Luego del fallido intento de dormir, D decidió distraerse leyendo su libro mientras apoyaba su espalda en la borda, no estaba prestando atención a su entorno mientras leía los poemas profundos del libro. Luffy, Usopp, Sanji y Karoo estaban comiendo dentro del salón mientras que Zoro estaba en la popa levantando una pesa gigante.

Sin embargo, D y los demás dejaron de hacer lo suyo cuando Viví los llamó. D dejo de leer su libro y miró hacía donde estaban Vivi y Nami, podía ver que esta última estaba tirada en el suelo respirando con dificultad. D dió un suspiro y guardo su libro para levantarse y caminar hacía ambas.

—¿Que le sucede? —Preguntó D con su habitual expresión indiferente. Luffy y los demás salieron del salón preguntando que ocurría.

—¡Nami-san tiene mucha fiebre! —Le respondió al hombre de rojo, quien no emitió ninguna reacción, a diferencia de Sanji quien gritó de sorpresa.

—¡¿Nami-san tiene fiebre?! —Preguntó Sanji con una sorpresa exagerada.

D suspiró ante la pregunta tonta del cocinero.

—Acaba de decirlo, cocinero idiota —Dijo D con indiferencia mientras se agachaba, quitándose su guante derecho— Déjame ver. —Vivi se hizo a un lado y dejo que D se acercara, los demás ya habían llegado hasta ellos y vieron como D tocaba la frente de Nami... No se veía para nada bien, su temperatura era muy alta. D giró su cabeza para mirar a los demás de reojo— Voy a ser directo, es muy grave, necesita atención médica urgente. —Todos los demás abrieron los ojos con sorpresa.

—¡Nami...! —Exclamó Luffy con preocupación mientras miraba a su navegante tirada en el suelo.

—¡¿Q-Qué hacemos?! —Preguntó Usopp con pánico, mirando fijamente a D. Pensó que al ser el más viejo del barco, quizás supiera algo de medicina.

—¿Nadie aquí es médico? —Les preguntó D a los demás. Usopp se dió cuenta de que estaba equivocado. Todos negaron con la cabeza, provocando que D diera un suspiro— Perfecto... —D tomó a Nami con cuidado y la cargó en sus brazos de forma nupcial— Lo único que podemos hacer ahora es detenernos en alguna isla cercana y rezar para que haya un médico ahí, mientras tanto la llevaré a la cama. —D empezó a caminar hasta la sala de almacenamiento para ir a la habitación de las mujeres. Pero fue detenido por la voz de Sanji.

—¡Oye! ¡¿Quien dijo que podías llevar a Nami-san?! —Le gritó Sanji al espadachín rojo claramente con celos, D sólo le dió una mirada penetrante que hizo detener su diatriba inmediatamente.

—Este no es momento para ponerte celoso, cocinero pervertido. Tu compañera está en un estado grave y en peligro de muerte, así que deja de ser tan imbécil y preocúpate más por su salud. —Le dijo D con un tono directo y frío.

Sanji frunció el ceño pero asintió, las palabras de D eran duras pero tenía razón, la salud de Nami era más importante en éste momento. D llevó a Nami a la habitación de las mujeres y la acostó en la cama para posteriormente taparla. Vivi había llegado junto con los demás con una jofaina llena de agua y una toallita. D miró a Vivi con su habitual rostro inexpresivo

—¿Tú te encargarás por ahora, princesa? —Le preguntó el hombre de rojo con las manos metidas en sus bolsillos. Vivi le dió un asentimiento con la cabeza.

—Sí. Muchas gracias, D. —Le dijo ella con una sonrisa de agradecimiento. D asintió y se dirigió a las escaleras de forma casual.

—Iré a vigilar afuera, ustedes quédense con ella. —dijo D mientras subía y salía a la cubierta. D se apoyó en la borda y sacó un cigarrillo para encenderlo en su boca, D sintió que Zoro se acercaba a él, pero no lo miró.

—¿Cómo está Nami? —Le preguntó Zoro quien se detuvo justo a su lado.

D dejó salir el humo de su boca antes de responder.

—Es un volcán viviente, si no encontramos un médico rápido, podría morir. —Respondió D con indiferencia mientras fumaba de su cigarro.

—Eso no suena bien... —Dijo Zoro con preocupación.

D sacó su libro y lo abrió para leer mientras fumaba.

—Definitivamente no, pero lo único que podemos hacer ahora es encontrar una isla cercana y rezar que haya un médico ahí... Lamentablemente no llegará con vida a Arabasta. —Decía D mientras leía su libro con una expresión aburrida.

—¿No puedes hacer nada? —Le preguntó Zoro. El espadachín tenía esperanzas de que D al menos supiera como tratar a un enfermo.

D suspiró el humo antes de responder.

—Si pudiera hacer algo por ella no estaría proponiendo detenernos en una isla, genio. —Respondió D con despreocupación. Zoro rechistó, debía haberlo esperado— No hace falta preguntarte lo mismo, ya puedo intuir que no.

—¡Oye! —Exclamó Zoro con irritación. D lo ignoró mientras tiraba las cenizas de su cigarrillo y volvía a fumar, ambos se quedaron en silencio por un buen rato, Zoro miró hacía donde estaba la espada de D, él no podía evitar mirar la espada como una verdadera pieza de arte, su apariencia gótica y misteriosa le producía curiosidad y fascinación a la vez— Oye... ¿Donde conseguiste esa espada?

D miró a Zoro y luego a su espada, podía ver de dónde venía su curiosidad, dado que también es un espadachín.

—¿Mí espada? —Preguntó D con un tono aburrido pero a la vez curioso— ¿Por qué quieres saberlo?

—Nunca había visto algo así antes... Debo decir que no parece una espada común y corriente... —Respondió Zoro mientras miraba la espada— Y me parece impresionante como la puedes blandir con tanta facilidad y maestría, porque no parece que cualquiera pueda manejarla...

D fumó de su cigarrillo y dejó salir el humo mientras fijaba su mirada en su libro, razón no le faltaba, su espada es tan pesada que incluso alguien con un gran cuerpo encontraría difícil siquiera levantarla, aunque D siempre pudo blandirla con facilidad.

—Su nombre es Abaddon. —Respondió D sin quitar la mirada de su libro— Fue un regalo de mi padre.

—Abaddon, ¿Eh? Definitivamente le queda bien. —Dijo Zoro con una sonrisa, ese nombre le quedaba como anillo al dedo a una espada tan gótica y aterradora como la de D— ¿Tu padre te enseñó a usarla?

D resopló con desdén, su padre nunca se molestó en enseñarle a sus hijos como usar sus respectivas espadas.

—No, no fue él, el bastardo solo me dió la espada y ya. —Dijo él mientras fumaba de su cigarrillo, hablar de su padre por lo general sacaba su lado malo, por lo que prefería evitar el tema— Otra persona me enseñó.

Zoro se mostró un poco curioso por cómo se dirigió hacía su padre, parecía tener algún resentimiento hacía él, pero Zoro no se metería en eso, supuso que era un tema delicado.

—Ya veo, ¿Quien te enseñó entonces? —Le preguntó Zoro mirándolo con curiosidad. Su habilidad con la espada le parecía increíble, aunque no lo ha podido ver demasiado en acción, solo lo uso cuando los salvó de ese monumento de cera de Mr. 3, y fue tan rápido que ni siquiera pudo ver cuando desenvaino. Tuvo que haber tenido un maestro increíble para tener tanta habilidad.

D frunció el ceño ante esa pregunta, no lo culpaba por su curiosidad, pero era un tema que no quería tratar.

—...No quiero hablar de él. —Respondió D con un tono frío y distante.

