-¡Papi! ¡Aquí nacerá una flor diferente!

Aquella vocecilla infantil resonaba en su mente recientemente. Pero aun así Asgore se mantuvo indiferente ante el recuerdo que solo era eso justamente: el pasado. Lo que fuera en aquel tiempo, ya no tenía cupo en el futuro que estaba construyendo y no necesitaba inquietarse por eso conforme más fuerte se volvía. Se suponía que no necesitaba recordárselo, pero la situación le estaba golpeando en la cara más veces de las que aparentemente podía soportar. Y eso lo odiaba.

Se había deshecho de toda debilidad, de toda atadura que le hiciera cuestionarse cosas que a cualquier mortal frenaría de decisiones que no cualquiera podría tomar. ¿Entonces por qué estaba pensando en esas cosas ahora? Justo cuando sus metas estaban cada vez más cercas.

Sus pensamientos y labor de firmar cheques fueron interrumpidos por un hacha que atravesó el lugar de forma muy precisa para reconocerla en el acto, habiendo dejado destrozos a su paso y que de cualquier forma no le importaba en lo más mínimo como para quejarse por eso. Para algunos seguramente habría sido el fin semejante ataque, pero para él, había sido muy sencillo parar el arma con solo sujetar con la rapidez de sus reflejos siempre entrenados. Se trataba de algo creado con magia, pero el tamaño fuera de lo normal en muchas especies era lo novedoso del ataque. Parecía estar hecha a la medida de su puño, pero había algo mucho más en eso.

-Dogamy está muerto.

Escuchó a la can desde la puerta, totalmente sola. Contemplándola no solo con una mirada furiosa, sino con rastros de haber estado llorando antes de presentarse ante él. Tal vez para no verse débil ante él, o simplemente no por no querer hacerlo mucho más.

-Qué pena. –Soltó Asgore sin mucho ánimo. Poniendo a un lado esa hacha que sabía que en cualquier momento desaparecería. Aun cuando podía sentir la furia palpitando en su mano con el simple tacto. Debía reconocer que era magia poderosa cuanto menos. –¿Y qué es lo que quieres que haga?

-¡Ese maldito esqueleto mató a mi esposo! –Exclamó la can a la par que se iluminaron sus ojos como si fueran un par de piedras ámbar. Interesante. –¡Quiero que pague por lo que hizo! ¡Quiero matarlo con mis propios dientes!

-Pues no puedes hacerlo, no todavía al menos. –Retomó la pluma y siguió escribiendo con la mayor calma posible. –Lo quiero con vida ante mí. Después podrás hacer lo que quieras con lo que quede de él.

-¿Para qué? ¿Qué tiene ese maldito esqueleto tan especial? Si lo quiere, pues usted búsquelo. –Gruñó la perra entre palabras. Era extraño que intentara desafiarlo con tanta imprudencia, pero lo pasó por alto por comprender que ahora se trataba de una viuda en pleno duelo. –Ya no me importa el dinero que ofrece por él, ya no me importa nada que no sea vengar a mi Dogamy. Así que quien lo encuentre primero tendrá el placer de aniquilarlo.

-¿Y solo viniste a advertirme en lugar de actuar? –Se burló sin apartar la vista de sus documentos a firmar. –Si no te conociera, diría que solo quieres mi atención.

-En realidad vine a dejarle un estúpido mensaje que le dejó esa escoria. –Ahora sí acaparó su atención. Eso sí que era nuevo. –Sans Gaster dice que "no se preocupe, que ella está muy bien atendida en sus manos". Con énfasis en "muy".

Asgore rompió la pluma que había estado sosteniendo con cuidado. Y también rompió el escritorio tras escuchar eso, perforando el mueble en el instante con el simple tacto de la punta de su pluma sin terminar su labor. Ese maldito… ¿Se atrevía a retarlo burlándose de él? ¡¿LE ESTABA INSINUANDO LO QUE CREÍA QUE PENSABA?!

Sabiendo que tras lo que había hecho, contaba con mucha más atención de la can en espera de algún permiso para poder acabarlo ella misma. Pero no, en lugar de mostrar su disgusto al respecto, optó por mostrar una enorme sonrisa que pese a todo, era sincera. Hacía tiempo que nadie se atrevía a retarlo tan descaradamente y ruin. Eso le sería aplaudible en otro tipo de circunstancias.

Doggaresa sin duda aquel comentario lo tomaba como burla de un bufón de baja categoría que quería pasarse de listo, pero no cabía duda de que el esqueleto sabía que él personalmente entendería a la perfección su referencia, o de lo contrario no se habría tomado el atrevimiento de dejarle un mensaje tan particular. Lo cual le indicaba que su pequeño secreto ahora no estaba entre su familia y él, sino que había cierta plaga que debía de eliminar ahora para que le dejaran tranquilo. Ese maldito primogénito que tenía idea de lo que se estaba metiendo, pero aun así tenía el descaro de burlarse al mandarle a decir que se estaba cogiendo a su hija, tal cual todos en la ciudad aparentemente lo insinuaban al llamarlos amantes.

Wingdings se había aprovechado de él al ser malagradecido con el territorio que le había cedido. Un hijo descarado que le estaba generando más problemas mayúsculos al haberlo dejado vivo, y otro que estaba metido con el sindicato de monstruos al grado de serle un problema a futuro por semejante suegra a su favor. Los Gaster estaban resultando más entretenidos de lo que creía finalmente, pero era una pena que siguieran siendo unos cobardes y no se atrevieran a verle de frente.

-Señor. –Su búho mayordomo se asomó con cuidado y cortesía. A lo cual la can gruñó por la simple interferencia. –Tal vez quiera ver esto personalmente.

Al tener su trabajo oficialmente interrumpido y acaparando su completa atención, lo siguió hasta el techo de su mansión con un salto dado con energía y rompiendo parte de su tejado con su aterrizaje. Conocer semejante mensaje del esqueleto le había dado buen impulso de querer golpear algo en ese instante, pero tuvo que reprimir esa sensación al tener ante él una imagen que no había creído volver a ver en mucho tiempo.

En la lejanía, más allá de lo que alcanzaba a apreciar de New Home en su vida nocturna, podía visualizar una luz poco tintineante, de fuego llamándole a aproximarse. Algo cuya forma apenas y lograba apreciarse desde donde estaba, pero que no le quedaba duda de lo que se trataba. Aun así, por primera vez en mucho tiempo, se la pensó seriamente en hacer algo. No era cualquier llamado después de todo, y quienes sabían de tal símbolo podían contarse con una mano. Pero el simple hecho de saber que había varias cosas coincidiendo de golpe recientemente, tampoco quiso quedarse con la duda.

Así que por primera vez en muchos años, salió de su mansión. Dejando expuestos sus tesoros por un breve momento, por algo que estaba apelando a su curiosidad como nadie lo había hecho en mucho tiempo. No desde aquel que había sido nombrado como El Jugador.

