_ Gina no sabe japonés.
_ Lo imaginaba. _ Dijo Ashley. _ Pero ha sido muy claro.
_ Y… ¿Qué ha dicho? _ Preguntó Mia.
_ Ha dicho que te quiere. No ha especificado, pero supongo que se refería a ti.
_ Nunca había oído hablar de una descarga eléctrica que hiciera que alguien aprendiera otro idioma. _ Mia bufó. _ ¿Seguro que no me estás mintiendo?
_ ¿Qué sacaría yo con eso? _ Ashley negó con la cabeza. _ En fin… ¿Te veo mañana? Mi padre no contó gran cosa, pero, si quieres oírlo, no tengo ningún problema… Aún tengo que buscar una forma de entrar al laboratorio.
_ ¿Entrar al laboratorio? _ Mia alzó una ceja. _ ¿Para qué?
_ Quiero saber qué pasó ahí dentro. Mi padre no recuerda nada.
_ ¿Crees que sacarás más cosas en claro que la policía?
_ La policía tiene cientos de casos que atender, Mia. Y este, a caso práctico, parece prácticamente resuelto. Aún sin las declaraciones de mi padre y tu hermana, asumo que lo darán por hecho.
_ No creas que te dejaré sola para que limpies las pruebas. _ Mia alzó una ceja. _ Que me hayas ayudado con mi hermana no significa que me fíe.
_ Tiene sentido. _ Suspiró Ashley. _ De todas formas, prefiero no hacer estas cosas sola.
_ Te veo mañana, Ashley. _ Mia la miró con cierto aire de desafío.
Ashley tuvo un sueño bastante desagradable. Tuvo pesadillas, principalmente protagonizadas por sus padres. Acarició el colgante que llevaba al cuello y suspiró. No estaba descansada, pero tenía algo importante que hacer.
Se vistió y al llegar al comedor se encontró a Jessica haciendo tortitas y, sorprendemente, a Mia, que estaba sentada a la mesa con un plato de tortitas delante de ella, con sirope de fresa y una expresión que denotaba aburrimiento.
_ No te tenía por una marmota, Ashley. Jessica lleva como una hora esperando por ti. _ Mia cogió el cuchillo y el tenedor.
_ No hacía falta que le dijeras eso. _ Jessica puso un plato sobre la mesa. _ Buenos días, Ashley.
_ Bueno, yo también llevo esperando media hora. _ Aclaró Mia. _ Rex llegó desde el amanecer, hay que admitir que es comprometido. Gina está en buenas manos.
_ Imagino que se sentirá responsable. _ Susurró Ash, tomando las tortitas. _ Debió desmantelar ese dispositivo cuando tuvo oportunidad. Nada de esto habría pasado.
_ Eso lo descubriremos hoy, Ashley. _ Sentenció Mia. _ Muchas gracias por el desayuno, señorita Robins... estaba delicioso.
El laboratorio de J.C Valley no parecía haber cambiado lo más mínimo, al menos a nivel exterior. Ashley sintió que se le encogía el estómago. La última vez que había estado allí, le habían apuntado con un arma y habían estado a punto de dispararle.
_ Te veo tensa, Ashley. _ Mia se acercó a la puerta y usó la tarjeta de seguridad de Gina. _ ¿Miedo de descubrir lo que ocurrió aquí?
_ Malos recuerdos, más bien. Mi última visita no fue demasiado agradable.
_ ¿Al lago?
_ No, al laboratorio. Venir al lago estuvo bien. _ Respondió, subiendo al ascensor. _ Conocí gente nueva, como Matt, Tommy, Elizabeth.
_ Y Janet, sí... ella me habló mucho de ti.
_ ¿Conoces a Janet?
_ Los conozco a todos, Ashley. Somos amigos de toda la vida.
_ Es extraño que no te haya visto antes.
_ No salgo mucho, suele ser Janet la que tira de mí para que lo haga. Está empeñada en que me una al grupo.
_ ¿Qué tocas?
_ El piano.
_ ¿No es Elizabeth la que toca el piano en el grupo?
_ Eso mismo le dije yo. Creo que subestima lo celosa que puede ponerse Elizabeth si ocupo parte de su foco. Ella dice que toco mejor.
_ Me gustaría oírte.
Mia sonrió y negó con la cabeza, pero no contestó porque, el ascensor se detuvo y, finalmente, pudieron observar la escena del supuesto crimen. El dispositivo Another estaba donde Ashley lo recordaba... pero parecía que alguien había golpeado con vehemencia la zona en la que apoyaría uno la cabeza, arrancándola. Ashley estaba convencida de que de ahí debía haber surgido la descarga que había incapacitado a Gina.
El suelo estaba manchado de líquido refrigerante y había quemaduras por toda la máquina. Ashley debía reconocer que le sorprendía que Gina hubiera sobrevivido, porque aquello le recordaba sospechosamente al procedimiento que alguien seguiría para ejecutar a alguien.
