Capítulo 50

Tenía los ojos cerrados y era totalmente consciente de lo que me rodeaba, aunque parecía profundamente dormida. Podía escuchar que Edward estaba haciendo ruidos en algún lugar de su apartamento y también escuchaba el suave sonido de la música que provenía del equipo del salón. En el fondo quería ponerme en pie y buscar a Edward para darle un fuerte abrazo y poder reconfortarme con el calor que emanaba su cuerpo, desde que había llegado a Chicago él había sido lo único constante en vida, la única persona con la que sabía que podía contar incondicionalmente pese a todas las discusiones y malos entendidos que habíamos tenido, pero aunque quería moverme algo me lo impedía, un peso invisible paralizaba mis músculos y ni siquiera me dejaba parpadear.

Escuché el sonido del teléfono móvil de Edward y por inercia mis ojos se abrieron, aunque no fui capaz de hacer ningún movimiento más. A donde yo estaba llegaban algunas palabras sueltas de la conversación que estaba teniendo con quiera que fuese y descubrí que era Alice por el tono de su voz, que era más divertido y dulce de lo habitual cuando hablaba con ella. Cuando hubo cortado la llamada entró en la habitación y se tumbó en la cama a mi espalda, me abrazó sobre las mantas que me cubrían y enterró la nariz en mi cuello, dejando un suave beso tras mi oreja.

— Alice ha llamado… —susurró contra mi piel— vendrá a cenar aquí esta noche.

Me giré para poder observarle, sintiendo como mis músculos se quejaban por la ausencia de movimiento, lo miré fijamente a los ojos y suspiré, ¿por qué me estaba comportando como una estúpida? Había sido prácticamente una autómata desde el enfrentamiento con Jasper, que de acuerdo, tenía todo el derecho de sentirme mal por ello, pero fue algo que no me sorprendió, sabía que cuando le contase lo mío con Edward reaccionaría de ese modo, era algo que pasaría tarde o temprano y quizás, tan solo quizás… si le hubiese dicho todo desde un primer momento no hubiese sido tan difícil para él comprender lo que en realidad estaba ocurriendo, aunque eso era difícil de saber, ya que su personalidad era demasiado voluble e inestable para predecir su reacción.

En esos escasos segundos que mi mirada estuvo encadenada a la de Edward decidí que no iba a lamentarme por nada de lo que había pasado, fuese yo la culpable o no, ya estaba hecho y no me beneficiaba el sentimiento de culpa cuando realmente no debería ser así, solo me había enamorado, eso no era un delito. Suspiré mirando sus ojos todavía y deslicé mi mano por su cabello hasta dejarla en la parte posterior de su cuello, agarrando un grueso mechón de cabello cobrizo entre mis dedos.

— ¿No cenábamos con ella el sábado? —pregunté con la voz ligeramente enronquecida y haciendo alusión a los planes para la cena.

— Princesa, hoy es lunes —murmuró son una sonrisa y dejando un beso en mi frente antes de ponerse en pie—. Estará aquí en una hora, así que lo mejor será que te pongas en pie y te des una ducha, sabes que es capaz de obligarte a hacerlo en cuanto llegue —sonreí un poco al recordar la alegría y la hiperactividad que caracterizaba a Alice cuando la conocí—. Iré a pedir la cena… ¿te apetece algo en especial?

Lo observé de nuevo y negué con la cabeza, él tan solo sonrió y salió de la habitación dejándome sola de nuevo. Conocía a Edward lo suficiente para saber que me estaba dando mi espacio para pensar, había tenido mucho tiempo los días anteriores, ya que la discusión con mi hermano había sido el pasado miércoles y estábamos a lunes, pero mis pensamientos habían sido tan caóticos que no había podido plantearme seriamente lo que sería de mí a partir de ese momento.

Cuando poco más de treinta minutos después salí del baño, Edward estaba sentado en la cama y miraba hacia la puerta como si estuviese esperando a que yo saliese, me regaló una dulce sonrisa y acarició una de mis piernas cuando pasé por su lado hacia el armario.

Alice llegó unos minutos después, cuando Edward estaba poniendo la mesa y yo intentaba acomodar mis rizos con desastrosos resultados, escuché el sonido característico de sus tacones y también como saludaba a Edward con la misma efusividad de antaño, como antes de que la tormentosa relación de Jasper con su mujer hiciese desaparecer toda su alegría y espontaneidad.