Y sin necesidad de acercarse mucho más, pudo contemplar aquello que no cabía duda de que se trataba de lo mismo. Desde el punto donde él personalmente había acabado con todo para comenzar su propio reino. Dejando todo en cenizas y aun así, resurgiendo en llamas una vez más como recordatorio de que la batalla todavía no terminaba. De que había una batalla que todavía le hacía falta por concluir.

Parecía que el pasado no quería soltarlo todavía. Ante él, en lo que alguna vez fue el terreno donde vivía el clan Saito, se encontraba una figura en llamas. Una cálida estrella de cuatro picos en la cual había un ramo de flores, esperándole detalladamente fuera de todo peligro del fuego. Un ramo muy bien cuidado si debía de agregar.

Lirios y narcisos. Interesante. ¿Así que le estaba pidiendo una explicación?

.

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Se suponía que Flowey había acudido con Muffet a altas horas de la noche para solicitar su apoyo, dado que cualquier otro que lo intentara tal vez podría empeorar su tristeza inminente, (de hecho, él mismo había dejado en claro eso para que le dejaran esa tarea). Pero al momento de presentarse en su departamento y ver qué tan deplorable se estaba volviendo su estado anímico al grado de descuidar su apariencia que aparentaba en otros momentos el importarle demasiado, supo que no podría hacer mucho. De hecho, ni siquiera lo intentó al momento de verla sentada en su sofá, comiendo un gran tazón repleto de yogurt de fresa que recién le habían traído unas arañas.

Su cabello corto que regularmente lo tenía con un peinado muy cuidado, ahora estaba cada vez más decaído y enmarañado con algunas telarañas que habían aterrizado en ella por alguna que otra araña que seguramente intentó trasladarse en su camino. Tampoco portaba ni una pizca de maquillaje encima, ni los vestidos que cuidadosamente los seleccionaba para verse bien siempre. Tan solo estaba en ropa cada vez más holgada que se sorprendía de que tuviera prendas así en su hogar para empezar. Creía que solo conocía los vestidos escotados y algo ajustados.

-Hola, Flowey. –Apenas y se dignó en verle una vez que se presentó en su ventana. –Creo que hoy no estoy para una visita tuya.

-¿Y qué tal para una conversación?

Muffet tan solo se le quedó mirando fijamente, por lo que tomó su silencio como respuesta suficiente. Acercándose con sus lianas y colocando su maceta a lado suyo sin necesidad de un permiso.

Aunque fuese de noche y para nada su objetivo, se dispuso a distraerla de lo que sea que estuviera atormentándole ahora por su mente. Al menos así se regresaría con la seguridad de que al menos durmiera en vez de estarse llenando de un producto lácteo dulce. Y tal vez no era la mejor conversación con la que había iniciado, pero sabía que de cualquier forma, no le escucharía de nada más que no fuera sobre la familia Gaster y el cómo se encontraran de momento. Así que lo aprovechó a su manera.

-La basura andante lo hizo de nuevo. Le produjo un malestar a Frisk.

-¿Ahora qué fue?

-Fue tan débil que no pudo protegerla de unos perros. Así que Frisk tuvo que matar a uno de ellos para salir de esa situación. –El semblante de Muffet cambió momentáneamente a uno de preocupación. –Ese maldito idiota sólo se preocupa por sí mismo.

-No lo creo así. Sans si será un idiota, pero su preocupación por ella es genuina. –Metió un gran bocado a su boca, y tuvo que esperar a que se lo terminara para que no se ahogara con eso. –¿Olvidas que me pidió auxiliarle cuando un sujeto intentó violarla? Aunque no nos llevemos bien, hizo en verdad lo posible para que estuviera mejor cuando sabía que él no era la solución en ese momento. Así que no dudo de que haya hecho lo mismo en esa situación y que se está flagelado por su cuenta en este momento por lo ocurrido.

-No lo justifiques. Su trauma en ese momento había sido por verle masacrar al tipo en primera fila.

-Ni tú ni yo habríamos hecho algo diferente por lo que pudo haber pasado antes. –En eso tenía razón, mas no se lo dijo. –No lo justifico, pero yo ya le había advertido a Frisk que podría pasarle si quería insistir estar con Sans. Es una pena, por supuesto, pero lo hecho, hecho está. Y me imagino que ella querrá seguir adelante todavía con eso, así que no debería de ser tu asunto, ¿no crees?

-Lo es si se sigue poniendo en peligro cada vez más.

-Es curioso.

-Si, puedes hacerte una idea de cuanto.

-No me refiero a eso. –Muffet siguió moviendo la cuchara para escarbar en las paredes de su envase de yogurt. Dando un bocado que apenas y podía considerarse como tal ante lo poco obtenido. –No tiene sentido de tu parte.

-¿A qué te refieres?

-Que te preocupa en verdad esta vez. Cualquiera podría suponer en primera instancia que solo eres un sobreprotector más que se ha encariñado con ella, pero si tu naturaleza es no tener esa clase de sentimientos, significa que algo en tí hizo que fueras capaz de replicar lo más cercano a un cariño. Y eso es el cuidado.

-¿Y qué tiene que lo haga?

-Que regularmente no lo haces como los demás, Flowey. –Muffet terminó dejando la cuchara en el contenedor y colocándola al lado de ella para que las arañas se lo llevaran sin muchas indicaciones de por medio. –Mi querido W.D. es algo complicado con los temas emocionales, pero no significa que no los entienda y sienta. Él actúa conforme a lo que sabe, a lo que ha vivido. Aun así, tiene sus torpezas que lo hacen adorable. Es caso en Sans y Papyrus es similar, los cuales también tienen sus torpezas referente a cómo reaccionar a una simple emoción. Pero tú, lo haces desde lo único que puedes tener, y es el razonamiento y conocimiento. No tiene sentido.

-¿Que no sea torpe como los demás? –Se mofó un poco de la situación. –Justamente lo estás diciendo. La parte emocional es la que entorpece la toma de decisiones. Yo actúo bajo la lógica.

-La lógica es la noción de la verdad, y parte del mismo conocimiento, ¿no es así? –De algún modo la conversación la mantenía menos deprimida que hace unos minutos, pero tampoco parecía ser algo bueno. A veces pensaba que Muffet era muy astuta, pero esta vez no le estaba haciendo un beneficio a él esa cualidad. –Frisk es una chica que vivió con ciertos lujos sin darse cuenta, gracias y en culpa al Gran Don, así que es comprensible que ella siga tan torpe actualmente, pero se supone que tú la conociste en una situación muy diferente. Diste con ella cuando estaba sola, viviendo aislada en un pueblo sin preocupaciones. Así que para alguien tan lógico como tú, es irracional que desees sobreprotegerla, a menos que supieras mucho más que ella misma. Tú la buscaste, sabías quién era ella antes de encontrarla.

-¡Aggh! Ya estás con ideas raras. Solo soy alguien sin alma que tiene la capacidad de tomar decisiones sin tanta traba absurda. Eso es todo.

-¿Y entonces cómo es que sabías sobre su cabello largo y enredado, cuando tú nunca la conociste realmente de ese modo?

