Nota de la traductora: comenzamos una nueva historia que como siempre no me pertenece en lo absoluto. Los personajes pertenecen a JKR y a Warner, y la historia es de la maravillosa Emmaficready quien amablemente me a dado permiso de traducirla, pueden encontrarla en AO3 y FF, la imagen que usé para la portada fue creada por la talentosa elivrayn, a quien pueden encontrar en instagram. Como siempre, esto es un Sevmione, así que si no les agrada la pareja tal vez deberían abstenerse de leer. De todos modos ella es una adulta ya que esta historia se desarrolla después de la guerra. Les advierto que vamos a tocar algunos temas serios, pero nada sera excesivamente descriptivo, de igual forma, podré advertencias al inicio de los capítulos que toquen esos temas escabrosos. Y sin mas que añadir, comenzamos.

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Comenzó con una patada... ¿Cómo había terminado así?

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La guerra había terminado con un estallido, seguido de un lamento.

Apenas había escapado con vida y otros no habían escapado en absoluto.

El Señor Oscuro estaba muerto y El Niño Que Vivió había caído con él.

Llegó al campo de batalla ayudado por la chica Granger (cuya rapidez de pensamiento e interminable bolsa de suministros lo habían salvado cuando estaba demasiado herido para alcanzar su propia reserva de emergencia de pociones curativas) y estaba entre la multitud que esperaba ver al chico levantarse una vez que cayó.

Y esperaron.

Y esperaron.

Pero el chico no se levantó.

El Señor Oscuro estaba muerto, realmente muerto y sin medios para regresar.

El chico había cumplido el propósito para el cual había sido criado.

Y ahora había muerto, porque ese era el propósito para el cual había sido criado.

Cuando finalmente se dieron cuenta de que el chico realmente se había ido, un aullido de dolor salió de la chica Weasley mientras caía de rodillas a su lado sacando a ambos bandos de su ensoñación y las fuerzas del Señor Oscuro se dispersaron con el viento ante la pérdida de su líder. Mientras los miembros de la Orden y los que luchaban por la luz derribaban a tantos como podían antes de que escaparan.

El dolor se escuchaba claramente en los sollozos y llantos de quienes lo rodeaban, todos habían perdido a alguien querido, a alguien conocido.

Cada uno de los caídos era un familiar, un amigo, un colega.

Pero él y la chica que lo sostenía no lloraron, y simplemente miraron fijamente el caos circundante, antes de entrar al castillo caminando en medio del dolor.

Habían ganado, pero no se cantó ninguna canción mientras llevaban a dentro a los muertos y heridos.

Habían ganado, pero no hubo celebración.

Habían ganado y el Señor Oscuro se había ido para siempre.

Habían ganado y aún así…

Y aun así…

No lo habían hecho.

Aquí no había ganadores.

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El veneno tuvo más efectos secundarios de los que anticipaba, y no pudo evitar la breve estancia en San Mungo mientras salía de su sistema.

Durante una semana alternó entre parálisis y espasmos musculares, y la única visita que recibió fue la de Granger.

No es que él la quisiera ahí, claro, pero ella simplemente lo había seguido a San Mungo el día después de su admisión y se negó a escuchar cuando prácticamente le gruñó que se largara.

Él la fulminó con la mirada desde debajo de las sábanas, mientras ella entraba a su habitación luego de que las enfermeras se fueran tras recibir una reprimenda verbal por el acoso a su persona.

El veneno provocaba que su piel le picara y tuviera escalofríos y estaba desnudo bajo las sábanas, un hecho que parecía fascinar sin fin a más de una enfermera que había intentado echarle un vistazo al infame Slytherin, bajo el pretexto de ministrarle sus cuidados.

Se sentía vulnerable y expuesto y le gruñó a la chica cuando ella entró y se dejó caer en la única silla como si ese fuera su lugar.

"No la quiero aquí Granger"

"Bueno, pues aquí me tiene, profesor... depende de usted, puede tenerme a mí o puede tener fotos de su pene publicadas en El Profeta, cortesía de la enfermera mano larga de allí, porque de cualquier manera usted estará aquí hasta que el veneno salga de su sistema"

Él la había mirado fijamente y ella le había devuelto la mirada.

"Cierre la puta puerta y tráigame algo para leer"

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Ella se había quedado cerca durante la semana que estuvo postrado en cama, había transfigurado la silla en una cama pequeña y había dormido a su lado en la habitación, apenas le hablaba a menos que fuera necesario.

Si no hubiera estado tan enojado e incómodo, casi habría sido... no del todo agradable, pero sí tolerable compañía, y un bienvenido descanso de la soledad que lo había rodeado durante todo el año.

Ella no le pedía nada, no quería nada de él, ella simplemente estaba... ahí.

Ella leía con él, comía con él y dormían uno al lado del otro, lo más cerca posible sin estar en la misma cama.

