Después de la presentación apresurada de Ash, Rubí observaba al grupo con frustración, sus ojos evaluando a cada uno hasta que se detuvieron en Giles y Faith. "Lamento lo de hace un momento," comenzó, su tono algo más suave pero aún cargado de exasperación. "¿Entonces? ¿Son caballeros de Sumeria?"
Willow la miró desconcertada, con una mezcla de sorpresa y cautela. "¿Qué te hace pensar que somos parte de ellos?" preguntó, tratando de entender por qué Rubí mencionaba esa orden.
Rubí levantó la barbilla y señaló a Ash con un movimiento de cabeza. "Están con ese ebrio, ¿no?" Su tono era cortante, y la insinuación hizo que más de uno intercambiara miradas de confusión.
Faith, aún más perdida, frunció el ceño. "¿Y eso qué tiene que ver?" Su voz sonaba desafiante, como si estuviera lista para lanzarse a una pelea verbal.
Rubí esbozó una sonrisa irónica y respondió con un tono mordaz. "Al menos Ash ha sabido cerrar la boca." La sala quedó en silencio ante el comentario, todos desconcertados por la inesperada declaración. La tensión crecía, mientras las miradas se dirigían de uno a otro.
Spike, nunca fue de los que se quedaban callados, se cruzó de brazos y miró a Rubí con fastidio. "Entonces, ¿nos vas a ayudar o qué?"
Rubí lo miró con una mezcla de irritación y desprecio. "¿Y cómo esperas que los ayude si no me dicen qué pasó?" Su tono dejaba claro que, para ella, la situación no tenía ni pies ni cabeza.
Spike abrió la boca para responder, pero Rubí lo interrumpió antes de que pudiera articular palabra. "Mejor hablamos mañana, cuando ese cretino esté sobrio." Su mirada cortante pasó brevemente por Ash, quien en ese momento tambaleaba hacia las escaleras.
Ash, apoyándose pesadamente en Buffy, dijo con voz pastosa: "Es hora de retirarnos."
Buffy se detuvo un momento, su expresión llena de vacilación. Miró rápidamente entre Ángel y Spike, como si esperara que uno de los dos la detuviera. Pero ambos desviaron la mirada, cada uno sumido en sus propios pensamientos, incapaces o quizás reacios a intervenir.
Buffy exhaló un suspiro, y en ese momento se percató de que su hermana seguía allí. Dawn, con los brazos cruzados, la miraba con incredulidad, sus ojos brillando con un reproche silencioso que Buffy sintió en lo más profundo.
Finalmente, Buffy, sin más que agregar, dirigió su atención a Ash, ayudándolo a subir las escaleras mientras el resto del grupo se quedaba en la habitación, cada uno lidiando con sus propios pensamientos sobre lo que el futuro inmediato traería.
Rubí, sin decir una palabra más, dio media vuelta y se marchó, su paso firme y decidido resonando en la habitación. La tensión aún flotaba en el aire mientras todos la observaban salir. Sin embargo, nadie la vigilaba con más intensidad que Illyra, cuya mirada fría y calculadora seguía cada movimiento de Rubí.
Los ojos de Illyra brillaban con una mezcla de diversión y desdén, su sonrisa retorcida apenas perceptible mientras mantenía su atención fija en la figura de Rubí. Nadie se atrevía a interrumpir aquel momento, sabiendo que cualquier palabra podría desatar un enfrentamiento entre dos fuerzas cuyo pasado claramente estaba cargado de conflictos.
Con Rubí finalmente fuera de la vista, Illyra, sin apartar la mirada de la puerta, murmuró casi para sí misma, aunque lo suficientemente alto para que todos escucharan: "El pasado siempre regresa... incluso para aquellos que creen haberlo dejado atrás."
El comentario dejó un eco incómodo en la habitación. Giles, aún consternado por la mención de los oscuros y lo que eso podía implicar, se dirigió lentamente hacia la sala, buscando refugio en la banalidad de la televisión. Encendió el aparato, pero sus ojos no se fijaron en la pantalla; en su mente, un torbellino de pensamientos le impedía concentrarse. Sentía la urgencia de encontrar respuestas, pero también la incertidumbre de hacia dónde dirigir sus pasos.
Detrás de él, Xander, Willow, Faith, y Spike lo bombardeaban con preguntas, tratando de entender qué había pasado con Rubí, con Ash, y lo que Giles parecía saber sobre los oscuros. Sin embargo, Giles no respondía. Las voces se volvían ecos distantes mientras él seguía atrapado en su propia mente, como si no pudiera escuchar nada a su alrededor.
Al ver que no recibían respuesta, el grupo decidió buscar otra fuente de información y se dirigieron hacia Pablo, Kelly, y Sam, que parecían actuar relativamente normal, aunque la tensión aún estaba presente.
Kelly, al ver por la ventana que Rubí encendía su auto y se marchaba, no pudo evitar soltar un comentario mordaz. "Maldita perra," murmuró, su tono cargado de resentimiento.
Mientras tanto, Illyra, adoptando nuevamente la forma de Fred, se disponía a subir las escaleras, lista para marcharse, como si la confrontación con Rubí no hubiera sido más que un simple juego. Sin embargo, antes de que pudiera dar más pasos, Angel la detuvo, tomando su mano con suavidad pero con urgencia. "Espera, por favor, Illyra."
Illyra, volviendo su mirada hacia Angel, lo observó con curiosidad, como si no entendiera la razón de su preocupación. "¿Qué ocurre, Ángel?" preguntó con una voz tranquila y natural, como si nada raro hubiera pasado momentos antes.
Angel soltó un leve suspiro, su rostro marcado por la preocupación. "Tenemos que hablar. Hay cosas que no podemos ignorar... Rubí, los oscuros, todo lo que se está desatando. Necesito saber qué más sabes."
Fred o más bien Illyra sonrió ligeramente, pero no con amabilidad, sino con una sombra de arrogancia. "Tú ya sabes lo que necesitas saber, Ángel. Pero si buscas más... tal vez no te guste lo que encuentres."
Jhiera y Gwen, que se encontraban paradas detrás de Ángel, observaban la escena con expectación. La advertencia de Illyra no parecía intimidar a Ángel, quien no retrocedió ni un paso. "Por favor, Illyra, sería de gran ayuda," insistió, con ese tono que mezclaba urgencia y confianza.
