Los siguientes minutos fueron confusos y tensos.

Langarm y Patel les escoltaron hacia el ascensor y a través del Hall. El humo llenaba todo el espacio, haciendo que les llorasen los ojos, impidiéndoles respirar. El fuego se propagaba por rapidez, lamiendo las esculturas plateadas.

-¡La exposición! -inconscientemente, Astoria dio un paso hacia las llamas, pero Draco tiró de ella. Debían ponerse a salvo. Aquello parecía un infierno.

Una vez en la calle observaron impotentes cómo las llamas brillaban a través de las ventanas, consumiendo todo lo que encontraban. Pequeñas explosiones indicaban que los cristales se rompían debido al calor. Astoria gritó, intentando liberarse. Quería volver, quería proteger su obra maestra.

Draco y los otros se lo impidieron, pero ella no podía dejar de llorar. Draco también notaba cómo las lágrimas le caían por la cara. Aquello no podía estar pasando, no podía ser verdad. Todo su trabajo, todos sus sueños se estaban convirtiendo en cenizas.

Muchos magos y brujas comenzaron a aparecerse en la zona. Algunos trataron de apagar las llamas, y otros aseguraron el perímetro, para evitar que nadie se acercase.

Harry Potter también llegó, más despeinado que nunca, y con una expresión en la cara que era una mezcla de alarma y enfado.

-¿Estáis bien? -les preguntó.

-¿Tú qué crees? -le espetó Draco. Seguía abrazando a Astoria, quien había caído de rodillas, sollozando.

Harry ignoró su respuesta y fue a hablar con sus compañeros. Minutos después regresó.

-Vamos a trasladaros a un lugar seguro -indicó, sin dar lugar a réplica-. Seguiremos hablando allí.

Patel y Langarm les cogieron del brazo y realizaron una aparición conjunta. Llegaron junto a una pequeña casa, en un lugar que Draco desconocía, y les hicieron entrar a toda prisa.

Los tres Aurores revisaron las habitaciones antes de darse por satisfechos, y tras eso, Harry indicó con un gesto a sus compañeros que esperasen fuera. Después se sentó junto a una mesa, frente a Draco y Astoria.

-Lamento mucho lo que ha pasado.

-Dijiste que lo teníais todo controlado -le espetó Draco-. Dijiste que estaríamos a salvo.

-¿Crees que esto me alegra? -Harry le miró con dureza-. Alguien se ha colado en el recinto de seguridad. Ten por seguro que averiguaremos quién es y cómo lo ha hecho. Comenzaremos la investigación tan pronto como se apague el fuego.

-Disculpa si no muestro mi alivio -masculló Draco. Harry decidió ignorar eso.

-Permaneceréis aquí por el momento. La localización de esta casa es secreta, sólo la conocemos Patel, Langarm y yo. Avisaremos a vuestras familias de que os encontráis bien, pero de momento cualquier comunicación estará restringida. No sabemos cómo os están siguiendo, y debemos extremar las precauciones.

-Será como si hubiésemos muerto.

-Y quizá sea para mejor. Si el culpable piensa que ha vencido, se relajará. Ahora intentad descansad, os mantendré informados de lo que descubramos.

Draco seguía rabioso y enfadado, y deseaba descargar toda su frustración sobre Potter, pero la visión de Astoria derrotada le recordó que debía centrarse en ella.

Con delicadeza, la llevó al dormitorio y se recostó junto a ella en la cama. Observó que Astoria se llevaba la mano al pecho.

-¿Qué pasa? ¿Te duele?

-El colgante, lo he perdido -sollozó.

-Te lo quitaste en la habitación, debe seguir allí -recordó él.

-Pero me da suerte... -por supuesto, aquello no tenía sentido, pero Draco comprendió lo que quería decir. Aquel era el último vestigio que le quedaba de sus abuelos, la piedra que marcaba su amor. Su lamento por perder el colgante sólo era una forma de enmascarar su dolor por haber visto su legado destrozado.

