A mi Señor Jesucristo, gracias Dios por permitirme regresar.
Salmo 28:7 Mi corazón salta de alegría, y con cánticos le daré gracias. Debemos dar gracias a Dios porque él nos da las fuerzas que necesitamos en medio de cualquier circunstancia.
Naruto no me pertenece, los personajes e historia son una creación de Masashi Kishimoto.
Intentando ser sutil.
-o-
El buen ermitaño me llevó al hospital, ni siquiera sentí el camino, andaba muy pensativo por la reciente perdida de una de las pocas amigas que había conseguido y conservado desde Rin y Obito. Aquella sensación de ave de mal ahuero volvió a atormentarme, ni siquiera podía escuchar o entender las palabras gentiles y alentadoras que Jiraiya san me decía, igualmente se le veía triste, él, al igual que yo, la apreciaba mucho, quizá más, la conocía más que yo.
— Sí tenemos suerte apuesto que tu maestra vendrá a atenderte.
—Sí— murmuré despacio mirando por la gran ventana del hospital, recordé a Rin, le gustaba mucho hacer eso durante su convalecencia.
Una joven enfermera se acercó a atenderme, limpió mis heridas lo necesario para evitar que empeorase. —Siempre me ha parecido curiosa la resistencia de los shinobis— soltó de pronto cuando trataba de limpiar una quemadura, desde que llegó Jiraiya san conversaba con ella, pero no tuvo mi interés hasta entonces. El sannin me sonrió y miró a la enfermera provocando que hiciera lo mismo, la joven se sonrojó cuando la vi, sonrió y siguió con su labor.
—Deberías invitarla a salir, se ve que le gustas— me aconsejó apenas salió de la habitación.
—¿Ah?
El ermitaño suspiró y se echó en la silla —, que mal, que mal, yo a tu edad… esas miradas, esos nervios, vamos, ¿me vas a decir que no lo notaste?
—Tal vez no.
Suspiró —Sé que… bueno, ha sido un día muy difícil y… bien, pero, de vez en cuando viene bien permitirse algo de "sana distracción", no creo que esté tan mal. Vamos Kakashi, eres muy joven, te vendría bien un relax de cuando en cuando.
—Hum., supongo.
El ermitaño sonrió y con picardía añadió —tenía bonitos ojos, y más lindos los…— sonrió —; oh, la juventud, la juventud, que buenos recuerdos, que dicha dejan.
—¿Lo extraña?
—No, no, no me malinterpretes, estoy muy satisfecho con mi actual vida, Tsunade y Naruto son todo para mí, nada puede ser mejor que esto; pero eso no significa que no pueda dar buenos consejos a los solteros.
—Pensé que seguía soltero.
—Oh, bueno sí, pero Tsunade y yo… —se tomó el mentón —, digamos que nuestra relación es un poco distinta y ajena a los compromisos formales. Pero esto no se trata de mí ni de Tsunade, se trata de ti y una potencial joven para… divertirse. ¿No has aprendido nada de mis sutiles y efectivas lecciones de vida plasmadas en mis prestigiados libros?
—Sí, pero en la práctica es un poco distinto. Soy bastante malo cuando es importante.
—Pues el otro día en el cuartel una kunoichi morena no decía propiamente eso— río estridentemente.
Me sonrojé un poco —; dije que cuando es importante.
—Ah, ya entiendo… hay alguien especial.
—Hum… No dije eso.
— Sé leer entre líneas, parte importante de ser escritor y ninja —se burló —; iré por un poco de comida, muero de hambre.
Suspiré. Sin más por hacer me quedé viendo por la ventana hasta que repentinamente estaba ahí, ese aroma a manzanas y flores que me calmaba y alteraba por igual, casi pude sonreír. No era tan sorpresivo encontrarla, era el hospital después de todo.
—Haruno sensei, buenos días.
—Pero… ¿cómo has sabido que soy yo si aún no entraba? Quería sorprenderte, hasta casi desaparecí mi chakra, y soy buena con eso, ¿cómo es que siempre lo sabes? — cuestionó, mi vista seguía en el cielo. —Bueno, supongo que no es tan raro, es el hospital de Konoha y…
—Hum… su aroma.
— Ah —, de poder habríamos sonreído, pero no lo hicimos, seguían incomodándole esa clase de revelaciones, de hecho, extraña y tiernamente, a pesar de todo lo que hemos compartido todavía siguen incomodándole ocasionalmente, es algo que disfruto y que me gusta de ella —. Esto será rápido, hay más cosas por hacer.
—No quiero importunarle, sé que tiene un puesto importante, puede mandar a alguien más.
—Un simple gracias habría bastado— dijo en un suspiro resignado, se acercó y me observó atentamente las heridas. —Pensé igual, pero aparentemente eres de esos que todos desean eludir, que muy ocupados, que no pueden, que no conocen el caso, en fin.
—Tengo un doctor.
—Tenías un doctor.
—Ah sí…. Lamentablemente falleció.
—Seguro que el pobre ha de estar triste. Pensé que tenías buena memoria, —bromeó.
—Hum… a veces es buena, a veces es mala.
—Sí, a tu conveniencia, seguro. ¿En qué lio te has metido hoy? Son quemaduras serias, ¿misión difícil eh? —no respondí, no tenía el mejor de los ánimos — Entonces… concentrémonos en lo profesional.
Inició a sanarme, recordé la última vez que lo había hecho, fue cuando intenté besarla. Besarla era tentador, como siempre, pero me sentía desalentado, además prometí no "echar a perder mi asunto" con ella, sonreí débilmente al recordar la voz de Ayaka san aconsejándome y reprendiéndome.
—Todas lo son—, murmuré con seriedad aun mirando el cielo azul —, todas las misiones.
Brincó un poco al escuchar mi voz, me causó gracia, más cuando provocó un ligero mohín en mi maestra. —No hagas eso— gruñó golpeándome ligeramente —; me vas a matar del susto un día de estos.
—Hum… creí que deseaba que hablara.
—Pensé que no lo harías, tienes esa cara de no tener ganas de decir ni pío; y de repente me hablas así…
—Lo siento.
—Déjalo, no es la primera vez que pasa.
Asentí y hubo un vago recuerdo de mi niñez, ella me sanaba, estaba molesta y preocupada, me reprendía ocasionalmente y yo no contestaba, eso solía molestarla tanto como contentarla, era muy confuso para mi saber cuándo era apropiado responderle o no (lo sigue siendo), optaba por solo callar; ella seguía hablando y hablando, a veces esperaba alguna respuesta mía, otras simplemente no, pero cuando yo daba algún "si" o "no" solía brincar asustada al escucharme. Era divertido, aún lo es.
