Capítulo 4

Pasaron unos días después de la primera vez que había comido con Kotoko, inconscientemente, la buscaba por todas partes pues, le había agradado su compañía, sus charlas amenas donde el tema principal no era él y sus capacidades, sino cosas triviales del día a día; aún no sabía por qué fingía que le molestaba estar cerca de ella cuando, no sabía si realmente era así.

Le seguía irritando su torpeza e incapacidad de tener una conversación, tal vez, más profunda o alguna que desafiara su intelecto. Sin embargo, comenzó a notar que no todo se limitaba a libros o a hechos científicos e irrefutables. Ella no era buena alumna y a pesar que intentaba estudiar en ocasiones por sí sola, no lograba comprender del todo las lecciones. Posiblemente esto se debía a que sus maestros, solo se limitaban a enseñarles a medias, como eran considerados los peores estudiantes, pensaban que no tenían por qué poner mucho esfuerzo en ellos.

La conocía desde que eran pequeños, hubo una época en que eran amigos y a él le agradaba su compañía, y no sabía en qué momento ella comenzó a causarle disgusto, a hacerle sentir incómodo y por esa razón se había alejado de ella, ocasionando que todo agrado se convirtiera en desazón, al menos, eso creía él, pues al momento de volver a acercarse a ella se dio cuenta que su presencia no le desagradaba del todo. Al convivir más como en los últimos días, pudo notar que ella era una chica muy vivaz y siempre se encontraba con una sonrisa en su rostro, aquella expresión que siempre le dedicaba ella cuando eran niños. Claro, era impertinente, torpe, idiota e irritante en ocasiones, pero eso no le impedía llamar la atención de muchas personas.

Probablemente, su rechazo a ella se debía más a la envidia que sentía pues, con solo una frase suya, podía acaparar todo el interés de las personas sin en verdad esperarlo. No era que él buscara ser el centro de atención, simplemente, cuando lo era, los temas a su alrededor siempre eran sobre sus capacidades cognitivas, lo que se esperaba de él en el futuro, estaba algo aburrido de su vida actual.

Y mientras los días pasaban, se comenzaba a sentir un poco culpable pues, de no haber sido por aquel reto impuesto por Watanabe, no se hubiera acercado ni de chiste a Kotoko. Sin embargo, esas ideas tan sentimentales las desechaba al volver a pensar que solo era para su diversión. —Un poco de aventura no me caería nada mal — seguía repitiéndose constantemente como un mantra.

Se encontraba Naoki contemplando el jardín por la ventana, cuando vio a Kotoko pasar por donde él estaba mirando. Iba con un montón de papeles en la mano, un aire fuerte le arrebató los documentos que traía, haciendo que ella corriera y saltara con tal de agarrarlos. Él ahogó una risa al ver esa escena tan cómica, en lugar de sentirse molesto por su torpeza, tenía una sensación extraña, algo que lo sacaba de su zona de confort. Estaba tan embelesado viendo a la castaña que no se dio cuenta cuando Watanabe se acercó

—¿Cuánto tiempo vas a seguir invirtiendo sin llegar a nada específico? — se sentó frente a él — Ya han pasado como un par de semanas y no he escuchado que por lo menos ya le hayas tocado un pecho.

—¡Cállate Watanabe! — el comentario de su amigo le molestó, podría estar jugando con sus sentimientos, pero no era un abusivo — Quiero hacerlo a mi propio ritmo, por favor, no molestes.

Watanabe lo miró y enarcó una ceja.

—Si lo haces a tu ritmo, tal parece te acostarás con esa niña cuando tengas cuarenta años — se burló — ¿Al menos ya es tu novia?

—No

—Entonces ¿Qué esperas?, no es por presionarte pero ella no tendrá sexo contigo si no hay un noviazgo de por medio…

—Ya lo sé, solo que no quiero presionarla. Bastante esfuerzo he puesto en hablarle y convivir con ella.