Draco la abrazó sin decir nada, y Astoria se aferró a él, sollozando inconsolable contra su pecho. Esa noche no dormirían.

OOO

Al día siguiente Harry volvió a visitarles, trayendo comida y noticias sobre el incendio.

-Hemos localizado restos de una caja explosiva. La reconstrucción sugiere que llevaba tu nombre, Malfoy. Alguien la dejó en la recepción del hotel -explicó Harry-. Los expertos sugieren que el mecanismo explosivo se activó al ser movido.

-¿Quién cogió la caja?

-Una joven trabajadora debió ver el paquete y posiblemente quiso revisarlo. Me temo que no pudimos hacer nada por ella.

-¿July? -preguntó Astoria, consternada-. ¿July está muerta?

-Yo la conozco. Ella fue la trabajadora que testificó a mi favor -recordó Draco. Harry apuntó ese dato en un pergamino-. Espera, dices que alguien dejó el paquete allí ¿Cómo es posible que nadie lo viera? ¿No teníais el hotel vigilado?

-Sospechamos que se trata de alguien cercano. Un trabajador del hotel... o uno de los nuestros -añadió Harry, con expresión seria-. Mayor razón para que nadie sepa dónde estáis.

Draco dejó escapar una exclamación de incredulidad, y Harry le fulminó con la mirada.

-Malfoy, te aseguro que no me hace ninguna gracia pensar que alguien de mi departamento pueda haber hecho esto. Pero si así ha sido, te aseguro que no descansaré hasta dar con él y me aseguraré de que reciba su merecido -la dureza y frialdad de sus palabras sorprendieron a Draco. No esperaba que el famoso Harry Potter estuviese dispuesto a castigar a uno de los suyos.

Pero entonces recordó un detalle que había escuchado años atrás ¿No habían sido sus padres traicionados por su mejor amigo o algo así? No era de extrañar que reaccionase así ante la idea de que uno de sus compañeros era un traidor.

-¿Hay algo que podamos hacer? -inquirió Draco, algo más calmado.

-De momento tener paciencia y esperar. Nos estamos acercando.

OOO

Las horas de hicieron eternas, y apenas tenían nada que hacer o con lo que entretenerse.

Draco y Astoria no hablaban mucho, ambos preocupados por los recientes eventos. Astoria seguía alicaída, pero ya no lloraba. Intentaba pensar en la reconstrucción del hotel y en su futuro.

-Espero que pueda estar listo a tiempo para la boda de Pansy y Theo. Sería un desastre no poder celebrarla -se lamentó.

-En el peor de los casos, siempre podemos disimular los daños -la consoló Draco.

-¿Disimular? Toda la planta baja se ha calcinado, Draco ¿Cómo se va a disimular?

-No te lo he dicho, pero algunas zonas de mi casa fueron destruídas durante la guerra. Los daños fueron irreparables, pero mi padre consiguió tapar muchos de ellos con plantas y flores -Draco la cogió de la mano, acariciándosela-. Es una boda, no pasará nada por tener una o dos toneladas de flores cubriendo las paredes.

Astoria sonrió débilmente al imaginarlo.

-Y los techos -le recordó.

-Sería como estar en un jardín.

-Podría funcionar. Creo que sería muy bonito -Astoria se acurrucó a su lado, dejando que Draco la abrazase.

-¿Deberíamos empezar a contactar con los floristas?

-Déjame hablar con Pansy primero -se rio ella.

Draco le besó la cabeza. Saldrían juntos de eso, no le quedaba la menor duda.

OOO

En su siguiente visita, Harry parecía aliviado y taciturno a la vez. Se revolvió el pelo de forma inconsciente antes de presentar las nuevas noticias.

-El atacante era un Auror -declaró-. Tú le conoces, Malfoy, era Williamson.

-¿Ese idiota? Me la tenía jurada.

-¿Estás seguro de que ha sido él? -preguntó Astoria.

-Todas las pruebas lo confirman. Él era el responsable de vigilar la entrada del Hall la noche del incendio. Y los hechizos reveladores delataron su identidad -Harry se cruzó de brazos-. Además, lo confesó todo en el interrogatorio.