Aquella pregunta le tomó desprevenido. ¿Cuándo le había contado eso? No lo recordaba, pero además, ¿cómo era que ella sabía ese detalle para cuestionarlo de ese modo? Pensar en eso solo le hizo dudar de su presencia en ese momento junto a ella, a lo cual parecía que su silencio selectivo daba una respuesta más amplia de lo que creía por el modo en que la arácnida le observaba ahora. Todos sus ojos estaban apuntándole a él de una manera que habría paralizado a cualquiera sin necesidad de su magia.

-La señora Dreemurr me lo dijo alguna vez. –Terminó respondiendo tras pensarlo detenidamente. –Eso es todo.

-Eso también es curioso. Sabes mentir. –Ni siquiera le dio la oportunidad de negarlo ahora. –Y para alguien lógico, las mentiras no tienen sentido. ¿Qué acaso Frisk no aprendió eso de ti? O eso me da la impresión.

-¡¿Qué es lo que pretendes con esto?! –Exclamó finalmente irritado.

-No mucho realmente. –Respondió Muffet con voz taciturna. –Es solo algo que había estado pensando hace tiempo, pero ahora lo retomo por el hecho de que pareciera que estás mucho más… emocional ahora.

Flowey tuvo el impulso de querer irse inmediatamente, pero sabía que hacerlo tras tales observaciones solo le confirmarían mucho más a la arácnida que no se le escapaba ningún detalle como la depredadora natural que era. Ella era bastante observadora, y no lo pensaba por ser alguien con muchos ojos, sino porque realmente sabía prestar atención a los detalles mínimos, ya sea por mera curiosidad con fines de sacarle provecho a lo obtenido, como por estar alerta a su entorno de manera de poder salir lo mayormente airosa de toda situación. Y su tristeza de momento no le impedía serlo, de hecho, parecía que avivaba mucho más ese sentido. Razón más para creer que perdía el tiempo queriendo servir a los esqueletos que no la valoraban con todas sus capacidades.

Ya había pensado en el hecho de que se estaba volviendo débil últimamente, pero que alguien más se fijara en eso le era preocupante. Creía que había pasado desapercibida su reacción con el idiota de Sans ante los descuidos que estaba tomando como tonta pareja, pero tan solo había bastado una conversación con Muffet para que se percatara de una diferencia que ni él mismo pudo notar a tiempo de sí mismo. Si Frisk llegara a darse cuenta a este paso, sería su fin de todo lo que tenía en objetivo de protegerla a toda costa.

"Emocional" no era algo que debiera describirle, ni antes ni nunca. ¿Cómo era posible que estuviera pasándole?

-También he pensado que para ser una flor, el género es importante para ti de alguna manera. –Unas tarántulas le acercaron un nuevo balde de yogurt con fresas y no dudó en tomarlo de inmediato. No tenía ni idea de cuántos llevaba ya. –De lo contrario no te expresarías como un "él". ¿Qué es lo que te hace definirte como tal si en tu naturaleza no es algo que importe?

-Entre plantas también existen las flores macho y hembra, tonta. No es que me lo haya inventado yo.

-¿Enserio? Pero aun así es como si le dieras importancia.

-Quien le está dando demasiada importancia ahora eres tú.

-Porque somos amigos, Flowey. Me interesa todo lo que tenga que ver contigo. –Escuchar eso le hizo sentir algo que nuevamente lo relacionó a la incomodidad. Maldita sea, entonces sí estaba emocional de algún modo, pero no tenía ni idea ni capacidad de cómo definirlo. –También está Frisk, por supuesto… pero en este momento me siento mal con ella, aun cuando no sea su culpa lo que ocurre entre W.D y yo. Supongo que por eso me consideras absurda.

-"Absurda" no es el término que usaría, sino "tonta" –Enfatizó demasiado, aun cuando no era necesario dada su nula expresión. –Estás derrumbándote porque un hombre importante para ti te quiso integrar a su familia, pero no del modo en que querías.

-Si supieras lo que es enamorarte lo entenderías.

-No necesito saberlo para comprender que esto solo es un berrinche de tu parte.

Esperó a que le respondiera de algún modo agresivo, molesto, o lo que fuera lejos de esa tristeza, pero tan solo obtuvo un semblante apagado de su parte, en el cual acto seguido le dio un tremendo bocado a su yogurt ahora sujetando tres cucharas. Genial, no tenía ni idea de cómo lidiar con ella ahora, pero tampoco tenía la intención de dejarla de tal modo. ¿Qué se suponía que se podía hacer en estos casos? Si le permitía conversar enfocándose en él nuevamente, entablaría divagaciones que no llevarían a nada bueno, pero enfocarse en ella en ese momento solo la deprimía mucho más, al igual que hablar de Frisk o cualquiera de los Gaster.

De algún modo, tal forma le recordó a cómo se ponía la cabra loca entrando en estado de ebriedad fuera de la casa con varias botellas para acompañarla. No queriendo que nadie la viera en esa situación tan deplorable, pero aun así permitiendo que alguien que no lograba empatizar con su sentir le siguiera hablando. Simplemente no tenía sentido, ni mucho menos forma coherente de razonar con ello. ¿Y así era como otros defendían las emociones? Solo eran un maldito estorbo para el sentido común. Él no necesitaba nada de eso, no requería de semejante estupidez en su vida. Por lo que el término "emocional" como descriptivo a su existencia era… incómodo, de nuevo.

-Recuerdo que una vez me dijiste que hay que luchar por los sueños, o de lo contrario alguien más vivirá esos sueños. –Comentó Muffet tras un rato. No eran las palabras exactas que le había dicho aquella vez, pero al menos había entendido la esencia. –Y eso hice, luché por mis sueños. No me arrepiento por hacerlo, pero no quita que duela que éstos no se presenten del modo que quiero.

-Eso confirma mucho más que lo tuyo se trata de un berrinche.

-¿Y qué me dices de ti con Frisk? ¿No es un berrinche de tu parte también que ella se vaya lejos de tus raíces? –Antes de que pudiera contestarle, o mas bien replicarle, la arácnida se giró para verle de frente finalmente. –Si la lógica que defiendes dicta que una mujer crecerá y querrá hacer su vida llegado el momento, ¿por qué tratas de retener eso?

-Por si no lo has visto, Frisk no mide las consecuencias de sus actos por más que diga que lo hace.

-Me parece más bien que no estás queriendo ver que ya es una mujer, un adulto. –De nuevo la arácnida dejó sus cucharas en el balde, notándose que las tarántulas estaban al pendiente de que se lo terminara y muy probablemente traerle otro hasta que ya no quisiera más. –Y como dije antes, tú la conociste en una etapa de más desarrollo, sin contar que Frisk estuvo acostumbrada a hacer las cosas por su cuenta al grado de ser más independiente que muchos otros adultos. Así que… para que consideres que se le requiere proteger cual niño, es porque definitivamente la vez como una niña. Una a la que se le enreda el cabello largo entre plantas. Y por lo que pude ver en la mansión del Gran Don, me hago idea de cómo y qué plantas.