Illyra, manteniendo la apariencia de Fred, suavizó su expresión, transformando su retorcida sonrisa en una más sincera y tranquila. "Está bien, pero hablaremos a solas," respondió, girándose lentamente. "Sígueme."
Mientras Ángel la seguía escaleras arriba, Gwen no pudo evitar sentir una punzada de celos. Sabía que Illyra, en su posición de ser superior, jamás vería a nadie como más que insectos insignificantes, pero verla en la forma de Fred, una persona que en vida había sido tan cercana Ángel, hacía que las dudas se instalaran en su mente. El hecho de que Illyra siguiera sujetando la mano de Ángel mientras subían solo intensificaba esa incomodidad. Jhiera, aunque más distante, también observaba en silencio, notando las pequeñas tensiones entre los miembros del grupo.
Mientras tanto, en la sala, el ambiente estaba cargado de incertidumbre. Tras varios segundos de un silencio sepulcral, todos miraban a Giles, que permanecía inmóvil, contemplando la nada, hasta que finalmente habló con un tono grave: "Estamos perdidos."
Xander, confuso, frunció el ceño. "¿De qué hablas, Giles?"
Giles se ajustó las gafas, su mirada perdida en pensamientos oscuros. "Los Oscuros son conquistadores," explicó con una seriedad que calaba en el ambiente. "Y después de que toman un mundo... la muerte parece un regalo."
El peso de sus palabras cayó sobre el grupo como una losa. El silencio fue absoluto mientras todos procesaban lo que Giles acababa de decir. Era como si una sombra más oscura se hubiese instalado en la habitación, dejándolos con una sensación de desesperanza.
Kelly, sin embargo, no estaba dispuesta a quedarse atrapada en esa nube de pesimismo. Desde el otro lado de la habitación, levantó la voz. "No seas tan dramático, Giles," dijo con su habitual tono mordaz. "Ash ha detenido a Rubí muchas veces, y ya viste cómo se lleva con Illyra. Estaremos bien."
Giles se quitó las gafas lentamente y las limpió, un gesto que revelaba tanto cansancio como frustración. "Que Illyra tome el planeta tampoco mejora las cosas," dijo, su tono aún más sombrío. "Estamos en medio de algo mucho más grande de lo que podemos manejar, Kelly. Ni siquiera sabemos si Illyra tiene algún interés en detener a los Oscuros... o si simplemente está esperando el momento oportuno para reclamarlo todo para sí misma."
El comentario de Giles dejó a todos con una sensación de vacío. Sam, Pablo, y los demás intercambiaron miradas, sabiendo que el panorama que Giles acababa de pintar era aún más oscuro de lo que habían imaginado.
Pablo, al escuchar el oscuro pronóstico de Giles, no pudo evitar preguntar: "¿Y por qué no le preguntamos a Illyria qué planea?"
Xander, mostrando su habitual escepticismo, respondió de inmediato: "¿De verdad esperas que un demonio que raya en la divinidad nos cuente honestamente sus planes?"
Las palabras de Xander estaban cargadas de incredulidad, pero Pablo no se dejó intimidar. "Los demonios tan poderosos suelen ser muy soberbios," argumentó. "Siempre están seguros de que no hay forma de detenerlos, por eso suelen hablar de más." Pablo se cruzó de brazos tras su comentario, y su razonamiento parecía haber calado en los demás. Xander, tras reflexionar un momento, asintió lentamente. "Ese es un buen punto," admitió, con una mezcla de sorpresa y aceptación.
Jhiera y Gwen, que acababan de entrar, intercambiaron una mirada antes de unirse a la conversación. Jhiera fue la primera en hablar. "Es cierto que los seres poderosos como Illyra suelen subestimar a los demás. Aunque, si piensas hacerle preguntas, debes tener mucho cuidado con cómo lo haces." Su tono era firme, pero no alarmista. Ella conocía bien el mundo de las intrigas entre seres superiores, y su advertencia no era infundada.
Gwen, aún un poco tensa por lo que había presenciado entre Illyra y Ángel, se acercó al grupo. "Yo no confiaría en que Illyra nos cuente todo, pero..." Hizo una pausa, cruzando los brazos y suspirando. "Si tenemos que lidiar con los Oscuros, preferiría saber qué lado va a tomar ella. No podemos dejar que esa incertidumbre nos consuma."
Spike, que había estado apoyado contra la pared, observando en silencio, decidió intervenir. "Lo que dice Pablo no está mal. Illyra es arrogante, y puede que en su propio orgullo suelte algo útil, pero no podemos olvidar lo que es." Miró a todos con seriedad. "Recuerden, aunque se vea como Fred a veces, eso no cambia nada. Illyra no es nuestra amiga, y no la podemos tratar como si lo fuera."
Faith, hasta ese momento callada, rompió su silencio. "¿Y qué sugieres, Spike? ¿Que vayamos de frente y la enfrentemos? Porque si eso es lo que estás diciendo, suena a una receta para el desastre." Su tono era desafiante, pero no carente de lógica.
Spike se encogió de hombros. "No digo que la enfrentemos, pero tampoco podemos andar pisando huevos alrededor de ella. Si quiere destruir a los Oscuros, bien por nosotros. Si no, tenemos que estar preparados."
Willow, que había estado observando la conversación con atención, intervino en un tono más conciliador. "Podemos hacerle preguntas sutiles. Illyra es astuta, pero hay maneras de hacerla hablar sin que se dé cuenta de lo que estamos buscando. Podemos aprovechar su confianza en su superioridad para que nos revele más de lo que quiere."
"¿Crees que funcionaría?" preguntó Gwen, con cierta duda.
Willow se encogió de hombros. "Es nuestra mejor opción por ahora. No podemos quedarnos aquí esperando a que las cosas empeoren sin hacer nada."
"Lo que es seguro es que no podemos seguir sin más información," agregó Giles, aún sentado con un aire preocupado. "Debemos ser estratégicos. Si Illyra es la clave para detener a los Oscuros, entonces necesitamos saber exactamente qué es lo que planea."
Pablo asintió, mirando a los demás. "Entonces, ¿lo intentamos?"
