Hoy les traigo un avance, espero lo disfruten aunque es algo breve, 14 páginas. Espero experimenten algo lindo al leer este capítulo…

Capítulo 34

Natsuki te ves…— Hizo un breve silencio— hermosa.

Shizuru me sonrió al tiempo que se mordía el labio inferior de una manera muy coqueta. Adoraba ese sonrojo que aparecía sobre sus pómulos cuando la provocaba.

No más hermosa que tú, mi vida – Le respondí admirándola y perdiéndome en su infinita belleza.

Eres tan bella, que cualquier cosa que te pongas te queda increíble. Pero déjame decirte que con este vestido te resaltan todavía más tus atributos y adoro que estés en tan excelente forma.

Ca…cálmate mi amor— Shizuru siempre sabía cómo ponerme nerviosa, justo ahora su expresión era perversión pura.

La castaña se acercó a mi oído y me susurró muy suavemente.

Tengo ganas de quitártelo a mordiscos— Erizando por completo toda mi piel. En automático mis manos se acomodaron en su cadera.

Me reí con timidez, sonrojándome por los leves besos que había dejado sobre mi cuello.

Shi...Shizuru, espera… no es el momento… tenemos que irnos ya…— Le dije nerviosa separándome un poco de ella.

Está bien amor, aún tenemos tiempo de sobra y lo sabes—La castaña nuevamente se dirigió hacia mi cuello. Pero no alcanzó a besarme, porque me separé a tiempo. Ya con sentir su cálido aliento me estremeció completa.

¡No! Digo sí, pero no… No podemos llegar tarde en tu gran día. No hoy Shizuru, no aún –Me costó trabajo reunir mi fuerza de voluntad.

Ikezu (tacaña) Pero ni creas que por la noche te me vas a escapar —Me dijo dejando un suave beso en mis labios.

Mmm… En la noche, tú no te me vas a escapar— Le aclaré.

Fufufu

La castaña se giró despacio. Pero no me resistí a detenerla por la cintura y abrazarla por la espalda. Shizuru tenía el cabello recogido.

Grr— Rugí sobre su cuello desnudo, antes de dejar una leve mordida.

Ahh… —Gimió. Noté como se le erizó la piel del cuello y la espalda— Creí que querías esperar a la noche.

Perdóname, no me resisto.

La castaña se recargó hacia atrás, ladeando su rostro hacia la izquierda, dejándome todavía más al alcance su delicado cuello, provocándome.

¡Tsk! Te encanta torturarme, ¿verdad? — Ese perfume que se había puesto, me alborota las hormonas.

Si.

Sabes que me encanta tu cuello y todavía me lo dejas fácil. ¿Qué pretendes Shizuru?

Comencé a rozar con mis dientes su cuello.

Ara… lo dices, como… si… yo fuera la mala… Tú eres quien debilita a mi cuello… ¿Cómo… pretendes que… me escape? Si sabes… que me encanta… que me muerdas, mi lobita…

Me dijo entre gemidos. Shizuru era demasiado sensible del cuello.

Nos perdimos un momento en este pequeño juego, hasta que el sonido del timbre nos regresó a la realidad.

¡Ara!

Shizuru se desprendió de mis brazos rápidamente. Y fue a abrir la puerta de la habitación. Alcancé a ver cómo le había dejado marcas de mi labial.

¡Ah!, ¡Shizuru, espera!— La perseguí por la casa, pero la castaña me ganó y abrió la puerta de la entrada.

¡Buenos di… diablos! ¿Qué te pasó el cuello Shizuru?— Le preguntó Nao sorprendida, al tiempo que entraba en la casa.

¿Qué tengo? – Preguntó Shizuru y se fue hacia el espejo.

¡Araña! Llegas justo a tiempo.— Saludé a la pelirroja— ¡Tenía miedo de que llegaras tarde!

¡Ara! — Exclamó Shizuru— ¡Natsuki!

Te van a pegar— Me dijo Nao riendo.