La conversación de nuevo no iba para algo bueno. Debía de cambiar de tema, o de lo contrario…

-Flowey, ¿realmente quién eres?

La pregunta opacó todo ruido que pudieran hacer las pequeñas arañas limpiando la cocina, o el sonido de los vehículos pasar pese a la hora tardía en la que estaban conversando. Esa era una pregunta que nadie debía de hacerle. Ni siquiera él mismo.

-Debo irme.

Extendió sus lianas para dirigirse hacia la ventana, siéndole mucho más sencillo escabullirse por ahí que por la puerta dada la altura. Muffet tan solo le observó moverse por su cuenta, sin el ánimo de realmente detenerle al estar presente todavía su tristeza que no era capaz de poder hacer algo con ella. Y tal vez, empeorándosela ahora con su retirada tan repentina, pero no sabiendo cómo manejar la situación cada vez menos favorable.

Debía de tener más cuidado de ahora en adelante.

.

.

En perspectiva del viejo (y aparentemente también de Frisk a lo que Sans pudo notar al momento), ella tenía el derecho de elegir qué hacer con semejante terreno perdido por más que la yakuza lo estuviera resguardando como recuerdo de los Saito. Y ante el hecho de que realmente no tenía sentimiento alguno por un pasado que jamás vivió ni viviría, su decisión de quemar el lugar como llamado lejano hacia el Gran Don no fue una sorpresa para nadie. Aun cuando aquello podría implicar más problemas con la misma yakuza y su líder que, por alguna razón, el viejo estaba cada vez más irritante cada vez que se le hacía mención de alguno de ellos. Sans sólo podía suponer que se trataba por la fuga que aún tenían en el barrio sin poder detectarla todavía, pero algo le decía que en cuanto tuviera oportunidad, el viejo no se la pensaría en vender todos sus órganos.

Era la primera vez que observaba el lugar donde Frisk fue arrebatada por el mismo Dreemurr, y pudo concluir de inmediato que el terreno ya estaba lo bastante deplorable de cualquier manera para preocuparse por detalles, pero quemarlo mucho más le fue la verdadera sorpresa en todo. Dejando un aroma no precisamente agradable en el lugar, pero nada comparado con la hostilidad de su novia que caminaba con paso decidido y sin replicar por qué se habían aparecido fuera de la casa y no dentro tras la tarea terminada entre ambos.

Quería que se relajara un poco, quería decirle que no debía de hacerse cargo de cosas que claramente le estaban afectando, mas no supo cómo llevarlo a cabo sin parecer un maldito incongruente.

-Debió doler que tuvieras que dejarle esas flores. –Comentó Sans al poco tiempo.

-Es el modo en que puedo asegurar que verá mi mensaje y que podrá entender que lo estoy llamando para algo en concreto. –El que Frisk evadiera un poco la pregunta le preocupó. Sobre todo al verla tan firme pese al agotamiento que reflejaba. –Sans, cuando sea el momento, por favor sigue nuestro propio plan de escabullirte a su mansión.

-No pienso dejarte con semejante…

-Tal vez pueda sacarle información sobre lo que pasó realmente con tu madre, pero si confiesa que sí la tiene con vida y a algunas más, será más difícil después poder recuperarla junto con la señora Bunny. –Sans permaneció en silencio sin ocultar su desagrado. Detestaba que tuviera razón con eso. –Esta será la única ventaja que tendremos para sacarnos de dudas, y de poder hacer algo antes de que las cosas se compliquen mucho más. Yo podré entretenerlo lo suficiente mientras tanto.

Era una pésima idea dentro de todo el plan que ya estaba formulado por ella para los demás. El hecho de que tuviera uno extra para él le habría conmovido, sino fuera por el hecho de estarle dando puerta abierta a atender sus propias inseguridades y miedos, como si tuviera que tener cuidado con él mientras ella y los demás se ponían en riesgo ante la bestia. Eso no le agradaba para nada. ¿Acaso lo estaba considerando débil ahora tras lo sucedido? ¿Ahora se habían invertido los papeles de que fuera ella quien tuviera que mantenerle a salvo? Por más que le dijera que estaban juntos en todo, una vez más le estaba apartando, por más que fuera un plan con el objetivo de estar un paso adelante de cualquier cosa.

Frisk se había adaptado demasiado rápido que comenzaba a asustarle. Había logrado que las manos de Grillby quedaran limpias antes de una tontería, pero no había logrado salvar las de su novia que por más que dijera estar firme ante todo, no cabía duda de que se lo estaba aguantando una vez más. Debía de aterrarle el hecho de finalmente estar por ver al sujeto que consideró como su padre, la razón por la cual se había presentado en la ciudad en primer lugar. ¿Y en verdad se estaba dando el lujo de contenerse con tal de no preocuparle? No, no era justo, ni para él ni para ella misma. Había matado a alguien hace poco, maldita sea. ¡Claro que debía de estar terrible! ¿Por qué se lo estaba conteniendo tanto? ¿Por qué le dijo que diera un paso cada vez que tenía miedo de algo, cuando ella misma estaba siendo sólida como estatua justo ahora? Aunque… había sido igual cuando había estado por ser abusada, ¿cierto?

En su momento le había dolido que Papyrus comenzara a involucrarse cuando él no había sido suficiente para los planes del viejo, por lo que ver lo mismo con Frisk, tras lo ocurrido con sus constantes errores, le estaba carcomiendo demasiado al no saber cómo sacar a alguien una vez dentro de esa forma.

Pero ahí estaba, poniendo en marcha una orden como cualquier otra que habría recibido en cualquier plan que viniera del jefe. El que Frisk aprendiera demasiado de él estaba siendo un problema mucho mayor. O más bien, permitir que se adentrara al mundo de la mafia por él había sido un error. Confirmándole que su existencia solo condenaba a sus seres queridos a permanecer en el averno.

-Estaré bien. –Comentó Frisk tras su silencio, seguramente intuyendo su inquietud. –Te lo prometo.

-No puedes prometer eso. –Observó que sus manos estaban temblando por más seria que se mostrara. Ahí estaba lo que quería saber. –Nadie puede.

-Entonces te pido que confíes en mí.

A perspectiva de Sans, ese argumento era jugar sucio ahora. Por supuesto que confiaba en ella, por supuesto que sabía de todo lo que era capaz y más. Por lo mismo sabía que terminaría rebentando si se seguía conteniendo de esa manera. Quien saldría lastimada de todo sería ella. Y estaba seguro de que ella también lo sabía, pero no quería pensarlo por ahora. No se lo permitía cuanto menos.

Lamentablemente no pudieron hablarlo mucho más tras ella ingresar por su cuenta. Dándose cuenta de que ella ya sabía el acceso principal porque seguramente el viejo se la había brindado ahora que realmente trabajaba para él. Y eso solo le hizo lamentarse mucho más conforme iba en sentido contrario al suyo. Sin necesidad de una explicación de lo que haría el otro a continuación.

