Luego de ver el encargo que vino del Pueblo de los Manantiales, Aether corrió con el mapa a la ubicación para saber el motivo de haber sido solicitado con "urgencia" en el Gremio.

Sin embargo al llegar, el ambiente en este sitio no parecía diferente al habitual. Estuvo caminando un rato, mirando de un lado a otro en los pasajes buscando a quien le mandó el encargo; no se especificaba mucho por qué.

Recordó que varias personas estaban perturbando la estabilidad de la tribu y "manchando" su imagen como le había dicho Amina, ocasionando problemas con forasteros o otros ciudadanos de Natlan que pasan por la zona.

Algo similar pasó con los guías que querían sacarle dinero a cualquier viajero interesado en ver esa "Isla misteriosa".

"Quizás el problema es más grande y por eso me necesitan". Solo rezaba que no sean temas relacionado al Abismo.

Desconcertado por la solicitud, además de sentir una presencia siguiéndole de puntillas sigilosamente, se quedó paralizado después que alguien le tapara los ojos cuando se detuvo en el camino. Esto le hizo gemir un poco sorprendido, y la persona detrás escapó una risa adorable que le trajo calma, pero también subió sus pulsaciones.

– ¿Fuiste tú quien me ha solicitado en el Gremio de Aventureros? –.

– Me alegra ver que eres bastante puntual, no pasó ni un día y viniste más rápido que yo en mi tabla de surf, ¡jaja! –. Luego de quitar las manos sobre los ojos de Aether, procedió por detrás a enrollarlo en un abrazo cariñoso, poniendo sus manos en la parte del estómago, apegándose a él.

Nadie le puso un solo dedo sobre el estómago desnudo que siempre enseñaba. Esta sensación de contacto resultó nueva, una vergüenza recorriendo toda el alma del chico quien también sentía esas partes del cuerpo de Mualani sobre su espalda. Mualani parecía disfrutarlo al mover las manos sobre su piel, sin dejar de frotar la cara sobre su espalda.

En medio del Pueblo, definitivamente esto podría malinterpretarse y Aether no dejaba de mover los ojos, con inquietud y timidez. No podía decirle directamente que se quite, pero cualquier mirada lo envolvía en un sonrojo y se quedaba bloqueado, el cerebro no le funcionaba, esperando a cualquier persona que lo socorra.

Además, Mualani lo apretó como un peluche, se quedaría sin oxígeno en cualquier momento. Un segundo después, lo soltó de golpe y el chico dió un ligero salto hacia adelante, tomándose el corazón por esa situación tan intensa.

Él no puede estar más seguro de que la gente los ha visto, pero solo se limitó a pedirle un poco de moderación.

– Mira, cuando hagas eso de nuevo...al menos dame un aviso –.

– Jeje, ¿acaso te gustó? –. Ella puso una sonrisa juguetona, acercándose al rostro vulnerable y rojo del chico.

– ¡Me puedo acostumbrar!, pero...no me trates como si fueras un peluche –. Alejando el rostro, tartamudeando en una expresión tímida, respondió sin mirarla a los ojos.

Esto es algo que ella jamás olvidaría, quien realmente disfrutaba de compartir tiempo con él.

El encargo que ella había hecho, es para despejar varios puntos donde aún quedaban escondidos varios monstruos relacionados al Abismo, algo que Aether no quería.

A pesar de pelear codo con codo, Mualani aprovechaba cada segundo de ponerse a disfrutar de las batallas del viajero, los movimientos respecto al manejo de varios elementos, la seriedad con la que afronta una pelea y cualquier muestra dejada durante el combate.

Por supuesto, Mualani prefiere que las muestras, rastros o signos de sus combates sean en forma de sudor antes que cualquier cicatriz por una herida. Sabía exactamente porque aquellas ideas corrían en su cabeza solo por el chico de cabello y ojos del mismo color del sol, algo que no ha pasado con ninguna otra persona que conoce.

Este amor que ha evolucionado por Aether no fue algo de un día. Habían hecho una buena amistad, química y han pasado muchas cosas en el mes que ha llegado a Natlan.

Su lado introvertido y tranquilo lo hacían un chico entrañable; siendo capaz de hacer bastantes cosas por su cuenta, le complicaban no explotar y poder admitir que en poco tiempo, lo admiraba.

Conocerlo después de todo, con la cantidad de noticias que había detrás de su nombre, no daban justicia al verdadero Aether detrás de todas las hazañas conseguidas en Teyvat.

Ni siquiera le gustaban esos títulos y la popularidad detrás. Ella se interesó bastante cuando tuvo la oportunidad de conocerlo, por voluntad propia de contarle algunas historias que ha vivido.

En poco tiempo, sin darse cuenta, también la ayudó mucho y no quería regodearse de ello; por más que Aether quería hacer las cosas por si solo y vivir ciertamente apartado...Mualani quería agarrarlo en su anzuelo. El Pueblo de los Manantiales había sufrido mucho con los ataques constantes del Abismo.

Apreció el esfuerzo que dió sin pedir nada a cambio para salvar a Kachina, ayudarla con la invasión del Abismo en la tribu, en el intento de salvar a Atea, ayudar a Vichama en encontrar a Malko y consumir tanta energía del abismo, preguntándose si no pensó en su propio estado en esas situaciones.

Ella está preocupada por eso, porque demostró que puede salvar vidas y curar a quienes estén contaminados de cualquier energía oscura sin estar en etapa terminal. Paimon le dijo que es muy descuidado en ese aspecto, poniéndola aún más nerviosa sobre Aether y que se siga viendo en tan buenas condiciones.

También ha sufrido mucho respecto a la desaparición de su hermana, quien es el objetivo de este viaje por Teyvat. Sin embargo no está pidiéndolo desesperado a cada lugar que va, Paimon siempre habla por él, le ha dicho muchas cosas de Aether; sin embargo, Paimon piensa que el viajero ya solo continúa sin una motivación genuina desde hace tiempo, de tantas historias que ha visto como un espectador, habiendo dejado amigos en el camino por descontar que si terminaba cuánto antes, tendría a su hermana...pero hasta ahora nada ha cambiado.

Todo parece repetirse en la vida del viajero.

Es como si este viaje ya no es divertido para él, quiere que termine y ya no se fija en los detalles de los amigos que va haciendo por el camino. No los olvida, pero sabe que no puede armar un vínculo y están ocupados como para pensar en él todo el tiempo.

Mualani quería hacer su vida más feliz cuando estuviera en Natlan. Por ejemplo, Aether ponía empeño en el cuidado de Kachina, cuando la nombró su aprendiz. Estaba dispuesto a darle una mano, para que sea buen maestro.

Había un campamento de hilichurs instalado de los que sobrevivieron al exterminio en el lugar.

– ¡Mira!, menos mal que no son Acechadores esta vez –.

– Tienes razón, odio esas cosas. Su veneno muchas veces me dejó inconsciente, por lo menos al principio cuando estaba en Mondstadt y en Inazuma también me hicieron mucho daño –. Los hombros del chico se relajaron, sacando la Hoja Desafilada al tratarse de una clase de enemigos fácil de tratar.

– ¡¿Qué cosas estás diciendo justo ahora?! –. La chica abrió los ojos, en shock por las palabras sosegadas de Aether.

– ¡Más vale que no vea una herida en tu cuerpo cuando terminemos este campamento! –. La orden exigente de Mualani hizo temblar la espalda del rubio, quien tragó saliva pesadamente y cuestionó si es mejor sacar una espada más fuerte, evitando cualquier raspón.

La chica de la tribu del Pueblo de los Manantiales estuvo peleando con más ímpetu y cuidado en su querido amigo especial. Parecía descargar la ira con estos monstruos de alguna forma, por saber qué Aether fue lastimado en el pasado. Si tan solo le contara todos sus problemas, podría saber exactamente cuanto ha tenido que sufrir hasta llegar aquí.

Porque lo que le contó Paimon, no debía ser ni la mitad de sus angustias y conflictos internos.

Nada más terminar el trabajo, la chica de ojos con forma de pescado lo sentó bajo un tronco. Delicadamente, se puso a ver cada extremidad con detalle, esperando ver absolutamente intacto a Aether después de las peleas.

– ¿E-Esto es necesario? –. Por supuesto se sentía sonrojado de tenerla cerca, observadora sobre su cuerpo con tanta seriedad que no sabía si asustarse o avergonzarse.

Ella ni le escuchó, demostrando que Mualani podía tomar el control y hacer lo que se propone cuando siente que algo debe estar bien, así como sus reacciones en la cueva de magma mientras estaban con los eruditos de Sumeru.

Pero en esta ocasión no es por cosas de trabajo, es porque el chico parece no tomarse en serio el valor de la vida. Quizás, debió preguntarle cuál es el sentido de su vida y no del viaje, precisamente.

Hablando del sentido del viaje, Aether no estaba muy convencido respecto a eso, la respuesta que le dió a Mualani días después de entender el significado de la Isla Misteriosa...fue muy ambiguo.