Voy, linda…— Le grité— Las niñas están en su cuarto, Nao…— Me apresuré para ir con Shizuru que estaba en el baño.

Me situé detrás de ella. Había tomado una toallita con desmaquillante y estaba limpiando su cuello del batidillo de labial que había dejado sobre su piel.

Con razón Nao se espantó, fufufu… prácticamente me dejaste tu labial en tres cuartas partes de mi cuello. Y no en forma de besos precisamente…

Di…disculpa, me deje llevar—Me disculpé apenada.

Shizuru me sonrió desde el espejo, mirándome fijamente y me dio la toallita para que la limpiara. La tomé enseguida y la pasé con sumo cuidado por su cuello, pero la castaña se escalofrió y soltó una risita tímida

Ara, Natsuki, deja de jugar ¿sí?— Me susurró, sonrojada.

No estoy jugando, te estoy limpiando.

Si, ¿cómo no?— Me comentó sonriendo— Traviesa.

Pero, podría jugar… Si te animas— Le dije volviéndole a pasar la toalla por el cuello.

Fufufu… ¡Ara! ¡Me haces cosquillas, Nat!

Me encanta cuando ríes— Confesé sonriendo, pero ella se giró y me miró fijamente.

¿Si?

Si, ¡Eres hermosa Shizuru!

¿Solo cuando río?

Todo el tiempo lo eres.

Dime más…— Me dijo con su mirada fija sobre mis labios, mientras que con un movimiento muy hábil de manos cerró la puerta del baño y acortó la distancia entre nosotras.— Dime…— Me susurró coqueta.

Sonreí

Cuando te despiertas por las mañanas— La castaña me hizo finta de darme un beso, pero retrocedió seductora y me preguntó.

¿Te parezco hermosa, al despertar?

Si— Quise besarla, pero volvió a esquivarme, seductora.

¿Aunque esté despeinada?

Sobre todo, porque estás despeinada— Respondí con lujuria, sonrojándola.

Fufufu… eres tremenda Natsuki… — Me dijo sonriendo y luego me susurró al oído — ¿Te gusta mucho, despeinarme? – Afirmé, mientras Shizuru me daba una lamida en la orilla de mi oreja, sacándome un gemido involuntario. – ¿Qué tal si me despeinas esta noche… mientras te hago mía?

Mira quién es la tremenda ahora— Respondí, debilitada.

Fufufu, ¿De quién es la culpa?

Te encanta provocarme.

Sabes que es mi pasatiempo favorito, y no me hagas puchero. Que enserio quisiera dejar el evento para quedarme contigo desde ya.

Más tarde habrá tiempo para eso, hoy es tu gran noche y claro que iremos al evento. —Tomé la toallita y retomé limpiando su cuello de forma suave— Así que quédate quieta, por favor… Y estarás lista enseguida.

¡Ikezu! (tacaña)

Y sin hacer pucheros, preciosa— A cambio de eso obtuve un suave beso en los labios.

Creo que mejor te pongo un indeleble Natsuki— Me dijo sonriente— Por que a este paso no solo te quedaras sin labial enseguida, si no que vas a ir dejándome tatuajes por todos lados.

¿No te gustan mis tatuajes?

Ara, Mira quien hace pucheros ahora.

No son pucheros. Pongo así la boca para que me pongas el indeleble.

¡Tú quieres beso!— Me dijo robándome un beso especialmente lento y húmedo. Luego se separó para ver el efecto que me había provocado y rio seductora.

Shizuru amor, ponte seria…

Imposible— Volvió a dejar un besito en mis labios igual de húmedo que el anterior y acto seguido me acaricio la pierna por la abertura de mi vestido.

¡Ya! ¡Qué voy a tener que cambiarme la ropa interior!— Le confesé abochornada.

¡Ara! ¿Te ayudo? – Me preguntó con una mirada lujuriosa.

¡Tsk! – Le agarré las manos, nerviosa. – ¡Shizuru, el evento!— Comenté suplicante.

Ese horrible evento— Me dijo frunciendo el entrecejo.

