogados en el pecho del castaño

-¿Reine?- no entendiendo lo que le sucedía, Seiya estuvo por querer reincorporarse para dialogar por lo sucedido pero…

-¡cállate!- aquel grito fue más que suficiente para dejar consternado a Seiya quien en esos momentos parecía un niño siendo regañado; más aún cuando en lugar de percibir rabia o enojo hacia su persona… encontró… lagrimas –tienes perforado los pulmones, te atravesaron el plexo solar, has perdido grandes cantidades de sangre y todos tus huesos están hecho pedazos, perdiste la visión de tu ojo izquierdo y… y esa maldita cosa negra no para de crecer por tu cuerpo… ¿tienes… alguna jodida idea, de cómo me siento? Cuando te vi caer hacia el vacío… cuando ya no lograba sentir el pulso de tu corazón; acaso… ¿puedes comprender lo preocupada que estaba por ti?-

Demostrando un comportamiento que ni la propia Kotori conocía, Seiya permanecía callado y sumiso como si se tratase de un cachorro regañado por su dueña por haberse puesto en peligro. Era la primera vez que alguien le hablaba de esa manera y como tal; no supo cómo reaccionar frente a aquella mujer quien, en un arrebato de cólera, se levantó de la cama quedando sentada sobre la cintura del castaño dejando al descubierto su cuerpo desnudo.

La luz de la luna que se filtraba por los hoyos del techo alumbraban aquella piel pálida como el mármol, su larga melena despeinada, esos ojos azules cansados y aquel par de ojeras por encima de sus mejillas… a la vista de cualquier hombre era una mujer indiscutiblemente hermosa; sin embargo, Seiya jamás aparto la mirada de aquel rostro tenaz, enojado y determinado pero cubierto de lágrimas que predominaba en su compañera –deja de actuar como si esta lucha solo te perteneciera, acaso… ¿no estoy yo para ti?- sujetando al castaño por los hombros, Reine lo obligo a mirarla fijamente mientras contemplaba lo anonadado que este lucia –esta también es mi guerra, estamos juntos en esto; desde el momento en que nos conocimos la hiciste nuestra. Sin importar que tan fuerte seas habrá momentos en los que caigas, sufras, llores y sientas que no exista esperanza alguna… en tus momentos de mayor debilidad quiero estar ahí contigo, ser el hombro en el que te apoyes y te desahogues, a cambio… solo te pido que confíes en mi-

Notando el desánimo y el cómo la expresión de Seiya lucia apagada; Reine decidió retirarse de la habitación, no había sido su intención el actuar de esa manera y menos presionar a ese hombre con tomar una decisión pero… unas manos ásperas y callosas se lo negaron. Aquel firme agarre en sus caderas le impidieron apartarse del castaño quien pese a tener un semblante deplorable parecía no querer soltarla –es tal y como dijiste; no puedo hacer esto solo- siendo un poco más atrevido en su agarre, Seiya poso una de sus manos por encima de la espalda desnuda de su compañera mientras la otra la sujetaba por aquella delgada cintura suya para atraerla hacia él –es muy probable que… si seguimos por este camino; encontremos la muerte, aun así… ¿quieres intentarlo… juntos?- como si fuese su respuesta, Reine se acurruco aún más cerca de él envolviendo sus piernas con las suyas

-mientras nos tengamos el uno al otro, te juro que hallaremos la forma de salvar este mundo… nuestro mundo- notando como el castaño los volvía a envolver entre las sabanas; Reine sonrió para sí misma por como ambos habían solucionado las cosas; no obstante, uno nuevo empezaba a surgir… literalmente.

Puede que fuese una reacción involuntaria; quiero decir ¿qué hombre en su sano juicio no reaccionaria de esa manera? prácticamente ambos estaban bajo las sábanas completamente desnudos, y conforme los minutos avanzaban Reine empezaba a sentir como cierto invasor palpitante empezaba a empujar en su ingle siendo sus bragas y el Bóxer de su compañero debajo de ella lo único que impedía que sus intimidades friccionasen la una con la otra –nunca antes habías estado con una mujer ¿cierto?- no siendo necesario que le respondiese, Reine supo que Seiya era demasiado lento con respecto a ese tipo de cosas dado que desde hace un buen rato que ella se había mostrado como vino al mundo, y Seiya en ningún momento intento nada con ella… hasta ahora.

