Antes de comenzar con la continuación de la historia de Daryl y Mara, viene bien refrescar un poco la memoria, y no hay una mejor y más maravillosa forma de hacerlo que con un prólogo escrito por un lectora, que es además (mucho más) una de las grandes musas que me han inspirado está historia, una mentora para mi en el mundo de la escritura, un compañera que ha caminado conmigo -y yo con ella- durante está aventura de Fikear (no sé si esa palabra existe ni en uso vulgar) y sobre todo una amiga: Acuinipuini
Prólogo
Cuando terminó la primera temporada de Flor Eterna, buscando entre los recovecos de mí playlist encontré la canción que "Feels Like Home" de Edwina Hayes. No pretendo que lo tomen como algo determinante, es solo que al terminar de leer el último capitulo de Flor Eterna, y de llorar lo que debía ser llorado, supe que esa era la canción perfecta para resumir lo que sentí a lo largo de este gran viaje que fue leerla.
Hotarubi, gracias, muchas, pero muchas gracias por haberme permitido ser parte de esta maravillosa aventura.
"Todos, tarde o temprano, buscamos un lugar al cual pertenecer"
Entonces los muertos se levantaron y todo fue caos. Lo que creíamos ser resultó no del tanto cierto y aquello que no creíamos ser capaces de lograr, era parte del día a día con todo lo que eso significaba.
Mara estaba al mando, pero esa no había sido la realidad primera; y con el peso de la muerte de su hermano mayor en la parte más activa de su cansada mente, ella hacia todo por sobrevivir o mejor dicho, hacer que ellas sobrevivieran.
De alguna forma, el grupo de Amaranta ―Mara para los menos complicados― había constado de dos hombres, muertos ya hacía tiempo, y siendo ella la siguiente en la línea de fortalezas tanto mentales como físicas, se hacía a la tarea de darle un nuevo amanecer a Olga y a sus dos pequeñas hijas, Megan y Shelly.
Cansada, con hambre y desesperada por no poder darle un cierre a las muertes más próximas en su familia, es como llega a la prisión dónde Rick y compañía levantaron pedacito de comunidad en medio del desastre más encarnizado.
Mara podría ser cualquiera de nosotros, que aterrados ante la idea de detenernos y sucumbir ante el dolor, hacemos muchas cosas de forma automática, con ganas, pero automáticas, y es en el proceso que lentamente, nos dejamos llevar hacia lo que podría ser cierta salvación.
La cual no viene de la mano de soluciones mágicas o palabras felices. Tampoco de situaciones extremas que quitan el aliento.
Es el día a día, los roces, las miradas y los silencios que también despiertan nuevas razones para vivir y luchar.
Hacernos oír, sentir, sanar. En definitiva, salir adelante.
Pero todo tiene un precio y se sabe que la vida es puntual a la hora de cobrar, y el pasado toca con efusividad la puerta que anhelamos mantener cerrada para no sentirnos sofocados.
Mara a pesar de ser joven ha sufrido, como cualquiera. En su haber la enfermedad terminal de su padre, la pérdida de un embarazo, el alejamiento del que creía el amor de su vida. Más cercano, y consecuencia directa del nuevo orden mundial, los fallecimientos de su querida madre y su amado hermano.
¿Quién era ella en ese momento tras haberlo perdido todo? ¿Estaba conforme? ¿Podía lidiar con el asunto de ser la respuesta negativa?
Su pasado podía no gustarle del todo, pero era lo que había tocado en suerte y entre la desazón de lo cotidiano había tenido un hogar. Su presente se constituía con los restos de lo que quedaba de su persona y con los vestigios de otros, que al igual que ella, trataban de construirlo todo de nuevo, desde las cenizas.
Y entre las idas y venidas, del tambaleo propio de la búsqueda de su propio lugar en el mundo, conoce a Daryl. Un hombre que a diferencia de ella, no es propenso a demostrar sus sentimientos ni mucho menos a decir más de dos oraciones juntas de ser necesario.
A simple vista podría tachárselo de opuestos que se atraen, sin embargo, la relación es mucho más significativa.
Daryl no ha tenido una vida fácil y la nueva familia de la cual ahora es parte se la ha ganado a pulso, sudor y lágrimas. Ha tenido que dejar ir a ese quien siempre creyó ser para descubrir a tientas y con cuidado, a ese que podría ser.