Sans no era de caminar mucho, de hecho, detestaba tener que hacerlo a largas distancias. Pero necesitaba tanto despejarse mentalmente en ese momento, que fue lo único que se le ocurrió hacer ahora que se negaba a sí mismo el tabaco y el alcohol como respuesta. Aunque aquello le generó un enorme malestar que en previo tiempo no había tenido, y sabía que era por el hecho de su adicción más grande que le ayudaba a controlar aquellos destructores, que venía siendo su bonita que no le besaba si tenía consigo esos dos aromas. Aquella chica que no dudaría en responderle inmediatamente si se atrevía a expresarle cuán molesto estaba de que tomara decisiones nada favorables para ella misma.

Aproximándose al parque central, pensó seriamente en visitar a Grillby para conversar de lo que le aquejaba, pero recordando que tenía una sobrina escolar viviendo en casa y seguramente durmiendo, no le pareció óptimo como otras veces que le había valido por completo ese detalle. No cabía duda de que había cambiado, pero más allá de sentirse feliz por la magnífica compañía que era su novia, también lo estaba haciendo sentirse débil y descuidado para la vida a la que no tenía escapatoria.

Para sorpresa suya, se topó con el jefe una vez adentrándose al parque. El cual estaba fumando tranquilamente y en soledad mientras observaba el cielo nocturno que curiosamente estaba despejado.

-¿No deberías de estar durmiendo? –Le cuestionó el viejo al momento de verlo parado cerca de él, aunque seguramente lo había visualizado desde mucho antes. –Mañana nos espera un día ajetreado si la florista logra el objetivo.

-Yo debería de decirte lo mismo.

Sin más, se quedaron sentados en la misma banca, observando las pocas estrellas que la ciudad permitía contemplar. O más bien, que Snowdin les daba oportunidad de poder visualizar en comparación con las otras regiones. Ciertamente Sans podía sentirse afortunado con eso y mucho más. ¿Entonces por qué querer arruinar todo a estas alturas? Lo que tenía ahora era bueno. Su familia finalmente estaban dispuestos a comunicarse entre sí, tenía una novia maravillosa que movía su mundo de muchas maneras, un gran amigo incondicional al cual apoyar… ¿Por qué eso no bastaba todavía?

Claro, porque algo que tenían el viejo y él en común, era el hecho de sentirse culpables por lo sucedido con Arial Gaster. Cada uno por sus razones, claro estaba.

-No me quiero ni imaginar las palabras que mamá nos habría dicho si nos viera en este momento. –Soltó Sans al poco tiempo.

-Seguramente nos habría regañado por cómo terminamos haciendo las cosas. –Respondió el viejo sin siquiera meditarlo antes, pero sacándole una tenue sonrisa con el simple pensamiento que no quiso opacar metiéndose el puro de regreso. Sans aún no se acostumbraba a verlo sonreír, por lo que le era algo abrumador que lo hiciera. –Al fin y al cabo, fallé en nuestro propósito de mudarnos a América. Aunque el toque de estar ejecutando un plan de una humana de forma voluntaria, sí que le habría sorprendido.

-¿Crees que a mamá le habría agradado Frisk? –Se animó a preguntar dado el momento. –Ya sabes… con eso de que es una humana.

-Creo que habría querido que fueras feliz con quien decidieras estar. –Le respondió nuevamente en poco tiempo. Tal vez ya llevaba algo de tiempo cuestionándoselo a sí mismo para tratar de procesarlo pese a su disgusto y prejuicios. –Aunque también le habría agradado que le dieras nietos, así que quién sabe.

-¿Y tú? –De algún modo aquello le causaba gracia. –¿Quieres ser abuelo?

-Soy demasiado joven aun para sentirme viejo. –Sans rió sin ocultar una mínima parte de burla con eso. Recibiendo una fumarola en el rostro en respuesta por su atrevimiento. –Aunque siendo sincero, una parte de mi deseaba que pasaran lo mismo por lo que yo pasé para que comprendieran lo difícil que fue estar con ustedes dos.

-En mi defensa, yo no decidí nacer.

El viejo solo siguió fumando con calma, sin poder comprender qué era lo que se le estaría atravesando por su mente con tal argumento. Sabía que sus padres habían hecho un esfuerzo por lograr que estuviera bien en todo su nacimiento y crecimiento. Y si bien las cosas se habían dado de forma catastrófica, siendo un adulto solitario a cargo de niños debió abrumarlo demasiada responsabilidad al grado de urgirle que se volvieran fuertes a pronta edad. O por lo menos era el argumento que había dado a entender cuando finalmente comenzaron a hablar en familia aquella vez que Frisk los había obligado en complicidad con Muffet.

Había sido un terrible padre en ese momento, y tal vez todavía lo estaba siendo, pero no podía culparlo ahora por más que se irritara con él. Tampoco él era el mejor hijo de todos, y realmente ya era algo imposible que él supiera qué se sentiría tener a alguien como él a su cargo. Siendo tal vez el castigo divino suficiente de sus delitos, disfrazado como un acto piadoso desde las alturas.

-Bueno, creo que yo también fallé si no seré el hijo que te dé nietos considerando la situación. –Terminó admitiendo en voz alta al estar el silencio demasiado presente entre ellos. –Pero te di una magnífica nuera, ¿no es así?

-Es terca, altanera y totalmente imprudente. –Sans no supo cómo tomárselo, aun cuando no era una novedad su opinión precisa. –Pero sí, considero que te conseguiste una mujer peculiar, Sans. Aun cuando se trate de algo fuera de todo mi entendimiento.

-Pues gracias. –Terminó sonriendo, queriendo tomarse todo eso de buen modo. –Si logramos acabar con el Gran Don esta vez, podremos salvar a Papyrus de su compromiso y tendrás posibilidad de mantener el apellido todavía si él es quien te dé nietos.

-Si, eso espero. –Ni siquiera lo pensó un poco. –Y de ti al menos espero que finalmente te comportes como el futuro líder que serás.

-¡Aggh! ¿Aún no te has rendido con eso?

-No, sobre todo por la "magnífica nuera" que me has dado. –Que usara sus palabras en su contra, incluso en el mismo tono que las había entonado, era molesto, pero gracioso al mismo tiempo. –La considero irritante, pero también un elemento favorable a nuestra familia. Y dado que es humana, habría posibilidad de meterla a estudiar derecho y ser totalmente nuestra abogada. Aprende rápido después de todo, no le costaría lograrlo.

-Sí, demasiado rápido. –Ni siquiera se esmeró en ocultar su descontento. –Sigue sin agradarme eso.

-¿Es por eso que estás aquí lamentándote?

Sans se limitó a gruñir mientras metía las manos en los bolsillos de su saco, dejándose llevar en deslizarse un poco en su asiento pese a mostrar una mala postura ante su jefe. Si bien estaba realmente disgustado por la situación, a su vez se sentía atado ahora que sabía qué tanta culpa tenía en muchas cosas. Y parecía que era notorio su malestar, porque el viejo continuó hablando.

