Capitulo 6.

Después de un rato, llegaron a la casa de Naoki, quien se encontraba realmente aliviado por posponer tal vez su encuentro sexual, si sería el primero en su vida, — aunque fuera por una apuesta—, quería que por lo menos se llevara un grato recuerdo y no uno amargo; aunque eso significaba cortar con ella después y tomar de pretexto el tener que irse a la universidad. Sintió una punzada en su estómago al darse cuenta que cabía la posibilidad que lo odiara si ella descubriera el verdadero motivo por el cual estaban saliendo juntos, no querría volver a verlo, tendría que ver como su mirada de amor se convertía en una llena de odio, si ella llegara a enterarse de la verdad, era probable que ella odiara el hecho de haberle entregado su virginidad.

No le agradó la idea en absoluto, pero se convenció así mismo que eran pensamientos absurdos, ¿por qué le debería importar lo que ella sintiera? Lo mejor que le podía pasar era tener un revolcón con él aunque después la dejara. Aunque después, se amonestó por pensar algo tan misógino y mezquino.

Mientras Naoki meditaba sobre ellos, Kotoko se alegraba de volver a la casa de su novio sin sentir esa sensación de soledad, la casa estaba tal y cual la había dejado de ver hacía un tiempo. Siempre trataba de evitar ir a las reuniones que se hacían en el hogar de los Irie por la simple razón que el desprecio de Naoki le dolía. Sin embargo, esa vez iba como su novia, como siempre había querido entrar. Se maravilló de los muros blancos, la espaciosa casa en la cual guardaba muchos recuerdos lindos y unos no tan agradables. Al fin y al cabo, había convivido con él desde pequeños y aunque se habían distanciado, seguía sintiendo a su familia como suya.

Llegaron a la entrada de la casa, Naoki la abrió, cediéndole el paso a ella primero quien miró a su alrededor, observando de nueva cuenta el interior tan lujoso y hogareño que tanto le había gustado. Él se descalzó para usar unas pantuflas, dándole a ella otro par para entrar cómodamente a su hogar.

La señora Irie escuchó a su hijo entrar y salió a recibirlo, sin embargo se sintió más que feliz al notar que una bella jovencita lo acompañaba y era nada más ni menos que su adorada Kotoko. Estaba tan feliz de verla que no dudó en caminar rápido y abrazarla, para ella era una hija y deseaba con todo su ser que su obstinado hijo pudiera darle hermosas nietas con ella.

—Kotoko chan — dijo Noriko Irie mientras la abrazaba — ¡Qué maravilla tenerte aquí!

—Es un placer para mi estar en su casa nuevamente — Le sonrió Kotoko.

Estaba verdaderamente emocionada por verlos juntos. Para ella, Kotoko y Naoki estaban destinados a unirse y mirarlos entrar de esa manera por la puerta, le hacía pensar que sus fantasías no estaban muy lejos de volverse realidad. No quería dejar de abrazarla pero tuvo que se separarse de ella en cuanto escuchó a su hijo llamarla.

—Mamá — le llamó Naoki — vamos a estar en mi cuarto estudiando, voy a ser tutor de Kotoko a partir de hoy.

—¡Claro que sí onii chan!, si quieres les aviso cuando la comida esté lista para que bajen — les dijo emocionada al saber que estarían juntos.

Naoki asintió indiferente mientras Kotoko le sonreía a ella. Tal vez nunca podría acostumbrarse al cien por ciento de la efusividad de la señora, pero la conocía bien y sabía que ella la quería como una hija. Noriko fue un gran apoyo para su padre y para ella cuando su madre falleció.

Subieron a la recámara de Naoki, quien se encontró con su hermano pequeño, éste lo saludó emocionado de verlo pero en cuanto miró a Kotoko, le sacó la lengua en señal de reprobación. Kotoko esperó que Naoki se diera la vuelta para devolverle el gesto. Eran como dos chiquillos cuando se encontraban.

