Ella tenía un "Don", un Don que no quería que nadie supiera. Y por eso, fue agredida y echada de su hogar al no presentar los signos correspondientes de su despertar. Vago por mucho tiempo, hasta que un niño que vivía en un circo se acercó a ella, y la ayudo sin pedir nada a cambio. Fue la primera vez que alguien se acercaba a ella sin malas intenciones, muchas otras personas no dudarían en obtener lo que pudieran.

Así fue como decidió unirse al mismo circo.

Gracias a su Don, se convirtió en una adivina, podía leer la fortuna de las personas y le daba pequeños consejos, también se aseguraba de tener algunas pociones a mano por si acaso, nunca mostrando nada más allá.

Ayudo al niño, que estaba destinado a guardar la historia del mundo, como si fuera su propio hijo, fue así como ella termino llamada Madame Mitir.

Le sonrió y le dijo al niño, ahora un joven, que pronto se encontraría con el hilo rojo del destino y que no olvidara invitarla a volar. El sabía que algo había visto, y se propuso a no olvidar sus palabras.

Fue un pequeño choque entre dos personas, una mirada al cabello rojo de la hermosa joven y a sus puros ojos verde bosque, y le pregunto sin vacilar si quería aprender a volar en un trapecio. Esa fue su primera cita, después de esa hubo muchas más. Hasta que finalmente le pidió que fuera su novia.

Madame Mitir, le entrego una cajita a su joven protegido, diciéndole que cuando estuviera listo se lo entregara a su pareja, poco tiempo después se supo la noticia, le había propuesto matrimonio y la joven feliz había aceptado. El pequeño anillo que simbolizada dos pájaros volando entre sí, se veía increíble en la mano de la muchacha, sabía que era el perfecto para ella.

El circo, aunque pobre, celebro por todo lo alto el matrimonio de la adorable pareja.

El tiempo no se detuvo, se vivieron momentos felices y otros trágicos, pero siguieron adelante, una mañana al verla pasar y saludarla, la anciana le dijo que pidiera una cita con un médico pronto, pensando que había algo mal con ella, pidieron la cita. Regresaron felices y sorprendidos, no era algo malo. Pronto serian padres.

Fue con gusto que la pareja le pidió que les viera el futuro, ella no podía ver mucho más allá de un par de años, solo querían saber si no habría complicaciones con el embarazo o el nacimiento de su futuro bebe, pero el rostro que la anciana mostro, fue un duro golpe.

Entraron en su remolque, y por primera vez en años uso su magia para asegurarse que nadie escuchara lo que hablaran.

- Serán trillizos - le dijo sin rodeos - sabes muy bien lo que eso significa.

- Que nacerán los nuevos hermanos Peverell - le respondió.

- Cariño - ya le había contado muchos de sus secretos a su amada esposa, incluyendo la magia y la larga tradición de su familia.

- Cuando tres niños nacen de una familia descendiente de los Peverell, estos llevan el apellido y heredan el poder que una vez fue dado a tres hermanos en el pasado, pero el mundo mágico es corrupto, al enterarse del nacimiento de los futuros hermanos, o terminaran tratando de controlarlos o terminaran matándolos para que nadie más pueda usarlos.

La mujer podía entender el horror que ahora sentían tanto la anciana como su esposo.

Pasaron los días, y pronto llego Halloween. Esa noche, la anciana trazo un plan, un plan arriesgado que podía no servir al final, pero por el hombre que la salvo, de muchas maneras con un solo gesto, no dudo de hacer un ritual.

La pareja preocupada de no haberla visto en todo el día, fueron a su remolque. Encontrándola dentro de un circulo ritual.

- Mamá - fue el hombre preocupado a levantarla.

Ella se encontraba feliz, era la primera vez que la llamaba mamá, levanto su mano para tocar su cara, pero no la sintió, y la pareja lloro, porque la anciana ya no tenía brillo en sus ojos, de alguna manera había perdido la vista.

- ¿Qué fue lo que paso? - pregunto la mujer.

- Les estuve rezando a los Grandes Espíritus y me han respondido, - les dijo esperanzada - puedo ver los diferentes futuros de acuerdo a las decisiones que tomemos, al sacrificar la vista de mis ojos y la mayoría de la magia en mi cuerpo, estarán juntos y sanos cuando tengan 16 años - aquí tomo un respiro profundo - pero deberán vivir separados.

