Hola hermosas! Como les prometí aquí está el siguiente capítulo, espero sea de su agrado. Muchas gracias por darle una oportunidad a esta nueva historia, poco a poco se irán revelando bien los hechos.
Les recuerdo que esta historia NO es para menores de edad, es sin fines de lucro, simplemente lo hago por diversión y entretenimiento.
DESTINO
CAPÍTULO 2
La emoción que sentían los tres jóvenes que caminaban por las calles de Nueva York era evidente en sus rostros, era la primera vez que se sentían libres, sin la vigilancia de su tía abuela o de algunos de los empleados de la mansión que siempre los debían acompañar.
Las miradas de las jóvenes que pasaban cerca de ellos eran evidentes, ninguna podía dejar pasar la presencia de los tres caballeros que caminaban con los rostros iluminados de felicidad y libertad. El porte y la elegancia además de sus bellos rostros llamaban la atención del sexo femenino.
-Buen día señoritas… - Saludó Archie con una reverencia, justo en frente de un par de señoritas que caminaban acompañadas de sus respectivas doncellas. Las jovencitas que anteriormente habían estado observando admiradas la galanura de los tres primos, se sonrojaron de inmediato ante el despliegue de atención que recibían de parte de uno de ellos. Ambas jóvenes sonrieron tímidas y continuaron su camino, no sin antes abanicarse al sentirse acaloradas repentinamente.
-¡Vamos Archie! – Dijo Stear al ver que su hermano había espantado al par de damiselas. – No las asustes. – Decía el inventor con gracia, al ver que su hermano en lugar de acercarlas las había ahuyentado.
-Tranquilo, Stear. – Decía Archie con una sonrisa traviesa, sin dejar de voltear su rostro hacia las jóvenes que de vez en cuando se giraban para continuar deleitándose la pupila con el atractivo joven quien continuaba sonriéndoles y diciéndoles adiós antes de lanzar un beso al aire. - ¿No te has dado cuenta que gracias a mí las jóvenes no dejan de admirarnos? – Preguntó el elegante joven con una sonrisa llena de emoción.
-¿A ti? ¡Pero qué dices Archie! – Dijo Stear soltando una carcajada animosa. – Es por Anthony que se paran a vernos, solo que él viene tan distraído que no pone atención a lo que sucede a su alrededor. – Dijo el joven inventor, seguro de que el que levantaba más suspiros aparte de ellos mismos, era Anthony. Anthony siempre había sido el que más llamaba la atención de las jóvenes que los rodeaban y eso él podía aprovecharlo porque así también se rodeaba de la belleza femenina que abundaba en la sociedad en la que se desenvolvían.
-De seguro está pensando en Elisa. – Dijo Archie para molestar a Anthony, intentando tener su atención.
-¡Cállate, Archie! – Dijo Anthony rompiendo su mutismo. – Si la tía abuela te escucha continuará una vez más con esa absurda idea que tiene en mente. – Dijo el joven sin dejar de admirar la belleza de la ciudad.
-¡Vamos, Anthony! – Dijo Archie intentando animar al rubio. – Tienes que despertar y dejar esa seriedad, mira a tu alrededor hay mujeres hermosas por todas partes. – Decía Archie girando en un mismo punto con los brazos abiertos, para después hacer otra reverencia a otro grupo damiselas que pasaban cerca de ellos.
-Señoritas… - Dijo Anthony con respeto, tomando su sombrero para hacer una venia discreta frente a las jóvenes, quienes de inmediato se sonrojaron y correspondieron coquetas a su gesto.
-¿¡Lo ves!? – Dijo Stear casi de inmediato. – Con una simple mirada las chicas responden a Anthony. – Dijo de nuevo el chico de anteojos.
-Creo que debes de sonreírles más primo. – Dijo Archie acomodándose su traje para dirigir su mirada hacia tres jóvenes que estaban reunidas en un pequeño café, en la esquina contraria.
-Tranquilo matador. – Dijo Stear jalándolo de su saco para evitar que se fuera flotando hacia ellas.
-Hermano, te aseguro que si llegamos hacia ellas no nos dirán que no. – Dijo Archie con pesar por haber sido detenido en su intento de conquista, estaba seguro de su triunfo ante ellas.
-Tranquilo hermano, recuerda que yo soy un hombre comprometido. – Dijo Stear con propiedad.
-¿Comprometido? – Preguntó Archie con cierta burla en su voz. – Si Patty ni siquiera está en la ciudad, ni cuenta se daría si le sonríes a una muchacha. – Dijo de nuevo el de melena.
-No importa además, Anthony…
-Anthony nada… - Dijo Anthony antes de que Stear terminara su frase. – Te recuerdo que yo jamás he aceptado ningún compromiso. – Dijo recordándole a su primo que él continuaba soltero.