— ¡Estás aquí! —exclamó desde la puerta del baño sobresaltándome—. Tenía tantas ganas de verte… pero he estado un poco ocupada y no he podido venir antes, ¿cómo estás?

Habló con mucha rapidez y tuve que parpadear y dejar a mi mente unos segundos para procesar lo que había dicho, que no era mucho, pero me sentía un poco aturdida de repente.

— Bien… supongo —murmuré con un hilo de voz y encogiéndome de hombros.

Sus brazos me rodearon y me abrazó con fuerza, tan solo puede reaccionar devolviéndole el abrazo y sintiendo como se estremecía.

— Jasper es un idiota, uno de los más grandes, no le des más importancia de la que tiene —intentó animarme mientras me observaba con una sonrisa triste.

— Alice… me echó de su casa, de su vida… como si realmente no le importase —murmuré bajando la mirada a mis manos que se retorcían una con la otra.

— Le ha importado más de lo que piensas, Rosalie y tú sois su única familia de sangre y os alejó a ambas, tiene que sentirlo aunque no lo demuestre —bufé ante sus palabras y me alejé el pelo de la cara en un movimiento brusco—. Ven aquí —señaló el borde la bañera—, te ayudaré con ese cabello.

Me senté en el borde de la bañera y ella comenzó a echarme algunos productos en mi cabello y colocarlo con los dedos.

— No sé que haré ahora… —susurré mirando su imagen a través del espejo que estaba frente a nosotras, ella sonrió como si supiese algo que yo no y colocando un último mechón de mi cabello tiró de mi mano para que me pusiese en pie, la seguí hacia la habitación y la vi sentada en la cama y rebuscando algo en un maletín con el ceño fruncido.

— ¿Recuerdas lo que hablamos hace unos meses? —preguntó sacando un montoncito de papeles y palmeando el colchón a su lado para que me sentase.

— ¿Sobre qué? —pregunté confundida.

— Sobre la emancipación —mi boca se abrió ligeramente al recordar aquello de repente y asentí, Alice dio un par de botes sobre el colchón y quedó un poco más cerca de mí—. Pues he estado investigando estos últimos días, en algunos estados es completamente legal que alguien de dieciséis años tenga una relación con alguien hasta diez años mayor siempre que haya consentimiento por ambas partes, por suerte Illinois es uno de ellos así que… lo tuyo con Edward no supone ningún delito.

— ¿De verdad? —pregunté sorprendida y esperanzada a partes iguales, sería como un sueño no tener que esconderme de nadie para estar con Edward, ahora que Jasper, nuestro mayor obstáculo, estaba al corriente de todo podríamos ser libres por completo.

— De verdad, además lo he confirmado con Emmett, él también investigó en otras fuentes y ha obtenido las mismas respuestas —Alice sonrió y esa sonrisa se me contagió—. Pero eso no es todo lo que he hecho estos días, he hablado con un asistente social y he conseguido los documentos para la emancipación.

Un latigazo de dolor surcó mi pecho, desde mi corazón hasta el estómago, eso me obligó a ponerme en pie de golpe y a intentar protegerme con mis propios brazos rodeando mi torso. Emanciparme sería decirle adiós a Jasper para siempre y no sabía si estaba preparada para perder a otro miembro de mi familia de nuevo, esta vez de un modo más trágico, porque aunque había perdido a Renée y a Charlie, que ellos se fuesen era algo inevitable y que no podía controlar, Jasper se alejaba por voluntad, porque no me quería, porque no había llegado a ser lo suficiente buena para él.

— Bella… —el susurro de Alice me trajo de vuelta a la realidad y la miré con el miedo pintado en la cara—, sé que la palabra asusta pero no es tan brusco como parece y no estarás desamparada por completo.

— Pero… —intenté explicarle pero las palabras se negaban a salir de mis labios.

— Escucha —insistió Alice al percatare de mi silencio—, te explicaré el proceso. Esto no es más que un trámite legal, algo burocrático para que puedas vivir sin ser bajo la tutela de tu hermano e incluso puedas llegar a casarte sin su consentimiento, de todos modos en tu cumpleaños él perdería todos los derechos y obligaciones sobre ti, así que solo estamos adelantándonos un poco en el tiempo.

