Koneko comenzó su día como cualquier otro, preparándose para ir a la academia y cumplir con sus responsabilidades como parte del séquito de Rias Gremory. Todo parecía rutinario hasta que, al llegar a la academia, se encontró con uno de los pocos chicos con los que interactuaba fuera de Kiba: Hideki Saito. A pesar de su popularidad, Hideki mantenía una actitud reservada, lo que lo hacía un poco misterioso. No tenía muchos amigos cercanos, pero siempre irradiaba energía y amabilidad cuando hablaba con alguien, un rasgo que había llamado la atención de Koneko desde el principio.
Mientras lo veía, Koneko recordó el momento en que lo conoció. Fue durante la hora del almuerzo. Como de costumbre, se dirigía al Club del Ocultismo para comer en paz, pero en su camino se encontró con Hideki, recostado bajo un árbol, terminando su almuerzo. El chico sacó de su maleta una galleta, y Koneko no pudo evitar detenerse a observarlo, atraída tanto por la galleta como por el aroma que le resultaba familiar. Usando su agudo olfato, notó que era casero.
Al darse cuenta de que Koneko lo miraba, Hideki sonrió ampliamente y le ofreció el postre sin dudar. Koneko, algo sorprendida, aceptó el gesto y se sentó junto a él en silencio para comer su propio almuerzo. Desde ese momento, algo cambió entre ambos; un vínculo silencioso y sencillo se había formado, marcado por la amabilidad desinteresada de Hideki y la tranquila aceptación de Koneko.
Dejó ese recuerdo de lado mientras se acercaba a Hideki. Parecía que él tenía algún tipo de sexto sentido para notar su presencia, ya que aunque estaba de espaldas, se giró justo en el momento en que ella se aproximaba. Cabe destacar que Koneko era sorprendentemente sigilosa, incluso sin intentarlo, lo que hacía aún más curioso que Hideki siempre pareciera percatarse de su llegada. Sin embargo, lo que realmente la sorprendió esta vez no fue su aguda percepción, algo a lo que ya se había acostumbrado, sino el hecho de que tenía el brazo enyesado.
Koneko aceleró el paso, su mirada fija en el yeso, y se acercó a Hideki con evidente preocupación.
—"¿Qué te pasó, Hideki-senpai?" —preguntó, su voz mostrando una mezcla de curiosidad y genuina inquietud.
Mientras lo hacía, un aroma extraño llegó a sus sentidos. Olfateó de manera casi imperceptible, asegurándose de no hacer evidente su curiosidad. A medida que concentraba su atención en el olor, notó algo inusual: el rastro inconfundible de un bakeneko. El aroma se concentraba, sobre todo, en el brazo enyesado de Hideki, despertando aún más preguntas en la mente de la joven demonio.
—"Fue un accidente en el parque," —dijo Hideki con una sonrisa forzada, era evidente que mentir no era el fuerte de Hideki—. "Me caí mientras caminaba y me lastimé. No es nada grave."
Koneko frunció el ceño, claramente insatisfecha con la respuesta. Había notado el olor a bakeneko en el cuerpo de Hideki, lo cual la inquietaba. Aunque su preocupación seguía siendo evidente, parecía estar evaluando la veracidad de las palabras de Hideki, pero decidió no presionarlo más.
—"Espero que te mejores pronto," —dijo Koneko, suavizando su expresión. —"Si necesitas algo, no dudes en decírmelo."
Hideki asintió, agradecido por su apoyo. —"Gracias, Koneko. Lo tendré en cuenta."
Con una última mirada, Koneko se alejó de Hideki, aunque sus pensamientos estaban lejos de estar tranquilos. Mientras caminaba por los pasillos de la academia, su mente trabajaba rápidamente. El olor del bakeneko que había percibido en él no era algo que pudiera ignorar. Aunque Hideki intentaba restarle importancia al asunto, Koneko sabía que las criaturas sobrenaturales no se involucraban con humanos de manera casual.