-Pero Anthony, recuerda que la condición de la tía abuela para permitirnos hacer este viaje sin una nana, fue porque le prometiste que pensarías acerca de tu compromiso con Elisa. – Dijo Stear seguro de que ese había sido el convenio con la tía abuela.
-Dije que lo pensaría… no que lo aceptaría... no es igual. – Dijo Anthony con seguridad, él había estado de acuerdo en que jamás aceptaría un compromiso en el que él no estaba de acuerdo.
Anthony era un joven que había crecido muy independiente, era responsable y seguro de sí mismo y estaba convencido de que si alguna vez se casaba sería única y exclusivamente por amor y no por un tonto acuerdo entre dos familias para conveniencia de las mismas, pero por ser el descendiente directo del gran abuelo William Ardlay, estaba destinado a ser el sucesor de la silla presidencial, solo un puesto debajo de su tío William Albert Ardlay y por ese motivo la tía abuela creía que casarlo con Elisa era su mejor opción.
-Además, este viaje recuerda que no es solo para celebrar nuestra mayoría de edad e independencia. – Dijo una vez más el rubio señalando a Archie, quienes dias antes habían celebrado el cumpleaños número dieciocho de ambos jóvenes con lo que ellos celebraban su independencia y por supuesto el entrenamiento para dirigir los negocios familiares, lo cual los hacía ser responsables de ellos mismos.
-Lo sé, solo que esperaba que aceptaras el compromiso con Elisa. – Dijo Stear seguro de que Anthony terminaría aceptando tarde o temprano aquel compromiso que beneficiaba a ambas familias.
-Yo no amo a Elisa, Stear. – Dijo Anthony sin dejar de mirar el edificio de enfrente.
-Tampoco yo amaba a Patricia… y aun así nos comprometieron, yo solo tenia un enamoramiento y una pequeña admiración por ella. – Dijo Stear con una sonrisa melancólica al recordar que cuando conoció a Patricia no la consideró alguien de su gusto. – Te aseguro que el amor llega con el trato diario, con el tiempo… ahora te puedo decir que no puedo esperar más para volver a verla. – Decía el joven inventor, mirando al cielo como si en aquel espacio azul se encontrara el rostro de su amada.
-No es lo mismo, Stear. – Dijo Anthony con cierta melancolía en su voz. Podía sentir que ese sentimiento llamado amor, aún no tocaba a su puerta. – Patty es una joven dulce, tierna, llena de virtudes y con el respeto que me merece te puedo decir que es bonita. – Stear lo miró un tanto incómodo al pensar que Anthony podía considerar a su futura esposa bonita. – En cambio Elisa, es una persona egoísta, irrespetuosa, se cree superior a los demás solo por su condición privilegiada… - Decía el rubio con cierto disgusto en su voz. Stear suspiró, sabía que las palabras de Anthony eran ciertas y que la actitud de Elisa no había sido de su agrado jamás.
-Es verdad Stear. – Dijo Archie apoyando a su primo, dejando por un momento la coquetería que recorría su actitud. – Elisa es mala con las personas que están a su servicio, incluso con nosotros mismos lo ha sido, con la misma Patricia… la ha usado a su conveniencia. – Decía Archie recordando a su hermano cuantas veces había aprovechado los conocimientos de la joven de anteojos para librarse de las tareas del colegio.
-Tal vez si se enamora… - Dijo Stear con menos convencimiento.
-Elisa solo se quiere a sí misma. – Dijo Anthony seguro de ello, recordaba las veces que había humillado al personal a cargo de la familia, solo por el placer de hacerlo.
-¿Entonces qué vas a hacer? – Preguntó Stear comprendiendo que Anthony tenía que tomar una decisión con respecto a su compromiso.
-Hablar con la tía abuela, no puede obligarme a estar con una mujer que no es de mi agrado. – Dijo el rubio seguro de que Elisa no inspiraba en él ni el más mínimo sentimiento de amor.
-Te deseo suerte… - Dijo Archie suspirando con cierto pesar en su voz, sabía bien que lo que Anthony pretendía le tomaría mucho trabajo y no por ser pesimista, pero le resultaría casi imposible desobedecer las órdenes que la vieja matriarca había designado para ellos. – Yo aún no sé si realmente el compromiso que tenía planeado para mí se ha llevado a cabo. – Dijo nuevamente el de melena, arrojando una pequeña piedra que había tomado del suelo.
-Lo desconozco, Archie. – Dijo Anthony mirando a su primo, ya que sabía bien que los tres estaban condenados a aceptar las mujeres que su tía hubiese elegido para ellos. – Pero te aseguro que Elisa no será mi esposa. – Dijo una vez más con seguridad, dispuesto a hacer todo lo que estuviera a su alcance para rechazar a Elisa como su prometida.