—Lo siento. En esta misión perdí a alguien importante.
Me miró profundamente, suspiró —; perdóname. Escuché que venías solo, pero no supuse que significaba eso. ¿Fue tu compañero?
—Compañera, amiga en realidad.
—Lo siento mucho.
—Yo también.
Otro silencio, duró un poco menos. Se veía angustiada y triste.
—Estoy bien sensei.
—¿En serio? —asentí —Intentaré creértelo entonces.
Silencio, no habló en un par de minutos, trató mis heridas en escrupuloso silencio hasta que llegó a incomodarme.
—Hum… Sensei, creí que la vería hasta el interrogatorio.
— ¿En la sala R? hace meses que no me llaman.
— ¿No?
—No. Pero no es algo que extrañe mucho. Supongo que te interrogaran (aun no me llaman para eso) espero no metas la pata esta vez.
—Trataré de cooperar.
—Ojalá — dijo risueña.
Solo hasta ese momento fue que la observé claramente, estaba lo indispensablemente cerca para curarme, pero lo más lejos posible. Sentada frente a mí llevaba su uniforme médico, su cabello en un elegante recogido de lado. Fue ahí cuando fui capaz de notar sus manos, su tacto suave y ser consciente de lo mucho que la extrañé.
— Haruno sensei, gracias por venir.
—¿Qué? —Se detuvo un poco, me miró a los ojos y me sonrió débilmente —; no es nada, parte del deber de un médico, ya sabes.
—Temí que…—me detuve y bajé la vista avergonzado, ella no dijo nada solo asintió —. La eché mucho de menos, me alegra verla. Le va bien el peinado.
—Gracias—, trató de sonar natural, pero la avergoncé un poco —; me gustaría decir lo mismo, pero creo que ni siquiera conoces un cepillo.
— Hum… No he tocado uno desde aquella vez del examen para jounnin.
—¿Eh?
Sonreí, se veía confundida —; ¿no recuerda? Usted me peinó lo necesario para un año.
—¡Ah! —sonrió—; perdona, es que…
— Lo sé. Suele hacerlo cuando está nerviosa, es una costumbre que tiene desde niña, con sus muñecas.
— ¿Lo recuerdas? Pensé que ni prestabas atención.
— Recuerdo muchas cosas de usted.
—Que sorpresa, no pareces de los que toman en cuenta esos detalles tan… triviales— dijo levantándose yendo a realizar anotaciones.
—En ocasiones es lo que más recuerdo y extraño.
— ¿Extrañas? — río —. Casi me corres de la habitación esa vez, vas a decir que ahora quieres que venga a peinarte.
— Hum, sigue sin gustarme que me crean una muñeca, pero si eso la hace feliz.
—Sí claro, sería la mujer más dichosa del mundo —ironizó —; aunque admito que verte menos desaliñado sería bastante extraordinario. Sin embargo, no creo tener mucho tiempo para hacer ese tipo de cosas.
— Quizá no hoy, pero tal vez después lo tenga.
— Seguro — alargó la frase, suspiró cansada —; a pesar de que estas prácticamente sano conoces las recomendaciones, síguelas y estarás mejor en pocos días —me extendió una hoja —; creo que eso sería todo. Ten un buen día Kakashi kun.
— ¡Oh! ¡Sakura! — el ermitaño entró repentinamente, saboreaba un par de galletas — ¿qué tal? Tanto tiempo, justo le decía a Kakashi que tal vez tendríamos la suerte de encontrarte, que bien.
— Hola Jiraiya san. De hecho, estaba por irme, gracias por convencerlo de venir, seguro que ha tenido que traerlo a rastras.
— ¿Cómo sabes? Ah, es verdad, la experiencia de tenerlo por alumno — sonrió —; no puedo imaginarme lo difícil que fue domar a esta fiera, espera, si puedo imaginarlo —y rio una vez más —; sé que no viene al caso, pero estoy que me muero de hambre y no hay nada decente que comer aquí, ¿conoces algún lugar?
— Hay una cafetería a una cuadra, es buena.
—Que bien, ¿te gustaría ir con nosotros?
—Gracias, pero en realidad no puedo…
—Vamos, anda, ni que tardáramos tanto, seguro que no has probado bocado en horas.
Algunos minutos más (y después de insistir hasta el cansancio) estábamos comiendo juntos en la humilde cafetería, ellos se encargaron de hablar de tal o cual cosa, yo solo me limité a escucharlos.
Haruno sensei rio de algún comentario simpático y ocurrente del ermitaño, la observé, verla tan contenta me recordó lo mucho que me gustaba su sonrisa particular y de lado, era agradable notarla después de tanto tiempo; no había más que hacer en ese momento que solo apreciarla y grabarla en mi memoria.
— Jiraiya san, ¿quiere decir que no piensan casarse nunca? De Tsunade shishuo no me sorprende, pero de usted… realmente pensé que no se daría por vencido tan fácilmente.
— No he dicho eso pequeña —sonrió —; me refiero a que Tsunade no es la clase de mujer que ande por ahí soñando con tener la boda de sus sueños.
— ¿Y usted? — dijo ella con sorna.
— ¿Yo? Pues no soy del tipo romántico, no sé, esa clase de cosas no nos van a ninguno de los dos. Esas cosas son para otros.
—¿Otros? —dijo ella sonriendo.
—Ustedes, por ejemplo.
La sonrisa se fue por un momento, hubo algo de vergüenza en su cara, una que se transformó en serenidad y, por qué no, hasta tristeza, miró atentamente las ondas en la taza de café. Todavía le dolía su matrimonio fallido, aquello me removió el alma, por ella, por mí.
— Eh… lamento si te incomodé Sakura.
— No, no, está bien, me lo merezco por entrometida— dijo en una sonrisa.
— Lo que trato de decir es que es más cosas de jóvenes.
— Lo entiendo, no tiene porqué atormentarse. Además, fuera de que mi matrimonio fue un rotundo fracaso, eso no quiere decir que lo sea para todos.
— ¿Crees en las segundas oportunidades?
—Creo que siempre se puede empezar de nuevo.
No pude dejar de mirarla en toda la conversación, escucharla decir aquellas palabras era como recibir una bocanada de aire fresco.
