LXXXVIII

Angela pone su mejor cara de confusión mientras escucha las palabras de la psicóloga, la señorita Kelley.

—Lo que quiero entender, Angela, es por qué rompiste el cuaderno de Jane.

—Ya se lo expliqué: fue una broma —replica Angela con ese tono deliberadamente irritante que parece decir «¿acaso eres idiota, por eso no me entiendes?».

La psicóloga suelta un suspiro.


Cuando la señorita Kelley finalmente la deja marchar con la promesa de que en caso de repetirse incidentes así «la institución se verá obligada a notificar a tus padres», Angela va directamente junto a sus amigas.

—¿Pueden creerlo? —murmura entre dientes, indignada—. ¡Esa perra me acusó con el profesor Mundy! Pero esto no se va a quedar así…

—¿Vas a esperar a que acabe el receso de primavera? Empieza en apenas dos días —señala Kate, una de sus amigas.

Angela se muerde el labio inferior. No quiere esperar tanto para vengarse, pero tampoco cree poder planear algo demasiado elaborado en el espacio de un día…

—Espera, tengo una idea —apunta Madeline, otra amiga suya—. Hoy escuché a Jane y Wheeler hablando sobre su próxima cita. El sábado después del almuerzo tienen pensado ir a la nueva pista de patinaje que se acaba de abrir en Starcourt.

»Y ¿adivinen qué? Mi hermano mayor trabaja en esa pista…


Will está teniendo, posiblemente, el peor cumpleaños de la historia.

En primer lugar, su mejor amigo se ha olvidado por completo de la fecha, y ha optado por invitar a su novia a una cita ese mismo día. Luego, entre la espada y la pared ante su reclamo, no hubo tenido mejor idea para «arreglar» las cosas que invitarlo a sumarse. A Will le cae bien Jane, y sabe que el sentimiento es mutuo, pero ¿ser el mal tercio en una de sus citas?

Es lo peor.

Y ahora, para colmo, tiene que ver a su amiga ser acosada en el medio de la pista de patinaje por un montón de matones mientras Mike intenta en vano detener al DJ (y Will adora a Mike, realmente lo adora hasta un punto que podría ser considerado «inapropiado», mas no entiende por qué su mejor amigo ha optado por enfocarse en eso en lugar de ir junto a Jane).

Cuando el «espectáculo» llega a su final y uno de los amigos de Angela le vacía una malteada en el vestido, Jane sale corriendo de la pista, lágrimas en los ojos, mientras todos los presentes sueltan carcajadas ante su miseria.


Eleven sabe que Mike y Will la están buscando. No obstante, no desea que la vean en su estado actual, por lo cual se refugia en uno de los depósitos de acceso restringido. A través de las persianas, observa a Angela y a sus amigos, quienes aún siguen riéndose de ella.

—Dios mío, ¿viste su cara? ¡Parecía que se había cagado encima!

Más risas acompañan el comentario.

Esto ya ha ocurrido antes.

Lo recuerda. Cuando Two y los demás la acorralaron, años atrás…

Y no se hubo defendido, entonces.

¿Voy a dejar que esto suceda de vuelta?

Se siente humillada. Se siente dolida.

Y, por sobre todo, se siente increíblemente furiosa.

No obstante, ni siquiera toda esta furia le hace olvidar su situación: no puede usar sus poderes. Al menos, no en maneras obvias. Podría, tal vez, hacer que Angela se tropezase… Pero ¿qué significa un resbalón accidental cuando hubo sido víctima de un espectáculo como aquel?

Eleven aprieta los labios.

No, no puede usar sus poderes, eso está claro.

Pero no va a quedarse sin hacer nada, tampoco.