-Pero bueno, ¡Hay que cambiar esos rostros decaídos! – Dijo Stear en un intento de animar a su hermano y a su primo. - ¡Estamos en Nueva York! ¡La ciudad que nunca duerme! – Decía mostrando a los más jóvenes los beneficios que tenía estar sin supervisión.
-¡Hay que divertirnos! – Dijo Archie contagiado por la emoción una vez más, obligándose a olvidar por lo menos por nos momentos el desastroso futuro que se leía en sus vidas. - ¿Qué les parece si vamos a algún lugar a bailar un poco? - Preguntó desviando su vista hacia los centros de entretenimiento que ofrecía la gran manzana.
-¡Es verdad, Anthony! – Dijo Stear animando a Anthony, sabía bien que su pequeño discurso había dejado un mal sabor de boca al rubio. Anthony lo miró y Stear le sonrió como queriendo disculparse. Anthony correspondió a su sonrisa, disculpando la imprudencia del mayor, sabía bien que Stear era un tanto despistado, sin embargo su comentario jamás había sido en afán de molestarlo.
Los tres chicos Ardlay, entraron a un elegante bar que estaba sobre una de las calles principales de la gran manzana, en él podía apreciarse un gran número de caballeros de buena posición económica que se reunían a platicar de negocios o simplemente como esparcimiento, pero al mismo tiempo podían darse cuenta que la compañía femenina se notaba discreta en el lugar.
-¿Necesitan compañía? – Preguntó una joven de facciones hermosas y mirada coqueta. Archie abrió los ojos y sonrió como bobo al tener a la hermosa mesera frente a ellos. La chica sonrió complacida al ver que uno de aquellos elegantes caballeros le sonreía con agrado. Ella le guiñó un ojo y Archie se sintió todo un galán.
-De momento no, muchas gracias. – Respondió Anthony seguro que no habían ido a buscar lo que la joven ofrecía. – Pero yo quiero una copa de licor de chocolate. – Pidió Anthony con tranquilidad, la sonrisa burlona de la chica se pudo apreciar en su rostro, sin embargo a Anthony no le mortificó.
-¿Y para usted caballero? – Preguntó con la misma coquetería inicial a Archie, quien al darse cuenta de la burla de la joven sobre el pedido de Anthony, se quiso ver un poco más maduro que él.
-Un Whisky por favor, linda. – Le dijo tomando su mandil con suavidad.
-¿Doble? – Preguntó la joven con cierto reto en su mirada. Archie se quedó mudo por unos segundos, observando los expresivos ojos de la joven.
-A los tres tráiganos lo mismo, señorita. – Dijo Stear interrumpiendo la plática de su hermano y la joven mesera.
-Stear… - Dijo Archie entre dientes, quejándose por la decisión de su hermano.
-Por favor Archie, ni siquiera tienes dos días con la mayoría de edad para que te pongas a beber. – Le dijo el mayor dejándolo en vergüenza con la joven, quien sonrió con burla anotando tres licores de chocolate para los cada uno de ellos.
-¡Stear! - Dijo Archie molesto con su hermano por haberlo avergonzado.
-Vamos Archie, esa joven te lleva por lo menos unos diez años. – Dijo Stear retirándose los anteojos para ver las piernas de la joven que se movía de manera exagerada.
-Por no decir que busca compañía. - Dijo Anthony con cierta burla en su voz.
-Precisamente es lo que nosotros requerimos. – Dijo Archie seguro que no le caería nada mal tener a una chica haciéndole compañía en esos momentos, en lugar de su hermano y su primo.
-Requerirás tú hermanito. – Le dijo Stear con tranquilidad, observando el ambiente que se respiraba en aquel lugar, que a pesar de no ser un antro de mala muerte podría verse que los caballeros que asistían a ese lugar era con el fin de encontrar compañía femenina y hacer menos solitarias sus vidas. – Pero te aseguro que yo deseo respetar a Patty siempre. – Dijo el joven de antejos, seguro que el amor y el respeto que sentía por Patty era algo que no pasaría por alto.
-Lo entiendo de ti hermano. – Dijo Archie con cierta frustración en su voz. - ¿Pero tú Anthony? – Preguntó con impaciencia. Anthony sonrió ante el reclamo de su primo.
-Tranquilo Archie, vamos llegando a la ciudad, tenemos mucho tiempo por delante. – Anunció Anthony seguro de que Archie tendría el tiempo suficiente para conocer a alguna damisela que estuviera dispuesta a enseñarle el arte de amar. - ¿O acaso crees que alguna de estas damas serían de tu agrado? – Preguntó una vez más el rubio. Archie miró a su alrededor, poniendo sus ojos en las demás meseras que se acercaban insinuantes a las mesas que atendían.