Será un evento hermoso, vamos — La tomé de la mano y salí del baño finalmente.

¿Natsuki, el indeleble?

Me lo pongo en el auto— Lo tomé de sus manos y lo eché en mi bolsa de mano.

Será mejor que nos demos prisa, amor.

Si, mi vida.

¿Ya llevan todo? —Nos preguntó la pelirroja.

Creo que si – Me quedé pensando. Ya habíamos preparado las cosas de antemano.

Si. ¡Niñas! Pórtense bien y ayuden a Nao con lo que les pida.— Les pidió Shizuru.

Si, mamá— Respondieron.

¿Lista? – Me preguntó Shizuru.

Vamos, preciosa. Nos vemos más tarde niñas. ¡Gracias araña!— Le guiñé un ojo a Nao, antes de salir de la casa y ella me levantó el pulgar.

Al parecer todo estaba en orden.

Saqué las llaves de mi bolsa de mano y le abrí la puerta del carro a Shizuru. La cual se subió sonriente y me mostró un poquito de su pierna al acomodarse el vestido.

Sentí que me sonrojaba y ella sonrió complacida.

Me subí al auto y tras ponernos los cinturones de seguridad, lo encendí para ir al evento.

De camino tuvimos una plática casual. Los pendientes de la casa, las compras que había que hacer para la semana y no podía evitar mirar de reojo a Shizuru de tanto en tanto.

Se veía tranquila, pero sabía que este evento la tenía inquieta. Por mucho que lo disimulara yo conocía a mi esposa.

[—]

No quería admitirlo, pero me sentía abrumada. Y no tenía mucho caso disimular. Natsuki me conocía perfectamente.

¿Sigues nerviosa?— Me preguntó en un semáforo.

¿Ara?

Tranquila, amor. Enserio que todo va a salir bien.

Lo sé. No tiene caso huir de esto. Sé que así debe de ser.

Oye, no —De pronto Natsuki se orilló y apagó el coche.

¿Ara? ¿Q—qué haces, Natsuki?— Le pregunté extrañada.

Shizuru. Hablemos seriamente, amor— Su rostro estaba muy serio ahora.

¿De qué?— Le pregunté confundida.

De esto. No es que así deba de ser. No debería ser una obligación. Más bien debería ser una satisfacción.

¿Ara?

Pero si no quieres, si no te sientes cómoda. No tienes que aceptar amor. — Sonreí

¿Me apoyarías?

¡Por supuesto que sí!— Sonreí.

Eso es lo que quería escuchar, Natsuki— Le hice una caricia en la mejilla con mi mano.

Entonces, ¿Vas a desistir?— Me preguntó atenta.

No, ahora estoy más segura de lo que debo hacer. Aceptaré.

¿Segura? – Me preguntó a la expectativa.

Si, amor.

¿Estas convencida, realmente?

Si. Gracias, cielo. Vamos. – Le dejé un besito en la mejilla.

Natsuki encendió el auto nuevamente y retomó el camino.

Realmente soy muy afortunada de tenerla. Siempre que hablaba con Natsuki, me sentía muy bien. Tenía claridad. Esa forma de ser tan suya, tan libre. Me inspiraba.

Fufufu, ¿Cómo se le ocurre que voy a poder tirar todo por la borda? ¿Y solo por un capricho mío? Y lo más lindo es que ella me apoyaba de forma incondicional.

Esa rebeldía suya. Era embriagante. Alucinante.

A diferencia de mis padres que siempre estaban presionándome. Natsuki siempre estaba consintiéndome. Inspirándome a rebelarme. A no ser tan estricta y dura conmigo misma y por consiguiente con las niñas.

Al darme esa opción de libertad, esa posibilidad de cambiar de parecer, de tomar otra ruta. Me hacía valorar realmente lo que quería hacer.

Natsuki, era el equilibrio perfecto en mi vida.

Shizuru

¿Eh?

