Capítulo 9.
Llegaron a la casa de Kotoko, era un apartamento pequeño. En él podían habitar dos personas sin problema alguno, cada quien contaba con su propio, era un lugar acogedor. No habían muchas cosas, solo las necesarias para ellos. Por la falta tal vez de muebles, el lugar se veía amplio.
Naoki estaba nervioso al entrar en casa de su novia, sabía que al estar solos podían pasar muchas cosas y estaba ansioso por poner en práctica todo lo que había imaginado en esos días.
—¿Tienes hambre? — preguntó Kotoko sacándolo de sus pensamientos.
—Si, un poco
—La verdad no soy buena cocinando y no te quiero enfermar. — sonrió mientras caminaba a la nevera — Mi padre siempre me deja comida preparada, solo es cuestión de calentarla... Vaya, al parecer mi padre hoy se olvidó de mi o pensó que iba a tu casa.
—No te preocupes, si quieres podemos salir por algo de comer.
Ofreció Naoki. Si no la quisiera se hubiese sentido molesto ante el hecho de tener que volver a salir para comer algo, pensaría que estaba perdiendo su tiempo y acabaría yéndose. Pero con los descubrimientos recientes, se percató que el tiempo en el cual se encontraba a su lado no era una pérdida.
Kotoko sacó su cartera para revisar cuánto dinero tenía. Naoki rodó los ojos y dijo en tono divertido:
—Deja de contar tu dinero Kotoko, yo te invito — le dijo agarrándola de la mano para salir del departamento.
Kotoko se sintió feliz al poder salir de su casa de aquella manera. Era muy raro que él hiciera ese tipo de actos. Las veces que iban a su casa, cada quien caminaba a su ritmo en una distancia prudente. Él no hacía nada por acercarse a ella y a su vez, por pena, tampoco Kotoko se aproximaba a él.
Caminaron así por dos cuadras hasta llegar a un puesto de ramen, no era algo que Naoki estuviese acostumbrado a comer pero era lo que estaba más cerca. Entraron al local y se sentaron uno frente al otro.
Pidieron sus alimentos, se mantuvieron en silencio durante el tiempo en que tardaron en traerles los alimentos. Eran porciones grandes, por lo que vio divertido como Kotoko miraba con amor su plato de fideos. Desde niños había admirado su gran apetito, él podía comer la misma cantidad que ella y pensar en eso le fascinaba.
—Gracias por invitarme Irie Kun, a la próxima lo haré yo ¿Te parece? — dijo Kotoko sonriendo, mientras comenzaba a comer.
—No es necesario que me invites, pero si eso te hace feliz, de acuerdo.
Kotoko le sonrió. Él asintió y comenzaron a comer en silencio. No era incómodo, sino todo lo contrario. Disfrutaba Naoki de esa forma su compañía. Observando disimuladamente cada gesto que su novia hacía al degustar su plato. Algo calentó su pecho, acababa de descubrir que la quería, por lo tanto no quería pensar en que tal vez sintiera amor por ella.
Terminaron de comer, Naoki pagó y se dirigieron de nuevo al apartamento.
Antes de llegar a su destino, decidieron pasar por una tienda de conveniencia para comprar algunas bebidas. Naoki discretamente, revisó su billetera para corroborar que tuviera aquel empaque metálico todavía. Corroboró que lo tenía, sin embargo, la fecha de caducidad le hizo fruncir el ceño.
Suspiró, precisamente el día anterior tenían que caducar los condones.
Kotoko se acercó a él con las cosas que había escogido para comprar, se alarmó un poco al percatarse que podía ver lo que tenía en su cartera, así que antes que ella notara algo, él tomó las cosas y le pidió que esperara en una de las mesas que se encontraban afuera. Ella se encogió de hombros y fue hacia donde él dijo.
Naoki se acercó al mostrador para pagar los artículos que habían escogido. El dependiente lo atendió y comenzó a registrar uno a uno los productos. Ante de cobrar preguntó:
—¿Necesita algo más?
—Este… sí. — Naoki volteó a ver a Kotoko y la vio enfrascada en su celular — ¿me puede dar ese paquete de condones por favor?
—¿De cual marca? — el tendero le escogió varias cajas — tenemos estos que son ultra delgados, estos otros tienen una textura para que sienta más placer su novia y estos tienen sabores, de fresa, uva y hierbabuena. ¿Cuál desea llevar?