La miré comprendiendo sus palabras y entendí que tenía razón, a lo que le tenía miedo era a perder a Jasper y eso había ocurrido de todos modos sin que la emancipación tuviese nada que ver.

— Está bien… —suspiré, pero aunque mis manos todavía temblaban me obligué a centrarme y a ser todo lo adulta que debería ser en estos casos—. Explícame —volví a sentarme a su lado y ella comenzó a explicarme el proceso del tramite y lo que tardaría en hacerse efectivo, realmente no me libraría de Jasper por completo, él continuaría siendo mi tutor legal pero ya no necesitaría su beneplácito para estar con Edward y según Alice eso es lo que realmente nos importaba.

— Pero necesito el consentimiento de Jasper para eso… él debe firmar los documentos—murmuré sintiendo que me desinflaba, él no estaría de acuerdo nunca con eso, mi relación con Edward siempre sería algo impropio y sucio para él.

— Eso está solucionado —Alice sonrió ampliamente y sus ojos chispearon—, he tenido una larga conversación con él esta mañana y ya ha firmado los documentos.

— ¿Qué? —mi voz se alzó dos octavas.

— No ha sido fácil convencerlo, estaba dispuesto a todo con tal de tenerte de regreso, iba a denunciar a Edward, pero como me ha pasado a mí, sabe que no estáis cometiendo un delito porque tú estás de acuerdo. Le he explicado las cosas con claridad y finalmente ha accedido a darte la emancipación.

— ¿Tan fácil?

— No ha sido fácil, créeme —puso los ojos en blanco y sonrió—, pero no le des vueltas a eso, aquí están los documentos con la firma de Jazz y esperando por la tuya, mañana iremos al notario, yo como representante de Jasper y tú por ti misma, todo estará solucionado en solo unas horas.

Suspiré mirando los documentos y releyendo una y otra vez las condiciones, Jasper no se desvinculaba por completo de mi custodia pero perdía todos sus derechos sobre mí, aunque yo solo ganaba le hecho de poder estar con Edward con libertad. Suspiré pasando una mano por mi frente y cerré los ojos unos segundos.

— Necesito encontrar un trabajo para pagar la universidad y… también para ayudar a Edward con los gastos, no quiero ser una mantenida —murmuré casi para mí misma—. No sé si mis tarjetas todavía son válidas, pero no quiero utilizar el dinero de Jasper…

— De eso no tienes que preocuparte —Alice sonrió y palmeó mi rodilla—. Vuestro padre no te dejó desprotegida, la casa de Forks es tuya, aunque no puedes venderla hasta que seas mayor de edad, pero la emancipación te da derecho a disfrutar de tu herencia sin restricciones.

Sonreí mirando a Alice y negué con la cabeza.

— Jasper tiene su parte en esa herencia y… no creo que con el sueldo de un jefe de policía haya podido tener muchos ahorros.

— No eran muchos —Alice arrugó la nariz, pero en seguida volvió a sonreír—, creo que apenas unos treinta mil dólares, pero Jasper invirtió con ellos y se han multiplicado, puedes pagar la universidad sin problemas y vivir sin trabajar durante el tiempo que estudies. Jazz renunció a su parte de la herencia cuando Charlie falleció, no la necesita porque los Hale le han dejado todo a él y a Rosalie como únicos herederos y tú eres la propietaria de todos los bienes.

De repente el suelo desapareció bajo mis pies y me sentí caer al abismo, realmente todo eso me estaba pasando y sentí vértigo, no sabía que hacer ni que pensar, todo había sido tan inesperado que no había tenido tiempo para prepararme mentalmente para ello. Cuando Renée murió y me mandaron con Charlie fue un shock, pero sabía que eso ocurriría tarde o temprano y cuando Charlie falleció meses después también me tomó por sorpresa, pero tenía asimilado que no estaría con él para siempre. Con Jasper era diferente, era mi hermano y sabía que no tenía una obligación conmigo, también estaba la influencia que María tenía sobre él y todo lo que lo había envenenado en mi contra, pero muy en el fondo esperaba que recapacitase y dejase a su mujer, que me quisiese como los hermanos que realmente éramos y que pudiésemos estar uno cerca del otro el resto de nuestras vidas… y no era así, las cosas se habían torcido y por mucho que esperase su reacción ante lo que sucedió y no me sorprendiese, dolía… dolía mucho haber perdido a la única familia real que me quedaba.

