Punto sin retorno.

Aomine tiene miedo, tiene miedo y no duda en reconocerlo. Estaba afuera de la enfermería, sus manos no han dejado de temblar desde la última hora.

No recordaba haber pasado por ese sentimiento en tanto tiempo.

Caminaba de un lado al otro del pasillo, se escuchaba solo el sonido de las suelas de sus zapatos siendo arrastrados por el suelo del edificio. Todo se había vuelto un caos en esos sesenta minutos . Un caos que poco a poco lo envolvía y no sabía si podría salir de ahí sin volverse loco.

Pronto la puerta de la enfermería se abrió poniendo en alerta a Aomine.

Harasawa alzo la ceja intrigado, era raro ver a su estudiante en estado de shock y con su cuerpo temblando de pies a cabeza. Suspiro, lo mejor era sacar de ese estado de una vez a Aomine antes de que las cosas volvieran a salirse de control.

-Sakurai está bien... en lo que cabe. Recibió dos puntadas en la cabeza pero no fue algo perjudicial para su mente. Estará en observación hasta las ocho, después de eso podrá irse a casa, Aomine-

-Pero-

-Está despierto, Aomine. Tranquilízate- agregado Katsunori sin dejar de ver con seriedad a Daiki -aunque te recomiendo que no entres ahí. Momoi y Wakamatsu estaban asustados por todo lo que paso y tú presencia solo los volverá a alterar y no necesito que Sakurai vuelva a pasar por un episodio similar al de esta mañana.

Harasawa volvió a suspirar, esta vez entendiendo un poco lo que pasaba por la cabeza de Aomine pero no del todo todavía.

-Acompáñame, iremos a hablar de tu castigo. Luego de tu suspensión en los partidos faltantes que tenemos en las nacionales, lo que paso con Sakurai no puedo pasarlo por alto, mucho menos tratándose de ti-

Aomine le vio con el ceño fruncido -estoy bien entrenador-

-Contradíceme otra vez y te expulso definitivamente del equipo, Aomine-

Daiki chasqueo la lengua siguiendo de cerca a Katsunori sin dejar de ver la puerta de la enfermería.

-Podrás ver a Sakurai cuando el resto haya terminado, Aomine. No hagas esto más complicado de lo que ya es- a regañadientes siguió a Harasawa hasta su oficina.

La juventud era tan complicada ahora.

Satsuki sabía que esto pasaría, lo tenía contemplado y calculado. No por nada era el mejor analista deportivo de su generación, no por nada Tetsu-kun confía plenamente en ella, no por nada Akashi Seijuuro la dejo permanecer junto con Aomine aun cuando el acuerdo era que todos los involucrados en la Generación de los Milagros debían separarse.

Ella incluyó.

Era alguien de temer por si misma, su bonita sonrisa era solo una pantalla, algo que se ha esmerado en conservar pese a todo lo que vivió esos tres años en Teiko, el trauma sufrido con el equipo era un episodio que difícilmente podría ser superado sin tener secuelas en la mente. Estaba orgullosa de ella misma por anteponer los sentimientos y pesares de Aomine antes que los suyos pues sabía que para Daiki el trago amargo que significo pertenecer a las filas de Teiko difícilmente podría ser superado.

Antepuso todo lo suyo por Aomine, porque lo quiere, lo estima. Es un hermano mayor para ella, lo quiere mucho aun si Daiki la trata como si de una molestia fuera para su vida. Lo quiere porque fue su primer amigo, su amigo de la infancia. La personita que le mostró un nuevo deporte, le mostró el talento que tarde o temprano podría usar a su favor. Mas no por eso podía enamorarse de alguien como Aomine, tan volátil, salvaje, apasionado para el deporte que amaron en su momento los dos pero que era un completo imbécil con las palabras.

Justo como ahora.

-¿Qué demonios le dijiste a Harasawa sobre mí, Satsuki?- el rostro que le mostró Aomine era de temer, nunca lo había visto tan enojado... mucho menos con ella en específico. El reclamo de Aomine resonó por todo el gimnasio pero Satsuki haciendo gala de su manejo de emociones intento que la molestia de Daiki sobre ella no le afectara más de lo que ya lo estaba haciendo -me suspendió todos los partidos de las nacionales ¿Qué carajos te ¿Pasa, Satsuki?-

-Dai-chan- Momoi no sabía que responder, era la primera vez que Aomine le veía como si se tratara de su peor enemigo -solo le dije que me preocupas, tú y tu lesión-

-¿Lesión? ¿De qué lesión hablas, Momoi? ¡Estoy perfectamente bien, mierda!- Satsuki se encogió en su lugar cuando Aomine tiro con enojo las cosas que tenía en las manos la chica.

Esto se estaba saliendo de control.

-¡Aomine, ya basta!- pronto Imayoshi y Susa detuvieron todo movimiento en el gimnasio por el comportamiento que Aomine estaba teniendo con la única chica del equipo.

-¡No se metan ustedes dos, esto es solo entre Satsuki y yo!- pateo las hojas regadas en el suelo sin notar el estado de Momoi.

-Aomine-san, por favor, párr. Estas asustando a Momoi-san- la voz tímida de Sakurai Ryou se escuchó en el momento que se ponía entre el iracundo Aomine y la temblorosa Momoi -a-además, ella no fue la única en pedirle a Harasawa-sensei que suspendiera a Aomine- san de los entrenamientos y partidos restantes, y-yo también se lo pedí-

Entonces fue como una mecha que estaba a segundos de encenderse para la cabeza de Aomine. Ni siquiera lo pensó, solo actuó por mero instinto, cegado por la ira y la bruma de todos los sentimientos amargos o no que el culpable de su estado actual produzca en él.