— Es lo que yo digo, hay que aprovechar el tiempo y las oportunidades, justo le decía eso a Kakashi hace rato en el hospital—, me palmeó tan fuerte que por poco me atraganto —; vamos Hatake, tal vez estas a tiempo y puedas remediarlo, es tu oportunidad, invítala a salir.
Haruno sensei pareció confundida y un poco nerviosa, ¿pensaría que se refería a ella?
— Vamos, es una chica hermosa, además se ve que le gustabas, ¿cómo se llamaba?
— ¿Quién? —preguntó ella.
— Nadie importante — contesté yo.
—Que grosero Hatake. La enfermera que lo atendió poco antes que tú, se ve que le echó el ojo.
— ¿Izumi chan?
— Si, creo que sí.
— Oh… pues, es una linda chica, tiene lindos ojos.
— ¡Es lo que yo digo!
— Es amable y un tanto despistada, pero eso la hace divertida. Quizá si sea buena idea que la invites a salir Kakashi kun —dijo sonriendo.
Bien, ya estaba, mi buen humor (y tacto) se fue, que Ayaka san me perdonara.
— Hum… digamos que no es mi tipo.
— ¿Tienes un tipo? — soltó el ermitaño genuinamente sorprendido, cosa que hizo sonreír más a mi maestra y a mi fruncir el entrecejo — digo, todas esas veces que salimos… no diría precisamente que tienes un tipo definido, hay bastante diversidad si me lo preguntas, eso sí, todas muy hermosas…
— ¿En serio? — acotó divertida mirándome de reojo.
— Sí, puedo decir con orgullo que tiene muy buen gusto.
—Hum… eso es verdad, no puedo negar que me gusta lo mejor —dije calmado mirándole detenidamente, ella desvió la mirada tratando de eludirme.
— Oh, Sakura, eh…— repentinamente Jiraiya san fue consciente de la conversación y se puso nervioso, su voz tembló, era alumna, y amiga, de su "no esposa, pareja no oficial pero estable" —; todo eso fue antes de que Tsunade y yo…
— Sí, sí, ya va, no le diré a mi maestra, hasta yo sé que no es buena idea.
— Gracias pequeña, siempre tan inteligente.
— También me gustan inteligentes — solté repentinamente, observándola, dejó de reír.
— ¿En serio? Algunas de las que te conocí no eran necesariamente una muestra de sabiduría — sonrió el sannin.
— Izumi chan es lista, un tanto despistada, pero lista al fin y al cabo —agregó mi mentora.
— Sí, no cualquiera es asistente de médico, buen punto Sakura. Además, tiene unos ojos claros muy lindos y…
— Hum, tomando eso en cuenta supongo que Izumi san tiene un punto después de todo.
— ¡Ese es mi muchacho! Qué bien Kakashi.
—Hum… no es que menosprecié unos bellos ojos oscuros, pero no puede negarse que los ojos claros son muy atractivos, — la vi directamente y con una sonrisa decisiva agregué —, pensándolo bien creo que me van más los ojos claros.
— Es tarde, gracias por la comida —dijo ella —, que tengan buena tarde.
—Pero Sakura, aun no terminas ni tu café.
Haruno sensei tomó de un trago la bebida caliente sorprendiendo a nuestro acompañante, después salió rápidamente del lugar. Jiraiya san se quedó serio un momento hasta que agregó.
—Entonces, Kakashi, regresaras y…
—Si me disculpa Jiraiya san —; me levanté y salí detrás de ella. Si eso daba a sospecharle algo al ermitaño me importaba ni un poco. — Parece que se me está haciendo costumbre salir detrás de usted.
— Regresa entonces.
—Me gusta caminar.
—La calle es ancha y hay muchas otras, la villa es grande.
—Me gusta esta acera, gracias.
—Has sido un tonto — soltó de pronto parando y mirándome avergonzada — ¿qué fue eso de ahí dentro?
—Preguntaron mi tipo, yo di algunas pistas.
—¿Qué? ¿En serio es tan fácil para ti? Jiraiya san estaba ahí ¿qué tal si sospecha que tu…? —se detuvo, miró el cielo sin poder finalizar la oración.
— ¿Qué la amo?
Me observó desconcertada, después suspiró con decepción —Pensé que hoy… al verte tan abatido… por eso acepté venir, pero… creí que sería distinto, quise pensar que sería como antes y…
— Aún me ve como el niño que peinó como a sus muñecas.
— No.
—Entonces ¿ese quiere que sea?
—Yo… no lo sé. Pero… tu… lo que hiciste.
— ¿Qué hice? Solo contesté sus preguntas, pensé que le gustaba que converse, siempre se ha quejado de que no lo hago, siempre ha pedido que mejore.
—¡Oye! No vengas con eso. No es solo lo que decías, es como lo decías, como… me mirabas cuando lo decías. ¿Creías que me haría sentir bien?, evidentemente no.
—Usted empezó—. Dije un poco más serio— ¿Por qué siguió el juego de la enfermera? Sabe lo que siento por usted. Contésteme también, ¿creyó que me haría sentir bien?
Miró el piso y suspiró profundamente.
—Lo siento.
—También yo.
—La verdad es que… sigue pareciéndome un poco extraño —metió las manos a los bolsillos —; no sé bien como sobrellevar esto, no sé cómo seguir, pensé que después de todos estos meses sería más sencillo, en serio que lo intento, pero...
—Tal vez lo intenta demasiado.
—Entonces, ¿qué propones que haga?
—No sé, quizá que deje de intentarlo tanto—. El viento acarició su rostro y sus cabellos. — O quizá dejar que yo lo intente, no es necesario que usted lo haga. Lo haré yo, por mí, y por usted.
Silencio, solo me restó mirarle. Ella seguía mirando el piso detenidamente.
—Creo que es tarde. Cuídate Kakashi kun. Hasta pronto.
Y se fue, la vi partir y esta vez no fui detrás; le pedí una oportunidad, ahora solo me quedaba esperar por su respuesta.
Pocas semanas después logré encontrarme con ella, era la boda de la quinta y el ermitaño. Curiosamente a Jiraiya san le venía bien el refrán de "cae más pronto un hablador que un cojo", en pocos días corrió el rumor de la ceremonia y en más pocos ya estaban casándose. Asistí no muy puntual, traté de ir no "tan ANBU" como decía, y dice, Haruno sensei.
Dar con ella no fue complicado a pesar de la muchedumbre, se encontraba cerca de los festejados, se veía hermosa, tranquila, feliz, casi como antes.