Sonriendo por la escena, Kotoko entró en la recámara de Naoki, había dejado de ser una habitación infantil para convertirse en una más sobria. Estaba escombrada y limpia, con los libros apilados ordenadamente en el librero, la cama perfectamente hecha y el aroma de su perfume impregnado en el ambiente.

Era tan varonil su recámara que solo de sentirse en su espacio sintió sonrojarse.

—Siéntate donde quieras — la voz de Naoki la sacó de sus pensamientos.

Ella asintió un poco tímida y decidió sentarse en la silla que estaba junto al escritorio. Puso su mochila encima de sus piernas, esperando que su novio se acomodara junto a ella.

—Bueno, dime cuál es la materia que más te cuesta trabajo entender — dijo Naoki mientras se sentaba en su sitio.

—Matemáticas — respondió nerviosa Kotoko.

Ella le dio su libro y le mostró todos los ejercicios que no entendía; basta con decir que era prácticamente todo el libro. Naoki comprendiendo la situación, anotó en una libreta unas operaciones sencillas para que ella resolviera y así poderle explicar mejor.

—Toma, son unos ejercicios para poder saber que tanto sabes. Trata de resolverlas en veinte minutos. — dijo él pensando que esas operaciones eran tan básicas y sencillas, por lo que era más que suficiente el tiempo que le había dado.

Tomó un libro y comenzó a leerlo mientras esperaba que ella terminara con el pequeño examen que le había puesto.

Por su parte, Kotoko al ver los ejercicios escritos con una pulcra caligrafía, no podía entender nada, no sabía cómo comenzar o que significaban las x o y que Naoki había escrito, era todo confuso y realmente se sintió una verdadera inútil.

Pero a pesar de todo, tomó una actitud positiva ante el reto, pensando que estaba ahí para aprender, así que comenzó a resolver las ecuaciones conforme su escaso — por no decir nulo — conocimiento. Tratando de adivinar el procedimiento y hacer sumas donde no iban, restas donde se sumaba y divisiones donde debía multiplicarse.

Habían pasado los veinte minutos que Naoki le había puesto como límite de tiempo, se acercó a ella para observar como estaba realizando las operaciones.

—A ver — Naoki tomó el cuaderno, sin embargo se sorprendió de lo que vio — ¿Cómo terminó todo de esta forma? — Kotoko lo miraba incómoda — ¿Dónde está la fórmula Kotoko?

—¿Cuál formula? — preguntó confundida

—¡La fórmula que debes implementar para resolver eso! — le regañó, ella solo gimió asustada —me gustaría ver que tienes en esa cabeza o que tanto haces en tus clases…

—Lo siento — sonrió avergonzada.

Naoki suspiró tratando de contener su exasperación y comenzó a explicarle paso por paso los ejercicios y a enseñarle como usar las fórmulas para poder resolver ese tipo de ecuaciones. Kotoko notó que era buen maestro pues, era fácil entender lo que explicaba. Su profesor era óptimo pero, no le detallaba las lecciones de tal forma que pudiera comprenderlas mejor. Ella se sentía en las nubes al estudiar con su novio, el muchacho más inteligente del instituto, aparte de guapo, rico y sobretodo, conocido de su padre.

Naoki estaba un poco incómodo, nunca se había dado a la tarea de enseñarle a otra persona y la situación lo sacaba de su zona de confort. Sin embargo descubrió que no era tan mala alumna, simplemente su forma de razonar era diferente a la de él. No era tan idiota pues, a pesar de no entender a la primera, le ponía esmero y lograba captar la idea aunque tuviera que repetirle tres o cuatro veces la lección. Si así hubiera sido desde el principio, ella no hubiera estado en la clase F sino en otra, tal vez la C, pero no fue así. Le tocó malos maestros y un coeficiente por debajo de la media.

—Eres buen maestro Irie kun — le dijo Kotoko con una sonrisa — Quizá se deba a que estudias mucho y por eso eres el mejor. — le alabó mientras continuaba realizando su tarea.

—Yo no estudio — le contestó escuetamente.

—Entonces, ¿cómo puedes saber las respuestas de los exámenes y ser el mejor de la escuela?