-Viéndolo bien, no lo creo… - Dijo Archie con cierto arrepentimiento en su mirada, observando bien a las chicas podía ver que no sería capaz de estar con alguna de ellas y no porque no fueran lindas, sino porque comprendió que las insinuaciones que recibían no eran exclusivas de su hermoso rostro. Anthony sonrió de lado al darse cuenta que su primo había comprendido lo que quería decir.
Los tres Ardlay continuaron conviviendo en ese ambiente que aunque extraño para ellos les resultó agradable, podían darse cuenta que lejos de la compañía que buscaban los hombres en ese lugar, podían platicar y beber tranquilamente. Salieron un par de horas más tarde y a pesar de no haber bebido tanto podían notar que su alegría se había visto claramente incrementada por los efectos que tenía aquella exquisita y dulce bebida.
-Si la tía abuela nos viera en estos momentos nos desheredaría. – Dijo Stear caminando sobre la acera que los llevaba hacia donde habían dejado estacionado su auto.
-¡Si estoy bien! – Dijo Archie intentando pararse sobre un pie, sin embargo su motricidad había sido afectada por las copas que había tomado.
-¡Archie! – Dijo Anthony al ver que su primo estaba a punto de caer. – Te dije que no bebieras tanto. – Le dijo el rubio, quien a pesar de haber tomado casi lo mismo que el castaño tenía más control de la bebida, eso era gracias a que desde niño su madre lo había enseñado a beber después de la comida.
-¡Tomé casi lo mismo que tú! – Dijo Archie con el cabello estorbando su lindo rostro.
-Sí, pero Anthony bebe desde que tenía cinco años. – Dijo Stear seguro que el mareo que sentía no era porque fuera muy diestro con el alcohol.
Llegaron a la mansión hasta altas horas de la noche, habían cenado fuera y a pesar de que el alimento les había apaciguado los estragos de la bebida, Archie no había tolerado la cena y había devuelto casi todo.
-¡Me voy a morir! – Gritaba el castaño sin temor de que la tía abuela o incluso George lo escuchara.
-¡Cállate, Archie! – Le decía su hermano mientras lo sostenía bajo el brazo derecho. Anthony se encargaba del izquierdo. – Vas a despertar a los empleados. – Decía una vez más el mayor, quien sabía respetar el sueño de los demás.
-Es verdad… - Decía Archie intentando tranquilizarse. Pero el dolor de cabeza y el mareo que sentía en su cuerpo estaban lejos de hacerlo comprender. - Pero me siento muy mal. – Decía una vez más el castaño.
-Tranquilo Archie, solo necesitas beber mucha agua. – Dijo Anthony, quien recordaba que alguna vez su padre le había dicho que además del alimento, beber mucha agua ayudaba a deshacerse del alcohol que entraba al organismo. Al escuchar aquello que Anthony decía, Archie por poco devuelve una vez más.
Ambos chicos soltaron al elegante joven, quien sintió que perdía el piso y si no fuera porque había llegado a su cama hubiera aterrizado directamente en el suelo.
A la mañana siguiente como era de esperarse Archie fue el último que se había presentado en la mesa para desayunar, Stear y Anthony estaban a punto de terminar cuando un Archie ojeroso y de mal aspecto se sentó junto a ellos en la mesa.
-Buenos días. – Saludó Stear con una sonrisa burlona.
-Cállate Stear, que me duele la cabeza. – Dijo Archie poniendo la mano sobre su frente.
-Tómate lo que está cerca de tu plato. – Le dijo Anthony con esa sonrisa traviesa que tenía siempre que había algo que lo divertía. Archie lo miró con recelo. – Te sentirás mejor. – Dijo de nuevo el rubio señalando los analgésicos que debía tomarse para aliviar un poco la resaca.
-Te lo dije, hermanito. – Dijo Stear con la misma sonrisa burlona de Anthony. – Pero no, quisiste mostrarte como un hombre de mundo frente a la camarera. – Agregó mientras mostraba un apetitoso bocado que estaba por llevarse a la boca, y que a pesar de verse delicioso en esos momentos no hacía que Archie quisiera comerlo, por el contrario eso provocó una vez más náuseas en él.
-¡Me voy a morir! – Dijo Archie sintiendo como su estómago se contraía por la náusea.
-No te vas a morir. – Dijo Anthony con seriedad. – Lo que tienes que hacer es medir más tú manera de beber. – Dijo nuevamente el rubio. Archie lo miró como un niño regañado.
