Declaración de responsabilidad: Esta historia es ficticia y solo tiene por fin entretener a los lectores.

CARMÍN

Capítulo 1:

Él y sus razones.

-O-

07:40 am; Aeropuerto Suvarnabhumi, Tailandia.

Ding dong, ding dong.

Una larga cola de personas estaban esperando poder hacer check in, luego de más de cuarenta horas de viaje desde Chile a Tailandia, lamentablemente las escalas no fueron el todo cómodas para el hombre que esperaba impaciente y cada vez más molesto por la demora infinita, la espalda le dolía horrores y la lesión antigua del hombro comenzaba nuevamente a palpitar, quejándose por la poca amabilidad de los asientos de los aviones, al menos quedaba menos que al principio, su mirada deambulaba por el inmenso aeropuerto lleno de gente, el calor húmedo le tenía irritado, súmale el bullicio era el coctel ideal para un mañoso ermitaño que lo alejaría por un buen tiempo de un nuevo viaje, pero este era especial, su equipo había llegado antes a concursar por el campeonato mundial de kayak y de cierta forma era un mal necesario.

Enarboló las cejas, un maldito mal necesario, ya que le quedaba poco así que mejor revisaría la documentación, se tocó el pantalón donde había dejado su pasaporte y no estaba.

¿Cómo que no estaba?

Comenzó a toquetearse todos los bolsillos de los pantalones incluso los pectorales, sabiendo de antemano que era imposible encontrar nada porque la polera gris que llevaba no tenía bolsillos.

¡Maldición!

Lo único que me faltaba era perder el pasaporte en Tailandia o quien sabe qué parte.

¿El baño?

Arrrrr

Tiene que estar en su maleta de mano.

-Miechica, maldito documento, ¿dónde lo dejé…?-Con dedos presurosos comenzó a desabrochar la mochila, mientras salían las cosas más absurdas, ¿no había dejado su cepillo de dientes en la maleta? ¿Y esta polera?

La mochila se abrió por completo y cayeron todo tipo de pertenencias personales al sucio suelo del aeropuerto, el sonrojo le cubrió el rostro por completo, mientras una mujer le entregaba una pelota de tenis que rebotó hasta sus pies, metiendo a la velocidad del rayo todo lo que le acercaban los demás pasajeros, el pasaporte finalmente se desparramó con otros papeles mientras caía del polerón que había colgado en uno de los lados de la mochila, pero eso ni le importó, se quedó de piedra mientras toda su atención se fijaba en la hermosa mujer que invadió de repente su campo visual.

¿Michelle?

La chica caminaba lentamente por una de las vías de escape del aeropuerto, iba acompañada de otra mujer, arrastrando una maleta lila enorme, imposible no reconocer su aura despampanante de energía mientras se reía de algo y varios turistas se daban la vuelta a mirarla.

Frunció el entrecejo.

¿Quiénes se creían para mirarla así?

-Sir, your ticket please?- Lo llamó varias ves la empleada de la aerolínea que parecía un poco molesta por la falta de atención del hombre, pasando por sobre su rostro la mano llamando la atención.

Los ojos verdes del hombre por fin la enfocaron y entendió que estaba atrasando la fila, avanzó pisando su pasaporte, devolviéndose para recogerlo y limpiarlo.

Por la cresta.

Se lo entregó a la señorita pidiéndole las disculpas necesarias, rogando porque se apurara, mientras no dejaba de mirar la salida por la donde la mismísima Michelle C. había desaparecido.

Porque era ella, no cabía duda alguna.

Podía reconocer su aura donde estuviese.

¡JA! El reality lo había dejado traumado, pero…

Era ella, su voz, su risa y su manera de caminar eran inconfundibles.

¿Cuántas probabilidades de volver a encontrarse en algún lugar del mundo tenían?

Ninguna, pero siempre terminaban en las mismas coordenadas.

¿Quizás vino a mi mundial?

Naah, demasiado deluleo dirían los lolos.

AHH, ¿qué estoy pensando?

La mujer de rasgos asiáticos le devolvió el pasaporte de mala gana ante la insolencia del hombre, ni siquiera le agradeció mientras salía corriendo.

-Sir, dont forget to take your suitcase…-Le gritó, pero el hombre no escuchaba razones, le quitó el pasaporte de las manos y ya iba cerca de la salida.- Stupid tourists…-Susurró entre dientes.- Sir, your ticket.

El hombre no tardó ni treinta segundos en apersonarse en la entrada, pero no estaba, dio la vuelta en 360 grados, pero era imposible encontrar a alguien, estaba lleno de gente por todos lados. Por el rabillo de los ojos le pareció vislumbrar el cabello enrulado, largo y salvaje de la mujer y acertó.

Era ella, pero ya se estaba subiendo a un taxi, quizás si le gritaba podía detenerla…

-MICHELLEEEEEEEE…-Le gritó a todo pulmón, llevando ambas manos a la boca para darle un mejor efecto, pero la bocina de un bus decidió sonar estruendosamente opacando su gritó, miró de mala manera al chofer, mientras la chica levantó la mirada antes de subir sin mirar a ninguna parte, intentó llamarla nuevamente, pero volvió a sonar la bocina, porque en su desesperación estaba en plena calle impidiendo el paso del bus.

¡Arrrrg, qué rabia!

Se llevó la mano a la cara restregándola y pidiendo las disculpas correspondientes, la mujer se fue y para colmo había olvidado su maleta.