Naoki miró a Watanabe con frialdad, no quería que se diera cuenta que realmente le agradaba estar con Kotoko, se había vuelto un hábito esos días buscarla y comer con ella.

Su amigo observó su semblante, le miró divertido y puso su pulgar en su barbilla en señal que estaba tramando algo, Naoki al ver esto rodó los ojos y volvió su mirada a la ventana con la esperanza de verla de nuevo, pero para su desgracia ya no estaba.

—Es momento que tengas una cita — Watanabe rompió el silencio. — No importa qué quiera hacer, debes complacerla y ese día, le vas a pedir que sea tu novia.

—¿Por qué tengo que hacerte caso? — preguntó molesto Naoki — ¿acaso piensas que no puedo hacer esto a mi manera? Por si no lo has notado, en el tiempo que he estado siguiendo tu jueguito, las cosas con Kotoko no han sido tan fastidiosas y la verdad prefiero que sea así.

Watanabe se recostó en su silla, lo miró como si lo estuviera analizando.

—No sé en lo que estás pensando Irie, solo te puedo decir que, el tiempo está corriendo y en unos meses se terminarán las clases… — hizo un ademán de señalar un reloj invisible en su muñeca derecha. — Debería entonces comenzar a pensar en qué pedirte pues, de seguro no harás lo pactado — comenzó a reírse — Ya se… lo que te pediré es que, me dejes ver tu álbum de cuando eras niño… De seguro hay alguna que otra foto que te avergüence.

Naoki le miró sorprendido, ¿acaso él sabía algo? No, era imposible que Watanabe supiera que su madre lo vestía de niña cuando era pequeño, nunca lo había llevado a su casa como para que su progenitora le dijera su secreto.

—Tengo razón ¿no? — Watanabe se acercó a él con una sonrisa traviesa — has de tener alguna con esos disfraces de animalitos o una desnudo…

—Nada de eso, pero está bien — cedió Naoki — voy a seguir tu recomendación — Watanabe iba a decir algo cuando Naoki lo detuvo — No te metas en esto por favor. –dijo serio, su interlocutor alzó las manos en señal de no tener ningún problema.

Al finalizar las clases, Naoki se dirigió rápidamente a la puerta principal para esperar a Kotoko. Era bochornoso tener que soportar las miradas de las chicas al pasar, pues era consciente que a muchas de ellas les atraía, lo consideraban un buen partido.

Si iba a ser novio de Kotoko, tenía que soportar los rumores que iban a surgir, pues la gente no se callaría al verlo irse con una chica, sobretodo una, que pertenecía a la clase "F".

No pasó mucho tiempo desde que llegó a la puerta cuando vio que se acercaba Kotoko con sus amigas. Ellas estaban platicando mientras caminaban, cuando él las interceptó en el camino.

—Hola Kotoko — le llamó por su nombre.

—Irie kun, ¿qué tal? — le sonrió ella al verlo.

Las amigas de Kotoko se miraron entre ellas, ya de por sí era extraño que últimamente acudiera a su salón a la hora del almuerzo para pasear con ella por el jardín de la escuela, esperarla a la salida era algo que no se esperaban de ese chico pues, tenía fama de no tener interés en las mujeres y el ver como ponía su atención en su amiga, les causaba un poco de preocupación. Sin embargo, sabían que Kotoko lo quería y ellas iban a apoyarla.

—Si no tienes planes, quisiera preguntarte si tienes tiempo para ir, no sé a tomar un helado o a comer por ahí — trató de parecer nervioso, necesitaba convencerla que iba en serio.

Jinko y Satomi rieron cómplices, mientras las demás personas que pasaban a su lado, lo miraban como si tuviera tres cabezas. Más de una chica fulminó a Kotoko con la mirada.

—No te preocupes por nosotras — dijo Jinko — disfruta tu tarde.