Zoro frunció el ceño con decepción pero lo respetó, sentía que se estaba metiendo demasiado en cosas delicadas, así que decidió detenerse.

—Entiendo. Lo siento. —Se disculpó Zoro. D le hizo un gesto para hacerle saber que todo estaba bien, a lo que Zoro asintió. Intentó seguir con la conversación pero no se le ocurría que más preguntarle, y el cero interés de D por conversar hacía las cosas todavía más complicadas. Pero derrepente se le ocurrió algo— ¿Tienes alguna aspiración?

D se quedó en silencio mirando su libro mientras fumaba, Zoro se mostró un poco nervioso ante su falta de respuesta inmediata. D lo pensó por un momento, por lo general estaba más concentrado en su búsqueda de venganza que en cosas tan infantiles como sueños o aspiraciones... Definitivamente D no tenía nada de eso.

—...No tengo aspiraciones. —Respondió D con un tono frío. Zoro miró a D con los ojos abiertos.

—¿De verdad? —Preguntó Zoro— ¿Por qué luchas entonces?

—No es de tu incumbencia. —Respondió D— Lucho por sobrevivir, eso es todo.

Zoro frunció el ceño ante su frialdad, pero decidió no decir nada más, no quería provocar una discusión en este momento. Podía ver que el hombre estaba menos que interesado en interactuar con él, así que decidió irse.

—Está bien. —Respondió Zoro con amargura mientras caminaba para dirigirse a la popa para hacer de vigía, no sin antes detenerse para mirar a D por última vez— Sabes, sería bueno que no fueras tan frío e idiota con nosotros de vez en cuando. —Le dijo Zoro antes de seguir con su camino.

D sólo se limitó a lanzar una burla mientras seguía con su lectura. No entendía porque el espadachín se enojaba cuando fue él el que vino a molestarlo en primer lugar, no hacía falta decir nada para dejarles en claro que no tenía interés en formar vínculos con nadie. Si la gente se ofendía, genial, no era su problema tampoco.


Mientras D dormía plácidamente arriba de la borda con su espada a su lado, Zoro estaba sentado arriba del barandal de la popa levantando una pesa con un rostro aburrido, él era el único encargado de vigilar la trayectoria del barco por ahora, y decidió hacer pesas para no dormirse. Sin embargo, fue interrumpido cuando Nami se acercó a él con irritación y cansancio.

—¡Rayos! ¡¿A dónde estuviste mirando todo este tiempo?! —Le preguntó Nami al espadachín con irritación, si ya estar enferma era terrible, peor era tener que arreglar el desastre de sus compañeros aún en su estado actual.

—¿Que dices? El barco está yendo recto —Le respondió Zoro, sin entender porque estaba enojada.

—¡Sí, en ángulo recto! —Le exclamó Nami para luego mostrarle de frente el Eternal Pose de Arabasta— ¡Mira bien la aguja!

—No hace falta. Estaba mirando a esa nube tan grande. —Le dijo Zoro señalandole una nube en el cielo.

—¡Las nubes se mueven y cambian de forma! —Gritó Nami con frustración para luego agarrarse la cabeza— Cielos, me duele la cabeza... —Realmente lo que tenía Zoro de espadachín le faltaba de cerebro.

—¡Déjame esto a mí y vete a la cama! —Le dijo Zoro ante su compañera terca, incluso enferma nunca dejaba de quejarse.

—¡Estoy aquí precisamente porque no te lo puedo dejar! —Nami luego miró hacía donde estaba acostado D— ¡Y ese idiota vive durmiendo todo el día! Realmente no se puede confiar en ustedes dos... —Nami luego se fijó en el aire, su expresión cambiando a una de preocupación— El aire cambió...

Zoro levantó una ceja sin entender a lo que se refería.

—¿El aire? Lleva haciendo buen tiempo todo el rato —Le dijo Zoro con tranquilidad.

—¡Olvídalo! ¡Ve a llamar a los demás! —Le dijo Nami con un tono preocupado.

Zoro se quedó confundido pero aún así hizo lo que le dijo, se bajó de la barandilla y se apoyó para llamar a sus amigos.

—¡Oigan! ¡Salgan, chicos! ¡Hay que trabajar! —Zoro llamó a los demás. Inmediatamente los demás salieron preguntando que pasaba.

D simplemente rechistó con molestia cuando interrumpieron su sueño.

—Que ruidosos... —Murmuró D con molestia sin moverse de su posición.

—¿Qué? Me cuesta sentirme motivado cuando das tú las órdenes. —Le dijo Sanji al espadachín.

—¡Cállate y muévete! —Le dijo Zoro— ¡Toma posición y atrapa el viento de babor!

—¿Qué está pasando, Nami-san? —Preguntó Sanji mirando a la navegante— Las olas están tranquilas y hace buen tiempo...

Nami respiró con dificultad mientras respondía, cada vez le resultaba más difícil mantenerse en pie.

—El viento... —Dijo ella con dificultad.

—¿El viento? —Preguntó Sanji sin entender.

—Un viento inmenso se dirige directamente hacía aquí... —Nami se dió la vuelta para mirar a los demás— O eso creo —Sin embargo fue sorprendida por Luffy quien puso su mano en su frente— ¿Que haces? —Le preguntó a su capitán sin entender lo que hacía.

La mano de Luffy se quemó con el contacto y la retiró rápidamente.

—¡Quema! —Gritó Luffy mientras se sostenía la mano— ¡Estás ardiendo! ¡Quédate dentro del barco! ¡Iremos a ver a un médico!

—¡Métete en tus asuntos! ¡Esta es mi temperatura normal! —Le gritó Nami, restándole importancia para que no se preocuparan— ¡Deja de hacer tonterías y tira de las cuerdas!

—Nami-san, sé que estás diciendo esto por Vivi-chan, pero si te fuerzas demasiado... —Le dijo Sanji tratando de hacerla entrar en razón.

—¡Les estoy diciendo que estoy bien! —Nami se apoyó en la barandilla con dificultad. Claramente no estaba bien, y cierto hombre vestido de rojo podía ver eso con claridad.

—No seas estúpida. —Habló D desde su posición llamando la atención de los demás— En tu estado actual, terminaremos llegando a Arabasta cargando con un cadáver si no te ve un médico, y estoy seguro de que tus amigos no quieren eso.

Nami lo miró con irritación, sabía que estaba diciendo la verdad, pero no podían seguir perdiendo más tiempo.

—¡C-Callate! ¡Dije que estoy bien! —Le gritó a D quien no emitió ninguna reacción. Nami miró a los demás— ¡Muevan el barco de una buena vez!

Todos los demás hicieron lo que Nami les pidió, mientras tanto D no se movió de su lugar, y volvió a cerrar los ojos para dormir.

—Que niña más testaruda... —Sin embargo, D también sentía algo en el aire, claramente pudo sentir que se aproximaba un ciclón en la dirección en la que iba el barco, por lo qué, quitando su terquedad, la navegante tenía razón al estar preocupada. D se concentró en volver a dormir, pero su siesta se vió interrumpida por la voz de Vivi.

—Tengo que pedirles un favor —Les dijo Vivi a los demás mientras salía— Sé que no debería pedirles esto porque solo soy una pasajera de su barco, pero mi país se encuentra ahora mismo en un grave aprieto y me gustaría volver cuánto antes... ¡No podemos perder ni un segundo! ¡Así que quiero que el barco se dirija a Arabasta a máxima velocidad! —Todos los demás miraron a Vivi con rostros serios.

D por su parte no se movió de su lugar, dió un leve resoplido ante el pedido de Vivi.