Con la decisión tomada, Koneko se dirigió a la sala del club del ocultismo. Tenía que informar a Rias sobre lo que había descubierto. La posibilidad de que Hideki hubiera tenido algún tipo de encuentro con un ser sobrenatural merecía ser investigada, y Koneko confiaba en que Rias sabría cómo proceder. Mientras aceleraba el paso, no podía evitar preguntarse cuánto más de lo que había dicho Hideki quedaba sin contar.
Koneko llegó rápidamente a la sala del Club del Ocultismo, donde encontró a Rias Gremory y a otros miembros del club reunidos alrededor de la mesa. Rias estaba concentrada en un informe, pero levantó la vista al ver a Koneko entrar.
—"Koneko, ¿qué sucede?" —preguntó Rias, notando la expresión preocupada en el rostro de su compañera.
—"Rias-buchou, hay algo que necesito informarte," —dijo Koneko, acercándose con seriedad. —"Hoy, en la academia, noté que Hideki-senpai tenía un aroma a bakeneko. Aunque él trató de restarle importancia, me preocupa que haya estado involucrado en un incidente con una criatura sobrenatural."
Rias frunció el ceño al escuchar el nombre de Hideki y el detalle del bakeneko. Su rostro se tornó pensativo mientras procesaba la información.
—"¿Hideki? hmm, Hideki Saito, ¿cierto? El estudiante de segundo año del que hablaste con Akeno el otro día, ¿verdad?" —preguntó Rias, recordando al joven.
Koneko asintió. —"Sí, eso es. Aunque él dijo que fue un accidente en el parque y trató de minimizar el asunto, pero el olor a bakeneko era inconfundible."
Rias se levantó de su silla, su expresión ahora completamente seria. —"Esto es preocupante. Las criaturas sobrenaturales no suelen involucrarse con humanos sin motivo. Necesitamos averiguar qué ocurrió exactamente y por qué Saito se vio envuelto en esto."
—"¿Qué haremos?" —preguntó Koneko, claramente preocupada por su amigo.
—"Primero, haremos una investigación para obtener más información sobre el incidente," —respondió Rias con determinación—. "Podría ser útil hablar directamente con Saito para entender mejor la situación, pero también debemos ser cautelosos para no alarmarlo. Además, debemos investigar si hay más señales de actividad sobrenatural en la zona."
Koneko asintió, aliviada de que Rias tomara la situación en serio. —"Entendido. Estoy dispuesta a ayudar en lo que sea necesario."
Rias le dedicó una sonrisa tranquilizadora. —"Gracias, Koneko. Te mantendré informada sobre los siguientes pasos. Mientras tanto, trata de mantener un ojo en Saito y observa si notas algo más inusual."
El día había llegado a su fin, y Hideki, tras su conversación con Abe sobre el mundo sobrenatural, regresó al restaurante. Los clientes lo saludaron alegremente y, en tono de broma, le hicieron comentarios sobre cómo esperaban que se recuperara pronto, ya que la comida de Takeshi no era tan sabrosa como la suya.
Después de que el restaurante cerró, Hideki estaba en su habitación, concentrado en las tareas de la academia, cuando escuchó un golpe en la puerta.
—"Pasen," —exclamó Hideki, sabiendo que los únicos que solían tocar la pueta de su cuarto era la pareja Nishimiya. Hiro, ni siquiera se molestaba en tocar la puerta para entrar. Al decir esto, Takeshi y Kaori entraron en la habitación.
—"Hideki, hay algo muy importante que necesitamos contarte," —comenzó Kaori con un tono serio.
—"¿Qué pasa, Kaori-san?" —preguntó Hideki, notando que el tono serio de Kaori era inusual.
Takeshi respiró hondo antes de hablar.