-Es verdad Archie, le prometimos a la tía abuela que no haríamos desfiguros y si no hubiera sido porque Anthony y yo te cuidamos hubieras hecho el ridículo y de seguro hubieras aparecido en primera plana y en estos momentos la tía abuela estaría llamando al teléfono. – Dijo Stear reclamando a su hermano su irresponsabilidad, en ese momento el teléfono sonó y los tres chicos se pusieron tensos al creer que tal vez la tía abuela era la que llamaba.
-Joven Anthony. – Dijo el mayordomo con propiedad.
-Sí James. – Respondió Anthony al llamado del elegante hombre que se paraba frente a los jóvenes con respeto.
-El señor William está al teléfono. – Dijo James con la misma propiedad que siempre se dirigía a ellos. Hasta ese momento el aire regresó a los pulmones de los tres chicos y el mareo regresó a Archie.
-Gracias James. – Dijo Anthony levantándose de su lugar para dirigirse hasta el despacho.
Anthony caminó tranquilamente hasta el despacho de la mansión, sabía bien que tarde o temprano recibiría la llamada de su tío Albert, estaba seguro que la tía abuela ya le había informado del viaje que habían emprendido los tres y de seguro llamaba para ponerlos sobre aviso de su comportamiento.
-Buenos días tío Albert. – Saludó Anthony con propiedad y respeto, con el respeto que siempre había mostrado por el hermano de su madre.
-Anthony, buen día. – Respondió Albert con el entusiasmo que siempre mostraba cuando hablaba con él. – Disculpa la hora, pero aquí ya es algo tarde. – Agregó con tranquilidad.
-No te preocupes tío, ya estábamos desayunando. – Dijo Anthony mientras se colocaba en el asiento frente al escritorio.
-Pensé que se irían a recorrer la ciudad. – Agregó Albert, seguro que sus sobrinos estaban ávidos de tener esa libertad que le había sido reprimida desde que eran muy chicos.
-De hecho así fue… - Dijo Anthony pensando en el estado de Archie.
-¿Sucedió algo que no puede saber la tía abuela? – Preguntó Albert con cierta diversión en su voz. Anthony soltó una risilla al escuchar la pregunta de su tío y este comprendió que así era.
-La verdad es que sí. – Respondió Anthony sincero, él sabía que era mejor confiar en su tío que ocultarle las cosas, gracias a él se había mantenido siempre dentro de su madurez y responsabilidad. – Pero no es algo importante. – Agregó seguro que no era nada grave lo que había sucedido. Albert asintió y a través de la línea Anthony imaginó que sonreía.
-Anthony, sé que este viaje lo has hecho porque estás evitando un compromiso con Elisa. – Dijo Albert de pronto, aquel comentario incomodó a Anthony, pero sabía bien que su tío jamás había hecho algo en contra de sus deseos.
-Tío, sabes bien que Elisa es una persona que no mueve nada en mi corazón. – Dijo Anthony seguro que el sentimiento que tenía por Elisa era muy lejano a un pequeño gusto como mujer.
-Lo sé Anthony, te entiendo y créeme que en ningún momento mi comentario se refería a que aceptes esa barbaridad. – Dijo Albert poniendo en claro que él tampoco deseaba que su sobrino se comprometiera con la hija de su prima. Anthony respiró profundamente, con nostalgia, como si en su interior estuviese buscando algo que no sabía bien qué era.
-No es que Elisa no sea una mujer hermosa… - Dijo Anthony como si quisiera evitar que su tío se sintiera ofendido igual que la tía abuela por el rechazo que hacía a la joven Leagan. – Pero…
-Pero no es un dechado de virtudes… - Dijo Albert comprensivo. Anthony sonrió con nostalgia, asintiendo como si el rubio mayor pudiera verlo.
-No lo es… es egoísta… - Dijo arrepintiéndose casi de inmediato de haberlo dicho. Albert guardó silencio con culpa sintiendo que Anthony conocía mucho más a la joven de lo que su caballerosidad podría llegar a revelar.
-Entiendo Anthony. – Dijo Albert respetando el silencio de su sobrino, silencio que le impedía hablar más allá con respecto a una dama. – Sara era igual cuando joven. – Agregó Albert, indicando con ello a Anthony que podía comprenderlo.
-Yo quisiera conocer a alguien que me ame, quisiera encontrar a esa persona que me obligue a amarla, que provoque ese sentimiento que sé que existe para mí… - Decía Anthony con ilusión a su tío. – Elegí Nueva York porque es como si el destino me llamara a esta ciudad, es cómo si aquí estuviera esa persona que llenará ese vacío que siento en mi corazón. – Decía una vez más el joven con ilusión. Albert sonrió con orgullo, él conocía muy bien ese sentimiento, pero contrario a lo que su sobrino sentía él lo había estado buscando por todo el mundo.