Un murmullo de acuerdo recorrió la sala. Aunque todos sabían que estaban entrando en un terreno peligroso, la necesidad de respuestas los empujaba a actuar. No había más opción que enfrentarse a la incertidumbre, ya fuera por medio de la astucia o la confrontación directa.
Illyria, aún con la apariencia de Fred se movia con una calma inquietante, observaba a Ángel desde la cocina, tomandose su tiempo sirviendose un baso de agua mientras el se acomodaba en el sofá tratando de ocultar la incomodidad que sentia, sin embargo Illyra claramente disfrutaba de la reacción emocional de Ángel. Su comportamiento tan aparentemente humano, como si nada estuviera fuera de lo común, inquietaba a Ángel profundamente. La imagen de Fred, una persona que él había querido, se superponía con la naturaleza cruel y despiadada de Illyria. A solas, sin nadie a quien engañar, Ángel no comprendía por qué Illyria seguía adoptando la apariencia de Fred. Esa dualidad era difícil de procesar para él, y lo hacía sentir incómodo en cada momento que pasaba en esa habitación. Illyria volvió de la cocina con un vaso de agua y, en un tono sorprendentemente casual, le ofreció a Ángel algo para beber. "¿Puedo ofrecerte algo? ¿Un té o una soda?", preguntó, como si fueran viejos amigos conversando sobre asuntos triviales.
Ángel, tenso, intentaba mantener la compostura mientras luchaba con la confusión que sentía al estar frente a esa versión de Fred. "No, pero gracias. ¿Podríamos hablar de los Oscuros?", respondió finalmente, intentando dirigir la conversación hacia lo que realmente le preocupaba.
Illyria bebió su vaso de agua y luego se sentó frente a él, con la misma calma distante. "Los Oscuros son conquistadores," comenzó, sus ojos brillando con una intensidad perturbadora. "A donde quiera que vayan habrá ruina y destrucción. La muerte, para muchos, se vuelve un bello y hermoso regalo." Sus palabras eran escalofriantes, pero lo que más inquietaba a Ángel era la forma casi poética en la que Illyria describía tal horror. No había temor, no había preocupación. Era como si simplemente describiera un ciclo inevitable del universo.Hizo una pausa, observando la reacción de Ángel. Continuó, casi como si estuviera hablando de tiempos pasados que apenas importaban: "Sin embargo," prosiguió, su tono ahora con un toque de orgullo, "en mi tiempo, los Oscuros no eran más que peones. Cuando yo reinaba, los sometí y obligué a servirme. Eran herramientas útiles, esparciendo el terror donde yo no deseaba intervenir directamente. Pero la mujer que conocen como Rubí... ella y una nigromante llamada Kaya... Desterraron a los oscuros, en un intento de socabar mi poder y con el caos, ganar poder y control en medio de la confusión." Ángel se mantuvo en silencio, absorbiendo la información mientras Illyra le revelaba un pasado que sonaba más lejano y cruel de lo que podía imaginar.
Angel escuchaba con atención, procesando cada palabra. El panorama empezaba a aclararse, pero aún había piezas que no encajaban. "Rubí y tú mencionaron que Ash es el elegido... ¿Elegido para qué?" Su incredulidad era palpable. No podía imaginar que Ash, con su comportamiento, fuera alguien tan importante.
Illyra esbozó una sonrisa burlona, claramente disfrutando del desconcierto de Ángel. "Ash fue profetizado para enfrentar y vencer a los Oscuros."
Ángel parpadeó, incapaz de procesar esa revelación. "¿Ash...?" repitió, incrédulo, su mente intentando reconciliar la imagen del Ash que conocía con la idea de un salvador profetizado."¿Por qué él?" Ángel preguntó finalmente, sin ocultar su escepticismo.
Illyria tomo el baso de cristal observandolo un momento comosi la respuesta no fuera realmente importante. "Los hilos del destino son caprichosos. No siempre eligen a los más sabios o a los más fuertes. A veces, el destino tiene un sentido del humor cruel." La sonrisa de Illyria se amplió, como si disfrutara viendo cómo la realidad se desmoronaba ante los ojos de Ángel, su tono estaba lleno de burla. "El borracho fracasado es su esperanza."
"¿Y si falla?" Ángel preguntó finalmente, su voz más baja.
Illyra se encogió de hombros con indiferencia. "Si falla... el mundo sufrirá." La frialdad de sus palabras envió un escalofrío por la columna de Ángel
"¿Y cómo se supone que debe vencer a los Oscuros?" preguntó, casi esperando que Illyria se riera ante la idea. Pero ella no lo hizo. En lugar de eso, su expresión se tornó un poco más seria, aunque la burla seguía latente en sus ojos. "Eso es algo que ni siquiera él sabe... todavía," dijo, críptica como siempre. "Pero todo a su tiempo, Ángel. Todo a su tiempo."
Illyria, aún con la apariencia de Fred, se mantuvo mirando hacia la ventana, como si la oscuridad de la noche fuese una vieja amiga mientras continuaba hablando, con una voz que mezclaba un toque de desprecio con una extraña especie de admiración. "Entre los tuyos, Ángel, eres… inusual," dijo, pronunciando las palabras con calma, casi como si saboreara el desconcierto que provocaban. "Eres fuerte, valiente, astuto... y siempre te encuentras en la frontera entre el triunfo y la muerte, pero de algún modo, siempre te mantienes aquí."
Ángel se quedó inmóvil, procesando esas palabras que, a primera vista, parecían un cumplido, pero venían envueltas en la inquietante ambigüedad que caracterizaba a Illyria. No sabía si debía sentir alivio o alarma, pero lo cierto es que Illyria rara vez ofrecía elogios a los seres que consideraba insignificantes. La incertidumbre lo consumía más, especialmente después de haber escuchado sobre el papel de Ash, el despreocupado y, ahora, aparentemente profetizado cazador de demonios.
Illyria, con la sonrisa burlona aún en su rostro, se volvió lentamente hacia él, como si disfrutara de cada segundo de la confusión que causaba. "Lo que trato de decir," continuó, con la voz más fría y calculada, "es que tienes cierto valor... y, a pesar de tu mortalidad, eres alguien a tomar en cuenta para ciertas fuerzas. Hay un equilibrio en este mundo, en los planos que lo rodean, y tú... eres un catalizador."
