Buenas, queridos lectores.
He decidido jugarle al verga otra vez (?) Sip, quise hacer uno de esos retos "Tober" esta vez con fanfics de mis cuatro OTP, dedicí dividir las historias por pareja para que puedan consumir la que más les guste uwu.
Esto no debería de molestar mi desarrollo de Scarlet Koito, tratare de ser más disciplinado al respecto.
Y bueno, ya se la saben, seran drabbles cortos, en este caso de OgreHunterShipping (KieranXScarletKoito)
De nuevo gracias a #EsDeFanfics por la dinamica uwu
Tren
El humo del café humeante golpeó de inmediato el rostro de Scarlet, liberándola del persistente frío de la región de Sinnoh. Bebió un poco, su amargo sabor bajó hasta su estómago, dándole un poco de energía para continuar llevando consigo la pequeña maleta que cargaba en sus brazos. Lanzó un breve suspiro y se quedó quieta a las afueras de la cafetería del aeropuerto, como si esperara a alguien.
La persona que esperaba llegó. Kieran sonrió, arrastrando consigo su maleta en una mano y un croissant de jamón en el otro.
—Es algo costoso —dijo Kieran, mirando su panecillo—. Pero muero de hambre.
—La comida del aeropuerto siempre es cara —replicó Scarlet, su rostro estoico se giró hacia la salida del aeropuerto—. Vámonos de una vez.
Kieran asintió, siguiéndole de cerca. El frío de Sinnoh les golpeó con más fuerza al salir, refugiándose de inmediato en la estación del metro aledaño. Scarlet no se vio impresionada por el lugar, una edificación descuidada, algo sucia y particularmente enorme, de alguna forma se imaginó que en un pasado lejano los ejércitos de la antigua unión viajaron en estos vagones desgastados y repletos de grafitis, listos para salvar alguna ciudad en los tiempos de guerra. Aquella imagen mental le hizo esbozar una sonrisa tímida.
Por muy interesante que le pareciera el enorme vagón, había otra cosa que le llamaba la atención; Kieran. El chico se sentó junto a ella, terminando de comer su bocadillo. Era discreta, no quería que el chico viera como se fijaba en la forma que mordisqueaba, como las boronas de pan caían en su abrigo nuevo y sus manos pálidas las recogían. Todo aquello le parecía algo… lindo.
Se preguntó como aquella acción tan tonta le parecía tan adorable, como es que podía encontrar algo adorable en primer lugar. Kieran fue el primer chico con el que empezó a sentirse extraña, alienígena. Fue el primer chico con el que se sintió tranquila saliendo con él, al que dejó que le ayudara en sus trabajos, el primero al que le permitió tomar su mano y declararle su amor apenas el día de ayer, justo cuando ambos habían ganado un viaje a la avejentada Sinnoh.
Los vagones temblaban con poca sutileza, el tiempo había dejado sus signos en los tubos desgastados, la publicidad antigua y los vidrios rotos, y sin embargo, Scarlet se sentía demasiado cómoda en ese ambiente. No sabía si era por el aire nostálgico del subterráneo, o la forma en que Kieran bostezaba con pesadez, junto a ella. Lo miraba tan calmado, tranquilo, como si supiera que hacer, que decir, mientras para ella todo aquello era nuevo.
¿Debía tomarle la mano? ¿Besarlo? ¿Abrazarlo? No estaba segura de que debía hacer, o qué esperaba él de ella. Por primera vez en mucho tiempo se sentía nerviosa, inexperta, como una niña tonta que no sabe qué hacer, solo se quedaba ahí. Lo odiaba, odiaba no saber cómo actuar, y sobre todo, no querer hacerlo, y lo peor es que no sabía por qué. Era el honorífico "novia" lo que le hizo sentirse extraña, como algo que no calzaba con ella, pero ahora estaba ahí, atenta al tambaleo de su cabeza con el movimiento del metro.
El enorme tren finalmente salió del subterráneo, revelando la enorme Ciudad Jubileo. Los enormes edificios agrestes, los conjuntos habitacionales completamente rectangulares y las nubes pudieron observarse desde el otro lado de la ventana, una visión deprimente, pero que a Scarlet le hizo sentirse muy tranquila, le gustaba ese tipo de arquitectura que muchos consideraban fea. Se perdió por unos segundos en la enorme ciudad hasta que sintió un peso en sus hombros.
Kieran se había recargado en ella, dormido. Scarlet sintió como sus mejillas ardieron al sentir su peso en su hombro y el olor de su cabello inundando sus fosas nasales con un aroma a cítricos. Sintió un escalofrío, quiso decir algo, pero no lo hizo, se quedó pensando en que hacer hasta que pudo escuchar, a pesar del ruido del metro, la respiración de su pareja. Escucharle, sentir su calor le hizo sentirse cómoda, tranquila.
Él la hacia sentir si, en calma, como si todo estuviera bien por más que su mundo se estuviera desmoronando, como un balde de agua fresca en un día de verano. Nunca se había sentido demasiado bien, pero ese calor agradable que desprendía le hizo sentirse… feliz.
Un sentimiento que no había experimentado desde hace mucho tiempo, que ni Nemona le había impregnado cuando estaba con ella. Ese tímido, y a veces grosero chico, le hizo sentirse… bien, aun cuando no estaba segura si lo merecía, si ella merecía estar ahí, disfrutando de su compañía, sin saber qué hacer para corresponder a ese cariño. De pronto negó con la cabeza, se permitiría disfrutar ese momento con Kieran, disfrutar de la vista, de su calor, de la pesadez de su rostro que le hizo querer recargarse en su cabeza y dormir un poco, al menos hasta que él chico despertó al estar a pocas estaciones de llegar a su destino.
—L-lo siento, me quedé dormido —admitió Kieran con un tono lento, su rostro se puso completamente rojo al ver que se había quedado tan cerca de Scarlet.
—No me digas lo obvio —dijo Scarlet con un falso tono de sarcasmo.
—¿Me perdí de algo?
—Solo una ciudad con toques soviéticos —admitió Scarlet, suspirando—. Pronto llegaremos.
Kieran asintió, acomodándose en su asiento. Scarlet lo miró el resto del viaje hasta llegar a la estación, de alguna forma esperaba que él hiciera el primer movimiento otra vez, que volviera a descansar en su hombro, cosa que no pasó. No estaba segura que es lo que tendría que hacer, no tenía idea de sus sentimientos, pero vaya que los disfrutaba, y los disfrutaría por lo que les quedaba del resto del viaje.
