Lo sé, me he demorado mucho :c
Perooo! como amo esta fiestas y esta en emisión Ranma, decidí volver con un cortito de Halloween 3
Disfrútenlo :D
Feliz Halloween
Los personajes no me pertenecen
Advertencia: Lemon suave
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No sé en qué momento pensó que ir a una fiesta de disfraces en la casa de una de las amigas de Akane era buena idea. Akane había estado super ilusionada con la fiesta, estaban en el último año de preparatoria y querían disfrutar las ultimas festividades con sus amigas.
No era estúpido, sabía muy bien porque había decidido a asistir. Y es que ver a su prometida con un disfraz de una tierna calabaza no lo estaba dejando en paz. En sí, el disfraz no era el problema. Akane no era de las que usaba disfraces sexys o algo por el estilo. Su disfraz era muy tierno e inocente, muy a su estilo. El problema era lo que había debajo del abultado disfraz de calabacita. Y es que la muy condenada de Nabiki le había mostrado la ropa interior que usaría Akane debajo de ese disfraz y ahora no podía sacárselo de la cabeza.
Desde un principio él no quería que ella asistiera a la fiesta y él tampoco quería asistir, aunque era obvio que si ella iba él también terminaría en la fiesta. Se rio en su cara por lo infantil del disfraz cuando fue toda emocionada a su habitación a mostrárselo, a fin de cuentas, era una esponja naranja como traje y un tierno gorrito verde que simulaba el tallo. Una tierna calabaza. Se rio todo el día. Hasta que Nabiki fue a su habitación para enseñarle la ropa interior que tenía pensada usar Akane esa noche. El sostén era totalmente transparente de un color negro delicado con un bordado de araña que imaginaba que cubriría sus pezones, desde el borde y por debajo de sus pechos colgaban unas delicadas tiras con pequeñas piedritas que simulaban ser telas de. Y la tanga, Dios esa tanga. Era un delicado hilo que colgaba delicadamente de una araba bordada que unía los extremos de tela. Pero lo que más llamo su atención fue la abertura que tenia en el triangulo que cubriría su entre pierna. Una pequeña rajita decorada con piedras negras le daba a su imaginación mil y un uso.
—¿Entonces, iras a la fiesta con mi hermanita? — le pregunto Nabiki mientras estiraba delicadamente la ropa interior sobre el tatami.
—Si…claro que iré…—fue lo único que susurro.
Ahora estaba ahí, sentado -sin disfraz- viendo como su adorada prometida bailaba con aquel ridículo disfraz de calabaza. Lo mas sorprendente es que a pesar del disfraz infantil y nada sensual los tipos se le acercaban como moscas a la miel. Estaba irritado, por supuesto. La fila de pretendientes que la invitaban a bailar no paraba, algunos inclusos se acercaban bailando con toda la ilusión del mundo y ella los despachaba sonriendo apenada. Lo cual era bueno. Apenas podía soportar los celos al ver como se acercaban a ella y no creía capaz de aguantarse si alguien lograba bailar con ella.
En un momento Yuki la dejo sola para recibir a más invitados y un tipo de la otra clase, un galán, se acerco a ella con un vaso de ponche y le sonrió. Por la música no alcanzo a escuchar lo que dijo, pero se levantó como un resorte cuando Akane recibió el vaso con una sonrisa. Camino hacia ellos con paso fuerte y decidido para arrebatar el vaso de las manos de su prometida y mirarla con enfado.
—No deberías ir aceptando vasos de cualquier persona, siempre eres muy confiada y tonta. — le dijo mientras miraba con desconfianza el vaso y al muchacho que lo había traído.
—¡Ranma! Solo es un poco de ponche…—se quejo Akane tratando de arrebatarle el vaso.
—¿Así que quieres beberlo? ¿Lo conoces al menos? —le pregunto mientras apuntaba al muchacho que los miraba asombrado y confundido.
—¡Claro que lo conozco! — le respondió Akane mirándolo enojada. —Satoshi-kun…
—Con que Satoshi-kun, ¿eh? —le medio grito. — ¡Pues bien! ¡Tomate su estúpido ponche y espero que sean muy felices juntos! —dijo y le paso el vaso con brusquedad provocando que el liquido le salpicara en el traje esponjoso de calabaza.
—¡Eres un estúpido, Ranma! —grito Akane mientras le lanzaba el vaso ya vacío y se marchaba de ahí dejando a Ranma solo, ya que el causante del problema había huido hace rato.