"¿Un catalizador?" Ángel frunció el ceño, su frustración creciendo con cada palabra de la conversación.
Illyria caminó lentamente hacia él, cruzando la habitación con una gracia casi mecánica. Se inclinó levemente, de modo que su rostro, aún con la apariencia de Fred, quedaba cerca del de Ángel. Sus ojos brillaban con esa extraña intensidad que la separaba de cualquier otra criatura. "Los Oscuros no son los únicos antiguos que han puesto sus ojos en este mundo... ni en ti." Hizo una pausa, saboreando el suspense. "Hay seres que ven en ti algo que ni siquiera tú ves, y que podrían decidir aprovecharse de eso para sus propios fines."
Ángel se tensó. No le gustaba hacia dónde iba esta conversación. "¿Y qué significa eso para nosotros?" preguntó, manteniendo su voz firme.
Illyria se enderezó, la sonrisa en su rostro desvaneciéndose mientras adoptaba una expresión más seria, casi solemne. "Significa que en este juego de titanes, tu destino, y el de los que te rodean, no está del todo en tus manos. Pero, si eres lo suficientemente listo, puedes sobrevivir... por ahora. Lo que debes entender el riesgo de los oscuros . Otras fuerzas, están esperando su momento. Recuerda, Ángel. Puedes ser una pieza en este juego, pero incluso una pieza puede derribar a un rey... si sabe cómo moverse."
Ángel intentó procesar lo que Illyria le estaba diciendo. Sentía que cada palabra abría más incógnitas en lugar de respuestas. Estaba claro que, en la escala cósmica de los eventos que estaban por suceder, tanto él como sus aliados estaban en una posición extremadamente precaria. Sin embargo, Illyria le estaba ofreciendo una advertencia, quizás incluso una oportunidad, aunque envuelta en su enigmático y distante modo de expresarse.
"¿Y cómo sabremos cuál es el próximo paso?" preguntó Ángel, con una mezcla de inquietud y desafío.
Illyria inclinó ligeramente la cabeza, su expresión casi divertida. "No lo sabrás... hasta que lo veas venir. Pero estarás listo, o perecerás."
El silencio en la habitación era sofocante. Ángel sabía que las palabras de Illyria contenían verdades que aún no podía desentrañar completamente, pero lo que sí entendía era que estaban en el centro de algo mucho más grande de lo que había imaginado. "Ash, ese idiota... es el 'elegido', y nosotros somos las piezas en este juego" pensó, casi incrédulo.
Antes de que pudiera decir algo más, Illyria se acercó una vez más y, esta vez, dejó que su forma de Fred desvaneciera por completo. En su lugar, la imponente y aterradora figura de Illyria se mostró en toda su gloria. Sus ojos, brillando con el azul intenso de su poder, miraron a Ángel con un aire de superioridad. "Estás en el tablero, Ángel. No te engañes pensando que eres el jugador."
Ángel sintió que su frustración aumentaba. No era nuevo para él sentirse manipulado por fuerzas superiores, pero escuchar esto de Illyria, alguien a quien apenas podía confiar, solo incrementaba su sensación de impotencia. "No me gusta ser una pieza de ajedrez en los juegos de otros," respondió con dureza, Mientras recordaba lo sicedido con Jazmín. Un pensamiento fugaz cruzó por la mente de Ángel, y sin poder evitarlo, murmuró en voz baja: "Wolfram Hart…"
Antes de que pudiera continuar, Illyra lo interrumpió, sus ojos brillando con un destello de antigua sabiduría y desdén. "Los demonios Lobo, Carnero y Ciervo fueron testigos de lo que son capaces los Oscuros. Son enemigos jurados."
Ángel frunció el ceño, perplejo. No entendía cómo algo como Wolfram y Hart, una firma legal infernal obsesionada con el caos y el apocalipsis, podía ser enemiga de otra fuerza destructiva. "¿Enemigos? ¿De los Oscuros?" Su confusión crecía, pues siempre había entendido que Wolfram Hart trabajaban incansablemente para desatar su propio evento apocalíptico.
Illyria asintió lentamente, como si rememorara antiguos recuerdos que le eran propios y ajenos a la vez. "Los Oscuros no buscan poder a través de los mortales ni manipulan el destino para controlarlo, como hacen los demonios que representan Wolfram y Hart. Los Oscuros destruyen en su forma más pura. No hay manipulación, no hay sutiles juegos de poder. Ellos corrompen la esencia misma de la vida. Para los demonios Lobo, Carnero y Ciervo, esa es una amenaza demasiado grande. Pero no esperes que hagan algo útil."
"Entonces, aunque Wolfram Hart ve a los Oscuros como una amenaza, tampoco van a arriesgar nada para enfrentarlos," dijo Ángel, entendiendo la lógica cruel de la firma. "Incluso si ven su propia destrucción en el horizonte, estarán esperando el momento en que alguien más caiga primero."
Illyra lo miró, con una fría comprensión. "Exactamente. Son carroñeros. Si llega una victoria pírrica, Wolfram Hart acabará con el bando perdedor sin dudarlo. Y no olvides que también somos sus enemigos. Si ven una oportunidad, no dudarán en bañarse en nuestra sangre."
Finalmente, Ángel suspiró, tratando de liberar algo de la tensión que sentía. "¿Y cuál es tu papel, entonces? ¿Qué harás con respecto a los Oscuros?"
"Mi papel..." murmuró, como si la pregunta fuera irrelevante. "Yo ya cumplí mi parte en este mundo. Ahora, solo observo cómo se despliega el próximo acto."
El silencio que siguió fue palpable. Ángel se dio cuenta de que, aunque Illyria había compartido bastante, seguía habiendo mucho más que no estaba diciendo. Pero, por ahora, esto era lo más cerca que estaba de obtener respuestas.
"Gracias, Illyria, por la ayuda," respondió Ángel, aún un poco abrumado. Se dirigía hacia la puerta, listo para reunirse con los demás, cuando Illyria lo detuvo nuevamente con una pregunta que lo tomó desprevenido.