¿Todo bien? De nuevo estas muy pensativa. —Sonreí – Shizuru, si no quieres. Podemos escaparnos, te llevaré a la playa y nos olvidaremos de todo… Solo quiero que seas feliz.

Fufufu, ya lo soy amor. Soy muy feliz y gracias a ti. Y no se oye mal eso de la playa. Pero podríamos dejarlo para un fin de semana— Le dije acariciando su pierna.

¿Segura?

Si, amor.

¿Completamente? — Volvió a preguntar y afirmé con la cabeza.

Natsuki retomó el camino.

La miré de reojo. Realmente me encantaba todo de ella. Se veía muy coqueta manejando.

No negaré que seguía nerviosa. Era un gran cambio, todo lo que pasaría de ahora en adelante sería diferente. Pero, no mi vida con ella. Sé que pase lo que pase, Natsuki va a estar siempre conmigo.

Natsuki, ¿estás perdida?

No, para nada.— Me respondió muy segura.

Por aquí no es la ruta— Le comenté confundida, Natsuki solo me sonrió y regresó la vista al frente.

¿Y ahora qué?

Estaba a la expectativa. Pero una razón debería de haber, así que ya no me animé a cuestionarla. Solo me dejé llevar. Cerré los ojos y me recargué sobre el asiento. Al fin y al cabo, ese era el privilegio que tenía Natsuki.

Finalmente, Natsuki apagó el motor. Se bajó del auto y me abrió la puerta, dándome la mano para bajar.

Acompáñame— Me dijo en tono cariñoso.

Me puso el abrigo con cuidado, ella ya traía el suyo. Y me ofreció su brazo para tomarlo.

¿Te parece adecuado un paseo en este momento, Nat?

Me parece muy adecuado— Respondió dejando un besito en mi mejilla – No es la playa que me habría gustado, pero creo que es mejor.

Sonreí y me dejé llevar por ella. Caminamos en silencio, adentrándonos en el parque.

Este lugar era uno de mis favoritos. Ubicado justo en el centro de Tokio. Los Jardines del palacio Imperial. Las Ruinas del antiguo castillo de la familia Tokugawa.

A esta hora, justo en la puesta de sol el panorama era simplemente precioso. Era la mezcla perfecta de un paisaje de parques y edificios, conservando el tradicionalismo del país.

Natsuki aparco junto al ministerio de justicia. Justo frente a la Montaña de Mikasa. Pero nos seguimos de largo hasta cruzar el puente de Iwaida.

El paisaje era muy bello. El parque hoy estaba casi desierto. Estar aquí siempre me tranquilizaba. El lago era un impecable espejo, se veía liso e imperturbable.

Natsuki se detuvo un momento para que disfrutara del paisaje. Los imponentes edificios se erguían a mi costado. Y la naturaleza estaba más radiante que nunca.

Gentilmente Natsuki tomo mi mano y me invito a continuar avanzando. Subimos la pendiente, atravesamos la puerta de Sakurada y caminamos hasta llegar al puente de Nijubashi.

Adoraba esta vista. Mirar el lago siempre me relajaba muchísimo. Tenía vista directa a los jardines de Chiyoda. ¡Qué hermoso se veía todo!

¡Que romántica!—Le dije con un suspiro.

¿Te parece?

Amo que tengas estos detalles conmigo.— Natsuki solo me sonrió.

Me recargué sobre la roca.

Este puente es muy antiguo— Natsuki se situó detrás de mí y solo me rodeo con sus brazos por la cintura. Y así estuvimos unos minutos.

Me sentía nerviosa. Esta cena sería muy importante. O quizá nada pasaría.

Llevaba días intuyendo, pero nada era seguro. Quizá solo me estoy adelantando. Al fin y al cabo todo eran insinuaciones.

Pero de ser ciertas mis sospechas. ¿Estaría lista para dar el siguiente paso? Lo normal es eso. Seguir avanzando. No importa lo difícil que se torne todo. Así debe ser, aunque sea difícil.

Una ventisca vino de frente. Las aves que estaban cómodas posadas sobre los arboles salieron volando hacia lo alto del cielo. Sentí un poco de envidia de su libertad.