Ranma llevaba 10 minutos buscando a su prometida. Desde lo del vaso que no había podido encontrarla. Había buscado en los salones donde bailaban y en los patios, pero nada. Sabia que no se había ido a casa sola ya que cuando subió al techo no la vio salir. Finalmente se decidido por acercarse a Yuki y preguntarle si la había visto.
—Está en la habitación de Yuki. —respondió el mismo tipo de antes. — segundo piso, tercera puerta a la derecha.
—¿Y tu como sabes? —pregunto Ranma. Si ese tipo había subido con Akane seria capaz de dejarlo tetrapléjico.
—¡Oh! Creo que no los he presentado. —se disculpo Yuki. — Ranma, él el Satoshi-Kun, mi novio. Lamento los problemas, yo le había pedido que le llevara ponche a Akane…
Eso lo calmo un poco. Se despidió apenado y subió a buscar a su muy enojada prometida.
—¿Estas aquí, Akane? —pregunto mientras abría la puerta de golpe. Y si, Akane estaba ahí. Estaba sentada en la cama en ropa interior mientras secaba con el secador de pelo la gran mancha del traje naranjo y esponjoso, aun mantenía su gorrito de tallo. ¿Ya dijo que estaba en ropa interior? Pero esperen…—¿Por qué no estas usando la ropa interior que Nabiki dijo?
—¡Ranma! ¿Qué haces aquí? —grito Akane mientras trataba de cubrirse. Por el ruido de secador no había escuchado a Ranma entrar. — ¿De que ropa interior estas hablando?
—De la ropa interior que Nabiki…—se detuvo al comprender todo. Esa astuta de Nabiki lo había engaño. —Nada, olvídalo y apresúrate, todos se están yendo. —dijo mientras se sentaba a los pies de la cama y se cruzaba de brazos.
—¿Qué se supone que haces? —le pregunto Akane enfadada. —¿No ves que estoy en ropa interior? ¡Sal de aquí!
—Como si me importara ver a una marimacho como tu en ropa interior…—respondió molesto mientras la miraba de reojo. No tenia aquella sensual ropa interior de Halloween pero la ropa interior naranja con volantes y encajes que llevaba resaltaba en la piel blanca y cremosa de su prometida.
—¡Pues perdóname por ser tan fea! —grito mientras apagaba el secador y levantaba los brazos. —Entonces deberías ir a espiar a una tus otras prometidas…—Volvió a levantar los brazos y el sostén, que era mirad tela y mitad encaje, dejo ver el rosado pezón.
—Se ve…—murmuro incapaz de apartar la vista. Akane bajo los brazos y lo miro confundida.
—¿De que hablas? — Ranma se levanto de donde estaba y se sentó enfrente a su prometida. Con toda la valentía del mundo tomo la tela de encaje que cubría el pecho y lo sacudió un par de veces, el pecho reboto hasta que el pezón nuevamente quedó cubierto por la tela que no era de encaje. —¿Qué se supone que haces? —le pregunto Akane con voz tétrica.
—¿Por qué estas usando ese tipo de ropa interior? —pregunto sin poder quitar los ojos de los pechos de su prometida. Este sostén era extraño, provocaba que los pechos de Akane estuvieran mas voluptuosos y juntos. Era una tortura solo verlos y las ganas de estirar su mano y rozar la delicada piel de su prometida lo estaba matando.
—¿Desde cuando tengo que darte explicaciones sobre mi ropa interior? —se quejo Akane. No entendía muy bien, pero de la nada ambos habían comenzado a susurrar.
—Soy tu prometido, es obvio que tengo que estar al tanto. —le dijo, esta vez mirándola a los ojos. —¿O es que acaso buscas provocar lo mismo en otros hombres?
—¿Provocar qué? Estás loco. —respondió Akane confundida y nerviosa.
—Lo que provocas en mí. — susurró acercándose un poco más. El perfume de Akane lo tenia hipnotizado. Y su voz. Y sus ojos grandes y hermosos, brillantes y expectantes. Y esa boquita, rosada y sensual. Y toda ella. Solo ella.