— ¡Esto sí que es una sorpresa! —gritó Jiraiya san, aparentemente ya llevaba algunos tragos (también la esposa) —, acércate aquí mi buen Hatake y felicítanos.
— Felicidades.
—Así que siempre nos favoreciste con tu bondad y has venido —dijo la hokage —; debo admitir que perdí la apuesta Jiraiya— se sonrojó y el ermitaño rio estridentemente abrazándome y agradeciéndome, yo no quise ni imaginar que era lo que ayudé a conseguir. —Espero y nos trajeras un buen regalo, nada de baratijas.
—Pues yo con solo su presencia ya he ganado —rio de nuevo el ermitaño, la hokage se sonrojó y sonrió.
— Hokage sama no se preocupe, lo dejé en la entrada, me he esforzado de verdad.
—Sí, sí, vete a sentar, busca donde, que vino más gente de la que pensé (bola de colados).
— Tsunade no digas eso, han venido a ver a la novia más hermosa y amada, ¡la boda de la hokage! ¡Que esperabas!
— Sí, sorpresas de la vida. Ya deja de beber — le sacó la copa de la mano —, te lo vas a terminar y faltan horas para que termine la fiesta, además el vino es muy caro.
—Pero si dijiste que era del presupuesto de…
— Ten, trágalo mejor — la quinta le regresó la copa, el ermitaño sonrió. —¡Hey, Sakura! ¡Ven, ven! — gritó, mi mentora se acercó— ¿Y Naruto?
— Está bien Tsunade shishuo, finalmente durmió, lo he recostado, no creo que despierte en toda la noche, y eso espero, me he cansado de bailar con él y perseguirlo por todo el lugar.
— Ah, ese es mi niño, todo un tornado— dijo la novia— ¿Verdad que luce precioso con el traje? Y como caminó para entregarme en el altar, decían todos que no lo haría, que sería un desastre, pero yo sabía que lo haría bien, ¿verdad Jiraiya que te dije? —Unas lágrimas se le asomaron y las limpiaron rápidamente —; parecía todo un hombrecito, crece tan rápido…
—Tsunade shishuo, no debería beber más de lo que ya…
— Sí, sí— dijo limpiándose con un pañuelo—; tienes razón, con lo caro que está el vino — y se tomó otra copa, Jiraiya san seguía llorando sumamente emocionado y feliz, Haruno sensei sonrió, me miró y yo igual le sonreí — ¿Segura que está bien? ¿Podrías ir a darle un vistazo otra vez?
— Bien, no es como si fuera a bailar o algo así —dijo cansada.
—Ve con ella Kakashi, lleva toda la noche de niñera, tal vez le venga bien un reemplazo— dijo el novio sonriendo.
La acompañé, salimos de la sala de fiesta a un pequeño cuarto contiguo donde Haruno sensei improvisó una pequeña y cómoda cama a base de un sofá, unas sillas y algunas mantas, el pequeño Naruto dormía a pierna suelta, decía algunas palabras entre dientes y sonreía ocasionalmente.
Haruno sensei se acercó y le acarició la frente con delicadeza —, siempre parecen unos angelitos cuando están así —musitó, yo asentí, le besó suavemente la frente ; vamos, los recién casados se ponen muy insistentes con su hijo—. Dejó entre abierto y salimos sin hacer ruido —, estoy cansada, me han hecho cuidarlo desde la ceremonia — bostezó —; es más cansado que el hospital.
—Hum… los niños son así.
— Sí, tenía años que no me hacía cargo de ninguno, perdí un poco la práctica—. Traté de sonreír. Posteriormente de informar a los padres no quedó otra cosa que quedarme de pie a su lado mirando las personas bailar. — Que lindo está todo ¿verdad?
— Sí, curioso que hace unas semanas dijeran que jamás lo harían, no entiendo como…
Ella río —viene a ser culpa mía. Le comenté a Tsunade shishuo esa parte de la historia, ¿sabes que es muy terca y le gusta llevar siempre la contraria? Bastó solo una hora de hablar del tema para que se decidiera, y mira que contenta está hoy.
—Quiere decir que... ¿usted lo planeó?
Rio, las luces brillaron en sus ojos, en su sonrisa—; ¿yo? No, no, que va.
— Vaya sorpresa.
—¿Crees que eres el único maquiavélico en la aldea? De vez en cuando me da por armar planes complicados y rebuscados, no siempre me salen bien, pero a veces dan resultado.
—Aparentemente.
Sonrió —; realmente me siento orgullosa con el resultado, hice un maravilloso trabajo, y no lo digo yo, lo dicen todos. La boda es: perfecta — dijo orgullosa.
— Siempre te han gustado las bodas Sakura.
Haruno sensei perdió levemente su sonrisa al toparnos con Sasuke Uchiha, aquello me revolvió el estómago.
— Sí, siempre —contestó —; buenas noches Sasuke kun, pensé que no vendrías.
—Yo igual— dejó en un suspiro cansino —pero me han convencido de último momento.
—Haruno sensei, ¿por qué no vamos a ver al pequeño Naruto? Tal vez despertó.
—-Duerme, he pasado por ahí y duerme — dijo el Uchiha —Lo admito Sakura, es un lindo festejo. Claramente se ve tu mano en todo esto, las decoraciones, el acomodo de las mesas, hasta los manteles. Se parece a la nuestra en ciertos detalles ¿lo notaste? ¿Recuerdas nuestra boda? También te esforzaste mucho y quedó muy bien.
—Gracias.
—Algunas cosas nunca cambian ¿eh? Me alegra que tu amor por las bodas no haya decaído tomando en cuenta que la última que organizaste no terminó tan bien que digamos, aunque no tiene que ser igual, esperamos que no se repita esta vez.
Traté de agregar algo o pararlo, pero ella me detuvo.
—Sasuke kun, ¿bebiste?
—Sí. No me gusta tanto, pero igual no está tan mal. Dime, ¿también hoy te aseguraste de que tocaran "nuestra canción"?
—No.
—¿Ya no te gusta?
—Sí, sigue agradándome, pero no de la misma manera.
—Comprendo, pienso igual. Estoy feliz por ti. Eres buena para avanzar, es un alivio, temí que se te dificultara. Me doy cuenta de que, aunque hay cosas que no cambian en ti, hay otras que sí. Qué bien, el cambio también es bueno, algunas personas lo logran intercambiando las cosas, otras simplemente los reemplazan, me doy cuenta que tú puedes hacer ambos—Me observó con ese desagradable estilo suyo lo cual terminó por enfurecerme — Aunque lo nuevo no siempre es mejor que el anterior.