Y estaba sola… sola…

Ese pensamiento hizo que el aire comenzase a escasear en mis pulmones, que comenzaron a arder como si de verdad me faltase el oxigeno, una fuerte sensación de presión en mi garganta me obligó a llevar las manos hacia mi cuello y tirar con insistencia de la camiseta que parecía apretarme más a cada segundo, mi corazón latía ensordecedoramente en mi oídos y los jadeos de las fuertes bocanadas de aire que intentaba abrirse paso en mi garganta no me dejaban escuchar nada más.

Me parecía sentir las manos de Alice sobre mi rostro y creí que sus ojos me miraban fijamente, pero no podía enfocar mi atención en otra cosa que no fuese intentar respirar, aunque me costaba y mi vista comenzó a nublarse poco a poco.

— Princesa… —escuché su voz entre la bruma que me rodeaba y busqué con desesperación el lugar de donde provenía.

Mis ojos se enfocaron un poco y encontré los suyos que me miraban con preocupación, de repente sentí la calidez de sus manos acunando mi rostro y decidí centrarme en ello, así como el movimiento de sus labios que parecían estar pronunciando palabras aunque ninguna llegaba a mis oídos. El aire comenzó a entrar a mis pulmones y la sensación de ansiedad se fue disipando dejando tras de sí una sensación de ardor en mi garganta.

— Ya está… ya está… —su voz me arrulló y cerré los ojos sintiendo como algunas lágrimas humedecían mis mejillas—. Shh… ya pasó…

Sus brazos me rodearon y me desplomé contra su pechó escuchando mis sollozos que parecían querer partir mi pecho en dos. Pasé unos minutos en esa posición, sintiendo como poco a poco comenzaba a tranquilizarme con su cercanía, sintiendo el calor que emanaba de su cuerpo y que caldeaba el mío un poco. Cerré los ojos y dejé que mi mente se crease una imagen perfecta de lo que sería mi futuro junto a él a partir de ese momento, de las cosas que haríamos juntos, de todo lo que nos quedaba por compartir… quizás tan solo fuese que intentaba alejarme de la realidad, opacar los problemas simplemente haciéndolos a un lado, pero si realmente afrontaba que estaba sola sabía que me volvería loca.

Mi respiración se tranquilizó después de un profundo suspiro y Edward, creyendo que me había quedado dormida, me tomó en brazos y me llevó a la cama tapándome de nuevo con las mantas, me sentía tan cansada que no puede moverme, simplemente me dejé hacer y me acurruqué bajo las mantas intentando alejarme del mundo e irme a ese lugar feliz dentro de mi imaginación.

— ¿Qué ha ocurrido? —le preguntó a Alice en un susurro a la vez que acomodaba un mechón de cabello que caía sobre mi rostro.

Ese simple contacto me puso en alerta, continuaba inmóvil y con los ojos cerrados fingiendo que dormía, aunque mi mente estaba completamente consciente de todo lo que sucedía a mí alrededor.

— No lo sé, ella parecía bien… solo estábamos hablando, de repente comenzó a jadear y a gritar y no podía tranquilizarla, ¿no le había ocurrido nunca?

Tenía los ojos cerrados todavía y no supe si Edward se movió o no, pero escuché el susurro de la ropa como si lo hiciese realmente.

— ¿De qué le estabas hablando para que se pusiese así? —su voz se escuchó cansada y amortiguada, como si su rostro estuviese oculto por sus manos.

— He hablado con Jasper sobre el fututo de Bella… —contestó Alice con un hilo voz— ha firmado los documentos de la emancipación y un poder notarial para que yo le represente cuando Bella firme frente a un notario.

— ¿Emancipación? —la pregunta de Edward era ansiosa y sorprendida.

— Ya le expliqué a ella, he estado investigando y realmente no es un delito que estéis juntos si ambos estáis de acuerdo, así que pensé que si Bella se emancipaba podríais estar más tranquilos… incluso podríais llegar a… a casaros.