-La florista ya había tenido en concreta la idea de que solo ella podía sacar al Gran Don de su zona tras tanto tiempo en calma. Y no lo habría creído del todo, de no ser de corroborar por cuenta propia que pudo hacerlo con Gerson tan solo al primer intento. Tu novia sabe a lo que se mete constantemente y no solo por ti. Ella evidentemente también está en un hartazgo que no puede ocultar más en esa cara de iceberg que tiene.

-Eso lo sé.

-Cuando me contó todo lo que tuvo que hacer para sacarnos de la pena de muerte, los tratos que hizo, las pruebas y riesgos que cometió en tan solo un día… también demostró lo tan frustrada que ha estado con todo, la ira que ha contenido y aun así, lo vulnerable que es pese a todo. –Era extraño verlo tan analítico con algo así, mas no lo interrumpió al parecer algo sumamente importante a lo que quería llegar con eso, y no solo hablar bien de su novia con él que claramente no era una medida necesaria ya. –Me pidió que le entrenara más para saber cómo afrontar el reto en el que decidía meterse. Yo la adentré en un puesto que no se lo habría ofrecido a cualquiera y accedió. Mató a alguien por ti, pero no accedió a aprender a usar un arma. Eso me indica que su intención en todo esto es obtener una respuesta, por más agresiva que sea la situación, mas no lo quiere muerto. No va a permitir que pase.

-Lo que quieres decirme es que nosotros tengamos nuestro propio plan aparte del que Frisk maquiló para este momento, ¿cierto? –Entendió Sans sin tener que meditarlo demasiado. –El que me pidas algo así solo empeora mi malestar, ¿sabes?

-Si se presenta el Gran Don en Waterfall tal y como se planea, lleva a la florista de regreso a Snowdin y deja que Papyrus sea quien la retenga lo necesario si pretendes apoyarme en esto. –Indicó con total seriedad, sintiéndose mucho más como una orden que como una petición. –A como veo lo que pudiera presentarse, no quiero a una humana interviniendo en mi venganza ni a ti poniéndote en peligro queriendo salvarla. Es lo mejor para todos.

-No para mi. Frisk me odiaría toda su vida si hago algo así.

-Pues ya es momento de tomar decisiones, no complacencias. –Fumó nuevamente con tranquilidad. –No podemos seguir dependiendo de la suerte. No sabemos qué es lo que quiere el Gran Don con ella tras todo este tiempo.

-Tal vez si hay algo que pueda saberse. O más bien, que tú puedas saber.

-No tengo idea a lo que te refieres.

Sans se la pensó un poco antes de seguir hablando, pero la realidad era que se encontraba buscando razones para saber qué hacer realmente, fuera de querer mantener a sus seres queridos completamente a salvo en una situación poco agraciada para todos. Frisk tenía un plan para buscar a su madre en caso de encontrarse todavía con vida, el viejo tenía un plan para vengar a su mujer. ¿Y él qué? Solo estaba en el terrible malestar de comprender ambos lados, pero aterrándole del mismo modo sin importar en cuál balancearse.

Así que en riesgo de cometer una tontería que afectaría estados emocionales, optó por seguir adelante. De cualquier forma ya estaban por cometer una locura dentro de unas horas.

-¿Quién fue Omegle Sallow?

La expresión que emitió el jefe no tuvo nombre, quedándose estático por completo ante algo que tal vez le hizo retroceder en el tiempo, una época en la cual tal vez había intentado olvidar por completo, pero que ahora más que nunca necesitaba ciertas respuestas que tal vez le daría pauta a creer que su hipótesis sobre su madre no era tan descabellado como creía, o si finalmente podría soltar el tema de una buena vez.

Aunque el hecho de haber visto a Frisk en tal alteración con sus propios ojos, parecía confirmarle mucho más de lo que le gustaría en sus adentros. Frisk consideraba que para el Gran Don, era un arma a controlar, y no era nada descabellado eso. ¿Pero qué tal si no era la única en proceso para eso? Lyra Waterson tal vez también lo era y había querido advertirle algo al respecto. Un mensaje que no pudo entenderle, pero que debía de valer algo si había llegado al extremo de correr en riesgo su vida con tal de darle un mensaje en cuanto apenas y lo había reconocido tras tantos años.

-Era nombrado como la "mano izquierda" del Gran Don en su momento. –Finalmente contestó el jefe al tener demasiada atención encima de su parte. –Para algunos, un loco trastornado a causa de las experimentaciones realizadas en él por humanos y que le generó fascinación a la biología. Pero para mí, fue un mentor al que recuerdo con algo de aprecio. ¿Cómo es que sabes de él?

-Lo que sabes de medicina… –Comenzó a indagar Sans de inmediato.

-Lo inicial y esencia lo aprendí de tu madre durante nuestro tiempo en el ejército. El resto lo aprendí de él cuando me pusieron a su cargo. –Aclaró de inmediato al comprender a qué iba dirigida su incógnita. Tal vez no queriendo manchar su aparente logro de extraer un apéndice que seguía sin decirle mucho al respecto, pero que tal vez Papyrus comprendía mucho más por cómo había reaccionado en aquel momento. –Me dieron apertura a un conocimiento que es imposible de conocer para un monstruo.

-¿Qué fue lo que te pidieron que hicieras? –Atacó Sans con algo de apuro, aun cuando no era necesario.

-En un principio, mi trabajo era evaluar varias muestras de sangre, en busca de encontrar un patrón inusual en ellas. Pero después formé parte de una investigación teórica neurológica que pudiera explicar algunas reacciones sensitivas. –El jefe observó su puro a medio consumir, el cual parecía algo decaído con eso de un instante a otro. Verlo tan expresivo le inquietaba de muchas maneras, pero no estaba para arrepentirse de tocar el tema ahora. –Sé a lo que quieres llegar con esto, Sans. Ciertamente yo también llevo tiempo pensando en que aquello que investigué, pudiera formar parte de lo que resultó la florista desde el momento en que revisé su sangre. Después de todo, el señor Sallow estaba obsesionado con el tema de la genética y evolución humana. No me sorprendería que ese fuese el caso.

-¿Y por qué no nos dijiste nada después?

-Porque no tiene caso a estas alturas. El señor Sallow está muerto.

Sí, eso era lo que decía la carta respecto al final que tendría, pero Sans sintió que no tenía más remedio si quería llegar a algo coherente. Por lo que sacó de su bolsillo la nota que le había dado la almeja y que había guardado con sigilo hasta saber cómo procesar esa información adecuadamente. Pero lo cierto es que aquel momento no llegaba a su conveniencia, así que debía de tomar otras medidas si quería llegar a algo, aun cuando estaba en contra de lo que quería evitar. Aun cuando lo tomaran por loco cada vez más.

Pero en efecto, el viejo se sorprendió con cada palabra que leía una vez que se la entregó. Incluso pareció reconocer la letra en el instante antes de tratar de procesar cada palabra que iba dirigida a alguien más, pero que lo hacía parte de tal conflicto entre seres ajenos.

