_ No lo sé. _ Ashley podía sentir la sinceridad en las palabras de Sayoko.

Era extraño cómo podía verla de otra manera distinta desde hacía apenas un minuto. Seguía siendo Gina. Era el mismo cuerpo, el mismo rostro. Pero Saber que era Sayoko hacía que no pudiera verla de la misma forma.

_ Apenas recuerdo nada de ese día, Ashley. _ Se sinceró. _ Es uno de los recuerdos de Gina que no conservo. Pero, de verdad, espero que no lo haya hecho... porque no podría perdonarle.

Ashley asintió. Podía entender lo mucho que su padre deseaba volver a Sayoko, porque era un sueño que ambos compartían. Pero... matar, que es en cierto modo lo que había ocurrido con Gina, era demasiado.

_ Yo tampoco sé si podría... aunque tampoco es que hayamos tenido una gran relación estos años. _ Suspiró. _ Estaba más preocupado de honrar tu recuerdo y del proyecto Another que de mí.

_ Lamento no haber podido estar para cambiar eso. Estoy segura de que tu padre te quiere mucho... pero es muy disperso. No sabe concentrarse en nada que no sean sus investigaciones. _ Sayoko suspiró. _ Irónico, cuando fue él quien provocó que yo dejase de ser justo así. Supongo que perderme le cambió.

_ Quiero saber qué pasó, mamá. Descubrir qué hizo papá y por qué. _ Ratificó Ashley. Sayoko asintió.

_ Ojalá pudiera ayudarte. Me muero de ganas de tener más momentos madre e hija. _ Volvió a sentarse en el banco. _ Pero eso será cuando deje de dolerme todo el cuerpo. Quiero ayudarte. Creo que esto es un buen comienzo para hacerlo.

Se metió una mano en el bolsillo de su chaqueta y le tendió una pequeña caja a Ashley. Que se quedó observándola unos segundos.

_ No es un regalo de cumpleaños, aunque sé que aún te debo quince. _ Sonrió. _ Es algo que estoy convencida de que te será útil.

_ Gracias mamá. _ susurró Ashley, con una sonrisa. Adelantó la mano y tomó la caja.

La abrió con cierto nerviosismo, encontrándose algo muy similar a un reloj de pulsera. Algo que Ashley no tardó en reconocer.

_ Esto es... ¿Un RAS?

_ Sí, con algunas modificaciones. Anoche no podía dormir y me puse a añadirle algunas mejoras.

_ Pero... ¿De dónde lo sacaste?

_ ¿Pensabas que sólo había hecho uno? _ Sayoko negó con la cabeza. _ Lo mantenía oculto, pero el Hardware por sí sólo no sirve de nada, es el software lo que le da sentido.

_ Dime que no te pasaste toda la noche trabajando... Deberías descansar. Cuando Mia y yo te dejamos estabas dormida.

_ Ashley... estoy vida. No te imaginas cómo eso me hace sentir. _ Le dijo Sayoko. _ Quiero correr, quiero saltar y nadar. Creo que nunca he tenido tantas ganas de hacer esas cosas como ahora.

Sayoko se detuvo a mirar el lago.

_ Bastante me cuesta reprimirme a hacer todo eso. _ Entrecerró los ojos. _ Sé que tengo que descansar... pero soy muy mala paciente.

_ Hazlo por mí, ¿Vale? Y por Mia. _ La miró fijamente. _ Tienes que cuidarte. Y cuando estés mejor, te prometo que nos bañaremos en el lago. Todos juntos. Seguro que a Jessica le apetece también.

_ No podría negarle algo así a mi única hija, Ashley. _ Sonrió. _ Prometo que me portaré bien, ¿Te sirve?

_ Arigato.

Sayoko sonrió inconsciente al escuchar a su hija hablar en su lenguaje natal. Ashley debió darse cuenta porque se puso roja como un tomate.

_ ¿No lo he pronunciado bien? Apenas he estudiado un poco de japonés. _ Repuso Ashley. _ Sentía que... bueno, debía hacerlo. Pensaba ir allí algún día y visitar a mis abuelos.

_ Mis padres... a ellos sí que les costará entender esta situación. _ Razonó en voz alta. Suspiró. _ Cruzaremos ese puente cuando lleguemos, tienes razón. Debería irme a descansar. Quiero estar a tope para ese baño en el lago.