-Te entiendo más de lo que crees, Anthony. – Le dijo Albert con cariño. Anthony sintió un gran alivio al sentirse comprendido por aquel que tanto quería y respetaba.
-¿Cuándo vuelves tío? – Preguntó el rubio con el deseo de volver a verlo.
-Todavía tengo unos asuntos por resolver. – Respondió Albert con cierto fastidio. – Pero te aseguro que en cuanto termine regresaré a Nueva York para ayudarte a buscar a esa dama que te llamó con el pensamiento. – Dijo de nuevo el mayor, provocando la risa fuerte en su sobrino. – Pero dile a Archie que se controle en su manera de beber si no quiere que la tía abuela se entere de sus desfiguros. – Dijo una vez más antes de terminar la llamada.
Anthony se quedó muy pensativo al escuchar lo último que había dicho su tío, preguntándose quién había sido el que lo había informado de todo, pensó en James por un momento, pero estaba seguro que el viejo mayordomo no se atrevería a exponerlos, así que lo único que podía ser es que alguien más allá de la vigilancia de la tía abuela estaba encargado de reportarle a su tío lo que estaban haciendo en aquella ciudad.
-Ya se me hacía raro que nos hubieran enviado sin supervisión. – Dijo Anthony con una sonrisa de lado, no era que le molestara que su tío les estuviera cuidando, porque comprendía que debía estar enterado de todo, pero se sorprendía más que en ningún momento se habían dado cuenta de ello.
-¿Qué dijo el tío, Anthony? – Preguntó Stear al ver que Anthony regresaba al comedor.
-Dijo que esperaba que Archie se controlara más o que la tía abuela podría enterarse de sus desfiguros. – Respondió el rubio observando a Archie, quien levantó la cabeza del plato que tenía frente a él.
-¿Le dijiste? – Preguntó Archie un poco molesto con Anthony.
-Por supuesto que no. – Respondió el rubio. – Pero era de esperarse que estamos bajo supervisión y así como le avisaron al tío Albert, podrían avisarle a la tía abuela. – Dijo de nuevo, mirando a su primo que lo veía con los ojos achicados.
-Es verdad Archie. – Dijo Stear también sin sorprenderse de que hubieran sido seguidos todo el tiempo. – El tío siempre se preocupa por nosotros y era de esperarse que enviara a alguien para cuidarnos de lejos. – Dijo nuevamente el inventor.
-No se preocupen, después de esta les juro que no vuelvo a tomar. – Decía Archie tomándose la cabeza con ambas manos.
Los días pasaban sin contratiempo para los jóvenes Ardlay y a pesar de que no se habían dado cuenta de quién era la persona que los "vigilaba", se esforzaban por divertirse dentro de los márgenes de las buenas costumbres y conducta que siempre se les habían inculcado y a pesar de que habían seguido visitando los bares nocturnos, no habían vuelto a salir con Archie a cuestas.
James los observaba salir y llegar a la mansión, él era el que había permanecido al pendiente del bienestar de los jóvenes y quien se había encargado de informar a Albert lo que sucedía con ellos, y no porque fuera una persona entrometida, sino porque al igual que Albert se preocupaba por la seguridad de los jóvenes de la familia, familia a la que había servido desde muchas generaciones atrás y a la que guardaba una especial lealtad.
El galopar de los caballos se escuchaba golpear la hojarasca del inmenso jardín de la mansión Ardlay. La carrera que emprendían los jóvenes se desarrollaba una vez más, carrera que siempre que podían realizaban entre los tres a pesar de que sabían perfectamente que la tía abuela se los tenía estrictamente prohibido.
-¿Quién es? – Preguntó Stear alejando su vista hacia la entrada de la mansión, entrada que quedaba tan lejos que no alcanzaba a percibir la imagen del caballero que descendía del lujoso automóvil que se había detenido al frente de la mansión.
-No lo sé, Stear. – Dijo Anthony volteando hacia dónde Stear les advertía. – No alcanzo a distinguirlo desde aquí. – Agregó Anthony seguro que no podía saber de quién se trataba.
-Será mejor que vayamos a averiguar. – Dijo Archie sosteniendo la rienda de su caballo.
Los tres jóvenes acordaron ir hacia la mansión para descubrir quién era el visitante inesperado que tenían, nadie les había avisado de alguna visita y los negocios los trataban directamente en las oficinas del consorcio Ardlay.
-¡Buenas tardes primos! – Saludó la molesta voz de Neal Leagan, quien había alcanzado a los jóvenes Ardlay.
-Neal… - Dijo Anthony con cierto disgusto en su voz, sintiendo cómo su estómago se revolvía simplemente con la presencia del moreno.
-Me da gusto volver a verlos. – Dijo el joven con ironía, ironía que no podía ocultar en el tono utilizado al momento de dirigirles la palabra.