—Muy cruel de tu parte, ¿No lo crees... Princesa? —Pensó D con diversión, tenía curiosidad por ver qué harían los demás ante su pedido egoísta.

—Por supuesto. Es lo que acordamos, ¿No? —Le dijo Nami con una sonrisa cansada. Los demás no dijeron nada mientras miraban a Vivi con el ceño fruncido, claramente disgustados por la idea de ir a Arabasta con el peligro de que Nami no sobreviva.

—En ese caso, busquemos ahora mismo una isla donde haya un médico —Dijo Vivi con una sonrisa— ¡Curemos enseguida a Nami-san y dirijámonos a Arabasta! Esa es la máxima velocidad de este barco, ¿Verdad?

Inmediatamente D lanzó una seca carcajada que dejó a los demás confundidos, realmente no esperaba este giro de los acontecimientos.

—Oh, princesa, se vé que le gusta mucho hacer escenas de suspenso, ¿No es así? —Dijo D con una sonrisa sarcástica.

—¿Eh? ¿Por qué lo dices? —Preguntó Vivi sin entender. ¿Había dicho algo gracioso?

—Bueno, tiene un punto. Pensamos por un momento que no te importaba la salud de Nami-san, pero me alegro de haberme equivocado —Dijo Sanji con una sonrisa— ¡Me he vuelto a enamorar de ti, Vivi-chan!

—Ah... Lo siento. —Dijo Vivi un poco avergonzada. No planeaba para nada dar esa impresión.

—Aún así, ¿Estás segura? —Le preguntó Usopp— Eres su princesa, así que debes estar preocupada por ese millón de ciudadanos.

—Si. Así que tenemos que curar la enfermedad de Nami-san de inmediato. —Le respondió Vivi con una sonrisa. Si bien su reino era importante, nunca dejaría morir a una persona para salvar a otros millones, todavía había algo de tiempo para salvar su reino.

—¡Bien dicho, Vivi-chan! —Le dijo Sanji con admiración.

—Tienes agallas. —Dijo Zoro con una sonrisa.

D se quedó en silencio, limitándose a simplemente dar un resoplido.

Derrepente Luffy pegó un grito de horror mientras señalaba a un enorme ciclón no muy lejos de ellos.

—¡¿Qué es eso?! —Gritó Luffy señalando al enorme ciclón.

—Es un ciclón. —Respondió D con aburrimiento, sin moverse de su lugar. D no estaba sorprendido ya que era tal como lo habían predicho él y Nami.

—¡Es inmenso! —Gritó Luffy.

—¡E-Esperen! ¡En esa dirección...! —Decía Vivi mientras miraba el ciclón con horror, sosteniendo a Nami quien se había desmayado.

—¡Es la dirección en la que iba nuestro barco! —Terminó Sanji por ella.

—Sí. La navegante tenía razón al final. —Dijo D sin moverse de su posición.

—¡Nos habría dado de lleno si hubiéramos seguido en línea recta! —Gritó Usopp aterrorizado.

—Bien dicho, capitán obvio. —Le dijo D sarcásticamente.

—¡Cielos! ¡Nos libramos por muy poco! —Gritó Luffy quien estaba sostenido en el mástil. Luffy luego apretó el puño sonriendo— ¡Bien! ¡Apresurémonos! ¡Busquemos un médico! —Todos menos D y Nami gritaron "¡Sí!" D solo se limitó a sonreír de medio lado.

—Que mocosos más hiperactivos... —Pensó D mientras entraba en un sueño profundo.


Varias horas pasaron desde que se alejaron del ciclón, copos de nieve caían del cielo pintando la cubierta del barco de blanco mientras la temperatura bajaba drásticamente. Mientras que Sanji, Vivi y Karoo estaban dentro del barco cuidando de Nami, Luffy, Usopp, Zoro y D se quedaron afuera para ver si veían alguna isla. D, como de costumbre, estaba sentando arriba de la borda en una pose relajada leyendo su libro con una expresión indiferente, mientras que Zoro estaba arriba de la cofa de vigía usando unos binoculares para encontrar alguna isla en la lejanía, Usopp y Luffy estaban debajo de la cofa observando a Zoro.

—¡¿Ves algún médico?! —Le preguntó Luffy al espadachín.

—¿Esperas que lo vea así, idiota? —Le preguntó Usopp con el ceño fruncido.

Luego de observar por un rato, Zoro vió algo que le llamó la atención e inmediatamente se quitó los binoculares para preguntar a los demás.

—Chicos, ¿Creen que la gente puede pararse sobre el mar?

—¿Hay alguien parado sobre el mar? —Le preguntó Luffy.

—Zoro, ¿Que clase de pregunta es esa? —Preguntó Usopp sin entender.

—¿Por qué no lo ven por ustedes mismos? —Habló D llamando la atención de ambos, D miró de reojo hacía el frente del barco— El espadachín no está imaginando cosas, realmente hay alguien parado sobre el mar.

—¿Qué? —Preguntó Usopp mientras él y Luffy se giraban para mirar a la misma dirección donde miraban D y Zoro. En efecto, frente al barco, había una persona parada sobre el mar que estaba vestida como un bufón de colores fríos, en su espalda parecía llevar un arco y un carcaj lleno de flechas, el rostro del bufón tenía una expresión de tristeza. Luffy y Usopp se frotaron los ojos sin poder creer lo que estaban viendo y volvieron a mirar sin palabras al bufón azul que tenía una mirada triste.

D levantó una ceja con curiosidad. D al principio hubiera pensado que el tipo habría venido a hacerlos reír, pero no era un tonto, sabía que aparte de él habían unas cuantas personas más... Y estaban debajo de ellos. Si tuviera que adivinar, entonces estaban bajo un ataque pirata, y el bufón frente al barco era una simple distracción para que se detuvieran. D no podía evitar pensar lo estúpidamente obvio que era, pero más estúpido era que solo él se había dado cuenta de eso, incluso si no tuviera Haki, lo hubiera sabido al instante.

—Idiotas. D no se molestó en avisarles, les servirá como lección para no volver a bajar la guardia en el futuro.

Los demás se quedaron sin palabras mirando con incredulidad al bufón azul. Salieron de su estupor una vez el bufón habló.

—Hola. Hoy hace frío, ¿Verdad? —Les preguntó el bufón haciendo que Usopp y Luffy se sobresalten.

—Vaya pregunta más estúpida... —Murmuró D mientras seguía leyendo su libro. Obviamente que hacía frío, aunque él no lo sintiera realmente. Cada vez pensaba que se estaba volviendo más obvio.

—¡Pues... Sí que lo hace! —Dijo Luffy mirando a Usopp quien tenía la misma expresión nerviosa que su capitán.

—Si, hace frío. Hoy hace mucho frío —Respondió Usopp nervioso. Todos menos D no entendían lo que estaba pasando, ¿Por qué había un bufón parado en el mar frente a ellos? Sus instintos les decía que algo malo iba a ocurrir en cualquier momento.

—Ya veo. —Respondió el bufón de cara triste. Zoro, Usopp y Luffy, y extrañamente también el bufón, abrieron mucho los ojos poniéndose todavía más nerviosos. D exhaló un suspiro de decepción, le sorprendía que todavía no se hayan dado cuenta.

Inmediatamente, algo gigantesco debajo del barco empezó a emerger hacía arriba, haciendo que el Going Merry se tambaleara hacía atrás, haciendo rodar a Usopp mientras que Luffy se sostenía de la barandilla, D no se movió de su posición y miró de reojo con indiferencia hacía la gigantesca esfera metálica que emergió del mar.