Le revisó las manos, los brazos, la espalda, sostuvo la cara de Aether entre sus manos un rato sin importar que estuviera tan rojo por ello. El resultado: todo estaba en orden con la condición del viajero.

Ella se relajó al comprobar todo lo necesario, así que aprovechó el momento de distracción para jugar con el estómago desnudo del chico.

– Increíbles músculos para ser el héroe de 5 naciones, fufu –. Hundió un dedo en la fina piel blanca ya con humor, ganándose un gemido tierno de vergüenza, mientras se cubría el estómago con los brazos.

– ¡Creo que estás bien!, ¡jaja!...vamos, no pongas esa carita. Si quieres puedes hacerlo conmigo –.

– Detente, por favor –. El sonrojo de Aether casi le quema el rostro, así que se puso de pie rapidito para romper esta vergüenza que sentía con ella y su peculiar cuidado.

Le costaba adaptarse a estas muestras de cariño particulares e inesperadas, y pensar que se reía cuando estuvo abrazando a Paimon durante la guía a la Isla misteriosa. Resultaba nuevo, extraño, no sabía cómo reaccionar y pensar.

Mualani quería vigilarlo por lo menos el tiempo que esté en Natlan, ya no le importa si es siendo la guía de Aether, o compañera de aventuras en la nación. Tenía una ansiedad de verlo lastimado o triste, sin importar si es algo muy preocupante o insignificante. Aether nunca notó la atención especial de Mualani, creyendo que era algo normal de ella con las personas más importantes que considere.

Pero la importancia de Aether para Mualani, es mucho más grande de lo que puede imaginar.

Dicho y hecho, Mualani estaría ayudándolo en el viaje por todas las partes de Natlan. Antes de nada le avisó a la jefa de la tribu y también escribió una nota, aclarando que no se va muy lejos, solo desea ayudar a su nuevo amigo en las aventuras que tenga en Natlan.

Técnicamente ya no ejercía el rol de guia cuando está fuera del Pueblo de los Manantiales, no dejaba de protegerlo y cuidarlo, también le servía para compartir tiempo que le permitía conocerlo a profundidad.

Es una forma más natural donde ambos pudieran mejorar la relación que tienen, en lugar de decirle explícitamente:

"¡Deberías tener unas aguas termales en la Relajatetera!, yo te ayudaría a probarlas si quieres un acompañante". Mientras pone ojos en forma de estrellas doradas.

Una parte de ella se pregunta si ha sido la primera chica que conoce en verlo semi desnudo. Si pudieran repetir el momento, ya habiendo formado estos sentimientos, seguramente miraría algo más que su pecho desnudo y le preguntaría como se ve ella en traje de baño.

Luego de apuntarse la cabeza, simulando darse un disparo que elimine tales pensamientos más descontrolados que una ola enorme, volvió a mirarlo con ojos embobados de enamorada y una amplia sonrisa.

El cielo se observaba estrellado, con muchas luces sobrevolando y moviéndose esporádicamente. Ya le había preguntado si tendrían la oportunidad de poder pasar una noche, mirando el cielo totalmente en calma.

No esperaba que él, pareciera muy desinteresado por las estrellas.

Se centró en el campamento que hicieron, vigilando las cosas puestas en su sitio, con un silencio bastante desamparado.

– Vaaamooos, ¿no me digas que extrañas a Paimon o te preocupa si está bien? –.

Él giró por su llamado preocupado, Aether no quería alarmarla.

– ¡Perdón!, no es eso. Es maravilloso estar contigo, sabes que no me siento inseguro y podría poner mi vida en tus manos en cualquier momento. Te preocupas mucho por todos –. Él se rascó la nuca, sonriendo nervioso mientras las llamas chispeando, hacían más dorados el color de sus ojos.

"Especialmente por tí, pero parece que te haces el tonto, Aether". Mualani quería responder, pero solo entrecerró los ojos con ligero aburrimiento y un puchero en los labios.

– Ya he visto el cielo desde casi todas las partes de Teyvat. Pero sigue siendo el único ambiente que no parece cambiar, mientras el tiempo pasa con este viaje –. Aether alzó una mano hacia las estrellas, luego de un poco de silencio, la mano de Mualani se puso a su lado.

– Siempre es más especial con las personas adecuadas que te acompañen –.

Eso funcionó, Aether le dió la razón cuando cambió a una expresión feliz. Ambos imaginaban tocar las estrellas, pero sentían que no las necesitaban para hacer mucho mejor el ambiente.

– Paimon es la única que ha visto estas estrellas las mismas veces que yo. También tuve oportunidades de hacerlo con otras personas, amigos quienes me demostraron un cariño que no pensé que tuvieran por mí o cuando alguien necesitaba un poco de compañía en sus malos momentos... –. Aether reflexionaba, un poco melancólico sin dejar la sonrisa.

No sabía poner en palabras que Mualani no solo le hacía sentir como al estar con sus amigos, sino toda la preocupación, el cuidado y cariño, el apoyo en acompañarlo en esto por voluntad propia.

– Cualquier cosa que necesites, quiero ser yo quien a quien acudas primero –. El viajero realmente ha aguantado mucho, sigue siendo fuerte y Mualani estaba dispuesta a convertirse en algo sumamente especial.

Las palabras llegaron de sorpresa, haciéndolo parpadear varias veces sin dejar de mirarla.

A pesar de que esté desbordada y muchas veces quiera decirle de golpe sus sentimientos, podría explotarle la cabeza a Aether, complicar las cosas entre ellos. El romance no es el fuerte de la chica del Pueblo de los Manantiales, pero lo trataría a su estilo.

– Realmente tu viaje de por sí es bastante exigente, llegando a pasar noches enteras sin dormir, sin mucho dinero varias veces, dándole prioridad a la comida de Paimon...ver tantas historias a quien no puedes contarle a nadie, bastantes batallas en el camino, tratando de encontrar a tu hermana y ganándote reconocimiento en Teyvat... –.

El rubio estaba profundamente tranquilo y seguro con Mualani, mientras seguía hablando hacia el cielo.

– Es irónico que yo nunca haya querido esas cosas en primer lugar –. Su tono sonó adormilado, pero Mualani no se percató.

– Puede que yo tampoco te dé lo que necesites...ni pueda hacer algo por tu hermana...pero me gustaría intentarlo y hacer lo que esté en mi mano, para verte realmente feliz –.

La chica abrió los ojos en ese momento, incluso tuvo un pequeño sobresalto repentino al bajar la cabeza del cielo. ¿Había revelado estos sentimientos sin querer, y acaso también le provocó una reacción al viajero?, estuvo un segundo donde quedó congelado todo, con tantas incógnitas pasando en su mente.

Resulta que sintió el cálido contacto del rostro de Aether sobre su mejilla. Estaba apoyado de lado, algo que normalmente ocurre en géneros invertidos.

Estaba dando volteretas por dentro, preguntándose si este es el momento y la situación que no esperaba tan temprano. Las cálidas respiraciones, se oían como el paso de las hojas por el viento, en forma de susurros tan gentiles y adorables para los oídos de Mualani. Era muy agradable de sentir, haciéndola avergonzarse y calentarse.

Sin embargo, todo estaba en su cabeza. La realidad, era decepcionante.

Él estaba descansando, con los ojos cerrados y respirando plácidamente a su lado.

"¡¿SE DURMIÓ?!, ¡¿es una broma?!". El color de Mualani era tan parecido a un camaleón. Incrédula por haber pensado que por fin la cuerda se había enrollado entre ambos.

¿Podía enojarse con él por eso?, lo miró un segundo y rápidamente dijo.

"Es demasiado puro para reclamarle cualquier cosa...solo eres un tonto, Aether. ¡Déjate querer un poco y se más honesto conmigo!".

No pensó el problema que sería llevarlo a acostarse después, porque no se quedarían allí pegados y sentados toda la noche incómodos. Pero Mualani estuvo un buen rato aprovechando esta situación, con una sonrisa fresca en la agradable noche que los rodeaba.

Había pasado tanto tiempo que no dormía como un tronco. Nada más abrir los ojos, se sintió como nuevo. Luego de limpiarse la cara de somnolencia con agua del río, fue hacia la fogata donde estuvo anoche y se quedó dormido en el hombro de Mualani.

¿Como lo llevó a la tienda de campaña?, pensó ahora ya con la mente despierta.

No preguntaría por si acaso, solo espera no haber sido una carga de peso o que lo haya arrastrado por el suelo.

– ¡Ah, buenos días!; que bien que ya despertaste. El desayuno está recién hecho, ¡aprovechemos! –.

– Si...Buenos días, Mualani –. Aether asintió cuando la encontró de pie, preparando algo en la olla.

Es la primera vez que es Mualani quien prepara algo de comer.

Desde que se ofreció a acompañarlo a ver Natlan cuando terminaron el encargo de limpiar el Abismo en el Pueblo de los Manantiales. Se había cansado de escuchar los halagos y ver las expresiones de gozo por su parte, después de probar muchos platos de Aether.