-¿Qué haces aquí Neal? – Preguntó Stear con desgano, le molestaba verlo en la mansión.
-Tú presencia no es grata, ¿Lo sabes verdad? – Le dijo Archie con una cara de pocos amigos. La sonrisa cínica de Neal apareció en su rostro, demostrando que no le importaba lo que sus primos pensaran.
-No estoy aquí por gusto, Archie. – Le respondió con desgano, mirando a los tres desafiante pero al mismo tiempo sintiéndose intimidado por la presencia de los tres.
-¿Entonces? – Preguntó Anthony dando un paso al frente, era evidente que estaba ahí por algo y era algo que no le parecía, porque podría imaginar que la tía abuela lo había enviado para vigilarlos, sobre todo a él que era el que podría decirse tenía cierto motivo para hacerlo.
-La tía abuela me envió para que trabajara con ustedes en las oficinas. – Respondió Neal sentándose en uno de los sillones del gran salón, demostrando el poco interés que tenía en lo que sucediera con los negocios de la familia.
-No necesitamos de inútiles que nos ayuden. – Dijo Stear poniéndose junto a Anthony, ambos en la misma actitud reacia a aceptar la estadía del moreno.
-No me interesa encerrarme con ustedes. – Dijo Neal con despreocupación. – Yo solo vine porque la tía abuela me lo exigió, pero no me interesa en lo más mínimo estar cerca de ustedes. – Dijo levantándose de su lugar para dirigirse escaleras arriba, ignorando a los tres Ardlay, quienes se quedaron molestos por la presencia de Neal.
-¡Es un idiota! – Dijo Archie molesto por la actitud del moreno. - ¿Quién se ha creído que es? – Preguntaba con indignación, la actitud de Neal siempre le había molestado y en esos momentos le molestaba aún más.
-Creo que la tía abuela lo envió para tenernos bajo vigilancia constante. – Dijo Anthony con molestia, no le parecía que aquel que ella quería imponerle como cuñado estuviera en Nueva York.
-Pues debemos cuidarnos de él. – Dijo Stear seguro que exageraría cualquier cosa que estuvieran haciendo. Anthony asintió pensativo, sabía que Neal lo único que haría sería causarles problemas a todos, pero sobre todo a él.
A partir de ese momento, los tres primos salían temprano de la mansión, incluso había veces que salían sin siquiera desayunar en el comedor, preferían hacerlo en el comedor del consorcio, todo con tal de no ver la odiosa cara de Neal, aunque a decir verdad solo los primeros días se había levantado temprano, los demás se levantaba tan tarde que no hubieran tenido tiempo de verlo por la mañana.
-¿Qué te pasó? – Preguntó Anthony un tanto intrigado al ver que Neal traía una venda en su mano.
-No es asunto tuyo. - Respondió Neal con molestia, subiendo las escaleras de dos en dos para pasar lo antes posible al par de hermanos que bajaba justo detrás de Anthony. Anthony sonrió un tanto divertido por la respuesta de Neal.
-Y a este ¿Qué le pasa? – Preguntó Stear con travesura, divirtiéndose por lo que sucedía al moreno.
-No es asunto mío. – Respondió Anthony imitando la voz del moreno, para después soltar una carcajada repleta de diversión.
-¡Es un inútil! – Dijo Archie con la misma voz burlona que su hermana. – La semana pasada llegó con una venda en la otra mano y ahora es la derecha. – Dijo de nuevo el elegante. A Anthony le pareció extraño que se hubiera lastimado tantas ocasiones.
-Debe haber estado jugando con la gata. – Dijo Stear con travesura, insinuando el deporte favorito del moreno. Único deporte en el que se había interesado desde que correteaba a las doncellas en la mansión de sus padres.
-Pues parece que es una gata que no quiere que jueguen con ella. – Dijo Archie comenzando a reír junto con sus primos, quienes festejaban el comentario que hacía el simpático inventor.
Neal por su parte escuchaba las risas burlonas de sus primos, quienes sin importarles ser escuchados reían sin parar.
-¡Son unos malditos! – Decía el moreno con rencor, apuñando las manos molesto con los jóvenes herederos.
El problema de Neal con los Ardlay no solo era lo carismáticos que ellos llegaban a ser con respecto a las damas, quienes después de conocerlo a él, al conocer a sus primos quedaban desencantados de sus atributos, sino también el linaje que tenían ante la sociedad, siendo los Ardlay más importantes en la escala social que los Leagan y eso para Neal era un problema que no podia dejar estar.
Continuará…
Hola! Me alegra mucho volver a leer sus comentarios, me alegra que la hayan incluido a sus favoritos, al parecer hay lectores nuevas, sean todas bienvenidas, ojalá se animen a dejarme un comentario.
