La mañana transcurrió sin mayores preocupaciones para el híbrido. Se encontraba recostado en la cama de Kagome, con sus brazos entrelazados detrás de su cabeza y su pierna elevada sobre la otra, observando fijamente el techo. Su mente vagaba por aquella conversación que había mantenido con la morena la noche anterior

No recordaba la última vez que había hablado con alguien, acerca de su madre, de hecho, estaba seguro de que jamás se la había nombrado a ninguna otra persona, ni siquiera a Kikyou. A decir verdad, nunca había charlado sobre su pasado con la sacerdotisa y tampoco conocía el de ella. Suponía que, al igual que él, no tenía a sus padres con vida, después de todo, sólo le había presentado a su hermana, aunque no es que se pasearan juntos por la aldea, ya que los aldeanos aceptaron, a regañadientes, que él estuviera cerca, dándole otro motivo para convertirse en humano. Si había algún otro familiar de la miko viviendo en aquel lugar, él no estaba enterado

- Madre - murmuró, contrayendo su rostro en una expresión de tristeza, mientras los recuerdos traspasaban su cabeza

Observaba los jardines a través del gran ventanal de su habitación

- Mamá - volteó, mirando a su madre, quién se encontraba sentada en la cama - ¿Podemos salir a jugar?

- Luego, hijo mio - sonrió - Mamá tiene que hacer algo primero

En ese momento un señor tocó la puerta y, posteriormente, ingresó

- Señora, el rey está esperándola en su despacho

- De acuerdo - se puso de pie, caminando en dirección al niño - Espérame aquí, por favor

Besó su frente y se dirigió a la puerta

- ¿Podría vigilar a mi hijo mientras me ausento?

El hombre redirigió su mirada al niño, emanando rechazo y desprecio en cada mínimo contacto con él

- De acuerdo - sonrió, cerrando sus ojos y haciendo una mínima reverencia

- Se lo agradezco - sonrió y salió del lugar

Una vez que la mujer se alejó lo suficiente, aquel hombre lanzó un sonoro suspiro y se colocó fuera de la habitación

- Mi mamá le pidió que se quedara - dijo, inocentemente, al ver que su intención era cerrar la puerta

- No te me acerques - le respondió en un tono huraño - Sólo mantente quieto y no me molestes

- ¿Le hice algo malo?

- Que fastidio - gruñó - No entiendo porque la princesa Izayoi no se deshizo de ti... después de todo eres un mitad bestia - entrecerró sus ojos - Un ser repugnante como tú, no es digno de este palacio, mucho menos de esta familia

Cerró la puerta, dejando al pequeño Inuyasha con una expresión de confusión en su rostro

- Sólo quería salir a jugar - suspiró, volviendo a mirar los ventanales

- No importaba cuantas veces tratara de hablar con ellos... siempre eran las mismas respuestas - murmuró - ¿Qué tanto daño podía causar siendo un niño?

- Inuyasha - se asomó la mujer

- ¿Qué ocurre? - regresó a la realidad

- Tengo que ir a hacer las compras para el almuerzo, ¿Quieres acompañarme?

- Pe... pero Kagome me dijo que no saliera, la gente de aquí no está acostumbrada a...

- Eso no será un problema - sonrió, mostrándole una gorra

- ¿Qué es eso? ¿Un casco?

- Esto cubrirá tus orejas... ven, vamos


La campana del almuerzo sonó, sin embargo, en lugar de dirigirse al comedor, decidió hacerlo a la biblioteca, lugar que, a esa hora, estaba casi vacío. Se sentó en una de las mesas y sacó su libro de matemáticas

- Necesito ponerme al día - se quejó - No entendí nada, de todo lo que hablaron hoy - suspiró

Comenzó a repasar las fórmulas y ejercicios que habían explorado en la clase. Durante un largo rato ella y los números fueron uno solo, hasta que la voz de su compañero la distrajo

- Higurashi

- ¿Hojo? - elevó su mirada, encontrándose con la mirada castaña mirada de él - ¿Qué estás haciendo aquí?

- Tus amigas tenían razón

- ¿He? - se sorprendió

- Tu rostro - lo señaló - Tienes un golpe en el rostro

¡Maldita sea! ¡Había olvidado por completo el ataque de Manten!