Por el otro lado, el semblante de Seiya demostraba estar alterado, inquieto, agitado… ¿ansioso? Había afrontado todo tipo de retos en su vida pero sin duda el que ahora enfrentaba era el peor. Se suponía que hace solo un par de minutos se encontraba perfectamente normal y ahora… aquella parte de su cuerpo actuaba a voluntad propia, era como si hubiese cobrado vida; claramente no era un mocoso que no supiese cómo funcionaba su cuerpo pero… no es como si tampoco fuese un experto en ese tema, a sus más de 40 años cualquiera diría que el castaño ya habría tenido varios encuentros sexuales y sin embargo… he ahí.

Después de todo, esa era la primera vez que compartía cama con una mujer, y al carecer de experiencia en ese ámbito muy difícilmente sabía cómo reaccionar; no es como si en su pasado hubiese tenido la dicha de relacionarse con el sexo opuesto dado que su "trabajo" se lo impedía –quizás lo mejor sea dormir separados- siendo lo más razonable, Seiya empezó a querer salir de ahí prefiriendo no incomodar a su amiga aunque jamás espero que fuese esta misma quien lo detuviese al no dejarlo ir de sus brazos.

-acabamos de nadar en aguas heladas que ni los osos polares considerarían meterse, y dado que no tenemos equipo y medicamento por si alguno de nosotros enferma; esta es la mejor forma de mantener nuestro calor corporal, dormir una noche desnudos no nos matara, además…- ok, nadie podría argumentar ante esa lógica y ciertamente Seiya coincidía con ella con respecto a su situación; pero el sentir como ella misma presionaba sus senos contra él no lo ayudaba a pensar con claridad –…nunca dije que me molestara estar así contigo- desviando la mirada hacia un lado, la actitud antes fiera de la oji azul fue reemplazada por una completamente madura con pequeños tintes rojizos en sus mejillas.

-(va a hacer una larga noche)- tal y como lo pensó, a Seiya se le hizo casi una eternidad hasta que saliese el sol de entre las montañas; todo ello mientras una peli gris dormía acogedoramente en su pecho con toda la tranquilidad del mundo. Algo gracioso fue como ojeras muy pronunciadas empezaban a notarse en los ojos del castaño, casi a la par con los de su ojerosa amiga.

Por supuesto; no todo fueron buenas noticias, si bien la mayoría de los niños pudieron salvarse, no se podía decir lo mismo del resto. Una noticia que sin duda desanimo a ambos adultos pero más aún a Yoshino quien no resistió al enterarse que uno de los fallecidos había resultado ser la hermana menor de aquel joven que había conocido, sin duda alguna un duro golpe hacia su ser; y todo gracias a la idea de que había fracasado en llevar la medicina a tiempo pues el fármaco nada pudo hacer por como la enfermedad se había extendido por todo su cuerpo, no pudo cumplir aquella promesa.

Se sentía como una basura; no, incluso esa palabra era demasiada buena para alguien de su calaña… frente a ella, yacía varias tumbas de infantes las cuales fueron cavadas y organizadas por Seiya con ayuda de aquella misteriosa joven peli rosa que una vez terminado el trabajo, se apartó del lugar prefiriendo estar sola.

"En memoria de Rosy Smith"

"En memoria de Stan Smith"

Era lo que estaba inscrito en aquellas rocas frías; la peor parte de todo era que Yoshino pudo ver en primera fila el cuerpo sin vida de aquellos hermanos; siendo una niña tenía muchos sentimientos encontrados y como tal… no sabía cómo expresarlos. Ira, dolor, pena, amargura… la lista era larga.

En momentos así, se preguntaba que había significado todo lo que habían pasado, para terminar de esa manera –la vida, no tiene sentido- sonando palabras inocentes, Seiya agacho la mirada al tener una leve idea de cómo Yoshino podía sentirse –creo que, solo nacemos para sufrir y lamentarnos… vivimos entre desgracias únicamente ¿no lo crees?- el tono con el que se había expresado, ciertamente no correspondía a la de una niña de su edad, más bien parecía a la de alguien que había perdido su razón para vivir... Yoshino había perdido su inocencia.