-No lo entiendo ¿Por qué él?

-Ya sabes que su familia sufrió a manos de los mortífagos. Williamson siempre expresó que consideraba injusto que tú y tu familia hubieseis recibido penas menores. Nunca se le dio demasiada importancia porque muchos pensaban igual que él.

Draco agachó la cabeza, apretando los labios. Por mucho que quisiese protestar, era bien consciente del papel que los Malfoy habían tenido en el Bando Tenebroso. Él mismo seguía cargando con el sentimiento de culpa por lo que su padre y él habían hecho.

Sabiendo en lo que estaba pensando, Astoria le cogió de la mano, expresando su mudo apoyo, y siguió interrogando a Harry.

-¿Por qué decidió atacarnos?

-El episodio de tu cumpleaños le dio la idea. Cuando Malfoy fue acusado de drogarte, Williamson siguió convencido de que era culpable, a pesar de la falta de pruebas y de que habíamos detenido a los responsables. Fue entonces cuando pensó que sería muy fácil repetir la estrategia y denunciarle por algo similar. Fue él el que le denunció por lanzar la maldición Imperius, y el que destruyó vuestras cartas.

-No entiendo por qué hizo eso -Draco frunció el ceño.

-Él piensa que eres escoria, Malfoy. La denuncia por la maldición Imperius tenía como objetivo que investigaremos a Greengrass y descubriesemos algo turbio con lo que poder detenerte. En cuanto a la destrucción del correo... Williamson pretendía hacerte perder los papeles. Seguramente imaginó que, si pensabas que Greengrass te estaba ignorando, reaccionarías de mala manera y te delatarías a ti mismo. Afortunadamente no fue así.

-Obviamente. No soy esa clase de persona -gruñó Draco, pero Astoria le apretó la mano de forma tranquilizadora.

-¿Cómo nos espió? -preguntó ella-. ¿Cómo pudo saber que yo había viajado a Austria?

-Me temo que utilizó los hechizos de seguimiento que se usan para controlar a los presos peligrosos durante la libertad condicional. Eso está absolutamente prohibido en civiles y solamente por ello Williamson merece la expulsión del cuerpo -recalcó-. Pero gracias a los hechizos pudo detectar dónde estabais en todo momento. Solamente necesitaba esperar a que os quedaseis a solas para actuar, ya que no habría testigos que pudiesen hablar a vuestro favor.

Draco asintió, comprendiendo.

-No entiendo por qué tardó en denunciarme cuando estábamos en Austria. Podría haberme acusado por la noche, a plena vista de todo el mundo ¿Por qué esperar hasta la mañana?

-Porque no se esperaba que Greengrass fuese a viajar para verte. Sabía que habías pedido un visado de tres semanas, y estaba a la espera de que regresases a Londres para volver a seguirte. Esa mañana vio que Greengrass había pedido permiso para utilizar un traslador internacional y ató cabos.

-Qué horror -susurró Astoria.

-Y también estaba en el hotel, durante la inauguración. Al menos no hizo estallar la bomba en mitad de la fiesta -Draco se estremeció.

-En realidad, fue un cúmulo de coincidencias. Él quería denunciarte en mitad de la fiesta, para acusarte de poner la bomba. Pretendía asustarte y que perdieras la calma, quizá esperando que te enfrentases a los Aurores para defenderte. Pero recuerdo que durante la fiesta le envié a patrullar la calle junto con otro compañero, y no tuvo tiempo de escabullirse sin levantar sospechas. No fue capaz de retirar el paquete por la noche por el mismo motivo.

-Y entonces July lo encontró -comprendió Draco. Astoria se llevó cubrió la boca con las manos.

-Formaba parte de sus tareas revisar y distribuir el correo -explicó, consternada-. Yo le había pedido que extremase las precauciones, y si vio el nombre de Draco en la caja, es normal que la abriese para revisar su contenido... -hizo un esfuerzo para no romper a llorar, y Harry carraspeó para aclarar su garganta.

