Capítulo 21

Las sirenas de la ambulancia le recordaban a Kotoko su profesión, en ese momento crítico no debía dejar que aquel hombre, por mucho daño que le hiciera, tendría que dejarlo morir a su suerte. Estaba pálido en el piso, respirando con dificultad, parecía que le estaba dando un infarto. Tomó su teléfono y llamó a la ambulancia, la cual llegó de inmediato. Estaba temblando de la ansiedad que la causaba estar cerca de Watanabe, pero tenía que ser fuerte, no podía dejarse vencer por sus problemas personales en ese momento. Llegaron al hospital, Kotoko trataba de apoyar a los paramédicos en todo lo que estaba en sus manos.

Naoki, que estaba en la sala de urgencias haciendo rondines, vio el jaleo de los paramédicos tratando de que volviera en sí la persona en la camilla, en un extremo, con aspecto lívido estaba Kotoko, se veía preciosa con ese atuendo que le quedaba perfecto a su silueta, sin embargo, no tenía el entusiasmo de siempre, su mirada estaba fija y parecía presa del pánico. Le encargó a uno de sus compañeros que terminara por él sus pendientes, se acercó para saber quién era la persona que le perturbaba.

En el momento que le vio el rostro a aquel paciente, arrugó el ceño. Watanabe era digno de hacer apariciones inolvidables, entendía entonces el porqué de la actitud de Kotoko, él y su ex mejor amigo, ambos le rompieron el corazón a ella, y a pesar que su presencia era apenas tolerable para Kotoko, Watanabe, de alguna manera, era quien con toda la saña había fraguado un plan para que ella se enterara de la apuesta, sin importarle que habían quedado en que él había ganado. No podía echarle toda la responsabilidad a su ex amigo, él había aceptado los términos y condiciones sin importarle los sentimientos de Kotoko, era un grandísimo idiota.

—Kotoko — la llamó, ella seguía perdida en sus pensamientos —¡Kotoko! — le tocó el hombro, ella lo miró.

Se le contrajo el corazón de verla así, sus manos temblaban, no podía respirar bien, estaba disociada con los ojos llenos de lágrimas, claramente estaba teniendo un ataque de ansiedad. La tomó de las manos para moverla de donde estaba, en ese estado no podía hacer más que estorbar a los paramédicos.

Lo miró a los ojos, en ellos podía ver un sinfín de emociones.

—Watanabe se desmayó, yo quería dejarlo ahí pero no pude — Kotoko lloraba amargamente — no pude Naoki a pesar de todo, no soy mala persona ¿Por qué me hicieron daño?

Kotoko rompió en llanto agachando la mirada, Naoki quiso abrazarla, pero no quería inquietarle, solo se quedó a su lado, tomándola de las manos.

Era un estúpido si creía que merecía el amor de ella, no era digno de nada, ni de sus besos, ni de sus caricias. Era un miserable completamente por arruinarle la inocencia a una niña que solo le había dado su amor. Ella llevaba amándolo desde siempre y él, había jugado con algo tan puro que solo había una palabra para describirlo. Canalla.

—Hiciste bien Kotoko —le consoló — no te preocupes, vete a casa es tu día de descanso. — Naoki cuidó que su voz no demostrara la profunda tristeza que sentía.

—Pero es mi deber, voy a ponerme mi uniforme...

Naoki la detuvo.

—Conozco muy bien las razones por las cuales no querías auxiliarlo, no te preocupes, estás en tu derecho de no atenderlo por tu salud emocional — Naoki se atrevió de enjugar sus lágrimas — Ve a casa, yo me encargo.

Kotoko lo miró sorprendida, hace unos días la miraba con frialdad y ahora, su voz era suave. Ella asintió. En ese momento, estaba echa un mar de emociones, sin embargo, esa calidez en la voz de Naoki era suficiente para confortarla. Su corazón latía erráticamente, tanto por la emoción de ver a Watanabe como por Naoki. ¿Acaso jamás iba a dejar de sentir ese hormigueo que siempre despertaba en ella?

Joe, quien acababa de terminar su turno, vio a Kotoko y a Naoki a lo lejos, él conocía muy bien a su amiga, sabía que algo no andaba bien pero su estado no era por Naoki pues él le limpiaba dulcemente las lágrimas. Se acercó con cautela para no sobresaltar a ninguno de los dos.

—¿Todo bien Kotorin?

La voz de Joe era lo último que quería escuchar Naoki, lo miró, Kotoko en seguida le abrazó y se llenó de celos, él deseaba que ella corriera a sus brazos como antes, no quería que alguien más lo hiciera, pero, si eso tranquilizaba a Kotoko, por esta ocasión lo dejaría pasar.

—Llevala a casa Joe — instruyó Naoki — no se encuentra bien, acaba de presentar un cuadro de ansiedad y no es bueno para ella estar aquí ahora

—Pero ¿qué pasó? — insistió Joe — ¿Le hiciste algo?

Acusó Joe.

Naoki hizo una mueca de disgusto a pesar que entendía perfectamente su conclusión, ¿cómo podía Kotoko preferir a ese desgarbado hombre que acusaba a la gente sin pruebas? Aun así, se limitó a responderle lo más educado que podía.

—No Joe… Kotoko se encontró con Watanabe quien se desmayó y ayudó a llegar al hospital, él es un...

—Ah ya sé — interrumpió Joe — el patán con el que apostaste ¿verdad? No es necesario que me des más explicaciones, entiendo todo. —le sonrió con sorna — Vamos Kotorin te llevo a casa...

Naoki aguantó las ganas de golpear el guapo rostro del hombre que se llevaba a Kotoko, sin embargo, el trato de Joe hacia Kotoko no era de una pareja, o al menos, no como él la hubiese tratado.

No quería hacerse falsas esperanzas, pero si existía la mínima posibilidad de recuperarla, no lo desaprovecharía.

Yo sé que ha pasado un tiempo sin actualizar y espero de verdad, poder seguir escribiendo más seguido.

He tenido muchas cosas en mi vida que me lo han impedido pero es momento de terminar y de seguir con historias ehehe.

Muchas gracias a todxs por su paciencia y por esperar, a las personitas que han marcado como favorita esta historia y las demás que tengo en mi perfil, me alegra de verdad saber que les gusta. Muchas gracias por sus comentarios, me han alentado muchísimo.

Besos a todxs