"Por nada," respondió Illyria, en tono casi burlón, mientras se recostaba en el sofá, como si la conversación hubiera sido meramente trivial. "¿Qué piensas hacer ahora?" le preguntó con esa misma sonrisa cálida, algo desconcertante viniendo de alguien tan ajeno a las emociones humanas. Ángel dudó, buscando una respuesta, pero antes de que pudiera pronunciar una palabra, Illyria continuó hablando. "Pensaba que podríamos salir a patrullar las calles," dijo con un aire casual, como si fuera una sugerencia corriente. "Tal vez podríamos ir con los chicos, Faith, Jhiera, Sam, Spike, Gwen..." añadió, enumerando los nombres con una familiaridad que lo hizo sentir aún más incómodo.
Ángel no supo cómo reaccionar de inmediato. La idea de patrullar con Illyria, era inquietante. Pero más allá de eso, había algo en su tono, en su actitud, que le sugería que Illyria estaba intentando acercarse, quizás no de una manera completamente genuina, pero definitivamente había una intención detrás.
Finalmente, Ángel decidió responder con cautela. "Patrullar podría ser útil." Hizo una pausa y la miró, tratando de leerla, algo que siempre resultaba difícil con Illyria. "Vamos con los demás, si te parece."
Cuando descendieron de las escaleras, la conversación en la sala se detuvo abruptamente al ver entrar a Illyria y Ángel. El ambiente se volvió tenso, algo que Ángel no tardó en notar. Imaginando que todos se sentían incómodos por la presencia de Illyria y por la situación general, pensó que lo mejor sería proponer él mismo la patrulla para aliviar un poco la tensión.
"Chicos...", comenzó Ángel, su tono firme pero amigable, "estaba pensando en salir un rato para vigilar las calles. ¿Alguien me acompaña?"
El grupo se quedó en silencio por unos momentos, claramente sopesando la propuesta. Dawn fue la primera en romper el silencio. "Lo siento, apenas puedo estar en pie, estoy demasiado cansada," dijo, claramente agotada por todo lo que había sucedido recientemente.
Xander fue el siguiente en hablar. "Amigo, aunque me encantaría la idea de salir a repartir golpes..." Se detuvo un momento, señalando su parche en el ojo. "Tener un solo ojo dificulta la visión en la oscuridad." Aunque su comentario tenía un toque de humor, el grupo comprendió que estaba siendo honesto.
Pablo, siempre animado y dispuesto a ayudar, fue el siguiente en hablar. "Suena bien, yo voy," dijo con entusiasmo.
Sin embargo, Kelly, quien estaba cerca, intervino rápidamente con su propio comentario. "Paso," dijo con una sonrisa socarrona, y luego, dirigiéndose a Pablo, agregó: "Y, por cierto, solo para que lo sepas... Compré ropa interior de Victoria's Secret. Solo para que lo pienses."
Pablo, quien siempre había sido un poco torpe en situaciones como esa, reaccionó titubeante, claramente afectado por la insinuación de Kelly. "Eh... creo que mejor me quedo... surgió algo," dijo, tratando de recomponerse pero sin mucho éxito.
El resto del grupo no pudo evitar reírse ante la torpe reacción de Pablo, y aunque la tensión seguía presente, el ambiente se alivió un poco con el intercambio de bromas. Illyria, mientras tanto, observaba la escena con la misma calma que siempre la caracterizaba, aunque por un instante pareció disfrutar del momento.
Faith asintió con entusiasmo, emocionada por la idea de acción. "Compré una ballesta en la tienda de deportes y me gustaría probarla," dijo con una sonrisa traviesa. Spike, a su estilo, respondió rápidamente: "Cuenta conmigo," mostrando su gusto por las peleas.
Gwen, por su parte, se encogió de hombros, con una mirada algo cansada. "Me encuentro algo agotada, y sabes que las peleas no son muy de mi estilo," comentó, declinando amablemente la oferta.
Willow, intervino: "Tengo que investigar junto con Giles." A lo que Giles, mirando a Ángel, añadió: "En efecto, hay bastante por leer. Si queremos entender mejor a los Oscuros, necesitamos estudiar más sobre ellos."
Jhiera, tras pensarlo un momento, también decidió quedarse. "Creo que me quedaré con Giles y Willow," dijo, sabiendo que su aporte podría ser más útil en el lado intelectual de la lucha en ese momento.
De repente, Sam, que había estado en silencio hasta entonces, agarró una botella por el cuello y la rompió contra una mesa, creando una arma improvisada. Todos en la habitación, sorprendidos, lo miraron desconcertados por su repentina acción. Sin embargo, Sam solo se encogió de hombros, como si fuera lo más normal del mundo, y esperó a que alguien dijera algo.
Faith, levantando una ceja, rompió el silencio: "¿Eh... lo de la ballesta no te pareció suficiente?"
Cuando los demás se retiraron, Gwen subió a su habitación con una mirada pensativa, mientras que Xander y Dawn, igualmente agotados, hicieron lo mismo. Esto dejó a Jhiera, Willow, y Giles solos en la sala. El ambiente se sentía más tranquilo.
Giles, visiblemente cansado, rompió el silencio. "Lo mejor es que nos retiremos a descansar por ahora. La investigación no nos ha dado nada útil," dijo, frotándose los ojos y quitándose las gafas.
Jhiera, algo confundida y preocupada, frunció el ceño. "¿Y qué pasa con la investigación? ¿No íbamos a buscar respuestas?"
Willow, sentada en un sillón, suspiró con frustración. "Ya la hicimos," explicó. "No encontramos nada útil. Solo vagas referencias en literatura de fantasía y mitología... Nada que nos pueda ayudar de verdad, al menos no por ahora."
Giles asintió, resignado. "Parece que los Oscuros, o cualquier rastro de ellos, ha sido borrado o perdido en el tiempo. Lo que nos queda son rumores y leyendas."
Jhiera observó a ambos, algo inquieta por la falta de progreso, pero no podía negar que el cansancio estaba comenzando a afectarlos. "Entonces... ¿nos quedamos sin opciones?"
Willow se encogió de hombros. "Por ahora, sí. Pero no te preocupes, encontraremos algo. Solo necesitamos más tiempo... y quizás una pizca de suerte."
Giles miró hacia las escaleras. "Mañana lo retomaremos. Es lo único que podemos hacer por ahora."
Con un último asentimiento de acuerdo, el grupo se dispersó, cada uno buscando una oportunidad para descansar y esperar que, con el amanecer, surgieran nuevas ideas o respuestas.