Mualani se ha esforzado poco a poco en despertar más temprano que él, solo para enseñarle sus propias habilidades de cocina y devolverle la gentileza. Además, también desea ser halagada por Aether al probar su comida.

Nada más verlo despierto, sonrió inmediatamente y estuvo unos segundos sin despegar la mirada. Anoche tuvo otro momento inesperado de emoción cuando lo cargó entre los brazos, recordando a sus sentimientos haciéndole cosquillas y derretirse con la ternura que tiene el chico al estar dormido.

Quería acariciar su cabello, jugar con su carita y verlo en este viaje por Natlan entre sonrisas. Aunque no cambie todo lo que pasó en las demás naciones, quiere hacer más ameno su estadía en esta nación.

Ahora no tocaba seguir en la noche anterior, la tripa del viajero sonaba a pesar de que estuviera amaneciendo. Fue un poco lindo para ella que tratara de esconderlo, aclarándose la garganta con mucha exageración, ruborizado en las mejillas.

Luego de preparar el plato y sostenerlo detrás de su espalda, se emocionó en mostrarle las habilidades de cocina que posee.

– ¡Estás de suerte, porque mi plato te traerá toda la fortuna que no has tenido hasta el día de hoy! –. Quería animarlo y saber si podía tener una oportunidad de ser tan bueno como él cocinando.

– Creí que conocerte ya me había dado algo de suerte en mi vida –. La sonrisa tan pulcra y honesta del rostro de Aether, con aquella declaración, casi le hace soltar el plato que tanto costó.

Ahora fue ella quien se sonrojó hasta las orejas, bastante evidente y tartamudeando incrédula. Es como si le hubiera dado RCP a sus latidos, siendo el único que los hace acelerar al ritmo de un tambor cuando están juntos, llevándolo a otro nivel más allá en este instante.

– ¡¿QUÉ?!, ¡m-mejor come rápido o vas a empezar a actuar como un tepetlisaurio! –. Ni siquiera continuó la presentación del plato, poniéndolo casi sobre el pecho de Aether en un segundo para que lo tome y ella se fuera a tranquilizarse.

Solo le dió miradas de reojo, jadeando temblorosa antes de darse la vuelta para agarrarse el pecho con los ojos como platos.

– ... –

Por el lado del chico, mostró un rostro de niño cuando se encuentra algo interesante. El plato lucía diferente y jugoso, es la primera vez que podía encontrar camarones comestibles.

"¡QUÉ SUERTE TENGO DE QUE PUEDA COMERLO SIN LA PRESENCIA DE PAIMON!". No es porque Aether la odie, pero no quería compartir platos nuevos y cada bocado mejoraba la nota del camarón hecho por Mualani.

La chica siguió un rato calmándose, ya no tan interesada en saber la opinión que tuviese respecto del desayuno.

"Tal vez lo subestimé un poco, p-pero no creo que lo haya dicho con intenciones ocultas". Dió unos vistazos a la sonrisa en la cara del chico mientras comía.

Verlo visiblemente animado y aprobando la comida, le quitó esos pensamientos para voltearse totalmente frente a él. Mostrando una sonrisa segura, recordó que también estaba esperando la hora de comer juntos y se le enfriaba su propio plato.

Mualani lo nombró Transfusión de Buena Suerte.

No fue difícil preparar, dejándose temas de su transfondo detrás para comer. Aether probó el camarón y los panes de frijoles dentro de sus labios, el sabor tan condimentado, con estilo único, le hizo cerrar los ojos.

– ¿Es bueno, verdad? –. Picó un trozo de uno de los camarones, trayéndola lentamente en la cuchara hacia el rostro de Aether.

– Ahora, di..."¡AAAAHHHH!" –. Siguiendo la orden, abrió la boca y la chica reía mientras observaba como devoraba de forma adorable el trozo de comida.

Estaba siendo un momento agradable y lindo en los pensamientos de ambos. Mientras Mualani podía conocer en mejor perspectiva a Aether, él descubrió que la chica de cabello blanco azulado y ojos de color anaranjado con azul marino tenía otras cualidades especiales; estaba siendo una aventura diferente, no le encontraba sentido a la comodidad tan natural que había con ella.

Nada iba a distraer a Mualani de conquistar al viajero, por muy vergonzoso que es hasta pensarlo, ponerse roja y querer enrollarse como una mariposa en un capullo. Pensarlo hace que pierda la concentración, actúe bastante embobada y quiera chillar.

Aún tenía varias cosas en mente que hagan fortalecer el lazo, de manera que consiga llegar el mismo sentimiento en su corazón, al de Aether.

Necesitaba poner las situaciones que más presión ejercieran a ojos del viajero. Es esto por el que...tendrían una segunda visita a las aguas termales del Pueblo de los Manantiales.

Cuando le comentó e insistió en que tomaran un día de relajación, para aprovechar estos días sin actividad del abismo, evitando que acaben rápido toda la exploración disponible hasta este momento en Natlan para Aether, sabía cuáles eran las formas de atacar y que también podían ser un arma de doble filo en contra.

Si salía bien, gozaría la vergüenza de Aether, los nervios y la posibilidad de saber definitivamente como la ve o qué pasará entre ellos. Lanzaría indirectas, sin insinuarlo tan obvia para ser descubierta.

Mualani lo invitó a un baño en las aguas termales, en el sentido de que si él se negaba, no le habría importado quitarle la ropa ella misma a regañadientes.

Esa amenaza le erizó por completo, viéndose obligado a aceptar su petición y no padecer las consecuencias, por suerte no entendía las intenciones detrás de la morena.

Cuando estuvieron probando las Aguas Termales por primera vez, habían demasiados problemas que fueron solucionados, gracias a la ayuda de Aether en gran parte.

Sin amigos en peligro, con la Arconte manteniéndolos informados de cualquier cosa, eliminadas todas las brechas y entradas del Abismo en su tribu, sin encargos o solicitudes pendientes.

Aether está libre y ella quería traerlo a sus aguas, donde se pueda mover libremente, acechándolo al estilo del tiburón en caza.

Ahora se relamía los labios, con ojos brillosos bastante descarados y un sonrojo creciendo mientras gritaba internamente, al verlo igual como la primera vez. Solo le faltó babearse encima y sangrar en la nariz cuando le vió desnudo desde la nuca al estómago.

Ahora podía verlo con un sentimiento diferente, pero tenía que aguantarse, suspirar y cerrar los ojos. Estaba esperando girar la palanca y poder compartir sus sentimientos junto a él.

Además, no tenía rivales, solo ella está haciendo movimientos en cubierto por Aether. Ni siquiera las chicas de las demás naciones le importan, en las aguas de Natlan nadie se mueve mejor que el tiburón.

– Bien, eres muy obediente...Aether, jeje – Palmeó su cabeza varias veces, con una risa de tranquilidad.

– Ahora, necesito que te quedes quieto y arrécuestate sobre mi estómago –. Ella prácticamente estiró los brazos a los lados, esperando que viniera a poner la cabeza sobre su piel.

– ¡¿EH?! –. Dió un ligero salto, más caliente que las propias aguas mirándola con incredulidad.

– ¡Voy a revisar que tú cabello este totalmente bien!, necesito comprobar que no tengas alguna pulga o garrapata molestándote –. Mualani iba en serio, agarrándole el brazo para que se acerque.

– ¡¿Pero de qué estás hablando?!, ¡nunca he tenido un problema con mi cabello! –.

– Has estado en muchos lugares de Teyvat, por lo que debo chequearlo para confirmarlo. Vamos, quédate quieto –. Finalmente, pudo traerlo a donde quería y sostenerlo con un brazo sujetado al cuello del viajero.

Con la cabeza apoyada sobre el suave estómago de Mualani, el resto de su cuerpo si quedó sumergido sobre el agua caliente. Levantó la cabeza ligeramente para ver la sonrisa suya, mientras el traje de baño y la corta distancia hacía más evidente el tamaño de las esferas que tenía.

Tenerla cerca, con la posibilidad de chocar la cabeza con sus esferas detrás de su traje de baño, mientras pasaba su mano por el cabello de forma persistente, lo fue relajando y cerró los ojos.

"Aww, míralo, va a dormirse en cualquier momento". Mualani apreció el estado de relajación que tenía, dejando de centrarse en buscar cualquier desperfecto para jugar con el cabello dorado sin impedimentos.

La voz del viajero escapó gemidos de satisfacción, aprovechando la amabilidad que ella le daba. Poco a poco, Mualani bajó su cabeza y sintió la respiración del rubio moverle la parte delantera del cabello, tan cerca de poder demostrarle que había alguien que lo adora y quiere amarlo.

Pero en su lugar, fue a decirle algo en el oído.

– ¿Se siente bien? –.

– Nunca había estado tan relajado como ahora, Mualani –. Su voz sonaba dormida, casi desinflado y sujetado a ella.

Luego de poner más peso sobre la cabeza de Aether, sonrió bastante juguetona en un tono más travieso.

– ~¿Y ahora?~ -. Las palabras se filtraron, de forma excitante y calmante en los oídos del chico, soltando un suspiro.