- Oh... no es nada - trató de minimizarlo - Sólo me caí

- Higurashi - se sentó al frente - Si alguien fue capaz de golpearte, debes decirlo

¿Cómo se supone que voy a decir, que un demonio de la época antigua, fue el causante de esto?

- Además... hay pequeñas cicatrices en tu piel, como si fueran, ¿cortaduras?

¿Todavía se notan las heridas de Yura?

Suspiró, volviendo la vista al libro

- Si has pasado por algo violento, puedes confiar en mi... o en tus amigas - lo miró, sorprendiéndose con la seriedad con la que le estaba hablando - Estamos aquí para ayudarte... sea lo que sea

- Muchas gracias Hojo - sonrió - Pero, de verdad, no ocurrió nada

- ¿Estas segura?

- Si

- De acuerdo - sonrió - ¿Qué estabas estudiando?

- Sólo son, matemáticas... he perdido demasiados días y hay demasiadas cosas que no comprendo - se tomó la cabeza - Este año debemos aplicar a la universidad y dudo mucho que me acepten si adeudo materias

- Comprendo, ¿A que universidad aplicaras?

- A la Tokyo Daigaku - suspiró - ¿Y tú?

- Vaya... prestigiosa universidad

- Así es... es por ello que debo tener todo al día y tratar de mantener mi promedio con las notas, lo cuál se ha vuelto un poco... complicado

- Eres una de las mejores de tu clase, Higurashi, estoy seguro de que lograrás ingresar a la universidad que desees

- Bueno, gracias - desvió la mirada - No respondiste, ¿a dónde irás tu?

- A la TMC, la universidad de investigación

- Eso se oye fantástico

- Espero que lo sea - permanecieron unos segundos en silencio - ¿Quieres que te ayude con eso? soy bueno en matemáticas

- Pero, perderás la hora del almuerzo

- Eso no importa - se puso de pie, sentándose al lado de la morena - A ver dime, ¿Qué es lo que te presenta dificultades?

Ella sonrió, volviendo a mirar el libro


- ¿Quienes son? - preguntó el peliplata, observando a los demonios acercándose

- Son los hermanos relámpagos - respondió ella, seriamente - Han venido por la perla de Shikon

- Miran Manten, parece que la mujer ahora trae guardaespaldas - se burló

- Es porque sabe que nos llevaremos la perla a como de lugar, hermano - rio

- Veo que eres un demonio - dijo Hiten - ¿Qué es lo que haces con una humana?

Sesshomaru no respondió

- ¡Ya déjame! - gritó una particular voz

¿Un niño?

Pensó la mujer, sorprendiéndose

- ¿Qué es lo que tienes ahí? - miró al menor de los hermanos, mientras tomaba su flecha

- ¿Te refieres a esto? - elevó al pequeño por la cola, mientras este se quejaba - Sólo es un trofeo de una batalla reciente - rio

- ¡Cierra la boca! - gritó el niño - ¡No fue una batalla! ¡Tú mataste a mi papá!

- Cállate niño - murmuró - Tenemos un trato, si lo rompes, morirás

El zorrito gruñó

- Déjalo - lo apuntó - Han venido por mi, ¿no es así? él no tiene nada que ver

- Oh si que lo tiene - Hiten apuntó a la mujer con su Raigekijin - Lanza tu flecha... y serás historia

Una poderosa energía comenzó a formarse en la punta del arma, sin embargo, el mayor de los hermanos no vio venir el golpe del demonio, el cuál lo lanzó directo contra el suelo

- ¡Hermano! - gritó Manten al ver el ataque

En ese momento, Kikyou lanzó su flecha, la cual impacto en la nube, provocando que esta se desvaneciera

- ¡Sesshomaru! - gritó

El youkai comprendió de inmediato que su intención era que él tomara al niño antes de que se estrellara contra el suelo y, contra cada parte de su sangre, lo hizo

Voló en dirección de Manten y le arrebató al zorrito de sus manos, lanzándolo en dirección de la sacerdotisa, quién lo atajo con sus brazos

- ¿Te encuentras bien? - lo miró con ternura

- Si - respondió en el mismo tono - Gra...gracias

- No debes agradecer - sonrió, volviendo a mirar a los demonios, los cuales se habían puesto de pie

- Te dije que no era una buena idea dejar a ese mocoso con vida - se quejó Hiten

- ¡Oye niño! - gritó Manten - ¡Recuerda lo que hablamos!