—¿Acaso no es normal recordar algo solo con verlo u oírlo una vez? — Le dijo confundido Naoki.

—¿En qué país es eso normal? — aseveró sorprendida ante tal confesión.

Kotoko se alejó un momento de lo que estaba haciendo, contempló a su novio quien estaba enfrascado en su lectura. Comenzó a pensar que realmente lo admiraba y envidiaba su capacidad tan extraordinaria para ella, recordar todo a la primera era difícil de creer, pero era entendible de alguien tan perfecto como él. Estaba completamente enamorada de ese chico frío y distante, desde que era pequeña sus sentimientos no habían cambiado ni un solo día, al contrario, habían aumentado con el paso del tiempo, sin embargo, ahora que estaban juntos, podía permitirse amarlo tanto como quisiera. Sin pensar en lo que hacía, ella se acercó para darle un dulce beso en los labios, presionando los suyos contra la comisura de ellos. Naoki se sorprendió ante ese gesto que lo descolocó de inmediato, para él no era problema alguno besarla, era algo que disfrutaba hacer, y como un premio a su esfuerzo, decidió corresponderle acercándola a él para poder disfrutar de sus labios a como él le gustaba.

Sintió sus manos posarse en sus hombros, él la abrazó de la cintura, haciendo que ella se parara y se sentara sobre sus piernas para poder sentirla mejor.

Atrapó sus labios con un dulce beso, acariciándolos lentamente mientras introducía su lengua para saborear por completo su boca. Escuchaba la respiración pausada de Kotoko acoplarse a la suya, sintiendo como ella rodeaba su cuello con sus brazos, absorbiendo su aroma, saboreando su esencia en ese beso que poco a poco iba subiendo de intensidad.

Estaban tan concentrados en besarse que no escucharon cuando alguien tocaba la puerta y abría en seguida, descubriendo aquella escena de fotografía. Kotoko sobre las piernas de Naoki, besándose apasionadamente.

—¡Onii chan, Kotoko chan ustedes son novios!

Se asustaron de la intromisión de Noriko y se separaron al instante, viéndola sorprendidos por su presencia. Kotoko estaba completamente avergonzada por la situación en la cual los encontró Noriko, se sentó en su asiento tratando de pasar desapercibida.

La matriarca de los Irie estaba más que emocionada, un poco avergonzada pero al fin y al cabo su deseo se estaba convirtiendo en realidad y se sentía en las nubes al mantener en su memoria aquella escena tan íntima que había presenciado. Tal vez otras madres se hubiesen asustado o enfadado, por ella estaba feliz, no por nada le había hecho un pequeño regalo a su hijo hacía unos meses.

—Madre, ¿Por qué entra sin anunciarse primero? — le dijo molesto Naoki

—Lo hice pero no contestaron así que supuse que estaban concentrados… pero ahora que lo pienso — ahogó una risita — pude haber interrumpido algo más. — Miró seriamente a Naoki — Onii chan ¿recuerdas el paquetito que te di?

Naoki se tensó al entender a qué se refería su madre, si en ese entonces se avergonzó cuando su madre llegó con una caja de condones, ahora, sugerir que entre ellos pudo haber pasado lago más, hacía que su párpado temblara.

—¿Necesitabas algo madre? — preguntó entre dientes

—Oh si, solo vine a avisarles que la comida está lista, pero si quieren pueden bajar dentro de unos… diez minutos — le guiñó el ojo a su hijo.

Naoki sentía irritación ante las insinuaciones de su madre. Hubiera preferido que se enojara o se asustara ante lo que había visto, pero era Noriko, ella no era una mujer convencional.

—¿A que se refiere obasama Irie kun? — preguntó Kotoko inocentemente.

—A nada — se levantó Naoki arreglándose un poco el uniforme — vamos a comer.

Bajaron a almorzar algo nerviosos ante la expectativa de lo que ocurriría, Naoki conocía a su madre y no escatimaría oportunidad de recordarle o tratar de sacarle información sobre ellos. Pero para su sorpresa, todo estaba tranquilo. Se sentaron uno al lado del otro frente a los platos servidos. Comenzaron a ingerir sus alimentos, sintiendo de vez en cuando miradas por parte de Noriko quien los estudiaba mientras comían.