—Como si una marimacho fea como yo pudiera provocarte algo…—se quejo ella desviando la mirada. — siempre lo dices…
—Esto provocas en mí. — Ranma reunió valor para tomar la mano de su prometida y llevarla hasta su corazón. Sabia que siempre le había dicho cosas que la lastimaban simplemente porque era un cobarde incapaz de admitir lo enamorado que estaba de ella. Y ni siquiera sabía porque tenía miedo, él sabía que el sentimiento era mutuo. Lo único que quería era poder estar junto a ella y aunque siempre se había dicho que cuando lograra deshacerse de la maldición y de las personas indeseadas, al fin podrían estar juntos. Ya se estaba cansando de esperar. — Cada vez que estoy contigo mi corazón se acelera, incluso cuando no estas, con solo pensarle mi corazón late mas rápido. Y es horrible porque muero de ganas de abrazarte, pero siento que si me acerco mas a ti mi corazón explotara de la emoción. —tomo la otra mano de Akane y la llevo a su entrepierna. —Esto solo lo provocas tú, no Shampoo cada vez que se desnuda, ni Ukyo cuando se refriega ni ninguna otra. Y ni siquiera tienes que tocarme ¡ni siquiera tienes que estar presente! Con solo pensarte provocas tantas cosas en mi que simplemente me terminan volviendo loco. —tomo aire y miro a su prometida, listo para recibir un golpe por la osadía, pero ella estaba en shock y boqueaba como un pez fuera del agua.
—¡Eres un pervertido! —rugió cuando al fin salió de la sorpresa. — ¿Cómo te atreves a hacer eso? Solo un pervertido como tu hace que una mujer le toque su…su…su, pues ¡eso!
—¿Quién es la pervertida? —rio Ranma. Él podía con esa furia, amaba esa furia y ese fuego en sus ojos. La amaba. — Yo tengo mis manos aquí —dijo levantando ambas manos. — y tu sigues con tu mano en mi..mi eso —rio burlándose de ella.
—¿Qué..e? ah..pues…—boqueo un par de veces, con el rostro completamente sonrojado. —¡Es por los nervios!
—Tu mano sigue ahí, pervertida. —se burlo nuevamente.
—¡Cállate o te juro que te voy a golpear! —grito Akane, su sonrojo esta vez le cubría hasta pelo. —¡Eres un…— se detuvo un segundo y fijo su vista en su mano que aun sostenía el pene de Ranma! — ¿En serio te acabas de poner mas duro solo porque dije que te iba a golpear? ¿Eres masoquista?
—Oye…que tu mano sigue ahí y te vez increíblemente sexy cuando te enfadas…—se defendió. Dios, ella era como una diosa de la guerra, sensual y ardiente, pero con apariencia angelical y pura. Y la muy sucia aun no le soltaba su entrepierna. Se arma de valor nuevamente y alzo las manos, esta vez para afirmar suavemente los pechos de su prometida.
—¿Qué haces?
—Lo justo. —Respondió como si fuera obvio. —Tu me tocas y yo te toco. —Amaso con suavidad los pechos de Akane, caían perfectamente en sus manos y su piel blanca y cremoso lo tentaba a besar, lamer, morder. Casi sintió que su alma salía de su cuerpo cuando ella apretó levente su pene. Dios, estaba tan duro y la situación era tan erótica que iba a terminar en cualquier momento. Y ni siquiera la había besado. —Te voy a besar…—dijo en un suspiro.
—No lo anuncies, solo hazlo…—lo regaño Akane acercando su rostro para darle más fácil acceso. El beso comenzó de manera lenta y torpe, técnicamente era el primer beso de ambos, pero no paso mucho tiempo para estar ambos devorándose la boca. Ranma empujo levemente a Akane hasta dejar semi tendida en la cama y bajar a devorar su cuello mientras levantaba el sostén y dejaba sus pechos libres. Beso, lamio y mordió el camino hasta que su boca se topo con el rosado pezón. Por la maldición sabia que los pechos eran delicados y que muchas veces las caricias suaves y superficiales podían generar mas placer. Así que se concentro en eso, en pasar suavemente la lengua por la punta y mordisquear suavemente para luego succionar con un poco mas de fuerza. —Ranma por favor…—el susurro de Akane y sus gemidos lo estaban volviendo loco, fue aun peor cuando ella metió su mano debajo del pantalón para tocarlo directamente. Sabia que estaba en la habitación de Yuki y definitivamente no tendrían su primera vez ahí, pero se encargaría de darle el placer que le estaba pidiendo. Bajo su mano hasta meterla entre las piernas de Akane y tocar directamente debajo de la tanga.