_ Gracias, Mamá.

_ Me llevaré a Mia a casa, quiero explicarle la situación. Tengo que hacerlo con mucho tacto. _ Dijo, serena. _ Ella no tenía a nadie aparte de Gina... sería horrible que se enterase de esto en el juicio.

_ ¿Declararás?

_ Soy la víctima... _ Se encogió de hombros. _ Pero no te preocupes por la defensa. Me he ocupado.

_ ¿También te has ocupado de eso? ¿Por la noche?

_ He llamado a una vieja amiga de Gina, de Londres. Aproveché la diferencia horaria.

_ ¿Londres?

_ Sí, Gina estuvo allí de intercambio. Fue muy enriquecedor.

_ Y... ¿Tenías que llamar a una abogada de Reino Unido?

_ Es la mejor en su Tierra, y me debe un favor, bueno, a Gina. _ Se puso seria. _ Quiero mucho a tu padre, Ashley. Quiero que tenga la mejor defensa posible.

_ De acuerdo. Tú has hecho tu parte y yo haré la mía. _ Asintió. _ Echaré un vistazo en los despachos. Averiguaré lo que pasó entre Papá y Gina.

_ Un consejo. No vayas sola. Cuatro ojos siempre ven más que dos.

_ Pero... Mia se va contigo.

_ ¿No tienes amigos aquí, Ashley?

_ Bueno, sí... pero... No sé si querrán meterse en esto.

_ Yo creo que sí. Estoy segura de que una tarde haciendo de detective emocionaría a cualquier adolescente.

_ Está bien. Les avisaré. _ Ashley se ajustó el RAS a la muñeca, con cierta reticencia. _ ¿Este me lo puedo quitar?

_ Sí. _ Sayoko sonrió. _ Pero no te lo pueden quitar... que es la parte importante.

A Ashley aquello no le sorprendió. No era el primer dispositivo desarrollado por su madre que sólo funcionaba cuando se usaba en sus manos. Ashley asintió cuando el dispositivo se encendió.

_ Gracias, prometo darle buen uso.

_ No es la primera vez que lo haces. _ Sayoko sonrió. _ ¿Nos vemos después?

_ Nos vemos después… Mamá.

Ashley sonrió. Aún le resultaba casi alienígena decirlo. Pero allí estaba, su madre. Si por ella fuera se pasaría el resto del día con ella. Se pasaría días enteros conversando. Pero sabía que, en ese momento, no podía.

A pesar de ello, finalmente había esperanza en más días en el futuro. La posibilidad de conocer finalmente a la mujer que le había dado la vida de algo más aparte de los recuerdos de la infancia que se encontraban borrosos, pero que valoraba más que nada en el mundo.

Cuando la vio alejarse, con Rex y con Mia, sintió un extraño vacío en el corazón. Se llevó las manos al pecho y asintió lentamente. Tenía trabajo que hacer, pero era difícil concentrarse, asumir lo que debía hacer.

Además, ella le había dicho que no fuese sola, que se buscase alguien que quisiera acompañarla. Así que supo exactamente lo que tenía que hacer. Y fue dirigirse directamente a la hamburguesería de Bob.

Esperaba encontrarla llena, y volver a ver a sus viejos amigos. Lo cierto es que hacía un par de meses que no veía a Tommy ni a Elizabeth. Se sintió un poco decepcionada cuando no los vio. Pero se encaminó hacia Bob y, tras un saludo bastante efusivo de parte del cocinero, le pidió una de sus famosas hamburguesas.

Se sentó en la mesa, a solas. Quizá alguno de sus amigos estuviera en su casa. Podría ponerse en contacto con ellos después de comer algo. Ya se había sentado a la mesa y había dado el primer bocado de su hamburguesa cuando escuchó abrirse la puerta.

_ ¡Ashley!

Cuando elevó la vista se encontró con Janet, que le dedicó una gran sonrisa, se acercó y se sentó con ella. Ashley no pudo responder, pues aún tenía la boca llena, pero emitió un sonido de afirmación.

_ Mia me dijo que te encontraría aquí. _ Ashley tragó.