Al terminar subieron de nuevo para continuar estudiando. Por temor que su madre volviera o estuviera espiándolos desde la puerta con su cámara fotográfica lista para capturar otro beso o algún gesto íntimo, Naoki decidió no volver a caer en la tentación de besarla o hacerle algo más subido de tono, por lo que mantuvo su mente fría, tratando de alejar esos pensamientos que le urgían darle un beso.

Entre explicaciones, fórmulas y ejercicios la noche llegó. Naoki observó la hora en el reloj que tenía sobre el escritorio y se dio cuenta que ya era tarde, en un par de horas dejarían de pasar trenes por lo que decidió dar por terminada la tutoría, viendo a una Kotoko sonriente y alegre por ser liberada de su primer día de clases.

—Realmente pude comprenderlo todo — ella se puso de puntitas y logró darle un beso en la mejilla — gracias por ayudarme.

Naoki solo asintió, teniendo presente en su mejilla ese beso dulce que ella le había regalado. Era extraño sentirse como si algo comenzara a derretirse en su interior, vio como ella recogía sus cosas y se daba la vuelta para abrir la puerta y salir. Él, estando seguro que nadie lo veía, sonrió un poco, sintiendo una clase de seguridad, un sentimiento cálido que tenía mucho tiempo que no experimentaba, la última vez que recordaba que se había sentido de esa forma fue cuando era niño, una tarde en que ella le dio un beso en la mejilla.

Salió de su habitación y bajó las escaleras para salir con Kotoko y acompañarla a la estación. Vio cómo su madre se despedía de ella, dándole un abrazo afectuoso y mandándole saludos a su padre. Salieron juntos y caminaron lentamente, platicando de todo y a la vez nada. Quien fuera que los viera a distancia, pensaría que eran una pareja totalmente enamorada, la manera en que ella lo miraba y la forma inconsciente con la que él lo hacía.

Después de que ella abordó el tren, Naoki regresó a su casa caminando de forma pausada, tratando de ocupar su mente en cosas irrelevantes pues, no quería pensar en su novia, y mucho menos en el beso que compartieron antes que su madre los descubriera. Su imaginación estaba inusualmente activa, llenándolo de imágenes lujuriosas y calientes; su madre se sonrojaría o, tal vez no, si pudiera leer su mente y descubrir que meditaba acerca de lo maravilloso que sería tener ese cuerpo menudo bajo el suyo, sentir su piel desnuda erizarse ante su toque, escuchar sus gemidos de placer con el vaivén de sus caderas. Y realmente quería que pasara, sin importar la apuesta, él anhelaba tener relaciones sexuales con ella, sentirla suya. Aunque para eso tendría que protegerse, no quería que un descuido arruinara sus planes para el futuro. Llegó a la conclusión que su madre no estaba tan equivocada al regalarle esa caja de preservativos.

Al llegar a su casa, su madre lo esperaba impaciente en la sala de estar, con una mirada le indicó que quería hablar a solas con él. Rodó los ojos porque ya se imaginaba de qué quería hablar, fueron hacia la sala de estar para sentarse y conversar más cómodos.

—Ahora dime, desde cuándo la hija de Shigeo san y tú son novios — dijo la última frase con exagerada emoción.

—Desde hace unas semanas

—¡es fantástico! — su madre llevó sus manos a su rostro — deberíamos hacer algo, podemos decirle a shigeo y a ella que se vengan a vivir con nosotros, así ustedes pueden comenzar a vivir juntos antes que se casen… porque eso tiene que ser…

—¡Mamá! — le interrumpió, ella lo miró sorprendida, nunca le había alzado la voz — no quiero que te metas en mi relación, mantente al margen de ella.