—"Sabemos que esta situación puede parecerte confusa y queremos ser completamente transparentes contigo." —Hizo una pausa breve antes de continuar—. "La verdad es que nuestra familia tiene habilidades que van más allá de lo común. Kaori es una inu-yokai, y Hiro es un semi-inu-yokai. Por mi parte, soy solo un humano, como tú."
Hideki miró a Takeshi y Kaori con sorpresa y confusión.
—"¿Inu-yokai? ¿Eso significa que...?"
Kaori asintió.
—"Sí. En este mundo, los inu-yokai son una raza de seres sobrenaturales con características similares a las de los perros. Hiro, como semi-inu-yokai, tiene una mezcla de nuestras habilidades con las de los humanos."
Hideki, tratando de procesar la información, preguntó:
—"Pero... ¿por qué me están diciendo esto ahora?"
—"Sabemos que ese brazo roto no fue causado por un accidente ordinario. Fue el resultado de un ataque de un bakeneko. El hecho de que hayas tenido un encuentro con una criatura sobrenatural indica que el mundo en el que estás involucrado es mucho más complejo de lo que imaginas," —explicó Takeshi.
Kaori dio un paso hacia Hideki.
—"Queremos que sepas que estamos aquí para ayudarte. Nuestra intención nunca fue involucrarte en el mundo sobrenatural; solo intentamos vivir una vida normal. Sin embargo, sabíamos que, dado nuestro vínculo con ese mundo, algo así podría suceder tarde o temprano."
Hideki, ocultando su sorpresa, respondió:
—"Esto es... mucho para asimilar. No sabía nada sobre el mundo sobrenatural hasta el ataque del bakeneko." —Se pasó una mano por el cabello—. "¿Cómo supieron ustedes del bakeneko?"
—"Como te mencioné, soy parte de la raza inu-yokai, y tengo características similares a las de los perros. Pude identificar el olor del bakeneko tan pronto como llegaste a casa," —dijo Kaori.
Hideki tomó un momento para digerir lo que acababa de escuchar. Ya había aprendido un poco sobre el mundo sobrenatural gracias a Kiyome Abe, pero esta revelación de la familia que lo había acogido hizo que todo se sintiera más real y cercano.
—"Kiyome-senpai ya me habló un poco sobre el mundo sobrenatural hoy," —dijo Hideki, bajando la mirada hacia su brazo enyesado—, "pero no esperaba que ustedes estuvieran involucrados en eso también."
Kaori asintió, con una expresión comprensiva en su rostro.
—"Me imagino que todo esto debe ser abrumador para ti. No queríamos ocultártelo, Hideki, pero preferimos que te adaptarás un poco más antes de revelártelo. Pero el ataque del bakeneko cambió las cosas."
Takeshi dio un paso adelante, apoyando una mano en el hombro de Hideki. La calidez de su gesto contrastaba con la frialdad de los sentimientos que atormentaban a Hideki.
—"Desde que llegaste aquí, te hemos considerado parte de nuestra familia. No queremos que te enfrentes a este mundo solo. Kaori y yo te ayudaremos en lo que necesites. Aunque yo no tenga habilidades sobrenaturales, siempre contarás con nuestro apoyo."
Hideki levantó la mirada hacia ellos, sintiendo una mezcla de alivio y confusión. El hecho de que las personas que se habían convertido en su refugio ahora estuvieran tan profundamente involucradas en el mundo sobrenatural solo acentuaba su sensación de estar perdido.
—"Gracias," —murmuró, con la voz cargada de un agradecimiento que parecía apenas capaz de ocultar su incertidumbre—, "realmente no sé qué habría hecho sin ustedes."
KKaori sonrió cálidamente, pero el gesto no lograba disipar la nube de tristeza que envolvía a Hideki.
—"No tienes que agradecernos. Pero debes saber que estarás más expuesto a este tipo de situaciones a partir de ahora. Aunque no queríamos meterte en este mundo, parece que el destino te ha guiado hacia él."