— Alice… —Edward suspiró y casi pude imaginarlo revolviendo su cabello con una mano— podrías haber tenido un poco de tacto, está muy afectada por lo de Jasper, él se portó como un cabrón… la echó de su casa e insultó a su familia… no sé en que demonios estaba pensando.

— No pensaba… ese es el problema… —Alice también suspiró y se sentó sobre la cama a mi lado, acomodó las mantas para cubrirme mejor y acarició una de mis mejillas sin apenas tocarme—. Está arrepentido de lo que le ha hecho a ella y a Rose, pero es demasiado orgulloso para admitirlo.

— Y la arpía de su esposa tampoco le dejaría hacerlo— masculló él.

— Todavía no comprendo como se deja influenciar tanto por ella… siempre creí que tenía personalidad y dotes de líder —su voz era soñadora—. Lo está perdiendo absolutamente todo, todo…

— Estoy seguro de que Bella y Rose le perdonarían si él hiciese un pequeño esfuerzo, ambas adoran a ese hijo de…

— Se está perdiendo la infancia de Ethan, es su primo y también se está perdiendo los años más importantes en la vida de Bella… —Alice gimoteó y el colchón se hundió a mi lado un poco más, síntoma de que Edward se había sentado también sobre la cama.

— Alie… —susurró.

— Tengo que pedirte un favor —suplicó de repente con voz ahogada—. Esta llave es de una caja fuerte de un banco, allí hay unos documentos que Jasper necesitará tarde o temprano.

— ¿Esperas que yo hable con Jasper en un futuro próximo? —preguntó Edward con escepticismo.

— Tú no, zoquete… pero — pude imaginar una sonrisa por el tono de su voz—, ¿se las puedes dar a Carlisle y que él se lo haga saber llegado el momento?

— ¿Por qué no se las das tú?

— No voy a regresar a Cullen … he dimitido —casi me incorporé en la cama de golpe ante la impresión, pero mis músculos cansados y adormecidos me lo impidieron, aunque abrí los ojos sobresaltada por lo que escuché.

— ¿Otra vez? —Edward preguntó exactamente lo que yo estaba pensando.

— Esta vez es para siempre… —Alice suspiró y miró al suelo— me voy a Biloxi con mi familia.

— Odias Biloxi… —masculló con voz grave— tu familia te volverá loca… y allí no encontrarás un bufete como este para poder trabajar como te gusta.

— No puedo quedarme aquí… —una lágrima descendió por su mejilla y conseguí la fuerza suficiente para removerme en la cama y sujetar una de sus manos con fuerza.

— Alice… —Edward suspiró y se puso en pie como impulsado por un resorte— entiendo que no eliges de quien te enamoras, ahora entiendo eso, pero ese gilipollas no merece que estés así por él… se casó cometiendo un gran error, está alejando de su vida a las personas que más le quieren y lo peor es que tú eres una de ellas. No lo merece… y si no fuese porque te lo prometí hace años ahora mismo iría y le rompería las dos piernas porque…

— Edward no es necesario… ¿de acuerdo? —le interrumpió—. Esta vez es mi decisión, Jasper no es quien yo creía, él… tiene a María y yo no estaré sola.

Carraspeé para hacerme notar y le di un apretón a su mano.

— Tu familia podrá ayudarte, pero aquí también te queremos… y te necesitamos —mi voz sonó enronquecida y un poco ahogada a causa de las lágrimas que mis ojos amenazaban con derramar.

— Me voy con mi familia porque necesitaré ayuda, aquí estaría completamente sola y no quiero que Jasper lo sepa, no quiero… y necesitaré trabajar más que nunca y no tendría con quien dejarlo, no podría pagar una guardería porque son excesivamente caras, sé que Rose me ayudaría pero no quiero que cargue con esa responsabilidad, tiene suficiente con Ethan porque está en una edad muy difícil, así que mi familia es la única opción, ellos me harán mil preguntas pero podré lidiar con ello —habló a tanta velocidad que apenas podía procesar lo que decía, hasta que una frase se fue uniendo a otra y comprendí lo que no estaba diciendo pero explicaba con todo lujo de detalles, di un brinco en la cama hasta quedar casi frente a ella y miré a Edward esperando que él captase lo mismo que yo, pero tenía el ceño fruncido y nos observaba sin comprender, volví mi atención a Alice y ella jugaba con nerviosismo con el dobladillo de su falda intentando evitar mi mirada.

