My Hero Academia pertenece a Kohei Horikoshi.
Las Vengadoras y X–Women pertenecen a Marvel (una división de Disney).

Camino al más grande (Segunda versión)

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01: El Vigilante y la Tierra-172

Uatu, también conocido como El Vigilante, había estado haciendo justamente eso: Vigilar las Tierras Multiversales y recientemente, le estaba costando muchísimo, no intervenir y aplastar aquello que la variante malvada de Reed Richards, estaba decidido a hacer, en la Tierra-6160.

Entonces, desvió su mirada hacia la Tierra-172 y pensó que ese número era muy bueno para una Tierra, en donde no existan variantes de personas como el Capitán América, Iron-Man, Black Widow o los X-Men y en cambio, así como la Tierra-712 tenía a estos héroes denominados como El Escuadrón Supremo y en donde ni los Vengadores, ni tampoco los X-Men o los 4 Fantásticos existían; pues lo mismo pasaba con la Tierra-172, que era su propia realidad aparte, en donde el denominado "Multiverso Marvel", no tenía participación o referencia alguna.
Pero el Vigilante necesitaba volver a su problema actual: ¿Cómo evitar que El Creador, arruinara las vidas de tantísimos héroes, para la Tierra-6160 a partir de la Tierra-172?

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Entonces, se fijó en algo… que volvía único a la Tierra-172 y eso era el hecho de que existían los Kōseis y que jamás existieron personas, que adquirieron sus poderes mediante experimentación humana o creándose una armadura, ni nada de eso.

Se fijó entonces, en un pequeño niño "Mukōsei", llamado Midoriya Izuku, quien era molestado por su antiguo mejor amigo Bakugō Katsuki, su propia hermana y su propia madre, como si fuera su culpa, el haber nacido como un Mukōsei, mientras defendía a una pequeña niña de cabello violeta con lóbulos que tenían la forma de conectores de auriculares…

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Luego de haber sido defendida por el niño (del cual ella creía inocentemente, que su nombre era Deku, pues eso era lo que gritaban los dos matones), Jirō Kyōka, pareció obsesionarse consu Deku-Kun y para la diversión del Vigilante, la niña solía verlo desde la lejanía, tenía una clave musical con el ritmo del corazón de Deku-Kun y tenía una partitura con los latidos del corazón de Deku-Kun.
Año tras año, se encargaba de encontrar una raza de hormigas que picaban muy duro, dejándolas en las camas de Bakugō Katsuki, Midoriya Inko y Midoriya Inōe.

Ella veía a su madre, tan cariñosa como siempre era con su marido Mukōsei y no lograba comprender porqué o como, es que la madre de Deku-Kun, podía ser tan cruel, que intentaban activamente matar a su Deku-Kun, lanzándole cuchillos y obligándolo a esquivarlos.

Agradecía enormemente el ser hija única, pues odiaría tener una hermana, que solo sabía usar su aliento de fuego, para intentar quemar a su Deku-Kun.

A veces, gracias a su conocimiento de que el fuego no haría daño, ni a Katsuki, ni a Inōe, solía prender fuego a las sábanas de ambos.

Lo cual equivalía a que ambos, estuvieran mojando sus sábanas, pasando grandes vergüenzas.

Al ver como "Deku-Kun" escribía en un cuaderno, Kyōka quiso imitarlo, incluso si desconocía lo que Deku-Kun escribía. Entonces, le pidió uno a sus padres. Ellos estaban sorprendidos de que su hija deseara un cuaderno de raya corriente y no un cuaderno de partitura, debido a que toda la familia eran músicos. Pero Mika pensó, que su hija estaba llegando quizás demasiado pronto, esa edad en la cual las niñas querían tener diarios.

Cuando tenía once años, fue como si la suerte le sonriera a Kyōka, pues al tiempo que su familia se mudaba y ella ingresaba a la Secundaria Orudera, una gran sonrisa iluminó su rostro, al ver que era la misma Secundaria a la cual ingresaba Deku-Kun...
Y sus torturadores. Kyōka suspiró, mientras seguía a los otros alumnos, para ingresar al salón de clases y se sentaba detrás de Deku-Kun, agradeciendo que Midoriya Inōe y Bakugō Katsuki, se sentaran en lugares alejados de ellos dos.

Cuando la profesora iba a llamar a lista, el cielo se volvió de un azul índigo y las estrellas brillaron con fuerza, todos vieron maravillados un evento tan extraño y su maestra comenzó a decir, que era un momento muy especial y que solo podía verse cada Setecientos a cincuenta años o algo así. Kyōka se perdió toda la explicación, cuando una estrella fugaz, pasó por delante, inmediatamente cerró los ojos fuertemente y juntó las manos en oración. ―Por favor: Permite que Izuku-Kun adquiera un Kōsei, puedes destruirme a mí si lo deseas, toma mi alma si ese es tu precio... pero...―su inconscientemente, comenzó a derramar lágrimas de terror, sabiendo lo que estaba pidiendo. Casi como si hiciera un pacto con un demonio, mientras que su mente rugía toda clase de peticiones: «Por favor: Déjalo caer en un baño de desechos radioactivos y que despierte con un Kōsei» o algo aún más grande, casi maligno y desesperado «Por favor: Llévame a mí, si con eso Izuku-Kun obtendrá un Kōsei» Kyōka estaba dispuesta a darlo todo. Pero desde lo más profundo de su alma, ella deseaba que él, pudiera cumplir su sueño de ser un héroe y para eso, él necesitaba urgentemente de un Kōsei y si debía de pactar con el mismísimo rey del inframundo o con la mismísima Izanami o si ella debía de dar su cuerpo a Yamata no Orochi... entonces adelante ―déjalo llegar a ser un héroe.

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02: Corrigiendo un problema.