Hideki suspiró profundamente, sintiendo el peso de la situación como una losa en su pecho. El ataque del bakeneko, la charla con Kiyome, y ahora esta revelación... Todo parecía suceder demasiado rápido. Aunque una chispa de esperanza comenzaba a encenderse en su mente, se preguntaba si podría encontrar respuestas para regresar a su hogar en medio de todo este caos.
—"Voy a necesitar su ayuda," —dijo finalmente, con una mezcla de humildad y resignación—. "No sé mucho de este mundo, y no quiero ser una carga para ustedes."
—"No eres una carga, Hideki," —dijo Takeshi con un tono firme pero cálido—. "Siempre estaremos aquí para apoyarte y ayudarte a encontrar respuestas. Y si decides involucrarte más en este mundo, Kaori puede enseñarte a defenderte mejor."
Kaori asintió, su sonrisa tranquila apenas ocultando la preocupación que sentía por la carga que Hideki llevaba, talvez no conocía el pasado del chico, pero desde que lo conocieron, siempre supo que había algo con lo que cargaba que lo llenaba de tristeza.
—"Así es. No tendría ningún problema en enseñarte a controlar tu Ki," —comentó con amabilidad—. "Incluso podrías aprender a usar el Touki, que es una técnica avanzada. He notado que tu Ki es sorprendentemente fuerte para ser un humano normal."
Hideki abrió los ojos con asombro, pero su entusiasmo estaba teñido por una tristeza subyacente. Recordaba que Kiyome le había mencionado algo sobre el Touki, pero escuchar sobre ello de Kaori hacía que la posibilidad de una nueva esperanza se sintiera más real, y al mismo tiempo más abrumadora.
—"¡Definitivamente quiero aprender!" —respondió, tratando de ocultar la mezcla de ansiedad y esperanza en su voz—. "¿Puedes sentir mi Ki? ¿Me podrías explicar un poco más qué es exactamente?"
Kaori inclinó la cabeza, complacida por la curiosidad de Hideki, y tomó un momento para elegir sus palabras con cuidado.
—"El Ki es la energía vital que fluye a través de todos los seres vivos," —empezó a explicar—. "Es la fuerza que te sostiene, lo que te mantiene vivo y activo. Entre más fuerte y sano estés, más poderosa será tu energía vital. Controlarla te permite mejorar tus habilidades físicas, aumentar tu resistencia y, eventualmente, desarrollar técnicas como el Touki, que concentra esa energía para aumentar tu fuerza física y defensiva."
Hideki se quedó pensando en esas palabras, procesando lentamente lo que significaba. La idea de tener una fuerza oculta dentro de él era nueva, pero empezaba a entender por qué Kiyome y ahora Kaori le habían mencionado el Ki.
—"¿Crees que yo podría aprender a controlarlo?" —preguntó con seriedad, su voz cargada de una mezcla de curiosidad y determinación.
Kaori asintió de nuevo, mirándolo con confianza.
—"Por supuesto, Hideki. Con entrenamiento adecuado, disciplina, y un poco de paciencia, podrías dominar tu Ki y usar el Touki. No es algo que suceda de la noche a la mañana, pero con esfuerzo, sé que lo lograrás."
Tras la revelación de los Nishimiya, la pareja regresó a su habitación, dejando a Hideki solo con sus pensamientos. El silencio de la noche lo envolvió, y se sentó en su futon, mirando el yeso en su brazo, mientras su mente se alejaba de las heridas físicas hacia el abismo de su confusión interna. Todo lo que había aprendido ese día, desde la conversación con Kiyome hasta la sorprendente revelación de la familia Nishimiya, lo había dejado abrumado y emocionalmente exhausto.
—"Un mundo sobrenatural... magia... yokai," —murmuró para sí mismo, recostándose en la cama y mirando al techo—. "Esto no es un simple sueño ni una fantasía... Es real."