-¡No vuelvas a meterte conmigo, Sakurai!- alzo a Ryou tomándolo desde la playera levantándolo varios centímetros del suelo hasta su rostro -hazlo otra vez y te matare-

-¡Aomine! ¡No hagas algo estúpido!- por instinto Wakamatsu intento separar a la bestia de Aomine de Ryou pero este no iba a hacerlo por mas gritos a su persona hubiera -carajo Aomine ¡suéltalo!-

-¡Aomine!-

-Te daré algo para que no lo olvides- soltó de su agarre a Sakurai e hizo un puño su diestra pues ya no estaba siendo racional.

Nunca fue racional.

Todo paso tan rápido, todo se salió de control en ese minuto.

-¡Ryou-chan!-

-¡Maldición, va a golpear a Sakurai!-

-¡No!-

Quien fue golpeado no fue Sakurai, quien recibió el puñetazo que impactaría su rostro no fue Ryou, fue Wakamatsu que empujo a Sakurai provocando que su cuerpo impactara con la banca donde estaban las cosas del entrenamiento. Por el movimiento brusco Ryou termino inconsciente del otro lado de la banca no sin antes su cabeza impactara con el filo metálico.

-Maldita sea, ¡Sakurai!- grito Imayoshi corriendo a auxiliar al castaño -¡Saquen a Aomine de aquí!-

Susa y otros chicos de primer año entraron en acción y se llevaron arrastrando a Aomine que seguía procesando lo que estaba pasando ahí.

Lo que había provocado él.

-¡Esta sangrando!- Wakamatsu no lo dudo y se acercó a revisar el estado de Ryou -llévalo a la enfermería, Wakamatsu. Momoi-san, acompáñalo- Kosuke carga al castaño inconsciente y ambos apresuraron el paso camino a la enfermería -¡Susa, saca a Aomine de aquí! ¡Tiene prohibido pisar el gimnasio hasta que el entrenador Harasawa diga lo contrario!-

"No quiero salir lastimado por su culpa, Aomine-san".

Aomine comenzó a despertar debido a unas suaves caricias que acomodaban sus rebeldes cabellos azules. Luego de pensarlo toda la mañana y tarde fue que decidió ir a ver el estado de Sakurai por iniciativa propia. Era su culpa que Ryou estuviera así en primer lugar, así que él sería el primero en ayudar a Ryou en caso de necesitarlo.

Luego de lo que le hizo, es lo mínimo que podía hacer.

-¿Ryou?- expreso Aomine levantándose de su lugar, estaba acostada su cabeza en las piernas de Sakurai sosteniendo la mano diestra de Ryou con temor de que algo más le pasara y de nuevo se saliera de control. La imagen que vio al despertar fue la de Ryou con una vendoleta cubriendo parte de su frente, específicamente el lado izquierdo*, los ojos caramelos de Ryou le vieron con un bajito brillo mientras una leve sonrisa iluminaba su rostro -despertaste- llevando sus manos hasta el rostro de Ryou, acariciando con sus pulgares las regordetas mejillas.

-Estoy despierto desde hace quince minutos, pero Aomine-san no despertaba, no quiera volver a abrumarlo- Aomine negó, eso no es cierto, Ryou no lo abrumaba, eso era mentira, Ryou era quien podía darle un poco de paz luego de todo lo horrible que envuelve su mente por los recuerdos vividos amargamente -al menos esta bien, me preocupaba que Wakamatsu-san lo hubiera golpeado luego de lo que paso entre los dos-

-Ryou, discúlpame, me descontrole, perdí la noción de mis acciones- entonces vio las consecuencias de sus sentimientos y emociones mal controladas en el cuerpo de Ryou, morenotes morados y feos estaban en las clavículas de Ryou por la forma ruda con lo que lo levanto y amenazo en el gimnasio -por poco te golpeo-

-Conmigo no es con quien tiene que disculparse, Aomine-san- Daiki abrazo a Ryou temblando de miedo de su actual forma de ser, último al chico del que se había enamorado pero que no admitía abiertamente todavía -le grito feo a Momoi-san , ella es la menos culpable de todo esto, especialmente de lo que paso entre nosotros-

-¿Me tienes miedo de nuevo, Ryou? No has dejado de temblar desde que te abrace ahora- Aomine se separó del castaño que tenía sus manos agarrándose de la camisa de Daiki. Las manos blancas de Ryou estaban temblando.

-También está temblando, Aomine-san- Daiki noto como sus manos estaban temblando, esas manos habían lastimado el cuerpo delicado de Ryou. Sakurai noto el estado en el que estaba Aomine y reuniendo el poco valor que tenía sostenido con firmeza las manos de Aomine, provocando que este le viera y dejara de temblar poco a poco -está bien, Aomine-sandespacio, casi temiendo alterar de nuevo a Aomine llevo sus manos hasta el rostro de Daiki, las yemas de sus dedos acariciaron delicadamente las facciones de Aomine e igual que lo hizo su compañero, con sus pulgares acaricio las mejillas de Daiki notando algo que no le gustó mucho a Ryou -¿ ¿Hace cuánto no duermes, Aomine-san?-

Aomine tenía ojeras marcadas bajo sus ojos, sinónimo de que estaba sufriendo de insomnio.

Y eso no le gusta a Ryou.

Esto tenía que parar, para bien o para mal.


*Ojito con la lesión de honguito, no es perjudicial para el pero si es importante para la trama (Aomine).