Género: Drama.
Personajes: Hinata Hyuga, Naruto Uzumaki.
Redated: T, por temas adultos.
Autor: Dalyse.

Disclaimer: Ninguno de los personajes o el mundo ninja me pertenecen, mío tan sólo es la historia y mi extraña imaginación, las cuales les brindo de todo corazón.


Warning: Ligero oc, temas adultos, trama que con el tiempo se irá poniendo más oscura.


Second Choice.

A nadie le gusta saber que fue el plato de segunda mesa, la opción de respaldo, el plan B.

Y quizá Hinata nunca se lo hubiera planteado de esa forma de no ser por la inocente observación de su hija pequeña una tarde de invierno, cuando el clima era demasiado frío para que los niños salieran a jugar y le pidieron que les preparara chocolate mientras los tres se metían bajo una manta sentados en el sofá: Himawari, Boruto y ella.

La tercia era predominante en la casa desde hacía un tiempo, más del que Hinata pudiera detenerse a pensar sin sentirse invadida por una opresiva sensación.

Si hoy le preguntaran, diría que alguna vez hubo un tiempo donde fueron cuatro los que formaban el cuadro. Les contaría con una dulce sonrisa sobre la época en la que en aquella casa abundaron las risas, los juegos y los buenos momentos; donde se llevaron a cabo peleas y regaños, pero, sobre todo, les platicaría del amor con el que vio crecer a una familia.

No obstante, cuando se vieron forzados a ser tres, las risas se fueron apagando y los juegos se volvieron cada vez menos frecuentes. Una extraña aura de abandono pareció sumergirlo todo. Y quizá, en el fondo, los que se sintieron abandonados fueron ellos.

A Hinata no le gustaba mucho pensar en eso. Porque, así como Naruto llenaba de luz cualquier lugar en donde pisara, cuando faltaba parecía que se llevaba toda la alegría de los alrededores con él.

La actual señora Uzumaki trataba de evitar por todos los medios que apareciera aquella dolorosa mezcla de añoranza y resentimiento en la expresión de su hijo mayor, o que la sonrisa de su hija pequeña se apagara al igual que el infantil brillo en su mirada cada que mencionaban a su padre. Incluso buscaba ignorar aquel sentimiento que se le atoraba en la garganta y su propio corazón oprimiéndose siempre que salía a la superficie el nombre del séptimo Hokage.

Entonces, como buena madre y esposa, Hinata buscaba una manera de aligerar el ambiente defendiendo a su marido. Disculpándolo ante sus hijos, justificando su ausencia debido al puesto de trabajo que tenía y su compromiso con la aldea que contaba con él para protegerla. Como Hokage era el deber de su padre mantener el orden y la paz para que ellos nunca experimentaran el horror de una guerra, les decía. Eso parecía calmar las cosas, pero no duraba mucho.

Incluso con todos sus esfuerzos, el tema del séptimo pareció volverse cada vez más espinoso con el paso del tiempo. Especialmente para su hijo mayor, quien no soportaba la mención de su padre y difícilmente le dirigía la palabra cuando él estaba en casa. La tensión entre ellos llegó a tal grado en que Boruto brincaba como un gato arisco cada vez que el rubio mayor estaba cerca o se acercaban fechas importantes en las que su esposo brillaba por su ausencia.

Se vio forzada a buscar una manera de remediar las cosas antes de que fuera demasiado tarde. No quería que la situación con Boruto se les fuera de las manos y decidiera hacer algo más abrupto que intentar llamar la atención de su padre con bromas y conductas rebeldes. Necesitaba evitar que se rompiera ese lazo que alguna vez hubo entre su esposo y sus hijos.

Halló la forma de mantener a Naruto siempre presente y comenzó a contarle a sus hijos historias sobre la infancia de su padre y la forma tan admirable en la que se convirtió en el hombre poderoso y respetable que era hoy en día.