- ¿Lo que hablaron? - lo miró

- Ellos quieren... que me apodere de la perla de Shikon a cambio de dejarme con vida... ellos... mataron a mi papá - unas lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas

- Pobrecito - murmuró - Hagas lo que hagas, no te apartes de mi

- Esta bien - asintió

- ¡Pequeña rata traidora! - elevó su puño, al mismo tiempo en que abría su boca y lanzaba aquella poderosa bola de energía

- Cierra los ojos - dijo la mujer, colocando al niño sobre su hombro, mientras ella extendía su brazo, formando una barrera que los protegería

Sin embargo, algo impactó en aquel ataque, antes de si quiera llegar a ellos. La luz del mediodía se intensificó, mientras un poderoso estruendo ensordeció el lugar

- ¿Le di? - preguntó, con entusiasmo

El polvo elevado por el choque se desvaneció, dejando ver al youkai empuñando su espada

- Vaya - se acercó Hiten - La protegiste - sonrió - ¿Acaso estás enamorado de ella? Porque no eres la misma persona con la que la vimos la primera vez

- Hablas demasiado - pronunció el peliplata

- De acuerdo - empuñó su Raigekijin - Ya que te interesa tanto su vida, veamos hasta dónde eres capaz de llegar por protegerla


Podemos darte un cuerpo y así podrás llevar a cabo tu cometido

Las palabras de aquellos demonios daban vueltas en su cabeza, varias veces, desde que las había oído

- Con un nuevo cuerpo... podría tomar a Kikyou y largarme de este asqueroso lugar - pronunció con aquella repugnante voz - Al fin podré hacerle todo lo que tengo planeado - rio

- Desearía saber porque mi hermana me encarga esto a mi - pudo escuchar la voz de la pequeña acercándose - Después de todo, fue ella quién insistió en cuidarlo

Aunque murmuraba, Onigumo había desarrollado una particular fineza a la hora de escuchar, debido a la cantidad de tiempo que había permanecido en ese lugar

- Buen día señor - pronunció la niña, dejando a un costado las cestas con los remedios y la comida

- Tú hermana no ha venido hoy tampoco - la miró - ¿Acaso ya no quiere acercarse?

- Bueno... - dijo incómoda, mientras remojaba la toalla en el agua, lista para limpiar sus heridas - No lo sé, ella se fue a buscar unas hierbas y como no regresó, vine en su lugar

- ¿Está con su prometido? - insistió

- No tiene prometido - respondió seriamente

- Pero... tiene pareja

- Tampoco tiene pareja señor - se estaba molestando - Sólo...

- Sólo está planeando hacer su vida con alguien, ¿no es así?

La niña no respondió, por el contrario, tomó el cesto de la comida y comenzó a alimentarlo

- El rostro de Kikyou - continuó - Es tan hermoso y... se ve tan calmado... como si nada en el mundo pudiera perturbarla - miró a Kaede - Desearía ver esos ojos llenos de desesperación ¿sabes? Quisiera... verla estallar en un mar de furia y dolor - comenzó a reír

La jovencita sintió como un escalofrió recorría su espalda, ante aquellas palabras. Por un momento, dejó que su rostro reflejara el miedo que él le causaba

- Mi... mi hermana no merece eso - trató de sonar firme, pero sus manos temblaban inevitablemente - Ella... será feliz... estoy segura de eso

- Yo pensaba lo mismo niña - su grotesca voz sonaba más espeluznante, cuando dejaba en claro sus intenciones - Y mírame ahora jajaja sin posibilidades de si quiera mover un dedo

- Usted... no fue una buena persona - soltó aquella frase antes de que su mente la procesara

- ¿Estás segura de que tu hermana es buena persona? - unos segundos de silencio hicieron eco en el lugar - El hecho de que no exprese emociones negativas, no significa que nos las posea

- Señor - suspiró, mientras preparaba la medicina - Le diré a mi hermana que venga a cambiar sus vendas, cuando termine con sus tareas

Se puso de pie y comenzó a ascender por el camino, con una mezcla de notable molestia y miedo

Kikyou... estás muy equivocada si crees que podrás ser feliz mientras yo esté en este lugar

Pensaba mientras reía