Capítulo 19

Naoki se encontraba frente a la puerta del cuarto donde se recuperaba Shigeo, con la intención de entrar pero, sin las fuerzas para hacerlo.

Estaba por irse cuando pasó una de las enfermeras quien se acercaba con el propósito de preguntarle si le podía apoyar, él solo le saludó con una pequeña reverencia entrando a la habitación.

Vió a Shigeo quien estaba acostado en la camilla, Naoki se acercó para revisar si todo se encontraba en orden.

—Irie, que gusto...

—No es saludable que esté despierto, descanse.— Naoki se sobresaltó por un instante, pues pensaba que estaba durmiendo.

—Suficiente he tenido encerrado en estás cuatro paredes, no puedo dejar que mi hija se preocupe de más, aparte el restaurante…

—Estoy seguro— le interrumpió — que Ikezawa San está haciendo su mayor esfuerzo para que todo esté bien en su negocio y usted pueda recuperarse.

Shigeo asintió mientras volvía a cerrar los ojos

—Espero mi hija y tú puedan recuperar por lo menos su amistad.

Naoki lo miró extrañado, pensaba que el padre de Kotoko le odiaba.

—No sé con exactitud que pasó entre ustedes, que tan grave sea para que mi hija se fuera así, pero todo tiene solución — Shigeo le miró sonriendo — solo quiero verla feliz.

A su parecer, shigeo no conocía tal vez la historia completa, se alegró que fuera así, era algo más fácil de llevar su vergüenza si el padre del amor de su vida le seguía teniendo en consideración. Entendió pues, que a pesar que él no quería decir sobre el paradero de su hija, se trataba totalmente de lealtad y fidelidad a su hijas, más que rencor hacia él.

Tenía curiosidad de saber que relación tenía Kotoko con Joe, pero, prefirió no molestarle más con preguntas para dejarlo descansar.

Al salir de la habitación, sabía que debía recuperar por lo menos la amistad de Kotoko. No quería forzarla a que le amara o aceptara estar de nuevo con él porque sinceramente, él tampoco creía que ella quisiera darle una segunda oportunidad cuando le había lastimado tanto. Y sí, no era su intención. Y a pesar de sus intenciones de tenerlo todo oculto, toda verdad sale a la luz, y Watanabe fue su verdugo.

Pasaron los días, Naoki seguía soportando a Joe en las clases, en el hospital. Trataba de tener el mínimo contacto con él porque simplemente le molestaba su presencia, no tenía claro cual era la relación que mantenía aún con Kotoko, aunque a simple vista las personas podían deducir que ellos eran una pareja feliz.

En una ocasión, tuvo que hacer que leía un libro en la biblioteca cuando escuchó a unas compañeras de Kotoko hablar sobre el guapo médico, Cheng, "el nuevo Irie", como envidiaban a la pelirroja por tener a un tipo no solo espectacular, sino atento, caballeroso, amable. Darían lo que fuera por estar en su pellejo.

La pareja perfecta...

Kotoko lo evitaba, incluso en las clases que compartía con enfermería, ella había sustituido por otras que no tuvieran que ver con él, en el hospital su trato era amable y distante, a pesar de a veces estar en el mismo turno y área, ella se limitaba a hacer sus labores, cuidar de su papá y otros pacientes.

Si alguien había avivado el sentimiento de desprecio, ese había sido Joe y su capacidad de sacar lo peor de él. Se asemejaba a una mosca al rededor de Kotoko. Siempre a su lado, sin dejarla un momento sola, es más, cuando tenía su descanso y él estaba decidido a hablarle, venía por ella o visitaba a Shigeo. ¡Era un acosador!

Le parecía inverosímil como estando básicamente en el mismo lugar, le era casi imposible acercarse a ella.

Al terminar su turno, entró en el elevador para regresar a casa, estaba a punto de cerrarse la puerta cuando una mano evitó que fuera así, entrando de prisa.

Era Kotoko.

—Hola.

Notó como ella se ponía rígida en cuanto escuchó su voz.

—Demonios — escuchó que decía entre dientes. — Hola Irie Sensei.

Su simpleza con la que le hablaba lograba lastimarlo.

—Es bastante importante para mí el ver qué estás bien...

—Le agradezco mucho Sensei, no es necesario que pierda su tiempo en preocuparse por mi — le interrumpió.

Un silencio incómodo imperó entre los dos, haciendo que el descenso se tornara incómodo, y para sumarle más a la ecuación, el ascensor se atascó, dejando a Kotoko y a Irie encerrados.

—Precisamente a mí tenía que pasarme — Escuchó Naoki que protestaba Kotoko mientras apretaba el botón de emergencia.

—Espero pronto avance... Kotoko...

—Te pediré un favor Naoki, aquí no me conoces, no soy tu ex, no soy nada.

—Escúchame, por favor. — Kotoko lo miró fijamente, Naoki supo entonces que para bien o para mal, él seguía causando cosas dentro de ella.

—No tengo otra opción.

—Lo siento, fui un patán, un estúpido, pero Watanabe.

—¿Acaso él te apuntó con un arma? — naoki negó — ¿Te obligó? — volvió a negar — entonces no vengas a querer echarle toda la culpa a alguien que no está aquí para escuchar igual su versión, pero dudo mucho que cambie. Tu decidiste jugar conmigo, acostarte con la más idiota del colegio...

—No fue así, te lo juro que no fue así — dijo acercándose — después que descubrí que en verdad te amaba, quise terminar con eso pero no pude... Estúpidamente creí que seguirle el juego bastaría y enseñarle una foto de mí vestido de niña era suficiente para terminar ese maldito juego, pero...

