Las Villanas de Saint Michael's

Capítulo 8 – Para arreglar un malentendido

Habitación de Kurara – Noche

Aquella tarde después del terrible malentendido con Sakura en el salón de clases, me sentí terriblemente abatida, preocupada e incluso algo deprimida por cómo habían resultado las cosas. Así que tan pronto llegué a casa me metí a la bañera con mi hermana para hacer, bueno, las cosas que siempre solemos hacer cuando nos bañamos juntas.

Ahora después de habernos bañado y cenado juntas, nos encerramos en mi habitación, acostadas sobre mi cama y completamente desnudas con Rushia en cuatro patas de rodillas entre mis piernas, saboreando del dulce néctar que emana de mis pétalos al tiempo que le acaricio la cabeza con mis piernas abiertas para ella.

– Ah, la deliciosa florecita de mi querida hermanita. Es tan deliciosa y jugosa, hace que me vuelva loca. Quiero mimarla y tenerla para mí todo el día.

Dicho eso vuelve a enterrar su cabeza en mi entrepierna, sorbiendo tantos jugos como puede de ella al tiempo que yo sigo acostada, pensando en todo lo sucedido con Sakura aquella tarde.

"¿Qué habrá querido decir Sakura con aquello que me dijo antes de salir?"

Dijo que siempre estaremos solas, que estamos destinadas a ello. Quizás quiso decir que jamás seremos ni tendremos amigas, pero entonces ¿por qué se refirió a si misma de esa manera? ¿Será que ella tampoco desea estar sola?

Sea como sea después de lo sucedido el día de hoy, lo más seguro es que ahora Sakura me odie y por lo tanto, haya dado un paso más en el canon de volvernos enemigas y terminar siendo expulsada de Saint Michael's.

"¡Tengo que evitar que Sakura y yo nos volvamos enemigas cueste lo que cueste!"

No solamente porque no quiero ser expulsada de Saint Michael's, sino porque además… en verdad, no quiero que Sakura me odie.

"Quisiera volverme más cercana a ella, quizás, incluso quizás, volvernos amigas, pero de hacerlo ¿Cómo funcionaría? ¿De verdad podremos llegar a ser amigas?

Al ver Rushia que no le estoy prestando mucha atención a su cunnilingus, saca su lengua de mi flor para en su lugar darle un fuerte beso con chupetón a mi entrepierna justo a un lado de donde está mi clítoris. El chupetón que me da es tan fuerte que por fin logra captar mi atención y le reclamo.

– ¡Auch, oye! ¿Te importaría ser un poco más gentil allá abajo?

– Lo lamento, es que mi hermanita se ve tan angustiada y preocupada allá arriba, que parece que ahora no esta disfrutando de las dulces lamidas que su Onee-chan le esta dando acá abajo. ¿Pasó algo malo hoy en la escuela, Kurara?

– Bueno, yo... no lo sé.

Al escuchar mi respuesta, Rushia muestra una cara como de puchero y volviendo a mi entrepierna, vuelve a darme un chupetón aún más fuerte que el anterior, el cual hace que me retuerce y me siente en la cama.

– ¡Ah, Oye! ¿No te dije que tuvieras más cuidado?

– Lo escuché, pero no me gusta cuando mi hermanita no es honesta con sus sentimientos ni con su hermana mayor.

– ¿Quién dice que no estoy honesta? Ya te dije que yo no... ¡Kyaaaaaaa!

Rushia vuelve a dar otro chupetón ahora justo encima de mi clítoris que me tumba de regreso en la cama de la intensidad. Me agarra de ambas piernas con fuerza para que no pueda escapar y declara.

– No pararé de hacer esto hasta que me digas qué fue lo que te sucedió en la escuela ¿Está claro? Así que ahora dime lo que pasó para que pueda darte un buen consejo de hermana mayor.

– Ya te dije que no tengo nada… ¡Aaaaaaaaaaahhhh!

– Confiesa.

– Grrr… Tarada – la volteo a ver enojada desde arriba y finalmente le confieso – tuve… una discusión con una chica de mi clase.

– Oh ¿En serio?

Dicho eso, finalmente me suelta las piernas y acuesta su cabeza sobre mi entrepierna para escucharme.

– Y ¿Sobre qué discutieron?

– Bueno, ella… intentó mostrarme quien era y yo la juzgué mal por el concepto que tenía de ella.