—Pero hijo, yo solo quiero que seas feliz

—¡Seré feliz si me dejas en paz! — su madre lo miró triste — no me lo tomes a mal, pero quiero llevar esta relación a mi ritmo. Aparte, si tú obligas a los Aihara a vivir con nosotros, podrías arruinar mi noviazgo. Te pido por favor, que te mantengas al margen. — su madre cruzó los brazos, él sabía que Noriko Irie, nunca se rendiría — si con tus locuras, haces que yo termine con mi novia, nunca te lo voy a perdonar.

Naoki que apelando a su romanticismo y sentimientos, ella iba a ceder, tal vez no por mucho tiempo, pero al menos el necesario para que él lograra su cometido. Su mamá lo miró incrédula, sin embargo se dio cuenta que él tenía razón. Por más que quisiera meterse en su vida no podía.

—Está bien hijo, solo que cuando tengas algún problema, o cualquier situación que no sepas como actuar, puedes confiar en mí y yo en lo que sea te ayudaré — su madre lo abrazó, a él le incomodaban esas demostraciones de afecto, pero si con eso calmaba a su madre por un tiempo, lo dejaría pasar.

—Lo tendré en cuenta.

Al día siguiente, él llegó como siempre temprano a la escuela, entró a su salón y se sentó el su pupitre asignado. Puso su mano en su barbilla y miró hacia la ventana, sin pensar y sin mirar nada en realidad, solo esperando que la clase comenzara. Sin embargo una voz familiar le obligó a voltear la mirada. Era Watanabe emocionado sentándose frente a él, lo miró con una sonrisa traviesa, él enarcó una ceja.

—Cuéntame con lujo de detalles, qué pasó entre ustedes dos ayer — le dijo acercándose a él.

—No pasó nada…

—¡¿Cómo que no pasó nada?! Estaban estudiando solos, en su casa, ¡era la oportunidad perfecta!

—No fuimos a su casa, sino a la mía. A ella se le olvidaron sus llaves en su casillero y a decir verdad, me alegra que no haya sucedido nada aún.

—¿Por qué lo dices? — lo miró con fingida preocupación — ¿Acaso no te funciona tu, instrumento? — Watanabe lo miró con indulgencia

—Deja de decir tonterías Watanabe, simplemente si hubiera pasado algo ayer, no hubiera tenido protección, por eso me alegra que nada haya pasado. — mintió

—Oh chico listo, entonces ya tienes una tira de condones a tu alcance. — Él lo miró socarronamente, Naoki rodó los ojos — me imagino que tampoco sabes cómo empezar ¿Verdad?

Naoki lo miró con el ceño fruncido, no era novedad para su amigo que él fuera virgen, pero no era estúpido y deducía como podía empezar a intimar con su novia. Ayer estuvo a punto de guiarla a la cama si su madre no los hubiera interrumpido.

—Cancela todo lo que tengas hoy. Vamos a ir a mi casa a estudiar. — dijo de pronto Watanabe sacándolo de sus cavilaciones.

—¿A estudiar? — dijo Naoki extrañado — No necesitas mi ayuda para hacerlo.

—Pero tú sí. Dile a tu novia que no se van juntos — dijo seriamente Watanabe — no me interesa lo que hayas planeado hoy, debo ayudarte con tu problema.


holaaaa perdón por no actualizar, pero les contaré que me fui de vacaciones y aunque tuve tiempo de escribir sobre otros, no pude actualizar este y el de hermosamente inesperado porque no tenía los archivos. Siempre me los envío para tener respaldo y al parecer se me olvidó hacerlo. UNA DISCULPA! les prometo seguir actualizando seguido.

Lalaland: Gracias por tu comentario jajaja ya verás como sufre de lo lindo. Y no había pensado en que lo hacía machista... tal vez si lo haga pero un hombre así es grosero y mezquino... aunque, realmente no debes preocuparte, a todos nos llega nuestro momento y a este jovencito igual le llegará.

Muchas gracias por leerme, les deseo un feliz año nuevo y que esté lleno de buena vibra y todos sus propósitos se cumplan.

No olviden dejarme un Review, me encanta leerles y conocer sus opiniones.

Besos. Melina Tolentino.