—Pero nada Naoki, te dices el más inteligente, pero eres un idiota, tu decidiste seguirle el juego, decidiste continuar según con ello a pesar de — soltó Kotoko con sarcasmo —, decidiste que una foto tuya vestido de niña era suficiente razón para lastimarme a mí para que tu vanidad no fuera dañada…

—Te juro que yo nunca quise hacerte daño y quería decírtelo pero tenía miedo de perderte.

Una lágrima la traicionó, rodando por su mejilla. Naoki la atrapó, sintiendo de nuevo su piel. Kotoko se hizo a un lado.

—No importa si me querías decir, el resultado iba a ser el mismo porque no te importó aceptar jugar conmigo, aunque después te hayas enamorado de mí — dijo Kotoko con burla — tal vez las cosas hubieran cambiado si en lugar de decidir jugar conmigo, hubieses dicho la verdad desde el principio. Pero tu ego es tan grande Naoki.

Cada palabra que ella soltaba le atravesaba como flechas, tenía razón y era doloroso aceptar que se merecía su desprecio.

—Perdóname, no quise hacerte daño — fue lo único que salió de su boca

—Solo aléjate de mí, me hace daño tu presencia.

Verla tan enojada, con sus ojos lleno de lágrimas le hizo sentirse el ser más despreciable de todos y, por un impulso atrapó entre sus manos su rostro y comenzó a besarla.

Kotoko se apartó de él, dándole una bofetada que le dolió a Naoki no solo en la mejilla, sino también en el alma.

—No vuelvas a tocarme.

Como si alguna deidad o el destino tuviera suficiente con dejarlos solos en el mismo lugar, se abrieron las puertas y de inmediato ella salió corriendo alejándose de él.

Los pies de Naoki se movieron en automático. No sabía porque se atrevió a besarla, era un estúpido. Él solo quería disculparse y ganar su amistad por lo menos, pero con eso, tal vez lo había echado todo a perder.


Días después de su encuentro con Kotoko, ella no le había dirigido la palabra, solo para lo necesario. Se sentía estúpido, torpe al querer acercarse a ella. Con otras personas era facil entablar alguna conversación por más vana que fuese, aunque no le interesara el tema, pero con ella... no.

Pensando en las actividades que tendría al día siguiete en el hospital para silenciar un poco su principal preocupación, Naoki transitaba por la ciudad para ir por algo de comer antes de llegar a su casa, cuando vio a Joe y a Kotoko saliendo de una tienda de conveniencia.

Así que verlos en ropa tan cómoda saliendo de una tienda de ese tipo, le extrañó, por un momento pensó en dejarlo pasar, pero su curiosidad pesó más así que decidió seguirlos.

Joe y Kotoko entraron a una casa de dos pisos, se veía algo lujosa. Se quedó dentro del carro por unos treinta minutos, esperando que ella saliera pero no fue así.

Su cuerpo se movió en automático, saliendo del auto para ir hacia la puerta de aquella casa.

Tocó el timbre, momentos después se arrepintió de haberse dejado llevar.

Joe abrió la puerta

—¿Que se te ofrece? — preguntó sonriendo.

—¿Quién es? — escuchó que Kotoko preguntaba

—Un vecino, no te preocupes, ve a dormir.

¿Dormir? ¿Escuchó bien? ¿Kotoko dormía ahí?

Joe salió, cerrando la puerta tras él.

—¿Qué te trae por aquí Irie san?

—¿Por qué le dices que se vaya a dormir a Kotoko?

Joe lo miró con la ceja enarcada.

—Mañana tiene clases temprano y práctica por la tarde, necesita descansar.

—¿Por qué no la llevas a su casa? Si quieres yo.…

Joe se empezó a reír, si había algo que le molestaba más a Naoki era su estúpida sonrisa .

—Irie san, no te preocupes, Kotoko vive aquí. — Naoki sintió que le arrojaban un balde de agua fría. — ella y yo vivimos en la misma casa, te invitaría a pasar pero, no eres bienvenido para Kotorin.

—¿Acaso ustedes duermen...?

—¿Juntos? Depende la ocasión.

De una cosa estaba seguro Naoki, y era que Joe estaba disfrutando su conversación.

—¿Que va a pensar Shigeo cuando sepa que ustedes...?

—Ya lo sabe... — le interumpió — De hecho en Kobe ella y yo vivíamos juntos, no entiendo por qué al venir aquí tendría que ser diferente. Y bueno, como te dije cuando nos conocimos, vine aquí por alguien especial, y Kotorin es ese alguien.

—Entiendo… —Dijo Naoki — cuídala mucho, es alguien muy especial, es única.

Joe le dedicó una sonrisa amable, asintió con la cabeza mientras le daba una palmada en el hombro.

—De acuerdo… no te preocupes, ella está en buenas manos.

Naoki solo asintió, volviendo a su auto donde no aguantó más, su corazón dolía, ella estaba feliz y viviendo con otro hombre, si tenía la esperanza de recuperarla, se había esfumado completamente. Quería llorar en ese momento Naoki, Kotoko no se entregaba a nadie que no amara y si ellos vivían juntos incluso desde antes de regresar a Tokio, significaba que tal vez él era el dueño de su corazón y él solo su pasado.


HOLAA que tal!, espero estén bien. Les traigo otro capítulo más de este pequeño fic que bueno, una disculpa por haberme tardado eternidad! pero bueno, espero les guste mucho y lo disfruten!

un abrazo a todos