—¡¿Que es eso?! ¡¿Una sandía?! —Exclamó Luffy mirando la gran esfera mientras se sostenía de la barandilla y sosteniendo su sombrero de paja. D se preguntaba dónde diablos veía una sandía en esa cosa, pero dejó de prestarle atención.

La coraza metálica que parecía proteger el barco bajo dividiéndose en varias secciones, mientras que un mascarón de proa emergió hacía la superficie, lo que antes era una esfera se convirtió en un barco mecánico gigantesco mayormente hecho de metal, una bandera con un Jolly Roger con una corona señalaba claramente que era un barco pirata.

—¡Rayos! —Gritó Usopp frunciendo el ceño con nervios— ¡U-Un barco pirata! —Justo ahora tenían que toparse con piratas, y más en la situación en la que están.

—¡E-Es asombroso! —Exclamó Luffy mirando el barco con un rostro lleno de sorpresa. Parecía importarle más lo increíble que se veía el barco que por el hecho de que estén siendo atacados por piratas.

Una risa estruendosa se escuchó desde aquel barco.

—¿Sorprendidos? —Dijo la misma voz que se reía, D murmuró un simple "Para nada" con aburrimiento sin quitar la vista de su libro— ¡Este es nuestro barco de asalto submarino, el Bliking!

Mientras el tipo seguía riéndose como un loco, D apenas mostró una reacción, ha visto barcos más impresionantes y aterradores en el pasado, este "Bliking" como el tipo ese lo llamaba, le parecía una simple barca en comparación.

Varios minutos después, Sanji salió a la cubierta rápidamente con preocupación.

—¡Oigan! ¡¿Que está pasando?! —Sanji se detuvo cuando vió a un hombre de pequeña estatura comiendo un pedazo de carne parado arriba de la borda a su izquierda. El cocinero tranquilamente encendió una cerilla para encender el cigarrillo que estaba en su boca, dió una lenta calada, el humo que salió de sus labios inundó el aire— ¿Y bien? ¿Qué está pasando?

—Nos están atacando. —Le respondió Luffy con tranquilidad, sin verse preocupado por la situación.

Varios hombres con abrigos de invierno rodeaban a cada uno de los sombreros de paja mientras los apuntaban con sus mosquetes, incluyendo a D, quien no se mostró para nada preocupado por la situación, seguía sentado en su lugar mientras pasaba a otra página de su libro en silencio con una expresión aburrida.

—Bueno, visto lo visto, me imaginaba que sería eso. —Dijo Sanji sin mostrarse realmente preocupado mientras tenía su cigarrillo entre sus dedos, apesar de estar siendo rodeado al igual que sus compañeros.

El hombre de pequeña estatura parado encima de la borda que seguía comiendo de su carne, que estaba cubierto con la piel de algún animal de pelaje blanco, empezó a hablarle a los demás.

—¿De verdad son piratas? Son muy extraños. ¿Solo son ustedes cinco? —El pequeño hombre masticó el cuchillo con el que sostenía el pedazo de carne, provocando escalofríos en los demás y haciendo que D levantara una ceja— Me cuesta creer que solo cinco personas formen una tripulación pirata. —Decia el hombre mientras terminaba de comer su cuchillo, provocando miradas extrañas de Luffy y sus compañeros.

—No me incluyas en la misma bolsa, bicho raro... —Pensó D sin quitar la vista de su libro. Después de todo, él no era parte de esta tripulación, solo estaba aquí por Vivi.

—¿Qué es este tipo? ¡Se comió hasta el cuchillo! —Dijo Luffy con escalofríos recorriendo su cuerpo mientras miraba al hombre comerse su cuchillo.

No es lo más extraño que D había visto, pero aún así no dejaba de provocarle una sensación incómoda al ver cómo el tipo literalmente se comía su cuchillo.

—¡Me duele con solo mirarlo! —Gritó Usopp mientras tenía las manos levantadas con miedo y claramente con una sensación de dolor al ver lo que hacía el tipo.

—No importa. Empezaré preguntando lo siguiente: Queremos ir al reino de Drum. ¿Tienen un Eternal Pose o un Log Pose? —Les preguntó el hombre de pequeña estatura con la boca llena, masticando el metal de su cuchillo.

D entrecerró los ojos. El reino de Drum... Ese nombre se le hacía familiar.

—No. —Respondió Sanji con tranquilidad— Ni siquiera había oído hablar de ese país.

—Aparte... ¿Por qué sería nuestro problema? —Preguntó D con un tono aburrido— Vaya piratas más estúpidos si no tienen algo tan básico como un Log Pose.

Los demás piratas gruñeron ofendidos ante el comentario del hombre de rojo, los que rodeaban al hombre acercaron sus armas hacía él de forma amenazante, pero no obtuvieron ninguna reacción por parte de D.

—Ten cuidado con lo que dices, chico bonito, mis hombres no soportan que les falten el respeto de esa forma. —Le dijo el hombre de pequeña estatura. D se quedó inexpresivo mientras pasaba a otra página de su libro, le parecía una pérdida de tiempo darle siquiera una respuesta.

—Bueno, ya terminaron aquí, ¿No? ¡Lárguense de aquí! —Les gritó Luffy— ¡Tenemos prisa! ¡No queremos perder el tiempo con ustedes!

El hombre pequeño dió un suspiro.

—No tengas tanta prisa. —Dijo el hombre pequeño— Si no tienen una, no importa. —El hombre levantó su dedo índice— Bueno, les quitaremos sus tesoros y el barco entero. —Luffy chilló de sorpresa— Pero antes... Tengo algo de hambre.

El hombre agrandó inhumanamente su boca y masticó una parte de la borda, la tripulación miró boquiabierta como el hombre se comía gran parte de la borda de madera.

—¡¿Qué es este tipo?! —Gritó Usopp al ver cómo literalmente se estaba comiendo su barco.

—¡No te comas nuestro barco! —Le gritó Luffy enojado. Dos hombres que lo rodeaban le apuntaron con sus armas en la cabeza al hombre de goma.

—¡No te muevas! —Dijo uno de ellos— ¡Wapol-sama está comiendo ahora mismo!

...¿Wapol? —Pensó D con los ojos entrecerrados sin quitar la vista de su libro. Si no mal recuerda, ese nombre pertenecía a un antiguo gobernante... Específicamente, al gobernante de un reino llamado Drum... Ahora entendía lo que estaba pasando— Hmph, ¿Quién diría que nos toparíamos con un rey exiliado?

Luffy los ignoró y les dió una golpiza a ambos hombres en la cabeza, dejando boquiabiertos a los demás piratas.

—¡Maldito sea! ¡Se arrepentirá! ¡Fuego! —Los piratas apuntaron a Luffy y empezaron a disparar.

—Tendrían que haber hecho ésto desde el principio... —Dijo Zoro con una sonrisa mientras se quitaba su capa.

—¿Podemos enfrentarnos a ellos? —Preguntó Sanji con una sonrisa mientras se quitaba la bufanda.

—¡Alto! ¡Podemos hablar este asunto! —Exclamó Usopp mientras se arrastraba por el mástil evitando los disparos.

D se rió entre dientes sin quitar la vista de su libro. Los hombres que lo rodeaban le apuntaron con sus armas de forma amenazante ante su leve movimiento.

—¡No te muevas! —Le gritó uno de ellos.

D ni siquiera les dirigió la mirada, en cambió, empezó a recitar un poema de su libro.