-¿eso te molesta?- depositando un ramo de flores frente a esas tumbas, Seiya se permitió arrodillarse pese a sus heridas mientras el frio viento invernal hacia acto de presencia al jugar con ambas cabelleras

-claro ¿Quién quiere una vida llena de tristeza?- el tono apagado en su voz parecía indicar que la peli azul había caído en un pozo oscuro donde difícilmente podría salir.

-estas equivocada- levantándose lentamente, Seiya dirigió su mirada en dirección a Reine y los demás niños del otro lado del campo –donde hay tristeza hay alegría; y es lo mismo del otro modo. Todo el mundo está en constante cambio y depende de nosotros el poder superarlo, enfrentarlo y finalmente… aceptarlo-

Recordando los hechos de ayer, Yoshino no evito tener un sentimiento de repulsión hacia sí misma por haberles fallado; se suponía que ella había sido la esperanza de esos niños y en su lugar, solo les había provocado una muerte melancólica, el solo pensar en cómo ellos la habían estado esperando ansiosos y felices por poder vivir la quebró… aquel día algo dentro de Yoshino se rompió. Lo único que detenía que el pueblo se congelase por completo, era aquella gema que Yoshino llevaba en su cuello y la cual, drenaba su poder.

lo lamento- Esas sencillas palabras bastaron para que Yoshino saliese de aquel trance para posteriormente enfocar su vista en el hombre al lado –lamento no haber sido yo el que muriera aquel día- sacando de entre su saco algo especial, Seiya le entrego los restos de aquel pequeño peluche con forma de conejo que había logrado salvar. El hablar de un tema tan serio como ese con una niña, quizás no era la mejor idea de Seiya, pero… en todo ese tiempo de pena, Yoshino jamás le dirigió una palabra de odio u alguna mirada de desprecio por todo lo que le estaba pasando; como si todo esos sentimientos negativos se los guardase para ella misma.

-no hay nada de que lamentarse, fui débil… tuve miedo y al final lo perdí todo por culpa de mi debilidad ¿sencillo no?- De seguir así muy seguramente esa niña podría llegar a contaminarse con ideas turbias y eso era lo último que quisiese para ella; afortunadamente él estaba ahí, si había alguien a quien Yoshino pudiese culpar y odiar era él. Si pudiese cargar con su rencor estaría más que satisfecho, porque a pesar de venir de mundos diferentes había algo que los 2 compartían… dolor, el dolor de perder a la única persona quien te acompaño en los más duros momentos.

Pero aquel agarre en su hombro la trajo de vuelta en sí -pequeña, no tiene nada de malo que tengas miedo y dudes en tu corazón; pero si no encuentras la forma de afrontar tus adversidades… jamás podrás avanzar. Solo te estancaras viendo como los demás te dejan atrás- escuchando como las voces de los niños llegaba hasta ahí, ambos miraron a lo lejos como Reine hacia reír y jugar a los pequeños sobrevivientes, verla en ese ambiente rodeada de niños conforto de alguna manera a la peli azul, como si ella también pudiese tener esa oportunidad –la parte más difícil de este trabajo, es que no siempre puedes salvarlos a todos… habrá momentos de desesperación y angustia, momentos en los que tendrás al mundo en tu contra pero ten presente siempre esto- agarrándola de la mano, Seiya le transmitió algo de su cosmos permitiéndole a Yoshino experimentar el calor de la luz –nunca vas a estar sola-

Y como si fuese una reacción espontánea, Seiya sintió como Yoshino presiono más fuerte su mano como si no quisiese soltarlo por nada del mundo -¿me lo prometes?- tímida en sus palabras, Seiya noto que lo dijese a continuación marcaría un antes y un después en la pequeña; y sinceramente no quería causarle más dolor del que ya había hecho.

-te lo prometo, jamás volverás a estar sola y aunque muera… mi espíritu siempre permanecera a tu lado- jugando con los cabellos azulados de la niña, Yoshino se permitió agachar la cabeza mientras lloraba sin parar en el hombro del castaño quien generosamente se lo había ofrecido en aquel efusivo abrazo; todo el mundo necesitaba un abrazo. Algo que Seiya entendió y comprendió amargamente con el tiempo.