Di un paso al frente, pero ella me observó y tomó de la mano pidiéndome silenciosamente que no hiciera más.
— Un gusto encontrarte Sasuke kun, si me disculpas creo que tengo que hacer otras cosas.
—Sí, que te diviertas.
Me llevó con ella al balcón. La música seguía sonando y las luces brillando. Salimos a tomar algo de fresco, llevó unas agradables bebidas y se sentó en una pequeña mesita.
—Perdona, no tenías que presenciar eso.
—Hum… ¿Por qué se disculpa? No es su culpa, es de él.
—Está ebrio.
— ¿En serio? Ebrio o sobrio es igual. Tiene suerte de que usted no le diera su merecido.
—No me atrevería a arruinar la boda.
—Yo sí. Tal vez su suerte no sea tanta para que yo no le de lo que se merece.
—Espera, no vayas. Déjalo así Kakashi kun, por favor —me tomó del brazo —; por favor.
—Pero… —negué— ¿Por qué no? Soy bueno, soy sigiloso.
—Eres bueno, pero Sasuke kun también.
—Eso lo haría más interesante.
—Eso lo haría toda una tontería, además no fue para tanto.
—¿De verdad? — Me senté frente a ella, la miré intensamente, estaba molesto — ¿Por qué lo defiende? ¿Aun… aun lo ama?
—No. Hace tiempo que dejé de amarlo; pero… aun lo aprecio, fue mi amigo mucho tiempo. Sé que en ocasiones puede ser de difícil trato.
—¿Difícil?
Sonrió —Sasuke kun ha pasado por cosas muy complicadas, muchas de ellas las compartí, pero otras tantas no pude siquiera ayudarlo. Tal vez si las conocieras comprenderías un poco porque no le planté la bofetada que se merecía.
— ¿Solo una bofetada? Espero que al menos con su súper fuerza —conseguí que sonriera — Bien… adelante —le dije tranquilo colocando los brazos sobre la mesita —; no es que mi plan fuera oír la historia de vida de Uchiha, pero veamos si puede convencerme de no arruinar la boda.
— ¿De verdad? Bueno… Es un poco complicado. No sabría por dónde empezar…
—Cuénteme qué pasó con sus amigos, los que entraron a anbu.
—¿Kazuo y Yumiko?
—Sí, Sai habla de ellos de vez en cuando pero nunca aclara nada al respecto.
Haruno sensei tanteó los dedos en la mesita, cerró los ojos e inició a relatar la amarga anécdota.
—Entrar al grupo de elite fue sueño común para mi equipo desde pequeños, yo era la única que no lo deseaba, la experiencia breve de mi padre en el escuadrón… — pausó misteriosa —, era muy pequeña cuando pasó, pero las máscaras, los tipos escondidos en las capuchas, el aire enrarecido a muerte, dolor y sangre que los acompañaba, lo odiaba, aun me causa...
—Entiendo…
Enmudeció. Sus palabras me dolieron, su confesión me llegó dentro del alma, recordé su descontento y enojo cuando le confesé entrar a ANBU, aparentemente tenía muy malas experiencias al respecto.
— No… no Kakashi kun, yo… no lo decía por ti y… tal vez sea mejor que lo deje hasta aquí.
—No importa sensei, prosiga, por favor.
—Sasuke desistió, me alegré mucho, creí que tenía otro tipo de intereses o que finalmente tomó en cuenta mi opinión para no enlistarse —suspiró —, pero… tal vez se debía a que Yumiko y Kazuo eran pareja. Sasuke la amó desde niños. Quizá eso nunca cambió.
—Hum… sensei.
—No te preocupes Kakashi kun, hace mucho que no me afecta —dijo en una sonrisa tranquila —Yumiko fue aceptada sin reservas en ANBU. Yo la quería mucho y admiraba. Murió al poco de enlistarse. Sai nos contó sobre el rumor: la dejaron morir. Cuesta entenderlo, o creerlo siquiera, atenderla podría costar la misión.
—Lo creo, ANBU… no es tan difícil de imaginarlo.
— Kazuo estaba ahí y no pudo hacer nada, ni siquiera se le tomó parecer y para cuando lo supo ella ya estaba muerta. Todavía recuerdo sus ojos azules, angustiados, tristes, llenos de odio hacia sí mismo, llenos de locura provocados por el dolor de la muerte de Yumiko.
Sus manos apretaron la delicada pared del vaso.
— Supe que Sasuke y él tuvieron una gran discusión, era evidente el dolor que la muerte de Yumiko dejó en su corazón, una herida que jamás sanó por mucho que intenté curar. Sé que fue muy duro con Kazuo, Sai nunca ha querido contármelo del todo, pero no es necesario. Kazuo empezó a fallar en sus deberes porque empezó a beber. Yo me preocupaba por él, por su salud mental, estaba muy afectado y nadie parecía notarlo, o importarle.
— Hum… sé lo que es… comprendo eso también.
—Cierto día Sai lo encontró ebrio en un bar de mala muerte. Intentó sacarlo, trataba de evitar "el protocolo". Tú sabes lo que sucede en esos casos.
—Sí. Tengo mi experiencia.
Ella sonrió, después muy seriamente agregó —Sasuke y yo intervenimos, pero yo solo conseguí una sonrisa y un "vete pulga, vete antes de que se ponga feo" de su parte.
—¿Pulga?
—Sí— dijo en una sonrisa melancólica — él me decía así. Sasuke lo intentó, pero simplemente… no logró nada. Kazuo dijo algo que no alcance a escuchar, Sasuke otra oración que no entendí porque Sai me tomó del brazo y me llevó fuera."No es bueno que estés dentro Fea. Han tenido una discusión muy fuerte apenas unos días, por eso le pedí que no viniera, no debiste traerlo"
Haruno sensei pausó, miró el cielo, había millones de estrellas titilando bellamente, sus ojos verdes también brillaron ante los nostálgicos recuerdos.
—Repentinamente el mundo pareció enmudecer, Sasuke kun fue sacado por unos anbu tirándolo al piso como si de un delincuente desdeñado y sucio se tratara; empezó a maldecir, estaba golpeado y tenía su mirada llena de odio, lloraba de rabia y frustración. Lo que vino después es mejor ni tratar de imaginarlo; lo que hicieron con Kazuo...
Pausó, el silbido del viento pronto fue interrumpido por su dulce voz.