—En la noche sin luna, oscura y sombría, los hombres avanzan, con miedo en sus días. —Los piratas miraron a D con caras extrañadas, se miraron entre ellos sin entender que estaba diciendo— Sus sombras se alargan en tierras malditas, bajo cielos teñidos de negras cenizas. —Derrepente, los hombres empezaron a sentirse incómodos, la presencia de D les estaba provocando escalofríos con cada palabra que decía— Sus pasos resuenan en piedra y en hueso, al borde del reino donde muere el beso. —Siguió hablando D con tranquilidad y despreocupación— Un trono de hierro, frío como el viento, les llama en silencio con cruel juramento.

Los hombres, ahora asustados e intimidados, le apuntaron con sus armas a D.

—¡D-Disparenle!

El tiempo pareció detenerse por completo mientras D seguía recitando su poema con una sonrisa siniestra.

—Y alzando sus ojos al rey que aguardaba, la muerte en su manto, su voz que aplastaba, caen uno a uno, en su eterna caída, bajo la mirada que les quita la vida. —Una vez D terminó de recitar el poema, todos los piratas en el barco se quedaron paralizados por unos segundos, hasta que fueron cayendo uno por uno al suelo completamente inconscientes. D cerró su libro con fuerza, manteniendo su sonrisa— Y el resto... Es silencio.

Sanji, Zoro y Usopp se quedaron boquiabiertos ante lo que acababa de suceder. D había acabado con todos ellos sin siquiera moverse.

—¿Qué demonios hizo...? —Preguntó Sanji quien miraba a D con la boca y ojos abiertos.

—Recitó algún tipo de poema extraño y todos se desmayaron... —Respondió Zoro con un rostro similar al de Sanji. Todavía no acababa de entender que fue lo que pasó.

—¡E-Ese tipo definitivamente es aterrador...! —Exclamó Usopp temblando de escalofríos.

Luffy sin embargo se concentró más en Wapol quien seguía comiéndose el barco, corrió hacía él con un rostro furioso.

—¡¿Sigues comiéndotelo?! —Le gritó Luffy con furia mientras corría hacía él.

—Este barco no está nada mal... —Dijo Wapol quien seguía comiéndose el barco.

—¡Oye, tú! —Wapol se volteó cuando Luffy lo llamó. Inmediatamente el hombre abrió su boca cuando vió a Luffy acercarse. Antes de que pudiera detenerse, el cuerpo de Luffy fue rodeado por la gigantesca boca de Wapol y la cerró para comerse al hombre de goma. Luffy había logrado estirar sus brazos hacía atrás antes de ser masticado.

—¡Luffy! —Gritó Usopp con preocupación.

Vivi salió a la cubierta para ver a los múltiples piratas caídos y el brazo estirado de Luffy con confusión.

—¿Qué es esto? —Preguntó ella mientras miraba la escena. Sanji que estaba a su lado la miró con tranquilidad mientras tenía los brazos cruzados.

—Hola, Vivi-chan. ¿Le ha ocurrido algo a Nami-san? —Le preguntó Sanji. Vivi no respondió debido a que todavía seguía confundida por la situación.

Mientras tanto, Wapol todavía seguía intentando masticar a Luffy con molestia. —¡Cuesta mucho masticar a este tipo! —Decía Wapol mientras masticaba con dificultad a Luffy.

—¡Infeliz! —Gritó Luffy dentro de su boca, haciendo que Wapol abriera los ojos con sorpresa. Antes de que Wapol se diera cuenta, había sido mandado a volar por las palmas de Luffy que chocaron con fuerza contra él a toda velocidad, liberando a Luffy de su boca— ¡Vete a volar!

Los piratas de Wapol se quedaron boquiabiertos al ver cómo su capitán fue mandado a volar lejos tan fácilmente. Los amigos de Luffy dieron una sonrisa de aprobación, mientras que Vivi abrió la boca con sorpresa. D resopló con una pequeña sonrisa en su rostro.

Luego de estar por un largo rato con la boca abierta, el bufón azul empezó a hablar con preocupación.

—¡Esto no me gusta! ¡Wapol-sama salió volando!

—¡Esto es terrible! ¡Wapol-sama no puede nadar! —Habló el hombre con afro a su lado.

Rápidamente los piratas de Wapol que estaban en el Going Merry empezaron a correr hacía una escalera que los llevaba de vuelta al Bliking.

—¡Esto no ha terminado! ¡Nos las pagar-aaaah! —El bufón gritó de terror cuando una bala pasó a toda velocidad rozando su mejilla.

—Cierren la boca y váyanse de una vez, son ruidosos. —Les dijo D quien desenfundó a Ombra sin mirarlos directamente.

Los piratas se quedaron callados, temblando de miedo. El barco de los piratas de Wapol comenzó a navegar para alejarse del Going Merry. D, Vivi y los sombreros de paja estaban arriba de la proa mientras veían al barco alejarse. D se sentó sobre la barandilla mientras continuaba con su lectura con su rostro aburrido habitual de siempre.

—¿Qu-qué acaba de pasar? —Preguntó Usopp— Creo que lo habían llamado Wapol, pero...

—Da lo mismo. No le des más vueltas. —Le dijo Sanji— Solo es un idiota. No hay otra explicación.

D no prestó atención mientras leía su libro, sin embargo, su mirada se posó en Vivi cuando la escuchó murmurar pensativa.

—¿Dónde habré visto a esa persona? —Murmuró ella en una pose pensativa.


La noche caía pesadamente sobre el puerto mientras el fuego y el humo envolvían los restos de lo que alguna vez fue una tripulación pirata orgullosa, múltiples cadáveres masacrados y un barco completamente destruido hundiéndose en el mar, con una bandera pirata flotando en el agua que alguna vez perteneció a la tripulación de Francis Morgan, el Jolly Roger de los piratas carmesí, era lo único que quedaba de aquella tripulación.

Solo dos personas quedaban con vida de aquella tripulación, el capitán y su hijo adoptivo. Un joven D de 18 años se encontraba de rodillas en medio de los cadáveres de todos sus amigos, su mirada reflejando dolor, desesperanza, tristeza... Odio, su rostro manchado de sangre y sudor y su ropa desgarrada bajo la lluvia reflejaban a un hombre que lo había perdido todo.

Los marinos lo rodeaban con sus armas apuntándole, mientras el resto acababa con los miembros de la tripulación que aún quedaban con vida. Pero su mirada no se centro en ellos, sino en el hombre que lo crío y lo había cuidado como a un hijo, quien estaba arrodillado, completamente herido y derrotado, Francis Morgan, su capitán y su figura paterna.

Morgan se arrodillaba frente a un joven de la misma edad que D, vestido con un abrigo largo de color azul cobalto oscuro, con piel clara, ojos verdes y el cabello negro peinado hacía atrás, en su mano izquierda sostenía una katana envainada, su mirada gélida contra la de Morgan.

D estaba en shock, sabía de quién se trataba, esa katana, su peinado, su preferencia por lo azul... Su rostro tan parecido al suyo.

—Vergil... —Murmuró D mirando al hombre frente a Morgan— ¿Eres tú? —D se levantó con dificultad, mirando a su hermano gemelo a quien creía muerto con sorpresa y horror— ¿Que estás haciendo...?

Vergil le dirigió una mirada fría a su hermano, su mano derecha descansaba sobre la empuñadura de su espada. Vergil lo ignoró mientras miraba a Morgan.

—Francis Morgan. —Dijo Vergil con un tono frío y cortante— Capitán de los piratas carmesí y el pirata con la mayor recompensa del West Blue. Por todos tus crimenes, serás juzgado con la pena de muerte... ¿Algunas últimas palabras?