Me gustaría poder volar muy lejos. Llevarme a Natsuki y olvidarme de todo.

Como quisiera robarte. Irnos volando lejos como esas dos aves. —Natsuki dejo un besito en mi mejilla. Todavía me tenía sujeta por la cintura.

Mañana me robas tú, hoy ya te robé yo. –Suspiré enamorada.

Natsuki... —Aferré sus brazos a mi cuerpo y ella me abrazó con más firmeza. —Estar así contigo, es maravilloso.

¿Si?—Me giré para verla.

Tome su rostro entre mis manos. Saboreando la suavidad y calidez de sus mejillas con mis manos.

Y me perdí en el verde de sus ojos. Sonreí al mirarla. Ella estaba muy serena. De algún modo, me sentía segura y tranquila con ella.

A través de sus ojos que me reflejaban, podía disfrutar del paisaje que estaba a mis espaldas.

Me encantan tus ojos...—confesé débil.— Natsuki, ¿Qué hiciste conmigo?—le pregunté en un suspiro.

Ella solo me miro con curiosidad. Acercándose suavemente a mi, me rozó con su nariz de un modo dócil.

Es que, estoy perdidamente enamorada de ti...— Noté una sonrisita asomándose por sus finos labios.

Shizuru... —Susurro suavecito y tras un momento me giró suavemente.

¡Ara! — Le reclamé y ella rio suavecito —ya entendí que quieres hacer.

Natsuki me estaba dando el tiempo para reflexionar.

Me recargue sobre ella y volví a mirar el panorama.

La belleza de la naturaleza, las ruinas de los jardines imperiales, los imponentes edificios.

En esos momentos me sentía muy tranquila y así estuvimos cinco minutos que me parecieron una hora.

Debemos regresar amor — Me susurró con cariño.

Ara. —No negaré que me sentía decepcionada de irme tan pronto.

En el itinerario esta, dar un paseo por el parque de regreso. ¿Quieres?

Claro que si— Sonreí feliz de que nuestro momento no terminara aún.

Me agarre del brazo de Natsuki comenzamos a caminar. De nuevo me quedé pensativa. Redundando en más de lo mismo. Deje que las escenas pasaran por mi mente y me deje llevar.

Para ser sincera, no he sentido el pasar de los años, cada día, cada momento, con sus respectivos retos, han sido buenos. Me siento afortunada, es por eso mismo que estoy tan pensativa.

El panorama estaba muy calmado. El del brazo de Natsuki, se mantenía firme. Ni siquiera me percaté hacia dónde íbamos, solo que nos detuvimos frente a una estatua.

Ara ¿Kusunoki Mashiage?

[—]

Esto es serio.

Shizuru si que estaba pensativa. Sin duda, me había equivocado. Lo tome muy a la ligera. Daba por hecho que eso era lo que quería. Y por lo visto no es así.

Sé que los cambios la incomodan, aunque se adapta fácilmente. Es algo que admiro de ella, es muy versátil y aunque existan bloqueos, no se rinde.

Sin duda es muy buena en lo que hace. Confió en ella y sus capacidades. Sé que puede dar más de sí misma. Pero quizá estamos siendo muy egoístas.

¿Forzarla, a que de ese paso estará bien? Aunque la vida es así. Continuamente va empujandonos para superarnos, aunque asuste, aunque no nos guste, es así.

Pero ella puede elegir. Siempre podemos elegir. Solo que no se atreve.

¿Por qué? ¿Será que le preocupan lo que digan los demás? Antes, aunque no lo demostraba, le preocupaba demasiado lo que pensara su padre.

Afortunadamente ha cambiado y la relación que tiene con él ya es muy buena.

Por mi no debe de preocuparse, creo que sabe que la apoyaré. Aunque, no debo dar por hecho nada.

¿O será acaso las expectativas sociales?

¿Qué vas a hacer ahora, Shizuru?

Solo quiero que seas feliz.