— Lamentablemente no fue la primera vez; la segunda vez fue horrible, pasé unos días con él esperando a que sanara, Sasuke me acompañó sin decir nada (no volvió a dirigirle la palabra), pero me alegré porque creí que estaban dando un paso para hacer las paces. Cuando Kazuo se recuperó lo expulsaron de anbu. Sai nunca me ha dicho que hacen con los que expulsan, pero solo empeoró su estado.
—Bien por Sai, no es algo que deba saberse.
—Días pasaron sin saber de Kazuo, pensé que andaba de misión; una tarde Sasuke y yo conversábamos y Sai apareció preguntando por él, nos dijo que no sabían nada de él en ningún lado. Tuve un mal presagio, Sasuke kun y Sai lo buscaron por la aldea y yo en su casa. Marché angustiada y fue cuando… cuando… lo encontré muerto.
Unas lágrimas lucharon por salir de sus ojos verdes, pero no se permitió llorar.
—Su cuerpo ya empezaba a oler desagradable. Sé que Sasuke kun carga con la culpa y el arrepentimiento. Creo que por todo lo que pasó es que Sasuke repudia cualquier cosa relacionada a ANBU.
Silencio, traté de sopesar su melancolía —Que decepción, pensé que era por mí.
Ella intentó sonreír, pero no lo consiguió del todo. — Es solo un ejemplo de lo que ha pasado en su vida, no ha sido una vida fácil, supongo que por ello puedo soportarlo.
— Hum… sensei, no creo que eso sea pretexto para convertirse en un cretino.
Ella sonrió— tal vez.
— ¿Tal vez? No entiendo cómo puede decirlo así, perdonarlo tan sencillamente, ¿cómo puede hacerlo?
—Sasuke kun también decía eso, lo definía como "un inconveniente incomprensible", o casi una debilidad.
—Debilidad… Hum… no lo creo, más bien es una cualidad, fortaleza o particularidad que muchos no tenemos. Ni él, ni yo. Pero, irónicamente, salimos beneficiados de ella, él y yo.
—Aparentemente —dijo recuperando su entusiasmo. El viento siguió soplando con delicadeza. Fue al pequeño barandal del balcón y recargó los brazos mirando la hermosa noche que se abalanzaba sobre el firmamento, quizá todavía seguía sumergida en sus tristes remembranzas. —Es una hermosa noche, ¿no crees Kakashi kun?
Me acerqué —lo es— miré el cielo, pasaron unos segundos, levanté mi mano y apunté el cielo —; la encontré, ahí, ¿la ve?, ahí está.
—¿Qué? —pareció despertar de un sueño.
—Ahí— volví a señalar —; en ese lugar está su estrella —. Haruno sensei se quedó serena, creí que reiría, pero solo acomodó tranquilamente el cabello que le caía desordenado en el rostro. — Sé que es esa, usted lo dijo aquella noche después de sanarme, su estrella favorita, esa que es hermosa por su esfuerzo, por su lucha incansable de brillar en la enorme oscuridad a pesar de ser tan pequeña.
— Aun… aun… tu…
—Hum… ya le he dicho, recuerdo muchas cosas de usted.
Sonrió débilmente y observó su estrella —; de saberlo te habría enseñado cosas más útiles que esa.
—Lo hizo. Además… — pausé, dudé en confesarle, pero pensé que sería ridículo avergonzarme por algo así después de besarla aquella noche bajo la lluvia — fue útil, muy útil.
—¿Por qué?
—Hum… esas noches… las noches en el campo de batalla cuando parecía haber tanta oscuridad, tanta que sientes… que eres parte de ella, que no puedes salir de ella… era bueno ver su estrella, recordarla, era bueno saber que al menos ella luchaba para sobresalir de esa oscuridad.
Me observó atentamente, hubo algo en su mirada, en sus hermosos ojos verdes que me disminuyó un poco la vergüenza que sentía, porque había muchas razones por las cuales avergonzarme en esa simple confesión.
—Entonces me alegra que siga ahí. Es mía, pero puedo prestártela cada vez que la necesites.
—Pensé que el dueño era Dios, pero gracias.
—Esa me la ha dado a mí, y puedo prestarla a quien quiera, pero un simple gracias habría bastado también esta vez—dijo sonriendo.
El viento silbó con más intensidad, hacía fresco — Sensei, deberíamos volver — me miró interrogativa y yo entendí por qué —; no se preocupe, prometo que no arruinaré la fiesta en la que puso tanto esmero.
Y ella sonrió y asintió. Devuelta en la gran sala de baile volvimos a la rutina de ver bailar a los presentes, todo en silencio hasta que ella muy normal me recomendó unirme a los danzantes.
—Deberías bailar Kakashi kun.
—No me gusta.
—Sí, lo sé.
— ¿Entonces…?
— No sé, tienes esa cara de amargado… Además, creo que si tienes algo de tiempo libre lejos de tu maravilloso empleo al menos deberías divertirte haciendo algo que generalmente no haces.
—Bailar… hum… no se me da bien.
—¿En serio?
—Sí. Por eso nunca lo hago.
—¿Cómo puedes saber que eres malo si no lo intentas?
— Esas cosas se saben.
—Te rindes fácilmente.
—A veces es más fácil — bostecé.
—Creí que eras de los que no te rendías fácil.
—No cuando es importante — agregué sonriendo —. Aunque tal vez sería más sencillo si tuviera alguien que me guiara.
—Conozco a una excelente maestra de baile, una buena amiga que…
—No gracias — la corté —; pienso tener solo una maestra en mi vida, con una es más que suficiente.
—¿Tan mala fue? — bromeó.
—No, al contrario—. Se apenó un poco, pero lo disimuló muy bien —; además también es buena bailando, apuesto que no es tan difícil que enseñe a otros.
—Ya va, entendí ¿quieres que te enseñe?
—Hum… — me alcé de hombros.
—Eres muy malo para este tipo de cosas, en verdad malo para pedir ayuda. Además, lo siento, pero no tengo experiencia como maestra de baile.
—Tampoco la tenía como sensei de shinobis, y admito que la primera vez no lo hizo tan mal.
—¿No tan mal? — cuestionó genuinamente interesada y dudosa.
—Hum… no tan mal como esperaba.
—¿Cómo esperabas? ¡Bah! ¡Lo sabía! No me sorprende. ¿Y así quieres convencerme? De verdad que eres malo.
—No, no trato de convencerla, solo soy sincero, digo la verdad. En realidad, no deseo bailar, ni siquiera si usted fuera quien me guiara.
—¿Ah no? Que poca fe me tienes.