—Estas empapada…—se maravilló al sentir la humedad de sus pliegues, tanteo un poco mas hasta que la sintió temblar y gemir mas alto. Acaricio un poco más su clítoris y bajo su dedo para esparcir un poco mas su humedad, no quería lastimarla. Volvió a besar sus labios al mismo tiempo que introducía uno de sus dedos y el gemido de ella vibro en su garganta mientras le seguía devorando su boca. —abre más las piernas…—le pidió para poder seguir tocándola y no lastimarla. —así… que buena niña eres, Akane. — la felicito cuando ella le hizo caso y se acomodó para abrir mas las piernas. — tan buena y tan dulce…se una buena niña y apriétame más fuerte.
—Eres un maldito pervertido…—susurro Akane y comenzó a masturbarlo más duro y fuerte, esparciendo el líquido pre seminal por toda la punta y el tronco. Ambos soltaron una risilla, disfrutando el juego de ambos. Pelear y amar. Siguieron susurrándose cosas mientras se masturbaban el uno al otro, besándose, mirándose y desafiándose. Ranma introdujo otro haciendo temblar a Akane y maravillándose de los obscenos sonidos húmedos que provocaban sus dedos al entrar y salir, ella estaba hirviendo por dentro y tan suave como el terciopelo y el solo imaginar estar dentro de ella lo excitaba de sobremanera. La siguió besando y mordiendo, Dios como amaba morderla y dejarle marcas. Adoraba piñizcar sus pezones y sentirla temblar, adoraba sentir lo húmeda y caliente que estaba y escuchar esos sonidos tan deliciosos que lo estaban llevando a la gloria. Y por todos los dioses y los santos, amaba sentir las pequeñas manos de Akane masturbarlo con fuerza y apretar sus pelotas mientras susurraba pequeños así Ranma, justo ahí.
—Se una buena calabacita y acaba para mi…—susurro cuando la sintió que su interior comenzó a apretar mas sus dedos. —Córrete para mi Akane…—movió sus dedos más rápido sintiendo como Akane los succionaba en su interior y lentamente comenzaba a convulsionar. Basto la imagen de Akane disfrutando su orgasmo; su cuello estirado, sus ojos fuertemente cerrados, su boca abierta en un gemido silencioso y sus caderas moviéndose frenéticamente cabalgando sus dedos; para hacerlo acabar y disfrutar de la sensación de explotar sobre el vientre de su prometida, disfrutando mientras ella aun pegada en su propio orgasmo no dejo de exprimir hasta la ultima gota de su semen y dejarlo seco. Recostó su cabeza en el hombro de Akane, esperando que ambos bajaran un poco el latir de sus corazones y quito los dedos de su interior hasta llevarlos a su boca y lamerlos. — Eres una calabacita muy dulce.
—Eres un puerco…—rio feliz Akane, sus ojos brillantes y su rostro sonrojado.
Minutos después ambos bajaban las escaleras sonriendo y jugando, Akane se había vuelto a poner la esponja de calabaza. Yuki y su novio estaban sentados en el sofá, ya no quedaban mas invitados.
—Hasta que terminaron — dijo Satoshi con una sonrisa ganándose un codazo de Yuki.
—Lo siento, habíamos subido a ver como estaban y escuchamos ruidos…—susurro Yuki completamente sonrojada. —no quisimos molestarlos y preferimos esperar acá abajo.
Luego de que Akane se disculpara mil veces, ambos salieron de la casa de Yuki. Ya estaba amaneciendo y no había rastro de personas en la calle.
—Ya supéralo, Akane. Como si ellos no lo hicieran también. —se quejo Ranma al ver el rostro enfado de su prometida.
—¿Cómo puedes ser tan insensible? Tus papas también lo hacen y eso no significa que tu tengas que verlos u oírlos. —dijo molesta y comenzando a caminar más rápido.
—¡Akane! Eso es asqueroso…—lo que menos quería Ranma era imaginar a sus padres haciendo …eso.
—Y ni creas que dejare que vuelvas a tocar. ¡Por desconsiderado!
—¡Pues ni quien quiera tocarte! ¡Eres una marimacho! —se quejó mientras empezaba a caminar más rápido para dejarla atrás.
—Seguro Ryoga si quiere o Kunno…—se burlo mientras le daba un empujón y pasaba corriendo a su lado.
—¡Ni lo pienses, Akane! ¿Me oíste? ¡No te atrevas a pensarlo! —grito persiguiéndola. —¡Eres una calabaza fea!
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Discutir por todo pelear, una extraña manera de amar 3
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