Mualani no dejaría que se duerma otra vez, al menos necesita disfrutar el momento cómo lo está haciendo ella.

"Abachooo". Ella lo volvió a convertir en peluche, abrazando su cabeza mientras las esferas descansaban sobre la cabeza de Aether, despeinándolo y moviéndose un poco.

Estaba haciendo un nuevo tipo de travesura que Atea seguramente le diría que no haga en frente del público. Pero necesitaba demostrarle amor y cuidado al pobre Aether, quien está en guardia baja.

– Muy bonitos y todo tus abrazos, pero yo también puedo darte uno...al menos... –.

Aether respondió repentinamente al juego, dijo algo extraño y después de mirar a la paralizada Mualani detrás suyo, se movió para traerla al agua y aferrarla entre sus brazos con facilidad.

– ¡¿AAHH?! –. Gimió impactada por su acción, mirándolo a los ojos totalmente hipnotizada y tímida por la cercanía.

Sus manos corriendo bajo la piel húmeda de su cuerpo, suavemente. Los movimientos hacían girar los ojos de Mualani en espiral, sonreír temblorosamente y ponerse en color tomate sin evitar mirar los brazos desnudos del chico.

– ¿Se siente raro...que alguien te toque en un baño?, pareces hacer bastante contacto físico incluso en el agua –.

Fue una pregunta difícil de explicar, porque ella está tan pegada a él para tratar de dejarle indirectas.

Y precisamente, tener sus manos con cuidado sobre la piel le hacían jadear con fuerza.

– Lo siento...si te estoy haciendo sentir incómodo y obligado a devolverme los abrazos –. Ella bajó la mirada con la mano sobre el hombro, sin respuesta y habiéndose dado cuenta que Aether no es tan tonto como creía.

– Soy muy especial con la gente de Natlan, pero si es extraño que yo esté tratándote así me detendré si deseas –. Las palabras salieron pesadas, casi deseando que no haya sido tan pesada y causarle molestias.

Al contrario, Aether solo hizo lo mismo. Esta vez fue su momento de abrazarla, con más fuerza y cuidado, asegurándose de que no pudiera librarse de su agarre.

– Estoy tan feliz de que alguien sea así conmigo. No sabes lo especial que me siento gracias a tí, todos me trataron como si fuese diferente...y tú eres la primera que me trata igual que a una persona normal –.

Ella lo escuchó atentamente sorprendida, Aether se paró un momento para que se vieran cara a cara. No podía estar más feliz, lo cuál dejó a Mualani sin palabras.

Esa confianza que Aether le dió, permitió poner sus brazos cuidadosamente sobre el cuello del chico y apegarse aún más.

Ahora, sus rostros podían chocar accidentalmente y besarse, pero no se dieron cuenta. Mualani estaba feliz de que él se sintiera como buscaba, Aether solo le agradecía este trato y nunca se sintió raro junto a ella, fue sus esfuerzos lo que le da valor a su amistad tan especial.

Los cuerpos de los jóvenes se apretaron hasta sentirse mutuamente, pero les daba igual, estaban metidos en su mundo de tranquilidad entre las aguas termales y su unión.

Los corazones retumbaban, en medio de la felicidad imperturbable.

– Aether, puedo preguntar algo? –.

– ¡Claro! –. Estaban en un momento dulce, respondiendo bastante animado.

– ¿Cómo me veo en el traje de baño? –.

La sonrisa de Aether, llena de agradecimiento y alegría, se distorsionó y se volvió muy sonrojado, cayendo impactado por cómo se encontraban ahora. Mualani preguntó algo que lo hizo activar sus sentidos.

Precisamente por el rodeo de los brazos de Mualani sobre su cuello, las manos tocando las caderas desnudas de la chica, la cercanía de su rostro y el contacto del pecho descubierto con los amigos de su traje de baño lo hicieron explotar.

"¿Metí la pata otra vez?". Los ojos de Mualani se abrieron consternados, muerta de vergüenza.

A pesar de lo sonrojados y avergonzados que estuvieran, estaban tan congelados para romper el contacto físico.

Tenían las caras brillando por si solas, mientras sus ojos y labios temblaban hasta sentir sus respiraciones.

Aether ahora no dejaba de pensar en el aspecto de la chica en las aguas termales.

– ¡M-Muy h-hermosa! –. Después de decirlo mirando abajo con los ojos cerrados, la soltó, saltó de las aguas termales y corrió al mostrador a esconderse. Tenía el color de una duraznoliva.

Mualani trató de gritarle, mientras alzaba la mano en dirección a él.

– ¡Espera!...dijiste... – El hecho de que se lo gritara, fue aún más desconcertante y repetitivo en su cabeza.

Lentamente bajó el cuerpo hasta sumergirse en el agua, burbujas salieron para suprimir los gritos que Mualani lanzaba con mucha emoción y nerviosísimo, a pesar de que Aether huyó pareciendo un mal resultado.

Ella estaba tomando las cosas con el vaso medio lleno.

"¡Y encima me olvidé de preguntarle porque no tiene heridas en el cuerpo!".

Sabiendo que dentro de poco terminarían de explorar, solo estaba más inquieta del final. No se siente preparada para contarle sus propios sentimientos.

Visitando otras zonas, encontraron viejos amigos en las últimas partes, dentro de las tribus que puede ver por el momento.

Primero llegaron a los Vástagos del Eco.

– ¡Qué suerte tengo de tenerlos a ambos como mis amigos y las personas que me inspiran a ser mejor! –.

Ciertamente, Aether y Mualani son muy protectores, profesionales y amables con la pequeña Kachina.

Mientras la chica de la tribu del Pueblo de los Manantiales se convirtió en una motivación y apoyo emocional, siendo la amiga quien siempre le alienta, el viajero servía de maestro por elegirla como discípula, además de cuidarla si llegaba a ser vista con envidia por cualquier persona.

– ¡Tienes razón!, que Aether haya llegado a nuestras vidas nos ha hecho mejores y ha sido un gran salvavidas para Natlan –.

– No he hecho absolutamente nada –. Por mucho que hable, Mualani le cubría los labios con una mano para no escucharlo tan modesto todo el tiempo.

– Estoy seguro que habrá una gran recompensa esperándote por todo tu gran esfuerzo, si fueras más honesto lo tendrías enseguida y cercano a tí –. Ella le dió palmadas sobre las mejillas, en los hombros y su espalda con un pequeño mensaje.

El viajero negaba, riéndose por ello ante las frenéticas emociones de Mualani.

Los juegos tan divertidos y cercanos, llenos de risas, una buena relación, dejaron pensativa a Kachina. Poniéndose la mano en la barbilla, arqueó una ceja por sus intercambios.

Habían evolucionado en sus interacciones desde las ultimas semanas.

Si ambos se preocupaban más por ella, podían darle mayor atención y así entrenar por más horas.

Cayendo en eso, no se aguantó y se emocionó.

– ¡¿Podemos entrenar hoy, Aether?! –. Miró no solo al mencionado, sino también a Mualani para complacerla y que le dé una mano.

Con el intercambio de miradas, la morena entendió rápidamente lo que quería su pequeña amiga y no lo rechazaría para nada.

Aether la tenía de consentida, más que a Lumine y hasta parecía olvidarla en ciertos momentos gracias a su ternura, pasión por mejorar y la amabilidad que le dió en Natlan.

Por eso, presentaba una determinación importante, enseñarle a Kachina lo mejor que sabe.

Mualani espera que no se fuerce, especialmente en esconder sus debilidades y bajarle las expectativas por las insistencias de Pascal, quien también espera algo grande si Kachina tenía a Aether como maestro.

Los ojos de Aether se dirigieron a los de Mualani, quien sonreía y asentía un poco, para que acepte. Iba a ser parte del entrenamiento si ya estaba precisamente en el momento oportuno.

Entonces, los tres se trasladaron a la Relajatetera, porque si les decía que practicarían con algún Saurio o los mismos vándalos de las tribus, podrían no estar de acuerdo.

Ya sea por el bienestar de los animales, o proteger a Kachina de ganarse nombre entre malas personas capaces de lastimarla.

– Venga...ustedes dos contra mí. No seré muy estricto –.

– ¡No es justo! –. Mualani rápidamente salió en protesta, poniendo las manos sobre sus caderas.

– Esfuérzate un poco por Kachina, no la hagas creer que se trata de compromiso, y no sobre tus verdaderos deseos de enseñarle a mejorar. Pensé que querías verla ser una guerrera más poderosa en el próximo Peregrinaje del Fuego Sagrado –. Jugando con los sentimientos del viajero, jalaba la cuerda en su favor.

Es cierto, Kachina no le pedía el mundo entero y Aether realmente quería ponerse a trabajar duro con ella. La niña de orejas peludas miró la conversación indecisa en quién apoyarse.

– De acuerdo, voy a ir más allá...pero hagamos un acuerdo para hacerlo mejor –. Aether tomó la cuerda luego de pensarlo con la mano en el mentón, quitándole toda la inercia a Mualani quien se veía victoriosa. Kachina pasó a mirarlo atentamente.