_ No pinta bien para tu padre, Ashley. _ Mia se cruzó de brazos.
_ Sea lo que sea lo que haya ocurrido, estoy segura de que habrá una explicación. _ Sentenció Ashley. _ Mi padre no es un asesino.
_ No lo parece, la verdad. _ Respondió la pelirroja. _ La verdad, lo poco que he hablado con él, es una mosquita muerta... pero nunca se sabe. La policía encontró sus huellas en el arma que usaron para romper el dispositivo.
_ No sé qué me parece más extraño, la idea de que haya atacado a alguien o la idea de que haya destruido Another.
Ashley estaba en sus pensamientos, registrando cada zona de la sala. Pero enumerar mentalmente los cajones vacíos de la habitación y evitar aquellos que le supondrían considerarse una cotilla, probablemente le llevaría toda la mañana, igual que lo haría revisar cada objeto individualmente para cerciorarse de que no había nada extraño en ninguno.
_ Por cómo hablas de ella, parece que le tengas mucha rabia a esa máquina.
_ Es cierto que me dio un momento que probablemente me ha hecho más feliz que ningún otro instante de mi vida... pero ha causado que el resto sea bastante peor de lo que debiera.
_ Gina no para de hablar del proyecto Another, y de lo que se puede lograr con él. _ Mia revisó los cajones uno por uno. _ ¿De qué momento estás hablando?
_ Volví a ver a mi madre... _ Ashley se detuvo un momento. _ Fue sólo un instante, pero... estuvo conmigo... me habló. Es una tontería, sé que ni siquiera era realmente ella, pero se sintió como si lo fuera.
_ A veces no tiene que ser real para que importe, Ashley. _ Mia cerró el último cajón. _ Aquí no hay gran cosa.
_ No sé por qué te cuento todo esto, apenas te conozco.
_ Tengo una de esas caras. Janet siempre lo dice. A la gente le es fácil decirme lo que piensa... supongo que porque yo no les interrumpo. Dudo que nadie quiera contar sus secretos a Elizabeth.
_ Bueno, yo me he sincerado con ella alguna vez... aunque no es demasiado comunicativa. _ Admitió Ashley. _ ¿Encuentras algo?
_ Sólo cajones vacíos, me temo. Te juro que no entiendo por qué la gente compra tantos armarios si luego no va a meter nada dentro, ¿Acaso les hacen precio por comprar decenas?
_ Bueno, yo una vez encontré chocolate. _ Ashley dejó escapar una risa.
Estando allí, toda la situación de su padre parecía irreal, como un cuento, algo que no podía ser, y no terminaba de asimilarlo. Había algo dentro de ella que le decía que la situación se resolvería bien.
_ Supongo que has fallado, super detective. _ Mia se encogió de hombros.
_ Quizá aquí no encuentre nada, pero seguro que en sus despachos hay alguna pista. _ Ashley estaba segura de ello.
_ La cuestión es cómo vamos a entrar ahí. Por lo que tengo entendido, están sellados y la tarjeta de Rex no lo permite.
Ashley recordó el RAS. Un dispositivo que había conservado como recuerdo, pero que se encontraba en su casa, guardado bajo su cama… no, decididamente no podía ir a por él por mucho que le apeteciese.
_ Supongo que podríamos hablar con Gina para que nos deje la suya, si es que está en condiciones.
_ Dudo que mi hermana esté por la labor de dejarnos su tarjeta. _ Apuntó Mia, protectora. _ Me sorprendería que Rex la dejase levantarse de la cama.
Imagina la sorpresa de ambas cuando, al salir del edificio, pudieron ver a Gina sentada en un banco, ante la atenta mirada de Rex, que se mantenía a una distancia prudente. Se acercaron a él en primer lugar. Ashley, confusa, Mia, visiblemente enfadada.
_ ¿Qué hace aquí fuera? _ Le preguntó, directa y sin saludo previo, cerrando el puño.
_ Me fue imposible detenerla, Mia. Dijo que quería ver el lago, que le sentaría bien tomar el aire.
_ Debería estar en la cama, como dijo el médico.
_ Estoy de acuerdo, pero habría tenido que atarla a la cama para que no saliera. Creo que habría sido peor, Mia.
La pelirroja respiró profundamente, tratando de relajarse.
_ Quizá esté mejor de lo que pensaban. _ Dijo Ashley, tratando de calmar la situación. _ Habla con ella.
Ashley siguió a Mia, más por inercia que por necesidad, cuando esta se encaminó a ver a Gina. La mujer parecía estar en un estado de paz absoluta mientras miraba la superficie del lago. Ni se inmutó cuando vio llegar a las adolescentes.
_ El lago es precioso, ¿No creéis?
_ Gina, ves el lago todos los días. _ Mia se esforzaba por sonar calmada. _ Deberías estar en la cama.