La mañana estaba tranquila, pero el ambiente se llenaba de energía mientras el grupo se reunía para desayunar. Angel, Faith, y Spike narraban emocionados su patrullaje nocturno, contando cómo habían encontrado y destruido un nido de vampiros. "Nos deshicimos de unos 30 vampiros y algunos demonios en una sola noche," dijo Spike con una sonrisa de orgullo, mientras Faith asentía, tan entusiasmada como él. El grupo escuchaba con atención, asombrados por la cantidad.
Rubí, un tanto más calmada que el día anterior, se presentó en la entrada, haciendo que Kelly se levantara para abrirle. La tensión en la habitación aumentó de inmediato al verla entrar. "Hola," dijo Rubí de manera casual y genérica, como si no tuviera mayor interés en conocer a los demás, aunque su mirada se fijó brevemente en Ash y su grupo.
Antes de que pudiera decir algo más, Pablo le preguntó: "¿Buscas el libro y la daga, verdad?"
Rubí asintió con una sonrisa torcida. "Sí, ¿dónde está?"
Pablo señaló hacia las escaleras. "Está arriba." Pero antes de que Rubí pudiera moverse, Buffy tomó la iniciativa y, cruzando los brazos con actitud firme, dijo: "¿Por qué no empiezas por decirnos lo que sabes?"
Rubí, sin perder su sonrisa burlona, desvió la mirada hacia Buffy. "¿Y tú quién eres?" preguntó con una mezcla de desdén y diversión.
Buffy, sin titubear, se presentó: "Soy Buffy, la Cazadora."
Rubí soltó una risa ligera y burlona, como si el título de Buffy no la impresionara en absoluto. "Bien por ti," respondió, con una sonrisa que parecía más una burla. La actitud de Buffy se tensó visiblemente, molesta por el tono de Rubí, pero antes de que pudiera decir algo, Kelly intervino, posicionándose al lado de Buffy. "Rubí, sé que para ti todo esto puede parecer un juego, pero necesitamos respuestas."
Sin embargo, Rubí no dejó que Kelly terminara su frase. "No sé nada sobre el ataque de los deadites. No tuve nada que ver con eso. Muy pocos pueden siquiera leer el Necronomicon sin acabar muertos, pero si el ataque fue dirigido aquí, significa que alguien sabe lo que está haciendo… aunque solo tenga algunas páginas."
"¿Algunas páginas?" preguntó Pablo, levantando una ceja, intrigado.
Rubí, dando un paso hacia adelante, respondió con confianza: "Sí, algunos idiotas han copiado partes del libro, pero nunca completo. Además…" hizo una pausa, disfrutando del creciente interés del grupo, especialmente de Buffy y Faith. "No existe solo un Necronomicon."
Buffy, al escuchar esto, se inclinó hacia adelante, claramente más interesada. "¿Qué quieres decir con que no hay solo uno?"
Faith, siempre escéptica, cruzó los brazos y agregó: "Sí, suena como una excusa barata."
Rubí sonrió, saboreando el momento, disfrutando de la atención de todos. "Hay varios Necronomicons. Algunos están incompletos y otros son meras copias burdas. Pero todos son peligrosos. No importa si es uno completo o solo una parte, quien lo use tiene en sus manos un poder inmenso."
El grupo permaneció en silencio por un momento, procesando la información. Willow se adelantó, preocupada. "¿Cómo podemos saber cuántos existen y dónde están?"
Rubí la miró fijamente. "Eso, bruja, es un misterio para el que ni siquiera yo tengo todas las respuestas. Pero si alguien está usando uno, entonces ya saben más de lo que deberían."
La tensión en la habitación se palpaba mientras todos intentaban digerir lo que Rubí acababa de revelar. Claramente, la situación era más grave de lo que habían anticipado.
Willow observó a Rubí con incredulidad. "¿Cómo sabes que soy una bruja?"
Rubí la miró con intensidad, sus ojos fijos en los de Willow. "Lo he sentido. Para rastrear los verdaderos Necronomicons, tenemos nuestras formas," explicó, manteniendo su voz cautelosa "pero las copias son más complicadas. Sin embargo… creo que tengo una pista. Deberían ir a un pueblo en la costa, llamado Innsmouth."
El nombre despertó la curiosidad de todos, y un murmullo de sorpresa recorrió la habitación. Illyria intervino de inmediato, observando a Rubí con una ligera sonrisa. "Supongo que no será necesario que todos vayan," dijo con una serenidad que contrastaba con la tensión en el ambiente.
Rubí, visiblemente incómoda ante la propuesta, replicó con desgana: "No, no es necesario que todos vayan para investigar."
Illyria asintió y, sin quitarle los ojos de encima, añadió: "Y seguro que la daga kandariana les sería de gran utilidad, ¿verdad?"
Rubí suspiró, aceptando a regañadientes. "Sí, probablemente sea buena idea llevar algo como eso, siempre y cuando no la pierdan."
Ash, quien había estado escuchando atentamente, se levantó de golpe, claramente entusiasmado. "¡Yo iré! Cualquier cosa para salir de este basurero."
Buffy, con una sonrisa astuta, comentó: "Claro, un pueblo en la costa. Suena interesante pasear por la playa, ¿no crees, Ash?" Su tono despreocupado escondía una chispa de travesura, y Ash titubeó, un poco incómodo, sin saber qué responder.
Angel, observando la interacción entre Buffy y Ash, se sintió incómodo y celoso. "Yo también voy," declaró con un tono firme, su voz casi cortante.
Spike, aunque compartía en parte el sentimiento de Angel, optó por actuar con más sutileza. "Cuenta conmigo," dijo con un tono despreocupado, casi fingiendo desinterés.
Faith, entusiasmada, se unió con una sonrisa. "Suena bien para mí. Ya quiero ver qué encontramos en ese lugar."
Mientras tanto, Sam, que había estado observando a Rubí con ojos casi suplicantes, no pudo contener su emoción. Rubí rodó los ojos, resignada, y dijo con frustración: "Está bien, Sam, puedes ir."
Sam se levantó de un salto, con una gran sonrisa en su rostro, evidentemente emocionado por la oportunidad de unirse al grupo.