—¡Detente...! —D se dirigió hacía donde estaban ambos, los marinos que lo rodeaban se pusieron frente a él para bloquear su paso, pero D hizo un gesto con su mano derecha para llamar a Abaddon que estaba tirado en el suelo, inmediatamente voló aterrizando en su mano— ¡Fuera de mi camino! —Rugió D con rabia mientras partía a la mitad a los marinos que bloqueaban su paso. Se acercó rápidamente hacía Morgan y Vergil ignorando sus heridas— ¡Morgan!

D estaba a punto de atacar a Vergil, pero inmediatamente fue detenido con una mirada fría del mismo, D no entendía que estaba pasando, pero no podía moverse, había perdido fuerzas derrepente, su mano soltó su espada, dejándola caer ruidosamente al suelo mientras se arrodillaba ante la penetrante mirada de su hermano.

—¿Qué...? —D inmediatamente fue interceptado por los marinos, empujándolo contra el frío y mojado suelo de concreto, D rugió de rabia intentando quitárselos de encima, pero no podía, solo pudo levantar su mirada para ver a su capitán frente a su hermano. Vergil le dió una mirada fría a su hermano.

—Que patético, Dante... —Le dijo Vergil en un tono cortante y despectivo— Esperaba que al menos estuvieras a la altura de nuestro linaje... Pero veo que solo uno de nosotros dos cumple con eso... Padre estaría decepcionado de ti.

Dante le dió una mirada llena de rabia al oír sus palabras, ¿Cómo se atrevía a decirle eso cuando él mismo se había unido a las mismas personas que le arrebataron su hogar y a su madre? ¿En qué mundo vivía Vergil como para pensar que su padre estaría orgulloso del camino que tomó? Dante apretó los dientes con ira mientras miraba a Vergil.

—Dante... —Dante salió de sus cavilaciones cuando Morgan lo llamó, dejando de prestarle atención a Vergil y mirando a su padre adoptivo, quien lo miraba con una sonrisa en su rostro— No te sientas culpable por lo que va a pasar... De todos modos, ya era hora de que a este anciano decrépito le llegara su fin. —Morgan tosió sangre, pero aún así su sonrisa no vaciló— Fuiste lo mejor que me ha pasado, hijo mío... Y no me arrepiento de haberte tenido a mi lado... Desde el día que llegaste, definitivamente fueron los mejores años de nuestras vidas... Ni yo ni mi tripulación te culparemos por esto nunca.

—No... No digas eso... Ni una palabra más, viejo... —Pensó Dante con lágrimas en sus ojos, no quería que terminara de esta forma, ya había perdido a sus amigos, no quería perderlo a él también. Dante intentó levantarse con todas sus fuerzas mientras rugía con rabia y tristeza, pero todo fue inútil. La sonrisa de Morgan se amplió con tristeza al ver a Dante intentando safarse del agarre de los marinos.

—Adiós, chico, fue todo un honor. —Morgan le dió una sonrisa llena de dientes— Definitivamente disfrute de nuestros momentos juntos. —Morgan luego se giró hacía Vergil— Vergil, ¿Verdad? Entonces eres el hermano perdido de Dante... Supongo que has venido a llevarte el título de verdugo esta noche... Haz lo que tengas que hacer... Perro del gobierno mundial.

Dante apretó los dientes y los puños con rabia mientras sus lágrimas se derramaban por el suelo, no podía aceptarlo, no quería que terminara así. Inmediatamente, un poder oscuro y denso comenzó a manifestarse a su alrededor, las heridas de Dante sanaron y recuperó sus fuerzas, su marca de nacimiento brillaba de color rojo con intensidad. Dante se levantó con un grito de furia, liberándose por completo del agarre de los marinos y mandándolos a volar. Dante miró hacía Morgan y avanzó hacía él a toda velocidad mientras extendía su mano.

—¡Morgan! —Pero antes de que pudiera hacer algo, Vergil desenvaino su espada con una velocidad inhumana. En un solo corte preciso y letal, la espada descendió sobre Francis Morgan.

Todo terminó en un parpadeo.

La sonrisa de Morgan permaneció en su rostro incluso mientras la vida abandonaba su cuerpo, su cadáver cayó frente a Dante. El joven cayó de rodillas frente a su difunto padre adoptivo, su mirada completamente perdida mientras las lágrimas surcaban su rostro. Su mente se nubló completamente mientras que su corazón latía con una furia incontrolable. Algo dentro de él se quebró y el odio creció dentro de su pecho como una bestia salvaje, imposible de contener. Su mirada se posó en la figura alta y fría de su hermano, la única familia de sangre que le quedaba, convertida en una marioneta del gobierno mundial, los mismos que le arrebataron a su madre hace 10 años... Y ahora lo habían vuelto a hacer... Usando a su propio hermano en su contra... Un sentimiento de odio y venganza no solo hacía el gobierno mundial, sino también hacía su hermano, crecían en su interior.

Dante gritó ensordecedoramente de furia mientras liberaba todo su poder contenido, listo para atacar al hombre que le arrebató a su familia.


D despertó con un grito reincorporandose rápidamente, su rostro estaba sudado y estaba respirando profundamente, su corazón latiendo a mil por hora mientras intentaba tranquilizarse... Había sido una pesadilla... Una de las tantas visiones que no le gustaba recordar. D se pasó su mano por su cabello mientras tranquilizaba su respiración.

—Solo fue un sueño... —Murmuró D para sí mismo mientras recuperaba la calma. Estaba apoyado sobre la borda mientras el cielo nocturno inundaba el mar, su espada descansaba encima de él. D miró hacía la luna llena con melancolía mientras recordaba lo sucedido en su sueño... Ya habían pasado 11 años desde aquel acontecimiento, pero para D todavía seguía fresco en su mente... Todavía era incapaz de superarlo— Morgan...

D sintió pasos que se acercaban hacía él, no necesito levantar su mirada para saber que se trataba de Sanji, quien era el único aparte de él que estaba presente en la cubierta.

—Hey. —Lo saludó Sanji quien tenía un cigarro en su boca— Veo que no tuviste un buen sueño, ¿Verdad? —D se quedó en silencio, para Sanji, ese silencio era respuesta suficiente. El cocinero se sentó a su lado mientras encendía su cigarrillo.

—¿Qué quieres? —Le preguntó D con indiferencia— No estoy de humor en este momento.

—Eso veo. —Respondió Sanji— Es por eso que vengo a hacerte algo de compañía.

—Hmph. ¿Quien dice que necesito compañía? —Dijo D con molestia— Estoy mejor solo.

Sanji dió una calada a su cigarrillo antes de responder.

—Todos nos decimos eso en algún momento... Hasta que nos damos cuenta que necesitamos de alguien más para poder sentirnos mejor —Sanji dejó salir humo de su boca— Después de todo, los humanos somos animales sociales.

D dió un resoplido burlón, eso no aplicaba para él, toda su vida ha luchado sus batallas internas él solo... No ha necesitado de nadie más, y está vez no es la excepción. Sin embargo, no tenía energías para decirle a Sanji que se fuera, así que simplemente lo dejó quedarse.

—...Haz lo que quieras. —Dijo D con un tono indiferente.

Ambos se quedaron en silencio, Sanji seguía fumando su cigarrillo mientras que D miraba a la nada mientras estaba dentro de sus pensamientos. La noche estaba tranquila y silenciosa, algo que D apreciaba. Pero lo que preguntó Sanji a continuación interrumpió esa tranquilidad.

—¿Quien es Morgan? —Le preguntó el cocinero. D se sobresaltó con fuerza y miró a Sanji con el ceño fruncido, completamente sorprendido y nervioso. Sanji inmediatamente levantó las manos para calmarlo— Oye, oye, relájate... No fue mi intención sorprenderte de esa manera.