Las miradas curiosas de unas chicas que estaban en la caja contigua le hizo que le temblara un ojo. Pareciera que el tendero quería anunciarle a todos que tal vez tendría relaciones sexuales, eso le molestaba.
—Quiero estos — dijo serio agarrando cualquier paquete
—Está bien, entonces los condones con sabores. Buena elección joven.
Naoki pensó que tal vez el dependiente lo estaba haciendo a propósito. Pagó los productos, tomó las bolsas, apartando el empaque de condones para guardarlos en su bolsa.
Salió del lugar, llamando a Kotoko para irse. Quería partir rápido de aquel lugar.
Después de varios minutos de caminar y charlar al mismo tiempo, llegaron a la casa de ella, quien tomó los refrescos, guardándolos en la nevera.
Kotoko estaba nerviosa, tenía a su novio en casa y aunque su intención era estudiar, no le importaba primero besarse y abrazarse un rato. Aunque sabía como era Naoki y a él no le gustaba perder el tiempo.
—¿Quieres ir a mi recamara? — sugirió Kotoko
Naoki se tensó
—¿Por qué quieres ir a tu cuarto?
—Para que estudiemos. Aquí no tengo un escritorio, mejor ahí para que estemos más cómodos ¿No crees?
Naoki se relajó, creyó por un momento que ella pensaba lo mismo que él.
—Ah, sí, por supuesto.
Naoki suspiró cuando vio que ella le daba la espalda. Estar a solas, en su habitación y él con un paquete de condones en su bolsillo, lo ponían nervioso. Tenía que tranquilizarse, no debía ceder ante las garras de la ansiedad en estos momentos. Debía controlar sus emociones.
Entró al dormitorio de Kotoko y notó que no era muy femenino como él lo esperaba. Tenía la sensación que su cuarto estaría repleto de encajes, paredes rosas y un muchos muñecos de peluche acomodados en estantes, sin embargo, su cuarto era muy simple. Las paredes estaban pintadas de un azul celeste adornado con algunos cuadros de conejos. Lo único rosa, eran las sabanas de su cama.
—Hace calor, déjame encender el aire acondicionado
Él asintió, Kotoko tomó el mando y lo prendió. El aire fresco comenzaba a inundar la habitación, refrescando su cuerpo y mente.
Se sentaron uno a lado del otro y comenzaron a estudiar, él le explicaba algunos temas de inglés y la ayudaba con su pronunciación. Entonces, sin ni percatarse de algo, Kotoko le dio un beso tímido en los labios.
—En casa de tu mamá nunca he podido darte un beso. Perdona si te sorprendí — dijo Kotoko avergonzada, como si lo que acaba de hacer fuera algo indecente.
—Te entiendo, en casa de mis padres no se puede hacer la gran cosa sin que mi madre esté presente — dijo Naoki leyendo uno de los ejercicios del libro de inglés de Kotoko.
—Recuerdo cuando éramos niños y jugábamos juntos, no sé que pasó o que hice mal… te alejaste completamente de mi y me comenzaste a despreciar.
Naoki la miró fijamente. Él recordaba aquella etapa mejor que nadie. Una opresión el pecho le hizo recordar la conclusión a la que llegó la noche anterior. Ella al ver que no decía nada solo le sonrió como siempre lo hacía y continuó:
— Pero eso ya quedó en el pasado porque estamos juntos de nuevo. Te quiero Irie kun.
Kotoko volteó su mirada al libro, sintió una de las manos de Naoki tomarla por la barbilla para que lo mirara, sin esperarlo él comenzó a besarla lentamente mientras acariciaba su rostro.
Para Naoki sentir su aliento cálido de sus labios era algo delicioso. La tomó por la espalda, tratando de acercarla a él; aunque le fuera algo difícil de lograr por la posición en la que estaban. Como quiera, mordía y chupaba su labio inferior, introduciendo su lengua para saborear su boca, Kotoko imitaba sus movimientos, tratando de besarle con todo el amor que sentía por él.
Comenzó sentir una humedad entre sus piernas, un palpitar que le hizo dar un pequeño gemido al sentir la mano de Naoki introducirse en su blusa para tocar su espalda.