-Hoy no es mi día, declaró molestísimo.

Una vez instalado en el Hotel, durmió varias horas tratando de recuperarse del yet lat correspondiente, pero el calor húmedo le molestaba en demasía, por lo que su sueño fue de todo, menos reponedor.

¡Hora de levantarse, Pedrito!

Pero antes…

Buscó su celular en el pequeño velador.

"Tienes 100 notificaciones nuevas".

Ok.

Borrar.

Voy a revisar:

Facebook, fuera.

Tik tok, fuera.

Instagram, fue…

Michelle C. acabo de subir una foto.

Mmmm…

Tocó inmediatamente la notificación que lo condujo a la última publicación de la modelo: Michelle entre mucha gente mientras posaba con su maleta, en el pie de la foto la leyenda: Voy por ti Tailandia, publicado hace cuatro horas.

Era obvio, no estaba alucinando, sonrío acomodándose mejor en la cama de lado, mientras miraba embobado su celular, procediendo a dar el respectivo corazón, inspeccionando la cantidad exorbitante de likes que tenía, llevaba más de dos mil comentarios, Wow, la chica era toda una bomba, comenzó a bajar en ellos.

"Te espero pronto, preciosa", coronado con un fuego.

Ok.

Pedro levantó las cejas.

Ok.

Revisar perfil.

Marlon T.: peace , modelo brasileño, top 50 International Models.

Ok.

Igual no es tan guapo.

Última foto: "Recreando la vista en Tailandia".

¿Será su novio?

Cerró rápido la aplicación y apagó el celular de espaldas a la cama y extendiendo los dos brazos mirando el techo.

¿Estará molesta conmigo aún?

Tampoco hice algo malo, solo que…

¿Malinterpretaron sus acciones?

AHHHHHH, no hay quién te defienda Pedro A.

Rememoró todo lo que pasó desde la última vez que se vieron, ya pasaron más de tres años desde que compartieron juntos, luego de su paso por el reality se abrieron miles de oportunidades para ambos, cosas nuevas por hacer y descubrir para los dos en distintos programas de televisión, pero fueron pocas las instancias en las que se pudieron encontrar realmente, esta vez la tortilla se dio vuelta y era Michelle que no podía, generalmente, asistir a sus invitaciones, tanto así que sus cumpleaños que siempre fueron el gran evento anual, los había celebrado en el extranjero con su familia y extrañamente nunca fue invitado.

No podía negar que este hecho lo lastimaba, era algo que le hizo doler un poquito su corazón y le carcomía las entrañas saberse excluido, no entendía muy bien la razón, quizás era solo que estaba fuera de la zona o no quería molestarlo, pero a veces, solo a veces.

Muy pocas.

Bueno, no tan pocas.

Volvía a revisar por horas los miles de edit. de ellos con su shipp Pedrichelle y deseaba estar en esa casa jugando porotelli mientras ella comía la naranja china que le preparaba Yuhui, muchas veces casi podía escucharla llamándolo por su casa vacía a todo pulmón con ese PEDROOOUUUU tan inusual, solía girar distraído mientras Newen lo miraba raro, moviendo su pequeña cabeza de un lado a otro con signo de interrogación. Extrañaba su risa contagiosa y las muchas tonteras que se le ocurrían en el día, otras, solo quería que le pidiera hacerle los típicos huevitos con mantequilla del desayuno que muchas veces se negó asimismo a hacerle, pues al parecer no le gustaba su sazón y prefería el de otros compañeros de encierro.

¿Esto es lo que llaman amor?

Se había acostumbrado demasiado a su presencia, a sus risas e incluso a sus gritos, cada tanto se ponía la polera que le habían regalado los fans que decía Pedrichelle con dibujos de ellos en el centro como cábala para los días grises que muchas veces tenía.

El último mensaje recibido vibró y sonó fuerte en su mano, sacándolo de su ensoñación.

-Bro, ¿ya llegaste? Nosotros estamos varados todavía en la otra ciudad, así que tendrás que esperarnos por varias horas, apenas estemos cerca te aviso. Guiño-Guiño.

-No pasa nada, me avisan, estaré en el Hotel.

Se levantó rápido a mirar por la ventana de la habitación, era una mala idea tomar café a esta hora y decidió salir a buscar algo de comer, porque el menú a la habitación no contenía nada vegano que pudiera consumir.

Se bañó rápido y se perfumó como nunca, con ropa casual blanca de lino que contrastaba con su bronceada piel, su cabello más largo que de costumbre gracias "extrañamente" a los productos que la mismísima Michelle se encargaba de enviarle sagradamente cada dos meses.

Todo me lleva a ti Michelle, ¿no?

Tomó su billetera y cerró la habitación con la tarjeta, caminando lentamente a los ascensores, totalmente distraído mientras lo esperaba en el piso 12, ingresó y apretó el piso uno, mirándose en el espejo del ascensor acomodándose un mechón de pelo rebelde detrás de la oreja.

Repitiendo su mantra: un día a la vez, un día la vez.

Llegó al piso uno y salió al lobby, golpeándole el potente sol calor de lleno mientras salía de la puerta principal.

Ufff.

Un día a la vez, un día a la vez.

-O-

N/A: Nunca superaré a los Pedrichelle, espero que en Saturno y en este mundo sus almas se busquen siempre y se nos de nuestro shippeo. Voten por Michelle y Pedro al 3331.