El peso de las revelaciones era palpable. Antes de llegar a este mundo, había sido un chico sin Quirk en un entorno donde los poderes sobrenaturales eran la norma, pero ahora estaba en un lugar completamente nuevo, donde lo sobrenatural no solo existía, sino que se había convertido en una parte fundamental de su vida. La idea de desarrollar habilidades reales era a la vez una fuente de esperanza y una carga abrumadora, y la conexión que estaba formando con este mundo hacía que su deseo de regresar a casa se sintiera cada vez más confuso.
"¿Será esta mi oportunidad de regresar? Si logro dominar el Ki... ¿podré encontrar una forma de volver a casa?"
La esperanza surgió en su mente, pero pronto fue invadida por la duda y la tristeza. No podía ignorar que, en este nuevo mundo, había comenzado a construir relaciones y a encontrar un propósito que jamás había imaginado. Koneko, Kiyome, la familia Nishimiya... Aquí no era solo "el chico sin poderes" como lo había sido en su propio mundo. Aquí, parecía tener la oportunidad de ser algo más, y eso solo hacía que su decisión de regresar a casa se volviera aún más complicada.
"Pero... ¿realmente quiero regresar?"
La pregunta lo golpeó con fuerza, y el peso de su duda se asentó sobre él como una sombra. Desde que llegó aquí, siempre había pensado que volver a casa era su único objetivo, pero ahora, cada día que pasaba, sentía que su conexión con este mundo se fortalecía más. ¿Realmente quería dejar atrás lo que había empezado a aprender y las personas que se preocupaban por él?
No... Tal vez ese pensamiento —el de no querer regresar por las relaciones que estaba construyendo— solo era una excusa para encubrir lo que realmente deseaba. Esta oportunidad de obtener poder, después de tantos años anhelando un Quirk, se había presentado ante él casi como si el destino le ofreciera una segunda oportunidad. Solo había tenido que ir a otro mundo para lograrlo.
Su mente lo llevó de vuelta a un doloroso recuerdo de su vida anterior. Tenía 15 años, en su primer año en la Academia UA. Durante un campamento de entrenamiento, ocurrió un trágico incidente: él y Bakugou Katsuki fueron secuestrados por la Liga de Villanos. Los villanos estaban interesados en la actitud explosiva de Bakugou, que consideraban propia de un futuro villano. En cuanto a Hideki, el único que había mostrado interés en él fue All For One.
Nunca entendió el motivo detrás de ese interés, pero All For One le ofreció algo que, hasta ese momento, había soñado durante toda su vida: un Quirk. Un poder, justo lo que tanto había deseado. Pero All For One no solo le ofrecía un Quirk, le ofrecía un camino hacia la oscuridad, un camino que traicionaría todo lo que creía correcto.
A pesar de su profundo deseo de tener un Quirk, Hideki rechazó la oferta. No podía convertirse en un villano, no podía traicionar sus propios valores, ni dejar de ser quien era solo por obtener el poder que siempre había ansiado.
Ahora, en este mundo, esa oportunidad había surgido de nuevo, aunque bajo circunstancias diferentes. Aquí no había ofertas maliciosas de villanos, pero el dilema seguía latente: ¿Qué estaba dispuesto a sacrificar para obtener poder? ¿Y cómo afectaría eso su verdadero deseo de regresar a su mundo? ¿Tendría que dejar de lado su idea de volver a su mundo?
Hideki se quedó en silencio, mirando por la ventana de su habitación. La luna iluminaba el cielo nocturno, y él no podía evitar sentir que el peso de sus decisiones lo aplastaba. Recordó cómo, en su mundo, siempre había querido ser un héroe. Pero ahora, en este nuevo mundo, la palabra "héroe" tenía un significado distinto. ¿Podía realmente considerarse un héroe si su deseo de obtener poder estaba basado en algo tan egoísta como la necesidad de sentirse completo?
