Parejas: Regulus y James, Remus y Sirius

Tropo: amor en tiempos de guerra, familia adoptiva.

Aviso: la situación más repetida en este Fictober es James y Regulus queriéndose y Regulus salvándose de su futuro por eso; se lo debía al Regulus de "Encerrado", así que va por ti.


El cumpleaños número diecisiete de Regulus se acercaba. Y la vuelta a casa, con todo lo que implicaba. Hogwarts había resultado ser un buen refugio, pero en Londres no habría manera de evitar la voluntad de sus padres.

— Ven a casa, mis padres estarán encantados de acogerte.

Se giró a mirar a Potter. El mejor amigo de su hermano, que lo había acogido como a un hermano cuando huyó de casa de sus padres. El chico guapo al que había odiado al principio por robarle a su hermano, y por el que había acabado cayendo con fuerza. Allí mismo, además, en la torre de astronomía, a donde escapaba por las noches para poder pensar sin tener que preocuparse de sus barreras de oclumancia.

— No soy Sirius, James. Mis padres no permitirían que huyera, necesitan un hijo mortífago, bastante vergüenza es que el heredero se haya rebelado.

James le pasó el brazo por los hombros, apretándolo contra él, y apoyó la barbilla entre sus rizos.

— ¿Cómo voy a dejarte marchar? es imposible pensar en perderte, Reggie.

Regulus se movió levemente para poder alzar hacia él sus ojos claros.

— Esto acabará, James. Y podremos tener la vida que queramos.

— Sé que en realidad no crees eso —susurró, negando con la cabeza—. Si mañana nos separamos al salir del tren, no volveré a verte.

Y Regulus no tuvo corazón para decirle que temía lo mismo.


Tres días después, James estaba tumbado en la cama, mirando al techo. Sus padres estaban preocupados porque desde que había vuelto a casa parecía derrotado por la tristeza y no conseguían que les contara qué pasaba.

— Jamie, cariño. —Eufemia se sentó en el borde de la cama y le peinó el cabello con los dedos— ¿Qué pasa? ¿Has discutido con Sirius?

— No, mamá. Ya te he dicho que está viajando unos días con Remus, han ido a visitar a sus padres.

— ¿Entonces?

Pero James negó con la cabeza, porque tenía un hueco tan grande en el pecho que era incapaz de hablar de ello.

Su madre fue a abrir la boca, pero le interrumpió el sonido del timbre de la puerta. Cuandoabrió, frente a ella había un muchacho delgado y bajo, de aspecto familiar, que miraba por encima de su hombro como si estuviera esperando que alguien tras él lo apresara.

— Hola, hijo, ¿estás bien? ¿necesitas algo?

El chico la miró, con los ojos brillantes.

— Busco a James, señora Potter. Soy Regulus, el hermano de Sirius.

— Pasa por favor.—Le franqueó el paso, apartándose de la puerta y mirando ella también a los lados de la calle, con la varita apretada en el bolsillo— Está en su cuarto.

Ella lo acompañó hasta mitad del pasillo.

— Es la puerta del fondo.

Lo siguió con la mirada, intrigada. Le sobresaltó el grito de James cuando el chico entró en la habitación y corrió hacia allí, temerosa de que le hubiera ocurrido algo a Sirius y su hermano estuviera allí para comunicárselo a su lo que se encontró fue a su hijo abrazando al otro joven estrechamente. Y besándolo, mucho, de una manera nada fraternal. Asombrada, se alejó tratando de no perturbar el momento entre ellos.

Estaba en la cocina, preparando té, cuando James y Regulus aparecieron cogidos de la mano. Ambos rostros mostraban incertidumbre.

— Mamá.

— ¿Sí hijo?

— ¿Puedo presentarte a mi novio?

Se giró hacia ellos, limpiándose las manos en el delantal, con una sonrisa acogedora, y le tendió la mano, que el chico estrechó con cuidado.

— Estoy encantada de conocerte, Regulus. ¿Queréis un té? parece que los dos estáis un poco agobiados.

Observó enternecida como su hijo apartaba una silla para Regulus y le besaba la mejilla antes de ayudarla a poner las tazas y los platos.

— Me he escapado de casa —confesó por fin el joven Black, después de un gran sorbo reconfortante.

— Entiendo —respondió Eufemia, que ya había pasado por eso mismo con Sirius.

— Yo… mañana es mi cumpleaños e iba a recibir la marca. Creí que podía lidiar con ello, pero…

— Hijo —Ella se inclinó un poco hacia delante y le puso la mano calida en el antebrazo— No tienes que explicar nada. Le hemos dicho muchas veces a Sirius que estaríamos encantados de acogerte. Y bueno, parece que somos doblemente familia, ¿no?