_ Sí, supongo que pudo intuir que vendría, quizá M… Gina se lo dijo. _ Había estado a punto de llamar Mamá a Gina… era mejor que tuviese cuidado.

_ Puede. Pero me comentó que estás investigando lo de tu padre. Y que no era buena idea dejarte sola.

_ Gina estuvo de acuerdo en eso. La verdad, cuando estuve aquí hace dos años, Matt me acompañaba a todas partes, no estuve sola mucho rato. _ Se le escapó la risa. _ Por cierto, ¿Sabes algo de él?

_ ¿De ese pequeño renacuajo? Creo que su padre ha retomado el plan de montar algo aquí.

_ ¿Y eso? _ Ashley alzó una ceja.

_ Hace poco concluyó su Juicio. JC Valley tuvo que indemnizarlo. Quizá no construya un gran complejo turístico, pero se rumorea que se está preparando para hacer un hotelito rural. Quizá en unos años tu amiguito esté por aquí, trabajando en eso.

_ No creo. Él quería ser científico… Sería irónico que acabase trabajando en JC, ¿No crees?

_ Algo me dice que no aceptaría esa clase de acuerdo. _ Janet dejó escapar una risa. _ Aunque la vida da muchas vueltas.

_ ¿Qué tal el grupo? _ Quiso saber Ashley.

_ Algo parado desde que Tommy y Elizabeth se han ido de viaje.

_ ¿De viaje? _ Ashley alzó una ceja.

_ A ver a la madre de Elizabeth. Y, de paso, están haciéndolo en plan parejita. Habría estado bien poder hacerlo en plan dobles parejas… pero yo no tengo tanto dinero como Elizabeth.

_ A Tommy tampoco parece que le sobrase…

_ Bueno, Elizabeth… más bien Rex… ha pagado su parte. Pero en mi caso habría tenido que buscarme la vida.

_ Rebobina un momento. _ Ashley hizo una pausa. _ Has dicho dobles parejas… ¿Estás saliendo con alguien?

_ Eh… _ Janet se sonrojó. _ Mierda, me dijo que no lo fuera contando, que es muy pronto.

_ Me parece muy feo por tu parte que no me digas quién es. _ Bufó Ashley.

_ Bueno, ella es muy tímida con esas cosas.

_ Así que ella… _ Ashley alargó la sonrisa.

Los ojos de Janet se abrieron tanto que parecía que se le iban a salir de las órbitas. Se le puso una expresión muy graciosa que provocó que Ashley no pudiera evitar reír.

_ Escucha, no le digas nada a nadie. Si se entera de que siquiera alguien sospecha que salimos por mí, lo mismo hasta rompemos.

_ No te preocupes, Janet. Guardaré el secreto de tu amante misteriosa. No te culpes, sabes que tengo una de esas caras. La gente siempre me lo suelta todo. _ Ashley dio otro bocado a la hamburguesa. _ Pero, a cambio, tienes que prometerme que me ayudarás con la investigación.

_ Está bien, trato. _ Señaló Janet. Se dieron la mano. _ Tonta, lo habría hecho de todas formas.

_ Lo sé, pero ahora estás obligada por un contrato verbal vinculante. _ Sentenció Ashley, terminándose la hamburguesa. _ Todo listo, vámonos.

_ Espera, deja que le pida a Bob para llevar, seguro que luego lo agradecemos.

Janet se quedó en relativo silencio cuando bajaban por el ascensor de JC Valley. Se quedó observando el lago cuando lo abandonaron.

_ No imaginaba que se pudiera ver el lago desde esta perspectiva. _ Comentó Janet.

_ ¿No habías estado aquí antes? _ Janet negó con la cabeza.

_ No es que fueran muy receptivos a las visitas.

_ No es extrañar, teniendo en cuenta los secretos que se guardaban. _ Puntualizó Ashley.

_ ¿Puedo quedarme mirando un momento?

_ Claro… te espero en el despacho de Papá. Voy a empezar por ese.

Ashley no tenía intención de ocultar a Janet nada sobre el RAS. Pero decidió aprovechar la oportunidad de abrir la puerta sin tener que explicarlo.

_ Bien… veamos… si saco la calculadora… uno más dos… son tres… _ Murmuró. _ Ah, ya sé… le daré la vuelta y si pongo el dedo de esta forma puedo convertir la A en una V.