– La próxima aventura, mi nueva compañera será exclusivamente Kachina. Tú tienes un puesto de baratijas y objetos marinos que debes atender, también tienes responsabilidades en la tribu –. La propuesta encerró a Mualani, incrédula y afligida en sus ojos.

– A menos de que no me veas capaz de cuidar de mi aprendiz –. Aether jugó con sus sentimientos y responsabilidades, bastante fuerte, mientras se ponía a la altura de Kachina quien también miraba en dirección a ella para ganarle la confianza.

– Estoy seguro que querrías lo mejor de Kachina, Mualani –.

"¡Lo estás haciendo a propósito!, ¡¿si?!, ¡¿por qué te quieres alejar de mí cuando lo que trató es acercarme?!".

– ¿P-Por qué crees que me negaría a hacerlo?, si estoy seguro que eres de los más capacitados en hacerlo en todo Teyvat –. Había algo extraño, las palabras salieron con tono ardido y caliente.

Esa molestia no es hacia su pequeña amiga, sino en Aether.

Quería seguir recorriendo Natlan junto a él, incluso si tenía que compartir el tiempo con otros invitados y compañeros suyos como Paimon.

Pero este desplazamiento le fue clavado como un puñal. Parecía más lejos de conseguir algo con el viajero, y ahora parece que se distancian para terminar como amigos.

En cualquier caso, aún había mucho tiempo de voltear este juego y ganar la partida.

Despachar a Kachina resultó bastante costoso, porque Aether estuvo evitándola y yendo de primeras a por la chica del Pueblo de los Manantiales. Pero resultaba fastidioso como se escapaba con las tablas de surf, acelerando antes de cualquier impacto o ataque.

La mira de Aether le costaría exponerse a contraataques de ambas al mismo tiempo. Para cortar de raíz el problema, noqueó a su aprendiz con un golpe de viento seco que la sacó del campo de batalla, dejando solos a Aether y Mualani en un baile, jugando como un gato y un ratón en medio de una persecución.

Algo que ella aún no había visto y le serviría en este combate de prueba, son las posibilidades que tiene él de convertirse en Saurio a voluntad.

Usando la habilidad de vuelo de los yunkasaurios por un segundo, se encontraba como la sombra de Mualani, siendo demasiado tarde en reaccionar cuando el peso del rubio de bufanda cayó sobre su espalda.

Rodando por el campo de tierra hasta bajar a la arena, la situación terminó con los brazos resistentes del chico rodeando a la de cabello blanco azulado. Mirando de costado a la pequeña playa, con pequeños cangrejos y escaradiablos avanzando sin inconvenientes en frente del rostro de Mualani.

– Jeje –. La emoción y la vergüenza respondieron en el tono, temblando ligeramente de tener a Aether apretándola.

Estaba feliz de sentir las manos de Aether rodeándola, alegre de que no viera el sonrojo en sus mejillas.

Entendió que Aether también estaba captando el ambiente, porque movió las manos un poco asustado.

Se puso nervioso, gimiendo de shock, quería mirar si estaba tan tensa como ella en este espacio.

– ~No me rindo, tu abrazo no es efectivo contra mí~...¿por qué no eres más agresivo conmigo? –. Ella sabía la respuesta, poniéndole una situación embarazosa mientras sonreía con picardía.

Para más emoción, puso sus manos para juntarlas con las de Aether, mientras la seguía presionando.

Kachina estaba mirando, esto resultaba extraño pero con una ligera explicación. Aether estaba de piedra, sudando con el rostro rojo. Quería apartar sus brazos, pero no tan brusco y hacer contacto con otras partes.

Escucharla reír y tratándolo tan juguetona, inhalando el aroma de Mualani y tocando su piel bronceada, lo hizo poner el corazón a mil.

La mejor solución ante el pánico que lo inundaba, fue convertirse en tepetlisaurio y huir como topo. Mualani quedó pálida al presenciar el escape, al igual que Kachina quien puso ojos en blanco.

– ¡Espera!, ¡no lo dije en ese sentido! –. Ya siendo inútil, movía las manos negando mientras Aether se dirigía a la casa de la Relajatetera.

Solo suspiró con sus manos puestas en el rostro, dándose cuenta del error tan tonto que hizo y por no comerse la lengua.

La situación estaba saliéndose de control, y aún descubría habilidades maravillosas de Aether...¡como convertirse en su propio saurio, Kachina nunca se lo dijo y lo tuvo que descubrir en este momento!

Mientras enfrentaba el abatimiento, sintió un jalón de su pantalón y ahí estaba Kachina con rostro patidifuso.

– Mualani, creo que he notado que pasa algo entre ustedes. ¿Está todo bien? –.

Había cierta preocupación en el tono de Kachina, quien no sé entromete sino porque son amigos suyos y cercanos a ella. No tenía ninguna malicia ni intenciones detrás en conocer, un poco avergonzada, la situación que ha ido evaporando entre ellos.

Esto llegó hasta el punto de ser evidente para los demás, si Kachina iba entendiendo un poco, mucha más gente podría empezar a descubrirlo.

Mualani paró de lanzarle pelotas al tejado de Aether, quien las devolvía sin ser consciente de la intencionalidad por la que lo hace. La desesperación se hacía palpable en sus expresiones de sonrisa forzada, las manos sobre el rostro en exasperación o los largos suspiros pesados.

La cuerda se estaba rompiendo entre ellos, si se rompía, ella teme que nada cambie y empeore.

Le está costando engancharlo en los cebos, no quería ser ella quien se lanzaría al agua a atraparlo directamente en sus manos. Pero quizás, no había otra opción.

Una invitación inesperada los llevaría de vuelta después de semanas atravesadas en otras partes, al Pueblo de los Manantiales, en complicidad con la tribu de los Retoños Arbóreos y los Vástagos del Eco, como agradecimiento a Aether por su esfuerzo y el trabajo de ayudar a las tribus. Ya sea ayudando en el conflicto de Yupanki y el Rey de la Montaña con Kinich; la amabilidad de convertirse en maestro de futuras guerreras para los Vástagos como Kachina, visto por los niños con admiración, ya sea en cuestión de hazañas contadas de tierras lejanas o sus propias demostraciones hechas en Natlan; sin olvidar el agradecimiento del Pueblo de los Manantiales, ayudándolos en expulsar al abismo y evitar mala reputación con forasteros, ante malas hierbas en la tribu.

Ahora Paimon se hacía presente, rebajándole oportunidades de cortejar a Aether sin improvistos o gente que pudiera delatar sus mensajes indirectos.

– ¿Entonces, por qué le pusiste Don Sombrero al tepetlisaurio? –.

Aether y Paimon compartieron sonrisas, casi apretando los dientes al pensarlo nuevamente.

Mualani quería ser parte de los que entendían el chiste, presionando bastante cerca de ellos.

– Es un nombre clave que conocimos de Sumeru, pero no tiene que ver con eruditos –.

– Es lo último en bromas –.

– Jejeje –.

Dejó de ser divertido en el rostro disgustado de la chica de ojos de pez.

Poniendo un brazo en el costado, mientras ahora perdía el centro de atención de Aether.

Le pasó algo parecido cuando estaba con Kachina, aunque se disimuló muy bien porque es su amiga, también Paimon. Hubiese sido serio si se trataba con mujeres como Chasca o la propia Mavuika.

Hoy no ha estado muy afectiva con Aether, esto por los últimos días cuando entrenaron con Kachina y porque no quería parecer entrometida con las cartas que algunas veces llegaban del Gremio de Aventureros para él exclusivamente.

Una tal...Kamisato Ayaka le escribió una carta desde Inazuma. Solo con leerlo, sintió una amenaza inminente y peligrosa, la misma carta parecía que iba buscando tirarle la ficha como excusa de su cumpleaños.

En serio, no es que le moleste que cualquier chica le esté escribiendo...que también, una parte por mucho que intente negarlo. El lado inocente de Aether le quemaba por dentro, considerando si es una broma de mal gusto o nunca ha visto el lado romántico de las cosas.

Tuvieron momentos donde quedaban enredados en situaciones en las que él es consciente. No sabe si el objetivo de encontrar a su hermana, es lo que está impidiendo cualquier intento de enamorarse, ya sea impuesto por sí mismo o alguien más.

Ni siquiera está clara si está evitando a toda costa cualquier intento de ayuda y consuelo romántico, o es demasiado despistado.

Se preocupa por Aether, quiere hacer tantas cosas para ayudarlo si se lo permitiera...ahora presentía que su amistad entraba en peligro.

Mualani iba caminando cabizbaja, sin saber qué hacer para entrar en el corazón de Aether y cuidarlo como un huevo de saurio. Le desquiciaba, todavía no se ha rendido, por muy complicado que fuera.

Aether también tomó distancia con ella, nada se aclaró desde el encuentro en la Relajatetera y habían evitado hablar de ello. No han conversado mucho hasta ahora, ya debió pensar cuáles fueron las intenciones suyas en ese momento.