- ¿Qué quieres decir con eso? - pregunto el hombre.

- Si deciden quedárselos y vivir juntos, nadie en el circo sobrevivirá cuando los niños tengan 3 años. y lo máximo que pueden sobrevivir será hasta los 9.

Eso los dejo conmocionados, él no quería pensar en separar a sus hijos, pero tampoco quería pensar en perderlos a manos de otro.

- ¿Cómo? - fue la pregunta de la mujer.

- El primogénito debe crecer con ustedes, conociendo su trabajo como Bookman sin saberlo, creyendo en la magia, pero sin evidencia que puede usarla, el segundo debe crecer en el mundo mágico, conociendo su herencia desde el principio al ir a la escuela de Magia, el menor... el menor debe vivir su vida en el mundo muggle, sin conocer sobre su herencia, confiando más en la ciencia que en lo paranormal.

- ¿Alondra? - fue su sorpresa.

- Mientras nuestros hijos estén a salvo, hare cualquier cosa, aunque signifique que jamás podre estar con ellos - le dijo llorando.

Después de pensarlo.

- Para lograrlo necesitaremos ayuda - dijo el hombre - Tengo primos mágicos en Inglaterra, hay uno en el que confió, escribiré una carta y preguntare si podemos juntarnos.

- Necesitaremos la ayuda de los goblins también - dijo la mujer mayor - habrá que crear una barrera fuerte para evitar que los de afuera se den cuenta que nacieron los nuevos hermanos Peverell.

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- Gracias por esto primo - le dijo el circense, mientras veía como los 2 goblins invitados creaban una barrera, ayudados también por la tecnología de la pareja muggles que su primo conocía y que también aceptaron en ayudar a salvar las vidas de pequeños.

- Estos niños son el futuro de nuestra familia - le respondió - no solo por el legado que dejaron nuestros antepasados, si no que descubrí que no puedo tener hijos. Mis días de bromista trajeron consecuencias al ser un niño mimado que se creía invencible.

En el centro de las barreras, se hallaba una cama, en ella se encontraban 3 mujeres muy parecidas, pero a la vez diferentes, las tres pelirrojas de ojos verdes, cada uno con diferentes tonos, acostada en el centro una mujer embarazada a punto de dar a luz con un tono verde bosque, la de la izquierda se hallaba una mujer de pelo corto hasta los hombros, su tono de ojos eran de un verde azulado, aunque dependiendo de donde se miraba su cabello podría verse castaño y sus ojos morados, mientras que la de la derecha llevaba el cabello largo de un tono más vivo y sus ojos eran de un tono esmeralda.

- No te preocupes cariño - le dijo la mujer de la izquierda - todo estará bien.

- Respira como dijo la Sra Mitir - dijo la otra mujer.

- Madame Mitir - dirigiéndose a la anciana, mientras observaba a los hombres concentrados en la protección - no sobrevivimos para estar con ellos cuando cumplan los 16. ¿Verdad? - le preguntó en confirmación, desde el principio entendió que sus hijos volverían a estar juntos y sanos, pero todavía no estarían a salvo. Y ella nunca les dijo que estarían con ellos.

- Ellos se convertirán en guerreros fuertes - hablo con rodeos - su camino será difícil, pero saldrán adelante...

- ¿Mitir?

- ¿Por qué no hacemos videos? - sugirió la mujer muggle - cada año podemos hacer un video y que sean guardados en una bóveda del banco mágico o en un banco normal.

- Así cualquiera de los 3 podrán observar y conocer a sus padres, si en verdad no podrán estar con ellos - dijo esta vez la maga.

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Ya todo estaba listo. Las contracciones eran seguidas, y ya estaban llegando a la dilatación adecuada para el nacimiento. La espera fue larga, pero había llegado el momento de conocer a los pequeños antes de que tengan que separarse.

La pareja mágica había preparado una poción de sangre, de acuerdo con las especificaciones de Madame Mitir, ya que dicha poción había sido ilegalizada y se había perdido su receta hace mucho tiempo.

Los goblins tenían pergaminos de herencia para verificar que hayan cambiado los apellidos de los pequeños por los de los nuevos padres, fue una forma de protegerlos hasta que fuera el momento adecuado, hasta que su propia herencia se manifestara por sí mismo.

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En otro lugar, alguien miraba en una especie de espejo el nacimiento de los que inspirarían el cambio en el futuro.

- Todo es como debe ser.