Naoki absorbió el gemido de Kotoko entre sus labios. Era increíble como podía hacer que su corazón bombeara rápidamente la sangre, haciendo que apareciera un bulto en sus pantalones. Le estorbaba la ropa, quería hacerla suya en ese mismo momento.
Con mucho esfuerzo, se separó de ella poniéndose de pie. La tomó de una de sus manos y la guió hacia la cama. La recostó y comenzó a besarla con más pasión, mientras su mano libre comenzaba a colarse entre su sostén para tocar uno de sus pechos. Kotoko saltó un momento sorprendida ante su contacto, pero se relajó al sentir los dedos de su novio acariciando uno de sus pezones, irguiéndolos y provocando en ella ondas de calor que se acumulaban entre su sexo. Estaba húmeda, lo necesitaba a él con urgencia.
Se separó un momento de ella y le quitó la blusa y a la par de su sostén, dejando sus pechos al descubierto. Vio que eran más grandes de lo que se imaginaba y eso lo volvió loco. Kotoko por su parte, aprovechando que estaba de pie, se sentó para estar a la altura del bulto que se le marcaba en sus pantalones, quería igual complacerlo. Era su primera vez y no era una experta, sin embargo, por un artículo que leyó en una revista, quiso poner en práctica aquello que había leído recientemente.
Así que con manos nerviosas, desabrochó su cinturón y en seguida sus pantalones para bajarlos, Naoki solo se encontraba expectante ante aquella acción de su novia, sintió sus manos liberar su miembro endurecido por la excitación que sentía. Cerró los ojos al sentir la mano de Kotoko deslizarse por su miembro, masajeándolo, haciendo que su cuerpo se tensara, tratando de aguantar los gemidos que se acumulaban en su garganta. Era tan maravillosa la sensación de saber que su novia estaba esforzándose para complacerlo, la miró a los ojos y puso una mano en su cuello para acercarla a su miembro. Ella entendió de cierta manera lo que se proponía, así que cerró los ojos e inexpertamente, comenzó a succionar el sexo de Naoki, haciendo que este gruñera por el placer de sentir su boca rodear su sexo. Era un vaivén exquisito, lleno de muchas sensaciones. Estaba a punto de eyacular cuando la retiró para no hacerlo en su boca. Se volteó un momento para derramar su semilla en el suelo. Una ves liberado, la miró y vio que estaba sonrosada, con la falda aún puesta y deseosa por él.
La besó de nuevo pero esta vez, de forma urgente, la necesitaba. Comenzó a decender por su cuello hasta llegar a sus pechos, comenzó a lamerlos y succionarlos, mientras con una mano acariciaba el sexo de ella, sintiendo su humedad. Con mucho esfuerzo, se levantó de nuevo, para quitarle la falda y su ropa interior. Al hacerlo, vio su piel blanca y tersa, se acercó a su monte de venus y abriendo sus piernas para darse paso, le comenzó a besar y a lamer, haciendo que ella se arqueara del placer, soltando gemidos mientras él la seguía torturando con su lengua. Su miembro de nuevo se endureció, se agachó hacia sus pantalones y sacó el paquete de condones, destapó uno y siguiendo las instrucciones se lo colocó.
—Tal vez esto te duela un poco — dijo Naoki entre jadeos — si quieres que me detenga dime ¿de acuerdo? — ella asintió.
Se acomodó entre sus piernas, apoyándose en uno de sus brazos mientras colocaba su miembro en la entrada de ella. Al comenzar a empujar, notó que estaba estrecha. Ella cerraba los ojos ante el dolor que sentía al romperse su himen. Volvió a mover sus caderas lentamente, sintiendo como las paredes de su sexo se abrían para él..
Kotoko al momento de sentirlo, experimentó un dolor agudo, un ardor que le hacía gemir de dolor. Ella quería ser suya, así que se aferró a su espalda, dejando que él entrara por completo en ella. Estaba dispuesta a perder su virginidad en ese momento y qué mejor que con la persona que más amaba en el mundo.
Después de entrar por completo en ella, comenzó a moverse lentamente en ella para que se acostumbrara a él. Movía sus caderas lentamente, escuchando la respiración entre cortada de Kotoko, dándole a entender que había dejado de sentir dolor. En esos momentos ella solo tenía placer.