James enrojeció y sonrió de oreja a oreja, pero Regulus seguía pálido y asustado.

— Señora Potter, me van a buscar.

— Si no te encuentran en… —Miró el reloj en la pared de la cocina, que marcaba las cinco y media— menos de seis horas y media, no tendrán nada que hacer, serás mayor de edad. Además, nosotros también tenemos contactos, también tenemos la capacidad de defenderos lo que haga falta de tu familia y la gente que los rodea. Estás a salvo aquí, Regulus.

Las palabras de Eufemia rompieron el dique de la tensión emocional de las últimas semanas y Regulus rompió a llorar. Al borde del llanto también, James lo abrazó contra su pecho y su madre se levantó para dejarlos solos unos minutos mientras llamaba a Fleamont.


Unos días después

Remus y Sirius caminaban apresurados por Godric's Hollow. Ya se veía al final de la calle la casa de los Potter cuando Remus hizo la pregunta que tenía en los labios desde que se habían aparecido al otro extremo del pueblo.

— ¿Por qué estás nervioso?

— Voy a presentarte a mis padres —respondió Sirius, con la mirada clavada en la que consideraba su casa.

Junto a él, su novio alargó las zancadas, porque parecía que Sirius estaba cada vez más ansioso y caminaba más rápido también.

— Sirius, ya conozco a los Potter —le recordó, sujetándolo por el brazo para frenarlo un poco y que le mirara.

Se encontró con una mirada realmente preocupada.

— Pero cuando los conociste aún no eran mis padres y tú no eras mi novio. No saben que soy gay.

Remus fue a hablar para replicar que James también lo era y seguramente a sus padres no les importaría, pero ya estaban ante la puerta y Sirius había llamado.

— ¡Sirius, cariño! —Eufemia lo abrazó con fuerza y enseguida se apartó de la puerta para que pudieran entrar— Hola, Remus, me alegro mucho de verte también. —Lo abrazó igualmente— No os esperábamos aún, James dijo que estaríais un par de semanas con tus padres.

— Mi padre tiene un nuevo trabajo en la costa y van a pasar el verano allí. Yo también me alegro de verla, señora Potter.

Sirius, que no estaba realmente prestando atención a la conversación, cogió a Remus de la mano y miró con angustia hacia Eufemia, que seguía sonriente como siempre, esperando.

— Mami Potter, Remus y yo ahora salimos juntos.

Ella sonrió más, con ese aire de diversión que solía tener alrededor de Sirius y James cuando hacían una trastada.

— Me alegro mucho por vosotros —afirmó sin dudar, poniendo la mano sobre las dos unidas.

— Quería saber si te importaría que Remus se quedara unos días. Hasta la próxima luna.

— Claro que no, cariño. El cuarto de invitados está libre si quieres, Remus, he oído que Sirius ronca. —Le guiñó un ojo a Remus— Seguro que Regulus se alegrará de que estés aquí, Sirius.

— ¿Qué has dicho? —preguntó, sobresaltado.

— Tu hermano está aquí. ¿No lo sabías?

— No. ¿Dónde están? —Miró frenéticamente a todas partes a su alrededor.

— En la sala de música. Sube a verlo, anda.

No dudó, arrastró a Remus con pasos apresurados escaleras arriba. Al embocar el pasillo, pudo escuchar a alguien tocando el piano, lo que le hizo ya directamente soltar la mano de su novio y echar a correr para abrir la puerta de la sala de música con violencia. En la banqueta ante el piano estaba su hermano, tocando con los ojos fijos en James, que lo miraba sentado en una butaca frente a él.

— ¡Regulus!

El joven se sobresaltó y se puso de pie, en ademán de huir, pero entonces se dio cuenta de que no era su padre, era su hermano, que lo miraba asombrado mientras se tiraba a sus brazos.

— ¿Qué haces aquí?

— Huí, hermano —respondió contra su pecho—. Tenías razón, esa no era vida.

Abrumado, Sirius lo estrechó con fuerza contra él. Una de las razones por las que se había dejado convencer por Remus para hacer ese viaje juntos era porque su novio sabía que se estaba volviendo loco de ansiedad por el futuro de su hermano pequeño.

— ¿Por qué no me escribisteis?

— No era seguro. Tu familia lo está buscando —intervino James.

— Oh. Mierda, Reg, me alegro tanto de que estés aquí, yo… espera, ¿papa y mama saben lo vuestro? —preguntó a James por encima del hombro de su hermano.

A James le emocionó un poco escuchar a Sirius llamarlos así. Asintió, acercándose para abrazarlos a los dos.

— Tenemos la mejor familia que se puede tener, Jaimie —susurró Sirius, emocionado.

— Completamente de acuerdo, hermano, completamente de acuerdo —le respondió, abriendo el brazo para que Remus se uniera.