Como era de esperarse, Himawari se mostró tan entusiasmada como Boruto irritado. Sin embargo, el pequeño rubio nunca se negaba. Había ocasiones en que lograba captar momentos en los que parecía tan o más interesado que su hermana en conocer todo acerca de su padre, interrumpiendo sus relatos frecuentemente, haciendo comentarios enfurruñados e incrédulos, y algunas veces incluso, dejando entrever su admiración por él.

Con el tiempo, aquellos relatos se fueron haciendo una pequeña rutina. No hacía falta que ninguno dijera nada, tan sólo se sentaban juntos en el sillón y Hinata comenzaba a contarles sobre la primera cosa al azar que recordaba. Himawari incluso había empezado con la bochornosa costumbre de preguntar cosas también sobre Hinata y cómo había sido su infancia siendo la heredera del Clan Hyuga o su enamoramiento por Naruto.

Para ella era trabajoso responder sin verse totalmente avergonzada por las inocentes (pero inoportunas) preguntas de su hija. ¿Cómo decirle que ella se inspiraba observando a su padre entrenar a escondidas? ¿Cómo admitir que en ese entonces era demasiado tímida siquiera para hablar con él? Nunca había tenido más relación con Naruto que ser su compañera en la academia, y las preguntas de su hija eran lo suficiente avispadas y comprometedoras como para terminar muerta de vergüenza. Había momentos incómodos donde se quedaba a mitad de un relato sin poder pronunciar palabra, se ponía colorada y buscaba desviar el tema de nuevo hacia la historia. A veces funcionaba, otras no. Entonces Hinata emprendía la huida, alegando que tenía deberes que terminar y ahí terminaban los relatos, sin importar las quejas de sus hijos al respecto. No retomaba los cuentos por varios días hasta que el asunto bochornoso quedaba en el olvido.

Los niños aprendieron a no insistir sobre aquellas cosas que su madre no quería contestar para no verse privados de sus entretenidos relatos. Siempre escuchando con ojos atentos y deseosos de más. Justo como recordaba que ocurrió en ese decisivo momento: en la sala de su hogar, tomando chocolate caliente, mientras buscaban darse calor poniéndose muy juntos.

"—Oye, mami...

Hinata interrumpió su relato al escuchar la dulce voz de su hija pequeña. Se volvió hacia ella, notando la duda en su rostro infantil.

Dime, Himawari-chan.

La niña tardó varios segundos sin responder, como si estuviese pensando en algo muy confuso o difícil. Hinata no pudo evitar sonreír ante su mueca tan adorable, alargando una mano para acariciarle el cabello.

¿Qué querías decirme, cariño? —la animó con dulzura.

Bueno... Su vocecilla dulce sonaba llena de duda—. Si mi papá estuvo enamorado de la tía Sakura desde que era niño... ¿Cómo terminó enamorado de ti, mami?

Hinata le dio una mirada suave, sin perder la sonrisa.

El corazón de las personas es algo complicado, Himawari-chan. Algunas veces cambia, otras no. El corazón de tu padre cambió, pero el de tu tía Sakura se mantuvo siempre fiel a Sasuke-kun.

La niña parecía estar asimilando la respuesta.

¿Entonces papá se casó contigo porque la tía Sakura no quiso? —preguntó, tratando de comprender mejor, sin sospechar lo que provocaron esas palabras en su madre.

Boruto puso cara de circunstancias, mirando nerviosamente de su madre a su hermana. Hasta él se había dado cuenta de cómo sonaba eso.

Es un poco más complejo, Himawari-chan —respondió Hinata con dulzura y paciencia, haciendo a un lado el malestar que se había instalado en su estómago—. Los temas del corazón son cosas que comprenderás cuando crezcas. A su debido tiempo.

Es que... —Himawari parecía tener problemas para ordenar sus pensamientos—. Ayer ChouChou-chan nos habló sobre el primer amor y hay algo que me dejó una duda.

¿Qué dijo ChouChou-chan?