— ¿Cómo… por qué… cuándo…? —balbuceé incoherentemente—. ¿Quién? —pregunté finalmente, ella alzó la mirada y me sonrió.

— Si no fuese de él no lo conservaría… —susurró a la vez que sus mejillas se tiñeron de rojo.

Abrí y cerré la boca varias veces como un pez fuera del agua sin saber muy bien que decir, no entendía muy bien como había pasado y porque ahora ella estaba en esa situación.

— Alice… pero… no entiendo… —negué débilmente con la cabeza y mordí mi labio inferior con miedo a hacer la siguiente pregunta— ¿y María… la engañó… contigo?

— Es una larga historia… —suspiró y alejó el cabello de su cara— de hecho la cena era para explicároslo a vosotros, Rose lo sabe y está de acuerdo en que he tomado la mejor decisión, alejarme de él, si deja a María por mí no será por los motivos correctos y no quiero obligarle a nada.

— Pero él tiene sus obligaciones —añadí frunciendo el ceño.

— Y sus derechos también, todo eso lo sé… ¿crees que no he pensado en ello? —preguntó alzando la mirada al techo—. Pero él estaba enfadado ese día, había discutido con María defendiéndote por algo y había bebido un poco para intentar olvidar, no estaba completamente ebrio y recuerda lo que ha pasado… pero no puedo exigirle que se haga cargo… no puedo porque lo conozco y dejará a María porque es lo que debe hacer, no porque quiera hacerlo.

— Eso es lo que todos queremos y está en tu mano conseguirlo —espeté comenzando a enfadarme, por segunda vez ella podría conseguir detener toda esa locura y no lo hacía…

— Bella… me utilizó, esa noche no significó absolutamente nada para él y en cambio para mí fue la más importante de mi vida —explicó enfatizando sus palabras haciendo aspavientos con sus manos—. No quiere hablar de ello y me trata como si nada hubiese pasado… no merece formar parte de su vida, puede que mi decisión sea egoísta, pero no quiero que mi hijo tenga un padre obligado y mucho menos que él lo desprecie como hizo con Ethan… si se lo digo y me pide que me deshaga de él le odiaré… y no quiero odiarle, prefiero alejarme de él a odiarle.

Edward, que hasta ese momento se había mantenido en silencio escuchando nuestra conversación carraspeó y pasó un brazo por los hombros de Alice y la atrajo hacia su cuerpo para abrazarla.

— ¿Te encuentras bien con todo esto? —preguntó en un murmullo.

Ella se alejó de él y se secó las lágrimas con la yema de sus dedos.

— Físicamente estoy bien, tan solo tengo dos meses de embarazo y no se nota, dentro de mi cabeza es otra historia —de detuvo a tomar aire y más lágrimas brotaron de sus ojos—. Me está matando esta decisión, pero tengo un motivo para sonreír, tengo por quien vivir y luchar y no voy a rendirme y recaer esta vez.

— ¿Puedes esperar unas semanas para asentarte? —preguntó Edward mirándome de reojo.

Alice frunció el ceño.

— ¿Por qué debería esperar? —preguntó confundida.

Edward se removió un poco incómodo y me miró con una disculpa.

— Siento haber hecho planes a tu espalda, pero quería que fuese una sorpresa… no te enfades —me pidió mirándome fijamente a los ojos, mi ceño también se frunció y lo insté a que continuase hablando con un movimiento de mano—. He hablado con mi padre y le parece una gran idea que el bufete tenga una nueva sucursal fuera de Illinois, así que había pensado que cuando sepas exactamente en que universidad vas a estudiar, me iré contigo y abriré el bufete allí.

Me quedé muda y paralizada de la impresión, ¿iba a hacer eso por mí? ¿Dejar a su familia atrás y comenzar prácticamente de cero solo para estar conmigo?

— ¿Y eso que tiene que vez conmigo? —la voz de Alice me sacó de mi aturdimiento y esperé tan pacientemente como ella a que Edward contestase.