Los chicos Andley al igual que Candy y sus amigas, han llegado a Nueva York para prepararse en los negocios familiares, una vez cumplida la mayoría de edad, así que Anthony y Archie ya tienen los 18 y Stear tiene 19, a partir de aquí iniciará una serie de aventuras que los llevará a cumplir con su Destino.
Quiero agradecer a cada una de mis amigas virtuales que han dejado un comentario, mil gracias por siempre estar dispuestas a hacerlo, les aseguro que sus comentarios son muy importantes.
María José M.:
Mi amiga hermosa, mi diablo del hombro izquierdo, muchas gracias por tus lindas palabras, me alegro mucho que hayas dejado tu comentario, sabía que te iba a sorprender con la actualización, por ello no quise revelarte fecha. Gracias por estar en cada momento difícil, gracias por ser ese rayo de luz tan necesario en mi vida.
Efectivamente Cassie es la hija que los Britter perdieron en la historia original, esta nueva historia me vino a la mente ya hace algún tiempo y apenas va saliendo a la luz, nuevamente es una historia alterna original mía y de la cual espero que los llegue a atrapar como las anteriores.
También tienes razón en decir que Terry al no conocer a Candy siguió con sus malas costumbres y aunque es un actor que comienza a destacarse en Broadway sigue con sus malos hábitos y no sabe controlarse, vamos a ver de qué manera cambia en esta historia o si permanece igual de rebelde.
Te mando un fuertísimo abrazo.
ZoyeZest:
Hello, thank you very much for your offer, but at the moment I am doing this simply for fun, in addition to the fact that the characters are protected by copyright and imagining them with a new image is not possible for me. I am infinitely grateful for your nice words and offer, I send you a big hug.
Julie-Andley-00:
Hola hermosa! Mil gracias por estar presente una vez más, me slegra contar una vez más con tu presencia en esta historia. Sabes que cuentas con mi amistad y admiración hermosa.
Creo que escribir me ayuda más a no pensar tanto en lo que lastima, además me parecía injusto que cinco historias más se quedaran en el tintero, espero terminarlas todas algún día.
Te mando un fuerte abrazo!
Usagi de Andromeda:
Hola hermosa! Qué alegría que estés aquí en esta nueva historia, me halaga tu espera, te confieso que también extrañaba leer sus comentarios.
Espero que esta historia sea de tu agrado y que regrese esa emoción que existe en nosotros cuando esperamos un nuevo capítulo.
Gracias siempre por tus lindas palabras y por tus mensajes, verdaderamente fueron importantes para mí, te mando un fuerte abrazo amiga.
Luz Mayely León O.:
Hola hermosa! Me alegra tenerte aquí, pensé por un momento en la manera de hacerte saber que había subido una nueva historia, sin embargo recordé que el correo que intenté darte no funcionó espero que ahora si pueda hacerlo, en caso que quieras comunicarte conmigo, georgyruelas, ojalá que se pueda y no lo bloqueen arroba y después el correo caliente hot mail ya sabes todo junto y al final el punto com.
Te mando un fuerte abrazo hermosa.
Mi hermoso TeamColombia:
Helena, Paulina, Estella, Gloria, Sharick, Alejandra, Amanda, Yuliana, Anguie, Mariana, Juliana, Tatiana, Marisol, Nathaly y Jazmín. Todas ustedes siempre al pendiente de cada actualización, muchas gracias por tomarse la molestia de dejarme siempre un lindo mensaje, de verdad agradezco su esfuerzo. Espero que esta nueva historia les guste y me acompañen siempre con su mensajito. Les mando un fuerte abrazo a cada una de ustedes.
Cla1969:
Ciao stupendo! Grazie mille per essere qui, apprezzo davvero che tu mi abbia concesso ancora una volta un po' del tuo tempo. L'incontro tra Candy e Terry, infatti, è avvenuto nel primo capitolo e come sempre il ribelle ha dato di che parlare. Grazie mille per aver dato una possibilità a questa nuova storia, spero che vi piaccia. Ti mando un grande abbraccio, bellissima.
Rose1404:
Hola hermosa! A mí también me da gusto volver a leer tus comentarios, sobre todo el saber que están bien tú y el tremendo Anthony, quien pronto llegará a sus terribles dos! aunque al ser el primero no creo que sea muy travieso, pero eso sí cuando tengas el segundo agárrate jjijijiji.
Muchas gracias por estar aquí y por darle una oportunidad a esta historia que espero sea de tú agrado. Te mando un fuerte abrazo y espero leerte en este.
Saludos hermosa!
Muchas gracias a aquellas personas que me dedican un poco de su tiempo, gracias por leer y estar aquí.
GeoMtzR
24/09/2024.