– Mmm, Ya veo.

– Y luego de eso, tomé su ropa del suelo y amenacé con lanzarla por la ventana si no me escuchaba.

– ¡¿EH?! Bueno… supongo que eso suena más como algo que harías, hermanita, jeje.

– Seguro que ahora ella me odia y… no sé si pueda hacer algo para que me perdone.

– Ya veo, ya veo – se acomoda mirando al techo con su cabeza todavía descansando en mi entrepierna y me pregunta – Y dirías que esta chica… ¿Es especial para ti?

– ¿Uh? ¿Especial en qué sentido?

– Ya sabes, tú… ¿Sueñas con ella?

– Bueno, pues…

No tengo idea de que responder. Y al no responderle, Rushia me toma en sus brazos y aplasta mi rostro contra sus enormes senos.

– ¡Mi hermanititita está enamorada!

– No… puedo… respirar…

Continúa apretando mi rostro contra sus senos, hasta que finalmente me suelta y deja respirar.

– Esto es tan emocionante, jamás pensé que mi hermanita encontraría a alguien especial a tan corta edad. Aunque aún si consigues que sea tu novia, más vale que no te olvides de tu hermana ¿Eh?

– ¿Quién esta hablando de novias? Yo jamás dije que me gustara.

– Entonces ¿Por qué estás tan preocupada por esta chica? Jamás te ha importado lo que alguien piense de ti.

– Porque… sólo quiero que ella no me odie ¿Esta bien?

– Ya, ya, tranquila. Estoy segura que ella no te odia.

– ¿Cómo lo sabes?

– ¿Quién podría odiar a una chica tan linda como tú?

"Si tan sólo supiera"

– Pero si de verdad quieres arreglar las cosas con esta chica. Lo mejor que puedes hacer es ser honesta con ella y mostrarle tu verdadero yo. Deja que te conozca, muéstrale tus increíbles cualidades y permítete abrirte con ella. Verás que antes de que te des cuenta, las dos se volverán muy buenas amigas.

– Onee-chan… pero ¿Si ella ya no quiere hablarme?

– Esa será su decisión, pero no por ello debes dejar de esforzarte. Confío en que tu encanto podrá ganársela, hermanita.

– Onee-chan…

Sonrío ante el sincero consejo de mi hermana y ya más alegre, me levanto ahora acostándola a ella sobre la cama y agarrándola de las piernas la atraigo conmigo hasta tener su entrepierna frente a mí.

La abro de ambas piernas y teniendo su hermosa flor ahora abierta ante mí, me pregunta.

– ¿Kurara? ¿Qué estás haciendo?

– Ese fue un gran consejo de hermana mayor, muchas gracias. Ahora, permíteme recompensarte con mis labios, Onee-chan.

– Kurara… ¡Oooooooh, Kurara!

Dicho eso entierro mi cabeza allá abajo entre sus piernas, empezando a succionar y lamer de ella tal y como ella había hecho conmigo hace sólo un momento.

Mientras la lamo y bebo sus deliciosos jugos, todavía sigo pensando en Sakura y en lo mucho que deseaba arreglar las cosas con ella. Pero sobretodo, me quedo pensando en aquel dulce beso que me dio de manera tan imprevista.

Todavía puedo sentir el calor de sus labios, su respiración en mi pecho, su lengua entrando en mi boca y bebiendo mi saliva.

– Sakura-san...

Todavía pensando en ella, con los ojos cerrados empiezo a imaginar que es a ella a quien le estoy haciendo esto. Que es ella quien esta en mi cama con las piernas abiertas ante mí, suplicándome y pidiéndome que le de más de mi amor allá abajo. Más profundo, más intenso.

– Sakura-san... Sakura-san... Sakura-san...

Continuamos de esta manera, conmigo tocándome la entrepierna de rodillas allá abajo mientras le doy el dulce placer oral a mi hermana hasta que ambas llegamos al orgasmo y nos quedamos un rato acostadas en la cama, disfrutando del dulce placer de estar con la otra después del orgasmo.

Tras descansar y recuperar la respiración un poco, Rushia me toma en sus brazos y me abraza, diciendo.

– Eso se sintió increíble, hermanita. Realmente te has vuelto muy buena en esto. Si aplicas lo mismo que hiciste ahorita con esa chica, estoy segura que podrás conquistarla.