Se dejaba llevar sutilmente tomada de mi brazo, seguía pensativa. Y no quería interrumpirla. Sé cuando su mente va a mil por hora. Y en este momento debe ir así. Y siento que debo de decirle algo, aparte de todo lo que ya he mencionado.

Aunque me asustaba no tener las palabras adecuadas para ella. Nunca he sido muy buena oradora. ¿O será que me estoy subestimando? Sé que tengo influencia sobre ella. Porque me ama, pero yo la amo más y me preocupa que tome una decisión de la que pueda arrepentirse y deje de ser feliz.

Había pensado en traerla aquí. No sé muy bien por qué, solo era algo que me decía mi instinto.

Ara...¿Kusunoki Mashiage?— Me preguntó Shizuru abandonando sus pensamientos para poner atención a la famosa estatua que se erguía imponente frente a nosotras.

Si.

"La injusticia no conquista los principios, los principios no conquistan la ley, la ley no conquista el poder, el poder no conquista el cielo"... Es un mensaje inspirador, Nat— Me dijo con una suave sonrisa— Uno de tus ídolos, ¿no?

Lo era, pero cambié de parecer...

¿Ara?

Todos creen que hizo lo correcto por ser leal al emperador hasta el final, pero luego se suicido por lealtad y dejó a su hijo. ¿Qué clase de final es ese? —Le expliqué molesta— Shizuru, linda. No quiero que seas como él, quiero que seas egoísta.

¿Ara?— Me giré para tomar el rostro de una confundida Shizuru entre mis manos

Olvídate de todo y de todos. Siempre estás al pie del cañón, lo das todo por los demás. Por tus padres, por mi, por nuestras hijas, nuestros amigos y sobre todo por la gente a la que representas en tu trabajo. Cuando algo te importa y te gusta, eres imparable y maravillosa, impecable.

La castaña soltó una pequeña lágrima que limpié con cuidado.

Pero no todo se trata de los demás. Tú importas, me importas a mí. Así que olvídate de lo que todos quieren o esperan de ti. ¿Qué es lo que quieres tú?

Natsuki.— Me dijo perdida en mi mirada.

Durante unos segundos no dijimos nada, solo nos miramos.

Sé que tomarás la mejor decisión. No importa lo que decidas, ten la seguridad de que voy a apoyarte. No estás sola, Shizuru. — Le dije con firmeza.

¡Te amo tanto!— Susurró, abrazándome y colgándoseme del cuello.

Quería que supieras eso... Te apoyaré cada paso que des, amor.

Afirmo con la cabeza y se mantuvo abrazada de mí unos minutos. Me abrazaba con fuerza y a la vez tan suave, inundándome con su calidez.

Nunca me ha gustado verla llorar, ahora solo quería reconfortarla.

No estás sola, Shizuru— Le susurré reafirmando mis palabras. Mientras ella se aferraba a mi cuerpo para luego separarse lentamente.

Cuando me miro a los ojos, su mirada era otra, ya no había rastro de duda. Era determinante y segura.

Sonreí y me sonrió de vuelta.

Hay que irnos.— Afirme con la cabeza y le ofrecí mi brazo.

Nos esperaban 5 minutos más de caminata hasta el ministerio de justicia donde estacioné el auto.

[—]

Tras mirar la estatua de Kusunoki Mashiage, miré a Natsuki. Estaba preocupada por mí.

Nunca me ha gustado que me vean insegura. Solo con Natsuki me permitido mostrar esa debilidad. En ella confió plenamente.

Ya veo por qué me trajo aquí, ¿Para recordarme lo importante de ser fiel a los principios, a la autoridad, a la ley quizá? Como este legendario samurái.

"La injusticia no conquista los principios, los principios no conquistan la ley, la ley no conquista el poder, el poder no conquista el cielo". Es un mensaje inspirador, Nat— La miré de reojo — Uno de tus ídolos, ¿No?— ¿Será que eso espera de mi, Natsuki?

Lo era, pero cambié de parecer.

¿Ara?