Cuando las enfermeras lo atendían, ella hacía guardia y le lanzó un maleficio a una enfermera cuando esta se tomó demasiadas libertades, y él tuvo que luchar contra una sonrisa ante eso.

Ella era realmente una cosita peligrosa, el año pasado la había cambiado, la había endurecido y le había hecho adquirir la sabiduría que solo podía obtenerse de las experiencias, no de los libros.

Las protecciones que colocó alrededor de su habitación eran formidables, solo se agregaron los sanadores como excepciones, y lo mantuvieron alejado de cualquier mirón.

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Después de una semana en San Mungo fue dado de alta, salió del hospital sin mirar atrás y se apareció en su casa.

No se despidió de ella, a pesar de que su compañía había sido... casi agradable.

Ella no querría asociarse con él; él estaba amargado, enojado y contaminado.

Era mejor así.

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Minerva le había ofrecido a devolverle su antiguo trabajo como jefe de Slytherin y le dio a elegir entre ser profesor de pociones o de DCAO.

Había escogido pociones, era familiar, rutinario, seguro.

Había tenido suficientes artes oscuras para toda la vida.

No aceptó la oferta de ser director, muchas gracias, aunque aceptó ser su subdirector en conjunto con Filius.

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Cuando el semestre comenzó de nuevo, notó que ella y el chico Weasley estaban entre los estudiantes de "8º" año que regresaban. A todos los de 7º año que habían asistido o no, se les había ofrecido la oportunidad de regresar y estudiar el año completo, ya que ninguno había recibido la educación adecuada durante ese año.

El chico Weasley no estaba contento de estar de regreso, se rumoreaba que la Academia de Aurores se negó a aceptarlo sin al menos un Supera las Expectativas en todas sus materias, había citado experiencia en la guerra pero cualquiera que conociera al chico sabía que no era ni el cerebro ni la fuerza mágica del ahora destrozado trío, no tenía el poder ni el corazón que tenía el chico Potter, y no tenía ni un fragmento de la resiliencia o la inteligencia de la chica. Era testarudo y se enojaba rápidamente, eso no era un buen rasgo de personalidad para un auror y Severus tenía la sospecha de que el Departamento de Seguridad Mágica le había pedido esas calificaciones con la esperanza de que fallara y no tuvieran que contratarlo.

La chica permaneció tranquila y serena, y sus ojos se encontraron con los de él desde su lugar en la mesa Gryffindor, casi sintiendo su mirada.

Ella asintió levemente hacia él y él inclinó la cabeza en respuesta, antes de darse la vuelta.

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Con algunos Mortífagos rebeldes todavía sueltos, la escuela había considerado oportuno ofrecer lecciones de duelo para defensa personal a todos los estudiantes y, por supuesto, él había terminado como voluntario para una demostración al final del día.

McGonagall había sugerido a Hermione para la demostración, y ella se negó, lo que por supuesto lo enfureció.

"¿Teme ser superada frente a sus compañeros señorita Granger?, después de todo no puede ser la mejor en todo" la provocó.

"Temo que no tendríamos a nadie competente para impartir la clase de Pociones si lo mando de regreso a San Mungo"

Hubo un silencio asombrado, incluso entre el personal.

Nadie había sido jamás tan atrevido con Severus Snape y, sin embargo, aquí estaba ella respondiéndole sin pensarlo dos veces.

"¿De verdad cree que puede derrotarme en un duelo niñita?"

"La pregunta no es si puedo derrotarlo, sino ¿qué obtendré cuando gane?"

"¿Quiere hacer una apuesta? ¿Y qué propone exactamente?"

"Si gano... quiero un aprendizaje de pociones"

Hubo un grito ahogado colectivo y un ooooh de la multitud, nadie quería recibir lecciones con él, y mucho menos permanecer otros 4 años bajo su autoridad, respondiendo directamente ante él.

"Yo... no... tomo... aprendices"

"Soy consciente... sé que no aceptará a un aprendiz de otra manera, especialmente a mí, si tiene tanta confianza en sus habilidades entonces no debería tener problemas para aceptar los términos"

Estudió su expresión de cerca, su mirada era feroz pero sus ojos, sus ojos eran como los de él. Ojos que habían visto demasiado.

"Muy bien señorita Granger, y si gano... usted se retira de mi clase de pociones, aceptando un incompleto como calificación de su EXTASIS, no me hablará, no se acerca a mí, de hecho dejaré de existir para usted"

McGonngall farfulló indignada.

"¡Severus! No puedes..."

" Hecho"

Se podría haber escuchado caer un alfiler en el Gran Comedor cuando ella le respondió, se acercó y se paró cara a cara frente a él, a solo unos metros de distancia.

Incluso la directora se quedó en silencio.

"¿Sus condiciones?" él la cuestionó.