-La presencia de July fue un imprevisto que Williamson no anticipó. Él pensaba que tendría tiempo de actuar cuando su turno terminase, bien fuera para retirar el paquete o denunciar a Draco.

-Menudo cabrón -masculló Draco-. ¿Qué le pasará ahora?

-Williamson está a la espera de juicio, pero será enviado a Azkabán con toda seguridad en cuanto se termine su reconstrucción. En cuanto a vosotros... podréis regresar a casa mañana por la mañana. Aún estamos limpiando la escena del crimen por si encontramos más pruebas, y necesitamos unas horas más para terminar.

Draco y Astoria asintieron. A pesar de las malas noticias, un extraño alivio les inundó al comprender que estaban a salvo. Por fin podrían seguir con sus vidas sin miedo a que les hiciesen daño.

-Me gustaría visitar a los padres de July -dijo Astoria-. Son muggles y necesito explicarles... tengo que decirles lo que ha pasado.

-Un agente te acompañará por si acaso -indicó Harry.

-Quieres decir que nos acompañará -intervino Draco.

-¿Quieres venir? -Astoria le observó sorprendida.

-Ella murió por mi culpa, no es justo que me esconda mientras tú vas a hablar con su familia.

Harry le observaba con una ligera expresión de sorpresa, que se transformó en una sonrisa maliciosa.

-En tal caso, enviaré a alguien para que os acompañe a los dos a primera hora -indicó-. Tras eso podréis volver a contactar con vuestras familias sin problemas. Os haré llegar las noticias acerca de la investigación -declaró, poniéndose en pie. Tras despedirse escuetamente, salió de la casa.

Cuando se quedaron a solas, Draco y Astoria suspiraron con alivio, y como si se hubiesen puesto de acuerdo se abrazaron, apoyándose el uno en el otro.

-Por fin ha acabado -suspiró ella. Draco le frotó la espalda. Sentía como si un peso se hubiese evaporado de sus hombros-. Podremos tener una vida normal.

-Debería visitar a mis padres cuando finalicemos con la familia de July; estarán preocupados -no quería imaginar la angustia que estaría sintiendo Narcissa

-¿De verdad quieres venir? Son muggles. July era la primera bruja de la familia.

-Ya te he dicho que sí. No puedo escudarme tras los ideales de mis padres eternamente. Tengo que ser mejor persona -murmuró Draco-. Sólo espero no cometer ningún error.

-No te preocupes, lo harás bien. En el fondo, no somos tan diferentes a ellos.

-Creo que asumir eso me va a costar un poco más -confesó, mirando al suelo. No era fácil reprogramar años de educación que defendía la pureza de sangre.

-Creo que el hecho de que quieras ir es un paso muy importante -Astoria se puso de puntillas y le besó. Draco la abrazó por la cintura, apoyando la barbilla sobre su cabeza.

No respondió, pero se sintió conforme. El primer paso para el cambio siempre era el más difícil, pero también el más importante.

OOO

Aquella noche volvieron a hacer el amor. El alivio que sentían al estar a salvo se convirtió en euforia, y les permitió dar rienda suelta a su deseo.

Una vez superada la inseguridad de la primera vez, Draco se sintió con más confianza para explorar, no sólo el placer de Astoria, sino también el suyo propio.

Seguía sorprendiéndole lo fácil que le resultaba yacer junto a ella. No solamente le motivaba el deseo; también compartían una conexión emocional que hacía que la experiencia fuera más placentera. Ahora comprendía que había una diferencia entre follar y hacer el amor.

Y aquello era amor. Cada beso y cada caricia, cada gemido y cada mordisco, daba igual que fuesen un poco más bruscos o demandantes, siempre tenían un trasfondo de cariño y confianza que hacía la experiencia aún más placentera.

Y aquella noche, Draco descubrió que aún podía aprender algo más.

-¿Acabas de tener un segundo orgasmo? -preguntó, tras observar los inconfundibles estertores de su compañera. Astoria parpadeó, recuperando el aliento.