Pasaron las horas y el atardecer cayo con el brillante ocaso del mar y el sol a la lejanía; los tres estaban listos para zarpar en el barco que los llevaría nuevamente a Japón, solo había un inconveniente… ella. La joven hija que Marte había dejado atrás a la cual mando a matar a un enemigo al cual ni su padre mismo pudo vencer en el pasado; siendo abandonada en un mundo completamente desconocido ¿Qué oportunidad habría que volvieran por ella? fácil, la respuesta era cero, le gustara o no ella solo era un peón desechable para su padre y sus planes… era peso muerto.

Aunque cierto tonto de ojos chocolateros no pensaba igual que ella –te lo preguntare de nuevo ¿quiere venir con nosotros?- parado ahí, se encontraba aquel hombre al cual su padre temía y respetaba ofreciéndole su mano con amabilidad. A ella, una enemiga la cual intento matarlo horas atrás

-vete- fue lo único que salió de los labios de aquella peli rosa sentada en la nieve quien volvió a hundir su cabeza sobre sus piernas en aquel rincón del callejón.

-quedándote aquí no solucionaras nada, solo conseguirás darles la razón- no le debía nada, apenas si la conocía… y aun así, no podía dejarla a su suerte, no cuando ambos estaban a bordo del mismo problema –si no curamos esas heridas tuyas, volverán a abrirse- mirando el cuerpo de aquella joven, Seiya aprecio que Reine solo aplico primeros auxilios mas no un tratamiento que cerrase por completo el corte del estómago.

-en lugar de preocuparte por los demás, mírate a ti. Estas muriendo poco a poco; tu cosmos se está marchitando y ellos no pararan hasta matarte, si yo fuera tú me preocuparía por mí misma- desafiándolo con la mirada, Sonia creyó haber provocado a Pegaso mas solo encontró… calma ¿Cómo rayos ese tipo podía mostrarse tan sereno y seguro? Con todo lo que vendría a futuro ella estaría aterrada.

-por suerte no eres yo, pero dime ¿Qué te parece si te propongo algo?- logrando tener la atención de la peli rosa, Seiya sonrió por ello al cumplir su cometido -¿Qué te parecería ganar más poder del que ya tienes ahora? Me refiero a que me dejes entrenarte, de esa forma te resultara más fácil matarme- era un completo demente ¿Quién en su sano juicio se ofrecería a entrenar a una asesina para que esta te matase mas adelante? Bueno, uno más se había unido al grupo.

-como ya debes saber, la manipulación de nuestro cosmos está muy reducida en esta parte del multiverso y por si no fuera poco hay entidades muy poderosas que gobiernan y caminan por este mundo, claramente ya tuviste la oportunidad de conocer a una- mirando en dirección al muelle, Sonia poso su mirada en aquella peli azul esperando a sus mayores –no te pido que abandones tus ideales; eres libre de hacer lo que quieras con tu poder, solo te pido que nos acompañes hasta hallar la manera de regresar a casa. Además… necesitaras un techo y comida si quieres sobrevivir hasta ese día- bromeando en eso último, Seiya se rio para sí mismo al escuchar las tripas de Sonia gritando por algo de comer.

-¿Por qué haces esto? ¿Por qué quieres confiar en mí? Intente matarte- manteniendo aun la dureza en sus palabras, Sonia no creía la naturalidad con la que ese tipo se controlaba

-cualquiera que sea capaz de arriesgar la vida por la de un niño… merece una oportunidad- recordando los eventos de ayer, Sonia recapitulo la escena donde intento salvar a aquel pequeño moribundo de la explosión de la Exclamación de Athena –supe que habías sido tú al no haber nadie más por el área, muy pocos que conozco se meterían a las brasas para ayudar a alguien, y tú lo hiciste… alguien así no puede ser una mala persona- logrando que la peli rosa se le aventara encima con claras intenciones asesinas, Seiya la noqueo mientras ella caía encima suyo.

Pasaron los minutos donde Reine y Yoshino lo esperaban en el muelle para zarpar hasta que esta última lo diviso salvo que este traía algo extra en su espalda –perdonen la demora, fue muy difícil convencerla- no convenciendo a sus 2 compañeras, tanto Reine como Yoshino lo miraban con una ceja levantada por la nueva chica que Seiya traía consigo… de continuar así, Reine estaba muy tentada de abrir un hospedaje para seres de otros universos y dimensiones. Todo ello mientras Yoshino volteaba para ver una ultima vez hacia aquel lugar donde habían enterrado a los pequeños, solo que con el pequeño detalle que ahora también residía una nueva cruz, un sepulcro para su fiel amigo y compañero… ya no se lamentaría pues a partir de ahora, sin importar que tan oscuro sea su destino seguiría hacia adelante, abriría sus alas y volaría hacia sus sueños sin mirar hacia atrás y nunca más estaría sola; al menos, no al lado de ese hombre.