-¿Qué…?

-Lo tenía la almeja consigo. –Contestó Sans de inmediato, olvidando cómo Frisk la había nombrado. No eran nombres que debían de considerarse como tal, para empezar. –Me lo dio cuando pronuncié tal nombre.

-¿Y cómo conocías su nombre? –Insistió el jefe.

-El hermano fallecido de Grillby se dedicaba a investigar las desapariciones que lo involucraban. –Optó por no dar más detalles por ahora. No hasta saber si iba por buen camino o si solo llevaría consigo a más torturados por temas pasados. –¿Tienes alguna idea de por qué ese sujeto te eligió para darle frente?

-Esto me toma con mucha sorpresa, pero tal vez por que… solo yo entendía su modo de operar las cosas. –El jefe no apartaba la vista del papel, releyendo entre dientes las últimas palabras. –Como dije, él tenía fascinación por la evolución, la adaptación y los genes. Así que…

El jefe se detuvo en seco, apartando la vista de la carta para enfocarse ahora en la lejanía, observando algo que no parecía estar ahí de forma física, pero aparentemente lo bastante visible en su mente para acaparar su visión. Así que Sans optó por esperar pacientemente para no desviar ese tren de pensamiento que le convenía que tuviera una buena parada cercana.

-Son ellos. –Musitó. –Son la clave.

-No te entiendo.

-Seres llegando de la nada y con una sola voluntad. Una que desea servirme sin explicación. –No hacía falta ahora con eso para comprender que estaba refiriéndose a sus seguidores. –Quisiera saber cómo fue que mi mentor logró semejante cosa, porque creo que es justamente lo que el Gran Don quiere obtener con los experimentos que maquila. Sea lo que sea que les hicieron, ellos deben tener la respuesta y mi mentor me las mandó a mi para tener a salvo esa información.

-¿Entonces ellos también son experimentos? –Sans se giró hacia el punto en que el viejo parecía estarlos observando cuando era claro que ninguno de los dos tenía tan buena vista como para eso. Sobre todo al estar en un parque en medio de la noche donde no parecía estar ni un alma por su presencia. –Bueno, eso explicaría su extraño comportamiento. Se ven mejor que los seres viscosos que vimos en la mansión del Gran Don cuando menos.

-No solo eso, mantienen la funcionalidad en su cuerpo y mente sin interrupción de una orden. Incluso son lo bastante astutos para evitar que los hieran. Son los lacayos perfectos, y en masas, serían el ejército perfecto. –El viejo retomó la vista en el papel, esperando poder encontrar algo más. –Si fue el señor Sallow quien creó el proyecto ., pero lo consideró un fracaso al cual el Gran Don no debía de acceder de cualquier modo… Supongo que quiso evitar la guerra que quiso hacer en mucho tiempo, pero solo la pospuso unos años considerando que su hija heredó su intelecto. DT-00X es prueba de eso.

-Lo cual me hace pensar todavía en el hecho de que Flowey escapó de sus creadores con tal de llegar a Frisk. Si ambos tienen el objetivo de ser armas… Bueno, es algo que Frisk ha estado cuestionándose últimamente. –Aclaró Sans al ver que había comenzado a pensar en voz alta. –Y por lo que pude observar, no es tan descabellada esa idea. Cada vez que la herían de gravedad, se volvía más y más agresiva hacia sus atacantes al ritmo en que se curaba.

-Sí, sé lo que dices. –Pareció recordar aquel momento que tuvo con ella, mas no hizo un comentario al respecto. –Siendo el caso, ellos podrían ser la clave para entender la alteración de la florista también. Así no tendríamos que poner a prueba el medicamento que Gerson le brindó.

Pensar en ello le causó un gran malestar a Sans. Pero lo cierto es que finalmente parecía estarse acercando cada vez más a una realidad que por más turbia que fuese, era posible.

Para conocer tanta información debieron de conocer a la almeja si había ocultado tal carta en ella, aunque tal vez, ella solo la tomó por instinto y simplemente la tuvo consigo. De todos los seguidores grises, era la más extraña de todos, la más trastornada, pero al igual que los demás, no se veía físicamente tan diferente a otro monstruo, salvo por la rareza de contemplar un monstruo marino tan alejado del mar, claro estaba. ¿Y si la razón por la cual las experimentaciones solo se hacían en mujeres, era porque había efectos distintos en géneros? Debía de haber una razón con más peso que solo tratarse de un sujeto con ideas de grandeza al estilo manada cuanto menos.

Aunque en ello también estaba el hecho de la poca posibilidad de mantener a tales mujeres consigo por mucho tiempo, como si esperara algo, ¿cierto? De lo contrario tampoco tenía sentido que pese a tantos años de darse por muerta, hubiera podido ver a la hermana de Shyren en cierto estado reconocible todavía, antes de malformarse en un aparente sobre esfuerzo, claro estaba. Al igual que la almeja si estaba el caso de que el Gran Don la había tenido consigo por mucho tiempo a diferencia de los otros, siendo la única mujer entre esos raros monocromáticos. ¿O acaso había algo que ver en que ambas eran seres marinos? No, esa podría ser solo alguna razón vaga.

Pero Frisk tenía razón, tal vez debía de ingresar de nuevo a la mansión para corroborarlo y ver si todo eso tenía que ver con su experimento al que estaban nombrando como ., tanto por Flowey como por el tal señor Sallow que pareció querer no seguir más con eso leyendo entre líneas que depositaba su fe en el esqueleto que apreció su conocimiento. Entre líneas que quedaron en manos de uno de sus aparentes regalos hacia él.

Pero, ¿y si no era un simple texto dirigido hacia su verdugo? ¿Sino que tuvo la intención de dejar un mensaje que solo una mente particular pudiera captar? Una mente que sabía que era capaz de entenderle como ningún otro, pero que no había contado que pasarían muchos años para que tal mensaje llegara a sus manos tras tantas cosas ocurridas. Así que tal vez el viejo no percibía lo mismo que él dado que era el único que estaba entrando en la locura de creer en posibilidades.

"En la guerra y en el amor todo se vale", había dicho Flowey que mencionaba el Gran Don para justificarse. El proyecto experimental lo habían llamado Amenaza de Mortalidad, pero abreviándolo como . En el caso de Frisk, aquello le hacía reaccionar como verdadera amenaza a su atacantes, pero parecía ser una sorpresa que hubiese sido capaz de reconocerle dentro de su trance, manteniéndolo a salvo. ¿Y si aquello no era una casualidad o un error como lo consideraba Flowey? ¿Y si aquel olfato ultra desarrollado fue intencionado con esa peculiaridad mamífera genética como tal? ¡¿Por qué no lo pensó antes?!

-¿Qué tal… si la clave irónicamente es el amor? –Finalmente Sans se atrevió a soltar.

-¿A qué te refieres?

Sans respiró hondo antes de proceder.