Dijo que a la persona que sea tu primer amor nunca la olvidarás y que estarás ligado a ella para siempre por... por... un hilo que tienes en el meñique y que este nunca, nunca se puede romper.

¿Y qué fue lo que no entendiste, cielo?

La niña la miró fijamente con sus enormes ojos azules durante varios segundos.

Bueno... si la tía Sakura es el primer amor de papá, ¿cómo se enamoró de ti si se supone que el hilo rojo no se puede romper y nunca la olvidará?

Su ingenuidad no la hizo consciente de la rigidez que sus palabras provocaron en la postura de su madre, ni cayó en cuenta la mirada preocupada de su hermano mayor. Sin embargo, Himawari era muy inteligente para su edad. Había cosas que su infantil mente no podía comprender aún a sus seis años, pero lograba ver cuándo las cosas no estaban bien, aunque no supiera el por qué. Observó el rostro de su madre, repentinamente tenso, y sus pequeñas cejas, de un tono un poco más claro que el propio cabello de Hinata, se fruncieron suavemente.

¿Qué pasa mami? ¿Te sientes mal? ¿Te duele el estómago?

Hinata trató de sonreír para tranquilizar a su hija, negando suave con la cabeza.

Estoy bien, no debes preocuparte, Himawari-chan.

La pequeña separó los labios para decir algo más, pero Boruto se adelantó, siempre perspicaz, y salió en socorro de su madre.

Oye Hima, ya casi se acabó el chocolate dijo, captando la atención de la menor. Vayamos por más, ¡te dejaré ponerle los malvaviscos que quieras, ttebasa!

¿De verdad? preguntó ella, ilusionada.

Boruto sonrió y le asintió, pasándole su taza.

Ante la promesa del azúcar la cara de la niña se iluminó y, diciendo lo buen hermano que era, salió disparada del sofá hacia la cocina.

Cuando la pequeña Uzumaki dejó la sala, el silencio se instaló de forma pesada en la estancia. Preocupado, Boruto pudo observar en primer plano como el rostro de su madre se apagaba conforme pasaban los segundos, perdida en sus propios pensamientos.

Cuando la menor volvió, su hermano la distrajo proponiéndole un juego para evitar que siguiera abrumando a su madre. Todo el asunto quedó en el olvido, al menos para ellos dos. Un caso muy distinto era la mente de Hinata, donde, sin saberlo, su hija había implantado una pequeña chispa de duda que en un futuro se convertiría en un gran incendio que arrasaría con su matrimonio y su familia."


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N/A

Tal vez ahora no lo parezca, pero esta historia es turbia y está destinada para adultos.

Escribí el borrador hace muchos años como un desahogo, cuando el resentimiento por cómo habían ido las cosas con el matrimonio Uzumaki en Boruto estaba en pleno apogeo en mi corazón. No puedo decir que las cosas hayan cambiado mucho, aún no me agrada la situación de mi pareja favorita siendo adultos, en realidad, dejó de agradarme bastante la situación en general después del arco de Pain, pero esa es otra historia.

Siempre me parecieron cuestionables las actitudes de Naruto hacia Hinata, o más bien, la falta de interés. Mucho se dice entre el fandom que Naruto no la merece, yo no creo eso, sin embargo, sí considero que hay cosas en las que pudo haber sido mejor. En realidad, mi resentimiento nunca ha estado dirigido hacia Naruto, sino a su creador. Dicen que Kishimoto es un asco escribiendo parejas, pero si analizas el MinaKushi y el ShikaTema, incluso el NaruSasu, ¿realmente es tan malo para eso o solo no le puso interés?

No lo sé.

Solo sé que tengo muchos sentimientos negativos al respecto y los canalizaré en esta historia.
Espero no herir ninguna sensibilidad en el proceso, pero debo advertir que tocaré temas fuertes como la infidelidad, la homosexualidad reprimida, entre otras cosas. Un pequeño aviso por si decides seguir leyendo.

Nos estaremos viendo pronto, espero. (No me crean, tardo mucho en actualizar, pido perdón desde ya).