—Si Kotoko, mañana nos cuentas — dijo Satomi mientras agarraba del brazo a su amiga para irse de ahí, sin antes, dedicarle una mirada de asombro a él.

Se despidieron de Naoki y él solo les hizo una inclinación de cabeza.

—Entonces que dices — insistió.

—Está bien, vamos.

Después de una larga charla sobre los lugares a donde podían ir, por la hora y por estar con el uniforme escolar, decidieron ir a comer en un puesto de ramen cerca.

Ella era hija de un aclamado chef local, habría podido sugerirle que fueran al restaurant de su padre, pero era mejor así. Si su madre se enteraba que estaba intentando salir con la hija de Shigeo Aihara, el mejor amigo de su padre, sin importar las circunstancias, estaba seguro que los casaría antes de terminar la preparatoria.

Llegaron al lugar, se sentaron en una mesa ubicada al fondo del local, era una zona algo privada para tener una buena plática sin la amenaza de que alguien los interrumpiera o no pudieran escuchar por el murmullo de los demás comensales.

Pidieron sus platillos, y mientras se los traían, Naoki decidió indagar más en su vida personal.

—¿Cómo has estado? — preguntó como si nada

Kotoko se sonrojó mientras ponía un mechón de cabello atrás de su oreja.

—Bien, no he tenido ninguna novedad por el momento, solo que ayer fui al cementerio con mi padre, fue el cumpleaños de mi mamá — dijo kotoko con un aire triste.

Naoki la miró fijamente, sabía que era huérfana pero no había analizado ni pensado nada sobre ese tema. Solo recordaba cuando la conoció, precisamente en el funeral de su madre. Alargó la mano y tomó la de ella, acariciando con el pulgar el dorso de su mano. Aquella caricia hizo que él sintiera como una corriente eléctrica, su corazón palpitaba erráticamente.

—Siento mucho lo de tu mamá — dijo sinceramente.

—No te preocupes, ella se murió cuando aún era muy pequeña. No recuerdo mucho, solo que en estos días me pongo un poco más sensible — lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas, ella se las limpió al instante — discúlpame, no quiero abrumarte con mis emociones. — le sonrió

—No me molesta, debe ser horrible lo que sientes. — le dijo sin dejar de tomar su mano — No tengo la capacidad de ser empático, por eso no puedo entenderte totalmente, pero no quiero que llores — le acarició la mejilla limpiándole una lágrima — quiero que sonrías, así como siempre lo haces — se sorprendía de sí mismo por sus palabras, pocas veces trataba de entender a las personas y esta vez, era una de ellas. — Sé que tu madre murió, fue en esos momentos que nos conocimos ¿recuerdas?

Ella le sonrió, bajó la mirada y apretó su mano, él sintió ese toque como si lo desarmaran, quería besarla en ese mismo instante, sin embargo, se contuvo.

—Claro que sí, lo recuerdo, es algo que siempre llevo en mi mente y en mi corazón. — esas palabras derritieron un poco el corazón de Naoki, él le brindó una sonrisa sincera.

—Debe ser doloroso para ti. — afirmó.

Kotoko fijó su mirada en el taburete que estaba frente a ellos, tratando de no llorar delante de Naoki. Ella sabía que a él le molestaba la gente idiota, al menos eso fue lo que le dijo cuando la rechazó. Mientras estaba con él, ella trataba de ser un poco más tranquila, no quería importunar con sus niñerías.

—Es doloroso, sobre todo porque hay veces que quiero recordar su rostro o por lo menos su voz, pero no puedo. — Le dijo con una sonrisa.

—A pesar de lo dura que debió ser tu experiencia, sonríes mucho, eso me hace pensar que eres una persona increíble — Kotoko lo miró sorprendido — No soy muy dado a expresar mis sentimientos, es más, trato de evitarlo.

Kotoko alejó su mano de él. Naoki sintió una opresión en el pecho cuando la vio esconder sus manos bajo la mesa. Ella le sonrió nerviosamente, él la observó nerviosa, inquieta.