-Creo... creo que sí -sonrió confusa-. No me había pasado nunca.

Aquello le animó de forma indescriptible.

-¿Crees que podrías tener otro?

-No lo sé ¿Cómo va a ser posible? -pero su risa fue rápidamente sustituida por gemidos cuando Draco se lanzó a comprobarlo. Tenía un nuevo reto ante él y no estaba dispuesto a darse por vencido tan rápidamente.

Por alguna razón, el haber descubierto esa nueva habilidad de Astoria le divertía y agradaba a partes iguales. Dedicó mucho tiempo a darle placer, con sus manos, con su lengua, con su pene, recorriendo cada punto de su cuerpo, estudiando sus reacciones, sin cansarse nunca de ver su cara contraída, su respiración agitada y su cuerpo estremeciéndose.

Pronto descubrió que sí, era posible para Astoria experimentar varios orgasmos seguidos, pero pronto perdió la cuenta. El número final no importaba. Lo que le importaba y mucho era saber que ella tenía total confianza en él, y que aún podía ayudarla a descubrir cosas nuevas.

-No puedo más -jadeó ella finalmente, con los ojos cerrados, sin atinar a moverse.

-Eso has dicho antes -respondió él, abrazándola por la espalda y besando su hombro.

-Lo digo en serio, ha sido... -estaba tan cansada que apenas podía hablar. Draco también comenzaba a tener sueño.

-Ha sido un placer -sonrió, acomodándose mejor contra ella.

-Gracias...

-No me las des ¿crees que no me lo he pasado bien? Es muy... muy gratificante ver cómo te corres -murmuró, acariciándola entre las piernas. Ella protestó débilmente, y Draco volvió a besarla, pero decidió dejarla en paz. Había sido una noche muy larga.

Notando cómo su corazón se calmaba poco a poco, Draco se dejó llevar por el sueño, y cayó dormido junto a la mujer a la que amaba.

OOO

A la mañana siguiente se levantaron temprano y se vistieron con cuidado. Astoria le ayudó a transformar su ropa para que no pareciese tan extraño a los ojos de los muggles.

Draco no se arrepentía de su decisión, pero no las tenía todas consigo. Nunca había conocido a un muggle, y no sabía lo que debía esperar.

Por supuesto, la idea generalizada que circulaba entre los estudiantes de Slytherin era que los muggles eran inútiles e idiotas, teoría confirmada por las extrañas explicaciones que recibían aquellos que cursaban Estudios Muggles.

Pero por otro lado, por mucho que le molestase admitirlo, Draco había podido comprobar personalmente que los magos y brujas que provenían de familias muggles no eran tan diferentes de aquellos que se hacían llamar sangre-limpias. Eso sólo podía indicar que sus familias de procedencia no podían ser tan malas como todo el mundo creía.

-Aún puedes arrepentirte -Astoria habló con suavidad, mientras daba los últimos toques a la apariencia de la chaqueta de Draco.

-¿Por qué dices eso?

-No quieres ir. Puedo verlo en tu cara.

-No se trata de eso -Draco agitó la cabeza.

-Draco, no hace falta que te tortures. Sé que no apruebas la idea de que los magos se relacionen con los muggles.

-Pero quiero cambiar eso -Draco cogió las manos de Astoria entre las suyas-. No puedo vivir toda la vida apoyando unos ideales que pueden estar equivocados. Necesito... necesito aprender. Y quiero darle el pésame a la familia de July -insistió.

Astoria le acarició la cara, mirándole con ternura.

-Eres una buena persona -susurró con dulzura-. Lo harás bien.

De repente, el sonido de una súbita explosión les hizo dar un respingo y enarbolar las varitas. Con cuidado se asomaron al salón y quedaron boquiabiertos ante la presencia de la extraña criatura que les sonreía de oreja a oreja

-Señor Malfoy. Kreacher se alegra de verle, señor Malfoy.

-¿Kreacher? – Draco tardó unos segundos en reconocer al elfo-. ¿Qué estás haciendo aquí?