_ Lo miro, pero hace mucho que no lo veo. _ Gina sonrió. _ No estoy tan mal… puedo dar un paseo, Rex me está vigilando, estaré bien.
_ Esa descarga pudo matarte.
_ También pudo salvarme la vida.
_ Eso no tiene sentido. No digas tonterías.
_ Mia… ¿Puedo hablar con Ashley a solas? Hay algo que necesito decirle.
_ ¿Con Ashley? _ Mia parecía confusa. _ Vale, pero ¿Después irás a casa y dejarás que Rex te cuide?
_ Prometido. _ Gina le guiñó un ojo.
_ De verdad, no sé qué te pasa, estás rarísima.
Mia se apartó, acercándose a Rex. Ashley observó un segundo el lago cuando Gina le hizo un gesto para que se sentase. Obedeció antes de hablar.
_ ¿Qué necesitas decirme y por qué no puedes decírmelo delante de Mia?
_ No está preparada para oírlo. _ Gina se mostró muy seria. _ No lo entendería, ella no entiende realmente cómo funciona Another… lo que puede hacer. No como tú.
Ashley se puso tensa. Centró toda su atención en Gina cuando esta la miró. Había algo en su lenguaje corporal y en sus palabras que, sencillamente, no le encajaba.
_ ¿Qué es lo que no está preparada para oír? _ Ashley tragó saliva, su pulso se había acelerado.
_ Que la Gina Barnes que conocía ha dejado de existir.
Ashley se quedó congelada, no por lo que dijo si no por cómo lo dijo. Su convicción, su seguridad. Gina la estaba mirando de una manera que nunca la había mirado.
_ Insinúas que han cargado la memoria de otra persona en ti… ¿Cómo Ryan trató de hacer conmigo?
_ Sí… aunque no todos los recuerdos han sido sobrescritos. _ Prosiguió Gina. _ La descarga impidió que el proceso se completase. Hay dos hilos de recuerdos en mi cabeza… dos vidas mezcladas. Recuerdo casi toda la vida de Gina… cómo lamentó perder a sus padres… casi todas sus vivencias personales.
_ Pero… ya no eres esa persona.
_ Siento como si esos recuerdos no fueran míos, al menos la mayoría. _ Se paró un segundo a mirar el lago. _ Cuando miro a Mia, siento las emociones que Gina sentía por ella… pero todo lo demás, es como si fuera una película, algo ajeno a mí. Mis sentimientos hacia mis otros recuerdos, sin embargo, los siento con completa intensidad. Al parecer, por mucho que los recuerdos puedan coexistir, no así la consciencia… y la consciencia de Gina Barnes ha desaparecido.
_ No lo entiendo… no del todo, al menos. _ Ashley encontraba todo aquello demasiado complicado.
_ Es muy simple, en realidad… recuerdo la vida de Gina, pero no soy Gina.
_ Entonces… ¿Quién eres?
_ Ashley, creo que eso tú ya lo sabes… _ La sonrisa de Gina se alargó.
Ashley se llevó las manos inconscientemente al pecho, apretándolas con fuerza. Notaba su corazón desbocado, casi sentía que podría salir volando por su boca.
_ No juegues conmigo.
_ No juego contigo, Ashley. _ Miró un segundo al lago. _ De hecho, he escogido venir aquí porque es un lugar muy especial para mí.
Gina se pudo en pie, emitiendo un quejido de dolor y dio un par de pasos torpes hacia el lago. La siguió. Intentó acercarse para sostenerla y Gina rechazó la ayuda. Ashley no podía aguantarlo más.
_ Dime ya quién eres. _ Le espetó. _ Por favor… Necesito estar segura d…
Ashley no terminó la frase. Gina la había rodeado con los brazos. Pudo notar que su corazón también parecía desbocado.
_ La última vez que nos vimos tenías tres años. Te traje aquí conmigo. Tomé la decisión más importante de mi vida. Decidí dejar todo por lo que había estado trabajando porque para mí, ser tu madre era muchísimo más importante. Soy Sayoko.
Cuando Sayoko besó su frente, Ashley se rompió. La abrazó con todas sus fuerzas y rompió a llorar. Era más de lo que podía soportar.
_ Mamá… mamá… mamá… _ Repitió, apretando su mejilla, húmeda por sus lágrimas, contra su pecho.
_ Desahógate… _ Susurró Sayoko, besando su coronilla.
Mia las observaba sin entender nada, pero si había algo que a Ashley en aquel momento podía importarle poco era lo que pudiera pensar cualquier otra persona sobre el momento que estaba compartiendo con su madre.
_ Te has convertido en una jovencita increíble, Ashley. _ Susurró Sayoko.
Ashley comenzó a reconstruirse a sí misma después de la bola de demolición emocional que acababa de experimentar. Aquella mujer era su madre, pero, tal como ella decía, eso significaba que Gina Barnes había dejado de existir.
_ Dime… ¿Papá ha hecho esto? _ Susurró.