"¿Es esto lo que siempre quise?", se preguntaba, su mente girando entre el deseo y la duda.
De pronto, alguien golpeó suavemente la puerta de su habitación. Era Kaori, con una taza de té en la mano.
—"Pensé que te vendría bien algo para relajarte antes de dormir," —dijo con una sonrisa suave. Su presencia siempre tenía un efecto tranquilizador.
Hideki aceptó la taza y asintió agradecido, aunque su mente seguía inquieta.
—"Kaori-san, ¿crees que, si llego a aprender a dominar este Ki, podría...?" —dudó antes de continuar—. "¿Podría usarlo para algo más que solo defenderme?"
Kaori lo miró fijamente, como si entendiera la profundidad de su pregunta. Se acercó, tomando asiento frente a él, y habló con una calma serena.
—"El Ki es una fuente de vida. No es solo para proteger o atacar. Es equilibrio, es control sobre uno mismo y sobre el entorno. Pero el Ki no es una llave mágica que resuelve todos los problemas," —explicó Kaori—. "Es una herramienta, y como cualquier herramienta, depende de cómo la utilices y, sobre todo, de por qué la utilices."
Hideki asintió lentamente, comprendiendo las palabras de Kaori, pero una parte de él no podía dejar de pensar en la posibilidad de usarlo como un medio para encontrar su camino a casa.
—"Kiyome-senpai ya me explicó un poco sobre el Ki y el Touki, pero... siento que es más que solo una técnica de combate. Hay algo más, ¿verdad?" —preguntó, buscando una respuesta que calmara sus pensamientos.
Kaori lo miró con una leve sonrisa, pero sus ojos mostraban una mezcla de comprensión y preocupación.
—"Tienes razón, Hideki. El Ki puede abrir puertas, pero no todas esas puertas llevan a lo que buscas. Algunas veces, en el camino hacia lo que crees que deseas, encuentras otras cosas que cambian tu perspectiva. El poder, si no está equilibrado con el propósito correcto, puede llevarte por caminos peligrosos."
Las palabras de Kaori resonaron en la mente de Hideki. "El propósito correcto". ¿Cuál era su verdadero propósito? ¿Regresar a su mundo? ¿Ser un héroe? ¿O seguir adelante en este nuevo lugar donde comenzaba a encontrar una razón para quedarse?
—"Tienes mucho por aprender, Hideki. Pero recuerda esto: el verdadero poder no está en lo que puedes hacer por ti mismo, sino en cómo puedes ayudar a otros a través de lo que aprendes. Ya lo has hecho aquí, sin siquiera saberlo," —agregó Kaori, con una sonrisa amable—. "Tómate tu tiempo. No apresures tus decisiones."
Hideki la observó en silencio, comprendiendo lo que le decía. La duda seguía ahí, pero la claridad empezaba a abrirse paso. ¿Realmente tenía que apresurarse en encontrar una respuesta? Tal vez este nuevo mundo tenía algo más que ofrecerle, algo que aún no había descubierto.
—"Gracias, Kaori-san," —dijo finalmente—. "Aprecio mucho lo que me estás enseñando... y lo que tú y Takeshi han hecho por mí."
Kaori asintió con afecto antes de levantarse.
—"Descansa, Hideki. Mañana empezaremos tu entrenamiento, pero hoy necesitas una mente y un cuerpo despejados."
Cuando la puerta se cerró tras ella, Hideki quedó solo con sus pensamientos nuevamente. Aún había muchas preguntas sin respuesta, pero una cosa era segura: su vida en este mundo no sería simple. No podría ignorar el llamado del poder, ni el deseo de regresar a casa, pero ahora comprendía que todo dependería del propósito que eligiera seguir.
Miró la luna una vez más, cerró los ojos y se preparó para lo que vendría.
Fin espero les haya gustado
Por cierto, la letra de "Crawling" de Linkin Park, le queda perfecta al final de este capitulo