-El amo Potter ha enviado a Kreacher para que lleve al señor Malfoy y a la señorita Greengrass a su destino, señor. Es todo un honor para Kreacher volver a servir al señor Malfoy.

-¿Conoces a este elfo? -susurró Astoria.

-Es una larga historia -Draco dio un paso al frente y se aclaró la garganta-. Necesitamos aparecernos discretamente cerca de la vivienda de July Jones ¿Puedes ayudarnos con eso?

-Por supuesto que sí, señor. Nadie sabrá que el señor Malfoy ha estado allí.

Ofreciendo su delgado brazo, Kreacher no dejó de sonreír. Draco le hizo un gesto tranquilizador a Astoria y ambos agarraron al elfo

Tras el conocido remolino y tirón en las entrañas, Draco pudo asentarse y mirar a su alrededor. Al instante se sintió desorientado al verse al inicio de un alargado pasillo con puertas a ambos lados

-¿Qué lugar es este?

-Es el interior de un bloque de pisos -explicó Astoria-. Estamos en Manchester.

Sabiendo a dónde iba, Astoria tomó la delantera y avanzó hacia una puerta en particular.

Tras llamar y esperar unos minutos, finalmente una mujer de mediana edad abrió la puerta, y miró a Astoria con confusión en los ojos hasta que pareció reconocerla.

-Oh, Astoria -sollozó, abrazándola. Draco observó con la boca abierta cómo Astoria correspondía con familiaridad al abrazo.

-Emma, lo siento muchísimo.

Tras varios segundos, la muggle liberó a Astoria y se secó la cara con las manos. Astoria aprovechó para recomponerse y presentar a Draco.

Él alargó la mano por inercia, sorprendiéndose a si mismo, y antes de que pudiera reaccionar, la mujer se la estaba estrechando con cordialidad.

-Por favor, pasad. Sois bienvenidos -Emma se echó hacia un lado, invitándoles dentro de la casa.

-¿Sabe que somos magos? -susurró, haciendo un esfuerzo por no limpiarse la mano en el pantalón.

-Claro que sí -Astoria le empujó discretamente para que avanzara hacia el salón.

Allí se encontraron con el resto de la familia, el padre y el hermano pequeño de July. Astoria se encargó de dar el pésame y continuar con la conversación, mientras que Draco asentía para recalcar sus palabras y miraba con disimulo a su alrededor.

Su atención regresó a la realidad cuando escuchó a la señora Jones sollozar de nuevo.

-Nuestra pobre July. Estaba tan emocionada con su nuevo trabajo. No dejaba de hablar de la exposición y de todas las novedades del hotel.

-July fue una auténtica estrella en nuestro equipo. Echaremos de menos su energía y su dedicación.

Draco se dio cuenta de que Astoria estaba sirviéndose de las clásicas frases educadas para camuflar su nerviosismo y su pesar. Por desgracia, esas palabras parecían frías y sin sentido en un momento como ese.

-July me salvó la vida, nos salvó a los dos -su voz hizo que todos le mirasen, haciendo desaparecer su antiguo anonimato a la espalda de Astoria-. No tenía que haberlo hecho, pero su intervención de esa noche evitó que muchos otros murieran. Nosotros, Patel, Langarm y todos los demás fuimos salvados gracias a la valentía de July -Draco sabía que estaba exagerando, pero sus palabras tuvieron el efecto que pretendía.

Puede que los señores Jones llorasen la muerte de su hija, pero el saber que no había sido un sacrificio sin sentido hacía que el dolor fuera más llevadero.

Astoria le cogió de la mano, expresando su agradecimiento, y Draco sintió que había hecho lo correcto.

Por primera vez en su vida había hecho algo desinteresado por gente a la que no conocía. Había dado consuelo a unos padres que lloraban por su hija.

Ojalá las circunstancias fueran diferentes.

Y sin embargo, jamás se arrepentiría de haberlo hecho.

OOO

Por fin se ha detenido al culpable ¿Podrán Draco y Astoria reconstruir su vida una vez más?

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