—Sé que no te gusto y que piensas que soy una idiota — Kotoko jugaba con sus manos — créeme que he tratado de no ser una molestia para ti en estos días. Claro que me encanta estar contigo, es un hecho que me gustas, pero…

—Si no estuviera interesado en ti, no insistiría en hablarte — dijo volviendo a su juego — y siento que, fui muy cruel al rechazarte de esa manera.

El corazón de Kotoko latía a mil por hora, de todas las cosas que pudo haberse imaginado, jamás hubiera creído que Naoki le dijera eso, era demasiado bueno para ser verdad.

—¿Es en serio? — Ella le miró fijamente, sus ojos marrones penetraban en los suyos como si leyeran su alma

—Por supuesto — Naoki le tomó de las manos nuevamente. — Por eso he pensado en darte una oportunidad.

—¿Eh? — lo miró sorprendida — Darme una… ¿Oportunidad? — Kotoko no entendía muy bien a que se refería.

Naoki al ver a Kotoko sorprendida, suspiró y entonces se acercó a ella para darle un beso en los labios, acariciándolos dulcemente. Kotoko de manera torpe comenzó a imitar los movimientos que hacía Naoki. Él comenzaba a sentir que su corazón latía rápido, llevó una de sus manos a la cara de ella para sentirla más cerca. Kotoko, estaba más que feliz se sentía en las nubes, era tan hermoso que el chico al que consideraba su único amor la besara de aquella forma tan suave.

Naoki se sentía extraño, sin embargo, no les puso mucha atención a sus sensaciones.

—Quiero decir — él continuó cuando se separó de ella — A partir de hoy, serás mi novia — dijo seriamente.

No era precisamente la declaración que esperaba Kotoko, pero sabía lo frío y serio que era así que, aceptó su manera poco ortodoxa de pedirle que fuera su novia. Ella le brindó la sonrisa más brillante que tenía, sentía una dicha infinita. Podía decir que, pensaba que tal vez se podría morir de la felicidad.

—Está bien Irie kun — ella estaba sonrojada por la vergüenza, se sentía en las nubes — entonces, seré tu novia.

En ese momento llegó el ramen que estaban esperando, comenzaron a comer en silencio. Sin embargo, en su interior, Naoki sentía una sensación nueva, algo refrescante, increíblemente abrumadora que le hacía sonreír de forma involuntaria. ¿Acaso era felicidad? No comprendía del todo, pero al parecer, sentía una satisfacción al considerar a Kotoko suya y de nadie más. Claro, estaba el tema de la apuesta, pero para él, a partir de ese momento, aquello quedaba un poco en segundo plano.

Por supuesto, eso no tenía por qué saberlo Watanabe.


!HOLA! GRACIAS POR LEER ESTA HISTORIA, EN VERDAD ME ALEGRA QUE LA SIGAN.

CREO QUE A NAOKI LE VA A SALIR EL TIRO POR LA CULATA Y ESTOY DISPUESTA A HACER QUE SE ARRASTRE COMO UN GUSANO! JAJAJAJA OK NO.

ESPERO LES GUSTE ESTE CAPITULO, YO CREO QUE PRONTO DESCUBRIRÁN COSAS QUE PASARON EN LA INFANCIA DE NAOKI... HAHAHAHA

EN FIN, MUCHÍSIMAS GRACIAS A QUIENES SIGUEN MI HISTORIA Y LA AGREGAN A FAVORITOS Y A SUS COMENTARIOS QUE TANTO APRECIO.

LALALAND: ESPERO TE GUSTE MUCHO ESTE CAPÍTULO, GRACIAS POR LEERME.

BUENO, YA SABEN, DEJEN UN REVIEW QUE ME ENCANTA LEERLES Y ME EMOCIONO CADA VEZ QUE VEO SUS NOTIFICACIONES JEJEJE.

BESOS.

MELINA TOLENTINO.