Se escuchó un sonoro click cuando la puerta de seguridad del despacho de Richard se abrió, Ashley sonrió con suficiencia.

_ ¿Se puede saber qué haces? _ Janet se la quedó mirando.

No era para menos. Ashley había torcido la muñeca en un ángulo extraño y estaba tapando el RAS con el dedo meñique de la mano izquierda mientras permanecía a la pata coja… aunque no estaba segura de que eso último fuera necesario.

_ Bueno, puedo explicarlo…

Unas horas antes, en Londres

El silencio acababa de hacerse en el tribunal de justicia. El fiscal del distrito, con las manos temblorosas de pura ira, miraba el banco de la defensa como si quisiera lanzar una granada directamente hacia su adversaria.

La misma, sin embargo, mostraba una sonrisa de plena suficiencia. Era una mujer menuda, ataviada con una larga gabardina color café y un pequeño sombrero ladeado en el lado derecho de su cabeza. Tenía un rostro dulce, casi infantil, pero había inteligencia en sus ojos azules.

El fiscal, claramente la había subestimado. Y en aquel momento podía ver hasta qué punto.

_ Y por eso, su señoría. _ Prosiguió la mujer. _ Resulta imposible que mi cliente cometiese el crimen del que se le acusa. Las pruebas están sobre la mesa. No existe margen de error.

El juez hizo una pausa y miró al fiscal.

_ ¿Tiene la acusación algo que añadir?

_ No, su señoría.

_ En ese caso, este tribunal no ve ningún motivo para continuar con este juicio. Se declara al acusado, no culpable. _ Se levantó del atril. _ Podéis retiraros.

La muchacha ya había abandonado la sala, sonriendo de oreja a oreja. Se moría de ganas de prepararse un té y compartir con su ayudante los resultados de su último caso cuando sonó su móvil.

Era un teléfono de tapita, de un bonito color rosa, que llevaba colgado un llavero con el aspecto de una moneda. Descolgó un número aparentemente desconocido.

_ ¿Diga?

_ ¿Kat? Soy Gina Barnes. No sé si te acuerdas de mí. Estudiamos juntas.

_ Ah sí, claro… Cuanto tiempo. ¿Por qué me llamas?

_ Necesito tu ayuda con un caso. Han acusado a alguien muy importante para mí.

_ Gina… hace como 6 años que no hablamos… ¿Me estás pidiendo que haga un vuelo transatlántico para defender a un amigo? _ Kat se mostró comprensiblemente disgustada.

_ Sí, pero te lo pido porque además es un caso que sé que te interesa.

Los ojos azules de Kat parecieron emitir un destello.

_ ¿A qué te refieres?

_ No es un caso común y corriente. Hay involucrada tecnología experimental… alteración de la memoria…

_ ¿Hablas del Proyecto Another?

_ Oh, veo que estás enterada.

_ Por lo que salió en los periódicos hace unos años. Pensaba que lo que hubiera estaría ya más que cerrado.

_ Pues… aún no. ¿Te interesa?

_ Sabes que sí… o no me habrías llamado. _ Bufó Kat. _ Estaré allí en cuanto pueda.

Colgó y se guardó el teléfono en el bolsillo. Kat llamó a su ayudante y le dijo que cancelara todas sus citas y que se iba a Estados Unidos.

_ ¿Te vas a ir así sin más?

_ Eso mismo te digo… _ Le comentó cuando, poco después, estaba haciendo las maletas.

_ Pero… vas a tener que ir al otro lado del mundo.

_ Eso nunca detuvo a mi padre. _ Se encogió de hombros. _ Hay un misterio y quiero resolverlo.

_ Si querías resolver misterios debiste conservar la agencia de detectives en lugar de convertirte en abogada.

_ Quiero resolver misterios de verdad, no encontrar gatitos perdidos y resolver robos de mentira. _ Bufó Kat. _ Tengo unos zapatos muy grandes que llenar.

_ ¿Eso que significa?

_ Significa que en Lake Juliet hay un misterio y que lo voy a resolver porque es lo que hago. _ Kat tomó su maleta y se encaminó a la salida. _ Sabes que nada me molesta más que dejar un puzle sin solución.