Debía pensar si es razonable agarrar el hilo de la cuerda con sus propias manos antes de que se rompiera, lanzarse al mar sin la tabla de surf y decidirse en amar incondicionalmente a Aether, haciendo lo imposible.

Cuando llegaron a la zona, Aether se giró apresurado hacia Mualani. No le dió ninguna oportunidad de abrir la boca, cuando dijo.

– Estaré hablando con Amina, podemos encontrarnos después...cuando la fiesta comience. Todavía falta, nos vemos –. Aclarando el momento, movió las manos a los lados con nervios y en palabras muy toscas.

– S-Si...iré a mi tienda y decirle a mi tío Nuu que volví –. Hasta ella, se rascó la nuca y forzó una sonrisa, inquieta de tristeza por sentir la lejanía tomada entre ellos.

Tanto Aether como Mualani tenían incomodidad en verse y responderse.

Mualani si hizo exactamente lo que le dijo, pero no abrió la tienda, estaba tan distraída con sus pensamientos.

Sentada sobre el pequeño escalón enfrente del pequeño local, con una cara perdida y preocupante para Nuu.

El hombre se sentó, gruñendo de dificultad al costarle ponerse a la misma altura de ella.

– Estabas tan feliz y nunca imaginé que querrías explorar Natlan con un forastero cuando me contaste que querías ir con él. ¿Qué pasó? –.

– ¡No es su culpa!, no vayas a pensar que me hizo algo...yo solo... –.

Mualani bajó los ojos, con un susurro al final sin saber cómo contarle la situación entre ambos, pero sintiéndose culpable. Nuu es ligeramente más alto, le saca unos centímetros de hombro. No presionó en su respuesta.

Finalmente le contaría que tiene sentimientos por él, tratando de demostrárselo y así considerarse capaz de ser una persona a quien Aether pueda tener una confianza que no ha tenido con ninguna otra.

– No te sorprendas cuando todos lo descubran en Natlan. Debes llegar hasta la cima, siendo más agresiva y pidiéndole que te hable de cualquier cosa. Si sabes algo de secretos escondidos por él, es porque ha pasado por mucho, si sientes un deseo en darle un amor más intenso de lo que das a otros...debes subir una marcha más –.

– ¿Y-Yo? –.

– No sé si Aether es tan distraído como creas, Mualani. Tal vez no esté muy seguro, debes darle la confianza y dejar las indirectas –. El hombre rió, apoyando la mano en su cabeza ante el rostro sonrojado que tenía la chica.

Mualani gimió de preocupación y nervios, ocultando el rostro con sus manos, sintiendo la mano de Nuu apoyándola.

Kinich presenció desde una distancia media y sin ser percibido. Moviendo los ojos hacia donde Aether se encontraba, hablando con los líderes de las tribus que organizaron esta celebración.

El color del cielo cambiaba, gente de las tribus compartían una celebración en conjunto y había buen rollo. Aether era el centro de atención, alejado de Mualani quien solo observaba desde lo lejos como hablaba con los demás.

– Entonces esa es la realidad... –.

– ¡JAJAJA, QUE BICHOS TAN PATÉTICOS! –.

– Vamos...Ahau...sé más comprensivo con ambos –. Kachina defendió a Aether y Mualani, un poco tensa al responderle.

Kinich no se detuvo con los infantiles comportamientos del pequeño dragón dorado. Kachina le contó un poco lo que había pasado alrededor de sus amigos recientemente, explicando las miradas que tenía Mualani desde su llegada al Pueblo de los Manantiales y cómo ha actuado.

Es un problema que deben enfrentar ellos únicamente, pensó. No estaría de más, echar un vistazo sobre los pensamientos del protagonista de este rollo, el viajero a quien no saludaba desde su contribución en la Noche del Fuego Reminiscente.

– No te preocupes por ellos, Kachina. Tienen que entender exactamente lo que está pasando y hablarán del problema, no es grave, solo son demasiado retraídos para tomarse un momento de decirse lo que sienten mutuamente –. Tranquilizando a Kachina por la lejanía que tomaron Aether y Mualani, aprovecharía para hablar con él.

Es cuestión de tiempo antes de que la gente sospeche de Aether y Mualani. Por ahora, todo estaba bien, si les parecía extraño que después de unas semanas de aventuras ahora estuvieran separados.

La cara de Aether contenía mucha incomodidad y nervios cuando le hablan sobre ella, preguntándole que le pareció Natlan, como se ha comportado la guía del pueblo.

La mano de Kinich se posó detrás del hombro, sacándole un rostro de alivio cuando le preguntó si podían hablar un poco lejos de la celebración.

– Que raro no verte con Ahau –.

– Lo encerré para evitar molestias, ahora no quisiera arruinar el ambiente –.

La verdad no contada de Kinich, fue porque podría decirle a Aether sobre los sentimientos de Mualani y sería fatal.

Con las manos detrás de la espalda, se queda mirando todo lo formado entre las tribus y la alegría vivida por conmemorar la llegada del viajero.

Soltó un suspiro, en sentimientos encontrados que lo hicieron bajar el rostro ligeramente un momento.

– Apenas llevo un mes y ya están haciendo esto por mí. No tenían porqué –. Señaló con una mano, bastante modesto y sincero.

– ¿Es la primera vez que tienes algo así, en Teyvat? –.

Kinich lo ayudaba a distraerlo del asunto de Mualani. Le dió una sonrisa cuando se puso a pensar. En cierta forma, no conoce mucho de Aether fuera de sus hazañas y solo Mualani estaba en proceso de hacerlo.

– Si. En ninguna otra parte, se tomaron la molestia de hacer algo así –. Movía los ojos, mirando que otras personas estaban llegando, como Chasca.

– No estoy diciendo que esto es lo que estoy buscando...a mí me da igual. Nunca pedí celebraciones por mis logros. Tengo mis propios problemas y solo trato de resolver los de la gente; me sirve para distraerme, encontrar algo de utilidad y conocer más –.

– ¿Y piensas contarle tus problemas a alguien?, ¿o al menos estarías dispuesto a darle la oportunidad a alguien si así lo quisiera? –. Esto sería bueno de saber para Mualani. Kinich le hizo esta pregunta, sin mostrar interés propio, solo preocupado por Aether.

Estuvo metido por unos minutos sin respuesta, bastante perdido y un poco triste al preguntárselo.

– No lo sé...no quiero meter a nadie en mi saco de problemas, si los supieras seguro te arrepentirías rápidamente –. Aether mostró una sonrisa débil, triste, riéndose de sus propias desgracias que él no sabía.

– Al menos podrías olvidar cualquier cosa que te esté molestando hoy. Mañana será otro día, puede ser peor o mejor –.

Ante la recomendación del pelinegro, el chico asintió. Quería tener una noche tranquila, solo esperaba no enfrentarse a momentos intensos en la celebración, como que lo inviten a bailar o a beber.

La única persona capaz de invitarlo a un baile, podría ser Mualani. Ponerse a imaginar escenarios así, le comienza a poner rojo y acelerado, cosa que Kinich estaba viendo discretamente.

– Mira...tengo una duda... –.

– No le contaré a nadie, si es urgente o importante –.

Kinich levantó los ojos, inesperadamente Aether parecía desesperado con algo. Por supuesto que si servía de ayuda, para él y para Mualani, con más razón intentará hacer algo.

– No sé cómo me siento con Mualani... –.

No verla en medio del júbilo bailando en las partes de su tribu, le resultaba una mezcla de ansiedad, nervios y preocupación. La mano de Aether bloqueaba sus labios, moviendo los ojos de un lado a otro.

– Estoy confundido con todo lo que ha pasado desde que se ofreció a ser mi compañera de aventuras en Natlan y mis emociones cuando estoy junto a ella. Jamás me sentí tan querido, valorado y cuidado en cierta forma...incluso si todo ha sido un poco embarazoso, jeje –. Sonriendo algo tonto por esos recuerdos, tenía el estómago revuelto y lleno de dudas.

– Si quieres que te diga algo...resuelve los inconvenientes con ella. No sé qué pasó, no es alguien a quien le guste tener problemas especialmente con sus amigos –.

– Ya...pero no sentí que me tratara como un amigo más –.

Kinich se puso de brazos cruzados, sin hacer comentarios con el último pensamiento expresado por Aether.

"Yo solo voy a encargarme de que a Ahau no se le ocurra crear rumores contraproducentes ahora".

Al ponerse la noche, había un gran ambiente de compañerismo y solidaridad entre los integrantes de cada tribu que asistieron. Muchos conocían a Aether por primera ocasión, saludado entre las tres tribus que ha visto hasta ahora.

Mualani se quedó en la tienda, haciendo ventas y relajando la mente. Después salió, dejando el sitio en cuidado de Nuu quien antes de marcharse, la hizo detenerse al llamarla.

– ¡Demuéstrale a Aether lo que quieres hacer por él!, si no arriesgas por miedo a perderlo, entonces no podrás hacer nada cuando realmente necesite a alguien. ¡Sé tú misma y no fuerces el momento!, recuerda encontrar la situación ideal –.

