Un niño junto a una mujer de cabello rojo viajaban en coche el cual transitaba un camino terregoso. El menor miraba hacia afuera el paisaje sin mucho interés.

Acababa de perder a su madre hace poco y su padre desapareció sin decir absolutamente nada. Debido a ello, estaba siendo enviado hacia un convento en medio del bosque que fungía como orfanato.

-No te preocupes Izuku. En este lugar vas a estar bien-palmeó su cabeza-Los niños que vienen aquí tienen un gran porcentaje de ser adoptados, incluso siendo adolescentes

El niño seguía sin mirarle pero le daba a entender que la estaba escuchando.

-Las hermanas y la madre superiora son excelentes personas. Verás que te tratarán excelentes-viró su vista hacia el frente-Oh mira, ya llegamos

El auto se detuvo frente a la puerta principal en la cual les esperaba una monja. Bajaron del auto y se acercaron a ella.

-Bienvenidos al orfanato St. Joan-comentó la monja con una sonrisa

-Muchas gracias por recibirnos hermana Nemuri-saludó con amabilidad-traigo a un nuevo chico con ustedes. Saluda cielo

-Mucho gusto. Soy Izuku-saludó con timidez

-Eres tan lindo Izuku-acarició su cabello-tranquilo, estás seguro aquí

La mujer se despidió de ambos y entraron para presentarlo.


Llegaron a la capilla donde había varios niños al igual que él. Lo llevó hasta el frente y le pidió sentarse.

-En cuanto suenen las campanas hay que levantarse para recibir a la madre superiora-lo vio asentir-enseguida vuelvo

Sin más se fue yendo a realizar sus tareas. Vio a los demás niños que estaban igual de confundido que él pero que esperaban pacientes en sus asientos salvo un niño que se encontraba pateando las bancas.

-Oye, no hagas eso. Van a regañarte-comentó Izuku con el ceño fruncido

-Cállate, haré lo que me de mi gana-siguió pateando hasta que escucharon las campanas sonar

Tal como dijeron las hermanas, los niños se levantaron incluso el problemático.

-Atentos, la madre superiora Camie está aquí-anunció una de las monjas

Vieron con algo de sorpresa que el hábito de la madre era de piel bastante ceñido al cuerpo dejando notar sus enormes pechos y lo que parecía un pene descomunal.

La superiora subió al estrado y miró a los niños con seriedad.

-Buen día niños, sean bienvenidos a su nuevo hogar-acomodó sus lentes mirando fijamente a todos-por lo que veo todos son nuevos. Para su fortuna tenemos el espacio suficiente para ustedes

Sacó debajo del podio una especie de lista la cual acomodó frente a ella para comenzar a leerlo.

-La hora de levantarse es a las 7 de la mañana. Se alistarán para el desayuno y a las 8 inician sus clases. Salen a las 3 de la tarde para que vayan directo al comedor y realicen sus deberes de 4 a 6 de la tarde. Harán limpieza de 7 a 8 y la cena es a las 9. La hora de dormir es a las 10 de la noche-terminó de leerla y guardarla-¿Tienen alguna duda?

-¿Qué pasa si no cumplimos con los horarios?-preguntó un niño de cabello bicolor con rostro serio

-Como son nuevos, tendrán un mes para acoplarse. Después de dicho, tendrán que seguir todo al pie de la letra-vio a otro niño levantar la mano-¿Si?

-¿Qué pasa si no quiero hacer ninguna de las actividades que dice?-dijo el que anteriormente estaba pateando la butaca

La madre superiora le sonrió y bajó del podio. Caminó hacia él y de una de sus mangas sacó una fusta para comenzar a golpear al niño con fuerza.

Los demás le miraban asustados a excepción de Izuku quien permaneció serio viendo la situación.

Terminó de golpearlo y acomodó su hábito.

-A quien vea con una actitud rebelde y ególatra como la de él, sufrirá el mismo destino-señaló a las hermanas para que lo sacaran

Rápidamente sacaron al niño fuera de la capilla.

-Si alguien no quiere quedarse aquí, puede irse sin problema alguno pero los ficharemos para que ni un otro orfanato o familia pueda adoptarlos-los menores abrieron aún más los ojos-¿quedó claro niños?

-Si madre superiora-respodieron al unísono

-Excelente, pueden pasar a sus habitaciones a descansar-endulzó su voz-excepto tú pequeño, me gustaría hablar contigo-señaló al peliverde

Los demás salieron algo preocupados por el niño de cabello verde y aún más cuando vieron a las hermanas cerrar la puerta por fuera e irse.


-¿Puedo sentarme a tu lado cariño?

-Si madre superiora-se movió a un lado mientras jugaba de manera tímida con los cordones de su sudadera

-¿Cuál es tu nombre cielo?-comentó acariciando su cabello

-Mi...mi nombre es Izuku-dijo apenas aludible

-Qué lindo nombre tienes-sonrió cargándolo para sentarlo en su regazo-¿te gustaría ser mi monaguillo para la próxima misa?

-Si...me...me gustaría ayudarle-dijo aún sin atreverse a levantar la cara

Sonrió enternecida por su timidez e inocencia y tomó su mentón con suavidad.

-Mírame al hablar querido. Quiero ver tu bonito rostro-besó su mejilla

-S...si madre superiora

-Llámame Camie-sama-susurró en su oído-a partir de ahora, soy tu único dios cielo

Lamió su mejilla y volvió a sentarlo en la banca para luego retirarse.

El niño quedó confundido con lo dicho. Negó con su cabeza para despertarse y salir de ahí rápidamente.


Mientras, en un cuarto alejado de todo, la madre superiora castigaba con brutalidad al pequeño monstruo que se atrevió a ir contra el lugar.

Violaba salvajemente su ano mientras azotaba sin piedad su espalda haciéndolo sangrar.

-Eso es niño, vas a aprender a jamás ir contra las leyes del convento-sonrió maliciosa al verlo llorar y gritar de dolor-es una lástima que no volverás a ver la luz del día

Llenó de semen su interior mientras lo estrangulaba hasta matarlo. Con una hacha, cortó la cabeza y la aventó a un lado.

-Desháganse de esta porquería y fíchenlo para que nadie lo busque

-Si, madre superiora-rápidamente atendieron la orden de su líder religiosa

Salió como si nada hubiera pasado y fue directo a sus aposentos a descansar.