D lo miró con ojos entrecerrados y llenos de sospecha, ¿Cómo sabía el cocinero el nombre de su difunto padre adoptivo?

—...¿De dónde sacaste ese nombre? —Le preguntó con una mirada penetrante. Sanji se puso un poco nervioso ante su mirada.

—Murmurabas su nombre mientras dormías, eso es todo. —Le dijo el cocinero. D analizó a Sanji por unos segundos hasta que llegó a la conclusión de que decía la verdad. D se tranquilizó un poco, entonces era por eso... Vaya error de su parte. D volvió a su pose relajada en silencio, no quiso cruzar miradas con Sanji, quien sabe que más escuchó él mientras murmuraba dormido. Sanji le dió una mirada comprensiva y miró hacía el cielo, sabía que no debía haber hecho esa pregunta, pero ya no había vuelta atrás, dió otra calada a su cigarrillo, sin arriesgarse a preguntar, era decisión de D hablar sobre ese tal Morgan o no.

D no culparía a Sanji por haberlo escuchado, era culpa suya por no poder controlar su boca mientras dormía.

—...No es nadie en especial, solo olvídalo. —Le dijo D en un tono cortante. Sanji asintió, sabiendo que D no quería hablar al respecto, y lo respetaría.

—De acuerdo. —Sanji dió una calada a su cigarrillo para luego liberar el humo. Sanji inmediatamente hizo otra pregunta para cambiar de tema— ¿Cuál es tu comida preferida?

D le dió una mirada de reojo con cansancio, sin entender de dónde venía esa pregunta, pero aún así respondió.

—La pizza. —Dijo él con un tono indiferente— ¿Por qué?

—Para saber que comida prepararte luego. —Respondió Sanji. D le dió tarareo perezoso en respuesta.

—En ese caso, no le pongas aceitunas, las odio.

—Entendido. Sin aceitunas entonces. —Dijo Sanji con una sonrisa. D asintió y se acomodó para volver a dormir.

—Bueno, si no es mucha molestia, volveré a dormir... Trata de no hacer mucho ruido, ¿Quieres? —Le dijo D para agachar su cabeza, su sombrero ocultando su rostro.

—De acuerdo. —Respondió Sanji. D ya no volvió a responder, supuso que ya se había dormido. Sanji le dirigió una mirada al hombre. Él pensaba que D era prácticamente un fantasma en el grupo, siempre se mantenía distante y no interactuaba con nadie, y cuando lo hacía, mostraba esa actitud de indiferencia y apatía, como si no le importara la situación. El cocinero no pudo evitar preguntarse que lo llevó a ser así, claramente se podía ver que este hombre no la ha pasado muy bien en su vida. Aún seguía preguntándose quién era ese tal Morgan que mencionó mientras dormía, pero Sanji no se metería en eso por ahora.


Temprano en la mañana, D y Sanji se encontraban durmiendo uno al lado del otro apoyados en la borda. Sanji estaba tapado con una manta celeste mientras que D seguía con su ropa habitual, el frío de por si no lo afectaba demasiado, aparte de que su abrigo lo abrigaba bien.

D había logrado conciliar el sueño y por suerte había podido dormir bien, sin que las pesadillas lo sigan atormentando por el momento.

Sin embargo, D y Sanji se despertaron cuando escucharon los sonidos de un martillo chocando contra un clavo. Ambos vieron al causante de tales ruidos, que no era otro que Usopp, quien estaba reparando la parte de la borda masticada por Wapol.

—¡Que madrugador, Usopp! —Le gritó Sanji a su compañero de nariz larga.

—¡No puedo quedarme de brazos cruzados! —Les dijo Usopp a ambos, sosteniendo varios tornillos en su boca— ¡Tenemos que salir de este aprieto cuánto antes!

D y Sanji miraron a Usopp con rostros serios.

—Si. Tienes razón. —Le dijo Sanji mientras se ponía un cigarrillo en su boca.

D se levantó de su lugar y se estiró, tomó a Abaddon y la colocó en su espalda. Se acomodó su sombrero y su abrigo y empezó a caminar hasta la sala de almacenamiento para ir al cuarto donde estaba Nami.

—Iré a revisar a la navegante... Nos vemos. —Le dijo D al cocinero mientras caminaba con las manos metidas en sus bolsillos. Sanji asintió mientras fumaba de su cigarro.

D se encontró con Zoro en el camino, ambos parecían dirigirse al mismo lugar.

—Buenos días. —Le dijo Zoro al hombre de rojo con un tono amargo, quien le asintió. Zoro todavía seguía muy poco contento por la conversación que tuvo con D, pero decidió olvidarlo por ahora, no servía de nada enemistarse con el hombre— ¿Tú también vas a ver a Nami?

—Sí. No tengo nada mejor que hacer, así que planeaba ir a ver cómo estaba. —Le respondió D con aburrimiento.

—Somos dos entonces. —Respondió Zoro. Ambos entraron a la sala de almacenamiento y bajaron las escaleras para entrar al cuarto de las mujeres donde estaba Nami. Mientras bajaban, vieron a Luffy sentado frente a la cama donde estaba acostada Nami, no entendían que estaba haciendo exactamente el chico, pero parecía estar haciéndole caras graciosas a Nami.

—¿Qué está haciendo? —Le preguntó a Zoro quien estaba igual de confundido que él.

—Lo mismo me pregunto yo... —Respondió el espadachín de cabello verde. Zoro se acercó a su capitán para ver mejor lo que hacía— ¿Qué pasa, Luffy? —Luffy inmediatamente se dió la vuelta para mirar a Zor con la cara completamente maquillada estirando su boca con ambas manos. Zoro cayó al suelo del susto mientras que D puso una cara de asco— ¡No hagas eso! ¡Me das asco! —Espetó Zoro mientras veía a Luffy estirando aún más su boca y lengua.

—...Definitivamente es lo más asqueroso que ví hoy. —Dijo D con una cara de póker.

—¡Gracias! —Les dijo Luffy mientras seguía estirando su rostro.

D ignoró al mocoso de goma y se apoyó sobre el estante lleno de libros, sacando su propio libro para empezar a leer. Zoro se apoyó a su lado, algo que a D sorprendentemente no le molestó. Mientras que Luffy volvió a sentarse en su lugar para volver a hacerle caras graciosas a Nami. D suspiró con resignación ante lo que hacía el chico.

—No te está viendo, mocoso, ¿No ves que está dormida? —Le dijo D al hombre de goma con su tono de indiferencia habitual.

—No te molestes... Así es nuestro capitán, terminas acostumbrandote con el tiempo. —Le dijo Zoro al hombre de rojo, quien dió un tarareo aburrido en respuesta, sin quitar la vista de su libro. Zoro observó el libro que D tenía en su mano, siempre se preguntó por qué lo leía todo el tiempo, pero decidió no preguntar, ya veía que D le daría el mismo trato frío que ayer, y no tenía ganas de amargarse de nuevo.

De repente, los tres escucharon a Sanji gritar que encontraron una isla. Luffy enseguida se puso feliz al escuchar eso.

—¡¿Una isla?! —Exclamó el capitán del barco con alegría. Luffy miró hacía el cuerpo dormido de Nami— ¡Ya veo, una isla! ¡Encontramos una isla! —Dijo Luffy temblando alegremente— ¡Oye, Nami! ¡Qué bien! ¡Encontramos una isla! ¡Por fin podrás ponerte mejor en la isla! ¡Una isla! ¡Una isla! —Luffy siguió repitiendo lo mismo impacientemente de alegría. D se quedó mirando con indiferencia al hombre de goma repetir la misma frase como un niño pequeño.

