La desesperación la estaba rebasando, la angustia que se posaba en su pecho no hacia nada más que aumentar, al igual que el calor en el cuerpo que sostenía en sus brazos. Estaba sentada en medio de la cama, hacía horas que estaba en esa situación, pero según su criterio todo mejoraría.

En sus brazos sostenía a su esposo, que ardía en una fiebre, desde que Tsunade le habia dicho que ese sería un efecto secundario por la prótesis que le habían implantado, todo había cambiado, no le gustaba ver a la persona que amaba sufriend. Más aún sabiendo su pasado.

Con desesperación abrazó aún más fuerte su cuerpo, se sentía demasiado caliente.

Escuchó unos pasos acercándose a su habitación, se acercaron hasta dejar ver a un pequeño niño de al menos cinco años, entrando con un vaso de agua, se acercó a su madre y le tendió dicho vaso, ella con una sonrisa le agradeció y le dió el agua a su esposo, permitiendo que se mantuviera hidratado. El pequeño niño le sonrió a su madre, para después subir a la cama matrimonial, se sentó justo detrás de su madre y se apoyo en su espalda.

-"puedes apoyarte en mi mamá".

Hinata sonrió con ternura y no pudo evitar derramar pequeñas lágrimas que ahora no eran de frustración sino, que eran de conmoción por el acto de su hijo.

-Gracias cariño.

No recibió respuesta verbal, pero sintió en su espalda el movimiento de su cabeza. Sin más, también se apoyó en su espalda, sintiendo al instante un alivio. Por fin podía descansar un poco por la incómoda posicion en la que se encontraba.

-Papá estará bien, yo lo sé.

El niño estaba demasiado confiado, aunque por dentro estuviera igual de preocupado que su mamá, casi nunca veía a su padre de esa manera, tan indefenso, las únicas veces que lo veía de esa forma era cuando su mamá se molestaba con él y le pedía perdón para después acurrucarse en el sofá, o cuando llegaba de una misión larga y solo disfrutaban juntos, incluso cuando salian los tres a dar un en el bosque o al terminar de entrenar juntos, el se acurrucaba en el regazo de su madre y bajaba la guardia.

Aunque debía aceptar que eso era totalmente diferente, su padre ya no mostraba esa tranquilidad, ahora su cuerpo estaba sudoroso, parecía que le dolía algo y estaba muy caliente, su respiración era acelerada y sus pequeños gemidos lo alarmaban. Según su madre el iba a estar bien, quería creer en ella, pero su mente no le permitía pensar en que de verdad estaría bien.

Sin pensar mucho se quedó en la misma posición, era lo único que podía hacer, queria hacer mas cosas pero para su corta edad no podia hacer nada mas. Cerró los ojos y se quedó en la tranquilidad que su madre siempre desprendía.

-Lamento causarles tantos problemas- ambos escucharon la voz rasposa del hombre al que cuidaban. -se supone que soy que debe proteger...

-Solo descansa cariño, los tres somos una familia. Somos la familia Uchiha.

Hinata siguió acariciando su cabello y con esas caricias pudo relajarlo para que volviera a cerrar los ojos.