-Piénsalo, ellos nos conocen demasiado bien, pero nada sobre ellos mismos. Saben detalles que ni siquiera hubiera forma que supieran a menos de que hubieran estado ahí. –Al ver su desconcierto de cosas que seguramente nunca le interesó prestar atención en su personal enigmático, tuvo que ser más específico en riesgo de verse maniaco. –Hay una canción que mamá solía cantarme para hacerme caminar, y te aseguro que ni siquiera tú la conoces, pero ellos la supieron a la perfección en tono y letra.

-¿Qué… estás insinuando con eso?

-Que lo que sea que tuvo que ver en ellos, y la posible respuesta por la cual funcionó en los seguidores y no en los sujetos derretidos… tal vez sea el amor de mamá. –Le quitó la hoja para señalar la palabra "esposa" escrita casi al final, como una clave más que directa a su percepción. Aunque no parecía captarle la idea todavía. –El amor de Arial Gaster.

El viejo finalmente bajó el puro, dejando que se consumiera por su cuenta mientras le observaba seriamente. Seguramente cuestionando su estado mental tras eso, pero no logrando encontrar las palabras adecuadas para hacerle creer lo contrario. No tenía ni idea de cómo podría ser el amor de su madre lo involucrado en la situación, (incluso la magia tenía límites y sentido), pero era la respuesta a la que llegaba al pensar en la canción compuesta por ella, tras leer sus escritos y notar que gran parte de su pasión a la música lo ponía a la par en el amor que tuvo a la familia. Genuinamente, Arial Gaster había amado ser madre y esposa, por lo que había dado gran dedicación al bienestar de todos ellos. Tal y como los seguidores parecían estar siempre atentos a su manera.

Sin recuerdos de lo que alguna vez fueron, pero con la devoción de querer apoyarles en lo que fuera. Contemplando a Frisk como parte de la familia una vez que el jefe lo hizo. Algo dentro de eso debía de tener sentido, o solo se estaba preparando para terminar con una camisa de fuerza, quien sabe.

-Sé que suena a locura, pero…

-Todo en tí suena a locura, Sans. Te enamoraste de una humana, te pones en riesgo una y otra vez sin saber si saldrás airoso o no de cualquier situación, sin importarte la preocupación que nos generas, ¿y ahora me sales con esto? –Era predecible que se mostrara molesto tras tales declaraciones de su parte, pero ya era tarde para arrepentimientos. –¿En serio estás insinuando que Sallow hizo algo con mi esposa para que yo tuviera tales seguidores?

-No sé si hizo algo, pero es una cosa que no me parece una simple casualidad.

-No tiene sentido, Sans. Murió mucho antes de que conociéramos a los seguidores, vimos su polvo, ¿recuerdas?

-Y resultó que fue mentira, ¿recuerdas? La tuvo el Gran Don, ¿y para qué? ¿Por qué estar interesado en ella realmente? ¡Eso es lo que no tiene sentido!

En verdad no quería expresar mucho más de eso. Ya le había sido suficiente haberlo hecho ante Frisk y Papyrus, los cuales cada uno habían tenido reacciones precipitadas a su manera. Con su figura paterna era diferente, porque de todos, era sin duda quien más sufriría en una posibilidad en la que se habían rendido hacía tiempo. Y por la forma en la que podía observarlo entre sus cuencas agrietadas y oscuras, parecía que una idea se había atravesado en su mente fugazmente, mas no se permitió ir mucho más allá de una idea formulada y Sans tampoco insistió más. Tal y como había sospechado, el viejo negaría toda posibilidad con tal de evitarse el dolor de perder a su esposa una vez más. Y no podía culparlo, él se sentía así con Frisk ahora, al haber sido testigo de qué forma la habría perdido si no hubiera sido cuestión de suerte e interferencia de un yakuza aparentemente informado.

Frisk. Conocerla había sido una bendición que agradecería cada segundo de su vida. De no ser por ella, su familia habría estado perdida en un limbo de autodestrucción constante. Ella era la esperanza que había creído que había muerto en él hace tiempo.

Pero ahora no era la única que quería obtener respuestas por parte de esa bestia.

.

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Frisk se había levantado temprano, pero había sido realmente por no lograr dormir lo suficiente tras tantas cosas atravesándole el pensamiento. Siendo algo que tal vez lamentaría más tarde si el cansancio le llegaba a jugar una mala pasada. Dejó que los seguidores fueran quienes prepararan el desayuno, mientras ella se disponía a arreglarse. Después de todo, un buen consejo que le había dado Coco Channel era sobre estar presentable si su intención era causar un impacto entre los presentes. Y vaya que esa era su intención.

Así que fue a la habitación de Muffet para ese objetivo, dado que ella por cuenta propia no contaba con algo para ese fin por el simple hecho de no ser algo de su verdadero interés. Apenas y se había puesto algo de maquillaje a como recordaba algunas lecciones que le habían dado las conejas y la misma Muffet, mas no logrando precisamente lo que se suponía que debía de contemplar al ponerse mucho menos cantidad de lo que recordaba el cómo se sentía esas plastas de pintura sobre su piel. Al menos si iba a hacerlo por su cuenta, buscaría el modo de sentirse cómoda consigo misma.

Eligió uno de los vestidos negros que se encontraban en su armario, apuntándose el hecho de que debía de poder reponérselo después considerando la opción de que lo maltrataría en una posibilidad no voluntaria dada su experiencia en la ciudad. Y la sorpresa con la que se había topado era de poder encontrar en el joyero su collar, recordando que lo había dejado en efecto en esa habitación para que su amiga se lo cuidara cuando había ido en busca de la sobrina de Grillby.

Chara, Asriel… no importaba el transcurso del tiempo, siempre los extrañaría. Tal vez si hubieran seguido los tres juntos, habrían encontrado el modo de evitar que Asgore Dreemurr cometiera tantas atrocidades, ¿cierto? Tal vez habrían logrado mantener como realidad el hecho de ser una familia unida pese a toda adversidad, en lugar del desastre que se había vuelto todo ante sus ojos.

Quería su tranquila vida de vuelta, pero cada vez se estaba alejando de esa opción como para no entristecerse ante la fotografía sonriente, como si les hubiera fallado a ese par de niños que no tuvieron oportunidad de crecer, mientras que ella se estaba lanzando al abismo en busca de una verdad que ya dolía sin conocer todo todavía. Y que sin duda le lastimaría cualquier respuesta a estas alturas ante los hechos, mas no estaba dispuesta a retractarse de ningún modo.

¿Por qué el amor tenía que doler tanto?

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No he logrado el poder reponer el tiempo de actualizaciones a modo quincenal, pero aun así estoy determinada a seguir adelante con los tiempos con los que cuento de momento. Y esto es gracias al apoyo constante que recibo de ustedes.

El próximo capítulo puede que tarde un mes de nuevo dado que trabajo en un sector escolar y con el regreso de clases, me encuentro con mucho trabajo de momento, así que me veo en la necesidad de pedirles paciencia nuevamente. Pero para que la espera no sea tan larga en lo que repongo mis tiempos, ¿qué les gustaría ver en mis redes sociales?

¡Michi fuera!

n.n