—Ve a echar un vistazo, nosotros nos encargamos de ella. —Le dijo Zoro al joven lleno de alegría. Luffy no perdió tiempo e inmediatamente salió corriendo hacía la cubierta con felicidad.

—Realmente es como un niño pequeño... —Murmuró D con burla.

—Terminas acostumbrandote a sus locuras. —Le dijo Zoro con una sonrisa. D tarareo en respuesta mientras volvía a leer su libro. D y Zoro se quedaron en un silencio algo incómodo, o al menos así lo sentía el espadachín de cabello verde, D por su parte no estaba prestando atención a su entorno mientras se concentraba en su libro, con su mente divagando en otras cosas.


Una media hora después, D estaba apoyado en la barandilla de la proa fumando un cigarro, con Zoro y Vivi a su lado quienes observaban la isla de hielo, específicamente hacía una cascada.

—Es una cascada de nieve derretida. Tal vez podamos parar por aquí. —Dijo Vivi mientras se apoyaba en la barandilla al lado de Zoro.

—Bueno... ¿Quién irá a buscar al médico? —Preguntó Zoro a los demás— Aunque primero hay que ver si hay gente...

—¡Yo voy! —Gritó Luffy levantando la mano.

—¡Y yo! —Le siguió Sanji detrás de él levantando el puño.

—¡Bien! ¡Diviértanse! —Gritó Usopp con los brazos cruzados, claramente sin intenciones de salir del barco.

—¡No avancen más, piratas! —Dijo uno de los tantos hombres armados apilados en una de las colinas, apuntandoles con sus armas. En la otra colina también había gente reunida apuntandoles con mosquetes.

—Vaya gente más nerviosa... —Dijo D en un tono aburrido, sin preocuparse demasiado por la gente que los apuntaba.

Todos se quedaron en silencio mientras observaban a la gente que los apuntaba, algunos nerviosos y otros no tan preocupados.

—Miren. Ya encontré a la gente. —Dijo Luffy igual de despreocupado que D.

—Pero no parecen ser muy amigables... —Expresó Usopp con nervios.

Un hombre vestido con una armadura verde y con un gorro de tipo aviador del mismo color salió de entre la multitud para mirar a los sombreros de paja con el ceño fruncido.

—Atención, piratas. —Les dijo el hombre— ¡Lárguense de aquí ahora mismo!

—¡Vinimos buscando un médico! —Les explicó Luffy.

—¡Tenemos un enfermo! —Les dijo Vivi.

—¡No nos engañarán con eso, sucios piratas! —Dijo un tipo del montón.

—¡Esta es nuestra isla y no dejaremos que ningún pirata la pise!

—¡Leven el ancla y lárguense! ¡Si no, haremos que su barco vuele por los aires!

—Vaya, que miedo, estoy tan asustado... —Dijo D sarcásticamente en un tono aburrido.

—Oh, parece que les caímos mal. Pero si nos acabamos de conocer... —Le dijo Sanji a la multitud.

—¡No nos repliques! —Dijo uno del montón mientras le apuntaba a Sanji inmediatamente con su pistola para dispararle en el pie un segundo después, Sanji lo esquivó rápidamente y los miró con furia.

—¡¿Cómo se atreven...?! —Les dijo Sanji para luego correr hacía ellos, pero fue detenido por Vivi.

—¡Alto, Sanji-san!

De repente, un segundo disparo se escuchó, lo que puso en alerta a los demás, sorprendentemente para la gente y la tripulación, la bala nunca llegó a su destino.

—¡O-Oigan! ¡Miren a ese hombre! —Dijo uno del montón señalando a D, quien había desenfundado a Luce con una velocidad inimaginable.

—¡Tiene un arma!

—¡D...! —Exclamó Vivi al ver al hombre de rojo con su pistola en mano, sin entender porqué disparo.

—Eso estuvo cerca, princesa. Si no fuera por mí, esa bala definitivamente te hubiera dado de lleno. —D le dió una mirada penetrante al hombre que disparó— ¿No es así? —El hombre chilló de miedo ante la mirada del hombre, se sentía como si mil agujas pincharan su cuerpo a la vez.

Luffy y los demás miraron al que disparó con furia.

—¡Bastardos! ¡¿Cómo se atreven a dispararle a Vivi?! —Les gritó Luffy.

—¡Apunten!

Toda la gente apuntó sus armas hacía ellos, los sombreros de paja se pusieron en guardia, preparándose para pelear. D no hizo mucho movimiento, estaba tentado a usar su Haki del rey para calmar a estos idiotas. Luffy corrió hacía ellos para golpearlos, pero fue detenido por Vivi, quien lo agarró.

—¡Espera! —Le gritó Vivi a Luffy— ¡No conseguiremos nada peleando! —Vivi se arrodilló frente al hombre de armadura verde— En ese caso, no desembarcaremos aquí. Pero, ¿Podrían llamar a un médico? —Suplicó Vivi— Nuestra amiga sufre una grave enfermedad. ¡Ayúdennos, se lo ruego!

—Vivi... —Dijo Luffy sorprendido.

—No tienes madera de capitán, Luffy. —Le dijo Vivi arrodillada— No todo se soluciona haciendo locuras... ¿Qué le ocurrirá a Nami-san si empiezas una pelea aquí?

D miró la escena con su habitual rostro estoico, podía ver que Viví tenía razón, empezar una pelea en estos momentos no era la mejor idea.

—Parece que tendré que hablar yo... —Pensó D con un suspiro, él era el adulto aquí después de todo, tenía experiencia en ésto de hablar con la gente... Solo necesitaba usar un poco de Haki, pero no era nada que le representara una molestia.

—Sí. Lo siento, estaba equivocado. —D abrió ligeramente los ojos cuando escuchó a Luffy dirigirse a la multitud. Se quedó quieto mientras lo escuchaba— Por favor, llamen a un médico. —Luffy se arrodilló al lado de Vivi, haciendo la misma pose, su sombrero de paja cayó a su lado— Ayuden a nuestra compañera.

D se quedó sin palabras mientras miraba por primera vez como Luffy actuaba con madurez y como un verdadero capitán de repente... Habría pensado al principio que Luffy no lo entendería y seguiría siendo igual de estúpido, pero entendió rápidamente las palabras de Vivi, reconociendo su error. D suspiró esbozando una pequeña sonrisa. Parece que no tendrá que intervenir después de todo.

—Los llevaré a la aldea. —Les dijo el hombre de armadura verde— Siganme. —El hombre se dió la vuelta para caminar.

Vivi levantó la mirada con una sonrisa. Luego miró a Luffy a su lado.

—¿Ves? Lo entendieron.

Luffy giró su cabeza para mirarla.

—Sí. Eres asombrosa. —Le dijo Luffy, provocando que Vivi diera una risita.

Ambos escucharon el paso de unas botas chocando contra el piso de madera acercándose a ellos. Ambos vieron la silueta alta de D quién tomó el sombrero de paja que estaba en el suelo, para luego ponerlo sobre la cabeza de su dueño, quien miraba al hombre de rojo con una expresión neutra.

—Bien hecho, mocoso. —Le dijo D con una pequeña sonrisa.

Luffy se quedó mirándolo por unos segundos hasta que le dió una gran sonrisa al hombre. D no podía evitar seguir viendo a Luffy como un niño pequeño, pero había algo en él, que no sabía cómo explicarlo, pero básicamente, este niño le recordaba a su antíguo capitán. La misma pasión, el mismo entusiasmo... La misma sonrisa. Casi todo en este niño era un reflejo de Morgan. Y D no sabía exactamente cómo sentirse ante eso. No sabía si sentirse feliz, triste o con miedo... Quizás una combinación de los tres.