Mualani sonrió muy entusiasmada, dándole un pulgar arriba mientras resurgía el fuego de sus sentimientos y deseos por Aether con más fuerza que antes. Esta vez, no quería mostrarle sus sentimientos con indirectas, si realmente espera hacer algo por él necesitaba demostrarlo con acciones, incluso si Aether trataba de evitarlo.

Kachina y Chasca fueron las primeras en encontrarla, habían muchas personas reunidas escuchando los temas musicales de su tribu. Encontrar esta zona llena de armonía y tranquilidad, luego de que pasaran unos días ajetreados con la invasión del Abismo, echados precisamente gracias a la ayuda de Aether.

Cada tribu le agradecían genuinamente. Ya estaba haciendo logros que corrían por las otras tribus, resulta normal si acuden a él personalmente a pedirle ayuda.

Sin embargo, nunca se ha negado a nada, todavía busca a su hermana y recorre el mundo totalmente solo sin contarle sus problemas a los demás.

– ¡Va!, ¡yo también puedo tocar música!, ¡¿alguien necesita maracas?! –. La presencia de Mualani fue la mecha que terminó de armar el escenario. Kachina estaba feliz de ver nuevamente con el mismo ánimo a su amiga.

Efectivamente, Mualani se convirtió en el alma del show musical, invitando a público y amigos para animarse en duelos de baile, grupos o divertirse con pasos.

Kachina recibió aplausos de todos cuando estuvo apoyada por Mualani a bailar, acompañándola con los movimientos durante sus turnos mientras manejaba las maracas.

Kinich hablaba con Pascal y Amina, mientras el viajero paseaba bajo la luz de las estrellas, acompañando a una luna plena sin nubes que bloqueen la vista.

– ¡Oye!, ¡te estás perdiendo la comida de las tribus y los juegos deportivos! –. Paimon apareció con la cara llena de comida, pareciendo una niña.

– Si...pero no tengo cabeza para comer o hacer algo –.

– ¡Son en tu honor!, ¡nadie había hecho esto por tí antes! –. Paimon insistía, quería darle un plato de comida el cuál estaba tentado en comérselo, pero lo trajo entero para él.

Aether había tenido la misma conversación antes, con Kinich, estaba cansado de repetir el mismo discurso. Solo se dió la vuelta, suspirando con brazos ligeramente alzados.

– No sabría decirte que necesito exactamente, pero esto...simplemente no. Por más que trate de esforzarme, disfruta la fiesta por mí. Sabes que agradezco que me escuches y todo, pero ahora quiero estar así como estoy –.

Lucía lleno de confusión, suplicando por un poco de espacio y Paimon lo entendió con su expresión, sus ojos brillosos.

– Te prometo que estaré bien. Si necesito desahogarme...te llamaré, Paimon –.

Ella lo miró, apenada y triste. Paimon pensaba si a veces, no necesitaba a otra persona que también pueda servir de apoyo cuando ella no sea suficiente para alentarlo o escucharlo.

Sin embargo, una idea pasó por ella y no tardó en mirarlo con algo en mente.

Luego de que Paimon desapareciera, Aether resistía la tristeza que se ahogaba en su garganta, con el rostro cabizbajo, tenso y tembloroso.

De fondo se escuchaba el aliento de los espectadores con la música, los gritos de alegría, diversión, resultaban tan ajenos a él que no quería ser parte, aunque la fiesta fuera en su nombre.

En medio de la celebración, Paimon flotaba por encima de la gente. Kachina se topó con ella y corrió alarmada por su rostro preocupado.

– ¡Paimon!, ¡¿qué sucede?! –.

– El plato no es el problema, es Aether...Paimon lo vió muy deprimido –.

– ¡¿Qué?! –. Kachina se angustió, después de conocerlo tanto no pensaba que pudiera estar triste. Debía tratarse de algo grande, para ponerlo de esa forma.

– Paimon no sabe que hacer...solo pensé en buscar a Mualani y preguntarle –.

Kachina no tardó en buscarla con la mirada, preocupada por Aether.

Ella corrió al verla con los músicos de las tribus, preparando un reproductor o dispositivo que producía música automática; querían ver a todos bailando, recolectando diversos temas de Natlan.

Kinich estaba bastante ocupado y muy poco metido en la celebración como para pedirle que hable con Aether, además que ya lo hizo anteriormente. En este caso, a pesar de los problemas que surgieron en el combate de la Relajatetera, confiaba en que Mualani podía devolverle la felicidad.

Luego de jalarla de su pequeño short, alzó la voz.

– ¡Mualani!, ¡es Aether!...está muy triste y todo el mundo quería verlo feliz hoy por la fiesta –. Mualani se agachó, tranquila y serena.

– Está bien. No te preocupes, ve con Kinich –. Luego de poner la mano en el hombro de Kachina, asintió y ella se fue mientras Mualani exhalaba bastante nerviosa.

No quería fallar ahora, siendo la oportunidad que Nuu le había dicho. Ahora, no necesitaba pensar en darle un mensaje, sino actuar genuinamente para mostrarle lo que puede hacer por él.

Kinich observaba a la bronceada peliblanca dirigirse hacia donde el rubio se quedó tan pensativo, sentado al borde del suelo duro y pesado. Sus pies colgaban, rozando el agua bajo el Pueblo de los Manantiales.

La luz no llegaba al lugar del viajero, siendo una sombra miniatura ante la luna. Mualani avanzó lenta y silenciosamente, sabiendo que entre ellos habían cosas que arreglar.

Cuando ella se puso al lado, los ojos del viajero se encontraban perdidos y con poco brillo, una mueca decaída.

Al verlo de ese modo, le hacía un nudo de dolor a Mualani quien quiso poner su mano, pero se detuvo para evitar sorprenderlo.

Luego de serenarse, habló con un tono bajo, dulce y relajante.

– Aether –.

Seguramente se le paró el corazón, él giró nada más escucharla y poner ojos grandes.

– E-Eh...¿cuándo...llegaste? –. Hizo una seña con el dedo, hablando entre nervios y shock.

– Hace nada –. Mualani miró sus manos, antes de contarle porque había venido.

– Estamos preparando algo para que todos bailen, libremente. Me dijeron que faltabas tú, así que fuí a buscarte y no fue difícil –. Mualani trataría naturalmente la conversación, con precaución de no ignorar el problema que tienen.

Él suspiró, inquieto en el rostro mientras veía el agua del mar.

– Pero antes de eso...quiero disculparme por mí actitud en la Relajatetera –. Fue una sorpresa escucharla en medio de sus pensamientos, cargaba la mano en el pecho, bastante seria.

– Uh... –. Aether no sabía cómo responder, algo más pensaba en ese momento.

– Mi comentario fue muy desproporcionado. No tenía la intención de incomodar todo, considerando la situación –. Aether miró intensamente a Mualani, quien seguía disculpándose.

– Dicho esto, no me iré de aquí hasta que pueda verte sonriendo de verdad, Aether. Quiero saber si todo está bien entre nosotros, y quiero poder escuchar lo que esté haciéndote estar así –.

Los ojos del rubio se abrieron nuevamente, brillando más que antes con la determinación y la preocupación del rostro de la chica.

– Estoy dispuesta a estar contigo, escuchando tus alegrías, tus tristezas, tragedias, chistes, risas, preguntas; hablarte de lo bueno en la vida, dándote lo que tengo...porque...tienes un puesto especial para mí –.

Mualani nunca mentiría, ni es alguien que diría cosas así a la ligera. Esos pensamientos del corazón de Aether le hicieron sentir un poco de calidez, por primera vez en Teyvat.

– No quiero tener problemas contigo, ni mucho menos separarme. Yo no había sido tan cariñosa con alguien hasta que te he ido conociendo, sintiéndome cada vez más diferente contigo. ¡No pienses que digo esto para que vengas a la fiesta, jeje! –. Mualani sacudió las manos, sacando una risa que fue música para sus oídos.

Estaba siendo una explosión de fuegos artificiales escuchar esta confesión.

Y él no se sentía incómodo, negativo respecto a todo; recordó que tenía una misión todavía atado a su propósito, sin saber si considerar a Teyvat como un sitio igual que Lumine instaló como "hogar".

Mualani realmente trataba de penetrar en la dura piedra que bloqueaba sus sentimientos. Haciéndole cada vez más fracturas a la piedra, obligando a la cabeza de Aether en tener conflictos que no se presentaron, porque Paimon servía de apoyo en continuar este viaje sin importar los riesgos.

Mualani veía todos esos riesgos, queriendo protegerlo y consentirlo de forma diferente. Sin Lumine cerca, no había tenido contactos de alguna clase de amor familiar, Paimon era una hermana a quien le trataba de cuidar y mimar, siendo una de las pocas luces brillantes conseguidas en su viaje.

No tenía mucha cercanía a sus amigos, a los lugares donde iba, pero Mualani lo había detenido y desde que le pidió acompañarlo de aventuras...han pasado tantas cosas, que su mente empezaba a madurar, buscar otros horizontes por su propia estabilidad.