Todos creen que hizo lo correcto por ser leal al emperador hasta el final, pero al luego se suicido por lealtad y dejó a su hijo. ¿Qué clase de final es ese? — Exclamo enfadada — Shizuru, linda. No quiero que seas como él. Quiero que seas egoísta.

¿Ara?— Ahora si, Natsuki me tenía sorprendida.

Ni siquiera tuve tiempo de reaccionar porque me encaró y me sujetó el rostro con sus manos de seda.

Olvídate de todo y de todos. Siempre estás al pie del cañón, lo das todo por los demás. Por tus padres, por mi, por nuestras hijas, nuestros amigos y sobre todo por la gente a la que representas en tu trabajo. Cuando algo te importa y te gusta, eres imparable y maravillosa, impecable...

Ya para ese punto no pude contener más mis sentimientos, sentí una lágrima escurriendo por mis ojos. Pero no era un llanto de tristeza, era un llanto de liberación. La verdad es que tenía demasiado estrés encima.

Pero no todo se trata de los demás— Su mirada estaba fija en mí, su voz era tan cálida— Tú importas, me importas a mí. — Pero sobretodo sus palabras, eran sumamente reconfortantes— Así que olvídate de lo que todos quieren o esperan de ti. ¿Qué es lo que quieres tú?

Natsuki...— No puedo ser egoísta como tú me pides.

Pero es tan hermosa la forma en cómo te preocupas por mi...

Sé que tomarás la mejor decisión. No importa lo que decidas, ten la seguridad de que voy a apoyarte. No estás sola, Shizuru. — Me dijo esto último con firmeza.

No eran solo palabras. Natsuki no habla por hablar. Sé que me apoyará, aún si hiciera una locura. En su mirada había una devoción absoluta, que solo competía con la devoción que yo le tenía.

¡Te amo tanto!— La abracé profundamente, recibiendo de vuelta ese confort.

Eso era lo que quería, solo sentirme apoyada. Con la libertad de tomar mis propias decisiones, sin que se decepcionaran de mí.

Quería que supieras eso. Te apoyaré cada paso que des, amor. —Sé que lo harás amor, pensé por que el llanto amenazaba con salir de mis ojos nuevamente.

Natsuki era la primera persona que me decía estas cosas. En este mundo tan competitivo, siempre están esperando más y más de ti. Pero la felicidad no reside en eso. No está en el poder, está en la libertad de ser una misma.

No estás sola, Shizuru— Volvió a decirme al oído suavemente.

En ese momento me llegó la claridad. Pude visualizarme como en una película. Pero no me vi sola. Estaba rodeada de personas con las cuales contar. Sonreí.

Claro, no estoy sola en esto. No podría sola con esto, pero no estoy sola. No lo había visto hasta este momento. Aunque era algo obvio.

Me hice más consciente del abrazo que Natsuki me daba en ese momento. Un tierno y entregado abrazo. Cálido y sereno.

Me separé para mirarla a los ojos, sus hermosos ojos que resplandecían como esmeraldas.

Sonreí y me sonrió de vuelta.

Quiero hacerlo. Sé que puedo hacerlo y además, no estoy sola.

Hay que irnos — Le dije determinante.

Natsuki me miró orgullosa, me sonrió y me dejó un beso en los labios que respondí feliz. Luego la tomé de la mano y la llevé conmigo casi corriendo hacia el auto.


N/A: Gracias por estar aquí después de tantos años, y por tan bellos reviews, son precisamente esos comentarios los que me motivan a seguir escribiendo. Es muy lindo para mí, el saber que les gusta lo que hago.

Esta es una historia a la que le tengo muchísimo cariño, ya que fue mi primer fanfic y se resiste a terminar jajaja. Espero no decepcionarles. Y que les haya gustado esta dosis de ShizNat y desde luego, las que siguen.

PD: Si aún no tienes una cuenta en fanfiction, por favor hazla, ya que me gusta responder a los reviews de manera personalizada.

Con cariño para ti, de Emikaze. ¡Hasta pronto!