Los preparativos comenzaron de inmediato, y el ambiente se llenó de una mezcla de tensión y entusiasmo. Pablo, con cuidado, le entregó el Necronomicon a Rubí, quien lo tomó con una sonrisa contenida. La escena llamó la atención de Giles, quien observó el libro con evidente recel y curiosidad, deseando hojear sus páginas y conocer el contenido del libro prohibido. Mantenia una distancia prudente mientras lo examinaba de el Necronomicon era uno de los objetos más oscuros que había visto, y tenerlo cerca le generaba una inquietud palpable. Rubí notó la mirada intensa de Giles y, con una sonrisa casi enigmática, decidió ignorarlo por el momento. En su lugar, sugirió: "Es mejor que el resto nos movamos a otro sitio. Con suerte, podríamos obtener alguna pista sobre quién fue el atacante."
Giles, aunque frustrado por el misterio que representaba el libro, asintió en silencio. Entendía la necesidad de alejarse y tomar precauciones, aunque su instinto de investigador le instaba a buscar respuestas inmediatas.
Mientras tanto, Dawn observaba con una mirada de desaprobación a Buffy coqueteando co Ash. Después de todas las pláticas largas e incómodas que Buffy le había dado sobre sexo, ser responsable, anticonceptivos, el cuidado personal, las enfermedades, y no pasar la noche con desconocidos, verla ahora actuar de una forma que parecía contradictoria no era algo fácil de aceptar. Pasar la noche con alguien como Ash, prácticamente un extraño, la dejaba incrédula y un poco molesta. Por un momento, Dawn se preguntó si su hermana no estaba tan perdida como todos los demás, tan descuidada e impulsuva como cualquiera, rebajando un poco la sensación de superioridad que Dawn percibía de Buffy, siempre intentando guiarla y protegerla. Después de todo, Ash representaba todo lo que Buffy le había dicho que evitara: impulsivo, problemático y rodeado de oscuridad. ¿Era eso lo que quería para sí misma ahora?. Para Dawn, esto parecía un acto de hipocresía, aunque comprendía el peligro que rodeaba a Buffy, Dawn no podía evitar pensar que este encuentro le daba una pequeña ventaja moral cuando llegara el momento de hablar de sus propias relaciones.
Buffy, por su parte, notó la mirada de Dawn y evitó el contacto visual, sintiendo la incomodidad en el aire. Sabía que Dawn tenía preguntas, pero no estaba lista para dar explicaciones. En su mente, se justificaba: ella era la Cazadora, y después de tanto tiempo enfrentando la muerte y la oscuridad, un poco de libertad no parecía mucho pedir. Pero la incomodidad entre ellas se sentía como una corriente silenciosa, una que ambas sabían que tendrían que enfrentar tarde o temprano.
Gwen, por su parte, se armaba de valor para enfrentar una conversación incómoda con Angel. Después de varios días con Angel, empezaba a reconocer una verdad incómoda: aunque había algo entre ellos, no podía evitar sentirse incómoda por todo lo que implicaba su vida al lado de él. No solo era el riesgo constante de muerte, sino también el hecho de que había notado la tensión entre él y Buffy, y aunque ella y Angel no tenían una relación formal, el sentimiento de exclusión y la incertidumbre que rondaba su futuro la hacían dudar sobre su lugar en el grupo. Sabía que necesitaba hablar con él y aclarar sus sentimientos antes de seguir adelante. Para Gwen, el peso de esas relaciones pasadas y las constantes amenazas sobrenaturales estaban empezando a ser demasiado, se sentía como una carga, una "damisela en apuros" cada vez que él la protegía. Aquella idea la carcomía por dentro, y no estaba dispuesta a permitir que se convirtiera en una realidad. Pero sabía que debía hablarlo con él; de alguna manera, tenía que ser honesta con lo que sentía, aunque no supiera exactamente cómo podría reaccionar Angel, despues de todo era su primer pareja.
Angel, por su lado, se mantenía pensativo mientras revisaba su equipo, sus ojos se desviaban de vez en cuando hacia Buffy y Ash, su rostro reflejando una mezcla de celos y resignación. La aparente cercanía entre Buffy y Ash le incomodaba más de lo que quería admitir, pero también entendía que había cosas más urgentes de las que ocuparse.
Mientras tanto, Faith y Spike discutían emocionados sobre el viaje, bromeando sobre cuántos vampiros o criaturas podrían cazar en un lugar como Innsmouth, Faith, ajustando su nueva ballesta con una emoción apenas contenida; Spike, afilando un par de estacas. Sam, aún animado, pulía la botella rota que había preparado como arma, ignorando las miradas extrañadas de los demás.
Mientras el grupo avanzaba por la carretera en una camioneta, la tensión en el aire se hacía evidente. Faith y Pablo, ambos en el asiento trasero, luchaban por ganar un poco más de espacio, sus cuerpos chocando ligeramente y sus manos empujándose mutuamente en un juego entre amistoso y competitivo. "¡Ey, cuidado con el codo!" protestó Faith, dándole un empujón a Pablo.
Pablo, sin rendirse, replicó: "No es mi culpa que ocupes tanto espacio, ¡yo estoy en mi lado!"
Sam no paraba de moverse inquieto en el asiento, golpeando las piernas y murmurando cosas sobre demonios y sangre, lo que no ayudaba a calmar el ambiente. De vez en cuando lanzaba miradas a Faith y Pablo, como si considerara unirse a la disputa por el espacio.
Mientras tanto, Spike y Ángel tenían que hacer esfuerzos constantes para evitar prenderse fuego cuando la luz del sol se colaba por alguna rendija, forzándolos a encogerse o cubrirse de forma torpe. Finalmente terminaron prendiendose fuego, haciendo que Faith apagara las llamas con su chaqueta, visiblemente exasperada, finalmente rompió el silencio: "¿Cuánto falta para llegar?" Su tono dejaba claro que estaba cerca de perder la paciencia.
Buffy, en un tono resignado, respondió con una ligera sonrisa: "Acabamos de salir, Faith." La respuesta le sacó una sonrisa a Spike, quien con un gesto altivo apagó otra pequeña llama en su brazo. Fue en ese momento que Ash, mirando por la ventana, divisó un remolque de aspecto familiar estacionado en un lote de autos con un cartel de "Se Vende". Se le ocurrió la idea de adquirirlo de inmediato, recordando al que había tenido en Los Ángeles. Sin pensarlo dos veces, Ash giró bruscamente el volante y se estacionó junto al remolque.