—Soy realista, solo eso…
—Bien, bien, te lo has ganado.
Molesta me tomó del brazo y me guio a la pista.
—No, sensei, era solo una broma, no era para…
—¡Vaya! Que nena llorona has resultado — sonrió y me tomó las manos —; tanta agilidad la tuya y no poder hacer un simple "1, 2, 3", no me la creo. Es sencillo, solo pon tu mano aquí —tomé su pequeña cintura y me sentí dichoso y un poco nervioso —, la otra así, sigue la música y déjate guiar por mí y listo, no es nada del otro mundo.
—Hum… Lo hace parecer fácil, me hace sentir como un inútil.
—Bien por mí, ya era hora que te ganara en algo — me palmeó el pecho genuinamente feliz —. No te pongas tan tenso, ¿te pone nervioso esta clase de cosas? — sonrió divertida —; vamos Lobo, pensé que nada te intimidaba.
—Hum… es que… el lugar y las personas…
Me observó un momento y después siguió con sus instrucciones. No soy tan malo, pero tampoco puede decirse que soy un experto. Lo cierto que escucharla hablar mientras trababa de seguirle el paso no era tan complicado, verla, sentirla así, era algo que siempre anhele. Las luces brillaban y la música sonaba por todo el lugar de tal forma que de no tener mi buen oído sería complicado escucharla.
— Que alto te has puesto, no pensé que algún día tuviera que levantar los ojos para verte.
— Hum… admito que es bastante satisfactorio.
Tomar su pequeña cintura entre mis manos se sentía bien; ella dio unos pasos y dimos un leve giro— ¿Lo ves? No es tan difícil.
— No con usted.
—Un poco de práctica y… —un giro más, esta vez incitado por mí, me miró sorprendida — vaya, aprendes rápido.
—Siempre.
—Sí, sigues siendo tan presumido como siempre. Y eso que no te gusta, imagínate si te gustara ¿seguro que no te agrada bailar?
—Hum…— asentí.
—¿Por eso estas tan nervioso?
—No lo estoy.
—Vamos —sonrió —es divertido notar que te sudan las manos.
—Lo siento— dije apenado, era verdad.
—Es como aquella vez, ¿recuerdas? Cuando Obito y Rin te subieron a la fuerza a cantar el coro en el karaoke — sonrió— oh vaya, fue tan divertido, es gracioso porque no lo hacías tan mal, claro, las dos palabras que dijiste al menos.
—Usted desafinó terriblemente.
—¡Qué! Dijiste que lo hice increíble.
—Sí, pero no finalice la oración (Obito me interrumpió) era: increíblemente mal.
Me pisó —¡Ups! Lo siento.
—¿En serio? —La miré detenidamente.
—No — dijo sin remordimiento alguno —. Bien, dejemos eso, tampoco bailas tan mal, al menos lo poco que llevas.
—Gracias, es por usted.
—Ah, entonces si soy buena maestra.
—No es eso.
—¿No soy buena? — Volvió a pisarme.
—Me refiero a que no depende de eso.
—¿Entonces?
—Hum… ¿Recuerda la fiesta que me hizo por mi ascenso?, es de las pocas veces que he deseado bailar con alguien, con usted… — Hubo algo de vergüenza y sorpresa en sus hermosos ojos verdes, sentí un poco de pena. —Desde entonces he querido hacerlo con usted…—pausé y me di cuenta que podría malinterpretarse —me refiero… me refiero a bailar.
Dimos unos cuantos pasos — Claro, por supuesto— dijo tratando de sonreír— ¿En serio? — Asentí— ¿Por qué nunca lo dijiste? Habría bailado contigo esa noche y…
—Hum… no sé si lo ha notado, pero no soy de los que hablan mucho.
—Lo he notado, sí; aunque hoy me has sorprendido, has estado más conversador de lo normal.
—Ah… debe ser el vino.
— ¿Sí? Apenas y te vi tomar en la terraza; aunque es verdad que aquella vez del bar también superaste tu récord de palabras. No me gusta que beban, pero acepto que es bueno escucharte hablar, para variar un poco.
Sonrió
— ¿En serio? ¿Le gustaría que le dijera algo más?
—¿Qué más? No creo que nada pueda sorprenderme más.
—¿Y si le digo que no es la única que hace planes maquiavélicos que funcionan de vez en cuando? Creo que tiene muchas cosas en común con su maestra, como llevar la contra.
—¿Qué? — se tensó nerviosa y la sostuve un poco más firme.
—Siempre quise bailar con usted, pero supuse que no aceptaría una invitación fácilmente, además no soy bueno pidiendo cosas.
— ¿Ósea que planeaste todo eso para que te sacara a bailar?
—Quizá sí… quizá no, quien sabe.
Haruno sensei me observó haciendo un mohín molesto, intentó pisarme, pero logré evadirlo, sonreí y ella se molestó un poco más y me pellizcó el antebrazo.
—Está bien, está bien, has ganado. Lo admito, caí como tonta. ¿Realmente fue un plan?
—Pues… a decir verdad… quizá sí, quizá no, quien sabe.
Ella gruñó, suspiró y miró alrededor, saludó algunas parejas y no volvió a repetir sus instrucciones de baile, yo solo me limité a observarla.
—Eres listo Kakashi kun, presumido, algo arrogante, pero ganaste y no eres tan mal bailarín, sin embargo, ¿sabes qué…?
—¿Qué?
—Te sudan las manos.
—Hum… tiene razón —ella asintió orgullosa y logró darme un puntapié un poco doloroso.
—También te distraes de vez en cuando— dijo sonriendo y saludo a una mujer regordeta que sonreía ampliamente.
—Me dolió.
—¿En serio? Se golpea generalmente para que duela, pero no fue mi intención esta vez.
Ella no agregó más a partir de ahí, la balada estaba por terminar, faltaba poco cuando finalmente logré hablarle, lo cual provocó que ella diera ese breve saltito que daba cada vez que la sorprendía escucharme hablar.
—Un día de estos vas a lograr matarme del susto.
— Perdone sensei… es un poco difícil…
— ¿Matarme del susto? —bufó molesta tratando de no alzar mucho la voz.
—No, no besarla.
—¿Qué? —levantó los ojos mirándome completamente sorprendida.
—Por eso me sudan las manos, cuando estoy nervioso…
—Por favor Kakashi kun no empieces con eso y…
—Lo sé —dije despacio —; es que usted… no se imagina… no quiero que se moleste, pero, ¿puedo besarla?