– Nadie me había dicho eso antes. No pensé que alguien de Teyvat me viera de esa forma... –. Una sonrisa se fue curvando, mientras lágrimas de los ojos dorados brillaban, con el reflejo de aquella chica cautivadora sobre sus iris.

Sollozó en silencio, temblando sin miedo a esconderse para seguir manteniendo una imagen. Aether también tiene sentimientos y emociones, problemas que nadie había querido conocer por ver el lado bueno de sus hazañas; repitiendo sin parar que su hermana está desaparecida y sin resultados, lo cuál solo le lástima psicológicamente.

Mualani quería llorar, con él, viéndolo liberarse un poco por lo menos. Si había hecho algo después de todo, mucho más lógico y coherente respecto a los intentos aleatorios en busca de hacer notar sus sentimientos al viajero.

Si quería realmente hacer algo, ahora lo estaba consiguiendo.

– Gracias, Mualani. Creo que por fin...entiendo el sentido de mi viaje –.

Él fue quien dió el primer paso, acercándose para enfundarse en un abrazo. Llorando de risa, desahogando su dolor, agradecido de corazón con ella; Mualani acarició su espalda, correspondiendo delicadamente el abrazo mientras Aether se apoyaba en el hombro.

Las lágrimas caían detrás de su espalda, pero se sentía tan tranquila y feliz por escucharlo desahogarse.

Luego de un rato donde no les importaba nada, Aether se levantó con la mano por los ojos, habiéndose quitado las lágrimas.

Frente a la luna, él ofreció la mano libre para ayudarla a pararse.

Cuando lo hizo, Mualani puso su dedo por la mejilla del rubio.

– ¡¿Eh?! –. Le sacó un sonrojo inesperado, trató de quitar la cara sin éxito cuando restregaba el dedo en su piel.

– Quédate quieto, tonto. Tenías la mejilla un poco húmeda, ya no se nota –. Con aquella pasividad y tranquilidad en la voz, Aether terminó entendiendo rápidamente, riéndose de aquello y recordando el dedo de Mualani pasando en su rostro.

Lamentándose, le hubiese gustado que siguiera con el dedo recorriendo su rostro.

– ¿Vamos? –.

– Si –.

Los dos no tenían miedo o vergüenza de llegar entre risas, con sonrisas y agarrándose de la mano ante la mirada de las tres tribus.

– Eso es nuevo –. Pensó Chasca, mirando con una ceja levantada.

Hubo murmullos, pero fueron ignorados por la pareja mientras llegaban, con el invitado de honor para comenzar el momento de los bailes.

Se podría considerar un momento parecido a una rumba.

Ya habían montado los temas, entonces Aether se quedó paralizado al recordar algo.

"¡NO POR DIOS!, ¡LO QUE MÁS ME TEMÍA!...¡OLVIDÉ QUE NO SÉ BAILAR!". La presión social lo hizo ponerse blanco, pasando a un ritmo casi muerto por dentro al adentrarse en el círculo de baile musical.

– Mualani, no puedo bailar. Me niego –. Él murmuró, volteando hacia atrás.

– ¡Vamos, sé mi sombra!, solo tienes que mover tu cuerpo –. Mualani ahora lo alentaría, mostrándose dispuesta a acompañarlo en la vergüenza.

– No lo entiendes, ¡cuando canto atraigo megafloras!, ¡¿te imaginas lo que puede pasar si bailo?! –.

Aether fue bastante dramático, en busca de persuadir a su compañera quien reía por las entrañables frases.

– ¡Jajaja!, ¡no sabía que fueras tan bromista! –.

Solo se escuchó el gemido apenado de Aether, mientras llegaban al sitio.

Kinich, Ahau, Paimon y Kachina comieron las sobras de comida, disfrutando del baile que hacían los grupos de las diferentes tribus mezcladas entre todos.

– ¡Ahí están! –. Kachina los encontró a lo lejos, bastante animados y moviéndose más sueltos.

Aether estuvo bailando rígido hasta que Mualani comenzó un baile agarrados de las manos. Definitivamente se llevaron los focos en medio de tantas parejas de baile, de hecho estaba siendo algo innovador mientras sonaba una salsa en el reproductor.

– ¿Qué están haciendo? –. El mini dragón de lentes estaba enajenado, con la mandíbula caída.

Kinich sonrió en silencio, mientras Paimon y Kachina chocaban los cinco bastante felices por el resultado.

Aunque el rubio pudiese estar avergonzado, Mualani estaría para aliviar cualquier presión, nervios y pensamientos que pasen sobre él.

La confianza entre ellos pasó a otro nivel, viendo a Mualani posando los brazos entre los hombros del chico y Aether acercaba su cuerpo con manos puestas en las caderas.

– Esto es...increíble. Y pensar que esta tarde hasta ella parecía darse por vencido –. Kinich entendió la situación, viéndose atónito por esta escena ante sus ojos.

– Y pensar que Mualani le dejó todas las bolas en la zona de strike y él no fue capaz de batear una –. La compañera del viajero soltó un aleluya, alzando sus manos al cielo.

– ¡SOLO BESÉNSE Y YA, NJD, DEJEN LA CURSILERÍA O LES AVISARÉ A TODOS! –. Gritó Ahau casi exasperado por el par haciendo el ridículo para sus ojos.

En realidad, Aether y Mualani compartieron una sonrisa tonta y enamorada, mirándose fijamente, ante sus rostros rozándose de nariz, un momento después rompieron el espacio entre labios y dar comienzo a algo buscado por los corazones de ambos.

Ante el show de baile, nadie observó como sucedió el primer contacto entre ambos, solo quedaban mirándose de cerca con sonrisas de alegría.

Pero solo ellos recordarían y sabrían con detalle, lo especial que fue este suceso.

– ¡Yujuu!, ¡ya está el desayuno! –.

– ¡HOY SE COME, ESTÓMAGO! –. Paimon salió disparada de la carpa, mientras miraba los platos de Mualani y babéandose de hambre.

Luego de ver cómo Paimon le quitaba el plato, con un "¡gracias y buen provecho!" para irse a comer sobre el tronco, Mualani buscaría a Aether.

Después de caminar colina abajo, encontró un pequeño saurio con un pañuelo rojo y amarillo en la cola.

– ¡Hola, Don Sombrero!; ¿sabes dónde está Aether? –.

– ¡Grrr! –. Moviendo la cara en otra dirección, no tardó en responder el tepetlisaurio.

Ella le dió un trozo de comida como premio por darle indicaciones, antes de ir hacia un gigante tepetlisaurio pensando en cómo alcanzar un Pyroculus sobre una montaña llena de barriles explosivos.

– ¡El desayuno ya está listo, grandulón! –. Ya se habían dado los buenos días en el amanecer, pero adelantaron el trabajo mientras cada uno hacía diferentes cosas.

El Tepetlisaurio volteó, gruñendo de felicidad bastante adorable. Mualani sonrió, dejando su plato a un lado.

Ella quería abrazarlo, lo cual el tepetlisaurio tuvo que corresponder cuidadosamente.

– Ahhh...¡no puedes ser más adorable, en todos los sentidos y en todas las formas existentes! –. Mualani escapó un chillido de ternura sobre el estómago del saurio.

El tepetlisaurio gruñó otra vez, diciendo "no seas exagerada". Ganándose una risa. Igualmente los dos disfrutaban esto, después de revelar sus sentimientos y problemas entre sí.

– Es tan raro eso, pero también tan bonito para Paimon –.

La hada se rió con el abrazo peculiar que se dieron.

Cuando los dos regresaron a comer, Aether y Mualani estuvieron en silencio, admirando el resultado del desayuno.

– A propósito, todavía no sé cómo es posible que estés sin heridas o cicatrices con tantos combates –. Ella dejó el plato sobre su pierna, tragando lo digerido antes de continuar.

– ¿No estás ocultándolo con algo?, no puedes esconderme nada –. Hizo puchero, mientras Aether sonreía por ello y suspiraba.

– En realidad no estoy usando nada, por suerte tampoco me he roto algo. Técnicamente si...pero escucha, hasta ahora he dependido de las estatuas de los Arcontes para curarme de mis heridas –.

Mualani puso un dedo enfrente de su rostro.

– Eso fue antes, ahora más vale que me cuentes si tienes alguna herida. Creo en lo que dices, pero estoy seguro que no es igual a revivir como los habitantes de Natlan –. Aether apreciaba su preocupación, la cuál aceptaría.

– También tenía una herida emocional y sentimental...pero ya me estás ayudando con eso. Porque descubrí que eres el sentido de mi viaje, después de todo –.

Escuchar las palabras tan dulces en sus ojos, la hizo sonreír y recordar esa pregunta que le hizo anteriormente buscando la Isla misteriosa.

Ahora, parecía claro y honesto, por lo menos con ella. Le bastaba con saber que pasaba en su cabeza, dándole cualquier apoyo y amor necesario, así este viaje pudiera seguir siendo soportable.