Spike, incrédulo, murmuró en tono sarcástico: "¿De verdad va a comprar esa cafetera andante?" Sam, viendo a Ash bajar sin titubear, comentó con un encogimiento de hombros: "Eso parece."
Pablo, desde el asiento trasero de la camioneta, cruzó los brazos y comentó con una sonrisa resignada: "Claro que sí. Desde que lo conozco, vive en uno igual. Es casi una parte de él."
Faith, cruzando los brazos y haciendo una mueca de desaprobación, murmuró para sí misma: "Genial, justo lo que necesitábamos, otra chatarra." Mientras tanto, Buffy trató de ver el lado positivo, poniéndose al lado de Ash: "Bueno, al menos tendremos un poco más de espacio… y tal vez algo de privacidad para los vampiros alérgicos al sol."
Faith, resignada murmuró, "Bueno, al menos no tendremos que verlos incendiarse cada cinco minutos." Angel y Spike se miraron con cierta incomodidad.
Tras unos minutos de negociación. Con el remolque recién enganchado y apenas asegurado, Ash volvió triunfante a la camioneta con las llaves del remolque, señalando con una sonrisa orgullosa su nueva adquisición. "Este cacharro nos ayudará más de lo que creen," aseguró, mientras miraba a cada uno de ellos con una mezcla de confianza y un toque de esa despreocupación. Faith suspiró y Spike rodó los ojos. Ángel, resignado, aceptó la realidad: cualquier cosa era mejor que volver a encenderse en llamas.
Ángel y Spike aprovecharon las sombras que proyectaban los edificios cercanos para bajar de la camioneta y seguir a Faith y Sam al interior del remolque. La puerta chirrió al abrirse, revelando un espacio prácticamente vacío. Las paredes desgastadas y la alfombra manchada le daban al lugar un aire lúgubre, pero a Ash eso no parecía importarle.
El remolque tenía lo básico: un viejo sofá desgastado, una televisión con antena rota, una cama que parecía haber visto días mejores, un baño estrecho y una cocina desmantelada con un mini refrigerador que apenas funcionaba. Spike, con una mirada sarcástica, comentó, "Bonito lugar... si eres un cazador de caravanas." Angel, por su parte, se limitó a observar el interior con una mezcla de resignación y desdén. Faith, sin disimular su disgusto, se dejó caer en el sofá, suspirando con frustración. "Genial. Estamos en una lata de sardinas sobre ruedas, camino a un pueblo que suena como sacado de una película de terror barata." Mientras tanto, Ash se encontraba visiblemente satisfecho de haber conseguido el remolque, ajeno a las quejas de su grupo. "Es mejor que nada," comentó con indiferencia. "Además, no se quejen demasiado, esto ya es más cómodo que el maletero de mi viejo auto." Sam, salio del remolque tratando de mantener el ambiente liviano, añadió con una sonrisa: "A mí me parece genial, incluso tiene refrigerador. Lo único que falta es una cerveza."
Ash, con una sonrisa en el rostro, asintió al escuchar el comentario de Sam. "Anotado, necesitamos cervezas y tal vez algunas frituras," dijo con un toque de entusiasmo, como si acabaran de hacer el plan más importante de toda la misión. Sam soltó una risa y asintió con aprobación.
Buffy quería mantener una actitud positiva , mirando a Ángel con una sonrisa. "Míralo de esta forma, ahora tenemos más espacio, y podríamos incluso descansar un poco si el viaje se alarga. Quizás hasta una parada en la playa no suene tan mal."
Ash, respondió con su característico tono sarcástico. "Sí, claro, porque nada dice 'vacaciones' como arrastrar una banda de cazadores, vampiros en un remolque vacío."
Desde el interior del remolque, Faith golpeó la pared para hacerse escuchar. "¡Y que no se te olvide algo de comida decente, Ash! No podemos sobrevivir solo a base de cerveza y papas fritas." Spike añadió, con su tono sarcástico de siempre, "Sí, un poco de vino y queso tampoco vendría mal, si vamos a ponernos elegantes."
El remolque traqueteaba mientras avanzaban hacia Innsmouth Spike, con su una sonrisa pícara, se acercó a Faith y le guiñó un ojo. "Entonces, ¿qué dices, amor? ¿Quieres explorar la cama, por si hay fantasmas o algo por el estilo? Parece que aguanta más de una pelea." Faith lo miró por un segundo con una sonrisa ladeada y luego puso los ojos en blanco con disgusto. La respuesta sorprendió a Spike, quien esperaba al menos una respuesta juguetona o una sonrisa de complicidad. Se quedó en silencio por un momento, evaluando la actitud de Faith, mientras Ángel, que había estado revisando la cocina, levantó la vista y lanzó una mirada de advertencia a Spike, como diciéndole que se tomara las cosas en serio.
Spike, sin embargo, no podía dejar de mirar a Faith, notando la tensión en su mandíbula y la forma en que tamborileaba los dedos sobre la mesa. Finalmente, Spike rompió el silencio. "Vale, cariño, ¿qué mosca te ha picado? Estás más fría que un vampiro en invierno."
Faith giró la cabeza bruscamente y lo miró con ojos llenos de frustración, con su expresión endurecida, y exhaló con exasperación. "¿De verdad, Spike? No es difícil de adivinar. No es divertido ser el plato de segunda mesa mientras ustedes dos se retuercen por Buffy y su 'nuevo juguete'," soltó, su voz cargada de frustración y resentimiento.
Spike, sorprendido por la franqueza, miró a Faith con arrepentimiento. Ángel, que estaba apoyado en una de las paredes con los brazos cruzados, evitó mirar a los demás, su mandíbula tensándose. El peso de las palabras de Faith había caído sobre él también. La imagen de Gwen surgió en su mente, y por un momento, se preguntó si él también estaba demasiado absorto en lo que había perdido y lo que no podía tener.
Faith dejó escapar un suspiro, como si un peso se hubiera aliviado un poco en su pecho. "Más vale que lo superen pronto. Tenemos un trabajo que hacer."
Pablo, que había estado pretendiendo leer una revista, levantó la vista un segundo y luego volvió a sumergirse en las páginas, claramente incómodo por el conflicto, pero sin querer meterse en medio.