– ¿Otra vez con eso? Ya te dije que esa no es mi intención.

– Entonces ¿Por qué decías su nombre mientras me lamías?

– ¡¿EH?! Yo... ¿De verdad hice eso?

– Jejeje.

Rushia ríe al tiempo que comienza a acariciar mi cabeza.

– Descuida hermanita, sólo se tu misma y te prometo que todo saldrá bien.

– Rushia...

Ya no discuto más con ella y me dejo caer sobre sus redondas masas, acostándome y dejándome mimar por ella un buen rato.

Mientras descanso entre sus cómodas y esponjosas tetas, lo único en lo que puedo pensar es que en verdad quiero arreglar las cosas con Sakura, y haré lo posible para lograrlo.


Salón de clases – Al día siguiente

A la mañana siguiente en clases, me reúno con mis amigas Eiko e Ikue, mientras espero a que Sakura llegue al salón.

– ¡Buenos días, Eiko-san, Ikue-san!

– Buenos días, Kurara-chan – me saludan las dos alegres.

– ¿Saben si ya llegó Sakura-san?

– Todavía no, pero ya no debe tardar.

– ¿Por qué te interesa? – pregunta Eiko pícara – ¿Pasó algo entre ustedes?

– Se podría decir que algo así.

Eiko e Ikue se sorprenden mucho con mi respuesta, pero no alcanzo a decirles nada más ya que en ese momento, Sakura entra al salón. Tan elegante y hermosa como siempre, como si nada entre nosotras hubiera pasado.

Confiada decido ir a saludarla, pero cuando lo hago.

– Buenos días, Sakura-san.

– Buenos días, Eiko-san, Ikue-san.

Ni siquiera me dirige la palabra. Se sienta en su lugar delante de mí, ignorándome por completo y no tengo idea que decirle.

"Esta claro que sigue bastante molesta por lo ayer ¿Tendrá caso siquiera intentar hablarle?

Sin embargo, decido poner en práctica el consejo que me dio mi hermana y voy junto a ella para platicar.

– Buenos días, Sakura-san.

Tan pronto le hablo, me dirige una mirada llena de odio, aunque no me dirige la palabra.

"Al menos ahora voltea a verme. Es un avance, supongo".

– Sakura-san, quería preguntarte… ¿Te gustaría salir este fin conmigo?

– ¡¿EEEEEEEEEEHHHHHHHH?!

Eiko e Ikue (que son las únicas que alcanzaron a oírme) reaccionan súper sorprendidas llamando la atención de las otras chicas quienes se preguntan ¿Qué es lo que estará pasando?

Sakura nerviosa y sorprendida a la vez, voltea a ver a todas las demás chicas que ahora nos están viendo. Y para no llamar más la atención, me toma de la mano y me lleva fuera del salón con ella.

– Ven conmigo.


Fuera del salón

Ya que estamos afuera en el pasillo a solas, me pregunta.

– ¿A qué rayos crees que estás jugando conmigo? Primero me rechazas y me humillas en mi ropa interior y ahora dices ¿Que quieres salir conmigo?

– Lo lamento, permíteme explicarme, por favor. Quise decir que si te gustaría salir el fin de semana para trabajar juntas en el proyecto escolar de Sarasa-sensei. Aún tenemos que hacerlo si queremos pasar su clase ¿recuerdas?

Sakura lo analiza, aunque aún sin borrar el enojo de su rostro.

Se voltea para que no la vea y dice.

– ¿Sólo será para trabajar en el proyecto?

– Bueno, y además como te decía, me encantaría que intentáramos ser amigas. Entenderé si no lo deseas pero, en verdad me encantaría que me puedas dar una segunda oportunidad para intentarlo ¿Crees que podamos hacerlo?

Nuevamente se queda pensando y responde.

– El sábado a medio día, solamente para hacer el proyecto ¿Esta claro?

– Sí, seguro.

– De acuerdo. Será mejor que volvamos adentro antes de que las demás chicas se hagan la idea equivocada. No queremos que piensen que me estás haciendo alguna maldad como la de ayer.

Sin voltear a verme, Sakura entra al salón dejándome atrás al igual que ayer. Pero al menos… aceptó a trabajar conmigo.

Supongo que al menos esto cuenta... como un gran avance.