Comenzaban a llegar al punto en donde sus cuerpos se tensaron para darle paso al orgasmo, cuando escucharon la puerta de la entrada abrirse y a voz de Shigeo Aihara anunciándose.
—Hija ¿Estás aquí?
La excitación de los dos se fue tan rápido como llegó. Kotoko se puso la ropa rápido, así mismo Naoki igual se vestía lo más pronto que podía. Agradeció que Kotoko no hubiera sangrado, así que con mucha rapidez, trató de acomodar las colchas para tratar de borrar lo que habían hecho momentos antes. Kotoko salió rápido de la puerta. Mientras él con un pañuelo, limpiaba lo que había ensuciado y se sentó en el escritorio simulando que estaba leyendo un libro. Maldijo a sus adentros al notar que no se había retirado el condón.
Escuchaba como Shigeo entraba a su habitación, segundos después salía de ella, escuchó sus pasos acercándose al cuarto de Kotoko.
—¡Oh Naoki estás aquí! — dijo Shigeo entrando al dormitorio, él sonrió nervioso.
—Disculpe que esté aquí a solas con su hija, es que no pudimos llegar a mi casa y tuvimos que venir aquí. — Miró a Kotoko quien le alzaba los pulgares en señal de aprobación
—Entiendo hijo, solo vine a recoger algo que se me olvidó en la mañana, siéntete como en casa. — miró a su hija — Kotoko, no voy a venir hoy, me quedaré en el restaurarte porque me avisó el proveedor que llegará en la madrugada a dejar un encargo que hice. ¿No te molesta que te deje sola?
—Claro que no papá, yo te entiendo.
—De acuerdo. Te veo mañana.
Se despidió de ella con un beso en la frente y salió de ahí. Kotoko y Naoki se miraron y comenzaron a reírse. Por supuesto, se sentían avergonzados y con suerte de que no los descubrieran. Por obvias razones, las ganas de llegar al clímax se esfumaron con la llegada de Shigeo, así que decidieron volver a estudiar.
—Mi papá hoy me dejó sola. Tendré que dejar las luces encendidas.
—¿Le tienes miedo a la oscuridad? — preguntó Naoki mientras escribía algo en la libreta de Kotoko.
—No, tengo ceguera nocturna.
Kotoko sintió escalofríos cuando Naoki la miró fijamente, esa era la misma mirada que hacia de niño cuando quería hacer alguna travesura.
—¿Y si me quedo contigo?
Kotoko abrió la boca sorprendida, nunca se había imaginado que podía quedarse con su novio, estaba a punto de decir algo cuando Naoki le interrumpió:
—Mejor no, mi madre nos casaría mañana.
Ella le sonrió divertida. Naoki le robó un beso. Y aunque quería quedarse con ella y hacerle el amor toda la noche, sabía que su madre no lo dejaría en paz, a la mañana siguiente le preguntaría dónde había pasado la noche y si se enteraba, probablemente lo casaría antes de terminar el bachillerato. No era que le disgustara la idea de casarse con Kotoko, simplemente quería hacer cuando no hubiera peligro que ella descubriera que todo comenzó como una apuesta.
!Hola! perdón por tardar en actualizar, he estado con muchos pendientes y el trabajo ésta vez si ha estado sofocante. Pero aquí les traigo este capítulo.
Me sorprendí por lo que escribí y espero les guste el Lemon ajajajajajaja, De verdad que muchas gracias por apoyarme y seguirme leyendo. Sobretodo por darme sus palabras de aliento, son muy lindas.
Lalaland: Muchas gracias por comentarme jejeje SIII ellos tenían una historia en común, ese Naoki es un terco. JAJAA lo de Watanabe ya verán por qué hace todo eso. :) jejeje Muchas gracias por tu apoyo 3
caro: Disculpa por no haber actualizado, he tenido unas semanas pesadas y sin tregua alguna. Solo en las noches puedo escribir pero últimamente tampoco había podido jajajajaja. Se los debía. Gracias por tus palabras de apoyo 3.
Yeci: Ya verás como se retuerce ese señor... jajajajaj muchas gracias por leerme y comentar. De verdad espero te guste este capítulo jejeje.
Les reitero mi gratitud hacia todos ustedes que me leen, son geniales!. En fin, no dejen de dejarme un review, me encanta leerles y saber que les pareció el capítulo.
Un beso. Melina Tolentino.