— Podrías trabajar allí conmigo, necesitaré mucha ayuda y para entonces ya podrás ejercer, tú mejor que nadie conoces las entrañas de ese bufete y te necesito… —explicó con una sonrisa— iba a pedírtelo de todos modos si Jasper no dejaba a María antes… por supuesto con las mismas condiciones que ahora y tu permiso de maternidad… obvio. Estaremos Bella y yo para ayudarte con el bebé en lo que necesites…

— Edward… —susurró comenzando a llorar de nuevo— si tuviese un hermano me gustaría que fuese como tú —gimoteó abrazándose a él y llenando su rostro de besos.

— Enana, prácticamente somos como hermanos —bromeó Edward devolviéndole el abrazo.

Alice se quedó a cenar y prometió estar allí a la mañana siguiente a primera hora para recogerme y así ir al notario a firmar mi emancipación, todavía me asustaba un poco pensar en ello, pero con lo que Alice nos había contado me ayudaba un poco a sentirme más segura, al menos tenía a Edward, ella estaba sola e iba a tener un bebé sin la ayuda de nadie, obviamente Edward y yo la ayudaríamos en lo que pudiésemos si es que finalmente venía con nosotros, pero estaría sola finalmente.

Edward se sentó a mi lado en el sofá, donde miraban hacia la ventana las luces de Chicago que ya se habían encendido al caer la noche y me abrazó haciendo que recargase mi espalda sobre su pecho.

— ¿Cómo estás? —preguntó con un hilo de voz cerca de mi oreja.

— Supongo que bien… —suspiré y me giré para mirarlo— ¿por qué no me habías preguntado eso hasta ahora?

Edward sonrió y alejó el cabello de mi rostro.

— Tan solo te estaba dando tiempo para asimilar todo, han sido demasiadas emociones en poco tiempo y no quería abrumarte más de lo que ya estas.

Asentí a sus palabras y me acerqué a él para rozar mis labios con los suyos.

— Gracias… —susurré contra ellos antes de besarlo una vez más durante unos segundos— gracias por estar aquí y sostenerme una vez más, sé que para ti también es duro… Jasper era tu amigo y…

— Estoy perfectamente, me lo esperaba y no me ha sorprendido —me interrumpió—. Me duele, pero lo afronto.

— Eres más maduro que yo…

— No es eso… —frunció los labios unos segundos y después sonrió— es solo que lo afronto de otro modo, tú te ausentas del mundo hasta que tomas una decisión y cuando lo tienes claro llegas al final sin importar las consecuencias, yo lo analizo durante unas horas y después lo desecho si llego a la conclusión de que el problema no tiene solución, afrontaré las consecuencias y no me agobiaré con ello.

Me quedé en silencio y me acomodé sobre su pecho, escuchando el constante latido de su corazón.

— Espero que no te hayas enfadado por lo que le conté a Alice… —su voz sonó suave y alcé la cabeza y la mirada para cruzarla con la suya.

— No estoy enfadada, solo… solo no entiendo porque quieres alejarte de tu familia por mí…

— Tonta Bella… —sonrió y una de sus manos se deslizó desde mi frente hasta la parte posterior de mi cuello— lo hago porque sería una tortura tenerte lejos, puedo vivir sin ver a mi familia aunque duela, puedo echarlos de menos y venir de visita de vez en cuando, pero los meses que estuve en New Heaven sin ti fueron una autentica tortura. Créeme cuando te digo que irme contigo es lo más egoísta que voy a hacer…

— Te amo… —mi corazón habló utilizado mis labios y Edward me regaló una enorme sonrisa.

— Esas palabras serán el bálsamo para que pueda soportar cualquier cosa por ti —su mirada era tan intensa que capturó la mía sin darme opción a nada—. Lo que hay entre nosotros es lo único que me importa y por lo único que lucharé, dejaré a mi familia aquí por ti, pero será para crear una nueva a tu lado.

— No quiero crear una familia… solo quiero aumentar la que tienes, no puedo privar a Esme y a Carlisle de su hijo… me odiarán —refuté.

— Alice nos necesita y si nos vamos la ayudaremos a ella.

— Cierto…

— Así que decide una carrera, solicita una buena universidad y nuestro futuro comenzará ahí… —besó la punta de mi nariz y sonreí.

— ¿Estás seguro? —pregunté de nuevo.

— Completamente… —sus labios volvieron a cubrir los míos y cualquier resquicio de duda o miedo se disipó en ese beso, con Edward a mi lado no estaba sola, siempre seríamos dos.