"Sin podio, sin reverencias... duelo estilo callejero, todo vale, las únicas reglas son: No imperdonables, nada mortal, nada permanente... CUALQUIER otra cosa es juego limpio, comienza con un silbatazo... el primero en incapacitar a su oponente es el ganador... ¿De acuerdo?"

"De acuerdo... Filius, ¿darías la señal?"

"¿Qué?... yo... sí"

Los estudiantes fueron conducidos hacia atrás hasta que formaron un círculo alrededor de los dos duelistas mientras estos se paraban a unos pocos pies de distancia en posiciones listas para la batalla, la noticia del duelo parecía haberse extendido y parecía que la mitad de la escuela estaba presente.

Filius se paró en el borde del círculo luciendo preocupado y lanzó la señal.

Entonces se desató el infierno.

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Ella era buena.

Ella era muy buena.

Las formidables barreras que colocó en su habitación del hospital le vinieron a la mente mientras esquivaba, desviaba y bloqueaba sus maldiciones con facilidad.

Ella le envió algunos hechizos feroces, lo que hizo que algunos estudiantes se quedaran sin aliento al pensar que la princesa de Gryffindor conocía hechizos tan oscuros, y él respondió de la misma manera.

Su defensa fue impecable, su forma perfecta... perfeccionada en batalla y verdaderamente impresionante, pero su ataque no era lo suficientemente fuerte como para detenerlo por mucho tiempo.

Lucharon como un baile, esquivando y bloqueando sin un líder claro en ningún momento.

Pronto se dio cuenta de que con su fuerza de ataque y sus formidables defensas, estaban bastante igualados y ninguno de los dos podía tomar ventaja por mucho tiempo.

Sin embargo, había una cosa en la que podía superarla: velocidad en espacios reducidos.

Haciéndole creer que estaba tomando ventaja, esperó hasta que ella puso más presión en su ataque y se acercó a él, luego, con un encantamiento aturdidor rápido como un relámpago para desequilibrarla, la había petrificado y ella se congeló frente a él.

Con una sonrisa maliciosa se acercó, parándose a unos escasos metros delante de ella.

"Vaya, vaya señorita Granger…parece…que tenemos un ganador"

De repente tuvo la sensación de que era un ratón con el que un gato jugaba, cuando ella lo miró a los ojos, sonrió y le guiñó un ojo... algo que una chica petrificada no debería haber podido hacer.

Ella movió su varita muy ligeramente y él se apresuró a levantar la suya... Una reacción que ella obviamente había planeado.

Sin dudarlo, aprovechó su distracción y le dio una fuerte patada.

Justo entre las piernas.

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Severus Snape era un Mortífago.

Un mago oscuro

Y un campeón duelista.

Pero aún así era sólo un hombre.

Y después de un momento de silencio en el que todos esperaron su reacción y todos los hombres en los alrededores se estremecieron con simpatía, cayó de rodillas en el suelo, con la mano entre las piernas y jadeando secamente.

La maldita perra simplemente se acercó, le quitó la varita de la mano y dijo en esa forma insufrible suya.

"Supongo que tiene razón, maestro Snape... tenemos un ganador"

Ella arrojó su varita al suelo fuera de su alcance y simplemente salió del lugar sin mirar atrás, dejándolo todavía agarrando sus partes en el suelo y preguntándose si sus testículos ahora estaban alojados junto a sus riñones.

El salón estaba en silencio.

Los estudiantes varones estaban aterrorizados.

Las alumnas estaban asombradas.

El personal estaba atónito.

Y los papeles del aprendizaje estaban sobre su escritorio a la mañana siguiente.

Nota de la autora: Por favor comenten, gracias chicos :-)

Nota de la traductora: bueno, como el titulo dice: comenzó con una patada, no? XD Supongo que no esperaban que fuera tan literal. Pero vamos, por muy brillante que sea Hermione, creo que aun le falta mucho camino por recorrer para poder vencer a Snape en un duelo, y ella también lo sabe, por eso nuestra chica lista se aseguró de dejar en claro que todo valía para poder usar uno de los trucos mas viejos: ir a por las bolas! XD Me parece creíble porque siempre he pensado que los magos carecen de habilidades muggles de pelea, o mínimo no se lo esperan, así que es un buen recurso. Hablando de cosas creíbles, la muerte de Harry también me parece muy realista y un poco menos forzado que el final de Rowling, aunque la verdad me pone triste porque Harry me cae bien aunque a veces me desespere, y estoy segura que donde quiera que esté se está doblando de risa al ver a Hermione patearle las pelotas a Snape XD

Y bueno, esta pequeña introducción al fic es una buena muestra de lo que nos espera. Hay tristeza y diversión en él, hay oscuridad y hay mucho amor, ternura y romance. Hay traiciones y lealtades, en fin, hay de todo. Espero que disfruten este viaje tanto como yo. Hasta la próxima.