Mara, por otra parte, vive intensamente el presente, siendo transparente en todas sus facetas, menos en el pasado que ella, a pesar de no darse cuenta, no deja ir. En cierta forma es como si estuviese perdida, sin saber por dónde empezar o mucho menos hacia dónde ir.
Comienza entonces, un juego entre dos llamas, en ocasiones una más intensa que la otra, pero no por ello menos fuerte. Un ir y venir de recuerdos, pérdidas y formas de ver las cosas.
Uno de los más grandes aciertos de la historia es cuestionarnos constantemente, a la par de los protagonistas: ¿Quiénes somos? ¿Quiénes fuimos? ¿Quiénes seremos? ¿Reconstruir qué y para qué?
Porque tras las vallas de la prisión la cotidianeidad podrá aparentarse asegurada, pero el riesgo sigue ahí. El mañana continúa sin definirse, como promesas escritas sobre la arena.
Ellos tienen ese ahora, su ahora.
La vida es cambio, con o sin apocalipsis, con o sin maldad. Y las inseguridades no pasan solo por la puerta, sino que internas, socaban las decisiones y los dichos de los protagonistas, que a pesar de todo, intentan una y otra vez encajar entre sí.
Olga y su snobismo, Daryl y sus inseguridades, el despotismo de Five, Mara y sus miedos, Scott y su insistencia, la inocencia de Shelly. Todos ellos con sus fortalezas, con desaciertos y verdades, procurando encontrarle sentido a todo lo que deba tenerlo, y por qué no, a lo que no también. Demostrando que por más que la vida sea una sola, las formas de verla, transitarla, sentirla, difieren.
Mara se hace querer, se hace odiar, se hace cuestionar. Es lo que la hace entrañable, es lo que la hace tan increíblemente humana.
Es verla nerviosa ante la adaptación de su grupo a la cárcel, es verla en cada paso dado para acercarse a Daryl, a Carol, a Carl. A la comunidad en general, luchando al mismo tiempo con los demonios que todos cargamos y nos llenan de pena y en ciertas ocasiones, de vergüenza.
Y es en la perdida cuando la vemos hundirse como cualquiera de nosotros, cuando en una de las escenas más emotivas, una de sus pequeñas protegidas muere sin poder ella hacer absolutamente nada.
Es verla caer a lo más oscuro de su persona, convertirse en quién una vez fue y no nos dejó ver siquiera al comienzo de la misma historia. Es ver a la Mara adolescente, es verla llena de defectos y desaciertos. Mara que también despierta con la llegada de Five, amigo y familia desde que tiene uso de razón y que vuelve a tambalear el tablero en el cual se creía mínimamente estable, colocándola en una encrucijada: su solido pasado o su solido presente, ambos con heridas difíciles de cerrar, ambos con monstruos contra los cuales pelear.
Ella reúne― en lo personal― lo imprescindible a la hora de dar con el personaje correcto: la identificación. Con cada palabra que dice, con cada acto que hace, estemos o no de acuerdo, no vemos a un personaje ajeno y unidimensional, sino a nosotros, tomando esas decisiones y haciendo esas acciones, equivocándonos o acertando.
Flor Eterna nos enseña o nos demuestra que la vida se trata de caer y volver a empezar las veces que sea necesario. Una y otra vez. No rendirse, siquiera ante semejante perdida. Es encontrarse en la fuerza de quién nos quiere y nos espera. Apoyarnos en quienes nos rodean y permitir que la fortaleza que los demás nos brindan sea más fuerte que el miedo mismo de perderlo todo.
No es la simple historia de una joven envuelta en circunstancias extremas: es un camino de descubrimiento, de aprendizaje y de pérdidas. Pero por sobre todas las cosas, señala que no importa el tiempo y el lugar, lo importante es mantener viva la esperanza ya que solo así, podremos volver a re-encontrarnos a nosotros mismos y levantar ese lugar al que pertenecemos.
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Gracias amiga por este maravilloso prólogo, es más de lo que soñaba. No tengo palabras para trasmitirte todo mi agradecimiento y admiración.
A los lectores, si no habéis tenido el gusto leer ninguno de sus fanfic, deciros que no perdáis tiempo en visitar su perfil "Acuinipuini" y descubrir algunos de sus relatos por que son tan bueno o más que este prólogo.
Y recordaros antes de publicar el primer capitulo de Flor Eterna; Desenlace. Que estoy sorteando un fotografía de Michonne, firmado originalmente por Danai Gurira, su interprete, y que podéis buscar la información en mi profile, donde pone "Quiero una Michonne para mi"