Fin del capitulo

OMAKE

¿?/ALTA MAR "TORMENTA/NOCHE" - CAMAROTE

Seiya (Sentado en la cama): *confundido* Soy un mal… ¿hijo?

M. Reine (sentada en la cama/regazo de Seiya): Si eres la reencarnación del Pegaso de la era del mito ¿eso no significa que Poseidón vendría a hacer tu padre?

Seiya: Bueno en teoría… supongo que sí, pero…

M. Reine: *acomodándose* Pero te la pasas peleando contra él en nombre de su sobrina quien alega protegerlos cuando en realidad debería de guiar a la humanidad para evitar más guerras contra el Olimpo; sin embargo. solo observa como crece la codicia humana sin querer intervenir ¿correcto?

Seiya: …a

M. Reine: *sujetando a una dormida Yoshino en su regazo* Además del hecho de que Athena maldijo a tu madre convirtiéndola en un monstruo para posteriormente desterrarla a quien sabe dónde solo por la profanación de su templo cuando explícitamente fue culpa del Dios del mar

Seiya: *mirando hacia el mar embravecido por la ventana* Nunca, lo había pensado desde esa perspectiva

M. Reine: *acariciando los mechones de la espíritu* ¿Te has puesto a pensar en que quizás la Diosa por la que peleas no es diferente a las demás deidades? Quiero decir; en toda guerra que han librado siempre salen ganando, y claramente si siempre salen ganando algo anda mal. Ningún equipo queda invicto tantas veces sin conocer la derrota al menos una vez, casi incluso sospecharía que el juego… este comprado.

Seiya: Sabes *enterrando su rostro en el cuello de Reine* yo también he meditado sobre eso. Siempre creí que el bien ganaba sobre el mal, que los milagros existían… pero reflexionando, llegué a la conclusión de que algo andaba mal; como si, yo y los demás caballeros de distintas generaciones no fuésemos más que mero peones para algún plan de los Dioses… uno, en el que Athena también está involucrada.

M. Reine: *mirándolo por el rabillo de su ojo* Alguien que maldijo a tu madre, no puede ser alguien buena

Seiya: *en negación* Ella… Athena… Saori no lo haría.

M. reine: Aunque si *arrimándose más a la espíritu* esa Saori de la que hablas ¿le hiciera algo a Yoshino? ¿Qué harías?

Seiya: *sujetándola con fuerza por el vientre* La mataría

M. Reine: *sonrisa maquiavélica* Y yo te ayudaría… mi Pegaso.

AVANCES DEL SIGUIENTE CAPITULO

H. Yoshino: No recuerdo la última vez que disfruté de la brisa marina, en verdad que es refrescante *Desviando la mirada hacia el lector* Oh si perdón, estamos al aire *se apena* Creí que todo había acabado pero al parecer solo es el comienzo; la oscuridad de Marte amenaza a nuestro mundo ¡deprisa caballeros! ¡el telón de una nueva guerra sagrada ha dado inicio!... ¿Cómo que iré a la escuela? ¡¿Sonia también?! Ah creo que me emocione en vano. Un momento ¿Quiénes son esas mujeres? ¿Cita? ¿Por qué están invitando a Seiya a una cita?... ¡¿Otra espíritu?!... ¿Tenemos presupuesto para ella también? La cuenta regresiva comienza "La promesa de una cita doble, dos maduras… un Pegaso" ¿Y tú, has sentido el poder del cosmos?

Sonia: ¿Podemos relajarnos en un momento como este?

Seiya: Eso no evitara que también vayas a clases jovencita

M. Reine: No olvidemos a la nueva, con suerte y el autor no le dará todo el presupuesto

Seiya: *nervioso" ¿Esa niña tiene un reloj en el ojo?

T. Kurumi: Ara, Ara se acabó mi tiempo al aire… nos vemos en el próximo episodio UWU