—¿Qué? — se separó un poco, pero logré mantenerla firmemente — ¿en serio? ¿Me estas pidiendo permiso para besarme?
—Eh… aparentemente.
—¿Aquí? Pero… Dios, que raro es esto— quiso separarse una vez más, pero igual no la solté.
—Pronto terminará la canción, no tiene por qué huir.
—¿Huir?, no huiría de ti.
—¿Entonces?
—¿Qué quieres que haga? Vienes y me pides permiso para besarme, en serio, ¿permiso para besarme? Vaya, nunca oí nada así.
— Hum… lo sé, generalmente no se pide consentimiento para ello y…
—Definitivamente esto es lo más extraño que…
Parecía no escucharme, sus ojos iban y venían del suelo al techo, los invitados y mi ropa, repentinamente sentí que hablaba sola, como si yo no estuviera ahí, sosteniéndola entre mis brazos a la espera de que me dijera sí o no. Estaba confundida, se veía divertida, tanto que podría reírme si no fuese un asunto sumamente serio para mí.
—Ni siquiera sé que…
—Estoy tratando de ser un poco sutil — le susurré.
—¿Pidiéndome permiso para besarme? — susurró también, yo asentí.
—¿Por qué? ¿Está mal?
—Pues… es que…
—Creí que le molestaba que la besara sin su permiso, así que pensé que tal vez debía tomar su parecer.
—Vaya, que caballeroso, muchas gracias por eso.
—No es nada — dije sonriendo — no agradezca.
—¡No estoy… —bajó la voz — agradeciendo!
—¿No?
—¿Tampoco entiendes el sarcasmo?
—¿Entonces no es necesario que le pida permiso? — alcé lo hombros —; bien.
Intenté besarla, pero ella lo notó y evitó logrando que pareciera algo completamente distinto ante los ojos de los demás, algún paso de baile extraño y elegante.
—¿Sabes qué? Mejor si pídeme permiso.
—¿Es sarcasmo?
—No.
—¿Puedo besarla?
—¡No!
—¿Es sarcasmo?
—No.
—Es un poco… un poco confuso.
—¿Sí? Para mí es tan fácil —me miró enojada —; por cierto, eso sí es sarcasmo.
—¡Quién es este! —Un grito agudo e infantil retumbó al costado, repentinamente sentí una fuerte patada en mi pierna derecha— ¡Por qué estas bailando con Sakura chan!
—¡Naruto kun! ¡Deberías estar dormido!
El niño intentó golpearme otra vez, le tomé del cuello y lo levanté como un pequeño muñeco de trapo.
—¡Suéltame, suéltame cobarde maldito!
—Eres muy pequeño para ser tan grosero.
Me sacó la lengua y trató de golpearme, lo alejé como si de un bicho asqueroso se tratara, Haruno sensei lo tomó en los brazos, el niño seguía removiéndose.
—Deberías estar durmiendo, ¿qué haces aquí?
—Prometiste que bailarías conmigo.
—Y lo hice, más de veinte canciones hasta que dormiste.
—Debiste esperar a que despertara Sakura chan, no salir con… con éste— me señaló —; por cierto, me caes mal. No eres lo suficientemente guapo para ella.
—¿Ah no?
—No. Pero yo si— y sacó la lengua. Bostezó.
—Naruto, deberías volver a la cama, estas muy cansado y…
—No, no tengo sueño.
Logró zafarse de Haruno sensei y se sentó en el suelo de la pista, bostezó, se talló los ojos y volvió a señalarme con rencor. Haruno sensei suspiró, lo tomó entre los brazos y le murmuró quien sabe que cosas.
—Si me disculpas Kakashi kun.
—Hum… bien sensei, después seguimos con las clases de baile.
Haruno sensei se confundió o sorprendió, pero le restó importancia, tenía mucho trabajo con el inquieto Naruto tratando de matarme así que solo echó a andar sin afirmar o negar una más de mis propuestas, llevaba tres y ninguna resuelta.
Pero yo sabía ser paciente.
El niño me miró de lado antes de partir y me amenazó. Yo sonreí, el nene era un poco grosero y pesado, pero definitivamente divertido. Me recordaba a Minato sensei, pero, sobre todo, a Kushina san.
Era simpático y con el tiempo hemos superado esa primera mala impresión. Le tomé afecto desde ese momento, en realidad desde que lo vi envuelto entre las pequeñas mantas en el hospital, pero por supuesto que eso no lo eximia de recibir su castigo por haber interrumpido parte de mis primeros inicios de llevar "mi asunto con Haruno sensei" más tranquilo, tratando de "no echarlo todo a perder" ni ser "tan bestia".
Era un poco confuso, pero eso no me impediría que siguiera intentándolo, lo haría, porque si bien aún no me daba un "sí" tampoco me dijo que no, y eso era suficiente para seguir adelante, además, yo sabía, y sé, ser paciente, al menos cuando es algo importante.
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Saludos desde Sinaloa, México.
22-10-24
Acá por fin un cap de la sensei, en realidad me gustó mucho imaginarme a Kakashi anbu un poco más, como decirlo, menos intenso y pasado, se supone que el hombre quiere ser más sutil, pero no sabe como, que le vamos a hacer.
En fin, espero que les gustara el cap.
Saludos y Hasta pronto.
Cristo vive y reina.
Nota original:
Hola:
Gracias a Dios finalmente he tenido tiempo para terminar el capítulo, editarlo y subirlo. Disfrute este episodio, estuvo más relajado en cuanto al nivel de drama que manejo en este fic, iba a decir que nadie murió pero… jajaja creo que si hable de eso, bueno, al menos no fue directamente.
En fin, me agrado escribir a un Kakashi más tranquilin en cuanto a la conquista, pobre hombre, ya ni sabe cómo hacerle, ha resultado muy divertido imaginarlo tratando de "no ser tan bestiiiaaa" jajaja, no lo hizo tan mal, pero es Kakashi después de todo, y bueno, no quiero caer mucho en el OoC, pero Dios, me divertí mucho, suspiré otro poco (por fin algo de romance ¿?) y bien, ahí va el pequeño anbu… le deseamos suerte. Por cierto, el título original del cap (que siempre se me complica un mundo eso de poner títulos) era "intentando no ser tan bestiaaa" jajaja, pero creo que no era muy... comercial jajaja.
Bien, bien, me despido, gracias por seguir el fic que ya está tardando mucho en acabarse, pero en pocos episodios (2, 3 a lo mucho) dice bye bye. Dios me los cuide.
Hasta pronto.
